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Ojos verdes por Lonny

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Cuando quiso darse cuenta ya estaba fuera del edificio rumbo a una de las plazas que había cerca del edificio con el corazón en un puño. ¿Qué había sido eso? ¿Eran Stark y Steve enrollándose? De repente se sentía mareado. Se tocó el pecho y los latidos de su corazón iban a mil por hora. ¿Por qué? ¿Por qué le había afectado tanto? No debería, ¿o sí? Ya no sabía qué le estaba pasando. Tenía ganas de llorar. Primero había sido el abandono de su novio, luego la boda de Thor y ahora descubrir que Stark tenía un rollo con Steve. Demasiado para él.

Se sentó en un banco próximo a un árbol y se dejó caer como un peso muerto. Todo se desmoronaba a su alrededor. Nada sucedía como él quería, como él esperaba. Tenía planes, unos planes geniales para su vida, pero ahora…

¿Por qué se había ido Peter? ¿Por qué no le había dado una explicación, una mera llamada, un mensaje? Ya empezaba a darle igual que lo hubiera abandonado; ahora sólo quería una respuesta. No pensaba echarle en cara nada, bueno sí, algo sí, pero sólo quería saber por qué había optado por actuar de aquella manera tan cobarde, tan baja, tan cruel. Se suponía que se querían, ¿no? O al menos eso es lo que le había dicho los últimos cuatro años desde que se conocieran en la primera fiesta universitaria. Desde ese momento no había concebido la carrera sin él, sin tenerle a su lado, apoyándole y haciéndole sentir especial, todo lo especial que no se había sentido estando con su familia. ¿Tanto había cambiado en esos años como para huir de él de aquella manera? ¿Tanto había cambiado como para acostarse con una mujer y hacerle aun más daño del que pudiera hacerle? Porque eso había sido cruel y más enterándose por terceros, convirtiéndolo en una especie de cornudo oficial. Pero aquello no era lo único que le dolía.

Recordó la cena, la estampa familiar sonriente, feliz y sintió que el vacío en su corazón se hacía más hondo. Thor iba a casarse con Jane, iban a formar una familia, tener hijos y darle nietos a su padre, uno de sus mayores deseos, algo que él nunca podría, o no de la manera que Odín deseaba. Porque parte de su caída en desgracia fue en el momento en que su padre había descubierto que era gay y que sus sueños y esperanzas puestas en él desaparecían. A partir de ahí su atención se había centrado en Thor, en su futuro, en su trabajo y en sus logros. Él, bueno, era inteligente con grandes cualidades, pero no las suficientes. Mientras Thor era admirado allí donde iba, él sólo notaba miradas de soslayo y algún que otro suspiro. Nunca era lo suficientemente bueno. Se limpió la cara con rabia, dejándola algo enrojecida y suspiró notando un molesto escalofrío en su espalda. No debía pagar sus frustraciones personales con su trabajo. En serio, ¿y qué importaba que Stark y Steve estuvieran juntos? Él ya tenía suficiente con lo suyo como para meterse en problemas con su jefe. ¡Que se acostara con quién quisiera!

Se levantó pesadamente del banco, se recompuso como pudo y caminó rápidamente hacia Industrias Stark. Aquella huída en plan 'damisela en apuros' había sido patética y no quería que tuvieran una mala impresión de él. Se acercó a uno de esos puestos de perritos calientes y compró uno. No era la mejor comida que podía existir, pero, al menos, engañaría al estómago. Y es que aquella locura de día le había hecho olvidar que debía comer para sobrevivir y, la verdad, es que tampoco tenía mucha hambre. Se quedó mirando el perrito caliente con una extraña mueca en su rostro, girándolo distraídamente hasta que decidió darle un mordisco. Apenas sabía a carne, pero al menos era algo. En un par más de mordiscos se lo acabó y se quedó mirando alrededor, buscando con la mirada la torre. Cuando la vio se fijó en el que pensaba que sería el piso 31 y se puso una mano encima de su estómago. Debía volver. Debía estar tranquilo. Debía demostrar que lo estaba, que no le importaba nada. Porque no había pasado nada. Nada en absoluto.

