Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¿Seguimos fingiendo, verdad? por PinketDiana

[Reviews - 79]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Después de casi un siglo entero, nos volvemos a ver!. He estado trabajando durante mucho tiempo, entre papeles, Universidad y tal y cual, apenas he tenido tiempo para ponerme frente al ordenador y escribir... así que... 

 

Además, no estoy teniendo un buen mes -ni año, ni nada- y me era aún más imposible escribir. 

 

Espero que acepten mis más sinceras disculpas. 

Londres siempre le había parecido aburrido. Pero no en el mal sentido. Era brillante, mágico, ruidoso y, en su extraña y tétrica mente algo que escondía mentiras y miedo por todas partes. Quizá por eso le gustaba venir tan continuamente a la capital, hacer largos recorridos por sus calles y observar cada parte recóndita de la ciudad. Quizá porque por unos segundos, se olvidaba de todo lo que tenía en su vida, y se concentraba en todas las desgracias que ocurrían en la de los demas. 

 

"¿Puede que por eso mismo me guste tambien ser el perro guardian de la Reina?". 

 


No tuvo tiempo de buscar una respuesta, cuando Sebastian aparecía con el equipaje en mano, para después, en un tiempo verdaderamente impresionante, colocarlo todo de forma simétrica y ordenada en la parte trasera del carruaje. 

 

-Cuidad de la casa. No rompaís nada.- Habló tajante a sus sirvientes, posteriormente se dió la vuelta y subió al carro, sin esperar ayuda de Sebastian. No quería que lo tocara, ni que se acercara a él ni... nada. 

 

-Si, joven amo.- Contestaron los tres coordinadamente, creando un ritmo cantarín. 

 

En cambio, cuando Sebastian se acercó a ellos, un aura negra como el carbón lo rodeó. Le susurró algo a los tres sirvientes y, tras ver como asentían freneticamente, este se alejó para hacer compañía al lado derecho de su Bo-chan. 

 

Ciel se preguntó qué le habría dicho para que esos tres que siempre eran tan sonrientes y joviales, de pronto estuviesen completamente serios. 

 

-¿Todo va bien?.- Preguntó el menor, intentando aparentar indiferencia. Y no solo por lo anteriormente ocurrido, sino porque la mera presencia de su mayordomo endemoniando le crispaba los nervios de una entraña aunque cálida manera. 

 

-Claro, Bo-chan. ¿Qué clase de demonio sería yo si permitiese que algo malo pasara?.- El menor solo asintió con pasimornia y el resto del camino se lo pasó mirando por la ventana, perdido en sus pensamientos. 

 

¿Cómo había podido acceder a esta situación tan facilmente? ¿Cómo sin oponer resistencia? ¿Cómo se había dejado guiar por Sebastian tan ciegamente? ¿Por qué había confiado? ¿Y esa calidez? ¿Por qué...? ¿Por qué...? 

 

Todo eran porqués. Y por desgracia, a ninguno tenía respuesta. 

 

-¿Bochan?.

 

-¿Qué?.- Seguía sin apartar la mirada del crista, como si el cielo guardase los secretos del Universo. 

 

-¿Le pone nervioso el tener que dormir conmigo o el fingir ser mi pareja?.

 

Prácticamente sentía como era tragado por el asiento. ¿¡Cómo podía ese maldito mayordomo preguntar cosas tan insensatas como esas?. 

 

-¡¡Por supuesto que no!!. No eres más que mi sirviente...- Y después de eso, un silencio sepulcral e incómodo invadió todo el carruaje. 

 

Estaban a menos de diez  minutos de Londres, y Ciel no podía esperar por llegar y bajarse de aquel lugar que en los últimos minutos parecía haberse vuelto diminuto. 

 

"Y por desgracia, temía que Sebastian pudiese escuchar el sonido de su corazón agitado. O como no podía dejar de mirar los labios del mayor. Y, Dios, rezaba porque no se hubiese dado cuenta de que sus manos se habían tocado durante todo el trayecto.."

 


¿Ahora que era una adolescente con las hormonas revolucionadas?. Negó. 

 

Y, por fin, tras un camino bastante largo y perdido, estaban allí, frente a aquella casa de madera verdaderamente acogedora. 

 

-Bueno, Bochan...- Lo miró atentamente. 

 

-A partir de ahora, ya no soy así, Sebastian, ahora soy Cyla.

 

-Tiene razón, lo siento.- Se silencio unos segundos, y tras abrir la puerta, continuó.- Quiero decir, tienes. 

 

-Empieza nuestra aventura, mi amado Sebastian. 

 

-Sin duda, cariño.

 


Y no sabían qué era peor, que hubiese sonado tan casual, o que se hubiese sentido tan bien. 

Notas finales:

Oh, Dios, prometo que me ha encantado escribir este capítulo ♥  


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).