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Ojos verdes por Lonny

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CAPITULO 25

¡Eres un bicho raro, Lokillo! – le gritó Sif, mientras le tiraba más barro encima de la cabeza entre carcajadas. Odiaba esas carcajadas, los odiaba a todos desde lo más hondo de su corazón. Pero, sobre todo, odiaba a su hermano por permitir que aquello siguiera pasando.

¡Lokillo! ¡Levántate! – le gritó Volstagg, mientras usaba su fuerza para ponerlo en pie y mirarle fijamente - ¿Te gusta ver las colitas de otros niños, verdad? He visto cómo los miras en los vestuarios – Loki bajó su rostro, tremendamente avergonzado por su conducta. No lo podía evitar, cosa que lo hacía sentir bastante mal consigo mismo después.

Seguro que su colita no le funciona. Quizás no sabe ni mear sin la ayuda de su mamá – se burló Fandral, hablando por encima del hombro de Volstagg, quién no perdió ocasión para reírse más de él.

Lokillo… Lokillo… Lokillo… - empezaron a corear todos los niños a su alrededor. Esas voces, esos canticos se habían clavado a fuego ardiendo en su mente y en su alma. Había llegado la hora de la revancha.

Cuando quiso darse cuenta, Fandral ya estaba encima de él, zarandeándole con fuerza con el ánimo de ahogarlo. La borrachera que llevaba encima lo había envalentonado a tal grado que su agresividad había crecido a niveles peligrosos. Loki intentó frenarlo en un primer momento, siempre amparándose en tener la fiesta en paz, pero aquella sensación no duró mucho cuando el ímpetu no paró; más bien todo lo contrario. Ahí fue cuando el moreno usó sus piernas para deshacerse de Fandral, pero sólo para coger una mejor posición de ataque y dedicarle el primero de varios golpes en su hermoso rostro. Fastidiarle esa parte de su cuerpo sería mucho más doloroso para él que el simple golpe.

¡Maldito cabrón! – gritó Fandral, protegiéndose la cara casi con horror, mientras se escabullía. Pero si Loki pensó que aquello había acabado, estaba muy equivocado, pues la joven, preocupada por la escena, corrió hacia él para ver cómo se encontraba. Y, ese gesto, no hizo más que enardecer el ánimo de Volstagg.

¿Así que ahora vas de machito, Lokillo? – dijo acercándose a él con gesto amenazador. Alargó una mano y cogió una de las servilletas, tensándola con fuerza sin apartar sus ojos de él – No sabes cuánto he esperado este mome… - pero no pudo acabar la frase, pues Thor lo paró en seco hasta reventarle una botella en la cabeza.

¡Suficiente! – gritó el rubio. Pero ni por asomo fue escuchado, pues Fandral, más recuperado de su dolor de cara, se tiró encima de él como un koala dispuesto a pegarle. Loki apartó a la chica e intentó que Fandral bajara de la espalda de su hermano, sintiendo los golpes de un Hogun que, hasta ese momento, había preferido mantenerse en un segundo plano. El juego estaba en su punto álgido con todas las cartas sobre la mesa. Clint, por su parte, se mantuvo en un rincón con la joven, agarrada a él y planteándose si debía o no apartarse. El eterno ceño fruncido de Nat lo acompañaba allá donde fuera.

Voy a llamar a seguridad – le gritó ella, levantándose y corriendo hacia una de las puertas laterales del lugar, cuya existencia acababa de percibir. ¿Tan borracho estaba como para no haberse dado cuenta? Seguramente, o estaría ayudando a su amigo y no pensando en sacar fotos. 'Oh, buena idea', se dijo a sí mismo mientras buscaba su móvil entre sus ropas, aun sin encontrarlo. ¿Dónde lo había dejado? Buscó a tientas, evitando a la vez no ser arrollado por ninguno de los combatientes, hasta que le pareció verlo en el suelo. Lo cogió y se extrañó del fondo de pantalla. ¿Cuándo lo había cambiado? Si Nat se enterara que, en vez de tenerla a ella, tenía a… ¿qué era eso? Bueno, tampoco era que importara mucho, y menos si había tremenda pelea delante de él.

Por aquél entonces, Fandral seguía agarrado a la espalda de Thor, dando vueltas sobre sí mismo en un intento del rubio por deshacerse de él; un intenso fallido, claro, pues lo único que consiguió fue marear a ambos. La cosa estaba más reñida entre Loki y Volstagg. El hombretón había recuperado la conciencia hacía pocos minutos, lo que había incrementado su cabreo en varias décimas. Sus frustraciones se alimentaban de los punzantes dolores procedentes de su cabeza, cosa que lo ponía de más mal humor. Cuando estuvo lo suficientemente cerca se tiró contra él, dispuesto a agarrar su fino cuello entre sus toscas manos para asfixiarlo. Era tal el odio que sentía por ese joven que no lamentaría tal resolución.

