Después de acabar con ese estúpido castigo, que les tomó unas cuantas horas, se dispusieron en ponerle fin a esta tontería, ambos irían a la base para arreglar la máquina y ser quienes realmente eran, los peores enemigos que hayan existido nunca.
-¡mientras más pronto mejor!-exclamaron al unísono para mirarse con odio un momento y salir de la secundaria, pero se encontraron con un gran imprevisto.
-¡alto ahí, Dib, ¿adónde crees que vas?!
-voy a mi base, quiero decir, ¡voy a salvar a la Tierra, ya sabes!-se corrigió.
-por supuesto que no, hoy es la cena anual con papá y no dejaré que la arruines, es mi turno de elegir el lugar, así que camina que se nos hace tarde.
-pero si hace unas cuantas horas acaba de terminar la escuela.
-no me importa, será mejor que te arregles o algo, ni loca pienso ser la burla de todo el mundo contigo así-señaló su vestimenta, que ahora estaba sucia por tanto limpiar la cafetería.
-danos un momento-dijo Dib para arrastrar a Zim consigo-será mejor que vayas con ella o sino sufrirás el peor dolor de tu vida, no querrás ver las nuevas cosas que aprendió en sus clases de artes marciales.
-Zim no tiene por qué hacer esto y lo sabes, Dib-apestoso-dijo cruzándose brazos hastiado.
-¿Qué pasa Zim, te rindes ahora, es demasiado para ti, eh?-se burló el ahora irken.
-estúpido humano-gruñó enfadado-en cuanto esto acabe te destruiré-le amenazó para después irse tras ella.
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Transcurrido un corto tiempo…finalmente llegó la hora que más temía…tenía que hacerlo.
-¡no, de ninguna manera!-gritó indignado el ahora humano.
-¡será mejor que te apures Dib y si no sales limpio de ahí, cumpliré todas mis amenazas al mismo tiempo y lentamente!-le amenazó Gaz del otro lado de la puerta para después irse.
-…-sintió tanta vergüenza, de verdad le costaba hacer todo esto, pero el Dib-gusano lo estaba retando y no perdería, total, pronto acabaría ¿no?
Cerró los ojos para tratar de evitar ver el cuerpo de su némesis, quitándose así, primero la gabardina y después la camisa muy lentamente-sucios humanos y su asquerosa piel que se ensucia, asquerosos-se quejó
Ya había aprendido antes todo sobre la anatomía de los terrícolas en la clase de la señorita Bitters, aunque de una manera demasiado…grafica, no habría tanta diferencia ahora ¿o sí?
Inconscientemente abrió uno de sus ojos y, por extraña razón, se asombró con lo que veía…vaya que el cuerpo de Dib era bien formado, había desarrollado músculos ligeramente notorios pero sin abusar, tantos años luchando contra él y apenas lo había notado-que buen cuerpo tiene el Dib-apestoso… ¡esperen, ¿porque dije eso?!-se tapó la boca ruborizado, dándose cuenta de lo que había dicho, habló como una superficial adolescente enamorada o algo así, seguramente por ver muchas telenovelas con G.I.R. …Ahora si venía la parte difícil, porque hasta donde sabía, los humanos tenían un órgano reproductor justo debajo de la cintura, eso sí que le daría aún más pena.
-¡apúrate Dib, papá llegará en unos minutos, date prisa!-gruñó con ira Gaz.
-…-suspiró resignado, no lo mataría ver un poco más de piel o ¿sí?
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Minutos antes…
En esas mismas se encontraba el ahora irken, ciertamente no tenía la necesidad de hacer grandes cosas con el cuerpo de Zim, porque, ciertamente, la piel de los irken eran tan increíbles e impecables que no necesitaban asearse todo el tiempo. Hasta donde sabía, Zim solo se bañaba en pegamento para evitar ser quemado por las gotas de lluvia o también por las jugarretas suyas con el agua.
Debía admitir que toda su anatomía era maravillosa y hasta ahora que lo había notado. Dudó también en estos momentos, tenía la cámara en sus manos, esta podría ser una perfecta ocasión para solo sacarse fotos, mostrar al mundo tal y como realmente es Zim y, sobre todo, que él no estaba loco…pero no podía hacerlo por alguna razón.
Hace mucho sentía aquella extraña sensación de debilidad y duda, por eso no era tan insistente, porque sabía que si capturaban al invasor, jamás lo volveria a ver y, por ende, no habría razón para seguir luchando, sí, la tierra sería salvada, quizás ganaría unas semanas de fama, pero sabía que luego sería olvidado.
-no lo haré-dejó caer la cámara de sus manos, quería pelear con el irken un poco más, ¿y qué mejor momento que este para saber todas las debilidades de su ahora “propio” cuerpo?, con esa idea en mente primero examinó su brazo, notando que aquella piel era demasiado tersa, pero con solo eso no conseguiría nada, era mejor estudiarlo como realmente era.
Procedió así a quitarse la peluca, dejándola por ahí, contemplando aquellas largas y lisas antenas, la tocó con cuidado, vaya que eran bastante sensibles, sintió una agradable corriente eléctrica que pasaba por todo su ser, tanto que involuntariamente y por extraña razón comenzó a ronronear-¡por Neptuno, no sabía que Zim podía hacer eso!-exclamó asombrado frenando la acción, la curiosidad igual fue tentadora, por un momento quiso ver el cuerpo debajo de aquel uniforme de invasor-sé que me matará por esto-se lo quitó lentamente y notó que el cuerpo de Zim era delgado para su estatura, a pesar de que había crecido unos centímetros quien sabrá porque razón, pero ahora no le sorprendía la agilidad en batalla del irken, ¿cómo es que aquel cuerpo llamaba tanto su atención?-…ahora solo queda…
-¡ahhh!-se oyeron los gritos de ambos en las calles, seguramente por sus conocimientos de la otra raza...a un nivel muy profundo.
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Continuará…