Cuando había visto al crío ahí, mirándolo fijamente con esos ojos verdes hipnotizantes, había sabido que estaba haciendo las cosas mal. Otra vez. Con mucho, mucho esfuerzo, se había deshecho del abrazo y las caricias de Steve a regañadientes y había intentado hacerle ver que aquello no podía seguir así, que aquello no tenía futuro. Y, como siempre, él lo había mirado de aquella manera tan tierna e inocente que lo desarmaba. Y había caído. Dos veces. Dos maravillosas veces.

Pero debía acabar definitivamente. No quería seguir haciendo daño a Steve. Recogió la camiseta del suelo y se la quedó mirando un rato antes de ponérsela y sentarse delante de la caja de madera. Eso, eso era lo más importante en esos momentos. Debía empezar a centrarse en su trabajo, en las posibilidades que aquello les podía traer y lo bueno que podría ser para el mundo. Unos tímidos golpes en el vidrio lo sacaron de su ensoñación y en seguida se dio la vuelta sintiéndose algo incómodo. Sopesó por unos instantes abrirle o no, era el jefe, podía hacerlo, pero ya había cubierto el cupo de actitudes infantiles y ya era hora de que se comportara como el hombre que decía el carné de identidad que era. Se acercó a la puerta y pulsó el código para dejarlo entrar. Miró a Loki unos instantes antes de alejarse hacia la mesa. El joven lo siguió con la mirada hasta dejar su mochila en un rincón. La tensión se podía palpar en el ambiente. ¿Qué se podían decir?

Oye…- empezó a decir Tony- Lo de antes…- Loki negó con la cabeza.

Tranquilo, no se preocupe- Stark sonrió levemente bajando su rostro- No voy a decir nada- el moreno lo miró.

No es eso lo que me preocupa, la verdad- Loki dibujó una leve sonrisa en su rostro.

En serio, tranquilo, le entiendo perfectamente- el joven sonrió más si cabe y se giró para coger los objetos metálicos que había descartado por no ser tan resistentes como los demás. Tony lo miró extrañado.

¿Me entiendes?- él sí que no entendía nada.

Yo también me habría fijado en Steve- el joven lo miró con una sonrisa- Es un hombre muy atractivo- los ojos del moreno hablaban por él.

Ah…- dijo- Te parece atractivo…- una idea macabra empezaba a formarse en la mente de Tony- ¿Te gusta?- Loki alzó la ceja.

¿Qué pretende?- le replicó- No se lo voy a quitar ni nada por el caso, si es que eso le preocupa- Tony hizo una mueca con los labios. Nunca mejor dicho…, pensó- Además, ahora mismo no estoy interesado en iniciar ninguna relación- aquello molestó extrañamente a Stark, que se lo quedó mirando con algo de fastidio.

No… no estamos saliendo Steve y yo. Es sólo que… bueno…- no tenía ni idea de cómo expresarlo. Loki lo miró con una sonrisa comprensiva.

No tiene que darme explicaciones. Usted es el jefe- dijo cogiendo una caja de herramientas y rebuscando entre ellas. Tony se lo quedó mirando sopesando sus palabras. El chico tenía razón: no tenía por qué darle ninguna explicación. Ni a él ni a nadie.

¿Puedo hacerte una pregunta personal?- Loki lo miró de reojo.

Depende- replicó más serio.

¿De qué?- le respondió con más ganas de hacérsela.

De la pregunta- Tony sonrió y se quedó pensando.

Has dicho que no estabas interesado en ninguna relación, pero…- el joven agarró con fuerza algunas herramientas- ¿Qué me dices de los polvos de una noche?- Loki frunció levemente el ceño.

