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Ojos verdes por Lonny

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CAPÍTULO 13

La primera mañana que Loki se despertó en la cama de Tony con él a su lado pensó que era un sueño o un simple recuerdo de algo ya vivido. Pero, a medida que pasaban los días, aquél sueño se hizo realidad y ya no podía pensar en dormir en una cama que no fuera aquella. Nadie sabía de su presencia allí y eso facilitaba su convivencia. Los días comenzaban con un desayuno agradable, lleno de confidencias, bromas y besos hasta que Loki se veía obligado a escabullirse por la escalera de incendios para salir del edificio sin que nadie lo viera. Volvía por la tarde, como había hecho hasta ese momento, pero sin irse a casa, ya que subía hasta el último piso esperando a que Tony acabara sus deberes. Si decidía trabajar más, el joven se escabullía para ayudarlo en su proyecto secreto y, si no, se pasaban la noche enredados en cualquier parte de la casa. Había sido muy fácil acostumbrarse a esa vida, demasiado fácil, ya que todo ser humano disfruta fácilmente de la buena vida y la felicidad.

He estado pensado en probar el traje una de estas noches- dijo de repente Tony estando tirado en el sofá con Loki abrazado. El joven se levantó de golpe, mirándole.

¿Lo tienes listo?- dijo ilusionado. Aquél traje era tan fantástico que no podía esperar a verlo.

Más o menos. JARVIS ha hecho pruebas y los datos son muy optimistas- acarició el cabello del joven- ¿Has podido hablar con tu hermano?- Loki desvió su mirada, incómodo.

No, pero tampoco tengo mucho que decir. Thor sabe lo esencial- Tony se dejó caer en el sofá arrastrando al joven encima de él, sosteniendo su rostro entre sus manos.

Quiero que salgamos a cenar- dijo de golpe Tony- Estoy harto de pasarme las noches encerrado y necesito respirar aire puro, o lo que sea que se respire en esta ciudad- el joven le dio un beso.

Soy tuyo cuando quieras- respondió, mirándolo fijamente.

¿No te importan los espías? Y eso que aún no me he hecho con ninguno, debe ser divertido- elucubró el moreno, mirando al techo. Loki le dio un suave golpe en el pecho sin dejar de sonreír pícaramente.

Mi padre ya sabe todo lo importante- dijo al rato, encogiéndose de hombros- Lo demás, lo imagina- Tony lo atrajo de nuevo hacia él y acarició sus mejillas- Y, ¿dónde vamos a ir?- preguntó, de repente, muy animado. El moreno se quedó pensando un momento.

¿Qué te apetece? ¿Un sitio ruidoso, con mucha gente o algo más sencillo, más íntimo por decirlo de alguna manera?- Loki se lo quedó mirando mientras pensaba. La respuesta era fácil.

Preferiría que nadie me estuviera mirando mientras estoy contigo- dijo el joven. No soportaba que la gente lo mirara y lo juzgara. Nunca lo había soportado.

Pero sabes que eso es prácticamente imposible, ¿verdad?- aquello le hacía gracia porque era una realidad incuestionable- De acuerdo, entonces. Iremos a algún sitio tranquilo. ¿Un Shawarma?- el joven volteó los ojos reprimiendo una sonrisa, mientras se alejaba del sillón- ¿Un Fresh Food de esos? Dicen que es muy saludable y no creo que haya mucha gente…-

En serio, una cafetería estará bien- Tony alzó una ceja.

No pienso ir a una de esas cafeterías 'abierto toda la noche' en nuestra primera cita- aquello le hizo gracia a Loki.

¿Primera cita?- aquellas palabras incomodaron a Stark que se sentó en el sillón, tanteando por debajo de los cojines hasta encontrar el mando- Ha sonado muy bien, la verdad- Miró a Tony, quién desvió la mirada abrumado. Aquél tipo de revelaciones nunca habían sido muy cómodas para él.

Entonces, prepárate para esta noche, a las ocho- se levantó del sillón de un bote y se fue hacia el ascensor.

