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Ojos verdes por Lonny

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CAPÍTULO 18

Las luces de Navidad tintineaban por toda la ciudad, dando un halo especial de las fiestas que se aproximaban. Habían salido de compras, arrastrados por Jane, para comprarles sendos regalos a sus padres. Loki había dejado muy claro que no iba a contribuir en el regalo para su padre, cosa que se había aceptado a regañadientes por los recientes acontecimientos, con la esperanza de que cambiara de opinión. Aquella tarde se habían recorrido la mitad de las tiendas de la Quita Avenida en busca de algo que le gustara a Frigga. Su madre era una mujer de gustos sencillos, pero refinados y habían pensado en comprarle algo distinto, algo que ella pudiera lucir y que nunca hubiera tenido, algo difícil, ya que siempre se encargaba de obtener aquello que le gustara. Al final optaron por una gargantilla sencilla, pero elegante con pequeñas piedras verdes que colgaban. Cuando estaban a punto de salir de la tienda, Jane se quedó mirando las alianzas de boda por lo que Thor, parte interesada, se acercó y se entretuvieron durante un buen rato intentando llegar a un acuerdo. Loki, visiblemente aburrido, salió a tomar un poco el aire, notando cómo débiles copos de nieve empezaban a caer. Nevaba y aquello no dejaba de entristecerlo. A lo lejos, como si de una mala broma se tratara, pudo ver la torre Stark iluminada con colores verdes, rojos y blancos, como si fuera el árbol gigante del Rockefeller Center. Se fijó en la parte superior, en el que pensaba que sería el último piso dónde había vivido con ese hombre no hacía tanto. Notó un pinchazo en el corazón al recordar el rostro de Tony y algunas de las conversaciones que habían mantenido. Se acordó de la primera vez que se habían visto, casi secuestrándole para que lo ayudara a crear una nueva aleación, mientras notaba su respiración en el cuello. La vez que lo había pillado besando a Steve, la cara de horror que le había puesto y cómo le había dado todo tipo de explicaciones para luego desaparecer durante un rato. Su pecho caliente y reconfortante el día que se había enterado de la traición de Peter, consolándole y contándole su más preciado secreto: el reactor ARK. Su primera vez juntos en la fiesta, saboreando sus labios y recreándose con su cuerpo, aunque él ni se hubiera acordado al día siguiente, algo que habían remediado muchas veces las siguientes semanas. Su viaje a Inglaterra y todo lo que había conllevado… Cuando quiso darse cuenta tenía el rostro bañado en lágrimas, aun mirando aquella torre testigo directo de su suerte y su infortunio. Nunca volvería a vivir aquello, ya formaba parte de su pasado, aunque fuera reciente. Se limpió las mejillas y miró hacia el cielo. Los copos de nieve se estaban reproduciendo con una celeridad pasmosa, lo que hacía presagiar que una gran nevada se aproximaba. Muy acertado siendo Nochebuena.

Jane y Thor salieron discutiendo por culpa de los anillos y siguieron así durante todo el trayecto a casa, obligándolo así a ponerse la música a todo volumen. No soportaba los gritos y menos las riñas de pareja. Ya en su casa, Loki hizo de tripas corazón al pensar que debería compartir mesa y mantel con su padre. No lo veía desde que se había ido de casa y, aunque iba asiduamente a ver a su madre sin importarle si estaba o si no, no le dirigía la palabra, creando un ambiente tenso entre la familia. Pero él se lo había buscado. ¿Quién se había creído él para tener la potestad de meterse entre Tony y él? ¿Qué maldita idea se le había metido entre ceja y ceja para creer que aquella relación era perjudicial para alguien? ¡A él sí que lo consideraba perjudicial para su propia salud mental!

Frigga estaba acabando de encender las velas de la mesa cuando sus hijos aparecieron por la puerta con la cabeza llena de nieve. Esa noche sería más fría que las anteriores, pero nada que no curara un chocolate caliente y el calor natural del fuego de la chimenea. Se había arreglado especialmente para esa noche, estrenando un vestido largo y verde de terciopelo que hacía años que se había comprado, pero que había olvidado tener. Quería que aquella velada fuera especial, que la familia se uniera un poco más e intentar que Loki y su padre dejaran de ignorarse mutuamente. Aunque, este último deseo, era muy difícil de conseguir.

