Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Atracción por lo Prohibido por Akai-chan

[Reviews - 40]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Este es un capítulo especial de San Valentín para la pareja Ren X Masato. Vi adecuado sacar un especial para este día y no encontré otra pareja más ideal que esta. Al tratarse de un capítulo especial, no sigue la cronología de los anteriores capítulos. Debido a mi falta de tiempo, he decidido subirlo en varias partes. 

Nota importante. Este capítulo contiene escenas homoeróticas EXPLÍCITAS con alto contenido SEXUAL de la pareja Ren X Masato. El capítulo puede tener algún error ortográfico debido a que no lo he revisado por falta de tiempo. Muchas Gracias por su atención y espero que lo disfruten~

Portada

CAPITULO 13: HAPPY VALENTINE (PARTE 1)

 

Cuando los alumnos de la clase S aparecieron en la sala para la próxima clase impartida por Ryūya Hyūga, lo primero con lo que se toparon, fue con unos grandes sacos repletos hasta arriba de papeles.  El profesor los saludó con energía, a la vez que les pedía amablemente a todos sus alumnos que se sentaran.

 

Syo levantó la mano como si estuviera pidiendo permiso para hablar, aunque en realidad lo hacía para llamar la atención debido a su pequeño tamaño.

— Sensei, sólo por curiosidad… ¿Qué es todo eso que está por medio? — el pequeño se movió en su asiento de lado a lado, tratando de adivinar de lo que se trataba todo eso—

 

— Todo esto… — comentó el profesor señalando los sacos situados a su derecha — son las cartas de sus fans.

 

Todos los chicos, a parte de Tokiya, se sorprendieron al ver tal cantidad de cartas y regalos, tal vez simplemente no estaban aún acostumbrados.

— ¿Todo eso es para nosotros? — preguntó Kurusu en un tono más elevado de lo normal —

 

— Vamos, relájate Ochibi-tan — comentó Ren en su típico tono relajado —

 

— Bueno, era de esperarse después de haber ganado tanta popularidad. Vais por buen camino — alentó el profesor a sus alumnos —

 

Finalmente, se dispuso a repartir las cartas dependiendo de a quien estuviera dedicada cada una de ellas. Cabe señalar, que muchas de ellas eran simplemente de fans que animaban al grupo a seguir adelante. Como era de esperarse, los dos alumnos de la clase S que recibieron el mayor número de cartas y regalos en orden de mayor a menor, eran Tokiya Ichinose y Syo Kurusu, seguidos de Ren Jinguji y Aijima Cecil.

 

Tal era el número de cartas y regalos de Tokiya que apenas podía tener tantas cosas en la mesa sin que algo se cayese. El resto miraron al joven con bastante curiosidad.

— Tokiya es bastante popular — comentó Cecil mientras tomaba algún que otro paquete perteneciente a Tokiya, sin que a este siquiera le importase —

 

— Bueno era de esperarse viniendo de él. Has tenido muchas fans desde el principio — comentó Ren quitándole a Cecil lo que tenía entre manos — Syo también se ha hecho muy famoso desde aquella película, ¿no crees?

 

El menor de los tres se sentía un poco avergonzado más que nada por las palabras de Ren. No podía evitar sentirse feliz en cierta manera.

— Ha sido casualidad… — susurró el menor tratando de evitar mirar todas aquellas cartas, pero se le veía tan emocionado que era imposible que no se dieran cuenta de que solo trataba de ser modesto

 

— Ohhh, no seas tan modesto — comentó Ren mientras agarraba el sombrero de Syo y lo frotaba en su cabeza para despeinarlo, a sabiendas de que el menor odiaba aquello — ¿O puede ser que estés avergonzado?

 

Syo agarró el brazo del contrario tratando de crear distancia entre ellos a la vez que le gruñía con fuerza.

— ¡Déjame idiota! ¿Y quién dices que se avergüenza? — miró fijamente al otro rubio frunciendo el ceño, pero éste otro sólo se divertía aún más con la situación —

 

— Vamos, ya está bien de eso. Tenemos cosas que hacer, ¿recuerdan? — el profesor se metió en medio de la conversación haciendo que ambos dejasen su conversación —

 

En medio de la clase, uno de los asistentes de Hyuga-sensei apareció por la clase para hablarle por lo bajo. Éste suspiró a la vez que asentía a las palabras de su asistente.

