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De pasados, presentes y futuros por kaoryciel147

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Notas del capitulo:

Holi púes solo pasaron dos días de ña fecha que les dije y trataré de que siempre sea así. Por otro lado el proximo lunes o martes osea 30 o 1 de diciembre será la actualización. Para quiehnes siguen mi fic Midotaka pues mañana estaré actualizando y aprtir de ahí será semanal, debía de hacer algunas investigaciones. Y se vien el dramón!!!

Volviendo a este fic, gracias por sus comentarios, en el transcurso del día voya ir respondiedoles, s por ellos que me animo tanto a actualizar y la musa nose va de mi lado.

Primero que nada.. pues sí entendieron que Kuroko perdió lo que concibió esa noche con Taiga. Y bueno eso es un golpe para su omega.. peor Kuroko saldrá adelante..Akashi en modo sobreprotector..adoro ese modo. En este capitulo nos esperan sopresitas y les voya dejar con un paro al corazón al menos eso creo.....al fin Murahimu!!!1 en serio los adoro y todos las demás aprejitas del apsado presente y futuro... en fin prestad atención ala platica entre Himuro y Nijimura.. si al fin apreció el prometido.

Piedras en el camino

Presente:

Se observa en el espejo y se pregunta ¿cómo realmente puede mantener esa sonrisa ante todos? ¡Por favor, sí por dentro siente tanto dolor! Y es obvio el porqué.

Sin embargo, en vez de cuestionarse más, toma su pote de base y con la almohadilla delicada toma un poco y se la pasa por su rostro. No necesita demasiado pues su piel es perfecta sin ninguna marca. Muchos decían que realmente había nacida para ser una estrella. Quizás era verdad pues sinceramente se sentía muy cómodo siendo amado por todos.

 La ironía era que no podía estar cerca de él. Kagami insistía en que debería dejar de tener miedo y de engañarse a sí mismo.

Sus ojos nuevamente se posan en su reflejo  que se dibuja en el espejo de cuerpo completo. El mismo acto de ponerse la base de su rostro es como si se creara una máscara propia, una barrera entre sus verdaderos sentimientos y los que debía de aparentar para sus fans y amigos. ¡Era el mejor actor con seguridad! Pues incluso él mismo se encuentra confundido entre lo que desea y lo que debe de desear. Ir por sus verdaderos deseos nunca fue agradable.

Ve su mirada ardiente, no la usual fría. Siente tantas ganas de planear algo en contra de quien le hizo daño pero sabe por experiencia que las venganzas contra aquel omega terminan en contra suya. Y ya ha sufrido más humillaciones de las que cualquier omega hubiese soportado. No, esta vez no se dejaría llevar por su corazón ardiente sino por su razón fría.

Suspira y se observa de nuevo. No puede encontrar al sexy Tatsuya Himuro que canta con entrega. Solo puede ver a un omega con los ojos llorosos y los hombros temblorosos. El maquillaje se le va a correr sin duda. Así que toma su pote y hunde la almohadilla, se pasa otra capa de base sobre su delicado rostro. Un delicado omega es lo que aparenta ser.

La puerta de su habitación se abre.

—Así que aun sigues frente al espejo.

Es su prometido. Debe admitir que tiene suerte, demasiada de tenerlo a su lado. Nijimura es menor que él pero sin duda tiene la fortaleza de un hombre bastante mayor; además su sabiduría es impresionante, casi como la de un padre. Desde el primer momento de esa accidentada tarde le quedó claro.

Hay secretos que ahora su rostro no pueden ocultar como normalmente lo hace frente a las cámaras y frente a Murasakibara. Sola ante Kagami y Nijimura ha dejado de aparentar. EL alfa pelinegro se acerca, le abraza mientras parece absorber fuertemente con sus fosas nasales el aroma canela del omega.

—No sé cómo demonios haces para siempre oler tan ricamente.

Sí, por supuesto es sabio pero es bastante directo también. Sin embargo, con él no puede avergonzarse. Nijimura fue su amigo antes que su amante. Y aún sigue siéndolo... amigo antes que amante, un casi hermano mayor y padre. Ese tipo de relación es la que tienen. Una que ha sido muy duradera, más de cualquier relación sentimental que haya tenido antes.

—Sabes,  me estuvo preguntando por ti

Los brazos de Nijimura aún le abrazan por detrás con firmeza mientras aun tiene su nariz enterrada en sus cabellos absorbiendo así el aroma del omega como si fuera una droga.

—Le extraño como no tienes idea.

Nuevamente ve en su propio rostro que se contrae. Las cámaras no pueden captarle nunca de esta manera. Aunque no pueda vengarse, no va a permitir que le vean dolido o sufriendo. Es irónico que su actual protector y pareja fuese el capitán de la kiseki no sedai. Al destino le gusta jugar con sus inocentes víctimas.

—Él también te extraña. No es correcto que estén separados...es antinatural que lo estén. No entiendo porque tienes que seguir ocultándolo.

La voz de Nijimuira salió más grave, más dura, reclamándoselo con claridad. Por supuesto, Nijimura estaba punto de perder la paciencia con el tema. Él mismo estaba a punto de hacerlo. Pero falta muy poco para que todo termine de la mejor manera. Necesita estabilizar su carrera como cantante que se vio dañada por abandonar Japón por tantos años.

—Pronto seré civilmente y legamente tuyo. Shuzo.

Le apretó entre su brazos con más fuerza, demostrando así el deseo que siente por él. Himuro suspiró. Observó el rostro de Nijimura a travez del espejo: su mirada esta tan cargada de erotismo. Era un alfa maduro, hecho y derecho, sin ninguna duda de a quien quería como pareja, de que deseaba para su vida y, más importante, que defendería lo suyo hasta el final. Era aquello que necesitó, lo que Kagami no pudo darle, lo que por supuesto Murasakibara tampoco pudo.

Sin embargo, ahí entre sus brazos mientras era acariciado y besado, vio su propio rostro en el espejo: solo había oscuridad en sus ojos y unas lágrimas atoradas en sus cuencas.

Pasado:

Dejó de perder el tiempo con otros alfa, se decidió plenamente a desempolvar sus instrumentos musicales y a practicar con ellos. La primera semana, la mansión entera, incluido Kagami estuvieron más que felices de oírlo cantar todo el día mientras tocaba una pieza suave en la terraza o en el jardín. La madre de Himuro pensó que finalmente su hijo maduraba y pronto estaría listo para desposarse con Kagami. Ambas familias creían que con un Kagami de 15 años sería suficiente. Así que planearon que la boda se diera en dos años. La diferencia de edades se hacía cada vez menos importante ya que Kagami ya contaba con el tamaño y la fuerza de un alfa digno de su linaje.

Sin embargo, a la semana siguiente, las escapadas por las noches empezaron y no pararon.

Himuro constantemente salía demasiado arreglado para el gusto de sus padres. Kagami intentó hablar una y otra vez, pero el pelinegro simplemente le escuchaba para luego marcharse.

