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Painful love por Jesica Black

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Capitulo II: Cuidado con Antares.

 

                El primer día de clases no estuvo nada mal, aunque había tenido que evitar a Milo todo el tiempo, cosa que le disgustaba, ¿Por qué tenía que quitarse del camino del rubiecito? ¡Era su colegio y tenía derecho de estar donde se le diera la gana! Pero también sabía que Antares era el muchacho más poderoso y que podía hacer picadillo su vida de ser necesario.
Se encaminó hasta su casa lo más rápido que pudo y comenzó a hacer las tareas del hogar, por lo que le había dicho el profesor, tendría educación física los martes y los jueves luego del horario de clases, debía llevar el uniforme de las clases de deporte, unos shorts holgados pero bastante cortos para su estilo, y una playera blanca que le llegaba hasta la mitad de los muslos dado que no tenían de su talle y tuvo que conformarse con uno más grande.
Cuando llegó Dégel a casa, entre los dos terminaron la limpieza del hogar y empezaron a hacer la comida. Usualmente no eran de mucha charla, pero esta vez se podía escuchar (de ser posible) la tensión de ambos, aunque ninguno quería decir al otro que su día había sido una reverenda mierda.

Comieron en silencio y luego se alistaron para ir a sus cuartos, como la casa era pequeña, tenía un living/comedor/cocina principal, apenas abría la puerta, a la derecha un sillón con una televisión. En la mesa circular, siempre en un costado estaba la netbook de Camus, quien guardaba sigilosamente. Un pasillo que daba justo al baño principal (y único), de un lado del pasillo estaba el cuarto de Camus, pequeño, con una cama y un ropero, además de una ventana que daba al callejón; y el de Dégel también era pequeño, una cama individual, una mesa de luz y un ropero, con una ventana que daba a la calle.

                Durmieron toda la noche y a la mañana siguiente, muy temprano, se alistaron como todos los días y salieron cada uno a su destino. Camus aún continuaba algo aturdido por sus compañeros de clase, a decir verdad había algo que lo hacía sentir terriblemente incomodo, mientras que por otro lado deseaba que pasara la hora de matemática para poder tener al fin lengua y literatura, su asignatura favorita.

–Bueno chicos, quiero que para mañana tengan los ejercicios del 1 al 14 de las páginas diez y once de su manual de matemáticas –comentó Dokoh escribiendo en el pizarrón con la tiza–. Todos tendrán el agrado de pasar.

 

                Camus sintió algo en su cabello, se dio la vuelta y vio a Milo escribir en su cuaderno, volvió a mirar al frente y nuevamente una molestia lo invadió. Se llevó la mano al cabello y sacó de allí varias pelotitas de papel y saliva la cual le resultó terriblemente asqueroso. Volteó para ver esta vez al muchacho, el tal Andares, con una sonrisa de oreja a oreja.

–¿Qué pasa, cerebrito? –preguntó con osadía y hasta cierto asco en sus palabras. Camus no dijo absolutamente nada y se volvió al frente.

–No le hagas caso, es un idiota –murmuró Shaka.

 

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                Seraphine lo había dejado solo durante una hora para poder ayudar a su hermano Unity que había sido trasladado a la casa. Dégel no se sentía muy cómodo estando solo allí, sobre todo porque acababa de oscurecer y su horario de salida era a las seis de la tarde y no a las ocho como le pidió su compañera. Le molestaba que ya en el segundo día de trabajo se tomaran esos atrevimientos, pero continuó acomodando los libros en los estantes.
Casi no se dio cuenta cuando entró Kardia al lugar y mucho menos cuando se acercó a él con una gran sonrisa. Sintió una respiración tan cercana que comenzó a molestarle, por lo que giró completamente su cuerpo para encontrarse con unos hermosos ojos celestes, tan fríos como el hielo.

–Dégel ¿verdad? –Murmuró el hombre tocando la placa con el dedo–. Soy Antares Kardia, el hijo del propietario y mayor distribuidor.

–Hm….si, me han contado sobre ti…. –intentó volver a su trabajo, pero la insistente y penetrante mirada de Kardia lo aturdía–. ¿Necesitas algo? –volteó hábilmente la cabeza para verlo, sus manos continuaron acomodando los libros que cargaba.

–En realidad si, Dégel –al muchacho de cabello verde no le gustaba que diga su nombre de la manera que lo pronunciaba, como si se estuviera burlando de él.

