Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

A Prince In Love por EimmyAnnh

[Reviews - 72]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola mis amores!!!

Lo sé soy una maldita u.u en serio disculpen la enorme demora Dx lo que sucede es que jugando basquet hice mal un salto para encestar y caí mal esguinzándome la muñeca T^T así que estuve dos semanas totalmente imposibilitada de escribir... pero ahora ya me sacaron el yeso y puedo usar la compu wiiiiii *---* estoy de vuelta con uds. al fin y prometo no volver a ausentarme tanto OoO aunque créanme que no fue toda mi culpa :c 

En fin! cap. largo (para mí) y con un par de advertencias que hacer ^o^

Pero antes mil agradecimientos para:

ShiroNeko46

Joselyn

CheekyMint21

Yami-chan

fi ward

Kuro Ouji

Ale

Puly xD

Anónimo

No pensé que tendría tantos rws en el cap. anterior! de verdad muchisimisimas gracias por tooodo su apoyo y por sus palabras!! leí y respondí cada rr con infinito cariño y aprecio ^-^ de verdad se siente increíble ver como el número en la cajita de comentarios sube y como uds. leen mas y mas mi fic pese a ser tan raro y loco XD se los agradezco demasiado linduras ♥.♥

Ahora sí:

ADVERTENCIA: capítulo con alto contenido sexual. ¡Lemon MattxMello a continuación! Si no te esperabas a un Matt seme o a un Mello uke (que es lo mismo e.e) por favor abstente de leer o haslo bajo tu propio riesgo. Puede que las siguientes escenas te perturben...

A Prince In Love

Chapter 10: Sublime

Se fundieron en un beso hambriento y libidinoso, Mello callando con sus labios cualquier cosa que Matt quisiera expresar. El rubio encimó su cuerpo al del pelirrojo, mientras paseaba sus manos ansiosamente por cada recoveco asequible de su piel, el beso volviéndose más y más excitante y el ir y venir de sus respiraciones haciéndose errático. Mail aun no era capaz de procesar las palabras dichas por Mihael, pues el ardor de ese cuerpo sobre el suyo y la fricción cadenciosa de esos labios sobre sus labios lo tenían al borde de la locura, bloqueando cualquier pensamiento coherente y haciendo que sus hormonas predominaran y tomaran el control total de sus acciones. La frase “Te haré mío” era lo único que se repetía en su cabeza una y otra vez, casi como si se tratara de la más incitante de las canciones, mientras su cordura se perdía en lo más recóndito de su mente y en su lugar se instalaba un deseo ardiente nunca antes experimentado.

En un rápido movimiento Mello se deshizo de la polera de Matt, arrojándola lejos hacia algún lugar sin importancia del living. Bajó de sus labios a su cuello entre suaves mordidas y calientes lamidas, erizando cada célula del cuerpo ajeno a su paso. El pelirrojo jadeaba conforme esas húmedas caricias dibujaban surcos brillantes sobre su piel, arqueándose involuntariamente al sentir como un escalofrío delicioso le recorrió la espalda cuando su sexo más que despierto y el del rubio en iguales condiciones se encontraron en un roce tentador por encima de la ropa. La desesperación por tomar al fin a Mail hacían meya en el oji-azul, demostrándose en sus ansiosos movimientos.

Ambos deseaban sentirse más y de distinta forma, ambos no podían más ya con tanta dilación.

Tomando la iniciativa y descolocando un poco a Mihael, el joven príncipe cambió las tornas en un ágil movimiento de su cuerpo, dejando esta vez al impulsivo rubio bajo él y reclamando sus sonrosados labios en un nuevo contacto. Sus lenguas tropezaron en la búsqueda de dominio y pelearon excitantemente por el control, sus alientos volviéndose uno solo, al tiempo que el aire intentaba abrirse camino en medio de tanto frenesí adolescente. Sin saber muy bien que hacía y motivado únicamente por sus hormonas más que alborotadas, cuando el beso se cortó por falta de oxígeno Matt sujetó con su mano derecha ambas manos de Mello, mientras quitaba del pantalón de cuero del rubio uno de los lazos que lo amarraban y lo usaba para maniatarle las muñecas detrás de la espalda.

