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Ojos verdes por Lonny

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CAPÍTULO 21

Los gritos de júbilo y los aplausos se colaban por la puerta de su habitación, pero le daba igual. Allí, en la penumbra de la noche más solitaria, Tony intentaba recordar todos y cada uno de los errores que había cometido en su vida. Y no eran precisamente pocos. Ya desde niño se había sentido un estorbo, alguien prescindible que pasa de una mano a otra, mientras otros fingen cuidarle. Quizás ésa había sido la base de su independencia, de su ego desmedido porque era una realidad que era alguien hecho a sí mismo. Muchos lo habían denominado 'genio', 'niño prodigio' y nos les faltaba razón, la verdad. Aun así… aun así el camino nunca había sido fácil.

De repente recordó el día que le habían dicho que sus padres habían muerto, esa sensación de vacío profundo, de abandono que había sentido. Nunca habían sido una familia muy unida, pero sabía que, pasara lo que pasara, ellos estarían ahí, aunque sólo fuera de cuerpo presente. Pero con su muerte, ni eso le había quedado. El vacío se había hecho cada vez más hondo a lo largo de los años, inmunizándolo hacia los sentimientos. Si debía ser sincero consigo mismo, todos aquellos rumores que había desoído, todas aquellas mujeres colgando de su cuello y de sus labios, escapando a la mañana siguiente con los zapatos en la mano o, simplemente, invitadas amablemente a abandonar su cama mientras él se duchaba, todas, todas ellas habían sido el resultado de aquél abandono. Porque, al fin y al cabo, aunque nadie parecía darse cuenta, él era un ser humano. Un genio, pero hombre al fin y al cabo. Y ahora, ahora que creía firmemente en alguien… cuando había conseguido acallar esos murmullos en su alma que le decían lo solo que se sentía, justo en ese momento, él lo había fastidiado oyendo voces amigas que pensaban que lo mejor para él era otra cosa. Pero ninguno de ellos había sido capaz de proporcionársela hasta ese momento.

Se desaflojó el nudo de su corbata intentando respirar más pausadamente. ¿Por qué había ido allí? ¿Por qué había decidido justamente ir a esa farsa de fiesta? Ah… no podía creer que lo hubiera visto besando a esa chica, cuyo nombre ni sabía. Era lo último que le faltaba para hundirse definitivamente en el fango. Se abrazó la cabeza y la escondió en su pecho, dejando que las lágrimas cayeran silenciosamente. Estaba solo, siempre lo estuvo y siempre lo estaría.

Unos leves golpes se oyeron amortiguados en la puerta. Tony no alzó su cabeza, haciendo oídos sordos a los ruidos. En esos momentos no quería ver a nadie. Aún así pudo escuchar cómo la puerta se abría y unos leves pasos se acercaban a él hasta notar la presencia de alguien a su espalda. No se iba a dar la vuelta.

No es muy normal que el anfitrión de una fiesta se esconda- Bruce se acomodó a su lado, apoyándose en el colchón de la cama, a su espalda.

¿Qué quieres, Bruce?- le preguntó Tony con la voz amortiguada por sus brazos. De todas las personas que podrían haber ido a verle, él era la que más podía necesitar.

Ya es más de media noche. Feliz Año Nuevo, Stark- aquello hizo sonreír imperceptiblemente al millonario, aunque su hermano de laboratorio no pudiera verlo- ¿Cómo estás?- el moreno se abrazó más a sí mismo, impidiendo que el otro pudiera ver nada.

No quiero hablar de ello- le dijo. Bruce miró alrededor, dándose cuenta que era la primera vez que entraba en esa habitación. No quería ni imaginar las cosas que habrían pasado entre esas paredes.

Cuando Steve me propuso esa pequeña charada supe al instante que sería una mala idea- Tony gruñó imperceptiblemente, cosa que le animó a seguir adelante- Pero, ¿qué podía hacer? Se veía tan mal, tan desesperado que no me pude negar- el moreno alzó su rostro con el ceño fruncido.