–¿Bien? –cuestionó, pero sin prestarle demasiada atención, empezó a caminar por los corredores hasta otro extremo de la estantería, Kardia le siguió–. ¿Qué necesitas?

–¿Te molesta que te mire? –preguntó y sonrió con sadismo, el cuerpo le tembló ligeramente y Kardia lo podía oler–. ¿Nervioso?

–No estoy nervioso.

–Díselo a tu cara –abrió más los ojos y se acercó, sin apartarlo; Dégel daba por sentado que ese muchacho no pestañaba.

–¿Puedes dejarme trabajar, por favor?

–No tengo ganas –discutió.

–¿Por qué?

–No me gusta tu cara…. –le toma de la barbilla y le hace mirarle a la fuerza–. Es demasiado delicada, pareces más mujer que hombre, y tu cabello largo, me das nauseas.

–¡No me mires entonces! –golpea el brazo del muchacho para que lo suelte y éste lo hace.

–Ojala pudiera destrozarte lentamente desde el interior… .–Dégel comenzaba a sospechar por qué todos creían que ese muchacho era un psicópata–. Tu sangre debe saber tan bien en mis dientes….

–Por favor, déjame trabajar –caminó deprisa por las estanterías, pero Kardia continuaba siguiéndolo.

–Me da asco todo de ti, tu cabello, tu olor, ¡dios! Puedo sentirlo hasta aquí y me produce migraña.

–¡Deja de olerme entonces! –se preguntaba si realmente olía mal, pero se había puesto un delicioso perfume.

–Hueles demasiado dulce para mi gusto, me pregunto si sabrás igual de dulce –se relamió los labios.

–No soy comida como para que me prueben –se detuvo en otro costado de la segunda estantería, tenía justo detrás de él la puerta que daba al depósito, si Kardia se ponía demasiado pesado, se encerraría ahí hasta que Seraphine volviera.

–No es necesario ser comida para que alguien te muerda, Dégelcito, pensé que eras inteligente, tu curriculum dice eso –sonrió de costado, el muchacho más joven se espantó y le miró a los ojos–. ¿Qué? ¿No sabías que puedo ver los curriculum de todos los que ingresan a la empresa? Jajaja, eres tan inocente que me das asco, realmente estás podrido.

–Deja de decir esas cosas asquerosas…. –volvió su rostro a los libros, pero no hizo absolutamente nada.

–Se dónde vives, sé con quién vives, lo sé todo de ti….sé que necesitas el trabajo también –se apoya en la estantería, reclinándose suavemente–. Como la mayoría de las basuras que trabajan aquí, necesitas el dinero y te tengo pendiendo de un hilo, Degelcito….sería una pena que alguien como yo te bajara el pulgar.

–No tienes autoridad aquí –respondió cerrando los ojos.

–¿Eso crees? Papá me la debe, el hijo de puta se la pasa trayendo amantes a casa, me dan tanto asco, ¿piensas que Celestine entró acá por su enorme inteligencia? Jajaja por favor, es tan puta como la mayoría de las mujeres que contrata papá o perdedores como tú.

–¡Seraphine no es puta! Es una buena persona –le gritó y volteó–. Y yo tampoco soy un perdedor, soy un chico estudioso, que quiso este empleo para aprender más de lo que será mi profesión, tú eres la abominación de este local.

–…….Abo-…..Jajajajajajaja –rio tanto que se tocó el vientre porque le empezó a doler–. Jajajaja, chico, nene, pensé que sólo la cara de idiota tenías jajajajajaja.

–¡Vete a la mierda! –tomó un libro del estante y se lo arrojó, pero Kardia lo agarró con una sola mano.

–Te voy a mostrar la clase de persona asquerosa que eres, Dégel, para cuando haya acabado contigo, serás igual a mí –se relamió nuevamente la boca–. No te preocupes, te divertirás mucho en esta trasformación, sobre todo, el que me divertiré seré yo.

–¿Piensas golpearme hasta hartarte? ¿Cómo hiciste con Unity?

–¡Ja! ¿Tú qué sabes de Unity y la puta de Seraphine?, sólo sabes lo que ellos te quisieron contar, ¿por qué no le preguntas lo que hicieron en la torre de la diosa Nike que se encuentra en las afueras de Athena? Pregúntale sobre ello, mi querido niño, pregúntales….esas basuras.

–Me estas engañando.

–Claro, te estoy engañando……soy un asco, una abominación –comienza a reír nuevamente–. Eres gracioso, inocente e iluso, Dégel……opta por creerle a quien creas conveniente, pero vas a ver que pronto me darás la razón, pronto te unirás a mí.