Empezad a sentaros a la mesa. He glaseado tanto el jamón que está a punto de brillar- aquello hizo sonreír a Thor al recordar un viejo capítulo de los Simpson. Miró de reojo a Loki y vio que su hermano había tenido la misma idea. Odín apareció por la puerta del comedor tensando rápidamente el ambiente. Miró a su hijo menor con seriedad, mientras él se alejaba lo más que podía de él, sentándose al lado de dónde lo haría su madre. La noche empezaba con mal pie- ¡Ayudadme a llevar los platos!- gritó Frigga desde la cocina.

Thor y Jane saltaron de la mesa corriendo hasta la cocina, dejando a Odín y a Loki, solos, en la mesa. El joven dejó su servilleta encima de la mesa con la intención de levantarse, cuando su padre se lo impidió.

¿No piensas hablarme en lo que te queda de vida?- dijo Odín colocando mejor los cubiertos sobre la mesa.

No, padre. Tan sólo lo que te queda a ti de vida- el hombre lo miró fijamente, molesto.

Hice lo que debía. Y no me arrepiento de ello- Loki sonrió.

Tampoco lo pensaba. Gracias por la aclaración- guardaron silencio unos instantes antes que Odín apoyara los codos en la mesa, mirándole.

¿Nunca te has planteado que, quizás, te hice un favor?- el joven lo miró de reojo- Si Stark de verdad hubiera sentido algo de verdad por ti, no creo que me hubiera hecho caso- Loki frunció el ceño. Aquella odiosa idea se le había pasado muchas veces por la cabeza y su corazón se había negado a aceptarla siempre.

Sea como fuere, no te debo nada- espetó, levantándose de la mesa y dirigiéndose hacia la cocina donde, tanto de madre como su hermano, portaban sendos platos intentando disimular no haber estado escuchando nada. Loki volteó los ojos y cogió el cuenco lleno de puré de patatas y se lo llevó a la mesa para empezar a comer.

Thor cargó el jamón hasta la mesa y lo dejó caer como el peso muerto que era. Olía que alimentaba y el glaseado que lo cubría lo hacía mucho más apetecible, si cabe. La cena transcurrió bajo un ambiente tenso a causa del silencio impuesto tanto por Odín como por Loki, aún los esfuerzos de los otros tres por sacar algún tema interesante o divertido. Todas las esperanzas de Frigga de una posible reconciliación entre padre e hijo pasaban por esa cena, pero, tras la breve conversación que habían tenido, acusándose mutuamente en un tiempo casi récord, esa esperanza se había desvanecido. Para evitar peores situaciones, Thor fue el encargado de cortar el jamón, mientras los demás se repartían el puré de patatas, la salsa de arándanos y la ensalada con manzanas. Prefirieron colocarlo todo en el centro de la mesa, con la bandeja del jamón ya apartada, para evitar cualquier situación complicada como que uno quisiera algo que el otro no estaba dispuesto a darle. Más problemas no, gracias.

Loki se centró en su comida, en su plato y no alzaba su rastro para nada. Sabía lo que pretendían los demás, intentando que participara en las bromas, en las conversaciones y, de paso, que hiciera las paces con su padre. Pero no podía. Aun le dolía. No podía evitar acordarse de aquella fatídica noche y el daño que las palabras de su padre le habían hecho a ambos, aunque en algo sí tenía razón y era en la parte de culpa que tenía Tony por haber sucumbido tan fácilmente a las dudas. Aquello sí que le destrozaba por dentro.

Cuando hubieron acabado, Frigga se levantó y trajo una tarta de frutos secos y un bol lleno de frutas. Loki cogió una manzana y la mordió distraídamente, mientras veía cómo su madre partía la tarta y la repartía entre los presentes. Desvió su mirada hacia Jane, quién había partido un trozo y pretendía hacer el avión con el tenedor hasta que Thor lo cazara al vuelo. Aquella escena, lejos de revolverle el estómago, se lo encogió, obligándole a desviar su mirada hacia su plato y controlar las emociones que querían aflorar de su pecho. Aquello era ridículo. Y, entonces, su teléfono sonó.

¿Loki?- aquella voz le sonaba, pero no acababa de reconocerla. Frunció el ceño, intentando hacer memoria- Oye, ¿estás ahí, chico?- los ojos se le abrieron de par en par, provocando en su rostro una mueca indescriptible.