¿Y ese es motivo suficiente para traicionar mi confianza?- Bruce desvió su mirada- Porque, aún hoy, no tengo ni idea de lo que le dijo a Loki. Pero, la verdad, ya no importa- su amigo le miró y sintió el peso de la culpa colgar de sus hombros.

Sea como fuere, me gustaría disculparme por aquello- Tony se lo quedó mirando fijamente- en aquél momento sólo pensé en los sentimientos de Steve y no en los tuyos. No debí hacerlo- el moreno bajó de nuevo su rostro y apoyó la frente entre sus brazos entrelazados.

Se quedaron en silencio, escuchando cómo una conocida canción empezaba a sonar y los presentes la cantaban voz en grito. En circunstancias normales, ambos habrían estado ahí fuera. Seguramente Tony se habría unido a la fiesta, quizás incluso habría estado bailando, mientras que Bruce habría preferido quedarse admirando el panorama, siempre y cuando Betty no hubiera tenido ganas de arrastrarlo a la pista de baile para ponerlo en evidencia.

¿Por qué crees que estaba aquí?- preguntó de golpe el científico intrigado. Tony también se lo había estado preguntando desde que había entrado, pero no había encontrado respuesta alguna- ¿Crees que querría hablar contigo?- el moreno se encogió de hombros, sintiéndose más tranquilo.

No lo sé y no creo que nunca lo sepa- de nuevo esa cara, esos ojos mirándole fijamente, ojos acusatorios, ojos tristes.

Pues si fuera tú, lo averiguaría- dijo de golpe el otro. Tony se giró hacia él, mirándole extrañado- Se nota a leguas lo mucho que le echas de menos. Deberías haberte visto la cara que has puesto cuando lo has reconocido entre tanta gente- el aludido desvió su mirada- Reconoce que aún le quieres. No es tan malo…- pero el otro se levantó de golpe, empezando a caminar por su habitación bajo la atenta mirada de su amigo. Se le veía agobiado.

¿Y con qué cara me presento ante él, eh?- Bruce sonrió tristemente- ¡Ya has visto cómo me ha mirado! ¡He visto el asco, la decepción en sus ojos!- sí, él también lo había visto.

Piensa que la situación en la que estabas no era la mejor como para plantearse algo parecido a una reconciliación- Tony rió con ansiedad. Cada vez que lo recordaba se le removían las tripas. No podía haberlo hecho peor…

Nunca imaginé que él pudiera venir- dijo mucho más tranquilo, próximo al abatimiento. Se acercó de nuevo a Bruce y se dejó caer encima de la cama boca arriba.

Y eso hace que la situación sea más delicada- Tony lo miró- porque imaginará que ese tipo de situaciones, aquellas de las que tantas veces te vanagloriaste en el pasado, vuelven a formar parte de tu presente- el moreno cruzó sus brazos por encima de su cabeza y se quedó mirando el techo. El científico decidió que era hora de volver a la fiesta, o lo que quedara de ella. Le había dicho a Betty que volvería en unos minutos, que no se preocupara y que intentara socializar si quería. Pero visto el ambiente que se respiraba allí y, después del espectáculo 'made in' Stark, temía que su esposa se sintiera más incómoda si cabe que las otras veces. Así que dio por concluida la conversación y se dirigió a la puerta.

¿Tanto se me nota?- dijo de golpe Tony. Bruce se giró para mirarle.

Ya no te diviertes tanto como antes- le dijo- Y lo sabes- el moreno se quedó en silencio, sopesando las palabras de su amigo, mientras escuchaba el sonido de la puerta abrirse y cerrarse de nuevo. Se giró levemente, aferrándose a la mullida almohada.