-¡E-Espera! ¿Qué ha…?

Pero Mihael no pudo acabar su reproche, pues su pantalón fue bajado ágilmente con todo y bóxer, su erección más que despierta y necesitada de atención siendo masturbada por una mano demasiado experta para su gusto y luego rodeada por una calidez demasiado maravillosa para ser verdad. Sus ojos se cerraron instintivamente cuando una lengua juguetona empezó a pasearse de arriba hacia abajo por toda su longitud, un gemido extasiado saliendo de entre sus labios al sentir como los movimientos entre mano y boca se coordinaban exquisitamente, llevándolo al cielo y al infierno de una sola vez. Las palabras se atoraron en su garganta, haciendo que frases para nada coherentes salieran de su boca, al tiempo que se arqueaba felinamente y envestía con sus caderas marcando el ritmo exacto que lo hacía delirar. Perdido en el maravilloso mundo del placer abrió más sus piernas para permitir que Matt se acomodara de mejor manera, golpeando rítmicamente con su espalda la mullida superficie del sofá a medida que un calor indescriptible se concentraba en su bajo vientre, justo al tiempo que la lengua del oji-esmeralda estaba a punto de desencadenar el mejor orgasmo de su corta vida. Pero Matt paró justo cuando ya tocaba el cielo con la punta de los dedos, lanzándolo en picada de vuelta a la tierra y haciendo que su ceño se frunciera de frustración, mientras un insulto más que merecido se le escapaba entre erráticos suspiros de pura ansiedad.

Mail Lo miró desde su posición con ojos traviesos, mientras se relamía los labios y sonreía juguetonamente. Aun lo masturbaba, aunque ahora con movimientos suaves y lentos.

-Tienes razón, Mihael… te he mentido todo este tiempo.-Admitió con voz tranquil, pero con claros matices de excitación, subiendo lenta y seductoramente por su cuerpo y recibiendo de respuesta una mirada velada de deseo, aunque repleta de confusión.-Mi nombre no es Matt Yagami, es Mail Jeevas.-Llegó hasta su pecho y deslizó su lengua de izquierda a derecha, pasando por sus pezones como por casualidad y deteniéndose justo en su clavícula para succionar suavemente la sensible piel de esa zona.-Vengo de una isla ubicada en las costas de Dubái, en la cual mi padre es el rey y yo el único heredero al trono.-El rostro de Mello se llenó de asombro, mientras el pelirrojo alcanzaba sus labios y los rozaba apenas con los suyos, verde y azul chocando sus ojos en una mirada intensa y repleta de emociones.-Raito se llama Light en realidad y es mi sirviente, no mi hermano. El beso que viste fue una estupidez de mi parte y la única razón por la que vine a estudiar a la Universidad de Wammy, es porque escapé de mis deberes como príncipe de Costa Paraíso, buscando tener una vida normal y hacer las cosas típicas de alguien de mi edad y no teniendo que cumplir con las obligaciones que me imponen las absurdas leyes del reino.

A su confesión le siguió un largo silencio, roto únicamente por sus respiraciones aun agitadas y el constante repicar de las manecillas de un elegante  reloj colgado en una de las paredes del amplio living.

Las neuronas de Mello intentaban hacer sinapsis a velocidad luz, cada palabra dicha por Matt reproduciéndose en su mente con la intención de dilucidar el caos de sus pensamientos y ayudarle a tener mayor entendimiento de la situación. Le parecía increíble que aquel oji-esmeralda tan dulce y tranquilo, fuera en realidad el próximo regente de algún recóndito lugar del mundo, ya que en absoluto se lo imaginaba como parte de un universo que sólo creía posible en las películas de índole medieval. ¿Matt un príncipe? La verdad era que de cierto modo era creíble, ya que el chico tenía actitudes demasiado particulares en ocasiones y solía mostrarse siempre mucho más instruído y educado que la mayoría de los estudiantes en el campus, además de tener un vocabulario bastante amplio y modales obviamente practicados desde muy pequeño. En muchos aspectos sabía que lo que decía el pelirrojo era la completa verdad, sin embargo un temor en su subconsciente y en lo más hondo de su yo interior le impedía asimilarlo al cien porciento, porque algo le decía que la identidad oculta tras aquellos ojos grandes de cachorro sería la responsable de apartarlo de él para siempre algún día.

