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De pasados, presentes y futuros por kaoryciel147

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Notas del capitulo:

Holi!!! Creo que no demore tanto.. al menos eso pienso. En fin espero lo disfruten he tratado de revisar mas de una vez la redacción ya que mis dedos siempre meten errores y escapdas y comidas de letras. De igual manera cualquier pequeño error me lo hacen saber para en el siguiente capitulo intentar corregirlo. Y es que me di cuenta que en algunos capitulos anteriores se me pasaron algunos errores. Quiero que el capitulo quede lo mejor posible apra ustedes. Ya se nos va KNB y el extra game--llora en un rincon-- Sin duda es una serie que me ha marcado asi que espero nos regale un cierre digno, confío en el sensei. 

Iba a subir un fic sobre las vidas de ellos post manga pero ya que se viene el final quizas lo suba después aunque no estoy segura.. veremos.

Ahora estoy intentando avanzar rapidamente con todos mis fics porque tambien quiero escribir cosas propias, pero los fics tambien son una parte importante.

Por otro lado ya voya aa acutlizar el fanfic moditaka que tengo, y vovlerá ser quicenal o semanal dependiendo.

Este fic sera quincenal, aunque los aviso que pronto vana operarme de la vesicula asi que si no vuelvo pues ya saben..?? nahh me han dicho que noes nada complejo, pero por si acaso lo aviso. En todo caso si pasa algo lo avisare por mi face que es kaoryciel. Intentare subir un capitulo más antes de mi operación. Y les avisare cuando todo haya sucedido.

Bien en este capitulo pasa mucho pero sobre todo avanzamos mucho con el pasado..Nos leemos!!

 

  Decisiones que marcan

Pasado

El ambiente nostálgico y frío envolvía a todos los miembros de la ciudad de Tokio. A cada calle podía vislumbrarse omegas envolviéndose en el abrazo de sus alfas, sus protectores según la naturaleza. El equilibrio perfecto: alfa protector y omega proveedor de confortabilidad en todos los sentidos. A simple vista, la  relación entre uno y otro parecía tan simple, pero no lo era.

En uno de los barrios más lujosos y modernos de Tokio, con una arquitectura perfectamente occidental, se encontraba el hogar de Himuro. Aquel diciembre, sin darse cuenta, dio pasos hacia Murasakibara, los cuales no podían dar marcha atrás, pero en aquel momento no le dio importancia.

Dentro del moderno hogar de Himuro, el ambiente era tibio, pero no se debía solo por el calefactor automático, ni siquiera porque el horno estaba ya precalentado para recibir los rollos de canela, sino que era por un conjunto de sensaciones que les mantenía en una especie de burbuja. En sus mentes no había recuerdos, solo aquellos instantes juntos.

Himuro estaba de pie al lado de Murasakibara, corrigiendo cada uno de sus pasos que daba en la preparación del postre.

El alfa comenzaba a descubrir todo el trabajo que había tras preparar un dulce. Algo tan delicioso como los rollos de canela requerían mucho tiempo, delicadeza y dedicación. Sin embargo, el menor se sorprendió gustándole el proceso. Una sonrisa leve se instaló en su boca.

Terminaron de unir los ingredientes, por lo que se tuvo que comenzar con el amasado, una parte fundamental según le explicó el omega.

—No tengas miedo de golpear con fuerza la masa. De hecho así debe hacerse, se te hará fácil.

Asintió e inicio a sujetar la masa para luego golpearla contra la mesa de mármol. Mientras tanto Himuro fue a su alacena para sacar más ingredientes, luego destapó una jarra de agua pura para vaciarla un poco en una taza. El alfa no pudo evitar seguirle con la mirada. Se sentía confundido: ¿Qué sería aquello que ejercía tanto magnetismo en él? Entendió que el omega cumplía perfectamente con la palabra “bello”… Lo sabía por las conversaciones de Kise-chin y Momo-chin. Pero eso nunca llamó su atención antes de conocer al pelinegro. Nunca había dirigido la mirada a un omega más de lo que lo hace con un dulce. Pero mientras su ojos escaneaban al omega, su cuerpo empezó a sentir calor. Cuando observó la figura estilizada y curvilínea de Himuro deseó tocarlo.

— ¿Qué sucede, Atsushi?

Al darse cuenta que Himuro notó que le seguía con la mirada, frunció el ceño.

—Solo me preguntaba qué hace Muro-chin con el  azúcar.

—Ahh…es para el glaseado. Te enseñaré a hacerlo. Aunque como probaras a veces es ya demasiado dulce con el glaseado.

—Ummm…

Su ceño seguía fruncido e incluso hizo un puchero mientras golpeó con fuerza la masa contra la mesa. No se dio cuenta que Himuro también le observaba y  que ambos sintieron dulzura al mismo tiempo.

Himuro se acercó y le tomó del brazo para detenerlo.

—Está bien la fuerza pero no lo hagas como una especie de desquite. El resultado de un buen postre es el cariño que se le pone.

Aquellas palabras le cautivaron de una manera muy especial, por lo cual  siempre las recordaría. Sin embargo también le hicieron preguntarse…

—Entonces...los dulces que me diste…estaban ricos… ¿Los hiciste con cariño?

Las mejillas de Himuro parecían querer tonarse rojas, él las sintió quemando. Antes de empezar a balbucear decidió comportarse como un adulto, como un profesor hacia su joven alumno.

—Claro, quería que disfrutaras comiéndolas ya que eran tu premio por ser un buen chico.

El menor no quedó muy conforme con la respuesta, sin embargo siguió el consejo y empezó a amasar más calmadamente, con el pensamiento de que quería comer esos rollitos con Muro-chin.

 Extender la masa le había valido al alfa,  varias intromisiones del omega pues la fuerza natural de Murasakibara tuvo que ser controlada. Normalmente, un alfa no se toma a bien las correcciones de un omega, solo de sus omegas y si es justificado, pero la voz aterciopelada y cariñosa del pelinegro logró que esa parte infantil del otro aceptara sus concejos.

 Además del encanto casi como el de una madre que ejercía el omega sobre el peli morado, había otro tipo de atención, un matiz que la voz  que una madre no tiene, una postura que una madre no utiliza cuando esta parada al lado de su cachorro. Murasakibara no pudo ponerle en palabras, quizás solo compararlo con el deseo de comer mientras ve tras un vitral un delicioso pan que no se puede devorar. Himuro estaba a su lado, quería tocarlo, aunque no sabía bien en dónde o el porqué. ¿Qué podría haber de satisfactorio en hacerlo?, se preguntó.

Luego, el omega le alcanzó la canela en polvo, para que empezara a echarle encima de la masa extendida. Después, el azúcar… el aroma que se iba formando era sin duda muy familiar. Le fascinó el olor elegante de esta especie, deseó que pronto quedase el dulce listo.

—Es suficiente canela, Atsushi.

El pelinegro se acercó para observar el resultado, sonrió suavemente en respuesta. El gigante resultó ser un buen alumno.

