*En Kyoto con Midorima Shintaro (Alias: Monster)
Midorima Shintaro había logrado entrar a la universidad de Kyoto con la meta de estudiar medicina y volverse un gran doctor igual que su padre. Las clases empezarían dentro de una semana así que el tiempo que tenía libre lo gastaba acomodando todo en su nuevo departamento el cual era bastante amplio para él. Desde que llego sintió una gran satisfacción ya que todo lo que se había propuesto hasta ahorita lo había logrado, salió con un gran promedio casi perfecto, logro entrar a la licenciatura, consigo el mismo un buen departamento que no le quedaba tan lejos de la universidad todo parecía estar en orden en cuanto al ámbito educativo por así decirlo pero en cuanto al ámbito social no se podría decir lo mismo.
Ciertamente aquel día que tuvo que enfrentar a Takao no le dejo un buen sabor de boca. El llegar a casa fue un tanto raro ya que usualmente el azabache entraba con él y pasaban un buen rato conviviendo en su habitación, él estaba tan familiarizado con su hogar que había ocasiones donde se quedaba a cenar incluso a dormir, el lanzador noto la usencia de su e ex-novio y empeoro cuando su madre pregunto por él.
Decir que no le dolió su ruptura seria mentir y llegar a un grado alto de Tsunderismo pero él lograba admitirlo o al menos cuando estaba solo en su cuarto. Había ocasiones donde llamaba a Takao pero se deba cuenta que no estaba a su lado y se daba un buen golpe en la enfrente al darse cuenta de su error al llamar a alguien que el mismo había decido no ver durante un tiempo.
Él tenía que concentrarse en sus estudios, si quería tener una buena vida con la cual compartir con el azabache debía esforzarse en crecer y ser alguien en la vida, esa era su forma de pensar. Durante la preparatoria vio como algunos de sus compañeros dejaban de estudiar, como unas muchachas quedaban embarazadas, como algunos decidían trabajar mejor en el campo que seguir avanzando y eso era algo que él no deseaba, él quería una plena, un buen trabajo para llevar comida a la casa donde se imaginaba viviendo con Takao. Por ello había tomado aquella decisión de separarse de Takao, cuando fuera todo un adulto volvería por el aun cuando eso sonara egoísta.
A veces temía que fuera un error pero el pensar en su futuro le deba algo de voluntad para seguir con aquel plan descabellado.
-Takao…-
La imagen de su amor lo atormentaba cada noche en sus sueños que terminaban convirtiéndose en pesadillas, la más reciente fue horrible en todo el sentido de la palabra; Midorima se encontraba en la oscuridad solo, sin nada a la vista, vaga por el sin saber si realmente avanzaba o seguir moviéndose en el mismo lugar cuando de repente unas cadenas salieron del suelo sujetándolo con fuertemente sometiéndolo boca abajo quedándose totalmente inmóvil sin poder zafarse. Luchaba pero inútil y cuando estaba a punto de darse por vencido vio una figura acercarse a él y así como pocas veces se le veía, sonrió.
Takao estaba enfrente de él, el más alto se sintió aliviado al verlo pero aquella sonrisa se desvaneció al ver al azabache temblando y con los ojos llorosos con el pánico impregnados en ellos. No entendí que ocurría, porque razón estaba en ese estado. Parecía que le temía a algo que se acercaba pero el que estaba inmóvil no lograba visualizar que era aquello, cuando unas sombras se abalanzaron contra el azabache rasgándole la ropa llevándose consigo un poco de sangre, jalándolo y tratando de llevárselo mientras él se resistía, el peli verde entro en pánico.
Muchas veces gritaba Takao, tiraba de las cadenas que lo lastimaban pero parecía que nada de aquello podría ayudarlo, delante de sus ojos se lo llevaban mientras sus gritos desgarradores retumbaban en sus oídos causándole un terrible dolor en su pecho comprimido que no le permitía respirar con las lágrimas surcando su rostro pálido.
Aquel día había despertado con las lágrimas saliendo de sus ojos. Menos mal que había sido una pesadilla.