¿Me está proponiendo algo?- le dijo, siguiendo ese juego de seducción que ambos habían empezado nada más conocerse.

¿Y si fuera así?- cuando quiso darse cuenta, Tony estaba demasiado cerca de él, tanto como aquél primer día en el que había notado su aliento en la nuca. Notó que su respiración se agitaba, pero lo disimuló lo mejor que pudo. De pronto, el moreno se alejó de él- Parece que aguantas la presión mejor que Bruce. Eso es positivo- Loki lo siguió con la mirada hasta que desapareció por una puerta. Suspiró profundamente e intentó poner sus pensamientos en orden para, así, poder empezar a trabajar.

Al otro lado de la planta, Tony Stark intentaba que la tensión dejara de notarse en sus pantalones poniéndole en evidencia. ¿Cómo era posible que ese crío lo pusiera en ese estado? ¡Ni Steve con sus mejores técnicas había logrado una reacción tan rápida y eso que era un experto! Se apoyó en una pared de yeso blanca, fría con la frente y la entrepierna pegadas, haciéndole bajar ese lívido que, de repente, se había apoderado de su cuerpo.

Pensó en cómo se había sentido al verlo por primera vez, con esa tez tan blanca que parecía bien de porcelana contrastando con un pelo moreno que daban ganas de acariciar. Pero lo mejor, o lo peor según se viera, eran sus ojos. Esas dos esmeraldas profundas, intensas que lo atravesaban cada vez que lo miraba. Le gustaba, le encantaba, pero se negaba a tenerlo. ¿Por qué? Porque era un maldito crio que confiaba en él como jefe/guía y no como amante fortuito. ¿Qué tenía 23 años? Pues perfecto. Tampoco se iban a llevar tanto tiempo, pero ese no era el caso. El problema era él y esa sed que sentía por ese crío.

No, no la iba a fastidiar como con Steve. No iba a cometer el mismo error arrastrándolo a su cama, saciándose de él para después darse cuenta que no le llenaba, que sólo le gustaba la manera cómo lo hacía sentir, la manera cómo lo excitaba y ni caso le hacía a la persona que había detrás. Ya era mayorcito para controlarse, para empezar a sentar la cabeza y no seguir cometiendo error tras error. Sí, eso era lo mejor. Loki sólo era un joven brillante que estaba haciendo las prácticas en su empresa, unas prácticas que durarían unos meses y luego se iría. Se iría… se iría.

Se separó de la pared mucho más sosegado y calmado. Miró hacia su entrepierna y parecía que también se había tranquilizado. Menos mal… Dio un par de pasos y se quedó parado. Ahora iba a entrar en su taller, iba a seguir soldando aquellas dos piezas y luego otras dos hasta conseguir montar el brazo mecánico. Necesitaría más metros de cable y algunas piezas más que se le habían acabado. Lo pediría a JARVIS. También… también necesitaba un café, un café muy cargado, cargadísimo con unas pastas de té danesas, de esas de mantequilla, sí. También se lo pediría a JARVIS. O quizás a Pepper, no sabía. ¿Por qué de repente le dolía tanto la cabeza?

Volvió al taller. Loki seguía enfrascado en un aparato, un aparato que él no debería de estar tocando, a decir verdad.

¿Para qué va a servir esto?- le dijo mirándole- ¿Es parte del proyecto secreto?- Tony lo cogió y se lo llevó a otra mesa sin decir nada, quedándose de espaldas a él. Loki se lo quedó mirando. Ese hombre realmente era complicado.

Tómate la tarde libre- le dijo de golpe- Por lo del sábado- el joven se quedó callado durante unos instantes, miró alrededor y lo comprendió. Se dio la vuelta, recogió su mochila y se fue.

Cuando Tony oyó el sonido de la puerta de cristal cerrarse tras él sintió cierto alivio. No estaba bien, no. Verlo otra vez, verlo tocar aquello, no le gustaba que nadie se metiera en sus cosas. De todos era sabido que no sabía ni quería trabajar en grupo. Prefería hacerlo solo. Dejó el aparato encima de la mesa y se tocó la frente con pesadez. Necesitaba ese café ya.

