Las risas de un pequeño niño resonaban en la primera sección de la zona VIP en aquel vuelo proveniente de España con dirección al aeropuerto de Icheon, algunas personas a su alrededor giraban su cabeza a observar a tan peculiar duo, el joven de unos escasos 23 años jugaba con un bebe de un año, le mostraba un peluche en forma de un tigre conocido de Disney, la mayoría de los presentes eran de nacionalidad coreana por ello miraban mordazmente tan bizarra escena, a un lado de esta dinámica pareja se encontraba un segundo hombre quien leía entretenido unos papeles puestos en su regazo, el estado del vuelo era tranquilo pero el ambiente se tensaba ante el escudriño publico de algunos individuos quienes no parecían estar de acuerdo que dos hombres cuidaran de un bebe.
—¿tienes hambre? .—Le cuestiono el chico con una perforación en la nariz y un arillo en la oreja derecha.—Oh mi precioso bebe tiene hambre.—Le dijo animado llamo a la azafata quien en cuestión de segundos se acercó a él.—Me podría traer su mamila por favor.—La mujer asintió y el chico regreso su mirada al niño que atentaba con soltarse a llorar.—No mi amor la comida viene en camino, no llores.—Acercó su nariz para jugar con el estomago del infante quien nuevamente soltó una risa.—¿HimChan logró recuperar el departamento?
—Si, no hubo problemas con eso.—Contesto el pelinegro desviando su vista a sus compañeros de viaje.—¿Crees que el aire acondicionado le cause frío? esta moqueando un poco.—Agrego acercando sus dedos con un pañuelo y limpiar la nariz de la niña.— Hola princesa ya viene tu comida, gracias.—Le dijo a la azafata quien les ofreció el biberón, la chica se sonrojo ante la mirada y la sonrisa de ese apuesto hombre al notar la mirad fría del más joven se alejo apenada—Parece que no puedes olvidar tus celos.—Comentó en forma sarcástica dandole la mamila a la pequeña.—No somos tan malos padres.
Jun le paso a la pequeña para ponerse de pie y buscar una manta en su mochila, odiaba ser el entretenimiento especial de sus compañeros de viaje pero nada podía ser, volver a Corea, a casa significaba recibir tratos injustos, miradas inquietantes, mordidos comentarios hacia la incapacidad de dos hombres de darle estabilidad emocional a un niño, tachándoles de pecadores, amaban su país de origen pero conocía lo cerrados, cuadrados que eran sus ideales, si el resto del mundo se oponía no les importaba, arropó a la menor quien se había quedado dormida con el chupón en la boca sacó el porta bebes para acomodarla en el interior, su mirada se levantó al sentir unos dedos entrelazarse con los suyos se acomodo en su asiento para acercarse y besar a su pareja mientras ambos observaban al infante descansar.
—¿No crees que será pesado cursar tu último año de Universidad con la bebe?.—Le cuestionó mientras lo guardaba en su regazo.— He hablado con el CEO de Queen sobre reducir mi carga de trabajo pero realmente es importante mi opinión para unos detalles.—Jun cerró los ojos, Bang había vuelto a ser el mismo que conoció en la preparatoria llevaba el cabello un poco largo, usaba sacos con camisas y ahora llevaba un sombrero negro al igual que lentes.—No quiero causarte problemas, en verdad quiero que ejerzas tu carrera.
—Soy honesto hace unos años no me veía como padre pero no me desagrada la idea, creo ser capaz de cuidar de ti y de Jun.—Contestó levantando el rostro para volver a besarlo.—Claro que disfrutaré mi carrera me he divertido estos últimos años, no me afecta imaginarme como un hombre hogareño.—Emitió una sonrisa con las mejillas sonrojadas.—Un hijo no tiene que separarnos sino unirnos, es nuestro Bang.—Lo sujeto del rostro emocionado por tal afirmación.—Tuyo y mío.
El mayor afirmó, poco le importaba los murmullos, perjuicios dichos por bocas viperinas que hablaban a sus espaldas si los humanos viviéramos dependiendo de aquellos pensamientos de desconocidos nunca hubiésemos prosperado o avanzado un poco más, Bang le colocó los audífonos a su pareja, a veces, solo a veces el miedo de perderlo lo agobiaba, era un adulto pero ante sus ojos continuaba siendo ese niño al que tanto deseaba proteger del exterior, emitió una sonrisa al sentir como el hombre acomodaba el rostro en su pecho, entrelaza sus dedos, quizá, solo quise ambos eran más fuertes estando juntos, creaban una barrera donde los pensamientos negativos se detenían, se filtraban perdiendo su poder, ya muchas lagrimas derramaron en el pasado, recorrieron una senda solos descubriendo que ese no era el anhelo de su futuro deseado.