— Lo siento chicos, tengo que salir. No olvidéis practicar y asistir a los eventos que tenéis marcados.

 

 Los despidió a todos justo antes de largarse rápidamente. Esto era tan común que a sus alumnos ya no les parecía raro. Todos tomaron las cosas que les habían enviado las fans y salieron juntos de la clase.

 

Sin nada en mente, atravesaron el pasillo principal en dirección al salón central. Justo nada más desviarse al pasillo de la derecha, los jóvenes se encontraron de frente con Haruka, Natsuki, y Masato.

La única chica del grupo fue la primera en saludarlos con una sonrisa.

 — ¿Ya terminaron sus clases? — preguntó la joven en su típico tono afable —

 

— Bueno… digamos que al profesor le ha surgido algo para no variar. — Ren se encogió de hombros —

 

— Veo que también habéis recibido muchos regalos — la chica observó curiosa a los chicos pero sin llegar a incomodarlos —

 

Al momento la cara de Natsuki mostró una amplia sonrisa a la vez que se acercaba rápidamente a Syo. Empezó a rondar a su alrededor observando con gran interés toda la cantidad de cartas y regalos que el chico llevaba en brazos. Considerando su pequeño tamaño parecía incluso mucho más de lo que realmente era.

— Woah, parece que Syo-chan ha ganado mucha fama ¿eh? — sin ningún apuro, ya había tomado una de las cartas del menor que aún permanecía cerrada—

 

— ¡Oye! ¡No tomes las cosas de los demás sin permiso! — teniendo los brazos ocupados, no podía siquiera defenderse de aquello —

 

— ¿Eh? ¿Eso es que no quieres que las lea? — preguntó haciendo un pequeño puchero —

 

Syo se echó ligeramente hacia atrás mirándolo con un tenue rubor en sus mejillas.

— ¡C-claro que no! ¡No mires las cosas de los demás!

 

Entre que esos dos discutían, Masato observaba con sutileza a Ren, como si estuviese leyendo sus acciones. Por supuesto, el rubio era consciente de que su mirada estaba clavada en él, por ello, no tardó en cruzar la mirada con la contraria y mostrarle una leve sonrisa. La reacción de Masato ante aquello, fue la de desviar la vista hacia otro lado. Probablemente ni él mismo era consciente de que se le había estado mirando fijamente durante un buen rato.

— Yo no podría… quedarme con las cosas de los demás — se excusó ante la insistencia —

 

— Entonces, ya que están libres… ¿Qué les parece venir con nosotros? — la voz de Haruka hizo que los de la clase S la mirasen un poco curiosos— Vamos a la ciudad para comprar algunas cosas.

 

Cecil al escuchar aquello, automáticamente se acercó hasta la joven para tomarle de las manos.

— Qué casualidad tan oportuna. Si quieres yo mismo puedo acompañarte. — se mostró galante haciendo que Haruka se sorprendiese por un momento por la cercanía.—

 

— ¿Eh? Está bien… — la chica que permanecía confundida, se había quedado sin palabras —

 

En ese momento, Masato tomó a la chica del brazo y la apartó del chico con un tirón.

— ¿No estás tomando demasiadas confianzas? — el tono serio de Masato hizo que Cecil frunciese el ceño—

 

— ¿Ah? No te metas donde no te llaman. — el chico extranjero contraatacó por inercia, plantándole cara al contrario—

 

— ¿No ves que la estás haciendo sentir incómoda? — a pesar de la situación, el peliazul mantuvo su postura en todo momento—

 

Haruka quien sintió que estaba en medio de la discusión, trató de relajar el ambiente diciendo que no pasaba nada. Natsuki quien enseguida se dio cuenta que la chica estaba en problemas, decidió seguir con el tema en cuestión.

— Oh es cierto — comentó éste sin dejar de molestar a Syo — Después de comprar podríamos aprovechar y divertirnos un rato. ¿No suena bien?~

 

— Vaya, ¿entonces vais todos juntos? — cuestionó Ren observando a Masato por el rabillo del ojo —

 

— Bueno… — la chica se relajó al ver que aquellos dos estaban ahora más tranquilos —

 

— Yo no iré — comentó Tokiya totalmente serio — estoy ocupado.

