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A Prince In Love por EimmyAnnh

[Reviews - 72]   LISTA DE CAPITULOS
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Notas del capitulo:

Hola mis amores!!!

Lamento mucho la tardanza u.u otra vez mi compu murió y esta vez casi no la cuenta D: así que compraré otra, sino me seguirá pasando lo mismo ewe

*se esconde en un búnquer de máxima seguridad* vengo con un cap. de infarto y sé que muchas querrán exterminarme después de leerlo así que... *se mete al búnquer* mejor me preparo psicológicamente para la abalancha de bombas que me llegarán DDD:

Mil agradecimientos para:

Joselyn

Carooliinaa-chan

CheekyMint21

Puly xD

Neko-chan PM

OmicidalQeen

fi ward

Por todos sus genialosos e inspiradores rws :'D En serio que no me la creía cuando vi que habían mas de 3000 lecturas y 58 reviews en la cagita de comentarios ;w; Agradezco tanto tanto su apoyo mis amores que no sé expresar con palabras lo inmensamente feliz que me hacen ♥_♥ Muchisimisimas gracias por todo y claro saben que este cap. de infarto va para ustedes ;'DDD

Antes de leer les digo que no todo es lo que parece y a veces hasta lo impredecible es predecible...

A Prince In Love

Chapter 12: The Angel of Death

 -¿Y dónde se supone que queda el paraíso?-Quiso saber Mello, sintiéndose curioso y ansioso a partes iguales, cuando ya llevaban aproximadamente treinta minutos surcando los cielos, mientras Matt piloteaba con gran habilidad el jet que ya se encontraba a considerable velocidad y altura.

-Ya lo verás.-Le sonrió enigmáticamente el pelirrojo, tecleando códigos en los controles del avión que el rubio no entendió para nada.

Mihael resopló fastidiado, mirando por la pequeña ventana a un lado de él el pasar de las nubes, sin dejar de preguntarse en ningún momento por qué tanto misterio, aunque muy en el fondo de sí sintiéndose increíblemente alagado con tantos detalles por parte de su novio. Matt se veía jodidamente sexy a su parecer al mando del jet, ciertamente irradiaba un aura demasiado incitante cada vez que tomaba el control. Se perdió un rato en él, mirando sus perfectas facciones de perfil; sus labios delgados y sonrosados, su piel lechosa y suave, sus preciosos ojos verdes de cachorro, sus pestañas largas y rizadas, los sedosos mechones pelirrojos que resbalaban por su frente. No había duda de que Mail para él representaba la personificación encarnada de lo hermoso, lo viera por donde lo viera.

-¿Mello?-Escuchó que lo llamaba, regresándolo de su ensoñación.-Hey, Mells, ¿estás bien?

El rubio parpadeó un par de veces para sacarse la imagen para nada sana de su mente, fijándose en los ojos escrutadores con que lo estaba mirando Matt y buscando rápido una respuesta más o menos coherente que decir. Aunque claro, de ser por él hubiera dicho sin ningún problema que se había perdido mirándolo y pensando en las mil y una formas de hacerle el amor, sin embargo no le pareció la mejor opción; si lo hacía probablemente desconcentraría a su novio de lo que estaba haciendo, logrando así que el jet se fuera a la mierda en caída libre hasta el inmenso océano que estaban cruzando en ese momento. Algo que, si analizaba retorcidamente, tampoco estaría tan mal, ya que si sobrevivían a semejante accidente, podrían desaparecer de la faz de la tierra fingiendo su muerte y así nadie se preocuparía más por ellos, lo que significaba plena y absoluta libertad para que Mail se alejara sin mayores dificultades de esa asquerosa vida que llevaba, siendo el heredero de un hombre a quien no le interesaba nadie más a parte de sí mismo.

-Nada, cachoro. Sólo pensaba.-Admitió a medias, sonriéndole de lado y acomodándose seductoramente en su asiento.