¿Happy?- preguntó incrédulo- ¿Por qué me llamas? ¿Y quién te ha dado mi número?- no le gustaba que su número de teléfono estuviera dando vueltas por ahí, al alcance de quién quisiera llamarlo. Se suponía que se había ido definitivamente de ese lugar y no tenía ninguna vinculación. Pero…

Eso da igual ahora. ¿Has visto las noticias?- no había abierto la televisión en todo el día y no pensaba hacerlo. Hasta ese momento.

No. ¿Sabes que hoy es Nochebuena?- un ruido extraño en la otra línea lo inquietó- ¿Eso ha sido un grito?-

Bueno… más o menos- dijo en un susurro. Loki suspiró un poco harto de tanto misterio.

Oye, en serio Happy, no es que me haga mucha ilusión, pero debo volver con mi familia. Si es para felicitarme las fiestas, gracias, igualmente y adiós- estaba a punto de colgar, cuando el hombre al otro lado empezó a gritar.

¡No, no, no! ¡Mierda!- de nuevo, silencio y unos pasos demasiado audibles por teléfono. ¿Dónde estaba?- Oye, mira. Sé que lo tuyo con Tony no funcionó, pero creo que deberías saberlo- Loki se puso la mano en la frente, ya desesperado. Quería que le dijera lo que fuera para colgar y olvidarse. También podía colgarle e irse o dejar el móvil en alguna parte e irse. Cualquier posibilidad era buena en esos momentos- Tony está mal. Ha tenido un pequeño accidente con esa cosa que fabricó y, bueno, si ves las noticias verás el jaleo que se ha montado- Loki se quedó en silencio, con la mirada fija en un punto de la pared, sin parpadear. Ese loco cabrón… ¿En qué lío se había metido ahora? Se mordió los labios reuniendo el valor para seguir preguntando.

¿Cómo de mal está?- preguntó. Happy vaciló un poco.

Tiene varias contusiones, unas cuantas fisuras en las costillas y una herida bastante fea en la cabeza. Pero está consciente y diciendo mil y una bobadas. Ya sabes cómo es- el joven suspiró aliviado. Aunque magullado, parecía estar bien. No quería ni imaginarse desde qué altura había caído, pero estaba seguro que el traje le había ahorrado un mal mayor. ¿A qué estaba jugando, a ser un superhéroe? ¿A ir salvando vidas, inocentes?- Sólo quería que lo supieras…- Loki cerró sus ojos, imaginando a ese hombre postrado en cama y quejándose en todo momento. Los compadecía.

Gracias, Happy- el otro se quedó en silencio.

No debería decirlo, pero sé que te echa de menos- aquellas palabras, más que aliviarle, se le clavaron como flechas. Agarró con fuerza el teléfono y respiró hondo antes de contestar.

Él lo decidió así- dijo con cierto deje amargo. Él había tomado esa decisión, él lo había echado de su lado. Ahora ambos sufrían por la distancia.

Todos nos equivocamos y, aunque Tony lo niegue hasta la saciedad, él también. Demasiadas veces- aquello le hizo gracia, dibujando una tímida sonrisa en su rostro. Era verdad.

Feliz Navidad, Happy- el hombre rió al otro lado de la línea.

Feliz Navidad, Loki- cuando colgó, sintió que el corazón le latía más fuerte y las lágrimas volvían a correr por sus mejillas. Maldito seas, Tony Stark. ¿No habrá ningún momento en la vida que deje de preocuparme por ti?

Salió de la habitación y miró a su familia con cara de susto. Habían acabado con la tarta, incluso sospechaba que Thor había repetido un par de veces ante su inesperada desaparición. Aun así cogió su manzana mordida y le dio unos cuantos mordiscos antes de acabarla. Era una extraña manera de coger fuerzas para lo que tenía que decirles. Sabía que se lo iban a tomar a mal, que le echarían en cara un millón de cosas y que su padre aprovecharía la oportunidad para continuar con su discusión.

Me voy- Frigga se giró espantada con la taza de café en la mano.

¿Adónde?- miró hacia la ventana. El tiempo se había puesto mucho peor y los copos de nieve estaban cubriendo los patios y haciendo más resbaladiza la carretera- Está nevando mucho. Y es Nochebuena- se lo quedó mirando unos instantes, intentando averiguar la razón de tan repentina huida.