 

— ¿Eh? Qué aburrido te has vuelto — bromeó Ren dándole un pequeño golpecito en el hombro al peliazul. Aprovechó la distancia para inclinarse y susurrarle algo al oído, que los demás no llegaron a escuchar

 

Ante las palabras de Ren, Tokiya simplemente no cambió su actitud, manteniendo una cara de póker mientras apartaba al rubio de él.

— No seas infantil. Es obvio que no te lo diré. — el joven sin añadir nada más a la conversación, simplemente se despidió de ellos para seguir a su marcha

 

De nuevo, Ren se había percatado de que Masato lo miraba, pero ésta vez resultaba de una forma tan obvia que podía leer perfectamente su estado de ánimo sólo con ver sus expresiones. Simplemente le sonrió con sutileza justo antes de gesticular unas palabras que Masato entendió a la perfección. Su rostro se sonrojó levemente y el rubio no pudo evitar emitir una breve risita.

— Lo siento, parece divertido pero tendré que pasar. — comentó Ren sonriéndole a Haruka —

 

Ella simplemente le devolvió la sonrisa diciéndole que no era necesario disculparse. Nada más terminar de hablar se separaron, Ren por un lado y el resto por otro. Entre que se alejaban, Masato observó a Ren por el filo del ojo, a pesar de que no cruzó una palabra con él. Volvió a la habitación para dejar todas las cosas que llevaba en brazos sobre la mesa de su escritorio. Desde luego no fueron tantas cosas como las que recibió Syo, pero debía admitir que incluso para él eso era demasiado. Tomó un par de cartas y las miró por encima sin llegar a abrirlas, lo mismo pasó con otro par de regalos que ni siquiera llamaron su atención.

Aprovechando que Masato no había llegado aún, fue en dirección al escritorio de éste para empezar a mirar en los cajones. Después de todo, si él había recibido tales cosas, le picaba la curiosidad de qué clase de cosas había aceptado el contrario, con lo serio que era… es imposible que las rechazase.

 

Extrañamente, los cajones eran sorprendentemente limpios y ordenados, más de lo que esperaba. No había ningún exceso de cosas y todo estaba ordenado en cierta manera. Siguió mirando en otros lados como debajo de la cama y las estanterías, hasta que encontró algo detrás de una colección de libros con el nombre “Tiempo y Música” del mismo autor. Detrás de ellos, al fondo junto a la pared, encontró una caja alargada pero no muy ancha, envuelta y adornada con una cinta sencilla. Detrás había una breve nota que relata “Para la única persona que me ha comprendido y me ha hecho ser quien soy”

 

Qué profundo podía ser algunas veces. Aquella era definitivamente la letra de Masato. Se lanzó dispuesto a encontrar las cartas de las fans dedicadas a él, y se encontró con algo completamente distinto. Por un instante, su cabeza planteó la idea de que aquello era un regalo para él, o al  menos tenía la esperanza que así lo fuese. Había recibido muchos regalos a lo largo de su vida, pero pensar que precisamente Masato había pensado en un regalo para él, le emocionaba hasta tal punto que creía que perdería la cordura.

Enseguida se apresuró a volver a dejar el regalo de nuevo en su lugar, tratando de colocar todo tal y como estaba, para que al menos no se diese cuenta de que había estado hurgando entre sus cosas. Justo cuando había terminado de cerrar el cajón de la cómoda, el chico  de cabellos azules apareció por la habitación, observando fijamente al contrario quien trató de hacerse el tonto al respecto.

— Oh, has tardado poco. Pensaba que te irías con ellos. — empezó la conversación observando a Masato con una mirada cómplice —

 

— ¿Cómo? No recuerdo haber dicho nada al respecto.— comentó frunciendo el ceño ligeramente ante la extraña forma de actuar del rubio.—

 

No podía negar que incluso viniendo de él, ese era un comportamiento extraño, pero prefirió no decir nada al respecto. Su atención, tan sólo se centró en la montaña de regalos que había dejado sobre el escritorio. Automáticamente se acercó hasta la mesa para tomar una de las cartas. Era un sobre en color rosa pastel, con una preciosa caligrafía a mano realizada con tinta negra.

