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Afrontar realidades. por danielita1999

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Notas del capitulo:

—Diálogos—

"Pensamientos"—

—¿Qué?—. Preguntó el doctor más viejo, reflejando en su mirada lo desconsertado que está por la información recibida hace unos segundos.

 

—¿Cómo que qué...? ¡Ustedes son los doctores, deben saber qué tiene Ayase!—. Gritó enseguida el prestamista igual de desconcertado que los hombres mayores de la habitación, el rubio sólo se quedó inerte en la camilla, no sabía qué era lo que pasaba, Kanou tenía el ceño fruncido, al igual que el doctor joven que no apartaba el aparato yaciente en el vientre del menor. 

 

—Es qué... E-Es un latido, pensé que sería el sonido que provocaban las contracciones, pero esto es simplemente diferente. Además, hay una masa dentro de su estómago, y, es lo que emite ese sonido— mencionó el doctor joven, volviendo ha mover el aparato en el vientre del menor—. Doctor... Esto no será...

 

—Debe ser imposible—. Mencionó el doctor mayor, tapándose la boca para que ninguna incoherencia saliese de su cavidad bucal. El prestamista estaba en su límite, esos doctores murmuraban por lo bajo sólo para ellos, sin tomarlo en cuenta; estaba desesperado. No podía recistir más, su coraje aumentaba y esos inútiles se habían quedado en shock. Kanou sin perder más el tiempo, se dirigió al doctor mayor, tomándolo del cuello y agitándolo para que reaccionase, obteniendo lo que quería. 

 

—¡Tranquilo, señor Somuku..., le explicaré con más detalle qué es lo que le pasa al joven, pero por favor, tiene qué tranquilizarse!—. Rogaba el doctor para no ser molido a golpes, pues, el prestamista estaba bastante furioso.

 

—K-Kanou-san... Por favor, sólo hay que esperar, ellos nos tienen que explicar qué es lo que me sucede...—. Dijo el menor, calmando un poco al prestamista, puesto que ya había soltado al médico y se colocó al lado de su rubio. El prestamista sólo se encontraba desesperado, preocupado. «Latidos» esa simple palabra carcomía la mente del prestamista. No sabía él con exactitud qué pasaba en el cuerpo de su rubio. El doctor quitó el aparato que tenía el menor, limpiando ese espeso líquido transparente de su vientre, pues, al parecer el doctor no necesitaba observar más, puesto que se notaba que sabía qué tenía, al igual que el médico mayor. 

 

Ayase se encontraba tan impaciente, quería él saber qué era lo que pasaba en su cuerpo, saber por qué su estómago le dolía. 

 

—Bueno, señor Somuku. Esto que le diré, será impactante, pero tiene que tranquilizarse. El joven Ayase, al parecer había desarrollado en su estómago una masa, tal vez se hubiese hecho un tumor, pero pocos son los casos en los que sé qué desarrolla un pequeño útero, son aproximadamente ocho jovenes con este caso—. Hizo una pausa para tomar aire y proseguir en la atenta y atónita mirada del rubio y  Kanou—Pero, éste es el primer caso que vemos..., En el que pueda un pequeño útero procrear vida. Aunque, por lo que el joven le pasó hace una semana, lo más probable fuese esto. 

 

—¡Alto! ¡¿De qué carajos está usted hablando?! ¡¿Esto es una maldita broma?! ¡Porque le aseguro que no vivirá para contarla!—. Esto era el colmo, el mayor estaba tan furioso que una aura oscura desprendía de su atlético cuerpo, sino fuese porque estaba su rubio en la habitación, mataría sin piedad a ése hombre que osaba burlarse de él.

 

El médico dio un respingo cuando el mayor comenzó acercarse enfurecido; pero, se detuvo cuando escuchó un sollozo proveniente de Ayase. Cuando volteó a verlo, lo encontró con sus tersas y blancas manos cubriendo su rostro con abundantes  lágrimas escurriendo. 

 

—…Y-Yo l-lo siento K-Kanou-san... Yo, sólo seré un, un estorbo para ti...s-soy un fenómeno...—. Ahora ya no sería de utilidad para el prestamista, Ayase estaba tan confundido, pensaba que el prestamista con esto lo repudiaría, lo detestaría. Lo único que el menor creía que era de utilidad, sería para mantener relaciones sexuales, porque era eso lo único que buscaba el mayor, lo único que los mantenía unidos. Ni siquiera sabía por qué sentía una opresión en su pecho al sólo imaginarse no estar con el prestamista, al no sentir sus miradas, sus carisias, esas sonrisas arrogantes que siempre le dedicaba.

 

El prestamista con sólo mirar el estado del menor, volvió esa culpabilidad. Se acerco al menor y lo tomó de la barbilla. 

 

—¿Qué pasa, Ayase? —. Preguntó delicadamente el mayor. 

 

—...N-Nada, sólo... Qué no sé lo que sucede. ¿A qué s-se refería con crear vida? Yo... Soy un hombre—. Aunque fuese lógicamente imposible que el menor crease vida, lo ponía a dudar por cómo los doctores se lo tomaban tan seriamente. 

