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De pasados, presentes y futuros por kaoryciel147

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Notas del capitulo:

gracias por leer!

Ven estoy cumpliendo más o menos bien los plazos!!! bueno unso días de más pero no es tanto!!. Espero que el capitulo de hoy les causa sorpresas como me las causoa mí. Hay un pequeño extracto del futuro, iba  a poner dos extractos del futuro pero  decidí solo uno, el otro sera para  el siguiente capitulo. 

Se han armado todo tipo de teorías sobre lo de Himuro..jojo me alegra.. cxreo que aquí se verá resuelto eso mas o menos. Además como siempre pasados y presentes entrelzandose cada vez más. Sabremos tambien que misterios tiene la familia Akashi y sus lazos con la de Midorima y Mura.

Bueno preparen los pañuelos que aquí empezamos!

Fuerza de voluntad

Pasado:

Kise suspiro nuevamente. La maquillista le retocaba la base, mientras la peinadora peinaba su cabello, intentando que quedase sedoso y brillante para la sesión fotográfica. Hoy luciría ropa casual, sus fotos irán con una reseña propia de para qué ocasión utilizarla y sus recomendaciones. Por lo cual sería una sesión de muchas fotografías, con diferentes ropas en cada página.

— ¡Deja de jalonearme el cabello!—gritó en demanda.

La peinadora se apartó un tanto nerviosa. Kise Ryota era un súper modelo conocido por su belleza y talento, pero también por muchos escándalos. Esta era su primera sesión fotográfica para la revista de moda para omegas adultos “Non no”.

Su carrera en “Zunon boy” terminó con toda la controversia de su situación sentimental. Ante tal problema, la revista le había indicado muy “amablemente” que ya no pertenecía al rubro juvenil que era destinado a jóvenes puros. Finalmente, había alcanzado obtener una propuesta de “Non no”, una revista de moda para adultos: Sin embargo su situación no era la mejor. Después de que Kuroko y Aomine se separasen pasó mucho tiempo, muchas entrevistas para que dejasen de amenazarle, de acosarle y de pintarrajear su auto con notas ofensivas, así como para que en los programas de chismes dejasen de aludir a él como una fácil. Aun así no la tendría fácil en esta revista, por lo que en su primera sesión debía de ser perfecto.

Sus hermanas se habían escandalizado. Quisieron que se marchara America hasta que todo el escandalo pasase y hubiera otro que eclipsara el del rompimiento; pero se había negado totalmente a irse de su país. Puede que Kuroko lo haya hecho y entendía el porqué, también que Aomine se haya concentrado en el deporte y haya partido a Europa.  Él no lo haría. Su carrera de modelo estaba ahí, en Japón. Aun así, admitía que su carácter no era el mejor, siempre estaba a la defensiva y por las noches se perdía como nunca creyó hacerlo antes.

—Lo siento, Kise-san, es solo que su cabello no está en el mejor de los estados-

¡Por supuesto que lo sabía! Pero aquello no le detuvo a ponerse de pie, con una de esa miradas que sabía podía asustar a cualquiera. Su porte era altivo, con el mentón muy levantado y los ojos de un dorado estremecedor.

— ¿Cómo te atreves? ¿Sabes quién soy yo?

La muchacha parecía al borde del llanto. Ella no tuvo la culpa, entendió eso, peor simplemente no pudo disculparse por asustarla. Así que la siguió mirando despreciativamente, marcando la diferencia de raza. “Que alguien me detenga, por favor”, pensó, pero aquellas palabras no llegaban a su razón nublada. Estaba furioso de las críticas, decepcionado de sí mismo, pero sobre se encontraba completamente solo.

—Eres una estrelle caída, nada más que eso. Los peces gordos sí que deben de estar desesperados para contratar a un prospecto de modelo como tú-

Con esas palabras sinceras fue que conoció a  Kasamatsu. Mucho tiempo después le agradecería por ello. Desde hace tanto que no escuchaba una crítica directa, sin tapujos, solo hipocresía y comentarios a sus espaldas o por televisión.

Kise le devolvió la mirada de manera altiva, moviendo las caderas sinuosamente, anteponiendo su rostro y postura. Queriendo hacerle caer bajo sus estudiados encantos. En aquel momento muy por dentro se sintió aliviado de que haya interrumpido, pero su orgullo dañado quería demostrarse que aún podía hacer caer a los alfas.

Kasamatsu rio sínicamente ante el patético espectáculo que el omega le brindo. Kise se ruborizó y se sintió medianamente cohibido pero no lo demostró, solo le brindó una mirada fría, impaciente ante sus palabras

—Realmente eres un inútil como modelo ¿a esto llamas súper modelo?—río burlonamente.

— ¡Tu quien te crees…!

El alfa frente suyo juntó sus brazos y le devolvió la mirada. Se sintió indefenso ante su mirada penetrante.

—Soy el camarógrafo que va a hacer que brilles de nuevo— le respondió con simpleza.

Un duro trabajo les esperaría a ambos: devolver a Kise su legión de fans de antaño, pero sobretodo de devolverle la sonrisa y frenar su arrogancia.

Presente: 

Kasamatsu estaba sinceramente tenso, quería ir y sacar a su hermoso omega para luego encerrarlo en su habitación, hacerle amor nuevamente y marcarlo. Tener a aquel sujeto que infestaba feromonas territoriales el pasillo no hacía más que poner en alerta a su alfa interior.

—Daiki, ya te he repetido que no verás a Tetsuya, así que sería mejor que si te marcharas.

Había sido la voz de aquel omega al que tanto miedo y respeto tenían Kise y los demás de aquel grupo extravagante. Kasamatsu simplemente desvió la mirada. No está ahí para buscar pleito pero realmente no se opondrá  a darle su merecido a cualquiera de los alfas presentes. Se siente lo suficientemente fuerte para hacerlo. Como alfa no puede estar tranquilo ante una demostración de feromonas masculinas si su pareja está cerca.

Kise salió finalmente de la habitación de Kuroko, tenía una mirada extraña pero más relajada. Supo que había hecho bien en dejarle venir a ver a su compañero. Sin embargo, la mirada que dirigió a Aomine le atormentó. Deseó tomarle del brazo y besarle frente a todos para que quedara claro que es suyo, pero se enorgullece de ser racional.