— ¿No vas a leerlas? — entretanto tomó ahora uno de los regalos y lo agitó con cuidado.—

 

Ren se relajó al pensar que el contrario no cayó en la cuenta de lo que había estado haciendo en su ausencia. Se acercó hasta quedar en frente de él para tomar el regalo que tenía entre manos.

— No tenía pensado leerlas. ¿Crees que debería? — sugirió tratando de descifrar las expresiones del contrario

 

— Eso es algo injusto, ¿no crees? — comentó pasando de largo por su lado — hacerme elegir entre atender a tus fans o atenderme a mí, es muy injusto.

 

Sus palabras le hicieron un intrascendente eco en su cabeza, haciéndole creer que había escuchado mal, pero aquellas palabras acompañadas de una divertida sonrisa dibujada en su rostro, demostró que lo dijo a conciencia de cómo reaccionaría.

— Enserio… me pregunto aquí quien es más injusto. — susurró Ren mientras se frotaba sutilmente la zona de la nuca —

 

—A todo esto. — Masato cortó sus pensamientos entre que se quitaba el uniforme de la academia, y lo dejaba cuidadosamente a un lado de la cama — Has rechazado la idea de irte con ellos porque tenías otros planes, ¿cierto?

 

Inconscientemente, sus ojos buscaban contacto con la figura del contrario, quien tan sólo vestía la camisa blanca que llevaba debajo del jersey. Masato se ocupaba de rebuscar en su armario una muda de ropa casual que trataba de unos jeans oscuros y una chaqueta marrón oscuro para el entretiempo.

— Tú también has rechazado la invitación, ¿no es así? — se escudó Ren apartando la vista cada vez que se daba cuenta que lo observaba demasiado—

 

— Bueno… eso es cierto pero después de todo…


Masato quien dejó la frase a medias, terminó de vestirse y se acercó hasta el rubio hasta quedar frente a él, observándole fijamente. Con cierto cuidado rodeó con sus brazos el cuello ajeno, inclinándose ligeramente hasta que sus labios quedaron a escasos milímetros de los contrarios.

— Tú y yo ya tenemos nuestros propios planes — susurró contra estos justo antes de besarlos lentamente—

 

— Debo admitir… que prefiero estos planes — comentó el mayor tratando de besarle de nuevo, pero el contrario le detuvo antes de hacer un nuevo movimiento —

 

— Deja algo para luego. Primero nuestra cita~

 

Ren suspiró ante su intento frustrado y simplemente decidió ir a prepararse también para la ocasión. En algún momento, todo entre ellos había cambiado. Bien era cierto que cuando estaban en público, Masato se mostraba retraído y parecía rechazarle, pero cuando estaban a solas… era todo muy diferente. Parecía una persona completamente distinta, y a veces simplemente, deseaba que siempre fuese de esa forma.

 

[…]

 

Ambos fueron juntos hasta el centro de la ciudad, con la gran suerte de que pudieron evadir a sus compañeros y así evitar dar ciertas explicaciones innecesarias. Ren, quien estaba acostumbrado solo a tener citas con chicas, no tenía muy claro los lugares que le podrían gustar a Masato.

Trató de tomarlo con calma y dejar que él fuese quien decidiese los lugares a los que ir.

— Masa, ¿hay algún lugar donde quieras ir? —entre que caminaban por una de las concurridas calles de la ciudad, trató de centrar su atención en su acompañante, pero éste se quedó pensativo.—

 

— Hm… Es la primera vez que vengo aquí. No sabría exactamente dónde ir. —comentó tratando de buscar algo de su interés por los alrededores— ¿Dónde sueles ir tú?

 

— ¿Yo? — Ren reaccionó de forma nerviosa, ya que no quería admitir que todos los lugares que conocía eran de sus anteriores citas de sus antiguos romances— Yo... tampoco he venido demasiado por aquí.

 

— ¿Ah sí? Qué mal… — definitivamente sabía que le estaba mintiendo, pero prefirió pensar que sólo estaba siendo considerado con él —

 

Mientras caminaban, Masato se detuvo momentáneamente frente a un escaparate de una tienda de regalos, observando que había diversos detalles preparados específicamente para el día de San Valentín. Ren lo miró interesado, justo antes de posar una mano sobre el hombro ajeno.