JunHong se dejaba caer abatido sobre un sillón con una niña en brazos que se encontraba más que despierta, la sentó en su regazo para jugar un rato con sus pequeñas manos, un ruido capto la atención de ambos personajes se giraron para observar com YongGuk ingresaba las cientos, miles de maletas que llevaban, el menor se encargaba de la bebe y su pañalera mientras el antiguo profesor debía lidiar con el montón de equipaje cuando todo estuvo regado en la sala el ahora productor se dejo caer agobiado en un sillón frente a su pareja, los dos menores reían como si les causará gracia la cara roja del hombre que respiraba agitadamente por el sobre esfuerzo ejecutado en sus acciones.
—Déjala sobre la alfombra HimChan me comentó que le dieron una limpieza profunda al departamento antes de que llegáramos.—Jun siguió las órdenes del mayor no sin antes poner una sábana y miles de juguetes, peluches alrededor de la pequeña.— Estoy cansado y bastante hambriento deberíamos pedir algo para comer.— Agregó el hombre quien emitió una sonrisa al ver que Jun se sentaba en su regazo.—Parece que también estas hambriento.
Ambos labios se encontraron en un necesitado intercambio de sabores cada lengua se auto invito a la boca del contrario reconociéndose una vez más, Bang comenzó atacar el cuello blanco del menor mientras sus manos se colaban por debajo de su camisa para acariciarlo deslizarse por esa tersa capa que cubría su cuerpo, un pequeño gemido escapo de esos pequeños labios rosas al percibir que su entrepierna excitada rozaba con otra que se encontraba en el mismo estado, Bang echo un vistazo a su niña quien estaba interesada jugando con su peluche rojo, el cual temblaba cuando le apretaba la mano derecha, JunHong también se animo atacar ese grueso cuello color canela, deslizo su lengua degustando su salado sabor, cerró sus ojos, apretó sus labios cuando percibo que su trasero era acariciado sugestivamente por dos manos, el calor en ambos seres aumentaba alarmadamente, en un inicio las caricias fueron un juego pero este perdió su inocencia para volverse en algo más problemático, en un rango para mayores de 18 años, Bang logró desabotonar el pantalón para ingresar sus dedos al interior, masajeo esa húmeda zona.
—Debemos detenernos.—Susurró pesadamente el ex estudiante besando una vez más los labios del pelinegro.—Debemos vigilar a nuestra hija.—Sus miradas se encontraron de pronto un par de golpes en la puerta de madera captó su atención.—Parece que tenemos visitas.
—Salvados por la campana-—Contestó el mayor mostrando una pegajosa sonrisa, sacó sus manos de aquellos ajustados pantalones cuando el menor bajo de su regazo para ponerse de pie le dio una ligera nalgada.—Eres hermoso. —Jun nuevamente se sonrojó, podrían pasar miles de años y continuaría actuando de esa manera ante las ocurrencias del mayor.—Tienes un precioso trasero a eso me refería.
JunHong caminó perezosamente hacia el origen de tan desesperados golpes Bang se puso de pie para cargar a la bebe que comenzaba alterarse por el ruido, al abrir se toparon con las sonrientes rostros de dos viejos amigos, eran DaeHyun y YoungJae que llevaban las manos ocupadas con bolsas Jun les ayudo acomodarlas sobre la mesa de la cocina, la dulce pareja después de hacer las paces volvieron a Corea para reiniciar su vida como una pareja estable sus respectivas familias los recibieron con los brazos abiertos, YoungJae caminó hacia el productor para solicitarle a la niña, esta emitió una enorme sonrisa al verse en los brazos de ese nuevo extraño.
—HimChan nos llamó comentando que no tardarían en llegar.—Habló DaeHyun preparando los platillos con los ingredientes traídos.— Espero tengan hambre he decidido preparar comida tradicional coreana.—Jun asintió ayudándole con algunos platos que necesitaba, se llevo una agradable sorpresa al ver que el chef usaba una anillo de bodas como el de su primo.—Ahora que abrí mi propio restaurant hemos estado muy ocupados pero logramos zafarnos para pasar la tarde con ustedes, debemos festejar correctamente su regreso.
—Al inicio creímos que nunca tendríamos clientela cuando un periódico local filtro fotos de nuestra boda en Canada pero descubrimos que hay muchas personas que no les interesa la orientación del chef sino sus sazón.—Argumento Jae alzando a la pequeña para hacer un puchero.— Eres hermosa.—Le susurro cuando un golpe en la puerta capto nuevamente la atención de los presentes—Yo voy abrir.—A mitad del pasillo se encontró a HimChan y JongUp quienes se besaban apasionadamente.— Hey un poco de decencia que hay menores de edad.—Se burló tapando los ojos de Junnie quien reía emocionada al ver un peluche en la mano de uno de los nuevos extraños.— Que tíos tan consentidores.
—Claro, para nuestra niña lo mejor.—Respondió orgulloso HimChan arrebatando a la menor que abraza el peluche recién regalado.—Ademas creo que esta pequeña ha visto cosas peores con esos padres que tiene.—Bang soltó un gruñido, JongUp saludo a todos colocando una botella de vino en el centro de la mesa.—Es bueno tenerlos de vuelta en casa.