Duró unos segundos el intercambio de miradas, luego el rubio siguió su camino dirigiéndose hacia Kasamatsu. Sin embargo, el peli azul le detuvo, tomándole de la mano. Nadie supo que sintieron ambos pero parecían repentinamente agitados y sorprendidos.

— ¿Aominecchi?

La otra mano de Aomine pareció querer tocar la mejilla del rubio, pero este se alejó sin soltarse de su agarre. Aomine bajó la mirada, apretó su agarre sobre la muñeca de este y…

—Realmente espero que te haga feliz. Lo mereces.

Después de ello le soltó completamente y se retiró del pasillo.

—Akashi, cuida de Tetsu, Dile que…respetaré cualquiera sea su decisión...

Era evidente que le costó decir aquello. ¿Les deja libres a ambos? A pesar que por naturaleza, en otra época, podría reclamarlos….

Esperaron varios minutos y luego se marcharon de la clínica en completo silencio. Kasamatsu no se siente especialmente bien después de aquellas palabras ni de la mirada de su omega.

—Así que… aclaraste tu situación con aquel omega...

Kise bajó su mirada al escuchar las palabras de su pareja. Sus ojos se concentraron en sus manos, acariciándose su muñeca, ahí donde Aomine había tocado.

—Sí... o algo así. Lo importante es que quedamos claros y en paz. Al menos eso siento.

—Es lo que importa.

El  silencio prosiguió hasta el departamento que comparten. Cada uno tiene habitación propia pues consideran que merecen su espacio, sobre todo, por la cantidad descomunal de ropa y accesorios que tiene Kise.

Se dieron un frío “buenas noches” y cada uno se encerró en su habitación. Nadie se levantó para ir a la otra, ni nadie intentó tocar la puerta del otro. Cada uno cerró los ojos sin poder dormirse verdaderamente por horas, hasta que finalmente sin darse cuenta fueron arrastrados al mundo de los sueños. Protegidos por sus cobijas y la inconciencia cada uno era feliz entre estos sueños.

………………..

Pasado Teiko

Recorrían el barrio de Gion, muy cercano a la mansión de Akashi. No decidían a cual casa de té ingresar, todas las pequeñas casas les parecían hermosas. Desearon ingresar a cada establecimiento y ver con que los sorprendía. Finalmente dejaron la decisión en manos de Akashi, como todo el tour hasta el momento. Al parecer el joven Sei era bien recibido en todos los lugares, pero había algunos en especial que parecía que le conocían desde pequeño.

En la bienvenida, una joven con el rostro pintado de blanco les recibió. Era un omega, a vista de todos, con una recatada belleza hipnótica. Así pues no era una casa de té cualquiera sino una con espectáculo de geishas.

Todos se sentaron en grupo. También traían puesta ropa tradicional, pero Kise y Kuroko se sintieron eclipsados por las jóvenes y los jóvenes que se alistaban para presentarles un espectáculo privado. Incluso pro las jóvenes aprendices de geisha que al sentarse sobre sus rodillas con gracia y coquetería disimulada tenían sobre todo a Aomine demasiado entusiasmado y hasta algo sonrrojado.

Bailaron suavemente con su deslumbrantes kimonos, frente a ellos. La elegancia en sus movimientos no parecía aprendido sino natural. Verlos era  como sumergirse en un mundo lleno de nubes.

Incluso  Kise y Kuroko que se habían sentido desplazados, quedaron asombrados ante los chicos y esas sonrisas misteriosas. Cuando finalizaron simplemente pudieron sonreír y aplaudir ante la reverencia de los bailarines.

—Este tipo de espectáculos normalmente se dan en los teatros, pero quise regalárselos a ustedes.

Akashi sonreía de una manera muy natural. Estuvieron conmovidos ante el gesto. Sin embargo luego de darle un apretón de manos a Midorima, se puso de pie y se retiró. Todos quedaron expectantes. Cuando regreso, todos, incluso Aomine pensaron que debían inclinarse. Solo podía tratarse de un príncipe. Sus ropas eran impresionantes pero a la vez sutiles. Tenía puesto un kimono morado con grandes flores doradas y el obi atado hacia delante, sus cabellos estaban más lacios. Pensaron que bailaría pero su sorpresa fue mayor cuando entrecerró los ojos y una voz que no imaginaron que tenía, salió de sus labios.

Tenía esa voz particular de no ser grave pero tampoco aguda, era única y salía con naturalidad sin siquiera usar un micrófono. El canto era en un japonés antiguo, palabras que solo había leído en las obras de la escuela de poseía, sin embargo la fuerza de su interpretación les dejó extasiados.

Terminada la presentación, el pelirrojo se acercó a su prometido, se sentó aún con sus finas ropas, en las piernas del peliverde, este le abrazó y se acercaron hasta chocar sus labios.

Después de las risas y de los besos entre los prometidos todos se marcharon a un onsen muy popular. A pesar de que en el castillo de Akashi, existían lugares para tomar ese tipo de baños, prefirieron conocer más del lugar. Nuevamente fueron guiados por este. Y ahí divididos entre alfas  y omegas masculinos ingresaron a los baños.

—Oye, Midorima- preguntó tosco— ¿Es bonito Akashi desnudo?

Midorima quiso ahogar a Aomine ahí mismo, pero simplemente apretó la cesta que era su objeto de la suerte del día y se limitó a posarse una toalla húmeda en su cabeza.

—No soy un pervertido como tú´nanodayo.

Aun así la imagen del pelirrojo y su piel libre de cualquier ropa le intrigó.

—Bueno... es tu prometido... y la verdad hasta hoy no había visto a Akashi como un omega.

— ¿Qué quieres decir, Mine-chin?

Aomine resopló: se encontraba al lado de dos tipos totalmente indiferentes al tema. Bueno, al menos a Murasakibara realmente no parecía entusiasmarle la idea. Él había visto demasiado porno como para no preguntarse al respecto.

— ¿Nunca han visto porno, idiotas?

—Nop...-contesto con simpleza Murasakibara mientras bostezaba totalmente relajado por el agua caliente. Empezaba a tener hambre.

— ¿Vives con Akashi no?—se dirigió esta vez a Midorima.