Jeevas tragó con dificultad al verlo, ya que cuando a Mihael se le daba por usar la seducción con él, generalmente terminaba cayendo irremediablemente. Anotó las coordenadas en el panel de controles y activó el piloto automático, diciéndose a sí mismo que ni en sueños dejaría pasar la oportunidad de hacerlo con su novio en un lugar tan interesante. Desde que salían, Matt había descubierto de sí cosas que nunca hubiera imaginado posibles, como por ejemplo lo libidinoso que podía llegar a ser sexualmente hablando y lo insaciable, exhibicionista, ansioso y pervertido que actuaba a la hora de intimar con el lujurioso rubio que tenía de amante.

Sin aviso previo se lanzó a los labios del oji-azul, tomándolo totalmente por sorpresa, haciendo que dejara caer de súbito la barra de chocolate que estaba comiendo y quedara momentáneamente sin saber cómo reaccionar. Pero no hizo falta más que la pecaminosa lengua del pelirrojo irrumpiendo en su boca para despertarlo, logrando que prácticamente le deborara los labios en un beso hambriento, lascivo y más ardiente que las mismas yamas del infierno.

Fue así como empezó su juego favorito, ese en el que las manos eran la mejor arma y los jadeos y gemidos el soundtrack más excitante.

~~~

-Mi señor.-Llamó respetuosamente un hombre corpulento y de insipiente barba gris.-¿Qué hará?

A su lado, sentado con elegancia, de temple arrogante y autoritario, un hombre de aspecto hostíl lo miró de reojo sin mostrar emoción alguna en su rostro. Un metro y ochenta centímetros de alto, setenta kilogramos de peso, ojos de un verde esmeralda precioso, aunque vacíos de sentimientos, piel blanca como la leche y cabello marrón ligeramente ondulado; Phillip Jeevas era el perfecto ejemplar de rey increíblemente joven para el puesto, pero demasiado frío y cruel para conveniencia de sus súbditos. Con treinta y ocho años cumplidos hace apenas un par de semanas, elegancia propia de su estatus en la sociedad y atractiva belleza, era conocido en el reino como El Ángel de la Muerte, debido a su frialdad a la hora de tomar decisiones e inclemencia al momento de castigar a aquellos que a su entender lo traicionaban.

-No será necesario hacer nada.-Pronunció en voz suave, aunque segura, observando en el radar el trayecto que recorría el jet donde iba su hijo.-El mismo Mail lo hará por mí.

-Discúlpeme si sueno entrometido, magestad, pero… ¿Qué hará exactamente el príncipe?

Phillip sonrió con soberbia, entrecerrando con sorna sus ojos verdes faltos de emoción.

-Tú sólo encárgate de matar al muchacho en cuanto te dé la orden.-Zanjó la exigua conversación el joven rey, lanzándole a su súbdito una mirada tan intimidante, que lo hizo retroceder en su asiento y tragar grueso sin ninguna gana de preguntarle algo más.

~~~

-Déjame ver si entendí…-Habló Elle, mientras subían al helicóptero, luego de haber comentado apresuradamente la situación con su tutor, quien curiosamente era el mismísimo Quills Wammy para pedirle que se los prestara.-Dices que Matt y tú viven en un reino llamado Costa Paraíso. Que sus verdaderos nombres en realidad son Mail y Light. Que quien dijiste en un principio que era tu hermano, ahora resulta que es el príncipe de ese lugar y tú eres su sirviente más leal. Y para rematar el padre de Mail, quien es un despiadado monarca, acaba de encontrarlos y hasta Mello corre peligro ahora…-El pelinegro tomó una gran bocanada de aire, después de haber soltado todo eso de una sola vez, mirando al castaño a su lado con ojos desorbitados.-Es broma, ¿cierto?

-Qué más quisiera yo…-Suspiró Light con voz compungida y expresión ausente.