—No quiero obligarte a nada, Tatsuya... ¿estas saliendo con alguien?

Himuro vio el dolor del pequeño Kagami. Bueno, así lo veía él, como el niñito que le compro un anillo para poder casarse en un futuro. Su corazón tembló; quería a Kagami pero este nuevo sueño le había dado un cause en la vida.

Se acercó a Kagami y beso sus labios con la ternura propia que la naturaleza le dio. Fue suficiente para que el alfa dentro de Kagami volviera a descansar. Tatsuya sabía que llegaría el momento en que eso no sería suficiente.

El pelirrojo le tomo del brazo y le atrajo a su cuerpo, apegándolo por completo, unió sus labios y empezó a moverlos por sobre los de Tatsuya, este sin siquiera poder razonar abrió sus labios dejando que la lengua de Kagami ingresara en su boca. Fue la primera vez que el omega era besado con tanta pasión. ¿Dónde había quedado el cachorro alfa que le amaba con inocencia?- Kagami maduraba a paso largos- Himuro temió que con su fuerza le obligara a ceder a lo que su destino como omega mandaba.

Por primera vez la intervención de sus padres le alegró, pues Kagami tenía ya una mano muy por debajo de su cintura y sus besos habían llegado a su cuello.

No quería admitirlo pero el besar a Kagami, su prometido de tres años menor, se había hecho una costumbre y un juego malicioso para poder escapar. Y es que con aquellos besos que compartían le juraba que no había otro alfa más. El pelirrojo aprendía a olfatear a su omega. Y siempre se despertó cuando Himuro ingresaba a la mansión por la puerta trasera. Cuando ello sucedía, olfateaba su cuello y cabellos mientras le sostenía de la cintura. Comprobando así que los besos y el juramente de Tatsuya antes de irse era verdadero.

Aun así, cada vez una quemazón llamada celos crecía dentro de Kagami. Aún era un cachorro, quedaba vestigios de ello, pero poco a poco ese cachorro quedaba atrás, mientras el tigre dentro de Kagami crecía y se manifestaba para marcar su territorio sobre su omega.

—Taiga…-resopló, intentando que su voz no saliera tan aguda.

Hoy había sido una noche magnifica como todas junto a su nueva banda- A pesar de que era difícil que les aceptaran y debían de pagar para ello, luego eran vueltos a llamar a cantar pero ya sin tener que pagar para ello. La tercera o cuarta vez incluso les brindaba bebidas y una pequeña paga. Su belleza y su voz encantaban a todos los asistentes de los bares y discos donde se presentaban.

Pero ahí estaba pasando la inspección de Kagami solo que esta vez parecía que no iba a poder separarle de sí.

Cuando ingresó a la mansión se sorprendió de no encontrarle en la puerta esperándole.

Kagami era quien le cubría sus escapadas ante sus padres, así que se asustó de pensar que estos le habían descubierto. Si alguien merecía ser castigado era él y no Kagami.

Sin embargo, grande fue su sorpresa que al ingresar a la habitación del pelirrojo no lo encontró durmiendo o viendo televisión sino que se había ocultado detrás de la puerta solo para atraparlo entre sus brazos.

Estos le envolvieron tan fuerte que sintió temor, pero no del tipo de miedo porque le van a hacer daño sino por el miedo a lo desconocido. Podría aparentar ante todos que era un omega recorrido; pero realmente en el ámbito sexual, sus únicas caricias y besos habían sido con su prometido, su joven prometido. Qué vergüenza.

Cuando cayeron a la cama de este, Himuro debajo de Kagami, pudo ver al tigre, al verdadero Taiga. Sus orejas estaban ahí sobre su cabeza, su cola se removía de una manera hipnótica, su aliento se sentía pesado, su aroma, uno fuerte y poderoso como el roblen le delató su fuerza y su linaje. Tembló, temió y su garganta se seco, pero no pudo evitar que su omega se despertara; así también su verdadero ser se manifestó: tanto orejas de lobo como su cola se hicieron visibles. Se sonrrojó fuertemente  pues hace tanto que no las mostraba ante Kagami.

¿Dónde estaba el cachorro alfa al que tuvo que proteger? No, era un alfa hecho y derecho al que tenía enfrente.

Sus labios fueron sellados. Kagami no parecía alguien inexperto, después de todo había despertado como alfa y sus instintos primarios le llevaban a saber cómo complacer a un omega.

Estaba seguro que su celo era aún muy lejano, pero entonces ¿por qué Kagami despertó?

Ya sin poder pensar y sin fuerzas, aceptó sus caricias debajo de sus ropas. Gimió alto cuando sintió la boca de Kagami deslizarse por todo su cuello. Así como sus dedos impacientes jugueteaban con sus pezones. El contacto se había hecho demasiado desvergonzado. A pesar de lo liberal que pudiera verse, ser tocado en su pecho era algo que había reservado.

Sus labios fueron nuevamente asaltados pero esta vez no opuso resistencia sino que colaboró con la fuerza del beso de Kagami. Se aferró a él por  la nuca y abrió sus piernas, invitándole a pegarse más a su cuerpo. El alfa  empezó a removerse sobre él buscando la deliciosa fricción entre ambas entrepiernas. El omega gritó sin poder contenerse de una forma tan aguda que solo despertó al animal interno del otro.

Le apretó muy fuerte de las caderas. Le abrió con fuerza y sin cuidado la chaqueta, le levantó la polera hasta dejarle al descubierto todo el pecho blanco. Y él lo permitió, es más sonrió travieso, sus orejas se movieron y alzó sus brazos en busca de sentir el peso de su alfa sobre su cuerpo. Le gustó el contacto. Nunca pensó que podía sentirse así de bien el estar tan cerca de alguien. Kagami respondió su gesto coqueto: luego de abrirle el botón de los pantalones se tumbó con confianza sobre él.

Pronto sintió sus labios en sus pezones, arañó la espalda de Kagami con deseo en respuesta.

—Más fuerte mi pequeño Taiga.

—Creo que lo de pequeño es cuestionable, Tatsuya.

Sonrió, pues pensó que nada de la parte racional de Kagami quedaba.  Estaba presente pero su calor de alfa le sobrepasaba. Y que importaba ya. Nada lo hacía solo que Kagami besaba como no lo hubiese esperado; le acariciaba de una forma poderosa y vigorosa. Su cuerpo quería estallar en brazos de su alfa.

Sin embargo, justo cuando Taiga al fin se decidió quitarse el polo, sus padres ingresaron a la habitación, quedándose estáticos y mudos ante lo descubierto.

Kagami olvidó que se trataban de sus suegros y sus padres, así que se interpuso entre su omega semidesnudo y estos para empezar a gruñirles con fuerza.

—¡Es mío!

Tatsuya se levantó rápidamente, se envolvió con la sábana, para luego abrazar a Kagami, acercándose a su oído como le habían enseñado que algún día tendría que hacer con su pareja. Tal parecía que el momento llegó.