Quizás Bruce tenía razón. Quizás debía averiguar el motivo de su presencia allí y, de paso, volver a crear un lazo entre ambos. Porque era una realidad el hecho de que lo echaba de menos. Muchas veces se había quedado pensando en cómo había sido capaz de abandonarlo, de forzarle a zanjar su relación. Siempre se había considerado un hombre fuerte, sin ataduras y lo suficientemente seguro de sí mismo como para evitar que nadie tomara las decisiones por él. Si hubiera sido voluble, manipulable quizás, la mitad de las relaciones que había tenido ni tan siquiera se las hubiera planteado. Entonces, ¿por qué había sucumbido tan pronto a las presiones? ¿Qué había sido distinto en aquella ocasión? 'Tus propias dudas', le dijo su cabeza. 'Creíste que era demasiado bueno para ti, incluso siendo el gran Tony Stark. Creíste que un chico como él, casi una prolongación de ti mismo, no podría estar junto a alguien como tú más tiempo de lo debido. Como habían hecho todos los demás'. Oír aquello de nuevo en su cabeza lo aturdió. Eran sus miedos, otra vez, alzando su voz. Una voz que no quería escuchar más, que quería silenciar para siempre. Y había decidido cómo.

*^^*^*^*^*^*^*

No le había costado mucho averiguar su dirección, siempre con la inestimable ayuda de JARVIS. Lo complicado venía ahora.

Aparcó su coche delante de la casa, quedándose un rato dentro con las manos apoyadas encima del volante. Durante todo el trayecto se había convencido a sí mismo que aquello era un buen plan, que tenía el 50% de éxito y que, gracias a su encanto natural, ese tanto por ciento podía subir. Suponía que eso habría sido suficiente para los demás; es más, ya lo había usado antes, aunque para asuntos menos importantes que aquél. Pero ahora se trataba de Loki, una de las personas más importantes de su vida y a quién había decepcionado ya en varias ocasiones. No era un juego como las otras veces; ahora sentía que se jugaba mucho más.

Volvió a mirar a la casa y esas incómodas cosquillas en su estómago volvieron a aparecer. Él no era un hombre tímido, y ahí estaban las pruebas. Pero ahora… ahora se sentía cómo un crío delante de su severo padre intentando justificar su último suspenso. Era desagradable. Así que agarró con fuerza el volante y, reuniendo todas las fuerzas de las que era capaz, salió del coche decidido a llamar a aquella puerta blanca de madera.

Lo cierto era que el aspecto de la vivienda era totalmente opuesto a lo que estaba acostumbrado. Mientras sus casas se caracterizaban por los diseños modernos, con mezclas de materiales y algún que otro color extravagante, la vivienda que tenía justo enfrente era la típica casita blanca con jardín delantero y una coqueto caminito que lo atravesaba. El amplio porche que le daba la bienvenida era perfecto para pasar las noches de verano con una bebida refrescante en la mano. Por un momento pudo imaginarse a Loki sentado en esas escaleras con algún libro en la mano. Suspiró profundamente alejando esos pensamientos de su cabeza y centrándose en llamar a la puerta. Tocó al timbre dos veces, visiblemente nervioso, esperando que fuera él quién le abriera la puerta. Pero no tuvo esa suerte.

¿Qué desea?- preguntó una mujer de sonrisa y porte elegantes. Sus ojos eran grandes y verdes, y su pelo pajizo caía en cascada por su hombro. Era realmente una belleza. Tony se la quedó mirando.

Yo… ¿está Loki?- la mujer se lo quedó mirando unos instantes, cambiando su expresión servicial a otra más ceñuda, mirándole de arriba abajo hasta que, de nuevo, su rostro se relajó mostrándole una sonrisa.

En cierta manera, le estaba esperando, señor Stark- dijo ella, retirándose de la puerta para que pasara- Lamento decirle que Loki no se encuentra en casa desde hace meses. Supongo que imaginará por qué- el moreno empezó a caminar, cerrando la puerta a su espalda, y siguiendo a la voz de la mujer que le estaba hablando.