— ¿Quieres pasar a ver? — se inclinó ligeramente tan sólo con la intención de alterarle.—

 

— ¿Eh? ¡No es necesario! — al ver que el contrario estaba demasiado cerca, automáticamente se inclinó hacia atrás.—

 

— Vamos, vamos, no seas tímido — le tomó por los hombros y lo arrastró hasta el interior de la tienda a pesar de que oponía resistencia —

 

— ¡Está bien, no me empujes!

 

Una vez dentro, Masato se puso a mirar los alrededores de forma curiosa. Había tantas cosas que era difícil encontrarse con algo que mereciese la pena de buenas a primeras, hasta que finalmente acabó observando fijamente un llavero para el móvil en uno de los estantes. Era un llavero sencillo de dos estrellas entrelazadas, y podías encontrarlos en varios colores.

Justo estaba a punto de abrir la boca para preguntarle algo, cuando una chica captó su atención.

— ¿Jinguji-san?

 

La voz de la chica sonó confusa al principio pero en el momento que corroboró que se trataba de él, su tono cambió a uno más animado y jovial.

— ¡Ha pasado un tiempo! — comentó la chica de forma alegre —

 

La joven se acercó hasta Ren con una sonrisa, comenzando a entablar una conversación con él como si lo conociese de toda la vida. Él simplemente correspondió a la chica con una sonrisa incómoda, no por el hecho de que la chica apareciese en medio de su cita con Masato, sino por el solo motivo de que sabía que eso no acabaría bien.

— He estado un poco ocupado últimamente — se excusó el chico —

 

— Lo sé. Te he visto últimamente mucho por la televisión. — la chica le sonrió con ternura — es raro en ti verte esforzándote tanto.

 

— ¿Verdad? Esto de ser idol me está sentando bien. — bromeó dejando escapar una breve risita —

 

Masato quien había estado observando a ambos todo el tiempo, suspiró justo a la espalda de Ren y simplemente se acercó a él por un momento con una sutil sonrisa.

— Te esperaré fuera. Tómate tu tiempo. — susurró en voz baja pasando por su lado de largo

 

— ¿Masato? — su mirada siguió al chico, dándose cuenta enseguida de que estaba molesto

 

— ¿Un amigo tuyo? ¿Quizás interrumpí algo? — cuestionó la chica en un tono de preocupación —

 

— No te preocupes. No es nada. — comentó Ren tratando de que la chica no se sintiese culpable.— luego hablaré con él~

 

Masato salió por la puerta de la tienda con las manos vacías y completamente apresurado, sintiendo que su actuación tal vez fue demasiado obvia. A pesar de que lo sabía, ¿Qué podía hacer? Eso para él era lo más cercano a ser condescendiente.

Se quejó sintiéndose culpable en cierto modo, y simplemente trató de serenarse y ordenar sus ideas, aprovechando esos momentos a solas. 

A los pocos minutos, escuchó el tintineo de la puerta de la tienda y tras corroborar que se trataba de Ren, carraspeó la garganta y decidió dejar atrás sus tóxicos pensamientos.

El rubio miró al contrario fijamente, como si esperase que dijese algo al respecto sobre su repentina salida de la tienda sin dar motivo alguno.

— ¿No vas a preguntar nada? — cuestionó Ren mientras colocaba una de sus manos sobre la cadera —

 

— No necesito preguntarte na--

 

— ¡No es lo que piensas! — le cortó antes de acabar la frase. Debido a la situación, su volumen de voz fue lo bastante alto como para lograr que Masato diese un pequeño respingo—

 

Éste suspiró profundamente, sintiéndose en cierta forma, obligado a dar explicaciones al respecto.

— Sólo es una conocida de una de las fiestas de mi padre. No es ninguna de mis ex-parejas ni nada de eso.

 

Masato bajó la cabeza, sintiendo que le pesaba, aunque en realidad, lo que le pesaba, es que se sentía completamente avergonzado de sí mismo. Siempre dudoso e indeciso… era la parte de él mismo que más odiaba.

La gente que cruzaba había empezado a girar la cabeza en dirección a ellos, llamando la atención del personal. Aquello hizo que Ren chasquease la lengua.