Takao era la persona que lo desarmaba completamente quitándole el aliento y por esa misma razón temía que no lograra su meta si estaba cerca, no importara cuanto tiempo tomara, si aquellas pesadillas lo atormentarían todas las noches, ni que tan duro seria estar lejos de él, no se arrepentiría de su decisión porque la planteo con un solo propósito; el ser feliz al lado de Takao.
O al menos ese es el sueño por el cual se arriesga Midorima, los sacrificios nunca se sabrán si son en vano o no hasta que llegue el momentos decisivo.
No hagas cosas buenas que parezcan malas, ni malas que parezcas buenas.
ÒnÓ
*En Tokyo con Kagami Taiga (Alias: Liar)
Decir que peli rojo se la pasaba sus días duramente, con mucho esfuerzo es poco decir. Desde aquel suceso en su casa con la ex sombra de Seirin lo había afectado, ya no lo veía en los lugares que el frecuentaba, y no se atrevía a verlo a la cara.
En la casa del tigre se encontraba la ex sombra de Rakuzan sentado en el sillón leyendo un libro ignorando la razón por la cual había ido a aquella casa, volvía a la realidad dejando su libro de lado cuando Kagami se quejó de dolor al haberse cortado el dedo con el cuchillo mientras preparaba la comida.
-Oye Kagami- dijo Chihiro
-¿Mmm?-
-¿Y dime con esto ya confirmaste que realmente fue un error todo esto?
-…..-
-Pff patético-
-¡¿AHH?!-
-Sé que iniciamos con esto porque pensabas que solo tenías un sucio deseo hacia ese pequeño y como era tu amigo no querías dañarlo, y por eso yo era su reemplazo-
-pensaba que solo era un deseo impuro-
-Bueno, con todos esos sonrojos, risas y besos tan cursis que se daban ¿realmente pensaste que era un simplemente deseo carnal?-
-Tal vez…tenía miedo de lo que fuera capaz de hacer-
-Te aseguro que su primera vez casi tenías miedo de romperlo-
-¡Oye!-
-Pero conmigo eso no fue así ¿verdad?-
-¿Y eso que?-
-Que eso demuestra que tan importante él es para ti, y que tan estúpido fuiste en no haber terminado con nuestro experimento a tiempo-
-Me dices idiota cuando tu estas en mi misma posición-
Suspiro- ciertamente tienes razón, no debí usarte a ti como reemplazo de Eikichi-
-¿Qué parecido tengo con ese gorila?-
-En realidad ninguno, él es más fuerte y guapo que tu-
-Ja, entonces déjame decirte que Kuroko es más lindo y tierno que tu-
-Si como no…. Pero metimos la pata, ahora tanto Eikichi como Kuroko no nos quieren volver a ver porque nosotros tuvimos miedo de acercarnos y preferimos simular-
-Rompí a Kuroko….-
-Y yo a Eikichi…
Aquello que había surgido como un simple experimento para descargar aquellos supuestos deseos no correctos que sentían hacia cada uno de sus amigos, fue la práctica que les fue abriendo los ojos poco a poco dándoles a entender que realmente sentía algo profundo, sincero y honesto por ellos pero como suele ocurrir cuando cometes una estupidez, las consecuencias que se acarrean son proporcionales a la bobería que se hace.
Kagami había perdido a su pequeña sombra, abrió sus ojos demasiado tarde y no supo lo que perdió hasta que ya no estaba entre sus brazos mirándolo con esos ojos celestes que transmitían el amor que el no supo corresponder por sus vacilaciones.
Chihiro el no querer aceptar que realmente quería al señor músculos y que su cabeza solo imaginaba cosas impuras por su figura lo llevo a tener una relación de simple sexo con el 10 de Seirin para terminar dándose cuenta que no quería solo sexo y mucho menos con cualquiera, lo que deseaba era ser alguien especial para Eikichi.
Pero ambos habían de darse cuenta tarde que las cosas habían pasado, la verdad había surgido, dos personas se sentían traicionadas y el tiempo no les daría la oportunidad de regresar y corregir sus acciones.
-Quiero verlo- dijo Kagami
Pero que caso tenía buscarlo, de seguro kuroko estaba encerrado en su casa evitando encontrarse con él. Dejaría que se calmara, de todos modos no dejaría que Kuroko se fue lejos ¿Qué podría pasar al querer dar un poco de tiempo antes de querer volver a acercarse?