¿Sabe dónde puedo encontrarle?- preguntó él al llegar a la cocina, dónde la mujer se estaba sirviendo una taza de café- Me gustaría hablar con él- ella se giró con las manos alrededor de la taza.

Sí, pero antes…- el cuerpo de Tony se tensó- creo que deberíamos mantener una conversación- la mujer se lo quedó mirando. Ya sabía de dónde había sacado Loki esa mirada tan penetrante.

Frigga retiró una de las sillas y se sentó con extrema lentitud. Luego le ofreció asiento a su inesperado invitado. Lo cierto era que le había costado identificarlo en un primer momento, ya que no era muy dada a los cotilleos o las revistas. Pero en cuanto había preguntado por su hijo, algo en su cabeza le había dicho de quién se trataba y todo había sucedido muy de prisa. Sin pensarlo mucho lo había conducido a la cocina, ávida de conocerle mejor e intentar desgranar por qué su hijo pequeño se había jugado tantas cosas por ese hombre quién, según palabras de su marido, 'era una bala perdida'. Se lo quedó mirando con la taza en los labios mientras se sentaba justo delante de ella, carraspeando y sintiéndose visiblemente incómodo. Debía hacer un esfuerzo sobre humano para no empezar a reírse.

¿Puedo preguntar por qué busca a mi hijo?- dijo ella de golpe- Creo recordar que sus prácticas acabaron antes de Navidad. Y de eso creo que han pasado cerca de tres semanas- volvió a dar otro sorbo. Tony sonrió nerviosamente. Si hablar con Loki se le planteaba harto difícil, hablar con su madre era harina de otro costal. Él no trataba con madres. Nunca. Era algo que ni siquiera lo contemplaba. Pero esa mujer, esa mujer lo estaba poniendo muy nervioso.

Estuvimos hablando sobre su tesis final- Frigga asintió- Me pidió ayuda en algunos temas y pensé que quizás pudiera seguir ayudándole…- la excusa era muy pobre. Incluso para él. Pero no se le había ocurrida nada mejor, por mucho que había pensado.

¿Piensa decirle eso?- le cuestionó la mujer. Tony frunció el ceño, mientras ella se levantaba y dejaba la taza encima de la encimera- Debe reconocer que como excusa es muy pobre y, conociendo a mi hijo, seguramente le dirá: No, gracias- el moreno volvió a tensarse. Esa mujer era muy inteligente- ¿Así pretende recuperarle?- y, entonces, casi se cae de la silla. Frigga lo miraba fijamente, apoyada en la mesa- Es obvio que quiere acercarse a él para algo más que para su tesis que, por cierto, va muy bien- aquello hizo sonreír a Tony- pero, dígame señor Stark, ¿cómo puede convencerme para que acceda a que vuelva a acercarse a mi hijo? ¿A decirle dónde está?- de repente, se perdió en esa mirada, en esas palabras y empezó a preguntarse lo mismo. ¿Era buena idea? Sabía que le echaba de menos, que quería tenerlo a su lado, sentirse completo de nuevo, pero ¿y él? Quizás para Loki no era lo mejor. Quizás él estuviera mejor así, centrado en sus estudios y no intentando salvarle a él de sí mismo. Miró a la mujer y sintió la duda recorrer todo su cuerpo, la inseguridad apoderarse de sus brazos y sus piernas, mientras su cabeza le decía que lo mejor era que se marchara, que lo dejara tranquilo, que no siguiera perjudicándole.

No puedo convencerla de ninguna forma, señora Odinson- le dijo agotado- porque ni yo mismo sé si es bueno que volvamos a vernos- Frigga sonrió de lado y tomó asiento de nuevo.

Si no está convencido, ¿por qué ha venido?- Tony se tocó el pelo, dedicándole una sonrisa triste.

Supongo que porque albergaba una mínima esperanza de que Loki pudiera perdonarme. Que pudiéramos empezar de nuevo, aunque sólo fuéramos amigos- la mujer alargó su mano y cogió la ajena, estrechándosela.