Llegó a casa con el ceño fruncido, molesto. ¡Lo había echado! ¡Lo había echado del taller! ¿Por qué? ¿Por qué había tocado algo que consideraba suyo? Era estúpido y ya no aguantaba las tonterías de nadie. Aquello se estaba complicando y no necesitaba más complicaciones en su vida. Gracias. De acuerdo entonces, trabajaría con él, haría todo lo que le pidiera sin excederse y luego se iría con una buena nota para completar su expediente y empezar a buscar trabajo. Entró en el salón, cabizbajo y cansado. Y entonces lo vio, comprendiendo que todos sus males sólo acababan de empezar.

Loki, acércate- le dijo su padre, apremiándole para que se acercara. El joven caminó con los labios apretados viendo como la mirada de su padre no perdía de vista ninguno de sus movimientos. Odín dejó perfectamente doblado el periódico en su regazo y apoyó sus manos en los reposabrazos- ¿Cómo te van las prácticas en Industrias Stark?- el joven alzó una ceja.

Bien, padre- dijo escuetamente. Su padre asintió con media sonrisa dibujada en sus labios.

¿Qué te parece el próximo enlace de tu hermano?- 'Has tardado poco en mencionarlo', pensó.

Bien- no tenía más que decir.

¿Todo te parece bien?- replicó Odín. Loki se encogió de hombros- Ayer no te vi muy animado ni muy participativo en nuestra discusión- el joven se lo quedó mirando.

No puedo hablar de algo que desconozco- su padre se quedó sopesando sus palabras.

Ese no es motivo suficiente. ¿En serio te parece bien que tu hermano se case?- Loki frunció el ceño.

¿Y por qué debería de parecerme mal?- Odín cruzó sus manos encima de su regazo.

No sé, dímelo tú- inclinó su cabeza y se lo quedó mirando fijamente- ¿Ocurre algo?- Loki sonrió mirando hacia el cielo. Aquello sí que era bueno. Su padre preocupándose por él.

No, padre. No ocurre nada especial. Sólo estoy cansado- el hombre lo miró y movió su cabeza.

Ya…- se tocó ligeramente la barba- Tu madre me comentó que… bueno, que ese Peter se había ido…- los ojos de Loki se abrieron de par en par, intentando digerir las palabras de su padre.

En serio, padre- rió nerviosamente- No hace falta que…-

Aunque no lo creas, me preocupo por ti y…-

En serio… padre… por favor, no… sigas- no podía aguantar esas palabras, no de él, no después de todo- No intentes justificarte…- negó con la cabeza, incrédulo- no lo necesito- su padre bajó el rostro.

No me estoy justificando, sólo digo la verdad y…- pero Loki tenía bastante.

¡Suficiente!- dijo alzando la voz- Es suficiente por hoy. Para siempre- intentó irse- Sé perfectamente qué esperanzas tienes puestas en Thor, en cómo él ha cumplido todas tus expectativas, mientras que yo sigo siendo el bicho raro que todo lo hace al revés- su padre ladeó la cabeza y empezó a negar.

Loki, no quiero que te sientas así… no es así…- pero el joven estaba demasiado harto para creerle.

Es así, y lo sabes. ¿Para qué fingir? Lo tengo asumido- sonrió tristemente- Y ya me da igual. Así que no me preguntes más cómo estoy porque ya lo sabes- se lo quedó mirando unos segundos antes de irse definitivamente a su habitación.

No lo podía creer. Simplemente aquello era el colmo. La guinda a un día para olvidar, otro más. ¿Cómo se atrevía a ir de buen padre a estas alturas? ¿Cómo se atrevía a simular una comprensión que no tenía hacia él y que, sabía, no tendría jamás? Imaginaba que no había sido otra persona que su madre quién le había animado a dar ese paso. Y, aunque la intencionalidad había sido buena, los hechos no habían podido ser más desastrosos. Odín había conseguido hundir más si cabe ese día, por lo que se deshizo de su ropa y se fue directo a la ducha.