Elle cerró las puertas del helicóptero y encendió el motor, sin poder evadir el sentirse increíblemente sobrepasado por tanta información. No obstante algo en su interior le decía que el chico a su lado tenía razón, por lo que debía apresurarse a encontrar a Matt y Mello si quería evitar una tragedia. Ese rubio impulsivo y de mal carácter era como su hermano y ni en un millón de años permitiría que alguien osara lastimarlo de ninguna manera, además que el pelirrojo se veía que tenía buenos sentimientos, aun a pesar de ser un mentiroso de lo peor y deberle demasiadas explicaciones.

 Se comunicó con la torre de control y utilizando su apellido, el cual era bastante reconocido e inspiraba respeto, debido a que su familia era sumamente influyente en el país, pidió la ubicación exacta del jet de Matt, junto a un mapa digital de sus coordenadas que pudiera rastrear con el radar para encontrarlo más rápido. Lo consiguió sin mucha dificultad y se sorprendió al saber que se dirigían a España, puntualmente Ibiza, destino que no estaba tan lejos de ahí y al cual le sería fácil llegar.

 En cosa de minutos ya estaban en el aire, volando en la misma dirección que seguía el veloz jet del joven príncipe y deseando con todas sus fuerzas llegar hasta ellos antes que fuera demasiado tarde.

~~~

-Ya dime a dónde vamos…-Pidió Mello contra los labios de Matt, robándole castos besos de vez en vez y sonriendo complacido al verlo bajo él, despeinado y ruborizado, dejes del intenso orgasmo recién vivido todavía presentes en su respiración agitada.

De respuesta recibió un beso fugaz y un empujón leve, el cual lo obligó a apartarse un poco. Pero antes que ninguno de los dos pudiera volver a hablar, el rubio para reclamar el desplante y el pelirrojo para argumentar por qué lo hizo, el sonido del radio captando una señal los hizo voltear hacia el panel de control, donde una luz titilante avisaba que aparentemente alguien quería establecer comunicación con ellos desde otro avión.

Extrañados dejaron lo que hacían y tomaron asiento correctamente en sus respectivos lugares, Mail aceptando la conexión al presionar un botón en los controles. Pero la voz que escuchó provenir del radio lo dejó tan atónito, que estuvo a nada de soltar un grito de genuino terror.

-Fue divertido mientras duró, Mail, pero es hora de terminar con este juego.

Mello vio como a Matt se le iba el color del rostro, como en su mirada se dibujaba el más profundo pánico, como la respiración se le volvía errática y como sus labios se abrían mostrando el gesto de mayor sorpresa y horror que jamás pensó verle expresar.

-Padre…

~~~

Phillip sonrió satisfecho al notar el miedo en la voz de su hijo, sintiendo como la ira y la sed de venganza viajaban como pólvora por su sangre, haciéndolo desear tenerlo de una vez por todas delante de él para castigarlo por tamaña insolencia. Pues no sólo era el hecho de haber huido como una vil rata cobarde de sus obligaciones reales, sino que ahora resultaba ser que era un puto marica que había osado manchar su apellido y sus raíces para relacionarse con un chiquillo insignificante que a su ver no era más que una asquerosa cucaracha que ya se encargaría de aplastar.

 -Hazlo ya.-Exigió en un susurro atemorizante a uno de los hombres que lo acompañaban, quien ni lento ni perezoso acató la orden, sintiendo un escalofrío abrumador al toparse sin querer con los gélidos ojos de su rey.

Digitó una serie de complejos códigos en el teclado de una computadora portátil, la cual estaba directamente conectada al sistema principal del avión. Sistema que, sin que Mail lo supiera, también estaba conectado al jet donde iba con Mello, al cual acababan de cambiarle el rumbo de vuelo con un solo click, haciendo que ahora fuera en dirección a Dubái.