¿Sabe? Me enteré de lo de Peter por pura casualidad. Loki no es de esas personas que hablen mucho sobre sí mismos, pero quizás sea la que mejor lo conozca. Al fin y al cabo, es mi niño- Frigga sonrió amorosamente- En cambio, fue mi marido quién me habló por primera vez de usted y lo que, se suponía, que hacía con mi hijo- Tony se tensó- y puedo confesarle que no me gustó en absoluto- el hombre desvió su mirada.

Entiendo lo que quiere decir, pero…- entonces la mujer lo calló.

Espere…- suspiró- Aun así pude ver en su mirada lo feliz que era a su lado, aunque las circunstancias de su huída…- aquello lo hizo sentir culpable. En cierta manera él había provocado su marcha con aquél estúpido viaje a Inglaterra para que Loki alcanzara su deseada venganza. Según le había contado días después, la gente que rodeaba a su padre le había informado de todo lo relevante que ocurría entre ellos, cosa que lo había incomodado hasta cierto punto. Él estaba acostumbrado a ese tipo de tratos, sobretodo de la prensa. Pero Loki no. Miró a la mujer y la extraña sonrisa que se le había formado mientras le miraba. No podía imaginar en qué estaría pensando- ¿Por qué no prueba a decirle la verdad? ¿A ser sincero?- ella se encogió de hombros- Aunque juegue demasiado con la mentira, no es algo que le agrade mucho a mi hijo. Si no, mire cómo acabó con ese Peter- lo recordaba perfectamente. También recordaba el triunfo que vio en sus ojos mientras se alejaban de él después de humillarlo. Incluso él había disfrutado.

¿Y cree que funcionará?- Frigga frunció los labios.

Sinceramente, no- Tony casi se cae de la silla ante tanta sinceridad- Sepa usted que las palabras se las lleva el viento. Pero los actos…- ella apoyó su mentón en sus manos entrelazadas- Demuéstrele sus sentimientos, vuelva a hacer feliz a mi hijo y le estaré eternamente agradecida- el moreno la miró con una sonrisa triste en los labios.

¿Y si vuelvo a fallar?- Frigga cambió su postura, cruzándose de brazos y mirándole ceñuda.

Entonces, mi querido señor Stark, sabrá lo que es la ira de una madre-

Aquellas últimas palabras lo acompañaron durante todo el camino, tanto por su tono de voz como la expresión de su rostro, alejado de toda la dulzura que había mostrado durante toda su conversación. Ella tenía razón. Las mentiras no le habían servido de nada en todos esos años. ¿Por qué iban a servirle ahora? Entró en el coche y se quedó dentro, mirando fijamente a la calle. Le había dicho que Loki se había trasladado a vivir a casa de su hermano después de su huída de la torre, ya que no podía soportar vivir bajo el mismo techo que su padre. Tampoco le culpaba de ello. Había tenido la desagradable oportunidad de conocerlo en aquella improvisada reunión en su despacho, la misma reunión que había puesto de manifiesto sus dudas. Sería injusto decir que toda la culpa de lo que había pasado era de él, ya que el señor Odinson sólo se había limitado a exponer una serie de teorías, con más o menos acierto, con la firme intención de alejar a su hijo de alguien como él. La culpa de haberle hecho caso era absolutamente suya. Y ahora se veía en esa tesitura, yendo de casa en casa, siguiendo el rastro de ese joven que había puesto su mundo del revés. Sonrió ante aquello. ¿Cómo había sido posible cambiar tanto en tan poco tiempo? ¿Quizás era amor? No lo sabía, pero estaba dispuesto a darse la oportunidad de saberlo sin que las dudas lo atormentaran otra vez.