— Mejor volvamos. —susurró éste echando un sutil vistazo a su alrededor—

 

Ante aquella respuesta tan repentina, Masato levantó rápidamente la cabeza, encontrándose con Ren dándose ya la vuelta para volver. De forma automática, como un impulso, agarró la camisa del contrario, deteniendo su paso. Se encontró con su rostro confuso por la situación y por los gestos del menor, pero quien en realidad lucía más sorprendido… no era ni más ni menos que él mismo.

— ¡Ren! Yo… confío en ti. ¿Está bien? — admitió el peliazul con unas palabras y una seriedad indiscutibles

 

Los cerúleos ojos del rubio se mantuvieron fijos en el rostro del contrario sintiendo como si su cabeza desconectase y su cuerpo entumecido. Finalmente cuando consiguió reaccionar, lo hizo de la peor manera, agarrando el brazo de Masato y tirando de él en dirección a la tienda donde habían estado.

 

La chica que se encontró antes, aún seguía allí, y simplemente cuando se volvieron a presentar en la tienda y se acercaron a ella, se quedó mirándolos totalmente confundida.

— El baño. — preguntó de forma concisa a la chica, logrando confundirla aún más si eso era posible

 

— ¿Eh?

 

— Él no se siente bien y necesita usar el baño. — dijo señalando a Masato — ¿Sabes dónde está?

 

— Esp-espera Ren, estoy bien… — se excusó el chico aludido, pero fue ignorado

 

— Ah… — La chica asintió con la cabeza y le señaló una dirección— Allí… al fondo.

 

Una vez escuchó la respuesta, ni siquiera le contestó. Sin soltar al otro, lo llevó consigo hasta los baños y una vez dentro, lo arrastró con él hasta el interior de uno de los cubículos separados, cerrando el pestillo de la puerta a su paso.

Masato se mostró molesto frunciendo el ceño ante tal sobreactuación que más que confundirle, ya comenzaba a fastidiarle.

— ¡Oye! ¡Te he dicho que estoy bien! ¡No me pasa nada! —  le increpó al comprobar que de si no era de esa forma, no le escucharía—

 

Al momento sus gritos se vieron silenciados cuando el contrario posó la palma contra sus labios, presionándolos hasta que se calmó.

— Shh. Nos van a oír — siseó, liberando su boca para permitirle poder volver a hablar

 

— ¿Pero qué di-…?

 

Su pregunta se vio frustrada cuando repentinamente Ren le tomó por detrás del cuello y le atrajo hacia sí mismo, hasta que su boca se chocó con la contraria. De nuevo sus labios habían quedado prendidos pero de una forma totalmente distinta. Sintió como le arrastraba hacia su terreno, comenzando a acariciar su lengua lentamente hasta entrelazarla con la suya, dejándole sin aliento. Con un gesto, se liberó apartando el rostro, y así aprovechar esos breves instantes para recobrar la respiración. 

— ¡Para! ¡¿Estás loco?! ¡Aún estamos fuera!  — intentó hablar en el tono más bajo posible para que sólo se escucharan entre ellos—

 

Sintió que sus palabras se las llevaba el viento cuando notó que no le estaba prestando ni el más mínimo ápice de atención. Las manos contrarias le tomaron por la cadera y se deslizaron ávidamente por el interior de su ropa, acariciando la erógena línea de su espalda, embriagándole con un suave cosquilleo que le sumergía en el más auténtico placer. Aquello le hizo sentirse lacerado por su propia incompetencia al no poder rechazarle, víctima de sus más inicuos deseos. 

— No creo que pueda aguantar hasta que volvamos… — susurró con malicia contra su oído, haciendo que el vello de Masato se erizase como si un escalofrío hubiese recorrido todo su cuerpo

 

Besó con cariño la tersa zona entre su cuello y detrás de su oreja, logrando arrebatarle un dócil gemido. El rubio se relamió los labios lentamente, deleitándose por las admirables emociones del menor ante su dulce tacto.

— Te dije que… esperaras… — las palabras le salían con dificultad, entremezclándose con sus pesados y agitados jadeos—

 

Los ágiles dedos del mayor trabajaron con destreza, comenzando a desabrochar los pantalones y a retirar la ropa interior del contrario, limitándose a escuchar el grácil sonido de la ropa deslizarse por sus largas piernas hasta acabar desparramándose por el suelo.