—Bien, es hora de empezar a enrollarlo. Voy a empezar yo, observa cuidadosamente.

Atsushi le cedió espacio detrás de la masa. Observó fascinado el cuidado con que Himuro flexionó levemente su postura hacia delante, su mirada estaba atenta a como sus dedos enrollaron con diligencia la masa sin descuidar ningún borde. El alfa prestó plena atención.  La imagen completa le gustó...así de simple. Hacer dulces era increíble y las personas que los hacen lo son aún más, pero estuvo seguro que no habrá nadie que se vea tan hermoso como Himuro. Hay algo más en esa imagen de Himuro cocinando para él… algo que no alcanzó a comprender pues es su alfa el que se sintió halagado.

Un mechón de cabello negro escapó de la coleta del pelinegro, Murasakibara lo tomó, detalló con sus dedos su suavidad. Instintivamente su nariz se acercó a este mechón y lo olfateó…por supuesto...el familiar olor a canela era por Muro-chin.

—Atsushi, te he mencionado ya que no es correcto…

—Canela….hueles a canela…

—Ahh es porque estoy cerca de la masa...

—No, en el colegio lo han dicho…este es tu verdadero aroma... canela dulce… como...

Himuro se separó suavemente del acoso del otro que parecía querer jugar con sus cabellos.

—Continúa tú. Sigue enrollado la masa con cuidado de no dejar escapar el azúcar y la canela

Murasakibara se molestó por la interrupción pero intento que eso no impidiera poder controlar su fuerza y poder enrollarlo bien.

Mientras tanto, Himuro  se dirigió hacia su jarra de agua y se sirvió un poco de agua en un vaso. Aquellas palabras le habían perturbado; por supuesto que sabía que su olor era a canela, ya se lo habían dicho, pero escucharlo de esa grave voz envío corrientes por todo su cuerpo.

Pronto la masa quedó completamente enrollada. Himuro nuevamente se acercó a verificar y sonrió dando un veredicto positivo de esa manera. Saco un cuchillo para comenzar a cortar el enorme rollo en pedazos pequeños. Luego dispuso cada uno en un molde metálico, los cubrió con plástico y les dejo reposar.

—Debemos dejar reposar para que crezcan o serán muy pequeños.

— ¿De verdad crecerán solos?

—Por supuesto

La carita entusiasmada del menor le recordó a un niño. Murasakibara se quedó observando detenidamente la masa para ver ese milagro ocurrir. Pero Himuro le indicó que debían de utilizar ese tiempo para hacer el glaseado. Luego de fruncir los labios, Murasakibara se alejó de los rollitos de canela y atendió al omega. Cuando este disolvió totalmente el azúcar glas en el agua, quedando una crema de azúcar, Murasakibara metió un dedo en el bol para luego  llevárselo a los labios. ¡Deliciosamente dulce! Quiso probar más pero el pelinegro le dio un pequeño golpecito con la cuchara.

—No, Atsushi, aun no es momento de comer.

—Muro-chin, está siendo hoy muy estricto.

Himuro solo pudo sonreír ante esa queja.

—La cocina es estricta o no acabaríamos nunca de preparar esos rollitos.

El omega le tomo del brazo sorpresivamente y le llevo hasta la masa que habían dejado reposar y efectivamente, los rollitos habían crecido. Murasakibara quedó encantado con esa magia.

— ¿Cómo es que crecen?

—Es por la levadura.

— ¿Esa masa fea y maloliente?

Himuro asintió.

—Es increíble.

—Lo es.

Juntos acomodaron los rollitos nuevamente y los pusieron dentro del horno. El glaseado en su pote quedo cubierto para que espere a que esté listo el postre.

Murasakibara siguió a Himuro hacia los muebles y se sentó en un mueble al frente; con confianza se desplomó. Nunca imaginó que sería tan cansado preparar dulces.

—No lo comprendo… mama también preparaba muchos dulces… Pero ¿Por qué? si es tan cansado y los puedes comprar…

Realmente era un recuerdo ya vago de su madre omega preparándolos dulces. Creá recordar que él mismo le ayudaba, pero su padre dijo un buen día que como alfa aquello era vergonzoso. Desde aquellos años nunca ayudó a preparar comida. Su mama tampoco preparaba ya nada, todo lo dejaba a las empleadas de la familia.

— ¿Dónde aprendiste?

El pelinegro se sorprendió de que cada vez le hablara con más facilidad y familiaridad. Quizás era como cualquier niño  que siente la falta de presencia de padres y ese carácter desinteresado era una defensa. En su caso, no podía decir lo mismo, pues sus padres le prestaron demasiada atención.

—Ehhh… no vayas a decírselo a nadie. Lo aprendí de una maestra que mi madre trajo. Después de todo, tuve un prometido.

Lo dijo sin ninguna mala intención, bueno, quizás con una pizca de curiosidad. Pero, la mirada púrpura del otro había cambiado, distaba mucho de la infantil y desinteresada.

— ¿Muro-chin tiene un prometido? ¿Vas a casarte? ¿Es por eso que no me dejas olerte?

—Atsushi…escucha...—intentó calmarlo.

—No... ¡No quiero que mi Muro-chin se case con alguien! ¡Sus dulces son solo para mí!

Sus palabras eran infantiles pero su voz fue tan autoritaria que sintió el peso de su aura en su propio cuerpo. Su instinto animal al principio fue de ocultarse pero el siguiente fue de rendirse y mostrarle su disposición plena.

El rostro de Murasakibara era muy diferente, el iracundo de cualquier alfa: tenía esa llama encendida en sus ojos pero a la vez, retenía lágrimas. El chico se sentía traicionado y resentido. El omega se puso de pie y camino hacia el otro con la intención de intentar detenerlo, pero el alfa solo respondió tomándole de los antebrazos para estamparlo contra el mueble cercano. Sentir el peso de un alfa sobre su cuerpo despertó tanto calor dentro de él, sintió a su omega removerse con fuerza: su lobo interno quería mostrarle el cuello de forma provocadora.

—Escucha, Atsushi. Lo mío con mi prometido terminó hace mucho.

Atsushi parecía querer verificar la veracidad o falsedad de esas palabras, mientras tanto le mantenía aun contra  el mueble, aun apretaba sus hombros contra este, mientras que sus piernas las  tenía inmovilizando su cadera. Quizás era posible que el menor no supiera que esta era la forma de retener a un omega, pero Himuro sí. Y su cuerpo comenzó a temblar de anticipación y deseo.

— ¿En verdad no vas a casarte?

Himuro aun con las mejillas sonrojadas, sonrió tranquilamente, intentando calmarle. El agarre sobre sus hombros menguó, por lo que liberó uno de sus brazos, toco la mejilla de Murasakibara suavemente con paciencia y cariño.

—No me voy a casar. No está en mis planes. Estuve comprometido cuando tenía tu edad, pero cuando abandone Estados Unidos, el compromiso terminó. Aunque mis padres aun quieren que me case con él, eso no será posible. Sé que él encontrara a alguien más.