*^*^*^*^*^*^*

Después de los acontecimientos de Nochevieja no había vuelto a saber nada de John. Y tampoco lo necesitaba. Estaba seguro que sería muy difícil para ambos mantener una conversación decente antes de que pudiera matarlo con sus propias manos. Si no hubiera sido por él, Loki jamás habría vuelto a aquella maldita torre ni habría visto algo que se le repetía, una y otra vez, en la mente. Porque la imagen de Tony besando a aquella rubia insinuante lo había estado acompañando día y noche los últimos cuatro días, torturándolo cada vez un poco más. ¡Qué necio había sido al albergar una mínima posibilidad! Recordaba tan vívidamente las palabras de Jane meses atrás. "¿Pero tú sabes quién es, qué fama tiene? No es bueno que te acerques a él en ese plan; todos salen escaldados, o eso dicen los rumores". En aquella ocasión lo había defendido, cegado por la fascinación que sentía entonces, base innegable de los sentimientos que lo aprisionaban ahora. Habría jurado que aquellos rumores sólo eran eso: habladurías. Porque aquella conversación que habían tenido antes de besarse, aquellas palabras tan sinceras que le había dicho sobre cómo le hacía sentir el hecho de ser usado por todos, le había descubierto una nueva faceta de él, una muy distinta a la máscara de frivolidad que parecía empeñado en llevar siempre. Pero toda aquella farsa había caído por su propio peso, o al menos eso parecía. Y ahora se veía en una biblioteca cada vez más llena de gente, paseando por los largos y blancos pasillos buscando libros que apenas y les prestaba atención. ¿Cómo concentrarte en algo, cuando tu mente no para de actuar por cuenta propia? Se quedó de pie, mirando una de las lejas. Pasó distraídamente uno de sus dedos por el lomo del libro con una sonrisa distraída. Era el mismo libro que había consultado en casa de Tony, aquél que siempre llevaba consigo. Lo cogió y lo sopesó, abriéndolo y pasando páginas mientras admiraba los gráficos y los esquemas que había ilustrados.

Loki…- dijo una voz a su espalda. Se giró con cansancio, a sabiendas que su aspecto no era el más saludable para la interacción social. Thor ya le había hecho notar días atrás lo pronunciadas que eran sus ojeras y lo cansados que se veían sus ojos; no le importaba. Pero el verlo allí, que estuviera delante de él de pie con esa actitud tan seria le sorprendió y le asustó a partes iguales.

Tony…- se oyó pronunciar demasiado bajo para que alguien más que ellos dos lo pudiera oír. Y es que sentía cómo el suelo bajo sus pies empezaba a abrirse, rememorando una y otra vez lo que había visto en la fiesta. Le era difícil mirarle directamente y más poder hablarle- ¿Qué haces aquí?- logró decir al fin, recuperándose del shock inicial. El moreno se lo quedó mirando fijamente hasta que se dio cuenta del libro que tenía en sus manos. Su expresión se volvió más relajada.

¿Podemos hablar fuera?- pidió. El joven asintió distraídamente, mientras volvía a dejar el libro en su sitio y se acercaba a una de las tantas mesas para recoger sus cosas. Caminaron uno al lado del otro en silencio, sin mirarse tan siquiera hasta que cruzaron la puerta de salida y Loki se apoyó tranquilamente en la pared sin mirarle.

¿Cómo me has encontrado? ¿También me has espiado?- empezó diciendo el joven ante el silencio de Tony. El moreno se metió las manos en los bolsillos.

La verdad es que ha sido tu madre quién me ha dicho dónde encontrarte- aquello casi lo paraliza.

¿Mi madre?- Tony lo miró, disfrutando de la perplejidad en el rostro de Loki. Raras veces se le podía pillar con la guardia baja.

Como no sabía dónde encontrarte, JARVIS me dio la dirección que ponía tu expediente. Pero se ve que ya no vives allí- el joven desvió su mirada, sonriendo de lado.

¿Qué quieres, Tony?- el susodicho se miró los pies, algo inquieto. No sabía ni por dónde empezar.