Debo ver a alguien, en seguida- bajó su mirada, evitando los ojos acusatorios de su padre.

¿Tiene que ver con esa llamada que has recibido?- dijo Odín con el ceño fruncido. Loki lo miró fijamente, sin tan siquiera responderle. Thor se levantó y se acercó a su hermano, cogiéndole del brazo y llevándoselo aparte.

¿Quién te ha llamado?- preguntó el rubio- Debe ser importante si te roba de los brazos de tu familia- el joven lo miró divertido.

La velada no estaba siendo muy divertida que digamos- replicó ante la mirada triste de su hermano.

Pero estamos juntos en Navidad. Eso debería contar para arreglar las cosas, ¿no?- Loki negó con la cabeza.

Eso no basta, hermano. No ahora. No a mí- Thor le dio una palmada fuerte en el brazo.

¿Qué pasa? ¿Qué hace que te vayas tan tarde y con este tiempo de casa?- el joven lo miró.

Mira las noticias- se dio la vuelta y se fue a su habitación para coger algo de abrigo e irse.

Thor esperó a que la puerta se hubiera cerrado para ir hacia la televisión y buscó un canal de noticias. Lo que vio no le gustó en absoluto. A su mente vinieron las imágenes que, semanas antes, habían visto en su propia casa dando pie a un montón de absurdas teorías sobre robots y superhéroes metálicos. Pero lo que más le inquietó en aquél momento, y que le inquietaba en ese, era la expresión en el rostro de su hermano; la sonrisa de entonces y la preocupación de ahora. Empezaba a pensar que ese tipo estaba involucrado y no sabía si preocuparse o no. Jane apareció a su espalda, preocupada, mirando la televisión. Frunció el ceño ante lo que estaba viendo, ya que no acababa de entender qué ocurría.

¿Qué pasa, Thor?- el rubio apagó la televisión, dando un profundo suspiro mientras se tapaba el rostro.

No lo sé, y no sé si quiero saberlo- la joven le quitó las manos del rostro y lo miró a los ojos.

Ese cráter que ha salido, esa extraña silueta tambaleante de la que hablaban, ¿es lo mismo de aquella vez?- Thor movió la cabeza.

Sospecho que sí- Jane le agarró del brazo y se apoyó en su pecho.

¿Y Loki está involucrado?- Thor sonrió de lado, acariciándole los cabellos. Esa mujer, además de lista, leía su mente con demasiada facilidad.

Creo que deberíamos volver a la mesa. Si también nos ausentamos, a mi madre le puede dar algo- la joven besó su mejilla y le sonrió antes de que volvieran a entrar en el comedor. Seguro que el café ya estaba frío.

*^*^*^*^*^**^*^*

Le dolía todo el cuerpo. Era como si un edificio se le hubiera caído encima, aunque no estaba muy alejado de la realidad. Intentó moverse hacia la izquierda, intentando poner bien los cojines que tenía en su espalda, pero un dolor agudo procedente de las costillas lo dejó tal cual estaba. Apretó los dientes, gruñendo todo lo que podía y acordándose de todos y cada uno de los imbéciles que había conocido en su vida. Ahora los odiaba más que cuando los conoció. Apoyó su maltrecha cabeza en la pared, quedando en una postura difícil mirando al techo. La había fastidiado, se había despistado un segundo y se había chocado con aquella cosa que ni debería estar ahí. ¿Qué era, por cierto? Ni tan siquiera sabía para qué servía ni qué hacía en medio del desierto, o del campo, o donde fuera que estaba. Ya ni sabía qué había hecho.