Midorima asintió sonrojado

— ¿Y nunca lo has hecho con él?

—Por supuesto que no. —Gritó avergonzado—respeto a Akashi, además…. —murmuró— ¡Tenemos catorce años!

Aomine sonrió. Sí realmente tenían solo catorce años e iban por el segundo campeonato para ser campeones nacionales. Sin embargo, no quitaba que las hormonas empezaran a  fastidiarle y curiosear al respecto. Se suponía que eso era cuestión de cada especie. Algunos maduraban sexualmente más rápido y estaban listos para aparearse muy jóvenes otros no.

— ¿Pero no te has imaginado a Akashi desnudo atendiéndote así en un onsen?

—Por supuesto que no

Aomine observó su rostro rojo por lo que se burló estruendosamente.

—El perfecto Midorima es un pervertido…Bueno ahora no te culpo.

Midorima se acercó y le goleó la cabeza sin verdaderas intenciones de hacerle daño, pero como una advertencia.

—No te imagines a Akashi de ese modo, te lo advierto—dijo con cierto tinte de amenaza.

— ¿A sí?

Pero luego rio.

—No te preocupes, no pienso en Akashi de esa manera.  Hay que ser un masoquista para desearlo a pesar de estar muy bueno.

—Entonces... ¿A quién vas a escoger?- preguntó el peliverde

— ¿A qué te refieres?—desvió su mirada de la de Midorima.

El alfa peliverde salió de las aguas tibias, y ase enrolló una toalla a su alrededor.

—Es evidente que Kise y Kuroko están enamorados de ti y que a sus omegas internos les gusta tu alfa. Deberías decidir por uno, o eso traerá problemas al equipo.

No pudo responder ante aquellas palabras. Recordó lo que su tío le explicó sobre su naturaleza y temió.

Flashback

—Daiki-kun, ya estás en la edad de tener pareja omega.

Aomine quería ocultarse debajo de la mesa. Le avergonzaba y aburría que su tío creyera que podía darle consejos de sexualidad.

—No es que crea que no has investigado por tu cuenta. Yo lo hice—sonrió maliciosamente.

—Tío, si mi tía te escucha…

—No te preocupes, es la verdad.

Su tío ladeo su cabeza y le dejó mostrar una cicatriz en el lado izquierdo de su cuello, parecía tener mucho tiempo.

Aomine entrecerró sus ojos sin entender qué tenía que ver una cicatriz extraña de su tío con una conversación de sexualidad. Según sabía quién mordía era el alfa al omega.

—Probablemente no te lo enseñen en la escuela. Pero el cuarto nivel de unión es cuando tu pareja omega te muerde. Te limita por completo y te encierra a desearlo solo a él.

— ¿Por qué dejarías que hiciera eso?— tembló levemente sin entender el porqué.

Su tío suspiró. 

—Porque amo a mi esposa y no quiero traicionarla.

— ¿A qué te refieres?

—Daiki-kun, somos panteras. Mi esposa es un canido. Nuestras naturalezas son dispares. Es decir, los canidos tienen por naturaleza el enamorarse solo una vez en la vida... o muy pocas y ser totalmente leales a quienes los muerden. Mientras los felinos, en especial las panteras, somos polígamas por naturaleza. A la vez que solitarias.

—Entonces...

Sintió a su alfa interno, su pantera sentir una conmoción, se removía inquieta y él mismo se sentía de esa manera. No quería saber más, pero a la  vez entendía que debía de hacerlo.

—Debes de tener cuidado, pues tu alfa no se conformara con solo una pareja, querrá muchas. Así que está bien que tengas parejas ahora en la escuela pero preferiría que no fueran canidos. Y además que tengas cuidado de no dejarte llevar. Pues las harías sufrir. Tú eres un polígamo.

Su tío estaba preocupado. Entendió el porqué. Todo era tan confuso, seguramente sus ojos lo demostraron pues su tío resopló e inició otra historia.

—En el pasado, en nuestra especie, los alfas tenían muchas parejas y muchos esposos al mismo tiempo. Y,  a todos ellos mordía y protegía. Las amaba por igual y estas a ellos. Ya que no era común que una especie se cruzara con otras menso entre felinos y canidos, a no ser que fueran matrimonios arreglados, los felinos del mismo clan entendían como omegas que eran que debían de compartieran a su alfa. E incluso se daba el caso en que los omega tenían otros alfa si el alfa en cuestión no les cumplía.

—Nunca permitiría que mi pareja tuviera otro alfa—declaró seguro el joven alfa.

—Debes de tener cuidado, pues a pesar de ser polígamos somos solitarios. Por ello desde que se decidió la monogamia como opción, usamos la mordedura del omega al alfa para no sentir esa quemazón por otro omega y querer aparearnos con ello. No es como en otras especies que los alfa pueden o no escoger aparearse. Nosotros sentiremos necesidad de tener una relación con otro omega aunque ya hayamos mordido a uno y estemos en la edad adulta.

Aomine comprendió mucho de sí mismo con aquellas palabras. Recordó a Kise y Kuroko, su corazón latió y una calidez que poco a poco se hacía familiar le llenó con solo imaginarlos en su mente.

—Tío... ¿pero el alfa se enamora…? Es decir… siente ganas de aparearse y proteger a más omegas...pero como humanos podemos amar a otros?

Su tío entendió que quizá su advertencia había venido muy tarde y que su sobrino probablemente tenía sentimientos y atracción por más de un omega. Había fallado como tutor de su sobrino. Así que decidió darle su apoyo silencioso con estas palabras que él creía eran verdaderas según su experiencia y la de otros.

—Es cierto que últimamente hablamos como si fuéramos entes desasociados. Pero debes entender que tu alfa, tu animal interior eres tú mismo también

Aquello realmente le dejó frío. En la escuela ya no te enseñan cómo entenderte con ese lado, sino a controlarlo por medio de la razón, como si fuera una cadena a un perro aun no domesticado.

—Antes era más simple, la naturaleza animal y humana estaban más unidas, ahora por las leyes hay a veces que se forma una crisis entre ambas. Escucha a tu alfa, si escoge a alguien es por algo. Es tu parte importante... pero finalmente serás tu quien decida que pareja como humano querrás tener, con quien podrás construir una vida. O al menos eso es lo que se dice….