Los ojos celestes de Masato se cruzaron con los del contrario, observándolo con un penetrante brillo que reflejaba un inmenso deseo.

 

La cálida lengua de Ren acarició sus dedos índice y corazón, creando alrededor de estos una película de saliva. El chico de cabello azulado, se ruborizó ante la erótica imagen del contrario, previniendo lo que llegaba a continuación. Los brazos de Masato se aferraron al cuerpo de Ren, hundiendo su rostro entre la zona del hombro y el cuello de éste, mientras que sentía cómo le acariciaba cuidadosamente los glúteos, apretándolos y separándolos para poder dirigir ambos dedos hasta su entrada. Con mucho esmero, los introdujo lentamente de uno en uno, acariciando su interior para poder estimularlo y prepararlo con pericia, entre que averiguaba el lugar donde se situaba el punto G de su amante.

 

El menor se mantenía gimiendo lo más bajo posible, dejándose cautivar por aquellas expertas manos que revelaban hasta las zonas más recónditas de su cuerpo. 

— Si eres tan ruidoso sabrán lo que estamos haciendo… — susurró Ren con una perversa sonrisa dibujada en el rostro. Estaba claro que lo estaba disfrutando—

 

Ante aquellas palabras, automáticamente llevó su mano derecha sobre su rostro para taparse la boca, en un vano intento de evitar que más sonidos obscenos brotasen de su garganta.

 

Su cuerpo temblaba y se retorcía de placer, sintiendo que sus piernas flaqueaban, hasta que finalmente no pudo acallar un sonoro alarido cuando los dedos del rubio comenzaron a frotar una y otra vez aquel delicado punto que tanto le hacía enloquecer.

Se aferró con fuerza al contrario, aprisionando los dedos al convulsionarse tras sufrir un circunstancial orgasmo seco.

— ¡Ren!... — clamó entre jadeos — ¡No puedo más…!   

 

Debido a la cercanía entre sus cuerpos, sintió como la erección del menor se frotaba sin pudor alguno contra su abdomen, sugiriéndole que se diese prisa.

— Espera un momento… — susurró el rubio entre que rebuscaba entre su ropa hasta dar con un par de condones—

 

Mientras abría uno de los condones, Masato le apremió comenzando a desabrocharle el pantalón al contrario y a retirar la fina tela del bóxer. La erección del mayor, emergió de entre la ropa entre que los ávidos ojos del contrario, la contemplaban de forma anhelante. Enseguida le arrebató el condón que acababa de abrir y tras ponerse de rodillas, tomó su miembro entre las manos y con esmero lamió el glande cuidadosamente justo antes de empezar a colocar debidamente el condón. 

Se sintió observado y avergonzado ante todas aquellas acciones inadecuadas a su imagen, ante la situación, ante la emoción de estar en un sitio público, pero que en esos momentos, todas aquellas circunstancias, sólo conseguían excitarle aún más.

 

Como si de un impulso se tratase, Ren le agarró del brazo más cercano y tiró de él para ayudarle a levantarse. La diferencia de altura le hizo marearse por un instante, y sin miramientos, los labios ajenos se unieron a los suyos, devorándolos intensamente con unos besos y dulces mordiscos que le dejaron momentáneamente la mente en blanco.

— Ren… — susurró contra sus labios, haciendo que el mayor volviese a la realidad.—

 

Éste ante sus ojos, se giró hasta quedar de espaldas a él y automáticamente apoyó una de sus manos contra la puerta del cubículo, inclinándose hacia adelante lo suficiente para que su trasero se elevase. Con su mano libre, usó dos de sus dedos para separar ambas nalgas, permitiéndole una visión privilegiada de su entrada demandando atención.

Sólo con ese gesto, y al encontrarse con esa escena, estaba claro que no se necesitaban palabras.

Su lengua, se deslizó lentamente por su labio superior, sin poder apartar la vista de su esfínter que palpitaba y se contraía ansiosamente por ser penetrado. Le agarró por la cadera, y mientras sostenía su miembro, lo empujó lentamente hasta que se deslizó para llenarle por completo.