-Me has decepcionado y lo sabes, Mail.-Phillip volvió a hablar por radio, usando un tono de voz tan gélido y perverso, que era difícil creer que un ser tan bello pudiera ser tan cruel.-Ha llegado el momento de que enfrentes las fatales consecuencias de tus actos.

~~~

Mail no era estúpido. En cuanto el mapa de vuelo apareció en la pantalla del panel con las coordenadas modificadas, supo que no había salida. Su peor pesadilla estaba haciéndose realidad en el mejor momento de su vida, ya que jamás llegó a pensar que sería tan feliz estando lejos de sus raíces. Cuando huyó del reino lo único que tenía en mente era vivir de la forma más tranquila que pudiera como un chico de su edad, sin embargo apareció Mello en la ecuación y sus cálculos se fueron al diablo. Aquel rubio de ojos increíblemente transparentes y azules lo hacía sentir el ser más feliz de la Tierra, llevándolo a creer por un momento que el mundo que ambos habían construido alrededor de su relación sería impenetrable. Pero ahí estaba ahora, siendo perseguido por la personificación viviente de la maldad y exponiendo al amor de su vida, ese que creía posible sólo en películas o libros demasiado cursis e irreales, a un peligro que, de alcanzarlo, sería letal. Su padre no se andaría con rodeos a la hora de conocer a Mello, ni mucho menos consideraría la posibilidad de perdonarle la vida ante lo que para él era la peor traición, por eso Matt debía buscar la forma de salvarlo como fuera de un destino que no le concernía. Si alguien debía ser castigado, lastimado y hasta asesinado por sus malas decisiones… ¡No era nadie más que él! Y así tuviera que sacrificar su felicidad en pro de proteger a Mihael de las garras de su padre, lo haría sin siquiera pensarlo.

Mello por su parte observó como la expresión de Matt cambiaba de horrorizada a decidida en cosa de segundos, mientras tomaba de un gabinete pequeño a un lado del asiento del piloto unos auriculares y los conectaba a los parlantes del panel, claramente para evitar que escuchara lo que fuera que su padre diría. El rubio aunque sabía de propia boca de su novio muchas de las vilezas que había cometido el rey, ni siquiera dimensionaba lo realmente cruel que era. Para él ese hombre no era más que otro monarca con ínfulas de Dios, por quien no sentía nada más que aversión. Aún así le preocupaba demasiado el obvio temor que mostraba Matt, ya que el pelirrojo no era alguien que se asustara fácilmente. Sabía que algo más había oculto en la rota relación de padre e hijo entre Philip y Mail, lo que no hacía más que molestarlo, pues odiaba no estar cien porciento al tanto de lo que pasaba a su alrededor. Quiso hablar, pero el oji-verde lo calló con un gesto de su mano apenas hubo abierto la boca, haciéndolo fruncir el entrecejo con fastidio al caer en cuenta de que de momento su papel en esa historia no sería más que el de un mero espectador.

-¿Qué debo hacer?-Preguntó Mail con el miedo, el respeto y el odio latiendo en su voz.

-Fuiste tú quien empezó este juego, Mail, y serás tú mismo quien lo termine.-Las crudas y susurrantes palabras de su padre llegaron en estéreo a oídos del príncipe, preocupándolo en sobremanera, mientras una sensación horrible comprimía su corazón.

-¿Y cómo lo haré?-Apenas salió de sus labios, temiendo con el alma a lo que escucharía.

La respuesta tardó varios segundos en llegar, pero cuando lo hizo lo destrozó por dentro.

-Bajo tu asiento hay un paracaídas, lo usarás para salir del jet. Lo demás déjamelo a mí.

~~~

-¡Están volando demasiado alto!-Dijo Elle a Light, una vez hubieron alcanzado el jet en que iban Matt y Mello y tras corroborar con el radar que otro avión los seguía de cerca.-¡Nos será imposible llegar hasta ellos! ¡El helicóptero no da para tanto!

-¡Mierda!-Espetó el castaño desesperado, chequeando como en el rastreador Mail y Phillip iban a muy poca distancia.-¡Si no hacemos algo los matará sin piedad, Elle!