El más alto sintió que esa pulsación agresiva que de pronto brotó de su interior se calmaba, aun así, no le agradó la nostalgia con la que Himuro habló del otro. Se entendió un poco más: Quería a Himuro para sí. Muro-chin era suyo, no entendía como o porque, solo estaba conforme con que eso era cierto.

—Muro-chin es mío.—susurró con voz grave.

—No soy tuyo…Sé que no lo dices con malicia pero no puedes ir diciendo eso. Lo malinterpretarían y...

—No importa. Eres mío y punto.

Himuro prefirió no tomarlo en serio. Seguramente el chico simplemente se había apegado y encariñado viéndolo como una imagen maternal a falta de ella. No entendía cuán grande era la frase que repetía una y otra vez: así que prefirió simplemente reír. Ver lo infantil que era hacía que la culpa presionara sobre su omega interno y este diera pasos hacia atrás. Hubiera sido un problema entrar en celo.

—Me gustas mucho, Muro-chin.

Murasakibara recostó todo su peso sobre su cuerpo, transmitiéndole su calidez, su  fuerza, como podría perderse entre esa fuerza descomunal. El omega quiso cerrar los ojos y abandonarse al olor entre a hombre y niño que presentaba el peli morado. Soportar el peso del otro sobre sí no era cansado, su naturaleza parecía estar muy disponible a soportar su peso y su pasión. Sacudió la cabeza para quitar esos insanos deseos. Con una mano acaricio la espalda de Murasakibara como un  niño.

—Yayaya... soy tuyo, voy a  prepararte muchos dulces cuando lo desees. Pero ahora levántate que debemos sacar los rollitos del horno.

— ¿De verdad serás solo mío?

La forma tan intensa y susurrante en la                que lo decía, le hacía pensar que la pregunta involucraba todo el compromiso correspondiente, pero el pelinegro sabía bien que no era así. Como no pensaba en tener niños propios ni esposo en algunos años, simplemente asintió. No estaría mal atender a Murasakibara como un hijo o hermano menor. Por alguna razón le provocó hacerlo, consentirlo y mimarlo. No le resultó ni humillante ni una carga como cuando su madre le habló de que un futuro tendría que atender a su esposao e hijos de esa manera. Realmente le alegraba ver las expresiones de niño consentido en el peli morado.

Murasakibara se levantó de encima de su cuerpo. Sintió todo el frescor invadirle, había estado muy cálido debajo del otro.

Se dirigieron hacia los dulces en el horno, los sacaron y se dispusieron a echarles el glaseado. Himuro dejó uno sin glaseado para sí. Los llevaron a la mesita blanca pulida para comerlos. Himuro preparó un poco de té de durazno y lo sirvió. Extrañamente Murasakibara no había iniciado a devorar. Parecía que examinaba los rollos de canela de manera exhaustiva.

— ¿Qué sucede?

—Umm solo que se ven deliciosas y no parecían así. Es increíble.

Se evidenciaba la emoción en su voz. Al parecer preparar dulces había sido todo un descubrimiento.

—Quiero preparar muchos más. ¿Me enseñarías a hacer otros dulces verdad?

—Sí, claro.

Murasakibara sonrió dulcemente. Aquello fue extraño pero gratificante. Cada uno empezó a disfrutar de su propio rollo de canela acompañado de su té. El grandote hablaba entre mordidas, parecía que su hambre voraz había regresado con mucha fuerza.

—Calma. Muerde, pasa y habla.

Y el peli morado solo pudo asentir y obedecer. Realmente Himuro se parecía a los vagos recuerdos que tenía de su madre.

Siguieron hablando de los programas que a Atsushi le gustaba. Himuro conocía ciertos detalles de estos porque los había visto de infante o porque perteneciendo a la industria sabía mucho de todo un poco del entretenimiento.

Al finalizar de comer y tomar el té, Murasakibara le ayudo a llevar todo al lavadero y ayudarle a lavar lo utilizado. El alfa no hacía eso normalmente: Siempre había sido atendido; pero esta vez, con el simple gesto del otro al pedirle que le ayude, no pudo decir no. No sabía bien como lavar platos, nunca lo había hecho. Así que Himuro le pidió que los secara cuando él terminara de enjuagarlos. Pensó que el otro terminaría por romper algunos, pero para sorpresa de ambos no fue así.

Cuando ya estaban en la puerta para despedir a Atsushi le tendió una canasta con los rollos de canela que quedaron.

—Para el camino.

Los ojos brillantes del otro no tuvieron precio.

—Sabes, creo que realmente tienes talento en la pastelería.

Himuro no comprendió cuanto impacto tuvieron esas palabras de aliento.

Murasakibara no respondió nada, simplemente se acercó sorpresivamente  y junto sus labios con los de Himuro en un contacto tan inocente que este no pudo moverse ni rechazarle. El más alto parecía apenado luego de romper el contacto, por lo que simplemente se dio la vuelta, sacudió su mano en despedida y se marchó abrazando su canasta de dulces.

El omega se tapó la boca con las manos, sintiéndose confundido pues su corazón quedó agitado. Solo quizás, en ese punto debió entender que sus atenciones llevaron el corazón de Murasakibara hacia otro camino nada parecido al paternal o fraternal.

Presente

En medio de todos aquellos arboles verdes y frondosos de los  Jardines de Hamarikyu, Kuroko Tetsuya sonríe suavemente. Inhala fuertemente la brisa proveniente del lago central del enorme parque. Es como un oasis de paz en medio de la agitada capital de Japón. Es aquí donde Tetsu puede refugiarse, disipar cualquier problema y dejar de sentirse hostigado por la prensa, sus fans y los alfas en general. Ahora que volverá al mundo del espectáculo será como un desierto sin fin, así que retomar fuerzas del pasto verde, de los árboles de diversos colores y del lago de aguas cristalinas es como un regalo divino.

Aunque al ver  a una familia con niños pequeños se siente de alguna manera nostálgico y como si una herida antigua fuera picada nuevamente. Seguramente que hay recuerdos que no se podrán olvidar totalmente, así como heridas que no cicatrizaran por completo. Pero hoy, para él ha resultado en una victoria: El psicólogo que lo atendió finalmente le otorgó el certificado médico que le da su libertad como persona capaz de tomar decisiones por sí mismo. Un gran logro.

Akashi quiso contratar a un psicólogo amigo de Midorima para que se lo facilitara pero el peli celeste quiso lograrlo de verdad. Por ese motivo se siente liberado. Es por ello que alzar sus brazos ahí tan cerca al lago le produce una alegría tranquila que hace mucho no sentía. Obtener un certificado manipulado, le habría resultado como una mentira, como unas cadenas invisibles que de las cuales no se había librado: ¡Realmente estaba mejor que antes! Eso era un hecho que hoy se probó.

Su personalidad le lleva algunas veces a ser alguien solitario pero también necesitado de compañía. Algo contradictorio y difícil de sobrellevar. Pero el césped verde y algunos árboles de cerezo le producen ambas sensaciones satisfechas a la vez.