 

—Joven, usted... Es capaz físicamente de procrear—. Contestó el doctor mas joven— Tenemos qué mandar a los laboratorio su caso, para que puedan en el laboratorio examinarlo; cada doctor de éstas instalasiones y las públicas, tienen extrictamente manejado informar a las instalasiones de investigación de las enfermedades virales extremadamente peligrosas, así cómo también informar las anomalías—. Con cada palabra que había mensionado el médico más joven, hizo que el prestamista se pusiera aún más furioso de lo que se encontraba. Sabía él a qué se refería, querían utilizar al menor cómo a un conejillo de indias, experimentar con él, eso definitivamente no lo permitiría el mayor. 

 

El prestamista enseguida tomó por la camisa al doctor, propinandole un golpe en plena cara, haciendo que su cráneo crujiera en el piso. 

 

—¡Si alguno de ustedes se atreve a informar sobre esto, los mataré!—. La voz del prestamista sonó por toda la habitación estrepitosamente, haciendo que ambos hombres comenzaran a transpirar, ellos dos sabían que lo decía en serio, pues, jugar con las decisiones de un yakuza, era como jugar con su pellejo. Querían mantenerse vivos, al menos eso es lo que ambos médicos anhelaban, tenían familias las cuales mantener, ni se darían el lujo de permitir que sus familias corriesen algún peligro. El médico joven se levantó del suelo, puesto que el golpe recivido lo desconcertó. 

 

—...N-No se preocupe, señor Somuku, no le informaremos a nadie. Sólo tenemos que mantener algún control de esto, si prefieren deshacerse del feto, podremos ayudarle—. Cuando Ayase escuchó esas palabras de los labios del médico anciano,  se quedó en shock, sintió que su corazón se había deteniado por unos segundos. Estaban hablando de matar una vida. Una traicionera lágrima se escurrió por su mejilla, que el prestamista vio claramente. 

 

—No nos desharemos del feto, sí en una mujer es arriesgado, no sé que tanto lo sería en  él—. Kanou estaba decidido. Si el feto que crecía dentro de su rubio no le hacia ningún daño, se quedaría con él; pero, si el feto hacía que el menor corriera algún riesgo, no permitiría que esa cosa creciera dentro de él y lo dañase. 

 

*** 

 

En la habitación del apartamento se encontraba Ayase recostado en la cama, mientras delicadamente sobaba su vientre con una sonrisa plantada en el rostro. Se sentía tan feliz, algo le daba una razón para no desanimarse, ni sentirse mal, apenas se había informado de esto y ya lo hacía soñar despierto. Le habían dicho que tenía una semana de gestación, aún se preguntaba cómo era eso posible; pero aún cómo fuese, sabía que esa pequeña criatura le daba esa felicidad, tendría a un hijo, tendría más familia, aunque fuese poca. 

 

Pero todavía tenía esos confusos sentimientos por el prestamista, se sintió tan feliz cuando el mayor lo defendió, para que no lo llevasen a ningún lado y no experimentasen con él. Un enorme sentimiento que no conocía se alojó en su pecho.

 

Se levantó de la cama, mientras aún sobaba su vientre. Tenía que darse una ducha, puesto que no la había tomado el día de hoy y pronto oscurecería. Tenía que aprovechar mientras el prestamista no estaba en el apartamento, sino en su oficina arreglando algún papeleo. 

 

Abrió el armario, que ahora pertenecía al rubio también. Mientras buscaba su pijama, una gran maleta calló, haciendo un estrepitoso sonido. Esa gran maleta se abrió, desplomando en todo el piso dinero. 

 

Abundantes lágrimas escurrían por su poselana piel. Sollozos salían de su cambiada bucal. el menor se preguntaba cómo creyó que era importante para el mayor, si solamente quería su cuerpo, era lo único que le importaba, pero también le importaba que el rubio pagase la deuda. 

 

—"¿Cómo es posible que se me haya olvidado algo tan importante...? Yo, soy un tonto... Estuve pensando  tanto en Kanou-san, que había olvidado nuestra deuda, el no había mensionado nada sobre ella... Pero, ¿Por qué mi corazón se siente tan pesado? Yo...yo, estoy a punto de terminarla..., pero no quiero alejárme de Kanou-san, quiero estar a su lado, no quiero que me aleje, porque...porque yo l-lo, lo quiero"—. Pensaba el menor mientras tocaba su pecho con las mejillas sonrojadas. Ahora lo comprendía todo, ahora sabía qué eran esos confusos sentimientos hacía el mayor. Lo sabía, sabía porque no le desagradaban las carisias del mayor, porque necesitaba del prestamista..., porque dependía tanto del él. 

 

Se había enamorado

 

 

 

 

Notas finales:

 

Holi!!!! Aquí nuevo capítulo!!! 

¿Qué les pareció?  

Kyaaaa ahora sí que es M-preg (/*0*)/

Esperó les haya gustado, me costó mucho trabajo escribirlo, pues, que lo hice todo desde mí celular, es tan pesado hacerlo desde aquí...

Bueno, ya es tarde... Nos leemos luego...

(Si es que aparece una imagen, yo la dibuje :'3 es Ayase emarazado, pero si no sale, ni modo xD)

 

 


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