-¡Ya lo sé, Light! ¡Pero entiende que no puedo hacer nada!-Se exasperó el siempre impasible azabache, sintiéndose sumamente impotente al no preveer que el helicóptero en que volaban no sería suficientemente eficiente para ayudar en caso de emergencia.

Había sido todo tan súbito y repentino, que no tuvo el tiempo suficiente para idear una estrategia y ahora las malas condiciones a su favor se lo estaban cobrando. Lo único que les quedaba era permanecer lo más cerca que pudieran de sus amigos, para así serles de ayuda aunque fuera en lo más insignificante.

-Pediré refuerzos si las cosas se salen de control.-Añadió Elle en voz más tranquila, haciendo una llamada rápida y pidiéndole a su tutor que tuviera todo listo en caso que fuera necesario.-Lo único que nos queda es vigilarlos desde aquí…

~~~

Tal como dijo su tirano padre, encontró un paracaídas muy bien empacado en su contenedor, cuidadosamente guardado bajo el asiento donde estaba. Se sintió mareado de pronto, por lo que tuvo que sujetarse con fuerza del respaldar del mismo para no desvanecerse. La presión que tenía encima estaba a punto de superarlo y aun ni siquiera ideaba un plan medianamente decente para librarse de esa horrible situación. Lo único que tenía más que claro era que debía proteger a Mello; protegerlo y salvarlo a como diera lugar, así tuviera que arriesgar su propia vida en el proceso.

-¡Matt!-El grito llegó como una sacudida a sus oídos, bajándolo bruscamente de su nube de confusión.

Mello estaba frente a él, con las manos sujetando sus hombros y esos ojos azules seduciendo a sus sentidos con una mirada increíblemente penetrante e intensa. –

¡¿Mierda, Mail, ¿quieres explicarme qué demonios está pasando?!

-Tenemos que salir de aquí.-Soltó atropelladamente el oji-esmeralda, fragmentos de una idea para salvar a Mello de las garras de Phillip, armándose cual puzle en su cabeza.

Cortó toda posible comunicación por radio con el avión donde venía su padre, apurándose a salir junto al rubio de la cabina de mando para dirigirse a una de las dos puertas que tenía el jet. Si quería que su plan funcionara debía ser rápido y no pensarlo mucho, pues sabía que si lo hacía le encontraría demasiados fallos y eso haría que desistiera de ponerlo en marcha.

-Mello, necesito que confíes en mí.-Le pidió tratando de que no se le quebrara la voz, mientras se desvestía rápidamente y le entregaba las prendas al oji-azul, suplicándole con una mirada llena de desesperación para que se las pusiera sin hacer más preguntas.

Espera, no…-Lo detuvo el rubio, obligándolo a mirarlo.-¿Por qué? ¿Qué pretendes hacer?

-¡Sólo confía en mí!-Se desesperó Mail, luchando con las lágrimas de impotencia que estaban a punto de brotar de sus ojos.-Te dije que debemos salir de aquí y eso haremos.

-¡Pero sólo tenemos un paracaídas, Matt!-Continuó terco Mello, haciendo lo propio para controlar el caos creciente que eran sus emociones en ese preciso momento.-¿Cómo mierda se supone que saldrás de aquí también si me estás dando la única vía de escape?

-Confía en mí, por favor.-Suplicó Matt con la voz ya irremediablemente quebrada, poniéndole sobre los hombros su chaqueta al rubio.-¿Puedes hacerlo, Mello? ¿Puedes confiar en mí?

Éste se quedó callado por varios segundos, en los cuales sólo sus respiraciones entrecortadas y el suave rugir del motor rompían el silencio.

-Confiaré en ti.-Admitió finalmente con la voz igual de quebrada, sin saber por qué al decir esas palabras sintió que se condenaba a sí mismo al dolor más mortal y lacerante.

Un beso lleno de sentimientos angustiantes y emociones difíciles de describir le siguió a aquel silencioso pacto entre los dos. Un beso que fue intenso y largo, pero que para ellos fue tan suave y fugaz. Un beso que, sin siquiera imaginarlo, traía consigo el sabor amargo de una cruel despedida que les sería sencillamente imposible de evitar.

 -Te amo, Mihael.-Confesó en un susurro ahogado Matt, cuando Mello ya estuvo listo con el arnés del paracaídas atado a su cuerpo y vistiendo el conjunto semi formal que el mismo pelirrojo llevaba al comenzar ese fatídico viaje.-Por favor, jamás olvides eso.

Como respuesta los brazos del oji-azul se enredaron con anhelo entorno a su cuerpo, aferrándolo en un fuerte abrazo lleno de dudas, inquietud y añoranza.

-Yo también te amo, Mail.-Pronunció entrecortadamente el rubio, incapaz de seguir conteniendo el apremiante temor que le causaba tener que dejar a su novio a su suerte en aquella aeronave.-Espero tampoco lo olvides nunca.

Acto seguido Matt abrió la puerta y el soplar inclemente del viento lo obligó a retroceder varios pasos, no sin antes dirigirle una última mirada a su amado rubio de ojos como el cielo para entonces empujarlo de súbito hacia el vacío, mientras rogaba a quien fuera que manejara su vida que el plan no tuviera fallas y Mello lograra salvarse de un destino que le correspondía enfrentar sólo a él.