–Jamás lo haría, me tratas como basura sin conocerme, cuando tengas más armas para seguir despreciándome, lo harás seguido.

–Sí y a ti te gusta que te traten a si ¿o no? –Dégel abrió los ojos y tomando otro libro se lo arrojó, esta vez sí le golpeó en el rostro–. ¡Oye, pedazo de mierda! –de un arrebato lo tomó por la chaqueta y lo golpeó contra el estante principal, haciéndolo vibrar–. No me toques, rata, no quiero ensuciarme.

–¡Vete de aquí o llamaré a la policía!

–¿Y qué le dirás? ¿Qué quieres echar al dueño de la librería del local? Jajajajajaja….

–Le diré que me atacaste, ¿y a quién le creerán, a un delincuente como tú o a un pobre empleado asalariado como yo? –Kardia abrió los ojos, sorprendido, y lo alejó.

–De acuerdo, tú ganas esta vez –se acomoda la ropa–. Pero ya verás a lo que me refiero, estúpido sentimental, dejándote engañar por la patética de Seraphine y su hermanito el inválido.

–Prefiero creerles a ellos, que a un hijo de puta como tú –Kardia frunció el ceño.

–Ya verás ‘Dégelcito’, te haré trizas, interna y externamente, rogarás a papá y mamá nunca haber nacido –camina con pasos firmes hasta la puerta y la abre–. ¿Escuchaste? Te haré sufrir tanto que no querrás seguir vivo –se va azotando.

 

                Dégel se queda unos minutos parado y luego suspira pesadamente, se había metido en un grave problema y no tenía sentido huir, después de todo ese maldito sabía exactamente todos sus movimientos, tenía su nombre y dirección en el curriculum, además de algunos datos anexos, como donde vivían sus padres ancianos. Se había metido en un ENORME problema al encarar a ese lunático de Kardia.

 

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                Había padecido todas las burlas de Milo durante todo el día, ahora que tenía educación física a la tarde se sentía más relajado por no tenerlo respirando detrás de sí. Se colocó la ropa, que por cierto le quedaba muy holgada en la playera pero muy corto el short, no tener dinero y estar en un colegio tan caro becado no era compatible. Se estiró los brazos y comenzó a correr como lo dictaba el profesor Scapio. Scapio Maurice era un profesor de mediana edad, para los cincuenta años, cabello negro mechado con algunas tintes grises y ojos verdes, era atractivo y bastante musculoso. Lo que tenía de malo este profesor era su increíble falta de escrúpulos a la hora de tocar a los alumnos para indicarle que un movimiento estaba mal.

En esa hora estuvo libre de Milo y pudo conocer a los otros compañeros de clase. Aioros era un muchacho muy simpático, a diferencia de Aioria que solía ser huraño en ocasiones. Aioros era novio de Shura,  el presidente del consejo estudiantil de primer año, donde Shaka era secretario administrativo. No entendía muy bien cómo eran los roles, pero Shura se encargaba de quejarse con el director si su división lo requería, se juntaba con él en reuniones para acordar determinadas cosas, como propuestas de proyecto de alumnos (el año pasado habían hecho un proyecto de cultivo para Botánica con Albafica, que fue aprobado), este año la mayoría de los alumnos quería realizar una feria en las instalaciones del colegio y que cada uno de los salones prepare su propio stand de comida o accesorios. Otros habían propuesto otra vez un cultivo pero la mayoría no quería enterrar los pies en el lodo nuevamente.

–Si el proyecto de Aioros se aprueba, tendremos al menos dos semanas para la preparación del stand de nuestro curso –dijo Shura con seriedad, dirigiéndose a los bancos una vez que terminaron de correr.

–Es un excelente proyecto, Aioros, felicidades –habló Camus acercándose al banco y tomando una toalla para limpiarse el rostro.

–En realidad tuve ayuda, Shaka y Mu me ayudaron a pensarlo, creo que es un trabajo de equipo también y nos ayudará a hacer relaciones sociales –sonríe.

–Woo, así que tendremos que hacer una feria –habló Kanon acercándose, con cierta burla–. ¿Y tú de qué harás Shura? ¿De semáforo? –añadió burlándose de la altura de su compañero y no era para menos, Shura era (sin contar a Aldebarán) el más alto del colegio.

–Kanon –masculló el muchacho alto–. ¿Dónde está el sujeto del que eres copia fiel?