Y Clint, apartado de todo ese lamentable espectáculo, empezó a grabar y a hacer fotos a diestro y siniestro sin borrar una burlona sonrisa de su rostro. A sus ojos, aquello era demasiado divertido como para no ser registrado, enviado y reproducido más adelante. Al fin y al cabo, aquello era una despedida de soltero vikinga y, como tal, debía haber pelea de la buena.

*^*^*^*^*^^^*

Debes estar de broma – replicó Rhodey, admirando la fachada destartalada que tenía enfrente. Aquello no se parecía en nada al recuerdo que tenía del lugar. Tony debía haberse equivocado.

En absoluto. Para estas cosas tengo una memoria fotográfica – replicó el moreno, quién intentó ver por en medio de los tablones de madera que mantenían cerrado el local. Jamás había pensado que se encontrara en semejante mal estado - ¿Crees que debería comprarlo y reformarlo? Estos sitios dan dinero – Rhodey rodó los ojos, incrédulo de lo que estaba escuchando.

¿No crees que, si diera dinero, estaría abierto? – Tony resopló, desviando su mirada – Además, aun no estoy seguro que este fuera el lugar exacto – pero el otro lo volvió a mirar con determinación.

Sé que estaba aquí. Lo recuerdo perfectamente porque en aquél callejón de ahí, ese tan estrecho, me hicieron la primera ma… - pero Rhodey alzó sus manos, incapaz de seguir escuchando.

Ya ya, no hacen falta detalles, amigo – se dio la vuelta y volvió a mirar el sitio. Lo cierto es que se parecía mucho, lo que le hacía recordar los buenos momentos que había pasado ahí con su amigo. Eran muy jóvenes… buenos tiempos aquellos.

¿Entonces qué? – le dijo Tony al cabo de un rato - ¿Entramos? – el otro negó con la cabeza, incrédulo de la sugerencia que le estaba haciendo.

Prefiero quedarme con la imagen que recuerdo del local: chicas, luces de colores y la mejor música de los 80' – y movió sus caderas, riendo. Tony sonrió también. Buenos tiempos, sí señor… y de repente le sonó el móvil, cosa extraña pues Pepper estaba de viaje y Happy viendo Downton Abbey, lo que significaba que no estaba para nadie. ¿Quién podría llamarle a estas horas de la noche? Pero no era una llamada, sino un mensaje. Varios mensajes de… Loki. Tony miró a Rhodey, quién volvía a estar enfrascado en sus recuerdos mirando como un bobo aquella puerta, y se dio la vuelta, abriendo todos y cada uno de los mensajes. Fotos. Fotos y más fotos en claroscuro, donde apenas y podía distinguir a nadie - ¿Ocurre algo, Tony? – preguntó Rhodey a su espalda. El moreno no sabía qué contestar.

No estoy seguro – y siguió pasando las fotos hasta que vio una de las ultimas, la más nítida de todas y que le puso los pelos de punta – Vámonos… ¡Ahora! – dijo corriendo hacia el coche, estacionado en la acera de enfrente. Rhodes, tras él lo seguía a paso ligero, pero sin entender mucho qué estaba pasando.

¿Qué ocurre? ¿Por qué tanta prisa? – preguntó, sentándose en el sillón del conductor, mientras se cruzaba el cinturón de seguridad. Tony, por entonces, ya había pisado el acelerador.

¡Necesito mi traje ya!

^*^*^*^*^*^*^*^*

Clint restaba en el suelo, móvil en mano, dándose cuenta por fin que aquél no era su teléfono. Pero no le importaba. Estaba seguro que Loki querría tener aquella venganza registrada, tanto en video como en fotografías, fuera el resultado que fuera. La joven stripper había vuelto con dos miembros de la seguridad del local, pero era tal la algarabía que habían montado entre todos que la situación los desbordaba. Les faltaban manos, pero no parecía que ningún otro quisiera ayudar.

Intentó moverse por el suelo, arrastrándose para no ser visto ni notado, mientras intentaba coger mejores ángulos para su filmación. ¡Madre mía! Aquello sí que era una buena fiesta y no podía dejar de pensar en la cara de Nat cuando le enseñara todo eso. Aunque, si lo pensaba bien, aquello sólo serviría para que se pusiera de mal humor y, un mal día de Nat podía equipararse al ambiente beligerante de esa fiesta más un plus de miradas asesinas. Quizás no fuera tan buena idea, al fin y al cabo.