“Todo está bien, estoy a tu lado. Soy tuyo. Se trata de nuestros padres ¿Los hueles? Ya están emparejados.

Kagami inhaló y exhaló con fuerza, poco a poco logró calmarse hasta emitir un silbido ronco y cerrar los ojos. Tomo a Tatsuya para abrazarle con cariño y protección.

Observó a sus padres y suegros mientras pasaba su mano por la espalda de Kagami. Supo que no estaban totalmente enojados; después de todo, Kagami era su prometido y su alfa destinado a ser su pareja, pero tampoco les agradó encontrarlos de ese modo. Había sido sorpresivo pues aun los catalogaban de niños.

Al día siguiente todo fue una larga charla de la responsabilidad de unirse y tener intimidad, ademes de pruebas para verificar que no lo habían hecho antes.

Presente:

No hacía falta ser un gran observador para notar que la situación es demasiado incomoda. Y como no, si de un lado esta Aomine con los ojos cerrados, mientras se muerde con fuerza el labio inferior. Quiere concentrarse en sentir el aroma de Tetsuya, de asegurarse por sí mismo de que está bien. Sin embargo, las puertas de la habitación están hechas para que ningún aroma escape del interior. Esto es debido a la misma naturaleza de todas las especies. Por si fuera poco, cada vez que inhala es el aroma de Kise el que su nariz capta, y no es que fuera desagradable al contrario, pero ahora tiene un matiz diferente, claramente esta cubierto por el de un alfa, por el de ese alfa pelinegro que esta su lado. Aomine aprieta sus brazos al sentir ganas de demostrarle su superioridad. Debería pensar en el rubio, en que quizás es feliz en brazos de aquel, peor no puede. Y eso le irrita. Por si fuera poco, Kagami Taiga, el culpable de que Tetsu esté en aquel hospital, se encuentra también presente.

Para Kagami tampoco es fácil, quiere retorcer el cuello de Aomine entre sus manos, literalmente, después de todo es un tigre que tiene un omega que ha reclamado como suyo, aunque no fuera de  forma física, cerca mientras que la ex pareja  está presente, ahí con el pecho erguido pavoneándose. Sus garras quieren traspasar su piel, lo que le causa ardor en las puntas de sus dedos.

Kise quiere hacerse pequeño por primera vez en su vida. Sabe que esta fastidiando a Aomine y poniendo aún más tensa la situación. Sin embargo, el brazo de su novio en su cintura le da fortaleza para mantenerse erguido, tan orgulloso como siempre es. Aomine finalmente le mira y su mirada tiene desaprobación y tristeza. En aquel momento quiso librarse del brazo de Kasamatsu y pedir perdón. El peso de la presencia de Aomine en él es demasiado grande aún, pero está ahí por Kuroko. Porque es su amigo a pesar de todo, porque una vez le dejó solo pero nunca más sucederá pase lo que pase y decida con quien decida Kuroko estar.

Mientras tanto, Furihata no sabe qué hacer o decir. Hace mucho tiempo que quiso marcharse de ahí, pero  no se atreve a siquiera decir un “con su permiso me retiro”. Es una situación incómoda y pesada. No sabe cómo salir del lugar de  forma cordial. Es decir, Kuroko no es su familia ni amigo ni siquiera un conocido. Pero él lo encontró. ¿Entonces?

Está a punto de marcharse sin decir nada, de manera silenciosa, pero una mano de piel suave le detiene. Da  un respingo cuando nota que quien lo ha tomado de la mano es Akashi Seijuro. Sin embargo, este no le mira; sino que observa de forma inquietante a Aomine para luego pasar su mirada a Kagami.

—Tetsuya, deja de pertenecerte a partir de ahora Kagami Taiga.

El pelirrojo camina desde su posición y se acerca altivo. Furihata puede sentir que este ejerce toda su aura de macho dominante para presionar sobre el omega de Akashi. Este también eleva su mirada y su quijada, desplegando toda su elegancia de noble. Sin embargo, el otro se ve tan grande y poderoso con esa sonrisa arrogante.

—Yo soy el alfa de Kuroko, ahora es mío. Y lo sabes.

Los ojos de Kagami son peligrosos, se ven más rasgados de lo usual, sobre su cabeza hay dos orejas de tigre, sus músculos se tensan  y su porte esta en posición de ataque. Furihata se siente en parte intimidado, su sangre beta quiere hacerle agachar la cabeza, pero la alfa no se lo permite. Aun más, la mano de Akashi tiembla ligeramente, es tán rápido que sintió como si hubiera sido una alucinación, sin embargo no lo es el que ahora le presione muy fuerte la mano. ¿Acaso Akashi está tomando su mano para poder enfrentar al alfa pelirrojo?

El alfa castaño traga fuertemente pues la presencia de Kagami es demasiado abrumadora, sin embargo, no suelta la mano de Sei sino que la sostiene con igual fuerza, transmitiéndole que estará ahí y a que a pesar de estar en silencio pues no conoce el tema, le defendería así supiese que no podría ganarle. Parece que Akashi entiende el mensaje pues nuevamente adopta su postura superior y sonríe altivo.

—Por si no lo sabes. Ogiwara este en camino y eso significa que la custodia de Kuroko pasa a sus manos. Y me encargaré de que no vuelva a estar en las tuyas.

Furihata admira en demasía al omega pelirrojo, a pesar de su estatura y naturaleza está tomando del polo a kagami, con una mano, enfrentándolo. Ningún omega podría hacer ello con tanta entereza.

Kagami aparece estar a punto de responder el agravio. Su lado racional no está presente por lo que fácilmente podría agredir al omega por su falta de respeto ante un alfa. Sin embargo antes de que Furihata pueda ponerse delante de Akashi, Aomine toma del polo a Kagami con fuerza y le aleja de Akashi.

—Puede ser que Akashi sea como es pero nadie más que nosotros puede responderle. No te le acerques más. Midorima no está aquí pero no voy a permitir que hagas algo en su contra. Murasakibara-llama al pelimorado

Este se mantuvo alejado todo el momento, pero al acercarse se nota que evidentemente siempre estuvo alerta de que Kagami no se atreviera hacerle daño a Akashi.

 El pelirrojo sonríe abiertamente. Se siente conmovido por dentro pues sabe que no se portó de la mejor forma con ellos en el pasado, pero sabe que los alzos  que constituyeron años atrás aún son estables. Los alfa de la manada siempre defenderán aunque no lo necesiten, a los omegas. Y a pesar de su porte y fuerza, Akashi sigue siendo un omega.

—Además, Tetsu no va a volver a tus manos—aseguró Aomine.

Ambos alfas se miraron frente a frente, se mantuvieron expectantes, cada uno analiza sus posibilidades de ataque.

Akashi se posa en medio de ellos, separándolos. Suspira aburrido.

—Tu, tampoco tendrás la custodia de Tetsuya, Daiki. La custodia la voy a tener yo hasta que tenga su libertad. Así que más les vale a ambos alejarse de Tetsuya.