Se siente con energía, como si el césped le brindara toda su fortaleza. Se saca los zapatos y se tiende en el césped. Piensa en llamar a Akashi para infórmale, pero recuerda que sintió a aquel asistente que le ayudó cerca a su amigo, por lo cual sonríe y decide solo mandarle un mensaje. Luego de ello, le escribe un email a su mejor amigo Ogiwara quien está en estados Unidos  nuevamente. Este orgulloso de los logros de él como entrenador de básquet.

—No pensé encontrarte aquí. Olvide que huías de mí refugiándote en parques y jardines como este.

Su voz…aquella voz de la cual conocía todos sus matices, todos sus tonos, desde lo más dulces hasta lo más demandantes e incluso sus gritos, sus llantos y lamentos, absolutamente todos ellos llegó a conocerlos por sí mismo. Alza su cabeza y ve su rostro moreno muy diferente al usual, totalmente diferente al último rostro que vio antes de que se separaran. Quiere huir, pero como el médico le dijo no debe de hacerlo. Debe de aprender a dominarse a sí mismo si quiere tener una vida normal. Nunca más debe de rehuirle. Por más doloroso que sea debe aprender a que los errores fueron de ambos aunque terminaron siendo más desastrosos para él debido a su naturaleza omega.

—Aomine-kun—susurró débilmente.

El moreno tenía ropa deportiva, un buzo azul y zapatillas azules marino especial para correr, sus músculos se marcaban a través del pantalón buzo y de la casaca de mangas largas. Se había convertido en el basquetbolista que siempre deseó ser. Por supuesto a estas horas de la mañana debía de iniciar su rutina dando unas buenas vueltas alrededor del hermoso jardín.

—Tetsu, no vayas a huir…

Un “por favor” quiso salir de sus labios pero estas palabras aun eran duras de expresar por parte de él. Sin embargo, el omega entendió ello pues su rostro parecía expresar lo que sus labios no podían. Quiso creer que Aomine volvía a ser transparente como hace tanto tiempo.

Tetsuya se quedó quieto, se mantuvo sentado pero alerta. Aomine se lo agradeció con la mirada. Se acercó y desplomo sobre el césped verde a unos dos metros de distancia de él. Al parecer respetaría el espacio personal del omega.

Kuroko tembló levemente, pero resistió ante  cualquier miedo, cualquier deseo y ansiedad.

El peli azul noto ello, toda la ansiedad en el cuerpo de quien fue suyo. Un instinto primitivo le llama a envolverlo en sus brazos, a buscar su bienestar, mientras otro le ordena poseerlo y alejarlo de todos, le dice en lenguaje seseante que Tetsu es suyo y que por tanto no tiene por qué tener consideraciones. Sin embargo, al humano Aomine le duele ver el temor del peli celeste. Su mano que buscó tocar los cabellos del otro se queda a medio camino cuando Tetsu dio un respingo de   querer alejarse.

—Realmente te hice mucho daño.

No es una pregunta, sino una afirmación absoluta llena de sentimientos tristes y de culpa.

—No huyas más de mí. —ruega en un susurro que solo el peli celeste puede entender como tal.

—No voy  a hacerlo. Desde ahora voy a enfrentarte, Aomine-kun.

—Me parece perfecto.

Ambos se quedan en silencio por unos minutos mientras observan como el sol toma dominio total del cielo , dando fin a los atletas que siguen su ritmo de correr, dando la bienvenida a más familias que viene a pasar una buena mañana en un picnic en el hermoso jardín.

Ambos ven corretear a un niño pequeño de aproximadamente dos años, quien con una risa escandalosa hace que su joven padre omega le persiga por los alrededores del lago, totalmente asustado, es un padre omega primerizo con seguridad. Verlos les da nostalgia pero también les brinda dolor.

—Nos siguen semanas pesadas, Tetsu. —comenta el alfa sin voltear a ver a Tetsu.

—Lo sé, pero voy a cumplir mi palabra, Aomine-kun

El peli azul sonrió suavemente, Tetsu le observa y cada vez se siente más calmado, sus intenciones de huir disminuyen lentamente. Por un momento todo parece tan normal como si un pasado lleno de llanto de parte de ambos no les precediera.

—No pienses que no voy a aprovechar la oportunidad. —sus palabras salen de forma apresurada como queriendo bromear pero lentamente cambian de matiz—Al menos en la ficción quiero ser feliz a tu lado y tener la familia que pudimos tener pero que te arrebate.

— ¡No! No lo menciones, por favor—susurra débilmente el omega.

Esta vez el alfa no puede contener su instinto protector así que se acerca a Tetsu y posa su mano sobre su cabeza, presionando suavemente. No quiere alejarle y que corra a los brazos de quien, a su parecer, no es el indicado para su omega. Por ahora quiere empezar de la forma correcta y simplemente brindarle soporte como debió hacerlo siempre.

—Yo no voy a presionarte más, Tetsu. Realmente quisiera poder cambiar el daño que les hice. Pero no puedo hacerlo. ¿Lo sabes verdad? Yo aún los quiero a ambos.

—Lo sé—asiente el peli celeste, lo ve claramente en los ojos de Aomine, ve su arrepentimiento y él solo puede sentir dolor por verlo de esa manera ¿Cómo es posible? ¿Cómo puede sufrir viendo a Aomine ser débil?

—Pero creo que Kise merece estar con aquel alfa. Pero tú sigues siendo mío, siempre lo has sido desde el comienzo. Y de ello sé que tú también estas seguro.

—No voy a escucharte más.

Aomine se sorprende pues de un palmazo Kuroko se desprende de su mano, pero no se aleja sino que al fin puede mirarle a los ojos. Sus bellos ojos como el cielo despejado le confrontan y él vuelve a sentir que desea aún más a Tetsu. El Tetsu débil y frágil es deseable, pero el Tetsu que aun con esa fragilidad le enfrenta le enloquece de amor.

Es su Tetsu, el que fue su sombra en su adolescencia, el coprotagonista de su historia de amor en ficción y en la realidad. Y quien acabo con su decisión de amar solo a una persona.

—Me gusta esos ojos, Tetsu.

El ambiente entre ellos se relajó nuevamente pues Aomine no se acercó nuevamente a su ex sombra, solo sonrió animado ante la expectativa de lo que venía. Sentía que tendría la oportunidad de redimir sus errores.

—Solo hagamos lo que debemos y déjame disfrutarte durante la grabación. Según el guion te besare y tocare muchas veces. Sera algo genial—comentó relajado.

—Nunca dejaras de ser un pervertido Aomine-kun. Seguramente aún tiene tus revistas porno—Esta vez gracias al tono poco serio de Aomine le pareció gracioso aunque algo nostálgico pues comentarios como ese se los había dicho cuando eran más jóvenes.

—Hey... hey que el gravure es un arte—defendió su “arte”.

