A Prince In Love
Chapter 14: Break
El jet aterrizó con gracia sobre suelo londinense, llamando la atención en más de un curioso empresario que estuviera por los alrededores del aeropuerto privado. Cuando las puertas se abrieron y hubo bajado la escalera, un trío de hombres abandonó la aeronave, los cuales inspiraban bastante respeto debido a su corpulenta apariencia y poco amigable rostro. Les siguió un atractivo joven de pelo rojizo junto a su bella y joven esposa, la cual acunaba delicadamente entre sus brazos al nuevo heredero de la dinastía Jeevas.
-Sea usted más que bienvenido, príncipe Mail.-Lo saludó nada más llegar un hombre de contextura menuda, cabello entrecano y costoso traje gris.-Es un honor para mí recibirlo junto a su familia.
-Muchas gracias, Charles.-Contestó él, sonriendo cordial.-¿Tienes todo preparado ya?
-Más que listo y dispuesto para usted, su alteza.-Asintió enérgico el mayor, siguiéndoles el paso a los recién llegados y su séquito de guardaespaldas.-Le conseguimos el mejor lugar para vivir. Sólo es cuestión de que se instalen.
-Excelente.-Aprobó Mail, mostrándose bastante complacido.
Subieron a la limusina que los esperaba unos metros más allá, ocultando sus identidades gracias a los cristales polarizados que esta tenía. El chofer arrancó y pronto ya estuvieron recorriendo las atestadas calles de Londres, atrayendo las miradas maravilladas de toda persona que viera pasar frente a sus ojos tan elegante vehículo.
Dentro, Mail y Aleshka conversaban sobre qué harían al llegar al lugar donde recidirían durante el tiempo que estuvieran en Londres, mientras el pequeño Mikhail dormía apaciblemente acurrucado en brazos de su madre.
-Quedé de verme con Beyond en un café cerca de Wammy.-Le contó el pelirrojo, mostrando una mueca nerviosa en su rostro de facciones suaves.-Necesito que me cuente qué ha sido de Mello en estos años, sólo así podré hallar la forma de acercármele sin provocarle un trauma o algo parecido.
-Seguramente sigue creyéndote muerto.-Dedujo ella, suspirando preocupada.-Será muy complejo su reencuentro, Mail. Deberás ser muy cuidadoso y, por sobre todo, paciente.
-Lo sé, Lesh.-Suspiró también él, notándose claramente angustiado.-Créeme que lo sé.
Aleshka le acarició el cabello, regalándole una sonrisa tranquilizadora.
-El amor, si es verdadero, siempre triunfa.-Le dijo dulcemente.-Y sé que ese es su caso, así que no temas. Será complejo al principio, sí, pero nada es impedimento suficiente cuando se ama de verdad.
Matt le devolvió la sonrisa, besando delicadamente el dorso de su mano.
-Gracias, Lesh.-Le dijo, mirándola con suma gratitud.-No sé que habría sido de mí sin ti.
Ella rió despacio, negando con la cabeza y aferrando con ternura más hacia sí a su bebé.
-Gracias a ti, Mail. Gracias por darme el regalo más bello de todos.-Retribuyó sonriendo.
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Subió el zipper del chaleco de cuero que había decidido vestir ese día, tomando con rudeza las llaves de su motocicleta que yacían abandonadas sobre la mesita de noche. Le echó un vistazo al cuerpo que dormía plácidamente envuelto entre las sábanas sobre la cama, frunciendo el ceño al haber sido nuevamente incapaz de resistirse al llamado de un mero ligue por placer. Se guardó el móvil en uno de los bolsillos traseros de su pantalón y dejó un fajo de billetes sobre la superficie marrón del buró, encaminándose sin titubeos hasta la puerta. Giró el pomo y la abrió sin más, justo cuando su diversión de esa noche se removía entre sueños.