Aomine gira su mirada penetrante y felina hacia el omega; sin embargo luego la desvía. Realmente prometió nunca dañar a algún omega nuevamente. Y no iba a empezar, además sabía que Tetsu estará mejor en manos de Akashi por el momento. El mismo era un caos; además confía en que Akashi tendría más consideraciones con él que con Kagami.

—Atsushi, te quedas aquí y evita que estos se maten. Te prometo que te lo compensare luego.

Atsushi asintió luego de resoplar aburrido. Definitivamente, iba a pedir muchos dulces  a cambio de esto. De hecho se hubiera ido hace mucho, pero a pesar de todo quería saber cómo estaba el peli celeste. Habían sido compañeros de escape en la secundaria, por supuesto que le tenía afecto.

Akashi, aun sosteniendo la mano de Furihata le jaloneo para marcharse del lugar.

—Dile a Shintaro que no deje entrar a ninguno de estos dos.

—¿Le digo que te fuiste con..?

Akashi no respondió, simplemente siguió a paso rápido de  la mano de Fuirihata.

………………….

No tenedía del tod porque tomó la mano del alfas castaño. Es decir, estab acostumbrado a siempre ir del brazo de Midorima, de sentir su presencia protectora. Mayormente quien se enfrentaba a todos era el mismo Akashi, peor la presencia de Midorima le aseguraba a su oemga interno, a ese ser dependiente interno, que todo estaría bien, nadie les atacaría. Pero Midorima estuvo atendiendoa Kuroko, por lo cual debía de enfrentar solo a Kagami. Casi de formas natural su manose estiro a tomar la de Furihata, sin pedirle permiso o algo aprecido ¿ que sio tenía novia? A Akashio poco podía improtarle. ÉL necesitaba tener a un alfa de su lado cerca y el único demasiado cerca fue Furihata. Esp fue todo.

Ambos se encontraban en el jardín de la clínica Shiori. Era un jardín bastane ordenado y sobrio, con una pileta en el centro, con una alameda y bancas. Akashi se sent´en uno y recostó su cabeza en el respado, suspira.

Furihata queda mriandole de una manera que a Akahi le incomoda un poco. Or supuesto sabe que causa esa impresión en otros, pero no esta peprado para ahcer frente a ello. Por supuesto sabe usar sus educción, peor en ese isntante esta cnasado, agotado.

—Dejá de mirarme así- ordena molesto.

El alfa sacude su cabeza y se golpea las mejillads-

—Los siento!...es solo que…

—Por favor mantente calladop. Nesecito estar en silencio.

El pelirrojo cierra los ojos y se cocnentra en los temas que deb de abiordar. No entiende porque trajoa  Furihata hasta ahí.Pudo haberse marchaod solo, opeor quería seguir sosteniendo su mano hasta que su león omega interno se relajara nuevamente. ¿pero porque alguien tan débil como Furihata le transmite tantas seguridad?

Solo por el olor de este sabe que hay un gran porcentaje de sangre beta y por tanto no es un alfa completo, por o cual es débil en todos los aspectos.

Lo único que importa finalmente es que el alfa castaño trasmite calidez a su ser. No pasión como Midorima, sino una consideración y respeto. Akashi suelta la mano del otro al sentirse demasiado intranquilo ante el sentimiento del otro. Se acomoda en el extremo de la banca con elegancia.

—Mis disculpas por todo lo sucedido. Puedes retirarte.

Furihata ríe sin poder evitarlo; a lo que el omega gira su cabeza y le enfrenta con el ceño levemente fruncido.

—¿Qué se supone que es gracioso?

—Lo siento- responde nervioso—Es solo que parecía como si me dieras permiso…como si fueras una maestra o algo paecido.

Cuando se  conocieron el alfa parecía bastante nervioso y temeroso pero ahora se veía inusualmente tranquilo a su lado.

—No te sientas demasiado cómodo. Solo estoy siendo agradecido. No perteneces a mi mundo, así que, por favor, retírate. Te hare llegar un cheque por las molestias de hoy.

Nuevamente sintió ese deseo de ser rudo con él. No era así con otras personas de estratos inferiores o al menos trataba de no serlo. Debería ser más considerado con alguien que le había servido de manera perfecta, pero quería alejarlo. Sentía que debía de hacerlo. Hoy Furihata había conocido demasiado de él.

—Akashi-sama, sé que no soy cercano a ninguno de ustedes, pero realmente no necesito que me pague...yo solo hice algo que cualquiera haría.

Un ligero brillo diferente se atisba a través de los ojos chocolate del alfa. Sus rasgos infantiles parecían cambiar ligeramente. Para alguien no dotado de la vista de Akashi sería imposible notarlo.

—Te equivocas, otra persona se hubiera aprovechado de Tetsuya. Y ahora mismo me estaría pidiendo mucho dinero por su silencio.

De improviso, Furihata tomo la mano de Sei, quien quiso separarse y rechazarlo, pero sintió curiosidad.  Le dedicó una mirada amenazante. Furihata realmente parecía nervioso, temeroso y nada seguro de lo que hacía. A pesar de eso, el pobre alfa tragó duramente, un ligero sudor le cubría y aun así seguía acariciando con suavidad la mano de Akashi

—Si no quieres que te despedace por tu atrevimiento, dime que es lo que deseas. Porque aparentemente vas a chantajearme como cualquier otra persona-

Había una evidente nota de decepción en su voz.

—No es un chantaje— se defendió inmediatamente —Quiero….quiero pedirte que nos conozcamos.

El pelirrojo se sintió incómodo. Apartó rápidamente su mano de las del alfa. No se sentía bien de este modo. Menos pensó que el alfa tuviera el valor de pedirle algo así a él, nada menos que Akashi Seijuro. Iba a rechazarle rápidamente y advertirle que no se pusiera con juegos.

—Vas a tener que pedir dinero, chico. No te permito que te tomes atribuciones con mi omega’ nanodayo.

Akashi giró su mirada hacia el alfa recién llegado, Midorima. Aparentemente había estado ahí desde hace un buen rato y él teniendo los mejores sentidos no le había notado. Se sintió confundido consigo mismo.

—Mejor aún. Tu insignificante integridad a cambio de tu silencio. Y, sobre todo, no te quiero verte cerca de mi prometido nuevamente.

Un rugido del interior de Furihata quiso salir pero lo contuvo manteniendo sus labios cerrados. No era sensato. Puede distinguirse el brillo amenazante en los ojos de Midorima así como su postura era totalmente preparada para una pelea.

Aun con todo, estaba listo para defenderse, pero se desarmó totalmente cuando el omega por el que estaba preparado caminó hacia su prometido y se puso a su lado, tomando su brazo.

Furihata relajó sus expresiones. Era un golpe duro la realidad. Akashi pertenecía a Midorima y nada iba a cambiarlo. El peliverde le dedicó una mirada de superioridad. El castaño solo dio una reverencia en respeto por ambos.

