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Encanto por neblinadesol

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Notas del capitulo:

Buenas tardes (25/472015), olvidé dejar constancia de que por el momento estare publicando todos los sábados, salvo cuando mi inspiracion se vaya de vacaciones :O...espero que eso no suceda...

Cuantas ganas de responder sus reviews, pero si lo hago se perdería el ENCANTO del fic jejeje, como escribieron por ahi " los cometarios son el alimento del autor "(?) asi que me los comeré mientras leen el capi, les agradezco infinitamente que hayan usado su tiempo en escribirlos, ah ¡¡y sus amenazas camufladas de advertencias, son un@s amores!! (ugh, sonó masoquista D:). 

Ya me muevo y les dejo leer...

Los personajes pertenecen a la serie NARUTO de Masashi Kishimoto sensei :D

 

Se escuchó el sonido de las pesadas puertas cerrarse. El aludido apretó los labios y en un par de saltos bordeo la gran piscina, en su correr tiró varios inciensos y velas que se encontraban en los bordes y dirigió la pesada espada al pecho del otro, este último dio un salto esquivándolo junto con el azabache que se escondió entre sus brazos, se adentró de nuevo a las aguas, su risa se hizo eco y se irguió recto a una distancia prudente frente al otro sosteniendo la cadera del pelinegro, su miembro aun erecto rozó la embocadura rosácea que le quemaba, le levantó una de las largas y blancas piernas y a la vista del otro introdujo nuevamente su falo sediento.

— ¿No lo ves? ¡Me desea!

— ¡Déjalo! —Antes de que Naruto alzando la espada en alto fuera hacia ellos agitando furiosamente el agua, el rubio tomó con su gran mano el cuello del pelinegro y lo apretó haciendo que se inclinara  hasta el ras del agua.

—Lo mataré si te acercas más.—El aludido detuvo su marcha abruptamente y bajo la hoja lentamente. Naruto se llevó una mano al pecho, el dolor de verlo, de haberlo perdido, se instaló. Llegó tarde, entrar al palacio y abrirse paso golpeando a esos locos a diestra y siniestra lo retrasaron y tampoco fue agradable. Tuvo que dejar de lado sus sentimientos hacia los demás, porque solo prevalecía uno. Pero ahora dudaba si valió la pena.

Y el mayor, volvió con su rudo vaivén, adentrándose en el interior.

  — ¡Pronto acabaré y lo haré completamente mío! —Las estocadas eran cada vez más lentas pero aun con la potencia de no estar saciado. Los gemidos y jadeos del joven eran la energía que le daban a su poseedor a seguir, no quería detenerse, ¡Oh! ¡Qué placer absoluto!, pensaba, aquella estrechez que lo apretaba, lo estaba volviendo loco, quedarse dentro y llenarlo hasta quedarse seco cuantas veces sea necesario comenzó a ser una maravillosa idea.

— ¡Detente!

—Aagh…aagh…Oh…si…aagh…—Los sonidos entremezclados era  todo lo que escuchaba, el hermoso joven temblaba por el vaivén medio sumergido y entreabriendo la boca dejaba escapar  jadeos ensalivados que se mesclaban con las gotas del agua ante la impotencia del otro. El mayor entraba y salía de él sin parar, apretaba y acariciaba el falo de su pareja para que también terminara junto a él, sentía que se incendiaba por dentro y las paredes que rodeaban al viril glande se encogía más y más, el joven se sostuvo con sus manos del brazo que lo aprisionaba y rodeó nuevamente con ambas piernas la cadera del mayor.  Aquel movimiento acompasado de ambos destruyó la poca autoestima que aún quedaba en Naruto, gruesas lágrimas comenzaron a caer perdiéndose en el agua agitada.

—¡Deten..te! —La voz se le quebró, dejó caer la espada que se hundió veloz en el agua. Como su corazón en la desolación.

 La incapacidad de su contrincante hizo que riera internamente y apuro con rapidez las últimas estocadas antes de liberar su simiente, la fiera eyaculación sacudió al joven que exclamó sofocado  abriendo desmesuradamente sus ojos onix. Ante todos había vencido, ganó el máximo premio. Pero aún no estaba satisfecho.

—Lo… vez,… ahora... es MIO—Jadeando, lo atrajo hacia el por la cintura y tomándolo del cabello negro lo tiró hacia atrás haciendo que abra la boca y adentrando la lengua, hurgando por el sabor contrario. El azabache se dejaba hacer y acariciaba el rostro moreno — ¡Hmm!