Matt vio como en las azules aguas del inmenso océano que albergaban los ojos de Mello se desataba una tormenta de pura confusión, desencadenando en su pecho un temor abrumador. Sabía que de seguro en la mente del rubio todo era un caos insoportable y que era bastante posible que en ese momento sentimientos para nada favorables estuvieran despertando en su corazón. Pero también sabía que si no se abría con él justo ahora que estaban a punto de sobrepasar los límites de su extraña amistad para convertirla en algo mucho más complejo y emocional, sería tarde cuando quisiera hacerlo y muy probablemente para esas alturas le sería simplemente imposible confesar. Veía en esa mirada tormentosa el shock que causó con sus palabras, pero no le quedaba más opción que esperar a que el impulsivo chico bajo él reaccionara, ya fuera para bien o para mal.

-Desátame.-Habló finalmente Mello, mirándolo con intensidad, mientras la tormenta en sus ojos amainaba y en su lugar aparecía una calma algo perturbadora.

Mail obedeció sin replicar, desamarrando el nudo anteriormente hecho y liberando las muñecas del rubio, al tiempo que se apartaba de él y se incorporaba  derecho para sentarse en el gran sofá con la mirada gacha y varios mechones rojos tapándole los ojos.

Mihael lo observó en silencio por un rato, mientras imitaba su acción y se sentaba junto a él arreglándose el pantalón, la reciente excitación quedando relevada a segundo plano.  

-Admito que me esperaba cualquier cosa de ti, menos que me dijeras que eres de la realeza.-Soltó el oji-azul después de un par de minutos en incómodo silencio, mirando a Mail con una sonrisa de lado y semblante divertido.-Pensé que eras un tipo de mente retorcida que disfrutaba del incesto, pero no…-Amplió su sonrisa, mientras el alivio y el entendimiento se mostraban en sus ojos a partes iguales.-Al final resultaste ser un príncipe como esos que salen en las ridículas películas que tanto le gusta ver a Halle.

-Si crees que soy como esos tipos cursis y sin cerebro que aparecen en las películas de Disney, estás muy equivocado, Mello.-Rio Mail, sintiéndose de pronto demasiado feliz y agradecido por ver aunque fuera un atisbo de aceptación en la expresión del oji-azul.

-¿Acaso no andas en busca de la princesa de tus sueños y el “y vivieron felices para siempre”?-Se medio burló el rubio, subiendo sin cuidado alguno sus pies a la mesita de centro, mientras alcanzaba su chaqueta de un sillón cercano y sacaba de uno de los bolsillos de esta una barra de chocolate para empezar a comerla.

-No exactamente.-Le contestó Matt, ruborizándose un poco y evitando sus ojos penetrantes.-Aunque debo confesar que una de las razones por las que escapé de Costa Paraíso, es precisamente que no amo a mi prometida.

-¿Y eso qué?-Quiso saber Mello, sin admitir para sí que escuchar aquello lo había hecho sentir extrañamente feliz.-Según sé, en un reino el amor no es requisito para casarse.

-Para el reino no, pero para mí sí.-Confesó Matt incluso más sonrojado que antes, mientras en sus ojos verdes se mostraba la más pura de las añoranzas.-Si voy a casarme siendo tan joven, por lo menos quiero que sea con alguien a quien amo y no para complacer a mi padre o por cumplir con lo que me impone una ley que considero francamente estúpida.

-¿Y dices que no eres como los príncipes de Disney?-El rubio se soltó a reír divertido y enternecido a la misma vez, mientras los labios del pelirrojo se curvaban hacia arriba en una sonrisa tímida.-Permítame decirle que es un jodido cursi sin remedio, príncipe Mail.

-Quizá…-Medio admitió Matt, sin dejar de sonreír y al fin afrontando la mirada de Mello.