~~~

-Está hecho, mi señor.-Informó el hombre corpulento de insipiente barba gris.-El príncipe ha saltado.

-Excelente.-Respondió en tono suave Phillip, esbozando en sus finos labios una pequeña sonrisa de complacencia.-Ahora hazlo… mata al chico.

-Como ordene.-Asintió su sirviente, digitando nuevos códigos en los controles, mientras el avión donde estaban descendía un par de pies y cambiaba de dirección.

Disfrutaría primero de su venganza en contra de esa asquerosa cucaracha y luego iría por su hijo, a quien por supuesto también le esperaba un merecido castigo por su insolencia.

-Patético…-Musitó despectivo para sí mismo el rey, viendo en el radar como el jet de su hijo con aquel insípido muchachito en su interior perdía más y más altura, precipitándose inevitablemente contra el mar a una velocidad tan letal que le sería imposible recuperar algo de su cuerpo para dejárselo como un vívido recuerdo.

~~~

No supo cómo, pero de estar cayendo en picada, pasó a encontrarse a salvo dentro de un helicóptero que lo interceptó de la nada, donde Elle y Light respiraban aliviados al haber logrado atraparlo. Sin embargo al mirar hacia delante, el mundo se le cayó a los pies, al ver como el jet donde estaba Mail chocaba con estrépito contra la superficie del océano.

Siendo tal la fuerza con la que cayó, que el avión irremediablemente se desintegró en pedazos.

 -¡NO! ¡MATT!

Mello gritó con todas sus fuerzas, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas, el aire abandonaba sus pulmones y la vida se le iba del cuerpo junto con aquella infernal explosión. Porque en el fondo sabía, aunque la sola idea lo matara de dolor, que era imposible que su novio hubiera sobrevivido a semejante desastre.

-No… NO… ¡NO!

Matt… su Matt… estaba muerto.

Notas finales:

Será que de verdad murió nuestro amadísimo y bien sensual príncipe Mail?... O.O saben que amo cuando me dan sus opiniones y ahora sí que me encantará leer qué teorías tienen para lo que sigue del fic ^^

Se viene mucho drama y momentos complicados de ahora en adelante en la vida de los chicos, pero yo siempre digo que al final después de tanta tormenta llega la calma *---*

Esperaré ansiosamente sus reviews!!! Sus opiniones y/o comentarios son mi motor para seguir escribiendo ♥_♥


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