*^*^*^*^*^*^

El deportivo blanco matrícula Stark se paró en medio de la avenida sin reparar, mínimamente, en el profuso tráfico que se había amontonado a esas horas de la noche. Loki tuvo ganas de volver a la torre al ver a tanta gente mirándole a través de los cristales tintados del automóvil, esperando a que el gran Tony Stark bajara con una gran sonrisa en sus labios. Había pedido sólo una cosa, algo sencillo y fácil de cumplir: privacidad. Desde que su padre le había hablado sobre sus espías, saber que constantemente había alguien vigilando cualquiera de sus movimientos, lo ponía nervioso. Y aquella escenificación no le ayudaba en absoluto a mantenerse en el anonimato. Loki miró cómo Tony salía y saludaba ante los vítores de la gente, personas con ganas de hacerle una foto o pedirle un autógrafo. Se cruzó de brazos esperando a que saliera de allí, que se metiera en el restaurante para poder salir, pero el moreno no le dio opción al picarle en el vidrio y animarle a salir. Odiaba a esa estúpida gente que no se separaba de ellos.

Cuando por fin pudieron entrar, el joven estaba ya de tan mal humor que estaba seguro que no iba a disfrutar en absoluto de una noche que había esperado con entusiasmo. Porque lo había hecho. Esa tarde, estando en el taller trabajando con Bruce, apenas había podido unir un circuito con otro al tener la mente ocupada, pensando en todo lo que viviría durante y después de la cena. Le ilusionaba poder compartir un momento así con Tony fuera de su piso; era como comportarse como una pareja, algo que no sabía bien si ya lo eran o no. Pero aquello, todo aquello lo estaba estropeando y su ánimo estaba por los suelos.

El maître tuvo la bondad de darles una de las mesas más alejadas de la sala, teniendo así algo de privacidad, aunque no faltaron las miradas y los comentarios por lo bajo que tanto detestaba. En esos momentos odiaba tanto a esa gente que no le habría importado barrerlos a todos. Notó la mano de Tony coger la suya y tirar sutilmente de él. Loki lo miró algo sorprendido.

Perdona por el numerito- dijo sin mirarle- Son gajes del oficio- el joven le apretó la mano sintiéndose menos asqueado.

Se sentaron, uno en frente del otro, mirando el menú de arriba abajo. Tony observó la expresión en el rostro de Loki, intentando averiguar qué pasaba por su mente, sin poder. Pensaba que sería divertido verle en un sitio como ese, fuera de su ambiente habitual. Pero, una vez más, el joven lo sorprendió.

¿Ya han escogido qué van a tomar?- preguntó el maître, a lo que Tony sonrió a punto de ofrecerse a Loki para ayudarle en su elección.

Un Pâté Lorrain, pero sin ensalada, por favor. Y de segundo Pôchouse. ¿Qué clase de pescado han utilizado?- preguntó el joven.

Perca, señor- contestó, recibiendo un asentimiento por parte del joven, quién cerró el menú para dárselo al hombre y mirar a Tony.

Tomaré lo mismo- dijo el moreno, entregando el menú- ¿Puedo decir que me has sorprendido gratamente?- Loki alzó una ceja, confuso.

Me alegra haberte sorprendido en algo- cogió una copa y dio un sorbo de vino blanco.

Me sorprendes más a menudo de lo que crees- aquello alegró al joven- ¿Habías venido alguna vez a este sitio?- Loki miró alrededor, negando con la cabeza.

No, la verdad es que no. Pero sí he ido a otros restaurantes con mis padres y lo cierto es que, en el fondo, todos son iguales- Tony le sonrió, observándolo. Era increíble cómo, después de tanto tiempo, estaban ahí, cenando tranquilamente en un ambiente tan íntimo, tan especial creado por ellos mismos. ¿Quién le iba a decir cuando lo conoció que estaría así de embobado mirándole, fascinado buscando su constante atención y provocándole cualquier sonrisa, por pequeña que fuera? Porque las necesitaba, las quería todas para él sólo. Era un poco egoísta.

Tengo curiosidad por saber cómo es tu padre- se sacó el móvil del bolsillo de la chaqueta- ¿Cómo dijiste que se llamaba?- Loki rodó los ojos, visiblemente molesto.

¿Por qué quieres saberlo? Hablar de mi padre es lo último que desearía en estos momentos- Tony sonrió de lado y alargó su mano para coger la suya.

No pretendo que hablemos de él. Ni de esa manía suya por los espías. Simplemente quiero saber más del enemigo, ya que parece que está respirando constantemente en nuestra nuca- el joven suspiró, jugando distraídamente con la mano de él.