—Perdón por las molestias. Yo... no quise incomodarle, Akashi-sama, solo me refería a querer ser su amigo. Nada más. Sé que no estoy a su nivel, por supuesto.

Nadie respondió ante sus palabras, así pues el castaño se marchó con el sentimiento de ahogo aun anidado en su interior.

El omega podía sentir el aura de poder de su alfa, así como su aroma fuerte a césped, relajante y protector. Se abrazó a él para calmar su omega. A pesar de que tomar la mano de Furihata calmó a su omega del nerviosismo de enfrentarse a un alfa. Abrazarse a Midorima le hacía sentir que no había alguien que pudiese dañarlo. Dado que era un omega de alta categoría muchos querrían ir a por él o así lo entiende su animal interior, por lo que la sensación de poder le atrae enormemente.

Midorima le separó de su cuerpo, le observó de esa manera decidida para luego besarle, ingresar en su boca de forma violenta y agresiva como hace mucho no siente. El alfa juega a voluntad con su lengua, le absorbe, choca y succiona sus labios, su aliento muere.  Casi se ahoga por la presión de los brazos del otro.

—Shintaro…

—Voy a matarlo si vuelve a tocarte.

Akashi sonríe maliciosamente.

—Se supone eres médico y defiendes la vida, Shintaro.- le seduce, sus manos acarician los brazos del peliverde.

Midorima, le apretó con fuerza de las caderas hasta que Akashi suelta un quejido y frunce sus parpados.

—Valoro la vida de todos menos de ese sujeto.

—¿Así que estas celoso eh?

—No me tientes, Akashi.

Ambos se miran en reto, pero luego solo la pasión se hace presente en forma de otro agresivo beso. Son personas de alta categoría con elegancia en sus genes pero en ese isntante quisieran arrancarse la ropa a arañazos.

—Espera… ¿a quién dejaste a cargo de Tetsuya?

Midorima se acerca al cuello de su pareja para aspirar suavemente, intentando calmarse. Sin embargo, el aroma de Akashi le inquieta más.

—Kuroko pidió ver a Kise, así que pedí al alfa de este que lo vigilara. Parece alguien confiable y sensato.

—Sí lo es. Aun así debemos regresar-

Midorima quiere recostarse sobre Akashi, realmente desea empezar a lamer su piel, tocarla con sus manos frías y encontrar la calidez en ella. Pero se contiene. Se supone que se ha entrenado para ello, pero la seducción de Akashi siempre es tan abrumadora.

Comparten un beso, ahí, al lado de las flores, acarician los brazos del otro y se separan. Aun tomados de la mano regresan al edificio de las habitaciones de la clínica.

………

Pasado:

Después del éxito que tuvo Takao en aquel concierto, Himuro ha logrado convertirse en una figura de autoridad en unos pocos meses. Se le pide su opinión sobre cada nuevo idol que se lanza. Incluso tiene su propia columna en la revista de música “Music Japan”. Le va mejor de lo esperado.

Gracias a ello se mudó a su propio complejo habitacional en las afueras de Tokyo, una zona exclusiva llena de jardines a su alrededor. Por supuesto, contaba ya con su propio estudio de grabación. Por fin, sentía que todas las humillaciones que pasó luego de dejar a su familia le eran  retribuidas.

Cuando hablaban  de él, iniciaron a preguntarse quién sería el alfa ideal para un omega tan exitoso. Himuro no se sintió apresurado por ello. Deseaba disfrutar al lado de Masaaki, su compañero y amigo omega, del éxito que cosecharon.

Es  en esa situación, ya cercano a navidad, una compañía de dulces llamada Meiji quiere promocionar sus postres especiales navideños con Himuro y una de sus canciones recién lanzadas llamada “Wish”, pues tiene unos acordes muy suaves, un coro suave y dulce, que destila esperanza y amor.

Por supuesto, Himuro aceptó, sin embargo hubo una razón detrás de ello, y es que se enteró que junto a Murasakibara Atsushi , Kise Ryota iba a hacer el comercial, pero que los ejecutivos le prefirieron por sobre este. No tiene nada en contra del omega rubio, pero este es amigo de Akashi y patrocinado por este. Ganarle a Kise es como  ganarle a Akashi. Por lo cual, sin siquiera saber cuánto iba a  ganar, aceptó feliz.

Fue luego que se dispuso a leer de qué trataría la pequeña historia que se contaría en el comercial. Era uno en el que se transmitía el amor puro entre un alfa y un omega rodeados de niños a los cuales él Himuro cantaría. Mordió su labio inferior, realmente hace mucho que no se acercaba a los niños, pero suponía que podría hacerlo.

Lo difícil no fue controlar a los niños pequeños, lo realmente difícil fue convencer a Murasakibara de grabar….

—Atsushi, debes de grabar con ese joven.

—No quiero.

Akashi llevaba ya unos buenos minutos intentando que su amigo se levantase y se vistiera con la ropa escogida para el comercial. Se suponía que este comercial lo haría Ryota, pero a los ejecutivos les agradó la propuesta de los publicistas de que Murasakibara y Himuro harían una mejor pareja. Al parecer, a este grupo se les había ocurrido aquella idea al observar la actitud infantil de Murasakibara en sus canciones y shows, mientras Himuro era un omega reservado, maduro, sensual pero que podía tener una actitud dulce para con los demás; mientras Kise vendía una imagen de chico  infantil. Por lo cual al lado de Murasakibara, Kise se vería más como un hermano que como una pareja consentidora.

—Aquel chico ¿no te gustó?

Murasakibara giro levemente los ojos y negó bastantes veces. Akashi suspiró.

—El otro día que lo vimos cantando, estuviste muy atento.

—Era solo porque olía bien. Como los bollos de canela.

—Atsushi, incluso tú sabes de que trata ello.

El pelimorado agachó su mirada y frunció sus cejas, molesto, mientras comía con agresividad sus galletas.

—Mama, me explico.

Akashi tuvo una mirada compasiva. Realmente Himuro era una persona que le desagradaba totalmente, menos la quería al lado de su mejor amigo alfa. Le parecía falsa con todo aquella careta. Por supuesto, no era el mejor para decir ello, pero no le agradaba ese tipo de personas. Todos sus amigos alfa y omega eran de alguna forma sinceras. Quizás era justamente por ello, porque eran amigos, que no podían ocultarle nada al pelirrojo. Mientras Himuro y toda esa amabilidad que destilaba le era peligroso.

Tenía claro que el omega pelinegro tenía miles de razones para odiarle, por lo cual debía de ser cauto.

—Hazlo por mí ¿Si? Necesitamos que actúes, sino las empresas de mi familia quedaran mal. Ryota no participara por culpa de ese omega, si tú también sales quedaremos peor.

Murasakibara no parecía totalmente convencido, pero asintió sin muchas ganas.

—Me la vas a deber, Aka-chin.