Ya que el tiempo no vuelve atrás solo tienes un momento para repáralo todo, y es ahora
*En Kyoto con Aomine Daiki (Alias: Beast)
Muchos pensarían que la carrera o a lo que se dedicaría el as de Too sería el baloncesto y que llegaría muy lejos con su gran habilidad en la cancha desempeñando todo su potencial como uno de los Milagros pero estaban equivocados, Aomine desde pequeño aunque le gustara el basket lo que siempre quiso ser fue policía, y ahora que aplico para la Universidad especialidad en Agentes de investigación sentía que había logrado su objetivo.
Atrapar a los malos aunque sonara como un pensamiento infantil era lo que lo seguía motivando a seguir por aquel camino. El examen fue difícil considerando que el moreno siempre se le daba fatal el estudio pero como dicen algunos: Si te lo propones puedes lograr lo que sea.
Sus clases habían iniciado hace una semana y apenas se iba acostumbrando al ambiente, y tratar de sobrellevar sus estudios y no volver a caer en la tentación de ir a dormirse algún lado del campus. Trataba de leer un texto de 10 páginas que le dieron pero sus pensamientos vagaban de vez en cuando relacionados con una cabellera rubia, un amargo sabor de boca y una opresión en el pecho es lo que experimentaba al recordar el día en el cual se había librado de Kise y aquella situación incómoda, debería estar feliz o aliviado pero no se sentía de esa forma.
Ignoraba y desistía mucho sobre la idea de sentir culpa por haber hecho llorar a Kise, pero mientras lo afirmaba según él, a la vez sentía otra cosa que no sabía identificar. Un cosquilleo se presentaba en sus manos, su nombre salía de sus labios involuntariamente y sentía calidez y opresión al ver algo relacionado con el modelo.
Lograba distraerse unos momentos con los pechos voluminosos de alguna escultural chica pero la imagen de su exnovio volvía con gran potencia, y si antes se sentía incómodo al terminar con su faena ahora se sentía incompleto y trataba de llenarlo con el placer del sexo.
Una persona testaruda es difícil y más si se niega a ver. Aomine no ha ido ninguna sola vez a visitar a Kise, ni un mensaje, ni una llamada y tampoco lo ha visto y ahora menos ya que se había mudado. Con lo llamativo que suele ser el, esperaba verlo al menos una vez pero eso no había ocurrido y se preguntaba si se estaba ocultando o trataba de evitarlo.
Justificando ese impulso irracional de querer ir a verlo como el deseo de querer hablar para no quedar en malos términos, habían terminado pero de mala forma y él quería que las cosas siguieran como solían ser antes de aquella bizarra relación. Confiaba que el rubio dejaría pasar su berrinche y se daría cuenta que tiene razón y lo buscaría para volver a ser lo que eran antes.
-Kise volverá y todo estará bien, solo debo esperar-
Escucho como tocaban su puerta y noto que era el repartidor de pizzas que traía consigo 3 cajas con aquella deliciosa comida que obviamente era para sí solo. Pago y mientras se retiraba el repartidor noto a unas jóvenes que hablan cerca de su puerta y las iba a ignorar pero algo de su conversación llamo su atención.
-¿Escuchaste sobre Kise Ryouta?-
-¿Sobre qué tal vez deje el modelaje?
-Sí, no me imagino porque siendo tan guapo no debería dejar el modelaje ¡No quiero!-
-¿Crees que sea por asuntos románticos?-
-Jajaja como crees, Kise no tenía novia-
-Tienes razón-
-Pero…hace semanas que no sale nada de él y eso me asusta ¡Mi futuro esposo no puede desaparecer así!-
-Ojala vuelva, ósea él es mi amante jajaja-
Bueno no se podía esperar algo más de aquella plática. Aomine se quería reír en sus caras al oír las cosas que decían sobre ellas y Kise pero se lo guardo. Kise volvería a la normalidad, olvidaría todo aquello y lo superaría como él lo había hecho.