Odín Borson- dijo casi escupiendo las palabras. Tony alzó una ceja y lo escribió en su móvil. Lo que vio no le sorprendió, aún el pequeño aullido que emitió.

Creo que empiezo a entender lo de los espías- Loki desvió su mirada, incómodo- Parece ser que papi es un pez muy gordo. Más gordo qué yo- Tony lo miró incrédulo- ¿Debería sentirme ofendido?- el joven jugueteó con el pan, haciéndolo pedazos mientras esperaba con impaciencia.

Parece que te divierte mucho leer sobre mi padre- el moreno lo miró, cerrando su móvil.

No te ofendas, pero jamás pensé que estarías relacionado con alguien… así- sonrió divertido, viendo el extraño puchero que mostraba su pareja. Guardó su móvil y posó sus manos entrelazadas sobre la mesa- Venga, háblame de ese proyecto tuyo- alargó la mano y le robó un pedazo de pan. Estaba hambriento.

Trajeron la comida y ambos disfrutaron de la cena conversando sobre la tesis que Loki pensaba realizar como trabajo de fin de carrera. Tenía muchas ideas, demasiadas, pero no estaba seguro de poderlas unir en un único trabajo. Las teorías, a veces dispares, no parecían encajar unas con otras. Además quería dividir el trabajo entre algo teórico y práctico, una teoría y algo que la demostrara. Pero tenía la cabeza tan llena de preocupaciones que no tenía tiempo para otras cosas. Estaban a punto de tomar el café, cuando una joven rubia, de aspecto deslumbrante se acercó a su mesa, quedándose mirando a Tony.

¿Te acuerdas de mí?- la sonrisa boba era la antesala de la voz de pito. Stark se la quedó mirando.

Pues no. ¿Debería?- la mirada del moreno estaba lleno de burla.

Nos conocimos en una fiesta en Los Ángeles hace un par de años- y mirando a Loki- No pude decirle que no. Es muy insistente, ¿verdad?- el joven alzó una ceja.

Oye- interrumpió Tony- No me acuerdo de ti, en serio…- empezó a decir cuando la chica se sentó en su regazo, abrazando su cuello- Ey ey ey… ¿Qué es eso de sentarse encima de la gente?- pero ella no le hacía caso.

Con lo bien que nos lo pasamos… ¡No puedo creerme que lo hayas olvidado!- Tony estuvo tentado en gritarle que no recordaba a la gran mayoría de mujeres con las que se había acostado porque habían sido polvos de una noche, sin más. Pero no era ni el momento ni el lugar adecuados para decirlo. Miró hacia Loki y se dio cuenta que había desaparecido, cabreándole más si cabe. Se deshizo de la mujer y caminó hacia la salida, no sin antes pagar la cuenta.

Al salir empezó a buscarle con la mirada, sorprendiéndose de verlo apoyado en el coche blanco con los brazos cruzados y mirando a lo lejos. Tony se acercó con las manos en los bolsillos sin apartar su mirada de él, mordiéndose el labio. Su cara no expresaba nada, algo que no le ayudaba en absoluto y que temía a la vez. ¿Estaría enfadado, decepcionado, aburrido o ni tan siquiera le importaba?

¿Te importa si nos vamos ya?- le dijo Loki antes si quiera de poder preguntarle algo. Tony asintió y abrió el coche con desgana, dejando que el joven entrara primero. Puso algo de música para animar el ambiente. Le gustaba escucharla mientras pensaba. Miró de reojo a Loki, quién tenía la cabeza apoyada en el reposacabezas mirando por la ventana. No decía nada.

¿Estás enfadado?- preguntó Tony al no ver reacción alguna.

No-

¿Seguro?-

Sí-

El moreno suspiró cansado, mientras seguía el ritmo de la música con los dedos encima del volante. Odiaba que las cosas hubieran acabado así por una simple zoqueta de su pasado que había elegido justo ese día para reconocerlo. Volvió a mirarlo de reojo y posó su mano encima del muslo ajeno, acariciándolo, llamando su atención, pero seguía sin hacerle ningún caso. Definitivamente estaba enfadado.

No debería sorprenderte que aparecieran mujeres como esa a cada esquina. Forman parte de mi pasado, pero no de mi presente- apretó el muslo cariñosamente- Todos tenemos cadáveres en el armario- aquello hizo sonreír a Loki.

Unos más que otros- espetó. Se pararon en un semáforo y Tony llamó su atención.