— ¿Tu sentiste confusión?

—Yo obedecía mi alfa interior. Fue doloroso quedarse con solo tu tía, pero ahora no me arrepiento.

— ¿Renunciaste a alguien importante?—preguntó con cautela.

—Sí, pero a cambio tengo a mi Satsuki y a mi linda esposa. Las heridas sanan...pero no marques ningún omega hasta que realmente hayas decidido quien será tu pareja. Y no tengas arrepentimiento por ello.

Fin del flashback

Desde aquella conversación había intentado mirar a Tetsu y Kise de diferente manera, como amigos pero cada vez que sentía sus cuerpos cerca, su pantera interna gruñía. Ya no podía controlarla con supresores. Y en algún momento no podría de ninguna manera.

Esto se volvía peligroso para los jóvenes.

Salió del agua y observó que incluso Murasakibara se había marchado. Se asomó a la frontera en la que dividía a alfas y omegas e intento ver a través de una pequeña rendija. Pudo ver varias espaldas desnudas pero entre todos ellos, estaban los cabellos resaltantes de sus omegas. Exhaló acalorado. Les deseaba a ambos. Debió ser claro con su tío y consultarle directamente lo que le sucedía. Deseaba tanto tocar sus espaldas desnudas y que ellos les sonrieran. Rasguñó la madera, notando así que sus garras habían salido. Maldijo.

Quizás si decidía rápidamente por uno podría controlarse mejor. Eso esperaba.

…….

Todos se encontraban alrededor de una mesa enorme lleno de los platillos más deliciosos de Kyoto, al día siguiente habían decidido visitar el parque temático de Toiei, pero por hoy se darían un banquete.

—Akashi, ¿no deberíamos estar entrenando?- consulto el peliverde a su prometido.

El pelirrojo se acercó a su prometido, le acarició la mejilla y le sonrió con coquetería, el pecho de Midorima se calentó. Eran nuevas todas estas gamas de sensaciones. Según la biología que estudiaba este tipo de cambios se producirían en él. Cada vez podría resistirse menos a la seducción de su pareja.

—Todos están divirtiéndose

Ambos observaron como si fueran dos padres, a Aomine y Kise pelear mientras Kuroko se burlaba de Aomine, a Murasakibara robarles la comida. Y sonrieron.

—Ves, Shintaro, no hay problema. Todo estará bien. Este equipo no puede ser vencido.

Midorima se dejó llevar por la mirada absoluta de su pareja, le acaricio los cabellos con deseo y le atrajo, atrayéndolos por estos, hacia su rosto, poso su mano en la cintura cubierta por la delgada capa de tela de la yukata, a través de esta sintió la forma de su cintura, su suavidad y calidez.

Los besos habían comenzado muy recientemente entre ellos. Y Midorima nunca pensó que les gustaría tanto. Quizás, estaba bien lo decidido por sus padres. No creía poder encontrar a alguien que supere la belleza y la presencia de Akashi. Era dulce y apasionado al mismo tiempo cuando se besaban y le encantaba todo de él. Compartían muchas cosas que no había momento en que se quedaran sin un tema del que hablar.

—Qué asco, ya dejen de meterse mano. Si quieren hacerlo, pueden irse a su habitación.

Akashi se separó de su prometido aun atrapado su mirada con la propia.

—Daiki, eres un chico muy malhablado. Si dices una palabra más, haré que te  laven la boca o mejor aún: le conseguiré un par de pretendiste tanto Ryota como Tetsuya.

Kise empezó a reír y Kuroko le acompañó. Aomine se sonrojó levemente y emepezó a comer en silencio.

Cada uno se fue a su propia habitación: Momoi estaba muy feliz por poder compartir estos momentos preciados con sus amigos. Además que su habitación era muy amplia, incluso creía que más que la que tenía en su casa. Además, cuando abrió el closet observó mucho kimonos y yukatas de seda muy fina y de diversos detalles. Seguramente los de sus amigos tendrían también, se le ocurrió la idea de ir después a la habitación de Kise a compararlos con los suyos.

Cada uno tenía un habitación casi personalizada, pasó por la habitación de Murasakiabra y le observó recostado con una televisión rendida y sus dulces por todos lados. Sonrió, realmente su amigo no se veía de ninguna manera como un alfa peligroso. A todos los omegas del equipo les encendía una vena maternal-

Siguió su camino hasta una de las últimas habitaciones, se encontró con la puerta corrediza en la habitación de Kise. No lo encontró, se sintió un poco decepcionada pues se había hecho muy amiga de él-

Pensó en simplemente reunirse con la de Murasakibara así que se dirigió allí y encontró a Kuroko también ahí.

—Tetsu-kun ¿Qué haces?

Él sonrió suavemente, pero su mirada ocultaba algo.

—Kuro-chin vino a darme sus dulces-

—Estoy algo empachado.

La peli rosa no comento nada más, simplemente sonrió con suavidad y se sentó junto a ellos para  ver el programa infantil que tanto gustaba a Murasakibara. Se dejaron llevar por las sonrisas, Satsuki se apoyó en Atsushi mientras Kuroko se mantenía a cierta distancia de ellos.

El peli celeste observaba la película, pero realmente no prestó atención a totalidad. Y es que ver como Aomine tomó la mano de Kise, le causó ciertos estragos, un sentimiento de que simplemente había perdido. Su corazón se estremeció, dolió, pero quiso ser hipócritamente feliz por sus amigos, sin lograrlo.

Mientras tanto, Aomine y Kise paseaban por las calles iluminadas por farolones redondos colgados de los postes al lado de las viviendas. Aomine giró su vista hacia el rubio: este tenía puesto un sencillo yukata naranja pero no brillante sino suave casi como si reflejara el atardecer, con un obi negro que enmarcaba su perfecta cintura, sus chinelas eran doradas, su haori negro añadiéndole misterio a toda su imagen. Daiki no podía dejar de observarle a detalle, se sentía abrumado por todo lo que veía en él: sus ojos dorados, que reflejaban la luz de las calles, su cabello como el trigo que le enmarcaba su rostro astuto.