Y de repente el techo se abrió con gran estruendo, parando en seco cualquier movimiento que se estuviera efectuando ninguno de ellos en esos momentos, pues la atención residió en la extraña figura que restaba en medio de lo que, horas antes, había sido un tranquilo comedor de fiestas. La figura metalizada restaba quieta, como si estuviera examinando a todos y cada uno de los presentes. Ninguno se movió, más por temor e inquietud que por otra cosa, pues nunca en sus vidas habían visto algo semejante a aquello. Clint, aun en el suelo, abrió los ojos como platos. Estuvo tentado en hacerle fotos, pero pareció que el tipo le leyó la mente y le dedicó una mirada prolongada, haciendo que el joven desistiera de la idea inmediatamente.

Nos vamos – dijo la armadura, mirando fijamente a Loki, quién restaba aun en brazos de Volstagg, incapaz de decir nada coherente. Estaba entre fascinado y ofendido por su presencia allí en aquellas circunstancias. Al no obtener una respuesta satisfactoria, la armadura empujó sin cuidado a Volstagg todo lo lejos que pudo y cogió a Loki en brazos.

¡Suéltame! – gritó el joven, intentando zafarse del agarre metalizado inútilmente – No deberías estar aquí, y menos en estas fachas – Pero el otro no quería hablar más, al menos no en aquél sitio y delante de aquellas personas, así que simplemente lo agarró mejor y salió volando por donde había venido, dejando a todos tan sorprendidos como a su llegada.

¡Volstagg! – gritó Fandral, corriendo hacia su amigo, quién restaba medio inconsciente en el suelo. Definitivamente aquello había acabado de peor manera de la planeada.

¿Qué es lo que ha pasado aquí? – preguntó la stripper, agarrada por entonces a uno de los miembros de seguridad. Nadie supo responder, pero Thor directamente no quiso. A su mente acudieron varias imágenes, escenas que lo habían inquietado en un pasado demasiado reciente. Esa figura… esa especie de armadura ya la había visto antes y Loki estaba relacionada con ella. ¿Podía ser que…? No, aquello era imposible. ¿Por qué una persona así haría algo semejante? ¿Y por qué metería a Loki en semejante locura?

Thor – dijo Clint, acercándose a él medio tambaleante, aún con el móvil en su mano. Aquello había sido más que raro y creyó que era momento de aclarar las cosas de una vez por todas– creo que tenemos que hablar, aunque sea con resaca – y el rubio estuvo de acuerdo.

^*^*^*^^*^*^ 

Lejos de allí, en la azotea de la siempre impresionante Torre Stark, la armadura metalizada aterrizó, dejando a Loki en el suelo, aun sus constantes reproches. El viaje no había sido, para nada, idílico. Todo lo contrario. El joven se había pasado todo el rato golpeándolo y pataleándolo, sin tener en consideración la altura a la que estaban y los peligros que aquello les conllevaba. En verdad estaba pasado de copas.

¿Quién te crees que eres para venir y ejercer de Juez Dredd delante de todos? – espetó Loki, furioso como estaba con él por su manera de actuar tan escandalosa. Tony se subió la máscara y dejó ver su rostro molesto. No podía creer que ese niño le echara en cara su comportamiento.

Si hubiera sido el Juez Dredd, los habría juzgado y sentenciado sin que me temblara el pulso, pero no lo he hecho – Loki rió socarrón, rodando los ojos.

Oh, así que hasta debo darte las gracias por no haber ejercido sobre nadie un castigo a la medida… - el joven acabó por levantarse y se acercó a Tony – Aun no has respondido a mi pregunta, señor Stark. ¿Quién te crees que eres para secuestrarme de esa manera y traerme a varios kilómetros de distancia?

¿Crees que lo hice por gusto? ¿Una nueva excentricidad? ¿Algo que se me ocurrió sin más? – Tony empezaba a cabrearse – ¡Has sido tú quién me mandó fotos de tu pelea! – aquello alarmó al joven.

¿Cómo que yo? ¡Yo no te he mandado nada! Si ni tan siquiera tenía el móvil conmigo – Tony se acabó por quitar el casco entero, sintiéndose cada vez más irritado.