—Sí…si claro…

Ambos rieron al recordar algunas escenas de sus vidas juntos como Tetsu junto a Momoi le quemaron las revistas porno del departamento de Aomine. Era un recuero divertido. Podría ser que han  llegado a ese punto en el cual pueden reírse del pasado. Tetsuya espera que pudiera ser posible, aunque su piel esta erizada.

—Tetsu, quizás podamos ser amigos de nuevo...al menos ¿no lo crees?

Tetsu suspira,  cierra los ojos para sentir mejor el aroma de Aomine que se cola por sus fosas nasales. Huele a tierra húmeda, tan fuerte y sólido. Tan solo el aroma de Aomine logra que sus bellos corporales se ericen aún más. Entonces entiende que no es totalmente libre aún.

—No creo que pase ello rápido. —Baja la mirada— Realmente creo que deberíamos sentarnos los tres juntos y hablar de todo para que ello suceda.

Aomine abre los ojos sorprendidos ante esas palabras, pero comprende que es cierto. Esa discusión no es algo que solo les competa a ellos dos ni a los omegas, es algo que deben de hacer los tres al mismo tiempo. Debe de suceder, pero él mismo aún no está preparado. Fue cobarde, pero esta vez no lo será, enfrentara a sus omegas como es debido.

—Lo haremos, te lo prometo esta vez. —Declara con seriedad y firmeza.

—Yo también, Aomine-kun…. Creo que fui demasiado hipócrita al huir después de eso…

—No sé qué decir….solo que me gusto. —responde Aomine.

Tetsu se avergonzó, aquel suceso era un recuerdo que les avergonzaba a los tres y que han tratado de olvidar, al menos lo han intentado Kise y Kuroko. Aomine se satisface con ello. Sin embargo la confusión que les dejó fue desagradable para los tres. No pueden superarlo, por lo cual simplemente huyeron.

—Deja de pensar…

—Está bien, Tetsu pero eres el culpable de que vaya soñar con ustedes nuevamente.

— ¡Aomine-kun!

 

Quizás es el lugar o el viento fresco o quizás el ambiente cálido familiar, pero al fin después de tantos años han podido hablar sin tener que saltarse el uno al otro para pelear, para gritarse o para devorarse. Quizás podrán iniciar desde cero y olvidar ¿pero sería posible? El resentimiento y miedo como omega no se irán tan fácilmente. Aomine dejó marcas en su cuerpo irreparables que le condenaron a no solo lazos de pertenencia animal sino cadenas de dolor y rechazo al mismo tiempo.

—Debo marcharme—anunció Kuroko.

Aomine quiere detenerlo. El lugar es perfecto con sus pequeños botones de flores sobre algunos frondosos árboles, listos para abrirse, con los pétalos cayendo por el aire, el viento fresco del lago, los caminos empedrados y el pequeño puente que conectaba el parque a la pequeña isla en medio del lago. Quisiera pasear por ahí con el peli celeste, pero a todos esos sentimientos se abstiene y asiente.

—Nos veremos pronto, Tetsu.

El alfa también sabe sobre las marcas irreparables que dejó en el cuerpo de Tetsu: una que le unía en un lazo irrompible y otro que los separaba.

Kuroko observa como el alfa cierra sus puños, como se detiene a sí mismo para no ir detrás de él. Se conmovió como omega y lo agradeció como persona. Ya no quiere pelear. A pesar de todo hay recuerdos dulces a su lado sean ficción o realidad.

Se da la vuelta, el viento del lago le trae el aroma de Aomine, cierra sus ojos y lo detalla... tan poderoso como siempre es este. Así pues con toda su fuerza de voluntad dio un paso lejos de él, luego el otro. Sus piernas se hacen cada vez más ligeras. Hasta que finalmente logra alejarse lo suficiente como para no tener que olfatear su aroma. Camino más tranquilo a partir de ahí mientras observa las familias que cada vez más ingresan al jardín, otras que navegan en pequeños barcos sobre el lago mientras otros desembarcan y se internan en el templo del islote en medio del lago. Sonríe, recuerda que una vez ingresó ahí con todos sus amigos. Quizás un día vuelvan, ahora lo cree un poco más probable.

Pasado Teiko

Finalmente había llegado al tan esperado partido final de la copa nacional de escuelas secundarias. La generación de los milagros finalmente había sobrepasado las expectativas de todos, eran sin lugar a dudas el equipo de básquet más fuerte de la liga de escuelas secundarias, incluso algunos se atrevían a pronosticar  que tal equipo podría vencer a los reyes y campeones de la liga  de Instituto.

Dentro del equipo estrella, las asperezas entre Aomine y Kuroko se habían terminado: Su combinación y compenetración fue perfecta como nunca antes se había visto ni siquiera en parejas de básquet profesional.   Kise quien estaba casi todo el día junto a su pareja, prendiéndose  de su brazo y practicando con él, ya no sentía tanto temor del peli celeste. Pues este le demostró que su lealtad a su amistad era más fuerte. Nunca hablaba de más con el peli azul, solo lo necesario en los entrenamientos y en las salidas grupales. Aun así, siempre intentaba demostrarle de forma inconsciente  que Aomine era suyo. Como abrazándole fuertemente cuando tomaban un descanso o cuando Kuroko parecía tener intenciones de acercarse, era algo casi innato de su animal, simplemente se sentía en peligro y apresaba a su alfa. No podía saber cuánto lastimaba ello a Kuroko puesto que este siempre mantenía su mismo rostro, pero quien sí lo sabía era Akashi. A quien le molestó aquello. Por lo que el pelirrojo se  encargaba siempre de llevar a Tetsuya junto a su prometido.

A pesar de esos ligeros roces entre Kise y Kuroko parecía que a poco podían volver a conversar cuando tenían en medio a Momoi. A sí mismo solo cuando Momoi estaba presente entre Aomine Kuroko y Kise era cuando parecía que podían volver a ser un grupo. Ella aligeraba el ambiente con sus conversaciones además de que su animal no se manifestaba atraído de forma sentimental o carnal a Aomine.

El partido final, ni siquiera por ser tal, estuvo disputado. Fue incluso más fácil que los anteriores. Todos estos meses parecía haberlos vueltos más fuertes, inclusive un poco más arrogantes. Sin embargo, eso no evito que acabaran con el equipo contrario con saña. La emoción del público no se debía a un suspenso que usualmente se veía en los partidos finales sino más bien al deseo de ver que nueva técnica increíble y mágica sacaría la generación de los milagros. Cada persona del público solo estaba ahí para comprobar con sus ojos lo que aquellos alfas y omegas hacían en la cancha, para corroborar que lo que veían en revistas videos y Tv era real. Para ese entonces, sus rostros aparecían en cada especial deportivo sea de Tv, blogs o revistas deportivas, incluso en la de espectáculos ya que Kise también era conocido por ese medio y para muchos los miembros de la generación de los milagros eran tan talentosos como atractivos.

El partido llegó a su fin sin contratiempos, todos estaban más pendientes de alguna posible represalia. Esta no se vio pues las energías del equipo adversario estaban tan acabadas que ni siquiera para la venganza podían mantenerse en pie. No existía dignidad alguna, ante todos era como si hubiesen jugado un equipo profesional contra un equipo de niños.