Sin poder evitarlo sus labios volvieron a encontrarse en un roce más que deseado, por acuerdo tácito regresando ambos a su posición inicial: Mello de espaldas en el sofá con Matt exquisitamente acomodado encima.

-Quisiera matarte por haberme ocultado algo tan importante, pero no sé qué tienes que haces que se me olvide cualquier cosa que no seas tú y lo mucho que me gustas nada más con mirarte a los ojos.-Murmuró el rubio contra sus labios, al separarse unos milímetros para recuperar el aliento.-No importa si eres un príncipe o un asesino a sueldo, si te llamas Matt, Mail o Alexsander. Lo único importante para mí es que me haces sentir algo inexplicable cuando estás cerca de mí y eso es malditamente extraño, pero me hace más feliz que ningúna otra cosa en este jodído mundo.

-¿Quién es el cursi ahora?-Rió suavemente Mail, una emoción increíble viajando como adrenalina por sus venas al escuchar tales palabras.

Se ganó un fuerte golpe, pero no le importó, limitándose a reclamar de nuevo esos labios adictivos sabor chocolate en un beso  demandante y apasionado. Una vez este cesó miró al rubio con ternura, acariciando su mejilla con la yema de los dedos y sonriéndole con tanto afecto, que para Mihael fue como recibir una caricia directa en el corazón. –

No encontré a una princesa, te encontré a ti que eres mil veces más hermoso y perfecto.

Los dos rieron sin poderlo evitar al ser conscientes de lo cursis que se estaban comportando, para después mirarse con ternura y fundirse en otro beso voraz, donde sus lenguas tomaron el protagonismo absoluto y los llevaron sin retorno por un espiral de sensaciones maravillosas. El pantalón de cuero de Mello y los jeans de Matt fueron literalmente arrancados de sus piernas, mientras el chaleco del rubio era quitado de su torso con igual rapidez. Los gemidos ansiosos inundaron el living cuando sus pieles desnudas al fin se tocaron y empezó una fricción deliciosa entre sus miembros nuevamente despiertos, las manos de ambos demasiado ocupadas trazando el mapa de sus cuerpos y sus labios entretenidos en la labor de robarles el aliento entre besos apasionados.

-¿Te cuento un secreto?-Le sonrió juguetonamente Matt a Mello, sin dejar de deleitarse con los puntos sensibles que iba descubriendo con cada caricia.-Todo es mío en este lugar… incluyéndote.

El rubio rió seductoramente al escuchar su propia frase siendo usada en su contra, gimiendo inevitablemente al sentir como el recorrido de una húmeda caricia bajaba desde sus labios hasta su pecho y uno de sus pezones era deliciosamente rodeado por la lengua experta del pelirrojo, para posteriormente ser succionado ávidamente reiteradas veces. Esta acción se repitió con el otro con igual maestría, nublándole de placer los sentidos y haciéndolo arquear la espalda ante tan placentera y tortuosa sensación. Pero cuando esos labios bajaron más allá de su abdomen, jugando con su ombligo como quien no quiere la cosa y dejando uno que otro chupetón en el proceso, Mello estuvo seguro que la razón y todos sus derivados se perdieron en el lugar más inhóspito de su mente, llevándolo de nuevo a alcanzar el cielo con la punta de los dedos, una vez que sintió de nuevo como esa juguetona lengua delineaba su erección con enloquecedora lentitud.

-T-Te juro que… a-ah… s-si paras… te m-mataré.-Amenazó entre gemidos el rubio, sujetando con fuerza a Matt por el pelo y forzándolo a llevar el compás exacto que lo volvía loco.

Éste obedeció sin objeción alguna, pues sentía que tener el control total sobre Mello era la droga más estimulante y adictiva de todas. Por ende aumentó de golpe el ritmo de sus lamidas y succiones, deleitando a sus oídos con la sinfonía hermosa de gemidos que obtuvo como premio a su maravillosa labor.

-¡Aa-ahh… M-Matt! ¡S-sigue… ngh… ahhh!

