Las siete chicas aparecieron en medio de la nada, sólo se podría ver una carretera que parecía no tener fin.
-Genial...ahora estamos en...- murmuró Hyo viendo el paisaje, todo apuntaba a que no había rastro de vida humana cerca.- Sí, seguro, estamos cerca de nada que tenga vida o alma.
-Oh... demonios, chicas... ¡NO TENEMOS PODERES! – Gritó Sooyoung asustada, mientras esta veía sus manos vacías. –He intentado aparecer un helado y no he podido...-Soo estaba a punto del colapso.-Voy a morir de hambre.
-¿Qué? – Yoona le veía confundida, e hizo un ademán con su mano derecha- Mierda... Soo tiene razón.
Las demás se vieron entre sí, su mirada reflejaba una mezcla de terror y desconcierto.
-Chicas, cálmense- Hablo tranquilamente Jessica- Tal vez, Tae nos quitó los poderes para pasar desapercibidas por los arcángeles...-
Hyo le miro con recelo-Temo admitirlo pero la floja tiene razón-
-¿Desde cuándo le dices Tae a Satanás?- Pregunto la azabache con disgusto pero esta fue ignorada olímpicamente por la mayor.
Sunny quien no había dicho nada hasta ahora ladeo la cabeza y se acomodo el cabello-Chicas eso significa que sólo tendremos nuestro encanto y el poco dinero que Soo le dio a Fany-. Acto seguido todas miraron a Tiffany quien ahora parecía querer huir, o sea era su dinero era obvio que no lo iba a compartir.
-Agárrenla- Dijo Yuri.
La pequeña Tiffany fue tomada por Soo y por Yoona al mismo tiempo que Sunny sacaba el dinero de su bolsa. De inmediato se lo entregó a la que estaría segura no se gastaría ni un centavo, esa era Jessica.
-Bueno, son como las 5 de la tarde y al parecer tendremos que caminar – Dijo Sunny
-Dios eso me dará mucha hambre...- Susurro Soo
Jessica frunció el ceño para después poner su cara de horror marca Jung-Y a mi mucho sueño...-
-¿Si quieres puedo cargarte? – Ofreció la morena mientras se ponía en posición-
-No Yul, traes tacones, no puedo ser tan desconsiderada contigo- Jessi miró al suelo con algo de timidez, sus mejillas estaban sonrojadas; realmente la escena parecía sacada de un manga shoujo.
Yoona alzó la ceja al verlas, Soo aplaudió y Tiffany les miraba curiosa. Por último Hyo...
-Me van a hacer vomitar, carajo. Ya vámonos- Y allí la atmósfera se fue a la mierda.
-Te diría que te pirarás de aquí pero no estoy de humor, Envidia- Yul entrecerró los ojos y sólo comenzó a caminar, cuando paso a lado de Hyo, le dio un codazo.
-Espera Yuri- hablo Tiffany para después ir tras ella, seguida por las demás.
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Tae quien las veía desde su suelo espejo sólo se limito a pegarse con la palma de su mano, directo a su cara.
-Esto va a ser difícil- murmuró para si misma.
Astaroth y Belcebú no tardaron en aparecer ante ella, se veían un poco sudados y algo preocupados.
El primero en hablar fue Belcebu-No hemos podido sentir a los siete pecados, teníamos planeado guiarlas hacia...- Pero antes de que pudiera terminar su discurso el diablo le interrumpió.
-Ese es el punto, ni demonios ni ángeles podrán detectarlas, como sea confió en ellas así que déjalas trabajar.-
-Pero eso acaso no las hace más ... ya sabes ... que regresen a ser un poco...- dijo un poco nervioso.
-Retírense-
Ambos chicos sólo se esfumaron, Taeyeon sólo mantenía su vista clavada al suelo, viendo como sus pequeñas emprendían un viaje incierto.
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-Hemos caminado durante dos horas seguidas...estoy que me muero –lloriqueo Hyo.
-Cállate, al menos tu no tienen unos tacones de aguja, recuérdenme no ponérmelos en mil años – Yuri parecía arrastrar casi los pies, un esfuerzo casi sobrehumano.
-¿Quieres que te preste mis tennis? – Jessi le ofreció mientras tocaba su codo.
-Me encantaría pero no calzamos del mismo...-
-¡Miren! Señal de vida humana- dijo Tiffany señalando una pequeña casa muy vieja.-estamos salvadas.
-¿Creen que haya alguien?- Dijo Yoona, mientras trataba de regular si respiración
-Ni idea pero no perdemos nada con ir, al menos podríamos pasar la noche allí- dijo Sunny, realmente ella muy pesar de ser un pecado fatal, sabia como tener un buen liderazgo.
En alrededor de 5 minutos llegaron a esa casa, lucía un estilo antiguo muy similar a una vivienda japonesa, carecía de puerta principal por lo que a la entrada sólo había un pequeño letrero colgante en el cual se leía algo como "Bienvenidos sean aquellos que hacen el bien"
Tiffany que fue la primero en asomarse, sintió un pequeño vuelco en el corazón al leer eso. Y volteo de inmediato al escuchar una campana, era Soo quien había descubierto aquello que fungía como timbre.
No tardó mucho tiempo para que un hombre mayor apareciera, tenía el cabello blanco y una barba gris, las cejas pobladas del mismo color y una mirada profunda llena de recuerdos.
-¿Quiénes son ustedes y que las trae por aquí?- Habló el señor, su tono era neutro y su mirada era pacífica.
-Buenas tardes- Hablo Sunny y el hombre mayor dirigió su vista hacia ella- mire mis amigas y yo nos hemos perdido, realmente no tenemos donde pasar la noche y nos preguntábamos si...-
SE escucho la voz de una chica a lo lejos-Abuelo ya está el té- No demoró en aparecer por una de las entradas -oh Hola, hizo una reverencia mi nombre en Seo JooHyun- se presentó como se le había enseñado desde pequeña.
Todas se sorprendieron al verla, era ella. La elegida.
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El señor Seo Wook les había permitido quedarse cuanto quisieran, Seo se había mostrado feliz por la presencia de las extrañas cosa que fue muy rara para las chicas, hasta llegaron a dudar que fuera un trampa. O sea nadie es tan bueno con los extraños.
Todas yacían en una gran habitación, las paredes eran corredizas y de papel. Algunas como Soo apenas tocaron el futón y cayeron en los brazos de morfeo, otras aún charlaron un poco antes de comenzar a dormitar pero era una, y una muy inusual la que aún no dormía.
-Chicas...- susurró Jessica- ¿Alguna se siente rara?- Preguntó, esperando que alguna de ellas le respondía.
Sunny se volteo para verla, la casa carecía de instalación eléctrica, y el cuarto le permitía ver divisar las facciones de Sica-¿Rara? ¿Cómo que?-
-Deben ser ideas mías, Sunny...- Negó con la cabeza y se acurruco más entre sus mantas, pegándose más a lado de Tiffany. Era una noche cálida pero necesitaba sentir que no estaba sola.
-Bueno... descansa pereza, que mañana tendremos un largo día de adaptación- Fue lo último que se escuchó en esa habitación.