Las bocas se separaron y el amante rubio hizo girar al azabache dejándolo frente a Naruto que continuaba con el cuerpo inerte, mirándolos con sus ojos lleno de tristeza, no quería creer lo que veía, el rey  tomo el cuello albino y le susurro en el oído.

— Dile al chico que me elegiste a mí—Le lamió el lóbulo de la oreja, se aferró de la cintura e introdujo otra vez los dedos en su interior, haciéndole dar al menor un grito de dicha.

— ¡BASTA! ¡BASTA!—Se tomó de los cabellos dorados, comenzó a tirárselos retrocediendo de la escena. Parpadeaba frenético como queriendo despertar de esa pesadilla.

— ¡El aroma que emana de su cuerpo es lujuria por mí, jajajaja!

— ¡CALLATE!

— ¡Jajaja, mírate! ¡Solo eres un inútil!—y sacando sus dedos volvió a adentrarse con su miembro duro otra vez en su cuerpo. El rubio se movía cómodo en su interior, dando estocadas fuertes, jadeando cerca de su oído, el azabache gemía más fuerte. Su gran mano tomo una de sus piernas y la levantó, dejando expuesta la unión de los cuerpos, en burla al que miraba y con otra le apretaba la frágil cintura en un mudo intento por no separarse ni un milímetro.

—Ah…aah...si…asi…

El azabache se giró un poco su cabeza y tomo el mentón contrario, el mayor abrió la boca y se unieron de nuevo en un beso fogoso, ambos amantes mientras se besaban miraron burlonamente  a Naruto, quien agachó al instante la cabeza, limpió sus lágrimas con el dorso de su brazo, el corazón se rompía con cada sonido del lugar, su cuerpo temblaba por la rabia, amor, odio, decepción y deseo se fundían en su mente. Ambas manos arañaron su cara en un último intento de autocontrol, pero los fugases recuerdos que acababa de presenciar se arremolinaron en su cabeza, un doloroso grito ahogado se acumuló en su pecho, apretó los dientes y cerró fuertemente los ojos antes de caer de rodillas dentro del agua del estante, cubriendo por completo su cuerpo.

Quería morirse.

 

Un dedo delgado tras la tela golpeó su frente, sacándolo de su ensoñación. A través de la luz difusa entre las finas sedas que formaban las cortinas celestes que los separaban podía divisar una silueta que se encontraba sentada de frente a él.

— ¿En qué piensas?—El rubio hizo una mueca y se reacomodó el cojín en el que estaba sentado.

—Hoy tampoco puedes salir al exterior. Quería que conocieras a Kyuubi.

— ¿Kyuubi?

 —El potrillo que tengo a cargo. Es completamente negro y bonito aunque algo huraño. Aun no me hace caso.

—Ja ja, es porque eres torpe. Dobe.

—¡¡No es cierto, teme!!

—Sí, sí, lo que digas. —El rubio dejó caer su cabeza hacia adelante  hizo un puchero pero el otro  no pudo verlo bien tras la cortina, aunque se lo imaginaba— Mmm…Llevará tiempo, los caballos son muy inteligentes y aprenden rápido si sabes ganarte su amistad ¿El será tu compañero, no?

— ¡Si logro domarlo, si! ¡Y viajaremos juntos por todos los países! ¡Y entonces tú y yo ..!

—Serás un estupendo embajador… como tu padre.—El tono acalló al ojiazul que bajo la vista apenado,se observó a sí mismo, estaba descalzo con camisa y  pantalones holgados color naranja que contrastaban con la decoración de la habitación de color gris, los  muebles en las esquinas color caoba y las cortinas celestes de los grandes ventanales, el silencio invadió el lugar, en unos días, se marcharía junto a su padre a aprender a cumplir sus obligaciones, no volverían a verse por al menos seis años…

¡Seis años!

Recordar eso lo puso triste de nuevo, se quedó contemplando un buen rato la figura que, aunque no podía verle el rostro sabía que lo observaba sentado e inmóvil tras la seda, ya cansado por no saber qué hacer, se recostó en el suelo al lado de las cortinas y dio un par de giros sobre sí mismo sobre el piso de mosaicos  acercándose al gran ventanal, hacer ese pequeño tipo de cosas que Sasuke llamaba infantiles era su pasatiempo,  pues podía sacarle del aburrimiento.

Se detuvo, levantó la cabeza y contempló el cielo del atardecer, el pasar de algunas aves aumentó su melancolía. Suspiró. Hoy al menos  se quedaría el resto del día a su lado, compartiendo el poco tiempo que le quedaba su estadía, tal vez le invitaría a jugar a algún aburrido juego de mesa para distraerse.