HimChan ahora era el director creativo de las empresas Queen, JongUp logró zafarse de su contrato como Idol pero continuo en la empresa como un manager de apoyo, le ayudaba a futuros idols a darse una idea de lo que significaba poner su vida frente a los proyectores, a diferencia del resto de sus amigos ellos no estaban interesados en casarse llevaban su relación a una velocidad más lenta, disfrutaban de sus ocupadas agendas, compartiendo un elegante departamento y siendo compañeros de viaje, era una pareja bastante activa, los rumores de su romance rondaban por algunos tabloides amarillista pero no se enfocaban en ellos, sencillamente hacían lo que deseaban, tenían citas en los restaurantes con mayor renombre y poco les interesaba si conocidos los observaban, hace mucho tiempo atrás le perdieron el miedo al que dirán.
—Huele delicioso realmente extrañaba la comida de Corea.—Grito emocionado Bang tomando asiento al ver que la mesa estaba completamente servida, el resto de los integrantes tomaron sus respectivos lugares JongUp acomodó a Junnie en el piso con sus juguetes para unirse al grupo.—Me siento dichoso al notar que tengo amigos como ustedes.—Levantó la copa, el resto hizo lo mismo.—Hemos pasado por algunos percances para estar con la persona que amamos, todos los sucesos negativo nos han ayudado a ser mejores personas.—Estiro su mano para entrelazarla con la de su pareja, beso sus mejilla derecha.—Brindo por nosotros porque en el futuro continuemos apoyándonos mutuamente.
Los presentes elevaron sus copas y bebieron el contenido, DaeHyun beso a su esposo, la pareja ahora eran dueños de un famoso restaurant de comida tradicional coreana, tenia una amplia clientela, YoungJae en el futuro buscaba también iniciar su propio estudio de fotografía pero por el momento apoyaba a su marido a cumplir su sueño, más adelante tendrían oportunidad para expandirse, le fascinaba pasar el día entero superando los obstáculos de un negocio, divertirse, acompañarse en los errores, darse mutuo soporte, ese negocio era su burbuja donde eran lo que deseaban ser, sus clientes, empleados no les importaban sus muestras de amor, sus espectáculos melosos, como la tarde que llego DaeHyun con una guitarra y le cantó a su marido para festejar tres meses de casados, desde ese día el chef se hizo famoso no solo por su sazón sino por su buena interpretación.
—¿Han pensado en ir a visitar a tu mamá? JunHong—Cuestionó de golpe YoungJae probando un bocado de la comida continuaba fascinado por los platillos que su esposo preparaba.— Cuando se enteró de mi boda tuvo una ligera pelea con mi madre, ellos se llevan bien pero sabes que no comparten los mismos pensamientos.
—Mi suegra es un encanto y la verdad la señora Choi es un poco cuadrada.—Se disculpo Dae al sentir una mirada asesina por parte de su marido.—No creo que este muy contenta de que unas tu vida a un papá soltero.
—Lo sé, dentro de unos días iré hablar con ella no para pedir su bendición sino para hacer de su conocimiento mi decisión.—Contesto seguro JunHong mirando a la pequeña Junnie que babeaba el peluche recién regalado.—Ella tarde o temprano debe entender que esta es mi Familia, Bang es con la persona que deseo pasar el resto de mi vida.— Nuevamente la pareja se encontró en un cálido beso.—Suena cruel pero ella no tiene control sobre mi vida o mis decisiones, amo a YongGuk y a mi hija Junnie.
—De eso se trata la vida, estar con quien amamos y ser lo que deseamos ser.—Agregó JongUp mirando de reojo a su pareja.—Nadie más que nosotros regimos nuestro destino, no existe un ente poderoso que nos diga que es lo correcto, solo nosotros y nuestras acciones dan sentido a este camino, tu madre como muchas personas deben entender que lo nuestro es simplemente amor.
Nuevamente el grupo elevo las copas para brindar, cada uno al día tenían retos por su “extraña” orientación sexual en una cultura con tradiciones demasiados arraigadas y con pensamientos viejos, pocos o muchas las personas apoyándolos no les importaba simplemente esas seis personas se preocupaban por ser felices, agradecer que abrían los ojos a un nuevo día acompañados del ser que más amaban en el mundo, no porque el resto no entienda el profundo significado de la palabra amor entre dos personas de un mismo sexo debían esconder sus sentimientos, si les nacia besarse a mitad de la calle lo harían, como esa vez que HimChan desayunaba con JongUp en la cafetería frente a la empresa y beso sus labios al ver que tenia un bigote de chocolate, los sentimientos no se esconden solo porque otros no los entiendan, ellos son quienes tienen el problema. Bang y Jun sabían que enfrentaban un gran reto, educar una nueva vida bajo el esquema de sus propios ideales, temían equivocarse, cometer errores pero el miedo desaparecía al darse cuenta de que no estaban solos, se tenían, se acompañaban ademas de contar con amigos fieles que les jalaran las orejas si lo necesitaban.