-Kise….-
Nada viene por si solo…si deseas algo ve por ello y no esperes
*En la Universidad de Harvard con Akashi Seijūrō (Alias: Heartless)
Akashi siempre mantenía el orden y el control sobre todo para mantener un régimen que le permitiera tener los resultados deseados y prometedores, no debían existir los errores, los imprevistos, los obstáculos o distracciones en su vida. Entrar a esa prestigiosa universidad no fue problema alguno, el mudarse tampoco y las primeras semanas de escuela le iba perfectamente como tenía planeado pero había algo que lo seguía molestando en los momentos que tenia de descanso.
Su relación con Furihata Kouki la catalogaría como grata pero una distracción. La compañía del castaño la disfrutaba mucho pero en ocasiones el tener al pequeño chihuahua en su cabeza todo el día solo perjudicarle en sus demás trabajos y tareas es por ello que después de una gran resolución llego a la conclusión que lo mejor para ambos seria distanciarse ya que él no puede permitir que algo se interponga en su camino al éxito y sabía bien que Kouki merecía alguien que pasara con el más tiempo y compartieran aunque eso le causara una sensación extraña en la punta del estómago.
Él sabía que había tomado la mejor opción, que él nunca se podría haber equivocado. Que sin Kouki en su vida todo sería mejor. Todo fríamente calculado para un óptimo desarrollo y un exitoso resultado al deshacerse de aquello que puede perjudicarle. Aunque su plática no fue la más amena estaba seguro que peor pudo haber salido y que esperaba que algún día Kouki entendiera su decisión.
Pero si eso era verdad nada explicaba porque el pelirrojo susurraba sin darse cuenta el nombre de Furihata, porque se extrañaba no verlo a su lado o que por instinto tomaba su celular marcando ese número que se sabía de memoria para escuchar su voz. Era ilógico aquello ya que sabía la razón de la ausencia del castaño. Creía que era porque estaba acostumbrado a su presencia y que aquel cambio tan repentino era lo que provocaba que se sintiera como si algo le faltara, apostaba que en unos días más y podría olvidar todo aquel asunto.
Olvidar todo lo relacionado con Furihata Kouki. Su timidez, su sonrojos ocasionales, su risa, su cálida sonrisa, su gracia, su comprensión…. Por poco y siente que está describiendo a su madre pero un aspecto en el cual diferían era que el castaño contaba con unas palabras que no solo lo calmaban como su madre sino que también le hacía sentir que se sintiera comprendido y apoyado de una forma única.
El teléfono que reposaba en su mano fue arrojado hacia la cama con frustración. Tal vez se arrepentía de conocerlo, había vivido buenos momentos en el pasado pero en el presente que era donde debía estar esforzándose por alcanzar el éxito ahora se sentía raro por culpa de Furihata. Ambos pudieron vivir unas vidas distintas pero felices ¿no? El nunca creía en las predicciones ni en mitos como aquel del hilo rojo, no creía en aquello de que cada quien tiene una pareja destinada, un alma gemela solo eran palabras que encantaba a los risueños.
El amor era un distractor y no lo necesitaba en su vida. Había cosas importantes en la vida y no sentía que el amor era algo indispensable. Estaba seguro que Furihata entendería, que los demás que supieran de aquella situación le entenderían, que verían que él tiene razón.
La confianza no siempre viene de tener la razón, sino de no temer equivocarse.
Él nunca podría equivocarse, eso es algo que nunca aceptara y mucho menos desea que pase. Tomando un último trago a su café amargo decide terminar aquel ensayo para proseguir con sus demás deberes. Como lo había dicho no tenía mucho tiempo, más bien según; no había tiempo para el amor. Cuando termino su café la imagen del castaño como una estrella fugaz paso rápidamente por su mente y después la asa de la taza se quebró provocando que la fina pieza de cerámica se estrellara contra el suelo rompiéndose en pedazos dejando un eco, Midorima si estuviera ahí le diría que eso es un mal presagio pero el respondería que simplemente la taza estaba mal hecha o estaba desgastada o cualquier otra razón coherente.
Todo estaba bien. Solo fue una mera coincidencia, él estaba bien y Furihata igual.