Oye, esa mujer forma parte de todos esos rumores, cotilleos y habladurías que bien conoces. Pero no por ello me importan lo más mínimo- se tocó el pelo algo nervioso- Mira, soy como soy. Nunca he sido un angelito, pero tampoco tengo que pagar toda la vida por mis errores o mis deslices- Loki lo miró.

Sé perfectamente quién eres y lo que has hecho- el joven no cambiaba su expresión seria- Sólo me ha molestado ver a esa mujer en tus piernas, intentando besarte. Por eso me he ido- Tony lo obligó a mirarle y acarició su mejilla.

Olvídala. Como hice yo…- el joven sonrió- En serio, no tengo ni idea de quién es- arrancó de nuevo, sintiendo la música rebotar por todo el coche y disfrutando de la risa de Loki.

Subieron a la torre entre besos y abrazos, empotrándose mutuamente en las paredes del cubículo en un pulso de fuerzas para dominar al otro. Esa era la mejor parte de las disputas, de las peleas y las diferencias entre los miembros de una pareja, aunque lo que había habido entre los dos no se podía denominar como pelea. Llegaron al piso y, casi a tientas, alcanzaron el amplio sillón de cuero donde se dejaron caer uno encima del otro. Loki tomó el control, alzando los brazos de Tony por encima de su cabeza, aprisionándolos, mientras lo devoraba a besos por todo el rostro bajando poco a poco por su cuello. El moreno suspiraba, dejándose hacer disfrutando de las caricias que el joven le proporcionaba, sintiendo la excitación de ser retenido, sin poder moverse. Movió su cuerpo, rodeando la cintura ajena con sus piernas, atrayéndolo más a él, forzándolo a que le proporcionara más placer si cabe. Loki le sonrió, complacido, arrancando los botones de la camisa de un tirón y despejando el pecho para su deleite.

¿Crees que será tan fácil?- dijo Tony entre jadeos. El joven lamió su pecho y lo miró fijamente.

No me gustan las cosas fáciles- aprisionó sus labios, lamiéndolos y mordiéndolos con pasión mientras notaba las piernas del otro apretando su agarre. Deslizó una de sus manos, desabrochando el botón del pantalón y metiendo su mano por dentro, estimulando el miembro ajeno. Tony cerró los ojos, respirando pesadamente notando esa mano traviesa jugando con su ropa interior.

Eres un demonio…- jadeó sonrojado intentando no perder aun la cordura. Entre abrió los ojos, mirándole con deseo- Más… dame más…- Loki sacó la mano de la entrepierna recibiendo un gruñido como respuesta.

Lo miró de nuevo y deslizó, poco a poco, sus pantalones junto a su ropa interior quedando completamente expuesto. Se subió encima de él, bajando un poco el pantalón de Tony y sentándose sobre su creciente erección. Se empezó a preparar, dándose placer al tiempo que movía sus caderas y excitaba la entrepierna del millonario, quién lo ayudaba agarrándose a la cintura ajena. Poco duró en aquella posición, ya que el deseo que sentía por ese hombre era tan intenso que no pudo dejar de retirar lo que le quedaba de ropa y penetrarse, poco a poco, notando la completa invasión de su cuerpo. Intentó pausar su respiración, ahora agitada, con los ojos cerrados, pero notando los besos del moreno por todo su cuerpo. Lo abrazó por el cuello, besándolo apasionadamente hasta quedarse sin aire. Lo amaba, lo amaba. Era raro decirlo, quizás precipitado, pero sentía que ese hombre lo completaba en todos los aspectos de su vida, llenándolo de una calidez que creía que no existía. Reanudó el beso, mientras sus cuerpos empezaban una danza frenética, perdiendo el equilibrio una y otra vez sin importarles dónde acabarían. Rodaron por el suelo entre risas, cambiando las posiciones, pero no por ello dejando de sentirse por completo. El clímax les llegó cerca de la puerta de la habitación, con placenteros escalofríos recorrer sus espaldas, cegándolos por momentos. Loki rió sonoramente.

¿Qué le pasa, señor?- bromeó Tony intentando serenarse. El joven lo miró desde su altura, apoyándose.

No lo puedo decir. Es un secreto- se acercó a su rostro y lo besó dulcemente. El moreno se lo quedó mirando, intrigado.