Finalmente salió de la habitación, llendo hacia el ascensor para bajar al estacionamiento. En su mente no había nada; nada que no fueran pensamientos vacíos y sin dirección más allá de pasarla bien junto a desconocidos. Desde que había salido de ese lugar infernal donde lo habían internado por su abuso con las drogas y el alcohol, había volcado su vida a ligarse a todo ser viviente que fuera de su interés, sin importar si era hombre o mujer. Muchos pasaban por su cuerpo, unos más de su agrado que otros, lo que lo ayudaba aunque fuera un poco a sacarse de adentro el horrible hueco en su interior que crecía y crecía conforme más pasaba el tiempo.
Subió a su moto y arrancó sin más, saliendo a gran velocidad del estacionamiento privado que tenía el hotel. Andubo a todo lo que daba el motor durante varios minutos, suspirando al sentir el viento frío de invierno golpeándole el rostro. No llevaba casco y ciertamente le daba igual, ya que a esas alturas de su vida lo menos importante era él.
Visualizó la Universidad de Wammy a lo lejos, lo cual le obligó a desacelerar al llegar a la entrada del enorme recinto. Avanzó ensimismado hasta llegar al estacionamiento de su facultad, aparcando la motocicleta junto a otras más que allí habían para entonces dirigirse a pasos pesados rumbo al edificio habitacional de los chicos. Atravesó la gran puerta de cristal y subió de dos en dos los escalones hasta su dormitorio, sintiendo en su pecho esa acostumbrada sensación de tristeza cuando se adentró al lugar y lo encontró completamente vacío.
Tiró descuidadamente su chaqueta sobre la cama y se encaminó al baño; necesitaba una ducha urgente, pues notaba su cuerpo demasiado pegajoso a causa de fluídos que no eran solamente suyos. Abrió la llave de agua helada y se metió bajo el chorro sin reparos, estremeciéndose cuando las frías gotas hicieron contacto con su caliente piel.
Un rostro de facciones suaves hizo aparición entre sus pensamientos en cuanto se relajó lo suficiente, junto a unos hermosos ojos verdes cuales esmeraldas y una sonrisa encantadora que era capaz en segundos de iluminar su vida. El ardor típico de las lágrimas escoció sus ojos, mientras un nudo apremiaba su garganta dificultando el paso de aire y una punzada apuñalaba sin consideración alguna su corazón.
Matt… Clamó su mente, retorciendo de impotencia y rabia todo su ser. ¿Por qué, Matt?
Como flashes ineludibles lo perturbaron los recuerdos de ese fatídico día, en el cual se había sentido tan invencible y feliz y luego lo perdió todo tan rápidamente que ni siquiera fue capaz de procesarlo. Un sollozo lastimero abandonó sus labios cuando el sentimiento de pérdida creció y creció en su pecho hasta abarcar todo por dentro igual que un abismo infinito, el dolor del entendimiento nublando su razón al punto de hacerlo gritar de ira e impotencia.
Se dejó ir hasta el piso, mientras la gélida lluvia de agua seguía cayéndole encima, abrazándose a sí mismo en un vano intento de aplacar el incontrolable temblor en su cuerpo debido a la inmensa frustración que lo invadía. El llanto explotó de nuevo y no pudo más que quedarse allí, hecho un obillo en la ducha, totalmente destrozado, incapaz de mitigar la enorme tristeza que sentía esparciéndose por sus venas como el más letal de los venenos.
Nada tenía sentido, nada importaba ya.
Y es que con la muerte de Matt, Mello había muerto también.
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A unos metros de la universidad, en un café cercano, un encuentro se llevaba a cabo. En una mesa apartada al fondo del acogedor lugar, dos jóvenes mantenían una crucial y seria conversación. Uno poseía una rebelde melena negra y ojos tan rojos como dos rubíes, mientras que el otro era pelirrojo y su mirada relucía en un tono verde esmeralda bastante cautivador.
-Mello ya no es el chico rebelde y despreocupado que conociste, Mail. Desde el día en que él y todos creímos que falleciste, podría decirse que se transformó en una versión muy fatalista de sí mismo. Unos meses después de que supuestamente moriste, Elle y yo debimos intervenir e internarlo en un centro psiquiátrico…-Beyond soltó un largo suspiro, aprovechando su propia pausa para beber un poco de su café.-Porque intentó suicidarse.