≥n≤
Su mente giraba y le dolía. Trataba de levantarse pero no sentía fuerza en su cuerpo, intento abrir los ojos pero parecía que le pesaban lo único que lograba hacer con claridad era escuchar, como hablaban algunas personas que al juzgar como se escuchaban diría que eran hombres. Aunque escuchara que hablaran no entendía de qué iba toda aquella conversación.
¿Trajeron a los demás?
¿Tienen el suero?
¿Numero 1166?
¿Celdas?
Todo lo que escuchaba lo confundía. Kouki trataba de levantarse de nueva cuenta cuando noto que estaba amordazado y sujetado de manos y pies quedando completamente inmóvil. Todos los recuerdos de hace poco lo albergaron y sintió que iba a vomitar, recordar el fuego, su hogar, su amigo, su secuestro….a su madre.
Al ver como los sujetos lo sacaban con fuerza y ninguna gentileza pensó que sería mejor seguirles la corriente y no contradecirles porque podría ser peligroso, era un lugar extraño parecía casi una prisión medieval con antorchas, todo de hierro, sucio y puertas de maderas que conectaban los pasillos de piedras de distintas formas, a los que noto en su misma posición vio que los formaban y los llevaban como si fueran esclavos, millones de hipótesis e ideas alocadas y perturbadoras pasaron por su mente y cada una le daba más miedo que la otra. Los guiaron hasta donde podría llamarlo un gran comedor, todos murmuraban y algunos lloraban, había gran variedad de personas ahí, mujeres, hombres, niños y jóvenes así como algo mayores pero no eran un gran numero ya que visualizándolos notaba que eran alrededor de unos 8 y cuando intento ver sus rostros alguien le interrumpió.
-TODOS ATENCION-
El silencio se hizo presente en el lugar. Sus cuerpos temblaban y sus ojos mostraban el anhelo de una explicación a todo esto.
-POR SUS PATETICAS CARAS NOTO QUE ESTAN CONFUNDIDOS ASI QUE SERE BREVE- tomo una posición formal, con los brazos por detrás mientras sacaba pecho- TODOS USTEDES SIENTANSEN AFORTUNADOS PORQUE FUERON ESCOGIDOS PARA SER PARTE DE ALGO DIGNO-
Todos mostraron una cara incrédula pero integrada en escuchar lo que aquel fornido hombre de pelo rubio corto ojos azules y una barba tipo militar tendría que decir.
-TODOS USTEDES SERAN SOMETIDOS A UNA SERIE PRUEBAS PARA CONFIRMAR SI SON MERECEDORES DE VIVIR COMO UNA RAZA SUPERIOR O MORIR EN EL CASO DE QUE SEAN UNOS INUTILES-
-¡¿Qué?!-
-¡¿Qué significa eso?!-
-¡¿Morir?! ¡Debe estar bromeando!-
-¡Nosotros no hemos hecho nada!-
-ESCUCHENME PEDAZOS DE ESCORIA, HARAN ESTO QUIERAN O NO ASI QUE ESPERO OPTIMOS RESULADOS-
-¡No pueden hacer esto!-
-LLEVENSELOS QUE LAS PRUEBAS INICIAN MAÑANA EN LA MAÑANA-
Todos protestaban y trataban de huir, un hombre que estaba a mi lado trato de correr y golpear aquel sujeto que acaba de dirigirse a nosotros pero el sonido estruendoso de un arma disparando ceso todo el escandalo dejando solo un cadáver enfrente de los ojos del castaño que pronto empezaba a emanar sangre de él. Las mujeres gritaron y otras cubrieron a unos niños para evitar que vieran aquello, y los demás retrocedieron. El decir que estaba en
-SI NO SIGUEN LAS REGLAS DE ESTE LUGAR SU MUERTE SERA INMEDITA ASI QUE AMENOS QUE QUIERAN CONCEDERME EL PLACER DE VOLARLES SOL CESOS TODOS MANTEGAN LA CABEZA BAJA-
Los guiaron a sus celdas individuales y los encerraron dejando solo las antorchas prendidas mientras el silencio casi sepulcral. Furihata estaba horrorizado unas lágrimas salían de sus ojos mientras agitaba la cabeza mientras negaba todo lo que pasaba. Estaba a punto de darle un ataque de nervios cuando una voz se hizo presente en su angustia.