Verás… he estado pensando mucho sobre lo que ha pasado estos últimos meses y sé que te debo muchas disculpas por todo- Loki se cruzó de brazos- Soy consciente que no te puedo pedir nada, pero sí me gustaría que pudiéramos tener algún tipo de relación cordial- el joven bajó su mirada- Y, estoy seguro que te parecerá absurdo, pero he estado pensando en todo lo que hablamos sobre tu trabajo y, bueno, me gustaría ayudarte- una sonrisa cansada se dibujó en el rostro ajeno- Porque, si lo miramos desde una perspectiva académica, arruiné tus prácticas y… en fin- Tony se sentía absurdo y cansado a partes iguales. No sabía qué inventar más para evitar hablar de lo que verdaderamente le importaba: que le quería, que lo necesitaba en su vida para no volverse loco definitivamente. Loki lo miró, admirando su expresión necesitada y confusa.

¿Me estás pidiendo que vuelva a la empresa?- Tony guardó silencio, esperando a que dijera algo- Lo siento, pero no puedo. No puedo… - al moreno no le sorprendió aquella respuesta- Que estuviera aquella noche en tu piso fue una terrible casualidad, la consecuencia de la locura de un tipo al que acababa de conocer- aquello hizo fruncir el ceño al mayor.

¿Un tipo al que acababas de conocer?- replicó. Loki alzó una ceja, separándose de la pared.

¿Qué se supone que estás pensando?- Tony frunció el ceño- ¿Crees que todos somos como tú, que nos agarramos a cualquier rubia que se nos abalanza?-

Ah, sabía que no podrías esperar para restregármelo…

¡Eres tú el que me trata como si fuera un cualquiera!-

Ya, porque aquí el cualquiera soy yo, ¿no?- le dijo dando un paso adelante- el hombre al que se prejuzga haga lo que haga-

No fui yo quién estaba besando a esa mujer. O a cualquier otra quién sabe dónde- aquello lo dijo con amargura porque, desde el día de la fiesta, la idea de que Tony se hubiera consolado con cualquier otra persona nada más salir del edificio lo había carcomido.

Si me conocieras realmente como decías sabrías que lo que ves no siempre es verdad- Loki tragó saliva, dándose cuenta de la angustia del hombre que tenía delante. Había visto esa misma expresión antes, durante aquella conversación tan sincera que habían tenido.

¿Y qué quieres que piense cuando te veo abrazado a una tipa en una fiesta?- Tony bufó cansado.

Si te sirve, sólo estaba siguiéndole el juego- se encogió de hombros, mirándole- aunque no lo creas, he cambiado- y era cierto, Loki no podía estar seguro de nada. ¿Acaso podía confiar en él después de todo? Ahora le decía que lo que había visto con sus ojos no era exactamente real. Pero ésa no había sido la primera vez que se había sentido decepcionado y, aunque en un principio sabía a qué se exponía, no estaba seguro de poder seguir aguantando esa montaña rusa de emociones de la que Steve le había hablado, más porque no sabía a dónde iba que por lo que realmente pudiera ocurrir- Me ha caído muy bien tú madre- dijo Tony de golpe, sorprendiendo a Loki- ya vi de dónde habías sacado todo tu…- el joven alzó una ceja.

Si pretendes conseguir algo de mí camelándote a mi madre, ya te digo que no funcionará-

Vaya…- respondió el otro, simulando un golpe. Loki lo miró de reojo, haciendo un gran esfuerzo para no sonreír- Entonces, ¿qué?-

¿Qué de qué?-

¿Quieres ver de cerca el traje?- aquello era juego sucio, lo sabía, pero le quedaban muy pocos cartuchos. Más bien ninguno. Lo cierto es que en su cabeza todo había ido mejor. Miró al joven y esperó pacientemente, disfrutando de la confusión que se reflejaba en su rostro. Sabía que había dado en el clavo- ¿Entonces?- Loki se mordió el labio, pensativo.