-¿Q-Qué…? N-No… Mello… él no…-Matt había quedado en shock, su cara deformándose en una mueca de dolor emocional sumamente notable.-Yo jamás quise que sufriera tanto…
-No te culpes, esa no es la idea tampoco.-Expresó el pelinegro con mucha seriedad, poniendo en sus ojos una mirada bastante intensa.-Sólo te lo conté para que te hagas un esquema mental de cómo está la situación actualmente, para que no te pille de sorpresa en el momento en que decidas reaparecer en su vida de nuevo.-Probó de la tarta de fresa que se había pedido, saboreándola antes de volver a hablar.-Si pretendías pararte en frente de él y decirle “hola cariño, deja de llorar que nunca estuve muerto de verdad” créeme que lo único que harás será trastornarlo todavía más de lo que ya está.
-No planeaba hacer eso.-Aseguró Matt, frunciendo el ceño algo incómodo.-Lo último que quiero es lastimar a Mello más de lo que ya lo he lastimado…-Desvió la mirada, tratando de que Beyond no viera las lágrimas agolpándose en sus pupilas verdes.-Sólo quiero volver a verlo… sólo quiero hacerlo olvidar todo lo malo que le tocó vivir desde ese día.
El chico de ojos rojos tan sólo se limitó a mirarlo con condescendencia, no sabiendo bien qué decir y por tanto optando por quedarse callado. Los rodeó un silencio denso por unos minutos, durante los cuales Mail tomó a sorbos pequeños su café late y Beyond se acabó su tarta de fresa, ninguno de los dos seguros de qué más acotar a su conversación.
-Se paciente…-Sugirió B luego de un rato, chistando la lengua.-Dale tiempo al tiempo y deja que las cosas se den de nuevo entre ustedes. Pero sobre todo, Matt, no hagas nada estúpido. Sé que te mueres por estar con Mihael otra vez, pero créeme cuando te digo que deberás idear una estrategia muy buena para volver a entrar a su vida. Yo te ayudaré; planearé la mejor forma de contarle que todo fue un malentendido y que nunca moriste como él cree. Sin embargo hay que aceptar que te demoraste dos años en buscarlo y eso seguramente te jugará en contra llegado su momento.-Pausó, sintiéndose ligeramente culpable al notar la mueca dolida en el semblante del heredero al trono de Costa Paraíso.-No te preocupes, veo que ambos siguen queriéndose tan locamente como siempre y eso será una carta a tu favor. Ten paciencia, príncipe… solucionaremos esto.
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Al ingresar en aquella reconocida discoteca al centro de Londres, cuando eran ya pasadas las once de la noche, apenas fue capaz de mantenerse en pie correctamente. Las luces destellando en todos los espacios, los láseres tintineando, la música estruendosa, más esa neblina blanca y espesa causada artificialmente, mareaban sus sentidos de una forma sumamente desagradable. Realmente no estaba hecho para ese tipo de lugar, con toda esa gente sacudiéndose alocadamente al ritmo de las movidas canciones y el aire denso totalmente contaminado de humo. ¡Vaya que se sentía asfixiado y no llevaba ni cinco minutos dentro! Se encaminó al bar del área VIP, ya que al parecer ese era el único sitio donde, por lo menos, lograba distinguir quién estaba frente a él. Pidió un trago con poco alcohol, pues no estaba en sus planes terminar ebrio, mientras obserbaba a su alrededor con los párpados entrecerrados debido a que su vista todavía estaba algo afectada por tanta luz.
Vestido con una ajustada camisa manga larga negra, jeans entallados azul oscuro y googles sobre sus rojizos cabellos; Matt bebía a sorbos pausados de su bebida, deleitando sus afectados ojos esmeralda con la silueta a contra luz de un sensual rubio moviéndose seductoramente al compás de la rítmica canción que sonaba en ese momento. Era consciente de que había acordado con Beyond ser cauteloso e idear un plan estratégico para acercarse a Mello, no obstante al saber de buenas fuentes que aquella noche asistiría a ese lugar, le fue imposible contener sus ganas de volverlo a ver.
Y allí, apenas a metros de distancia de Mihael, Mail sabía que ante la más mínima provocación…
Perdería irremediablemente el control sobre sí mismo.