Mientras hacía esto, llevó tres de sus dedos a la boca del oji-azul, ganándose una mirada desconcertada de su parte. Pero al volver frenéticos sus movimientos sobre aquella dura y caliente virilidad, al rubio no le quedó más que tomar en su boca los dígitos que se le ofrecían, los cuales comenzó a lubricar con su lengua de una forma tan lasciva y seductora, que Matt por poco se corre sin siquiera tocarse al imaginar que esa caliente cavidad no se encontraba rodeando precisamente sus dedos, sino otra parte de su cuerpo mucho más sensible. Ya lubricados los sacó de esa adictiva boca y los llevó hasta esa virginal entrada, tanteando suavemente primero sólo por encima, al tiempo que continuaba practicándole a Mihael el más delicioso y excitante sexo oral.

Ciertamente ninguno de los dos imaginó llegar nunca hasta esos extremos, mucho menos Mello se pensó siendo el pasivo considerando su actitud siempre tan dominante, así como Matt nunca creyó que llegaría a tomar el papel de activo teniendo en cuenta la casi sumisión que mostraba casi todo el tiempo con aquel que ahora era su amante.

Y cuando menos lo vió venir, el rubio ya tenía uno, dos, tres dedos penetrando su interior, causándole incomodidad al principio, pero después convirtiéndose en una tortura maravillosa que lo extasiaba y excitaba a cada segundo un poco más.

Matt regresó a sus labios nuevamente y se posicionó mejor entre sus piernas, habiendo sacado ya los dedos de su estrecho interior y empezando a tantear esta vez con la punta de su miembro esa entrada aun virgen. Y después de una mirada cómplice entre ambos, donde las palabras no eran necesarias, pues sus ojos lo decían todo, el pelirrojo penetró al rubio de una sola estocada, arrancándole un grito ahogado entre el dolor y el placer.

Se quedaron quietos por alrededor de un minuto, con las respiraciones agitadas a más no poder y los labios conectados en un roce apenas perceptible. Hasta que el placer fue superponiéndose por sobre el dolor, haciendo que Mihael moviera sus caderas para incitar a Mail a que comenzara a moverse. Éste no se hizo esperar, empezando con envestidas suaves para ayudarlo a acostumbrarse, pero al ver en su cara como una mueca de éxtasis total se dibujaba, fue aumentando progresivamente el ritmo en un vaivén constante y cada vez más rápido.

Pronto los gemidos llenaron la habitación, junto al sonido que hacían sus cuerpos al chocar uno contra el otro entre cada envestida, Matt y Mello sucumbiendo a sus hormonas y dejándose llevar por el camino del pecado más fascinante: la lujuria. Pero no era sólo atracción física o un mero ligue de una noche; lo que ellos sentían sobrepasaba lo físico y penetraba en sus corazones, llenándolos de una calidez única. Lo suyo era un desencadenamiento desenfrenado del amor más lujurioso e intenso que se pudiera sentir, pese a que aun no fueran capaces de poder admitírselo a sí mismos.