¿Has hecho alguna modificación?- Tony sonrió ampliamente.

La verdad es que sí. Y…- acentuó- tengo pensadas algunas más, pero no he tenido tiempo de nada… aún- el joven lo miró de reojo, recogiendo sus cosas.

Ya me lo pensaré- y, sin despedirse, empezó a caminar en dirección contraria sin mirar atrás ni una sola vez, mientras Tony lo admiraba sin borrar su sonrisa.

Sus pasos le guiaron hacia su casa por inercia. Parecía que su cuerpo sabía perfectamente lo que necesitaba por mucho que hiciera esfuerzos por evitarlo. Hacía un par de semanas que no pisaba esa casa y, la verdad, empezaba a echarla más de menos de lo que estaría dispuesto a confesar. Subió pesadamente los escalones de la entrada y ni se molestó a llamar a la puerta, ya que aún conservaba las llaves. Al fin y al cabo, era su casa.

Pudo escuchar la voz de su madre a lo lejos, suponía que hablando por teléfono. Dejó su pesada mochila en la entrada y se deshizo de su chaqueta y la bufanda para colgarlas en el colgador de la entrada. Todo aquello era tan extrañamente familiar que ni se sentía incómodo. Caminó por el pasillo mirando a ambos lados y siguiendo el sonido meloso de la risa de su madre. Suponía que estaría hablando con alguna de sus amigas o alguna de sus tías. Era ese tipo de conversaciones que Frigga mantenía por horas y, cuando se le preguntaba de qué había hablado, nunca era capaz de decir algo en concreto. Su madre estaba de espaldas a él, con su hermoso cabello cayendo por su espalda y haciendo aspavientos con la mano que le quedaba libre. Parecía muy animada con la conversación, así que prefirió sentarse en el sofá y esperar su turno. Nada más sentarse, la mujer se giró y se lo quedó mirando, mostrando una sonrisa amplia y unos ojos brillantes. Sabía lo mucho que significaba para ella poder tenerle allí, aunque fuera en tan pocas ocasiones. Quizás por eso se apresuró tanto en colgar y acercarse a él para besarle y abrazarle.

Sabía que vendrías, aunque no tan pronto- le acarició su rostro, retirándole uno de los mechones rebeldes que le caían en el rostro.

Ha venido a verme y dijo que había hablado contigo. No podía esperar- aquello hizo sonreír a Frigga- ¿Qué te pareció?- la mujer se apoyó en el sofá.

Es más guapo en persona que en las fotos- dijo burlándose de su hijo, quién sonrió levemente- y se le veía algo superado, cosa que me permitió ponerle un poco contra las cuerdas- aquello le hizo reír- pero creo que era sincero- Loki bajó su rostro y apoyó su cabeza en el regazo de su madre.

¿Qué debería hacer, madre?- dijo agarrando las rodillas de la mujer- Ya no sé qué pensar, ni qué hacer…- estaba tan confuso que temía dar el paso equivocado.

No puedo decirte qué hacer o qué no- acarició sus cabellos como tantas veces había hecho de niño- Sólo piensa en qué te puede hacer realmente feliz-

Pero, ¿y si lo que creo que me puede hacer feliz, en realidad, no lo hace? ¿Y si me equivoco, otra vez?- temía al fracaso, más que a cualquier otra cosa.

La vida se basa en ensayo y error. Si nunca nos equivocáramos, nunca aprenderíamos-

Pero yo quiero acertar, madre- se levantó, mirándola fijamente- quiero ser feliz- Frigga le cogió del rostro y le besó la frente.

Y lo serás, Loki- sus ojos se encontraron, brillantes- porque te lo mereces, cariño. Y será o al lado de Tony Stark o de otro hombre- su hijo le sonrió levemente, dejándose caer en su regazo, otra vez, mientras se quedaba medio dormido ante las caricias de su madre. Quizás volver a la empresa no fuera una idea tan descabellada.


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