Los miembros de la generación de los milagros recibieron sus respectivas medallas, el trofeo que fue cargado por un sonriente pelirrojo. Todos se pararon ante las cámaras que los avasallaron de fotos. Aomine se sentía de alguna manera fastidiado por tanto ajetreo, para él no había significado nada, de hecho se había aburrido; sin embargo se mantuvo cuerdo en el partido y siguió debido a que cada punto seguía siendo festejado por Kise y luego por Kuroko. No podía no sonreír si ellos lo hacían o si su hermana Momoi le gritaba cuando parecía alentarse. Les quería y eso era suficiente por el momento para aguantar todas las fotos de encima.

Felizmente para responder a la prensa solo tuvieron que sentarse, el entrenador y Akashi fueron quienes se encargaron de responder ante cualquier tema. Hubo preguntas incomodas acerca de si había parejas en el equipo. Felizmente todos estaban más que satisfechos de que fuera el omega pelirrojo el que respondiera. Akashi era sin duda perfecto para enfrentarse a las cámaras y a la prensa, los tenía a todos comiendo de su mano. Seguramente era parte de su forma de ser criado.

Después de las felicitaciones de todos, pudieron al fin marcharse. Akashi les había invitado a su hogar de Kioto nuevamente. Un transporte privado les llevaría desde el estadio. A pesar de que eran muchas horas hasta ya. No pudieron negarse. Akashi había solicitado y obtenido permiso de todos los tutores y padres de ellos, inclusive la madre alfa de Kuroko quien era sumamente sobreprotectora había accedido al conocer a Akashi y al prometido tan serio de este. Al igual los padres de Kise, no había puesto ningún pero, a excepción de que llegara para su sesión de fotos del día lunes, hasta dentro de tres días.

Prácticamente durmieron en el auto, cuando llegaron a la mansión de Akashi no detallaron ningún cambio, los ojos de casi todos estaban a punto de cerrarse. Cada quien fue a su habitación, tomo un baño y cayo rendido. No hubo tiempo para comidas ni celebraciones posteriores.

— ¿Mañana vas a decírselos?—pregunto Midorima a Akashi.

—Sí lo hare.

Midorima envolvió su brazo alrededor de la cintura de su prometido. Tenía permitido dormir con él, pero no compartir su celo hasta que estuviesen casados. De igual manera en ese momento no tenía energías para algo más. Solo abrazó al pelirrojo con cuidado y con cierto matiz de respeto.

Fue Akashi quien por primera vez quedó dormido primero. Al parecer no le era tan fácil como parecía ser el líder de todos ellos. Midorima sabía ello por lo cual poder abrazarle era algo que le satisfacía; de alguna manera estar así de cerca le daba la seguridad de que Akashi aún estaba bien, que confiaba tanto en él para permitirse dormir en sus brazos sin cuidado y totalmente ido.

Sintiendo la suave respiración de su omega también cerró sus ojos. Quizás pensaba demasiado para tener quince años recién cumplidos, pero no era algo que pudiera evitarse, así era su forma de ser y así le habían criado para estar junto a Akashi.

Verlo por fin despreocupado y no a la defensiva era como un privilegio. Y a pesar de ser  joven en aquel momento sintió que era lo que deseaba para siempre. Sin pensar en nada más se quedó totalmente dormido.

El sol anunció el fin del sueño para Akashi y Midorima, quienes  siempre despertaban al amanecer; pero no para los otros, a quienes les gustaba descansar mucho más. Akashi y Midorima tomaron cada uno su baño en diferentes lugares y se reunieron para organizar lo que harían cuando despierten así como para ordenar a la servidumbre con el desayuno. Después de ello esperaron a sus amigos mientras cada uno leía revistas de su interés. A pesar de su corta edad, ambos entendían de términos complicados para un jovencito como  de bolsa de valores, de negocios prósperos, de mercados, de marketing, lo conveniente y cual no lo era para futura alianza de la familia Akashi-Midorima. Además Midorima esa edad ya entendía mucho sobre anatomía, formulas químicas y las nuevas técnicas médicas, muchas de ellas no solo en teoría, sino también en la práctica.

Cuando todos se reunieron al fin en la mesa, sus rostros indicaban que muchos de ellos dormían algunas horas más como Murasakibara quien no paraba de bostezar mientras metía a su boca el pan dulce que la sirviente les dispuso en la mesa.

Aomine y Kise estaban sentados lado a lado, Kise intentaba besarle pero Aomine no se dejaba hacerlo. Aun le resultaba incomodó hacerlo frente a todos pero sobretodo frente a Kuroko.

—Chicos, les tengo que informar una noticia que nos ha llegado—habló Akashi y todos dejaron de hacer cualquier acción para prestarle verdadera atención.

—Nos han propuesto hacer una serie de nuestro tiempo en la escuela.

Todos se mostraron sorprendidos del como sucedió aquello. ¿Cuándo había sucedido aquello? Aunque si lo analizaban no era tan sorprendente, se había vuelto bastante populares entre su generación y los entendidos del básquet.

— ¿Habrá dinero de por medio verdad?—preguntó inesperadamente Aomine.

No le agradaba realmente que su vida o parte de ella fuera ventilada pero si había una buena cantidad de dinero, ello le podría permitir independizarse rápidamente de sus tíos. No es que la pasara mal con ellos, pero como alfa cualquier oportunidad de independizarse era bien recibida.

 

 —Habrá mucho dinero, Daiki.

—Si solo es por los partidos que supongo que es por eso. No tengo problema en venderle eso... Siempre podemos inventar algunas cosas.

Akashi sonrió con placidez.

—En realidad ellos quieren  que actuemos nosotros mismos. Claro, si podemos hacerlo.

— ¿Qué cada uno interprete su propia vida?—preguntó dudoso Kise. Él conocía bien ese mundo por lo cual no le parecía correcto. El mundo de la actuación era algo que aún se le negaba. Seguramente sus padres estarían complacidos, pero no se sentía muy cómodo con la idea.

—Exacto, Ryota.

—Akacchichi, pero ninguno aquí es actor. Además en estos tiempos un actor debe ser de todo un poco si quiere sobrevivir en la industria. —Aclaro sabiéndose conocedor de lo que hablaba.

—Yo confió en que podemos lograrlo. Y además fue la productora donde trabajas la que estuvo interesado en ello. Creen que tenemos el potencial y de hecho ya están pensando en cómo llevar la trama.

— ¿Será nuestra vida tal cual?—pregunto Kuroko quien se había mantenido apartado.

—No, Tetsuya. De hecho ellos quieren que tú seas el protagonista.

Todos abrieron los ojos impresionados de aquella información. Por lo general casi ningún medio de comunicación preguntaba directamente  por el peli celeste. Él era literalmente una sombra de las luminosas estrellas de Teiko.

— ¿Cómo...?

