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Afrontar realidades. por danielita1999

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Notas del capitulo:

—Diálogos—

"Pensamientos"

Gotas color carmesí estaban saliendo con abundancia de la delicada y adolorida entrada del menor. Sus sollozos estaban intensificando con cada segundo,  ese dolor que sentía era torturador, horrible e incomodo. Ayase se hizo un ovillo en  el sillón, temblando y sollozando sin parar, su piel estaba volviéndose tan blanca cual hoja. 

El prestamista se había quedado atónito con tal escena delante de sus ojos. Lo había lastimado. Se estaba volviendo cada vez más culpable con el deplorable estado que estaba mostrando el menor.

—Ayase…yo, lo lamento, de verdad—. Cómo si sus palabras no fuesen escuchadas, Ayase simplemente no contesto, pues, ahora en ese momento no escuchaba cualquier cosa que estaba siendo emitida a su alrededor. Los sonidos que estaban esparciéndose por el lugar, no los escuchaba el rubio. Se estaba sumiendo en la inconsciencia, el dolor lo estaba torturando.

El prestamista en un movimiento hábil, tomó el rostro de Ayase para que lo mirase a los ojos. Pero, con esa imagen, el prestamista sólo se sentía más culpable, pues, el menor no percibía el rostro del mayor, estaba perdido, sumergido sólo en el dolor que sentía. Se veía cómo el menor comenzaba a cerrar los ojos lentamente sin dejar de sollozar, las lágrimas se deslizaban abundantemente por esa blanca y tersa piel.

Sin que un minuto más pasase, el mayor tomó al rubio rápidamente en brazos, cubriéndolo con una manta y, él se coloco sus ropas.  Como si estuviese corriendo, bajo a los estacionamientos, buscando su vehículo que estaba aparcado en una esquina. Lo introdujo lentamente al asiento del copiloto y, el se subió arrancando el coche algún médico.

Estaba desesperado. Su lujuria y su deseo carnal lo habían segado,  pues, él siempre había sido amable con el menor,  ese no era él, estaba cambiando. Él jamás lastimaría de esa manera al rubio, no ahora,  no cuando sabía que ese pequeño joven de azulina mirada era una joya preciada para él, algo indispensable en su vida, en su corazón. Ver cómo Ayase se estaba desvaneciendo a lado de él, era una tortura, un simple tormento para su mente. Esa sangre no paraba de salir de su entrada, estaba manchando el asiento, eso no era normal, ésa sangre tan abundante que salía daba una vista espantosa para quién lo viese, era tan grotesca esa imagen.

Unos minutos más pasaron para que el prestamista llegase al hospital. Cuando entro, barios médicos y enfermeras se espantaron al ver el estado del chico. Unos cuantos médicos conocían al mayor, pues, este hospital era particular para personas que tuviesen sus sueldos de gran cantidad y, poder pagar los gastos médicos que le brindasen. Enseguida un doctor poco más mayor que el prestamista le quitó Ayase de los brazos, llevándolo en una camilla a urgencias, pues, el médico sabía que no tardaría el menor en desangrarse ahí mismo.

Todo pasaba cómo en cámara lenta, los médicos llevaban al menor en la camilla, mientras le colocaban en su boca oxígeno para que respirase. Sus manos estaban cubiertas completamente de ese color de la sangre, ese color carmesí tan característico.

—“¿Qué he hecho...? no puede ser…, esto es tan horrible, ¡No tenia por que pasar esto, maldición!—. El prestamista estaba formulando una y mil cosas que le pudiese pasar al rubio, pues, esa sangre tan abundante no era para nada normal, había usado bastante fuerza en sus envestidas, pero ninguna tan fuerte y profunda para que provocase eso.

Habían pasado ya algunas horas y, ninguna noticia que le dijesen del menor. Kuba había llamado al celular del mayor unas cuantas veces, pues, el prestamista había dejado bastante trabajo en su oficina, pero, en este momento lo que más le importaba era el menor, cuál era su estado.

Suspiró, estaba tan agotado mentalmente que le era difícil ya pensar con claridad.

***

Ayase estaba durmiendo plácidamente en una camilla boca abajo, barias intravenosas estaban colocadas en sus manos. Unos moretes no se hicieron esperar al aparecer en esa blanca piel, esos hematomas eran tan visibles. 

El rubio hacía barios gestos, pues, al parecer estaba soñando algo que lo inquietaba. Unos quejidos eran emitidos por su cavidad bucal, las facciones delicadas de su rostro, se estaban distorsionando con sus gestos.

Algo le estaba pasando.

Notas finales:

Cortísimo!!!! Lo sé, pero no podía seguir sin antes preguntarles algo, si me lo contestan, les prometo que actualizare el miércoles un buen capítulo… pero, ahí va la pregunta.

¿Quieren M-Preg en el fanfic?  O-O

La verdad esta idea me rondaba mucho por la cabeza, así que mejor será al gusto de los lectores…


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