Entonces escuchó los pequeños acordes que rompieron el silencio de la sala. Se giró tan veloz que los huesos de su cuello tronaron.

Tú eres el sol que con tu presencia  me ilumina completamente el alma…

— ¿Sasuke?— El rubio se incorporó del suelo y miró hacia las cortinas, hacia el lugar del que provenía el suave cantar.

Y yo quiero ser la luna y sonreírte a escondidas de ahora en más…

Para que cuando te alejes de mí, buscando tu propio porvenir…

—Sasuke…—Camino extasiado hasta sentarse nuevamente en el pequeño cojín que usaba de asiento.

Recuerdes mi pequeña luz en las largas noches de soledad

El sonido se acalló con los últimos toques y con la pálida mano descorrió la seda que le impedía ver a su rubio mal sentado en frente suyo. Sasuke cruzado de piernas vestía una sencilla túnica blanca con adornos de flores silvestres en los hombros.

—Prométeme que…—El ojiazul lo miró asombrado. La voz sonaba quebrada y su cara se mostraba compungida—Que no me olvidarás cuando te… marches.

— ¡JAMAS!—Naruto había saltado de su asiento con un puño cerrado frente a su cara trigueña  y Sasuke dio un pequeño respingo por la voz de su amigo, el rubio se dio cuenta de su desliz y se aclaró la garganta. Se acercó a gatas hasta quedar frente a frente pero sin cruzar la cortina aun entreabierta por la mano del ojinoche.

— ¡Te escribiré todas las semanas, es una promesa dattebayo! —Naruto sintió el peso de las cadenas de sus propias palabras. Porque lo cumpliría. Y una idea surgió firme en ese momento. Esta era su oportunidad.

—Pe-pero yo qui-quiero antes, lle…llevarme algo…de…de…—El ojiazul acercó su cara a Sasuke que le miraba sin pestañar hasta que sus narices se rozaron, notó un ligero sonrojo en las mejillas.

—de…recuer…—El aliento de las palabras  hizo que Sasuke suspirara y cerrara sus ojos…

—...do…

La suave brisa de su aliento pasó a ser una caricia en esos labios virginales,  los recorrió con delicadeza,  saboreándolos en cada movimiento.

Un toque que jamás olvidaría.

Naruto se separó lentamente y vio embobado la reacción de Sasuke, que con ojos aun cerrados y ensimismado se tocaba tímidamente los labios con la puntas de sus delgados dedos.

Un beso, su primer beso. Nuestro primer beso.

Entonces Sasuke dejó ver sus orbes negras aguadas. Una lágrima se escapó de su ojo derecho y recorrió su tez sonrosada.

—Yo…vo-volveréttebayo…

 Y Sasuke le sonrió.

 Y esa sonrisa lo enamoró. Mil veces más.

 

¡Eso es!

Naruto, se maldijo por olvidarlo y ser tan torpe. Aun arrodillado bajo el agua  rebuscó en su pecho y tiró de la cuerda que rodeaba su cuello. No supo por qué pero lo rodeo con ambas manos al dije formado con tres piedritas azules como el mar, el que le obsequió la sabia Tsunade. Y un solo pensamiento llenó su mente.

 

Sasuke.

 

Su cabello dorado sintió la suave briza.

Crack.

Arrodillado el agua  ya no le ahogaba.

Crack

El sonido hizo eco.

CRACK.

El mayor sintió la briza, se separó de la deliciosa boca que degustaba y levantó la vista, buscando a su alrededor inquieto el lugar de donde provenía ese peculiar sonido, notando que la paredes estaban cubiertas de marcas de rasguños y de manos ensangrentadas hasta donde la temblorosa luz de las antorchas llegaba, las cortinas eran jirones colgantes, el agua antes cristalina y pura era rojiza y comenzaba a descender su nivel, y se horrorizo al percatarse que la belleza que besaba era algo negro y amorfo que se retorcía entre sus manos, al soltarlo, esa negrura se desintegró en decenas de serpientes que se perdieron veloces  en la turbia agua.

— ¡¿Qué demonios es esto?! —Grito tras recuperar el aliento.

—ESO MISMO, UN DEMONIO— La voz era tan tétrica y gutural  que le calo en los huesos.

 

 

 

Notas finales:

Y si llegaron otra vez hasta aqui es porque no les aburri con mi escrito loco.

¿Aun no saben quien es el rubieton, guapeton bien dotado? ;DDDD

JOJOJOJO...

¡¡Nos leemos!!


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