—Al fin me dirás porque me pediste que nos escapemos de la mansión de Akachichi. Kyoto es hermoso en la noche, pero estoy muy cansado.

Después de todo, Daiki le había observado desde el balcón de su habitación cuando Kise se sentó en el suelo cercano al jardín seco del patio trasero. Su mirada brillaba al igual que las estrellas. Por alguna razón le llamó y pidió que no se fuera de ahí. Para luego bajar hacia él muy apresurado.

“Aquí no podemos tener un vs, Aominecchi—Le recordó con su tonillo burlón.

Aomine rio ante el cometario: pues era verdad que cada que podía le pedía un vs a Kise. El omega se molestó y le regaló un jalón de cabello. Iba a responderle pero al acercarse tanto a Kise olfateo su aroma miel, en sus cabellos. La suave brisa no ayudó en nada a menguar esa necesidad, así que simplemente tomo su mano con una delicadeza que ni él conocía en sí mismo. Le pidió escaparse con él por esa noche. El omega no quiso hacerse ilusiones así que prefirió entenderlo como una de las tantas travesuras que siempre hacían a Akashi.

Así que aceptó riéndose. Fue a vestirse adecuadamente, Aomine le esperó, no entendiendo ese afán del otro por cambiarse de ropa para salir. Aunque quizás le entendió cuando le vio salir de su habitación.  Era como un dios.

 

Aún no entendía por qué le pidió salir con él. Simplemente se sentía bien ahí, solo ambos en medio del mundo flotante de Kioto. Inesperadamente, Aomine tomó su mano con firmeza. El cuerpo de ambos tembló ante el contacto. Era cálido, y sublime, nada más.

—Solo quiero saber hasta dónde puedo llegar contigo.

Quería negarse, no quería sufrir. ¡Basta ya de ello! Pero correspondió el tacto del moreno. Kise tomo también su mano con firmeza. Dándose un asentimiento, empezaron a andar.

Las calles de Kyoto por la noche eran como sumergirse en el antiguo mundo de las nubes de Edo, de los barrios de placer, donde las okiyas de geishas, las casas de té, los samurái con sus espadas y sus jóvenes amantes paseaban por aquellas calles, así como los bellos actores kabuki lucían sus mejores máscaras y trajes.

Aun con toda esa belleza tradicional, Aomine no pudo alejar sus ojos de Kise. Aquella noche creyó que sus sentimientos podían solo corresponderle, podían mirar solo a él. Fue sincero: la curiosidad y su sentir por el rubio eran reales. Solo quería saber qué era lo que le gustaba de él.

Kise vio algo interesante al parecer, pues le jaloneó en una dirección especifica. Llegaron a una suave colina. No se detuvieron, subieron por las escaleras. No entendía el entusiasmo de Kise, pues realmente Kyoto estaba repleto de templos, por algo era la capital religiosa y cutural, por decirlo de algún modo. Sin embargo al vislumbrar las estatuas clavadas como guardianes entendió un poco. Llegaron al templo, el enorme portal con techos a dos aguas rojos les dio la bienvenida.

—Aominecchi, este no es el templo de mi familia pero realmente se parece mucho. Lo siento, quizás no te lo esperabas…solo quería verlo aunque está cerrado. —hizo un puchero disconforme.

— ¿Por qué te alejas?—preguntó de manera inesperada el alfa.

El rubio no entendió aquel comentario. Y se lo hizo saber con sus ojos.

—Es solo que, siento que…

“Ya no intentas seducirme”

Ambos eran muy jóvenes aún, pero su usual manera picara de ser ya no parecía darse con él. Más bien le trataba como un igual, como un rival. Y eso era genial pues podía competir con alguien tan talentoso como Kise, pero como alfa no le agradó esa forma de ser.

Negó levemente y caminó hasta las puertas del santuario, a través de las rejas podía ver a una estatua de un dios con muchas colas detrás.

Es el dios kitsune, el dios zorro.

—Dice mi hermana que nuestro clan desciende del clan de los zorros de muchas colas. Pero evidentemente nosotros solo conservamos una. Ya que no somos espíritus sino medios humanos.

Normalmente ese tipo de temas aburrirían a Aomine de sobremanera, pero en ese instante le gustó escuchar sobre él, pero al mismo tiempo se imaginó como sería Kise en su forma real.

—Seguramente, ya te aburrí con toda esta historia…

El omega se sobresaltó al ver a Aomine en su forma real, con las orejas de felino y una cola larga que ondeaba por debajo de la yukata que este llevaba. Se sonrojó demasiado. Aomine se acercó a él tomo su mejilla suave con su mano rasposa de jugador de básquet y le susurró: “quiero verte cómo eres”

Casi de manera automática el omega dentro de Kise se despertó, se estiró y se vio a través de los ojos de Kise; así como dos orejas aparecieron en su cabeza, eran esponjosas de un color dorado como el trigo con las puntas marrones. También sintió su esponjosa cola debajo de sus ropas, sus uñas habían crecido formando pequeñas garras y sus ojos estaban más brillantes así como su mirada se había tornado con esos tintes misteriosos, usuales en los zorros. Daiki observó el yo verdadero del omega,  maravillado.

Acercó su mano y escudriñó los pelos de sus orejas nuevas, eran singularmente suaves como el algodón, estas se movieron a su contacto, se relamió. Se veía ciertamente indefenso a sus ojos. Cuando su mano bajo por su cintura, Kise le araño intempestivamente. Rio, al parecer tenía a un zorrito huraño. Kise tembló.

“Realmente pareces un dios kitsune, Kise”- le susurró sin compasión.

Le tomo de la cintura con fuerza y le atrajo a su cuerpo. Ahí frente al dios, en su templo, sus labios chocaron e iniciaron una guerra. Kise no pudo contenerse más, así que subió sus manos con garras; presionó en la nuca de su alfa. Su boca fue abierta por la de Daiki, sus lenguas jugaban fuera de esta, reconociéndose, memorizando el sabor del otro.

Abrieron sus ojos y se quedaron atrapados en la mirada del otro. Cada uno tenía una mirada diferente al usual, era gracioso y a la vez inquietante. Eran bellos y temibles. He ahí la fascinación que alfa y omega ejercían sobre los betas.