Resopló molesto, mirando a todos lados de su habitación. Aquello era muy aburrido y el mando de la televisión estaba tan lejos que ni podía alcanzarlo. ¿Acaso quería acabar el trabajo que aquella cosa de piedra no había conseguido? Buscó algo con lo que llamar la atención para que acudiera alguien en su rescate. Buscó algo pesado, algo que hiciera ruido, encontrando un sinfín de objetos extraños en el cajón de su mesilla. Agarró un paquete de celo y lo empotró contra la madera, pero el ruido del golpe no pareció alertar a nadie. Rebuscó algo más pesado, pero los bolígrafos, cajas de condones y demás objetos no parecían funcionar. Abrió el segundo cajón, con mucho esfuerzo, y encontró un bote de vaselina. Rodó los ojos ante aquél hallazgo, pero era lo suficientemente pesado para hacer ruido. Lo tiró junto a los demás objetos, quedando abandonado encima de la alfombra. Nada. Su última oportunidad residía en un llavero viejo en forma de pelota de golf que alguien le habría regalo. O, más probablemente, que alguien había perdido y no había vuelto a recuperar. No podía imaginar a quién podía pertenecer algo tan raro. Sopesó la pelota y la besó antes de tirarla con tan mala suerte que, en ese mismo instante, entraba Happy. La pelota en cuestión, dura como las originales, impactó en el pecho de su amigo, dejándolo casi KO. Asustados por el repentino derribo, Pepper y Rhodes corrieron a ver qué ocurría. Happy, en el suelo, intentaba levantarse tocándose el pecho.

¿Se puede saber qué haces, Tony?- dijo Pepper ayudando al hombre a levantarse- Podrías haberle hecho mucho daño- Tony hizo una mueca de desagrado, mientras miraba a su amigo. No había sido su intención hacerle daño.

Sólo quería que me dierais el mando a distancia. Me aburro- quiso que aquella explicación bastara, pero no coló.

¿Y por qué no gritaste?- Tony se apoyó mejor en el cojín.

Me duele la cabeza. No quiero gritar- la joven frunció el ceño y caminó hasta sentarse en el borde de la cama.

¿Te duele aun?- el moreno cerró los ojos y ladeó la cabeza.

Me duele todo el cuerpo- se quejó, intentando, de nuevo, ponerse mejor, cosa que Pepper le ayudó- Gracias-

¿Por qué te arriesgas de esa manera?- le preguntó- ¿Por qué te pones en peligro?- él sonrió de lado, mirándola.

Porque sé que ese traje nos puede ser muy útil. Y funciona, créeme- ella le dedicó una sonrisa burlona- Funciona, Pepper. Sólo me he despistado, pero ese traje es perfecto. Y no lo digo porque lo haya construido yo, que también- ella sonrió ante eso. Tony Stark siempre tan humilde.

Aun así, no me parece bien que te expongas de esa manera, por muy seguro que digas que sea-

Lo es. Te podría explicar un montón de tecnicismos, pero la conclusión es que funciona perfectamente- en ese momento, Rhodes se acercó a Pepper susurrándole algo. Tony los miró- ¡Oye! ¿Desde cuándo tenéis secretitos entre vosotros, eh?- pero ninguno de los dos le hizo caso. Salieron de la habitación cerrando la puerta y dejándolo solo.

Fuera, Happy restaba sentado en el sillón con una mano en el pecho, masajeándose el lado dañado. Tony era un bruto y se lo haría pagar cuando estuviera más repuesto. Observó a Rhodes cómo miraba hacia el ascensor, poniendo cara de circunstancias. Con mucho esfuerzo, Happy se dio la vuelta y lo vio. Sabía que iba a venir.

¿Qué haces aquí?- preguntó con las manos apoyadas en las caderas. Loki se estaba deshaciendo de la bufanda que rodeaba su cuello y quitándose la nieve que lo había cubierto durante el trayecto, que no había sido corto precisamente.

¿Cómo está?- preguntó quitándose la chaqueta.

Ahora bien, aunque nos ha pegado un buen susto- dijo Pepper, saliendo de la habitación- ¿Cómo te has enterado?- el joven se encogió de hombros.

Como todo el mundo. Las noticias están llenas de sus imágenes. Aparte que en las redes sociales hay fotos y vídeos sobre el extraño traje metálico que ha dejado un cráter enorme en medio de aquél pueblo- durante su trayecto había tenido la oportunidad de consultar varias fuentes para ver qué había ocurrido en realidad. Sabiendo que él estaba bien, las imágenes que mostraban hasta le habían hecho gracia. Una mala publicidad si alguien se enteraba que, tras el traje, se encontraba Stark.

Entonces ya lo sabe todo el mundo…- aquello no pareció gustar mucho a Pepper, pero le habría sorprendido lo contrario.

Aun me sorprende que ningún miembro del ejército no me haya llamado…- y, como si lo hubiera pedido al cielo, su móvil empezó a timbrar, sacándole una mueca de desagrado- Si antes hablo…- y Rhodes se alejó de la sala para poder calmar los ánimos, seguramente, enervados. Era la segunda aparición de ese tipo en pocas semanas.