—Una historia desde el punto de vista de Tetsuya será diferente de  todas las demás historias deportivas. Sino sería lo mismo si contáramos del punto de vista de Daiki o Ryota o del mío. Desde el punto de vista de la sombra se pueden ver otros matices.

— ¿Mi agente se percató de Kurokocchi?—preguntó sin creérselo el rubio.

—Así es.  Al principio se plateó que tú seas el protagonista pues eres popular; sin embargo los productores pensaron que otro punto de vista sería más interesante. Ya hay un mito acerca del jugador fantasma que es como atribuyen a Tetsuya. Lo cual lo haría más interesante que una historia genérica contada desde el tuyo.

Akashi era realmente directo para soltar las palabras. El rubio omega simplemente rio, pues ya estaba familiarizado con la forma de ser de su capitán.

—Vaya… vaya entonces Kurokocchi llamó la atención de mi agente. Genial

Realmente se alegró por ello. Antes que sus celos, había fantaseado con cantar con sus amigos de lado, por supuesto ninguno le había hecho mucho caso.

Akashi dirigió su mirada hacia el peli celeste de aquella manera que no permitía negación alguna.

—Quieren ver que tan bueno serás cantando o actuando...

—Akashi-kun, yo no sé nada sobre el canto o algo parecido… además no desearía hacerlo. No…. —respondió con su usual cortesía.

—Oh vamos Kurokocchi te prometo que te ayudare a practicar siempre ha sido mi sueño cantar en un escenario con todos ustedes. Aunque ninguno me hace mucho caso. —Intervino Kise.

—Kise-kun, yo no soy bueno para ello.

Tetsu miraba tanto a Kise como Akashi, intentando trasmitirles su miedo. Realmente nunca había pensado en intentar algo como ello.

—Tetsuya, está decidido. Di mi palabra que lo intentarías.

—Akashi-kun ¿por qué lo hiciste?

—Creo que es una buena oportunidad. ¿No crees que la época de la secundaria es muy corta? Solo nos queda un año más.

Akashi y Kuroko habían logrado conectar en bastantes sentidos. Así como Akashi podía notar las pequeñas expresiones del menor, lo mismo era al revés. Kuroko no se encontraba en la misma posición del noble, pero podía entender lo solitario que se sentía y que en el equipo había encontrado lazos. Estaba feliz por ello. Él mismo se sentía especial por poder ser útil y poder compartir estos momentos irrepetibles en otra época.

—Creo que Tetsu-kun podrá lograrlo—intervino Momi—Además Kise-kun siempre me prometió salir en una revista con él y nunca lo cumplió. La verdad suena emocionante hacer una serie o por lo menos intentarlo. Si no sale bien pues no importara de todas manera suena divertido. Además que también me gustaría ver a Tetsu-kun cantar ¿No creen que se vería genial?

Murasakibara estaba entretenido comparando cuál de los pedazos de pye que le preparó la cocinera de la familia era más grande.

—De todas maneras si ese agente dice algo en contra de Kuro-chin le aplastaré.

—Creo que lo harás bien, Kuroko—apoyó Midorima de  forma serena.

—Chicos… ¿Por qué de repente están tan animados?

—Umm yo igual terminaré haciendo lo que diga Aka-chin sino mama va a castigarme.

Akashi sonrió ante la respuesta de Murasakibara. Ya tenía uno dentro de su plan para la compañía. Realmente no era totalmente armado por él pero cuando oyó la propuesta estuvo a punto de negarse. Sin embargo pensando en que serviría para que las industrias de revistas y editorial de la familia Akashi se expandieran al rubro del espectáculo, aliándose con la familia Kise pensó que era una buena opción. Lo consulto con el consejo y fue aprobado al ser correctamente explicado. Poco a poco le ganaba terreno a su propio padre, lo cual favorecía a su libertad y su futuro. Sin embargo aún había facciones de la familia que no podía controlar. Por dentro de sí se avergonzaba de aquellas partes oscuras y que no podían dejarlas relucir, por otro lado eso le daba seguridad que realmente tenía el mundo en sus manos. Por otro lado peligraba su propia vida y desea que si formaba una familia con Midorima esta no tuviera que cargar con el bajo mundo que controlaba la familia noble Akashi.

— ¡Dile que podrá lograrlo, Ganguro!—protesto la peli rosada.

—Em… por supuesto Tetsu... yo también creo que lo harás bien

Viniendo de Aomine era una frase bastante vergonzosa, aquello hizo que las mejillas pálidas de Tetsu se tiñeran muy levemente por lo cual nadie pudo notarlo, sus pequeñas manos sudaron pero las mantuvo bien escondidas debajo de la mesa. Simplemente asintió sonriendo suavemente.

—Entonces lo intentare.

—Ryota, tu entrenaras a Tetsuya a aprender a cantar. Sé que conoces  por tu entrenamiento en tu familia ¿verdad?

—Por supuesto.

—Vas a cantar una canción propia, Tetsuya, yo voy a enseñarte a escribir una.

Kuroko no confiaba en que lo lograría. Realmente le seguía pareciendo extraño que hayan terminado llamando la atención de aquella manera. Quizás simplemente era obra de Akashi. Y simplemente ellos parecían incapaces de negarse las decisiones que el pelirrojo tomaba. Por el momento le pareció divertido, ya que  todos sus amigos practicaban con él. Realmente no se imaginó el éxito que tendrían, ello de hacer una especie de casting solo fue un juego en aquel momento tanto para  él como para  Kise y para  los otros miembros del equipo que lo observaron practicar.

Habían tenido un mes completo para  practicar y escribir la canción ante de reunirse con todos los miembros de lo que sería el staff de la serie. La canción que había escrito junto a Akashi había terminado siendo muy personal y por tanto vergonzoso. A pesar de que Kise le había animado diciendo que realmente parecía tener  talento para el canto no lo creía. El que estaba más animado con todo ello era el rubio, pues siempre había querido arrastrar a sus amigos a tomarse fotos con él o cantar a su lado, algo que por sus agentes y por sus mismos compañeros no había podido lograr.

Así pues fue quien más se concentró en ayudarle. Realmente le tomo mayor afecto por ello a pesar de los ligeros maltratos que le daba; realmente a Tetsuya le  pareció algo tierno su animosidad por ayudarle.

Por otro lado, Aomine simplemente se mantenía alejado observándoles practicar. A veces simplemente les dejaba y se marchaba.

Murasakibara se sentaba a un lado a comer sus  papas o cualquier bocadito hasta que  Akashi le obligase a hacer algo útil. Midorima les acompañaba a veces con el sonido de la guitarra acústica o del piano. Aparentemente sabía tocar instrumentos musicales, así mismo Akashi tenía conocimiento de canto lirico tradicional japonés por su condición de omega de clase noble. Él no creía que bajo ningún motivo su voz siquiera se acerca a la de Akashi o a la dulce de Kise. Aun así se paró en medio de todo el staff y de sus amigos con un micrófono. Se sintió intimidado. Ningún  rival por más grande que fuera le había intimidado.