¿Y qué debo hacer para que me cuentes lo que tienes dentro de esa cabeza tuya?- la sonrisa de Loki se amplió.

Oh, deberá emplearse muy a fondo, señor Stark- y, como si fuera un reto, Tony lo agarró por la cintura y le dio la vuelta, dispuesto a sacarle todos los secretos a su amante.

*^*^*^*^*^*^*

Era tarde, pero tampoco le importaba. Sabía que él lo estaría esperando, como había hecho cada noche desde hacía varios días. Miró a la chica que lo acompañaba y la apremió a que caminara más de prisa. No había parado de quejarse y mascar chicle desde que se habían encontrado dos calles más allá del citado restaurante. No quería testigos. Subieron las pesadas escaleras de madera, las cuales rechinaban a cada paso que daba. Se paró en el primer piso, esperando a que la chica llegara.

No me gusta ni un pelo que me hayas traído aquí. Es siniestro- dijo ella. Pero el hombre no dijo nada. No era muy dado a hablar, pero menos hacerlo con idiotas. Y esa chica era muy idiota.

Giró el pomo de la puerta y ambos se internaron en la penumbra de la planta llena de despachos semi abandonados. Lo cierto era que aquella zona no era especialmente idónea para pasear de aquí para allá a esas horas. Si no fuera por el jefe y su férrea lealtad por él… Se lo encontró sentado detrás de su escritorio con las manos entrelazadas y apoyadas en su mentón, pensativo. Sus ojos, entrecerrados, denotaban cansancio y, verdaderamente, estaba agotado. Necesitaba dormir, dormir durante días si pudieses pues la fatiga lo estaba consumiendo. La presencia de ambos no hizo que cambiara de postura o los mirara; simplemente se limitó a esperar.

¿Y bien?- preguntó Odín.

Lo han visto esta noche en compañía de Tony Stark en un restaurante francés, cerca de Times Square- Heimdall se lo quedó mirando, intentando averiguar por su expresión qué pasaba por su mente- La señorita Summers, aquí presente, ha representado su papel, aunque no con los resultados esperados- Odín se reclinó en su asiento, dando un profundo suspiro. Heimdall miró a la chica y le dio un pequeño empujón para que se acercara a la mesa y empezara a hablar. El Padre de Todos la escuchaba.

Pues…- empezó a titubear, jugando con sus manos nerviosa- Llegué a la hora del café, en medio de una conversación muy extraña sobre cosas raras y, sin pensarlo, me senté sobre Tony Stark y le solté todo ese rollo de la fiesta en Los Ángeles. Si hubiera visto la cara que se le quedó…- intentó reír, pero ninguno de sus acompañantes parecía divertirse tanto como ella. Más bien todo lo contrario. Lo cierto era que le daban miedo y, a no ser por el cheque de quinientos dólares que le habían dado, nunca se habría atrevido a hacer aquello. Más por tener trato con mafiosos que por algún sentimiento de culpa. Vale que lo de Stark estuvo bien, pero había sido hace tanto tiempo que casi se le había olvidado. Guardó silencio y miró a Heimdall, quién apenas había abierto la boca desde el callejón.

¿Algo más?- se atrevió a preguntar el guardián, pero la chica simplemente negó con la cabeza. Luego miró a Odín, quién parecía sopesar las palabras que había escuchado. Parecía que ya no la iban a necesitar, así que le hizo un gesto con la cabeza para que se fuera. La chica se dio la vuelta y, lo último que escucharon de ella fueron los tacones de sus zapatos sonar escaleras abajo.

Esta charada no ha servido para nada- dijo al fin Odín malhumorado- Apuesto que hemos provocado el efecto contrario- dio un leve puñetazo de frustración encima del reposa brazos. Heimdall bajó su mirada.

¿Quiere que me ocupe de algo más?- preguntó sin mirarle.

No, no- negó con la cabeza- Lo siguiente tengo que hacerlo yo- Heimdall saludó con la cabeza y se fue de la oficina con la cabeza llena de preguntas, unas preguntas cuyas respuestas ni quería saber por su complejidad. Loki siempre había sido un foco de problemas en la familia, pero la expresión que había visto en su rostro no creía haberla visto antes. Parecía feliz. Ya fuera del edificio miró hacia la ventana del despacho, a oscuras y pensó en qué tenía en mente Odín para hacer que su hijo volviera a casa. Sólo con pensarlo, temblaba.


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