¿Puedo verlo?- preguntó Loki. Pepper se lo quedó mirando con los brazos cruzados.

No creo que sea lo más conveniente…- el joven se mordió el labio.

Sólo quiero ver cómo está. Cinco minutos, nada más- la mujer tamborileó sus dedos sobre su brazo.

De acuerdo, pero cinco minutos- una leve sonrisa apareció en su rostro, intensificando su paso hasta llegar a la habitación. Pepper se alejó, dejándose caer en el sofá junto a Happy.

Has hecho bien. Se alegrará mucho de verle- la mujer lo miró de reojo y luego se apoyó en su hombro.

Eso espero-

Tony se había quedado embobado mirando la puerta, esperando a que Pepper o Rhodey volvieran para darle el maldito mando a distancia. ¿Acaso no habían venido para atenderle? ¡Necesitaba atención y no se la estaban dando! La puerta empezó a abrirse…

¡Por fin! ¡Pensaba que me habíais abandonado! ¿Es una broma vuestra? Porque no tien…- y la frase murió en sus labios al ver a Loki ante sus ojos. Por un instante pensó que el golpe en la cabeza lo había vuelto más loco de lo normal, pero no creía estar teniendo alucinaciones- Loki… ¿Qué haces aquí?- intentó disimular una sonrisa, mordiéndose los labios, mientras seguía los pasos del joven que le acercaba el mando- Gracias-

He venido a verte, a ver cómo te encuentras- su sonrisa, la calidez que desprendía. Maldijo su mal estado físico que le impedía abrazarlo y besarlo como deseaba. Pero también pensaba que, si no se hallara en esa deplorable situación, él no habría venido a verlo.

Estoy bien, un poco magullado, pero bien- le devolvió la sonrisa, deseando que él se acercara más para tocarle- ¿Cómo has sabido que…?- Loki amplió su sonrisa.

Reconocería ese traje entre un millón y, la verdad, no es que hayas sido muy sutil en tus pruebas- el moreno bajó la cabeza a sabiendas que tenía razón.

Sabía que no se te pasaría por alto, que lo reconocerías. Tienes el 2% del mérito en la construcción del traje- el joven frunció el ceño listo para replicar- ¿El 2,5%?- Loki lo miró incrédulo, pero divertido. Ese hombre era un caso- Y tú, ¿qué tal?- dijo al cabo de unos instantes. Éste se encogió de hombros.

Como siempre. Ahora estoy centrado en la tesis y deseando que lleguen los finales para acabar la carrera- Tony bajó el rostro- Por cierto, quiero agradecerte tus observaciones y la carta de recomendación que hiciste- el moreno sonrió levemente.

Sólo dije la verdad- lo volvió a mirar- Además, te mereces todas las oportunidades que te ofrezcan. Y, si puedo ayudarte en algo, siempre lo haré- Loki tuvo ganas de abrazarlo, sintiendo cómo un espeso nudo se le formaba en la garganta. Daba igual lo que hubiera hecho o dicho: lo quería y eso no iba a cambiar por tiempo que pasara.

Creo que me iré- se puso la chaqueta y se enrolló la bufanda- Me he ido de casa en plena Nochebuena y no quiero llegar tarde- miró hacia la ventana- Al menos parece que no nieva tanto- su sonrisa fue natural. Miró a Tony y, aun las ganas de acercarse a él, se quedó de pie, poniendo distancia entre ellos- Espero que te recuperes pronto- el moreno asintió sin decir nada viendo cómo, por tercera vez, Loki se alejaba de él sin mirar ni una sola vez hacia atrás. Escuchó voces amortiguadas, suponía que las típicas frases de despedida, hasta que cesaron. Se quedó con las manos apoyadas en el regazo, mirando fijamente un punto de la pared. A su lado, el mando a distancia reposaba justo en el sitio en el que Loki lo había dejado. No debería haber venido, se dijo, no debería haberlo visto. Se tapó la cara, frotándose los ojos con fuerza alejando su imagen de la cabeza. Gritó todo lo que pudo llamando a Pepper, aun el rebote de su propia voz en su cabeza.

¿Qué pasa? ¿Quieres algo?-

Haz que preparen el jet para mañana por la mañana. Me voy a Malibú-


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