Kise le animaba junto a Momoi, Akashi le sonrió con confianza. Pero fue el simple gesto de Aomine de levantar su puño como lo hacía en los partidos el que le brindó absoluta seguridad, no dudo, cerró los ojos y dejó ir todos aquellos sentimientos que tenía retenido. Una vez Kise le dijo que cantar era una forma de liberarse pero que no tenía la suerte de cantar lo que deseaba, por ello mismo debía de aprovechar que él podría cantar algo creado por sí mismo. El problema fue que Kise nunca escuchó la canción que Kuroko junto a Akashi había creado.

La música fue creada por Akashi y Midorima quienes la grabaron para que acompañase a la voz de Tetsuya, esta era suave de acuerdo a la voz de Kuroko: Su voz era sorpresivamente fuerte pero delicada, como caricia de brisa, sin embargo cargada de muchas emociones, de un sufrimiento guardado, de un amor no correspondido:

¿Puedes verlas? Las lágrimas en mis ojos

Los colores de la vida me emborronan

¿Qué hiciste dejándome?

Llamándome, siento que voy a colapsar

Azul, rojo o blanco están mezclados

Estoy gritándole al mundo

Aomine abrió los ojos, inmediatamente se había sentido identificado. El omega rubio dejó de sonreír y animar al peli celeste. Una carga pesada presionó su estómago, sus ojos se llenaron con lágrimas, recordó cada vez que demostraba su cariño frente a Tetsuya para marcar su territorio en Aomine.

¿Qué fue lo que yo deseaba?

Me cansé de perseguirlo

¿Cuándo acabará?

¿Estoy rompiéndome?

Estoy roto.

Aun así quiero seguir.

….respirando…respirando...

¿Te acabo de ver?

Tal como mi último sueño…

Solo le habían pedido cantar un extracto, por lo cual la letra completa no fue terminada a totalidad. Sin embargo salió desde el fondo de los sentimientos de  Tetsuya, sus propios ojos estaban empapados de lágrimas contenidas. No entendía bien la totalidad de esa sensación que quiso liberar pero en toda la canción solo pudo pensar en el alfa peli azul.

Realmente no se sentía tan mal como la canción lo describió. Es decir,  tenía una hermosa familia: su madre alfa amaba fielmente a su madre omega; además era hijo único por lo cual era protegido y consentido desde pequeño. Además de ello, ahora juagaba el deporte que le fascinaba, tenía amigos con los cuales había pasado grandes experiencias, su mejor amigo Shigero se comunicaba con él por cartas; sin embargo toda esa felicidad se opacaba ligeramente cuando veía los brazos de Aomine alrededor de Kise. No era algo que debiera ser central en su vida con tan solo quince años, pero poco a poco esa sensación se hacía más fuerte, ese vacío de no poder estar siempre a su lado se hacía más grande y más profundo. Tetsu no comprendía que la adolescencia justamente era eso: un niño era feliz con el amor de sus padres mientras crecía el verse admitido por personas de su edad formaba a ser parte fundamental, conforme se llegaba  a tener cierta edad las emociones se complejizan y varían.  Ya no solo el amor fraternal era necesario sobre todo si existe alguien a quien quieres no solo de manera fraternal. Pero Tetsu por ese momento estaba bien, podía manejarlo perfectamente y ser feliz por Kise y Aomine y aun tener la esperanza de que alguien más aparecería y llenaría esa necesidad, aún tenía esa oportunidad. Estas palabras no eran totalmente su sentir, solo un rastro que dejaban los celos de su amor no correspondido.

Cuando abrió los ojos pudo darse cuenta de que por primera vez en mucho tiempo absolutamente todos lo observaban, se veía reflejado en las pupilas de cada uno de los miembros del staff y de sus amigos. Todos tenían la boca semi abierta, sus miradas eran diferentes. Los del staff parecían hasta conmovidos, Kise y Aomine desviaron su mirada, Murasakibara y Midorima parecían haber comprobado algo, Momoi tenía los ojos llorosos, Akashi parecía orgulloso de sí mismo, como si hubiera verificado algo por lo que había apostado con seguridad.

—Eres increíble—susurró Akashi para sí mismo.

Los miembros del staff habían iniciado aburridos, pero después de tan pocas palabras cantadas simplemente querían escuchar la demás letra e incluso habían imaginado partes de la historia. Cuando por fin controlaron sus emociones de forma profesional, creyeron que aquel chico omega bajito de figura delicada y ojos celestes era ideal para ser el protagonista de la serie, lo elevarían a lo más alto. Ellos habían pensado en que era mejor apostar a lo seguro, que fuese Kise Ryota quien fuera el protagonista, pero después de la pequeña presentación le dieron  la total razón a Akashi Seijuro.

 Kuroko  Tetsuya ese día salió de las sombras.

 

Años en Teiko: Midorima: 15 (Julio)

Kuroko: 15 (de enero)

Kise: 15 (de junio)

Aomine: 15 (de agosto)

Murasakibara: 14 (octubre)

Akashi: 14(diciembre)

Nos encontramos en septiembre

Notas finales:

las edades de más arriba son las que tiene en ese momento cuando tesuya pasa el casting. Recien me entero que el mayor de la kiseki es Kuroko Y por tanto Aomine es menor que Kise y Kuroko hummmm...el bebe de todos es Akashi!!!!!!!!al menso eso creo si alguien entiende mejor me lo explica...

Bueno ya estamos apuertas de inciar esa famosa grabación de teiko days.. pues apra ellos incio como un juego, aunque fue medio planeado pro Akashi ya que quiere indepedizarse y conseguir el liderazgo de la familia Akashi la cual tiene una asamblea que debe escoger al siguiente lider que por defecto sería Sei aunque apra que se lo permitan va a tener que demostrar con su relación con Midorima que peude serlo. Ya que además de los negocios visibles tien negociios turbios junto ala familia Murasakibara y la Midorima. 

Ya vamosa profundizar en eso en los proximos capitulos.

Ahh y la independencia legal de kuroko .. bien los oemgas si tiene derechos pero aun son pensados comoc rituras que peuden vovlerse inestables por sus problemas homonales y lo muchos que le afecta la realacion cons us parejas , las marcas que estos ponene en ellos y todo lo relacionadoa ello.. hay pistas al respecto pero ya nos acercaremos a porque su custodia quedo en manos de Ogiwara. 

Los jardines descritos si existen.. los estuve investigando son fantasticos!!!! bueno al menos han dado un paosa una futura conversación los tres juntos... pero lo lgoraran??? sera tan facil como hablarlo?? 

He dejado mas datos que pronto quedaran aclarados. 

Y murahimu!! Himuro, recuerda que es ilegal aun.. parece que lo estuvo olvidando. 

Bien muchas gracias por sus reviews realmente me hacen muy feliz!! bueno como saben me operan, esperemos todo salga bien y espero poder publicar un capi más antes de la operación. 

En el proximo capitulo!! kagakuro del pasado y presente. Un nuevo punto de vista que revelara algunas cosillas Midoataka Y.. futuro.....


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