Se sonrieron suavemente. Cada uno sintió su corazón agitado, su respirar decadente y su cuerpo demasiado caliente. Aomine acercó su mano con cuidado a las orejas de Kise, las tocó nuevamente pero con confianza esta vez, Kise se sintió extraño al poder sentir a través de esas orejas que no le eran ya muy familiares pues era tabú mostrarlas en público.

Se encogió levemente ante el tacto curioso y seductor de Aomine. Así también levantó su mirada para elevar su mano a tocar las orejas puntiagudas y azulinas del otro, quizás presionó muy fuerte.

—Joder, Kise, no son elásticas.

—Lo siento, Aominecchi.—río.

Sus manos se tocaron y ambos observaron las garras que tenían en estas. Las de Kise eran más pequeñas que las de Aomine. Este quiso curiosear más pues sentía el calor extenderse cada vez que tocaba Kise.

— ¿Puedo ver tu cola?—Preguntó sin poder contenerse.

Kise negó y dio un paso hacia atrás, pero Aomine le atrapó entre sus fuertes brazos. Parecía que había inquietado aún más al alfa.

Todavía era muy joven como para perder totalmente el control, además Kise no estaba en celo.

Con un brazo le mantuvo en sus brazos. Subió la yukata de Kise y atrapó la cola esponjosa de este. Lo había hecho como un juego, pero cuando llegó a tocarla, una corriente pasó por su cuerpo, al igual que un largo gemido angustioso salió de los labios del rubio.

No pudo evitar jadear ante aquel sonido y su rostro tan ruborizado.

—Deberíamos regresar, Aominecchi.

No respondió ni escuchó. Se acercó a él y le beso, metiendo su lengua entre sus labios. Al mismo tiempo siguió apretando su cola. Parecía que era un punto doloroso pero placentero para el omega, pues cada vez que se la aplastaba abría más su boca en busca de soltar gemidos.

Sin embargo, en medio de ello, inexplicablemente Kise le dio un arañazo verdadero.

Su alfa rugió internamente, soltó a Kise e iba enfrentarlo por la falta de respeto; pero sus ojos que contenían lágrimas le silenciaron. ¿Había presionado su cola muy duro?

—No me faltes más al respeto. No acabes con nuestra amistad por tu calentura. No voy a permitirlo...a pesar de que yo…

Se acercó al omega y quiso tocarle el rostro, pero Kise le rechazó con otro arañazo.

— ¿Qué demonios te sucede?—Ya estaba demasiado alterado.

El omega mordió su labio inferior, tembló, aquello pudo notarlo perfectamente.

—Lo que sucede es que tú…solo estás jugando. Como si estuviéramos en un entrenamiento. Yo soy solo tu practica pero a quien realmente quieres de compañero es a…

Las orejas de Kise se removían, su cola estaba en el suelo. Parecía al borde del llanto pero a la vez de la ira.

Por fin su mirada se elevó, como lo esperó, sus ojos contenían lágrimas con mucha fuerza.

—Lo que sucede es que Aominecchí me gusta—sonrió resignado—Pero yo soy solo un juego.

No pudo atraparlo. Escuchar aquellas palabras le dejó clavado en el suelo. Mientras tanto, Kise salía corriendo del templo. Con suerte, no terminó cayendo. Debió haberle seguido pues era riesgoso para un omega en ese estado ir solo. Pensó en ello y ante cualquier otro pensamiento este primó: Kise no estaba seguro.

Corrió siguiendo su aroma. Le encontró a punto de subir a un taxi. Subió tras él, tomo su mano con firmeza y Kise no pudo sepárasele. Ninguno ya tenía su imagen real, eran de nuevo humanos.

—No eres un juego, Kise…

Al día siguiente, Kise se culpó de haber sido tan emocional y no haberse podido contener de confesar sus sentimientos al alfa. Cuando todos se reunieron, fue sorpresivo que Aomine se pusiera de pie y ante todos dijera: “De hoy en adelante, Kise Ryota es mi omega y voy a protegerlo como tal”. Su corazón latió, solo pudo presionar la mano de Aomine con igual fuerza que este. Lo sintió, era verdadera su confesión, pero este evitaba totalmente mirar a Kuroko, quien solo desvió la mirada con una sonrisa triste.

……….

Presente:

La mansión de Tokyo de los Akashi tenía una parte tradicional y otra moderna a lo occidental. Sin duda era una de las mansiones más grandes de Tokyo. Aún no era plenamente de Seijuro, pero cuando se uniera en matrimonio con Midorima y este le marcara como suyo, heredaría todo. Su padre aún era el líder de la familia pero solo de nombre, pues quien realmente se encargaba de la supervisión y de los nuevos proyectos, era su hijo omega junto a su prometido.

Midorima Shintaro conocía tanto de la familia Akashi que incluso siente que las culpas heredadas de la familia también recaían sobre sí.

Poco a poco entendía cuáles eran sus deberes como el esposo de Seijurou, comprendía cuál sería su vida, una bastante monótona pensaría algunos, pero realmente era una muy peligrosa. Entendía porque había una facción de la familia que pensó en que un compromiso con los Murasakibara sería más ideal para el heredero omega de los Akashi. Sin embargo, para otros de la familia creía ideal que Shintaro lo fuera: era fuerte, inteligente, heredero de clínicas de prestigio, comprendía y compartía los gustos de Seijurou, pero no se imponía este ya que era un noble menor.

En unos meses cambiaría su apellido por el de Akashi. Y llamaría a su esposo por su nombre. Incluso el pelirrojo le había concedido hacerlo de una vez, pero había algo que evitaba el decirle así.

La familia Akashi era mucho más poderosa de lo que muchos pensaban y su enlace con los Midorima y los Murasakibara no era solo estratégico sino vital. Tendrían así todo lo que necesitaban para controlar el bajo mundo japonés.

Mientras los Midorima tenían grandes clínicas con los mejores médicos y especialistas del país; los Murasakibara eran dueños de bufets de abogados inmensos con los mayores contactos en el poder judicial; además de tener grupos de guardaespaldas que servían a las figuras más importantes y famosas del país. Ambos complementaban en dos ámbitos a la familia Akashi: Atención medica discreta y seguridad tanto en lo judicial como en el cuerpo a cuerpo. ¿Por qué?