–Ja Ja ja, ser segundo gemelo es el karma para ese tipo de bromitas –bufó–. Está allá con Milo, sólo quería saber de qué se trataba el proyecto que presentarás.

–Como oíste y te burlaste, es de una feria cultural para que toda la escuela participe. Estarán los de primer año, segundo y tercero –cruzó los brazos y miró hacia otro lado–. Si el director lo aprueba, tendremos que dividirnos el trabajo, será demasiado, tendremos que hacer una votación sobre que realizar. ¿Nos conviene un puesto de comidas o una obra de teatro?

–Una obra suena bien, mis dotes de artista podrían develarse –hace una seña para representar una obra–. Ser o no ser, esa es la cuestión.

–La cuestión es que debemos hacer para que no seas y desaparezcas de aquí –bufó molesto Shura, Aioros rio bajito.

–Bueno, entendí tu ‘indirecta’ Shurita, nos vemos –sale corriendo.

–Parece simpático, lástima que siempre esté con Milo –habló Camus y se acercó más a sus compañeros–. ¿Cómo se llama?

–¿El copia fiel? Kanon, es hermano de Saga. Su madre, una pobre mujer. Dos embarazos, dos gemelos.

–¿Gemelos? ¿Dos veces gemelos?

–Sí, primero, en sus tiempos de adolescente tuvo a Aspros y Deuteros, son los hermanos mayores, tienen 28 años cada uno, están en la banda del hermano mayor de Milo y es como una tradición, el segundo par de gemelos optó por ser amigo de Milo –los señala con el dedo–. Los dos pares son hijos de diferentes padres.

–Igual, son una familia desequilibrada, entiendo que Saga y Kanon vivan con mamá, pero Aspros y Deuteros son unos grandulones para hacerlo –murmuró Shura–. Se dicen algunas cosas de Aspros que yo….

–Bueno, mejor hablemos de algo bueno ¿irán a ‘Scrash’ este año también? –preguntó Aioros luego de interrumpir, Shaka y Shura afirmaron pero Camus no tenía la menor idea de lo que hablaban–. Oh, disculpa Camus, ‘Scrash’ es una fiesta que se celebra en el bar de Calvera.

–¿Quién es Calvera y dónde está ese bar?

–¿Viste la calle principal? Bueno, tomas esa calle a la salida de la del colegio, son dos o tres cuadras o también puedes tomarte el ómnibus que va a las ruinas de Athenas. En la calle Zeus, es la calle central, no es la primera parada sino la segunda, hay un cartel gigante que dice ‘Scrash’, una mujer, Calvera, lo maneja, ella es muy buena, siempre nos regala bebidas gratis.

–¿Ustedes toman?

–No, son bebidas refrescantes, es un bar para la familia, Camus –Aioros sonrió y dio una palmada en la espalda al pelirrojo–. Puedes venir si quieres, iremos este viernes, siempre vamos los primeros días del año escolar, es como una tradición.

–Además celebraremos el cumpleaños de Aldebarán ¿no cierto grandulón? –el muchacho que parecía un mastodonte, se acercó y asistió.

–¿Iremos a lo de Calvera este año también? –los chicos asisten–. Genial.

–No sé si pueda ir –murmuró Mu–. Mis padres están enojados desde que deje tae kuan do.

–¿hacías artes marciales? –preguntó Camus.

–Sí, la dejé hace un mes y ellos siguen molestos, pero no podía continuar, primer año es duro y quiero estudiar más.

–Eso me parece bien.

                Los muchachos comenzaron a reír y a platicar de lo que harían el día que fueran al bar de la muchacha, mientras que no muy lejos, Milo observaba a Camus; un extraño sentimiento comenzaba a crecer en él pero siempre lo renegaba, ese chico realmente le producía un terrible malestar….y estaba dispuesto a saber a qué se debía.

 

Continuará.

Notas finales:

Supongo que no es bastante extraño pensar que aquí empieza el ‘quilombo’ como se dice en mi tierra, el lio, el problema, la parte suculenta de la historia. Por un lado tenemos a Kardia, el buen Kardia, mostrando una faceta sádica y particular. Basta del alegre y dulce de mi otro fic, en este tiene una SUPER personalidad. Y Dégel, parece un chico bueno pero es más que eso, ya verán.

Por otro lado, quienes van lentos acá son Camus y Milo, veremos qué pasa con ellos dos. Espero les guste el fic. Segundo capitulo ¡Terminado!


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