Sin embargo con todo ese desgano, Murasakibara reflejo solo ello ante las cámaras. El director del comercial que estaba al lado de Akashi negó levemente mandando al corten. Se suponía que Murasakibara cargaría a Himuro en aquel momento pero lo hizo demasiado brusco que no se vio para nada romántico sino agresivo, nada que ver con el mensaje de amor puro, esperanza y todo el espíritu navideño.

Murasakibara no era alguien que aguantara regaños más que de su madre y Akashi por lo que tiro todo lo que había a su alrededor para marcharse.

Himuro quedó perplejo ante ello. Realmente estaba seguro que cualquier alfa de Japón querría tener la oportunidad de ser romántico con él. Sinn embargo ahí estaba aquel hombre que le había cargado como un pesado y desagradable saco de papas. Se sonrrojó, aquel alfa iba a pagársela tarde o temprano, en aquel momento necesitaban que regresara.

Suspiró, no tenía muchas escenas solo. La grabación de él cantando con los niños a su alrededor estaba hecha.

—Iré por Atsuchi—anunció Akashi.

—No, yo iré por él. Después de todo, debe estar molesto por no poder actuar con su amigo y tener que hacerlo con un desconocido—sonrió—No se preocupe director, lo traeré de vuelta. Ambos somos profesionales le hare entender.

Akashi sonrió de manera enigmática.

—Realmente le deseo suerte con ello. Atsushi no es alguien muy fácil de manejar.

Le devolvió la sonrisa.

—No es necesario que lo maneje. No es un objeto... solo un niño caprichoso. Tengo experiencia con niños.

Quizás el guiño final de ojos hacia el omega pelirrojo estuvo de más, pero el pelinegro no pudo contenerse. Bonitas y letales palabras, pero realmente no tenía idea de cómo convencerle.

Pensó en Kagami, en como lograba manipularle, pero estaba seguro que seducirlo no era una opción. No quería meterse en problemas por ese motivo, además de que sería ilegal ya que Murasakibara tenía solo 15 años y el 20. Tenía una idea para el comercial que se le haría saber para que fuera más de la mano con cómo era Murasakibara. Pero primero debía de convencerle de trabajar con él. Estaba seguro que Akashi no exageraba, con seguridad aquel niño malcriado solo obedecía a su madre y a Akashi, quien también se portaba como una madre. Entonces debía de ser eso o al menos un hermano mayor para este.

Lo encontró refunfuñando con los asistentes de maquillaje quienes estaban al borde del llanto por soportar sus gritos y majaderías.

—Chicos, déjenme solo con Murasakibara-san.

Los pobres omegas le devolvieron la mirada con ojos llenos de alegría de poder librarse de su trabajo.

El pelimorado no le dirigió ni una mirada, esbozaba un gracioso puchero en sus labios. Era tan bizarro ver a alguien tan grande, un alfa en toda regla que podría si quisiera verse peligroso con ese gesto tan infantil. Himuro se acercó y se agachó ante él para poder verle a los ojos.

—Dime ¿qué tien de malo trabajar conmigo?

—Muro-chin no tiene nada de malo. Es lindo, pienso eso.

—¿Muro-chin?

Murasakibara asintió con simpleza.

No dijo nada al respecto, pero aquello le indico que no le caía tan mal al alfa. De todas maneras, esa situación era totalmente novedosa para un omega que se sabía atrayente.

—¿Entonces porque no quieres actuar conmigo?

—No me gusta la historia, me parece muy trillada. No me gusta nada ni que me griten no soporto eso.

Logró notar que la insistencia constante en mejorar la expresión de su rostro o poner tal o cual expresión logro poner aun más tenso al alfa. No parecía tener mucha paciencia.

Himuro se levantó y tomó una banca su lado, se sentó a su lado rozándole suavemente el hombro. Murasakibara se agitó levemente ante el contacto. Himuro supo que trataba realmente con un niño, por lo que no podría usar su seducción como arma.

—Sabes a mí también no me gusta la historia. Voy a pedirles que la cambien.

—¿Muro-chin puede hacer eso?- pareció sorprendido de ello.

Eso iba bien, la admiración en un niño es esencial. Himuro sonrió dulcemente.

—Sí, por supuesto. Bueno, les plantearé otra historia. Creo que aceptaran. ¿Me acompañarías entonces?

Murasakibara frunció el ceño nuevamente.

—De igual manera, quiero aplastarlos a todos.

Río divertido ante esa expresión.

—Realmente si no aceptan mi propuesta dejare que aplastes a todos.

Pudo ver un leve rosa en las mejillas de Murasakibara, se lo atribuyó a que era un niño inocente aun.

—Supongo que no estas motivado. Te prometo hacerte galletas si actúas hoy conmigo.

Poso su mano por los cabellos del menor con suavidad como observó a su madre hacerlo con él cuando era más pequeño.

—¿De verdad me harás galletas?

—Sí, por supuesto, sé hacerlas. Mañana nos veremos aquí para ver como quedó la grabación con la edición así que te las daré.

El alfa se puso de pie, mostrando cuan alto era. Himuro sonrió un poco avergonzado: Estaba frente un cachorro de quince años y este era por mucho más alto ya. Se imaginaba cuanto más alto sería dentro de unos cinco años. Y en ese momento recordó a Kagami, su Kagami, quien seguramente estaría brillando en las grandes ligas.

Grande fue su sorpresa cuando Murasakibara le tomó de las mejillas y se acercó demasiado a él, parecía querer olfatearlo. Así que interpuso sus manos para que no se le acercara más. Estaba bien que fuera un cachorro pero tampoco iba a permitir que hubiese más contacto del necesario.

—Quiero galletas con chispas de chocolate y canela.

El omega simplemente asintió estático. Murasakibara siguió caminando hacia el set, con bastante felicidad cabe destacar, mencionando una y otra vez que podría comer galletas caseras de chispas de chocolate.

 

Himuro se dirigió hacia los escritores del comercial y les menciono los detalles que le parecieron inapropiados. Estos parecieron pensárselo y aceptaron luego de mirarse entre ellos un poco disgustados. No podían  no hacer ningún caso a una estrella como Himuro.

Ajustaron la trama, se las explicaron a todos los participantes y se inició el rodaje.

El comercial y el mensaje eran simples: un alfa solitario degustando unas galletas a un lado con la mirada triste, escucha a lo lejos una voz dulce, melodiosa. Aquel sería Himuro tocando su canción “Wish” a capela para un grupo de niños que le admiraban, al mismo tiempo él les acariciaría su cabeza con familiaridad, como una madre. Seguía cantando y giraba para toparse con que Murasakibara estaba ahí en medio de los niños escuchando su voz con una mirada brillante.