La familia Akashi es una de las más antiguas de Japón, sin embargo, para sobrevivir debió dedicarse a cosas diferentes de las que se dedicó en el pasado. Dentro de su historia hay muchos pensadores, filósofos y escritores desde los siglos dieciocho, pero una vez instaurado el nuevo sistema occidental en Japon, fue una de esas familias ejemplares nobles que se acomodó al nuevo sistema en la industrialización. No solo con industrias, sino con todo lo nuevo que pudieran.

Antes de la industrialización dominaban el distrito de Gion, con sus casas de té y de placer. Estas casa aun persistían bajo poder de las familia Akashi solo que de forma secreta; además tenían clubs y discotecas de diversión, controlaban gran parte de la diversión en las principales distritos de Japón. Desde lo más natural a lo más peligroso, también participaban en la venta y organización secreta de diversión y “conseguir” esta diversión para empresarios y figuras poderosas tanto de la mafia como de los estratos altos. Así mismo en la actualidad el perfil se mantenía como familia  productora de editoriales de prensa, dos canales televisivos y tres radioemisoras, además tenían estudio de grabación. Y tenían el poder de la información gracias a los periódicos, quisieran apoderarse demás de estos pero no era posible, habían influenciado muchas veces en la elección del político necesario para sobre guardar sus negocios oscuros como el tráfico de armas también. El joven Seijuro había virado s u atención al mundo del espectáculo también, el cual también cubre oscuros secretos. Su participación y aceptación de la serie esa solo parte para abrirse pasó aún más rápido. Lo cual lo logró.

Todo este vasto imperio en el país y el sub país era peligroso incluso para el propio heredero. Por lo cual, como esposo de Seijuro, Midorima tenía una enorme responsabilidad de protegerlo de medio mundo. Que Akashi haya logrado formar filiación con un grupo de personas era, para el peliverde, un milagro. Le alegra. Cada lazo que Akashi  forma, alegra al peliverde.

Mientras él examina sus textos de anatomía, olfatea el olor lejano de su prometido. A su lado también huele el de Kuroko. Y es que desde que se le dio de alta, Kuroko decidió venir a casa de ellos. Akashi está bastante complacido de ello. No tuvo ni que intentar convencerlo. Cuando Shige, el amigo beta de Kuroko, llegó a Japón, el mismo peli celeste le pidió hacer los papeles para quedar en custodia de Akashi. En ningún momento, Kagami pudo ver a Kuroko, este no quería verlo. Así pues, después de darse el papeleo correspondiente, Shige cedió la custodia de su protegido a Akashi Seijuro y su prometido. Pero a la vez se inició el trámite para que Kuroko recuperase su autonomía. Por ello mismo, é tenía que encontrar el médico que lo certificara lo más rápido posible.

No era solo capricho de su prometido. Veía claramente que Akashi estimaba a Kuroko, solo que quizá de una manera un tanto posesiva, como una perfecta madre leona. Él mismo apreciaba a Kuroko; su apariencia débil logra que ese sentimiento protector se anide dentro de sí. Así pues lo protegería, hasta que Kuroko recupere su autonomía y su confianza de antaño. Y se mantendrá junto a Akashi, no permitirá que esos extraños sentimientos que albergó por Takao le hagan cambiar de parecer. No abandonará a Akashi con tanto peligro encima. No se permitirá otro desliz como el que tuvo en el pasado. No más.

 

Presente

Resopla mientras se desparrama sin fuerza alguna sobre su sofá. El departamento aún tiene el olor dulce a vainilla de Kuroko. No pudo hacer algo al respeto, Kuroko no era legalmente suyo.  Quien tenía la custodia y la palabra final era Shige, y este simplemente hizo lo que su protegido le pidió: quedarse con Akashi Seijuro.

Sabe que el omega pelirrojo no le haría daño intencional a Kuroko, al menos no ahora. Además, aunque no quiere aceptarlo, Midorima también protegerá al peli celeste. Sin embargo, sabe que ambos prefieren a Aomine por sobre él para Kuroko. Y con seguridad si tienen la oportunidad harán que vuelvan. Le frustra, ahora más que antes, pues tener a Kuroko entre sus brazos le ha dejado con un hambre de más.

Pudo haberlo marcado, pero su moral le indicó que no era lo correcto. Y ahora siente ahogo al pensar que perdieron un futuro hijo. Puede que los médicos digan que solo era un cumulo de celular, pero eso no mengua su dolor. Se pregunta cuanto sufre Kuroko.

Sin embargo, Himuro, su hermano, le dijo que así está bien. Era mejor estar lejos, pues Kuroko aun sentía cosas por Aomine.

Por supuesto, siempre lo supo, pero quiere confiar que esos sentimientos son solo del omega al alfa. No del humano Kuroko a Aomine. Realmente desea ello.

Cierra sus ojos y recuerda la primera vez que intentó invitarle a salir. Por supuesto, Kuroko no entendió que era con una connotación romántica. Después de dos meses de jugar en las canchas públicas con los niños, se dio cuenta que Kuroko movía sentimientos que no sintió desde lo suyo fallido con Himuro. Quiso intentarlo, pero cuando se acercaba a Kuroko este parecía querer alejarse, como  cuando tienes una herida no cicatrizada y alguien la toca. Supo desde ese momento que tenía un largo pasado amoroso. Más nunca imagino lo turbulento que en realidad fue.

Y aun así, cuando ambos terminaron de practicar con los niños, se acercó. Trago seco, sus manos temblaron, se sintió como un cachorro nuevamente.

— ¿Qué sucede, Kagami-kun?

Ahí estaba aquella pequeña sonrisa amable. Siempre se la veía después de jugar con los niños. Parecía que realmente jugar básquet le gustaba al chico.

—Hay…. Hay una película que quiero ver y... ¿me acompañas?

Kuroko ladeo su cabeza. Por un instante estuvo seguro que se negaría.

—Pero... ¿no tienes entrenamiento con tu equipo. Kagami-kun?, no está bien huir del entrenamiento—le resondró como toda una madre.

Chasqueó la lengua ante lo responsable que era el otro, además de que el nerviosismo le presionó más.

—Es solo una película, Kuroko… Y sería en la noche.