Se había pasado desde el amanecer ahí sentado, viendo cómo los rayos anaranjados bañaban seductoramente Nueva York con un vaso de whisky en sus manos. Le picaban los ojos. Por primera vez en semanas se sentía verdaderamente agotado y no era porque hubiera trabajo de más. Su cansancio venía de más allá. En ese tipo de ocasiones la gente normal recurría a amigos y familiares. Puesto que no tenía amigos, salvo Rhodey y Pepper, pero no tenía ganas de molestarlos, ni tampoco familia, ¿qué se suponía que debía hacer?

JARVIS, ¿Cómo superarías la tentación?- preguntó Tony antes de dar su último trago de whisky.

Oscar Wilde decía que la mejor manera de superar la tentación es caer en ella, señor- el moreno chasqueó con la lengua.

Esa no es una opción, JARVIS- se pasó las manos por el cabello- He caído demasiadas veces y pretendo enmendar mis errores. Si lo vuelvo a hacer, todo este esfuerzo no servirá de nada-

¿Pretende cambiar sus hábitos, señor?- aquella pregunta hizo sonreír a Stark.

En cierta manera, sí. ¿Te parece bien?-

Es una excelente idea, señor. Muy recomendable vistos los acercamientos que ha tenido con el señor Odinson- que JARVIS lo mencionara en ese instante no había sido muy positivo para su ánimo. Tony se levantó de su sitio y empezó a caminar por la sala de estar.

Por cierto, ¿has comprobado si los cálculos y las pruebas que hizo Loki sobre las aleaciones eran correctas?- el chico era listo, pero aún no confiaba plenamente en él. Ni en él ni en nadie.

Todo correcto, señor- aquello hizo sonreír a Stark. Sabía que ese chico era listo, muy listo. Buen fichaje, pensó.

¿Qué tanto por ciento de éxito tenemos con el reactor ARK?-

Según los cálculos estamos con el 80% de probabilidades, señor- Stark se quedó pensando.

Aún no es suficiente- siseó nervioso.

¿Podría sugerirle que pidiera ayuda?- Tony miró al techo confuso.

¿Ayuda? Yo no he pedido ayuda nunca. Trabajo solo- empezaba a pensar que JARVIS tenía alguna avería.

¿Y el señor Odinson? Tiene grandes aptitudes. Además, le recuerdo que es su ayudante- Stark rodó los ojos.

Ayudante en pruebas. Recuerda a Banner y su baja por vacaciones. Algún día tendrá que volver, ¿no?- la IA se quedó en silencio, sin réplica. Tony suspiró sonoramente rascándose los ojos. Al final todos tendrían razón y debería descansar más de cinco horas para no tener este humor cambiante.

Caminó hasta el sofá y se tiró todo lo largo que era. Quizás no era tan disparatado pedir consejo a alguien, no directamente, sino algo más casual, una conversación o algo así. Puso sus manos bajo su cabeza y cerró los ojos, adormecido. Loki…, dijo en un susurro. Ese chico, ese chico tenía algo, algo atrayente y después de la conversación que habían tenido, en fin, ya no sabía qué pensar. Aun así, aun su juego, creía que había algo en él, una especie de secreto, algo que ocultaba porque si algo tienen los mentirosos era que se reconocían entre ellos y ellos lo eran. Le entró más curiosidad si cabe al pensar en él otra vez, aunque se había prometido alejarlo de sus pensamientos ya que las reacciones físicas eran notorias. Apretó más fuertemente sus ojos y los tapó con sus manos. Debía dormir, debía dormir y dejar de pensar por una vez. Parecía que ese último whisky no le había sentado nada bien. Empezaba a desvariar.


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