El director sonrío ante la escena pues era singularmente tierna. Ahí estaba la razón de aguantar los desplantes de Murasakibara pues ahora mismo realmente parecía que adoraba al omega mientrás este se veía realmente sonrojado. Sin embargo, Himuro siguió cantando. Y mientras la canción verdadera se escucha en el fondo saca los palitos con crema “yamp” y se los reparte a los niños quienes empiezan  a correr con estos en manos en un lugar llenos de globos y serpentinas con las decoraciones navideñas. Himuro toma el suyo apartado pero ve como Murasakibara termina rápidamente el suyo; a él le queda uno y está por llevárselo a la boca pero Murasakiabra se pone frente a él y muerde hasta la mitad, sorprendiéndole. Para después reir, y darle en la boca la mitad que queda. La escena era fuerte y enterneció a todos pues demostraba la siempre entrega del omega hacia el alfa, pero fue gracioso por la diferencia de tamaños. Himuro tuvo que ponerse en puntillas para darle el dulce. Y la escena terminaba ahí o eso se pensó, pues Murasakibara inesperadamente tomo de las mejillas al otro y le dio un beso en la frente.

La escena final trató de Murasakibara recostado debajo del gran árbol de navidad, con Himuro recostado sobre él, leyéndole a los niños mientras la canción se escuchaba, todos comiendo los palitos y Murasakibara esta vez dándole un palito en la boca a Himuro.

Cuando se escuchó el “corte”. Himuro se levantó demasiado apresurado.

Todos quedaron maravillados con el comercial.

Murasakibara quedó con un sentimiento de vacío luego de que el pelinegro se marchara. Sintió ganas de retenerlo en sus brazos. Incluso el darle el palito con crema al final realmente lo sintió como una sensación propia, realmente era capaz de compartir sus dulces con Himuro. Sintió muchas ganas de seguir a su lado. Solo le quedó resignarse que probablemente  al día siguiente no tendría esas galletas prometidas.

Himuro pensó en no hacer aquellas condenadas galletas, pero no pudo parar de pensar en el rostro ilusionado del otro. Así pues se dispuso a recolectar los ingredientes que necesitaría. Uno de su hobbies ocultos era preparar comida o postres para sus seres más queridos. Después de todo había aprendido a cocinar y preparar tragos desde muy joven por su posición de prometido de Kagami. Se suponía que los platos a preparar serían para él, pero ahora esta actividad le relajaba y le gustaba ver la sonrisa en los miembros de su banda cuando les llevaba algo. E iba a preparar unas galletas para aquel niño gigante.

Aun así, no pudo quitar la sonrisa dulce de su rostro al pensar que eran para este. Quiso pensar que era porque haría feliz a un cachorro. Solo eso, no había más malicia en ello ¿verdad, Himuro?

Todos observaron el video final y quedaron complacidos con el resultado. El beso imprevisto en la frente  se dejó pues le daba un toque natural a la escena que ni  el director podría haberlo previsto mejor. Murasakibara no pudo quitar sus ojos del omega pelinegro en todo el video. Al finalizar se acercó, pensó que el otro se alejaría pero grande fue su sorpresa cuando el otro le sonrió de esa manera tan dulce. Himuro le pidió a su compañero omega que se adelantara hacia la salida.

—Esto es para ti, Atsushi. Lo prometido se debe de cumplir.

Murasakiabra recibió una pequeña canasta cubierta con una manta dentro de ella había muchas galletas que olían muy bien. Tomo una y su paladar se deleitó con la consistencia crocante y dulce de estas. Eran muy diferentes a los dulces que compraba en las tiendas. Había algo en ellas que no supo identificar que era. Era joven y quizás no podía entender que en la comida queda el cariño con que fueron hechas.

—Me gusta… ¿me harías más?—preguntó inocentemente a Himuro en unos minutos después de devorarse varias galletas en frente del omega.

Himuro rio divertido pues pensó que era una broma pero al ver el rostro ilusionado del otro, entendió que era muy real el pedido.

—Sobre eso. Creo que no debería, podrían malinterpretar...

La confusión en el rostro del menor, hizo suponer al omega que Murasakibara no entendería de la malicia de los otros, de que comenzarían  a pensar que había algo entre ellos aun cuando Himuro fuera mayor de edad y Murasakibara no.

—Creo que te enseñare a hacerlas para que tú mismo puedas preparártelas cuando desees más.

—¿eh?

—Por supuesto. Si te preparo más sería egoísta. Voy a enseñarte a hacerlas así podrás hacer muchas más en tu casa e incluso podrás regalárselas a quien quieras.- contestó animado.

Himuro mismo no había notado lo terriblemente inocente que se portó en aquel momento. No calculó nada, simplemente se dejó llevar por querer ver una sonrisa nuevamente en el rostro del otro.

—¿Por qué querría regalarle mis galletas a alguien?

—umm lo comprenderás cuando seas más grande.

—Mama suele decir eso.

—Es así. Lo entenderás muy pronto seguro. ¿Quieres que te enseñe?

Murasakibara asintió rápidamente. La idea de poder hacerse sus propias galletas y poder degustarlas tanto como pueda era sugerente. Pensó que tendrían exactamente el mismo sabor que las que Himuro le preparó.

—Bien, esta es mi dirección. Le dejaré dicho a vigilancia que te dejen pasar. Te espero mañana a las tres de la tarde.

Le tendió un papel con su dirección y se despidió rápidamente pues estuvo seguro que su amigo ya estaba en el auto esperándole.

Murasakibara tomó el papel y lo guardo en su bolsillo. Sonrió, necesitaba pronto sentir el aroma de Himuro. Por supuesto entendía que olía así por ser un omega, pero no comprendía porque le resultaba tan adictivo. En ese momento sintió que su aroma era más dulce que el día anterior . Y las galletas que comía… ¡oh dios sentía como si finalmente pudiera probar a Himuro!  A través de estas podía sentir parte de la esencia del omega pelinegro. Su alfa no gruñía en su interior, sino que se regocijaba de gusto de haber obtenido tamaña atención del omega.

Ni Himuro ni Murasakibara comprendieron que para sus animales internos aquella era una muestra de aceptación de cortejo por parte del lobo de Himuro.

………………………

Pasado- época de Teiko-

El campeonato estaba muy cerca de ellos, sin embargo ahora mismo se encontraban en la mansión de Kyoto de Akashi. Su padre se encontraba en el extranjero por negocios, así pues el joven heredero llevó a sus compañeros de equipo por unos días.

Cuando el auto de la familia les llevó a todos a los portones de la casona, todos quedaron impresionados a excepción de Midorima quien ya conocía la mansión de su prometido. Era realmente singular pues era una mansión estilo tradicional de la época Edo quizás, de tres pisos, cual palacio oculto entre árboles. Cuando atravesaron el portón principal se toparon con su fachada blanca y sus tejados del mismo color en contraste con las barandas de los balcones de un bello color marrón natural; un jardín seco y un camino empedrado  que se sobreponía sobre el inmenso lago que rodeaba el hogar, les guío hacia la puerta corrediza de la casa. Cuatro empleadas vestidas con yukatas azules les reverenciaron; una estaba dos paso delante de las otras tres, aparentemente era la ama de llaves pues sus canas delataban que hace mucho años ya que servía en aquella mansión.