Quiso callarse cuando terminó. Por alguna razón Kuroko tenía recelo de salir de noche. Varias veces se había negado a ir con él y Alex junto a los niños a los cumpleaños de ellos por alguna razón.

Pero esta vez solo vio una sonrisa triste, nostálgica, quizás recordando algo que él aun no entendía.

—Entonces creo que estaría bien. Pero debo preguntarle a Shige. Te mando un mensaje, ahora ve a entrenar.

Cuando Kuroko hizo ademan de salir de la cancha no pudo evitar tomarle de la muñeca para detenerlo, fue casi como una acto reflejo. Solo quería tener una excusa para que él se mantuviera más tiempo a su lado.

— ¿No vas a acompañarme al entrenamiento?

Seguramente le fastidiarían con que vino su novio a verlo practicar y se burlarían por ello. Pero justamente ya no le molestaba que insinuaran eso, como desearía que fuera verdad.

—Hoy no puedo, Kagami-kun. Tengo que acompañar a Shige a hacer unos papeles sobre nuestra estadía en Estados Unidos.

Entendió así que simplemente asintió, pero realmente deseo no tener que soltar el brazo de Kuroko, poder seguir sintiéndole cerca de sí. Solo eso, por ese momento solo le bastaba con su presencia a su lado, con su apoyo en las gradas, o con invitarle una malteada de vainilla.

Así que dejándose llevar por esa sensación se acercó a un asustado Kuroko y le dio un beso en los cabellos, gesto ante el cual el otro se encogió visiblemente incómodo.

—Lo siento. ¡No te olvides de preguntarle a Shige!

Salió corriendo cual gatito asustado, no quería un rechazo así que le hablo como normalmente aun sintiendo la suavidad de los cabellos peli celestes en sus labios y por supuesto rememorando una y otra vez el olor a vainilla de su “amigo”

¿Podrían volver a esas escenas? Podrían volver siquiera a hablar. No lo sabía, no era seguro, pero lo deseaba tan fuertemente que esperó que así como su corazón lo desea, el corazón de Kuroko también. Además como jugador de básquet que era, no iba a rendirse. No por nada llegó a la cima como jugador. Aún tenían la serie y Kuroko era demasiado responsable como para no asistir a las grabaciones, por lo cual podría verle muy pronto. Se animó un poco más y decidió llamar a su mejor amigo. A pesar de que Himuro estaba en contra de su relación con Kuroko, le animaría e incluso le ayudaría a armar un plan.

Sin embargo un pequeño tímbrele anunció que había recibido un mensaje. Sonrió al ver que era de su madre. Era un video y en él pudo observar al pequeño que tanto quería jugar con su playdo. Era un niño muy listo.

—Como su madre...—susurró.  

Leyó los demás mensajes y estos eran avisos, casi amenazas de sus padres y los de Tatsuya. Se mordió el labio inferior, por si no fueran ya demasiados problemas, sus padres y el pequeño Nozomi llegaban a Japón en un mes. Al parecer no les importaba ya su situación.

“Ya basta de juegos, no son unos niños y el pequeño Nozomi necesita de su madre”

Gruñó internamente, así pues era necesario comunicarse con Tatsuya de inmediato….

Futuro

— ¡Ya cállate!— renegó Akashi Seijuro—Shintaro va a venir por nosotros, así que maten la maldita boca cerrada y deja de moverte. Debemos pensar en la manera más fácil de facilitarle nuestro escape a Shintaro.

El omega pelinegro que se encontraba amarrado a su espalda dejó de moverse.

— ¿Por qué debo yo también estar aquí?

Akashi rio amargamente.

— ¿Acaso no es evidente? No importa eso te enseñara...

Escucharon unos pasos. Vaya que el pelirrojo lo conocía, gruñó internamente.  Era el maldito jefe de los tipos que  les llevaron;  Akashi no puede creer que hayan podido lograrlo. Deben de salir lo más rápido de ahí. No está seguro de que ninguno de los dos pueda resistir.

 

—Kazunari, debemos de escapar, no importa cómo...entiendes...si este tipo nos pones las manos encima la muerte va ser lo más deseado por nosotros.

Takao asintió; ambos comenzaron a murmurar posibles opciones para escapar o aprovechar la oportunidad cuando ellos ingresaran.

 

Notas finales:

HOla de nuevo!! De donde carjo salió el futuro ..era algo medio pensado pero se vio claro cuandoe scribir la aprte que Midorima describe lo que realmente es la familia Akashi. Eso es algo que he leído muchas veces y que los yakuza japones son más pdoerosos de loq eu piensa. En fin aún no vimos que le hicierona Himuro peor podrán hacerse una diea..quizá:... 

Y sobre Himuro creo que quedó claro...creo... diganme lo que piensan y sus teorías. Este capitulo tuvo mucho de Kise en diferentes epocas.. recien em di cuenta. la culpa son de unos dou... Así se conocieron Kasamatsu y Kise, despupés del escandalo al finalizar aun bno savbemos proque la relación entre Aomine y Kuroko la culpa recayó sobre Kie y los medisod e comunciación , no son presisamente benvolos con las estrellas caídas eso los abemso todos. menos en Japón, son peores, un escandalo casi no es perdonado. 

Bueno taiga esta decidido a luchar pero tienen más problemas con los apdres.. veremos

Y bueno en el apsado la relaciónde Aomine y kise inició..como empezó la de Aomine y Kuroko?? bueno veremos.. aun falta algo apra ver a totalidad el panorama y ver quienes fueron los culpables verdaderos... 

Pues el tío de aomine le oontó sobre su naturaleza especial de las panteras.. Momoi por si acaso no lo es. creo que al finald e la serie me ahre un arbolo genealogico con todo lo que se viene si puede ser..si alguien me quiere ayudar sere muy feliz wiii.. Particularmente me gusto la escena del templo con Kise y Aomine.. no sé proque los imagine en un templo shinto pero croe que el ambiente les daba muy bien como pareja.. debe ser por los art de Kise como un kitsune. Me comentan que les pareció.. En el proximo capitulo sí o sí Midotaka..en este capi no me alcanzó, tambien Murahimu. Bien esta vez la actualización es el lunes 14.. Nos vemos!! Espero sus review


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