Nuevamente, Masato gimió ante la intromisión, sintiendo un ardiente calor que se extendía desde su trasero, hasta la punta de los dedos. Había pasado tanto desde la última vez que experimentaba aquella emoción, que sentía que cada roce era nuevo en su piel.

Trató de relajarse todo lo que pudo, mientras que sentía el miembro contrario deslizándose fuera de su interior para enseguida volver a penetrarle con dureza. Su cuerpo volvió a tensarse presionando el miembro del mayor, impidiéndole moverse a riesgo de que en esas circunstancias acabase por eyacular demasiado precoz.

La realidad volvió a darles una bofetada cuando escucharon el ruido de la puerta del baño abrirse. En esas circunstancias, habría sido demasiada suerte si nadie entraba, pero ahora, debían enfrentarse al problema de que alguien había irrumpido y se había metido en el cubículo de al lado del suyo. Aquello, hizo que la cara de Masato perdiese su color natural, quedándose totalmente callado y atónito.

Sin embargo, aquella sensación, no era la misma que había dominado a Ren. Aprovechó la ocasión para divertirse a su costa, volvió a deleitarle con nueva embestida más que le hizo gemir sin poder reprimirse.

— ¿Qué crees… que haces? — susurró Masato por lo bajo observando al contrario por el rabillo del ojo

 

El rubio tan sólo le mostró una casi imperceptible sonrisa justo antes de volver a embestirle usando esa técnica que tanto le mortificaba, plausible pero lenta y continua.

Sintió como su cadera temblaba y sus dulces suspiros y gemidos, se escapaban irrefrenablemente  de su garganta. Rápidamente intentó encubrirlos tapando su boca con su mano derecha, mientras que el resto de su cuerpo se apoyaba con todas sus fuerzas restantes contra la pared. Sintió como el contrario rodeaba su cintura con sus brazos y apegaba su recio cuerpo contra el suyo, percibiendo como su cálido aliento chocaba ligeramente contra su nuca.

 

Las cálidas manos del mayor acariciaron su figura, rozando su piel con las yemas de los dedos hasta que se encontraron con su ávida erección, demandante de atención. Con cuidado, la tomó para acariciarla al principio con mimo, más tarde vertiginoso, buscando todos y cada uno de sus puntos más débiles. 

Nuevamente volvió a escuchar la puerta del cubículo a su lado abrirse, pero ya no le importaba. A esas alturas, lo único que necesitaba era venirse al menos una vez.

 — “¡Vete ya, vete ya, vete ya…!” — se repetía incesantemente en su cabeza mientras mantenía su voz lo más bajo que se le permitía—

 

 Su cuerpo ardía, y notaba como algunas gotas de sudor se deslizaban por su piel, mientras que el vaivén entre sus cuerpos no cesaba. Aquellas embestidas lentas y continuas, se habían vuelto irregulares y rápidas, estremeciéndole hasta los huesos dándole a entender que estaba a punto de alcanzar el clímax.

Nada más notar que estaban solos de nuevo, Ren apartó aquella mano que suprimía la vergonzosa voz de Masato. Aprovechando la escasa distancia que les separaba, mordió el espacio entre el hombro y el cuello del contrario, haciendo que éste arquera su cuerpo ligeramente hacia atrás al mismo tiempo que finalmente, culminaba acompañado de un sonoro alarido. Ren volvió a embestir su ahora espasmódico cuerpo un par de veces más, y terminó casi a la misma vez que su pareja, emitiendo un dulce gemido contra su oído.   

— Te… mataré… por esto… — le amenazó Masato jadeante, tomando el rostro contrario para atraerlo hacia el suyo

 

— Mentiroso~— musitó el rubio a la vez que arqueaba sus labios levemente— 

 

No necesitaban palabras, sólo acciones. Sus respiraciones se entrecruzaban, jadeando de forma acelerada mientras que acortaban la distancia entre sus labios para volver a fundirse en un tierno beso.

 

 […]

Notas finales:

Espero que os haya gustado hasta aquí.

Aún queda una última parte para acabar "Happy Valentine", que intentaré que salga lo antes posible. Muchas gracias por seguirme y lamento los inconvenientes. 

Si quieres leer más historias y estar al tanto de los capitulos, puedes seguirme en wattpad o facebook:

@laurielByrne

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).