Me da igual quién o qué mandara esas fotos – respiró hondo, convenciéndose a sí mismo que podía con aquello – Estabas en peligro y fui a salvarte de la manera que pude –

¡Usando la armadura! – gritó Loki, sintiéndose acalorado por el enfado que tenía encima - ¿Acaso has pensado por un momento lo que te pueda acarrear que hayas mostrado la armadura de esa manera? ¡Parecías un matón cualquiera! –

¿Un matón? – rió incrédulo – Sé perfectamente qué pinta tienen los matones y la armadura no es así –

Yo también sé qué pinta tienen, y es más la actitud que cualquier aspecto que le pongas –

¡No pegué a nadie, Loki! – dijo incrédulo, por ser juzgado de aquella manera – No le toque el pelo a nadie, aunque ganas no me faltaron –

Empujaste a Volstagg contra una pared. ¡Sabe Dios si estará bien!

A mi parecer, poco le hice – y recordó la foto que había visto, donde ese tipo agarraba del cuello a Loki con ambas manos, apretando y apretando mostrando una sonrisa maliciosa. Tenía ganas de matarlo.

¡Pero era mío! ¡Jamás debiste meterte! – Loki se mordió el labio, casi hasta hacerse sangre - ¡Soy yo quién debe acabar con él, después de tanto y tanto tiempo! – Tony bajó su mirada, dejando escapar un profundo suspiro.

Entonces, ¿qué debía hacer? ¿Quedarme en casa tranquilamente, mientras veía fotos de ti siendo estrangulado? – el joven negó con la cabeza.

No es tu guerra, Stark – y lo miró con los ojos llorosos – No debiste meterte… - Tony tragó saliva y sintió cómo la furia se apoderaba de él.

¡Muy bien, entonces! – y tiró el casco al suelo con toda la rabia que poseía – La próxima vez que te vea en peligro o que estés a punto de hacer cualquiera de tus estupideces, me quedaré de brazos cruzados ¡PORQUE ES TU GUERRA! – y se giró para irse, totalmente furioso con Loki y su incapacidad para ver más allá de sus actos. Pero el joven no estaba conforme y lo siguió.

¿Estupideces? ¿Habló el hombre cuyo currículum está plagado de 'grandes ideas'? – Tony se paró en seco – ¡Fiestas, escándalos, dinero, alcohol… una mezcla que nadie, jamás, llevaría a pensar que quién la vive pudiera hacer estupideces! – el moreno acabó por girarse y lo encaró.

Di lo que tengas que decir, Loki – lo agarró de las muñecas, acercándolo a él – Estoy cansado que me eches en cara cualquiera de mis errores, más cuando me he disculpado por ellos. Pero sabías cómo era, cualquiera en esta ciudad, en este país, sabe cómo era. Y digo era porque he cambiado, pero parece que a ti nada te vale – dejó sus manos abruptamente y se separó de él. Loki sintió cierto anhelo al separarse.

Claro que me vale, Tony – dijo en un susurro – Es sólo que… ¿por qué me sacaste de aquél lugar como si de princesita se tratara? – aquello era vergonzoso - ¿Sabes cómo se reirán de mí? ¡¿Sabes las burlas que tendré que aguantar?! – y de nuevo, apareció ese enojo que parecía dormido en su interior. Tony lo miró serio, impasible.

¿Por qué te saqué de aquél lugar? ¿Aun te lo preguntas? – se volvió a acercar a él, esperando que el otro respondiera, pero no lo hizo – Porque te amo, Loki – y el joven abrió mucho sus ojos, en señal de sorpresa – Te quiero tanto que me asfixia pensar que alguien pueda hacerte daño o ponerte una mano encima. Te quiero tanto que siempre quiero protegerte y alejarte de cualquier daño. Te amo, y eso hace que quiera ser mejor para ti, que use todo lo que tengo para hacerte feliz, para que estés a mi lado a como dé lugar. ¿O acaso no viste mi desesperación al retenerte en la empresa? – Loki bajó su mirada, sintiéndose mareado por la impresión que aquellas palabras le causaban. De acuerdo que sabía que no le era indiferente a Tony, que le gustaba y que sentían una atracción irresistible, pero jamás le había dicho que lo quería, menos que lo amara. Tony lo miraba fijamente, esperando a que dijera algo, pero Loki parecía incapaz de decir nada, cosa que dolió, más que otra cosa, a Stark – No dices nada – bajó su mirada, dibujando una sonrisa triste mientras caminaba hacia la puerta de la terraza – Ya sabes cómo salir de aquí. Buenos días y… perdona por haberte negado la venganza. No lo volveré a hacer – y, sin decir nada más, Tony desapareció de la terraza dejando a Loki con un nudo en la garganta.


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