-¿F-Furihata-cchi?-
Lentamente giro su cabeza y vio en la celda de enfrente a su amigo en la misma posición que el- sus ojos parecían estar impregnados de miedo puro y sus manos temblaban mientas se sujetaba de los barrotes.
-¡¿Kise?! ¡¿Qué haces aquí?! N-No me digas que también a ti….-
-Furihata-cchi, nos atacaron a senpai y a mí-
-¿Estas bien?-
-No sé cómo responder esa pregunta, supongo…-
-¿Y tú senpai?-
-Está a mi lado pero esta inconsciente lo golpearon-
-¿Q-Que hacemos?-
-N-No sé pero al menos somos los únicos aquí ¿no? Gracias al cielo no he visto a los demás-
-…..-
-¿Furihata-cchi?
-K-Kise esto es una pesadilla, no puede estar ocurriendo ¡DEBE SER UNA MENTIRA!-
-C-Cálmate
Un grito desgarrador salía de su boca tratando de dejar salir todo lo que llevaba dentro. Los llantos de los niños y las mujeres se le unieron los hombre parecían hablar entre susurros delirando. Todo era un caos, un horror una verdadera pesadilla.
ÒnÓ
Jalándolos de los brazos, pies incluso de la cabeza a todos sacaron de sus celdas y de par en par se llevaron a todos a unos cuartos. Kise estaba siendo arrastrado junto a Kasamatsu así una habitación, estando allí les ordenaron quitarse la ropa y ponerse unas batas blancas y acataron las órdenes para evitar cualquier cosa mala.
-Kise tranquilo-
-E-Estoy bien Senpai-
-No mientas, sé que tienes miedo…-
-Y ¿tu?-
-También por lo que vaya a pasarme a mí y a ti-
Dos hombres tomaron a Kise y lo recostaron en una clase de camilla o cama de metal. Lo amarraron con los brazaletes que había en cada esquina dejándolo inmóvil y en posición de una estrella. Vio como del otro lado de la habitación alejado de el de la misma forma colocaron a Kasamatsu. Trataba de regularizar su respiración pero se volvió errática cuando vio como un hombre algo viejo de aproximadamente unos 65 años se acercaba son una aguja y sin ningún aviso se la clavo para extraerle una cantidad de sangre, un chillido fue la reacción de aquello.
≥n≤
Furihata se encontraba temblando haciendo que los grilletes resonaran y provocara una risa en el hombre a su lado que acercaba a aguja a su piel. Era un hombre de unos 50 años, que portaba unos anteojos, y un overol que estaba manchando de rojo.
-¿Tienes miedo?-
No respondió, por que las palabras parecían haberse congelado al ver la sádica sonrisa en su rostro al momento en que se le perforo la piel gritando de dolor y susto.
-Porque deberías, la diversión está a punto de iniciar-
El hombre sujeto su rostro y lo estrujo mientras reía. Su mirada no tenía una pizca de razón y carecía de remordimiento.
-Nos divertiremos tú y yo, en esta danza del dolor JAJAJAJAJAJAJAJA-
≥o≤
Los azotaban, perforaban y cortaban su piel dejando salir el líquido carmesí acompañado de gritos o más bien alaridos de terror, dolor, miedo y angustia. Mientras Kise recibía insultos su verdugo así uso de La cigüeña cuyo instrumento sujetaba al rubio por el cuello, manos y tobillo lo cual causaba unos terribles calambres de magnitudes distintas, gritaba y pedía piedad pero aquello parecía ser ignorado por aquel frio hombre que tomaba nota de lo que observaba. Furihata pedía ayuda angustiosamente y casi desquiciado por el terrible dolor que causaba aquel cuchillo en su abdomen así como aquellas pinzas que desgarraban su piernas, al estar anotando los datos necesarios parecía estar divirtiéndose aquel sujeto por lo cual con maestría clavaba repetidas veces aquel objeto filoso causando solo dolor y no una muerte en el pobre castaño.
-¡Ayúdenme! ¡Por favor! ¡Ayuda! – escupió un poco de sangre-¡MAMÁ!... ¡AKASHI POR FAVOR! ¡AYUDAME!