—Bienvenido, Akashi-sama, Midorima-dono.

Aomine quiso decir alguna broma al respecto pero la seriedad absoluta de la anciana le abrumó tanto que termino poniéndose tras su hermana.

—Estoy en casa, nana.

Todos se quedaron viendo al omega pelirrojo quien no le dio importancia.

Cada sirviente beta les guío a sus habitaciones reservadas. Por supuesto en un ala estarían los omegas y en la otra los alfas. Akashi tenía su habitación propia así como Midorima tenía también la suya lado  de la de su prometido.

Cada quién recibió su propia habitación lado a lado para que pudieran conversar durante las noches sin problema.

Kuroko ingresó a la habitación destinada.  Sonrió, realmente parecía confortable y cálida. Tenía una cama individual, pensó que recibiría un futon pero no fue el caso. La cama estaba cubierta con un cubre cama blanco, detrás de ella tenía un closet empotrado en la pared con puerta corrediza donde había más mantas y yukatas limpias, así como toallas y productos de limpieza personal, todo en sus respectivos empaques. Al lado de la cama había pequeñas macetas de plantas suculentas y bonzai. Un gran letrero en madera escrito con los kanji de la familia Akashi. Un tapiz canela y las paredes cremas, con una entrada a un balcón trasero que daba al jardín seco. Era una buena vista pues podía ver los bosques y las puntas de los templos entre estos. Kuroko aspiro el aire y se sintió en una nube pues el silencio era absoluto. Quizás si había sido una buena opción ir a la mansión de Akashi para tomarse un respiro antes del nuevo campeonato. Su conexión entre todos era grande pero sobre todo su conexión con Aomine era única. Parecía que en cada juego podían leerse la mente.

Pronto aquel encantador silencio fue roto por los gritos de sus amigos. Suspiró, se escuchaba claramente discutir a Aomine con Murasakibara y el fallido intento de Kise por que se separen. Fue en camino para intentar ayudar.

…….

Presente

—Debo confesar que al principio pensé que sería a Aominecchi a quién dejarías pasar primero.

Kuroko levantó su mirada distraída hacia su compañero, Kise Ryota. Compañero, amigo, rival enemigo… todas esas etiquetas podría habérsela dado en diferentes momentos de su vida. Pero estaba seguro también que el rubio podía darle las mismas etiquetas a él.

—No estoy en el mejor estado para ver a algún alfa que no sea Midorima-kun.

—Eso parece.

—Así es.

Parecía que nuevamente se había construido una muralla entre ellos. Una difícil de traspasar. Les costó hacerse amigos, más con sus sentimientos fuertes por la pantera; pero luego el cariño creció y fue aprovechado por Aomine.

—¿Por qué estás aquí, Kise-kun?

—Aunque tú no me consideres... soy tu amigo.

Kuroko extendió su mano hacia Kise quien se la tomo con cuidado notando lo frío que estaba. Así de cerca podía ver las ojeras en sus ojos, las lágrimas que había derramado en silencio.

—Es menos doloroso que antes pero aún así….

—Lo entiendo... bueno, quisiera entenderlo y trato de hacerlo.

Se quedaron en silencio y se perdieron en los recuerdos.

—¿Cuándo es que cambio?

—Supongo que cuando todos lo hicimos. —argumentó el peliceleste—Ninguno de los dos pudo controlarlo. Éramos jóvenes, supongo.

Kise tomo su mano y se refugió entre las sabanas.

—¡Perdóname!- pide con necesidad

Kuroko acaricia su cabeza suavemente

—No hay nada que perdonar ya te lo he dicho. Yo también debo de pedir perdón en todo caso. Y no te llame para que me pidieras perdón...solo… quería hablar.. ¿recuerdas como nos divertíamos en Kyoto?

Kise se levantó y asintió muy contento, pues fueron días muy divertidos, sin embargo también le vino un recuerdo agridulce. Tembló, kuroko supo que había recordado. A diferencia de Kise, para él era un recuerdo doloroso, uno que arruinó la tranquilidad que consiguió entre los templos y la diversión de Kyoto y el barrio de Gion.

—¿Recuerdas el kimono que llevaba Akashi-kun?

Kise asintió.

—Se veía como un príncipe realmente.

Ambos sonrieron al recordarlo.

Comenzaron a recordar viejas historias pero de igual manera ambos sabían que aun qué recuerdo los empañaba.

—Kurokocchi ¿Qué vas a hacer de ahora en adelante?

El peliceleste sabe que en esa mirada miel se oculta el miedo a que le diga que va a regresar con Aomine. Esta seguro que desea oírle decir que no piensa regresar con este, pero también sabe dentro de sí que desea que Kise también le confirme que no intentara seducir a la pantera.

Ambos se miran fijamente sin voltear su mirada, ambos quieren descubrir que hay detrás de su amistad, de sus miradas, si ambos sienten lo mismo que hacía tanto por Aomine.

—Kise-kun, ¿aún amas a Aomine-kun?

El joven omega sonrío de lado levemente.

—Yo…

Notas finales:

Bueno, gracias por leer y.. que enterndieron de la platica entre Himuro y Nijimura? Y claro del monologo raro de Himuro... la verdad me gusto escribirlo asi frente al espejo sincerandose consigo mismo.

Por otro lado ..pue sí Kuroko escogió a Kise... y bueno son amigos.....intentan queese lazo nose pierda del todo.

Bueno las golosibnas del que hacen comercial son las yam de meiji, adoro esos palitos con crema..... siempre que paso por el super los compro..son japos y son uno de los pocos dulces que lelgan a mi país. Himuro tien algo con las personas más jovenes que él al aprecer.. la relación entre ellos es tierna peor dificil de escribir.. que les pareció?

Y me dio mucha lastima Kouki.. Midorima n tienes cara para ser exigente con Akashi.. aunque q este le guste, sin embargo hay algo raro dentro de sí por Furi.... será su parte animal o humana??? mm habrá que ver

Y Bueno Akashi mandó lejitos tanto a Aomine como a Kagami.. pues siento a Mido y akashi como los papis de Kuroko realmente

Lo de porque se pelean por la custodia, bien es algo que quedará explicado más adelante.. no crean que todo omega tiene que tener alguien de tuturo .. no peor sí se da en casoso en los que se considera que el oemga esta incapacitado emocionalmente.. no hace mucho en mi pais, las mujeres ten´pian que pedir permiso incluso apra trabjar a sus maridos.... sisis injusto.. en este mundo es cuando se considera que el omega no peude tomar desiciones racionales por sí mismo. o sí puede peor debe tener a alguien cuidandole, protegiendole de otros ante su vulnerabilidad.

En el proximo capitulo..... aoki... mas del que pensé.. sera apsado? sera presente? pues ya lo veran 

ademas de teiko time.... midotaka y murahimu..y veremos que más ..creo que habrá otro vistazo al futuro...

recuerden lunes o martes!!1


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