Luego de varios minutos de estocadas rápidas y profundas, donde el punto de placer del rubio era tocado una y otra vez haciéndolo enloquecer, mientras el pelirrojo se sentía morir de placer al ser envuelto en esa estrechez tan cálida, estallaron en el orgasmo más increíble de todos, cayendo posteriormente en un delicioso sopor post clímax durante incontables segundos. 

 ~~~

Lo aferró con fuerza contra él, acariciando con dulzura los cabellos castaños. Aun bajo la penumbra de la habitación, sin ninguna seña de luz más allá de los sutiles rayos de luna que se colaban por entre las cortinas, estaban recostados en la cama de Elle, abrazados de tal manera que la espalda de Light se acoplaba perfectamente al pecho del pelinegro. Sus respiraciones eran acompasadas y en el aire podía sentirse una paz acogedora, mientras el calor que desprendía ese abrazo los protegía de la helada que hacía afuera.

Después de las palabras dichas por el oji-miel, Elle se quedó sorprendido durante un tiempo, deteniendo en seco sus movimientos y mirándolo con ojos curiosos. ¿A quién deseaba olvidar? ¿Por qué precisamente con él? ¿Era esto algo bueno para ellos? ¿Realmente estaba dispuesto a permitirlo? Esta y otras preguntas igual de poco tranquilizadoras torturaban la mente del oji-negro, mientras asimilaba lo recién escuchado y se sentaba derecho sobre el colchón con un azorado Light imitándole.

La verdad era que como nunca antes ese angelical oji-miel le hacía sentir extraño, diferente. Elle sabía que desde el momento en que lo vio caminando con aire ausente por los pasillos en busca del salón donde los alumnos de primero hacían las clases de inducción, algo en él lo atrajo casi instantáneamente. Y al empezar a tratarlo, primero como su tutor y después al interactuar más, gracias a que por casualidades del destino eran también compañeros de cuarto, se fue dando cuenta que sus intereses eran demasiado similares para ser coincidencia y que tenían más en común de lo que pensó en un principio. Poco a poco se fue dejando cautivar por esos ojos dulces y esa actitud gentil, cayendo irremediablemente en las redes de una trampa con la que se prometió a sí mismo jamás volver a tropezar después de su primera desilusión amorosa. Fue cayendo en el encanto de ese rostro hermoso y cuando menos lo vio venir, se descubrió irremediablemente enamorado de Raito Yagami, pese a que se negó incontables veces a aceptarlo.

Y ahora que lo tenía así, susceptible y a su completa merced, no podía evitar sentirse fatal. Sin entender por qué se sentía hasta usado, pues sabía con certeza que el castaño no abrigaba emoción alguna por él, más que una admiración hecha a base de largas charlas nocturnas llenas de sabiduría, sentimiento por demás demasiado lejos del amor casi enfermizo que Elle experimentaba hacia él. Su experiencia le había enseñado a jamás quitar un clavo con otro clavo, a jamás intentar olvidar a un amor con otro amor, pues a la larga todo acabaría volviéndose en su contra.

Por eso no estaba dispuesto a dejarse llevar por la pasión del momento, mucho menos pensaba permitir que el dolor y la rabia que Raito sentía fueran lo que desatara un contacto tan íntimo y deseado. Si iban a estar juntos alguna vez, Lawliet quería que fuera porque así lo querían los dos, porque así lo deseaban los dos y no porque el despecho podía más que la razón y hacía que actuaran por puro impulso.

Por eso ahora lo abrazaba posesivamente por la espalda, después de haberse prometido el uno al otro intentar llevar una relación; Elle jurándole entre besos de mariposa y palabras suaves estar con él incondicionalmente y demostrarle día a día lo mucho que lo amaba, mientras Light por su parte le había prometido dejarse amar sin restricciones, a la vez que dejaba que lo ayudara a sacarse del corazón a su amor imposible sin que el pelinegro siquiera imaginara de quién pudiera tratarse.

~~~

Tirado en el suelo yacía un jean gris azulado, en cuyo bolsillo trasero un celular vibraba comunicando la llegada de un mensaje de texto. Pero ninguno de los dos ocupantes del sofá que estaba justo al lado se dio cuenta, ya que  se encontraban profundamente dormidos unidos en un estrecho abrazo.

“Mail, por favor, ten mucho cuidado. El rey descubrió donde estás y fue a buscarte. ¡Juro que nunca lo había visto tan furioso! Por lo que más quieras, escapa ya mismo de donde sea que estés. Temo por ti…”

Notas finales:

Chan! chan chan!! chan chan chan!!! 

De quién fue el sms que recibió Matt en su celular? Acaso realmente está el rey mas cerca de lo que nadie se espera? Qué pasará ahora entre Matt y Mello después de semejante noche llena de desenfreno? Light podrá enamorarse finalmente de Elle?... Todo eso y muchisimo mas en el prox. cap. :'D!!! ok ya parezco anuncio de telenovela jajoajoajao XD

Ojala les haya gustado linduras! recuerden que el botoncito para dejar rws no muerde y si dejan un pedacito de uds. en la cajita de comentarios seré demasiado feliz!! ;'DDD

L@s amooo ♥_♥


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).