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De pasados, presentes y futuros por kaoryciel147

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Notas del capitulo:

Lo prometido es deuda. Sean compasivos, solo me demoré tras días de lo acordado!! Quería que quedase bien editado.

Sin embargo, cualquier error me lo corrigen y cualquier duda pueden hacerla.

Este capitulo está larguito y contien casi todas las parejas con muchas sopresas que voy a recibir golpes y amenazas quizá (sean piadosos)

Por otro lado, creo que por una parte va quedando claro algunos aspectos. Una vez que tengan su pote de helado y sus pañuelos a leer!!!

Capítulo 16: La búsqueda del amor

Pasado

A penas tenían doce años, hace unos meses había conocido a quien sería su compañero para toda la vida: el omega Akashi Seijuro de quien había quedado totalmente anonadado. Ambos eran niños, pero Seijuro era ya una belleza con una inusual seducción no propia de un niño. Muchas veces desde aquella presentación les dejaban permanecer tiempo juntos, incluso había ordenado a las mucamas de la mansión Akashi el que pudieran arreglar una cama al lado de la Seijuro o en todo caso permitirles compartir habitación.

Desde la firme alianza entre ambas familias, los padres de Shintaro y el padre de Akashi no se encontraban  más  tiempo  del necesario con ellos. Eran los empleados quienes prácticamente se hacían cargo de ellos. Extrañamente la soledad que antes Midorima sentía cuando sus padres se alejaban era menor con Akashi también solo a su lado. Una certeza se instalaba cada vez más en ellos: Nunca más estarían realmente solos, se tendrán el uno al otro.

Aquella noche, las empleadas parecían bastante alteradas. No podían estar quietas, estaban atolondradas, cometiendo errores que por supuesto no se les estaba permitido cometer. Recibían una y otra vez llamadas de atención de la nana de Sei, quien también era el ama de llaves de la mansión.

Akashi Y Midorima se encontraban en la habitación del omega jugando ajedrez occidental, siempre alternaban entre el shogi y el ajedrez occidental, pero Midorima no podía concentrarse del todo, a diferencia de  Akashi, quien se veía  bastante relajado y acostumbrado.

—Lo siento, parece que la estupidez de mis sirvientas te distrae—comento Akashi viendo sus piezas.

Momentos como aquel dejaban la sensación a Midorima que el joven omega podía ver más allá de lo que su vista hacía. Parecía que través de su mente leía los miedos y dificultades de los que se encontraban a su alrededor.

—Parece que realmente no sabes quienes somos... quien eres tú

El omega tenía esa sonrisa única a la que por ese entonces Midorima sentía cierta fascinación y miedo al mismo tiempo. De pronto el omega se puso de pie, se acomodó la yukata crema que portaba para luego con una mano invitarle a seguirle.

Midorima tomó su mano, la apretó intentando demostrarse a sí mismo que estaba listo para cualquier verdad sobre sí mismo y su familia.

Sus dedos se entrelazaron, Akashi le transmitía un sentimiento de tranquilidad. Se avergonzó pues debería ser a la inversa. Así que infló un poco su pecho tratando de parecer sin miedo. La mano de su prometido era suave, cálida y firme.

—Realmente no sabes quién es tu familia. —A través del tacto el omega sintió la ansiedad del otro.

—Siempre sentí que algo no andaba muy bien. —declaró el alfa.

El omega asintió suavemente.

Al parecer todas aquellas preguntas que siempre  le dejaron al aire quedarían resueltas al fin. Y es que aun recordaba todo ese movimiento nocturno que a veces le despertaba de sus sueños: un padre saliendo de su hogar, rodeado de empleados; un auto negro seguido de un desfile de otros fuera de su mansión.

—Akashi-sama—la nana les interrumpió el paso.

—Nana, mi padre me dejo ordenado que si sentía que era el momento, Shintaro debía acompañarnos.

La nana les dio el pase pero no dejo de seguirlos. Fuera de la habitación de Akashi, a dónde había sido confinados, había muchos criados omegas y betas, más de lo normal. Conforme traspasaron la primera puerta dejaron de haber sirvientes; todos eran betas de cabellos negros y otros lilas bastante altos más del promedio de beta normal. Avanzaron por los corredores, las puertas de las salas seguían siendo corridas para darles el paso; el porte de su pareja era firme, no dudaba ni un segundo, sus pies delicados caminaban sin casi hacer ruido, los empleados se hincaban y reverenciaban ante el pequeño omega, Midorima no soltó su mano. Conforme avanzaban se sentía más fuerte. A cada paso que sus pies avanzaban iba admitiendo su realidad y la que envolvía a su prometido. Todo tenía una razón, su compromiso también. Ellos eran especiales, no eran un alfa y omega ordinarios del alto mundo.

La última puerta estaba custodiaba por dos alfas muy altos de un porte intimidante muy robustos de cabellos cortos morados. Akashi no se inmuto ante aquellos sujetos de dos metros. Su porte no decayó ni un ápice, así como su mirada seguía siendo tan arrogante como siempre, como digno heredero del clan.

—Murasakibara-sama, mi padre me llamo.

Ambos sujetos asintieron y en silencio abrieron la puerta corrediza. Dentro había mucho movimiento. Había personas tendidas en futones con alfas, betas y omega movilizando de un lado a otro. Después de notar una cabeza conocida fue que se dio cuenta de lo que sucedía: Su tío Mihashi, hermano omega de su padre estaba vestido con un mandil blanco, limpiando las heridas de alguien. Fue ahí que notó que los omegas estaban limpiando las heridas de muchas personas, reconoció gente de su clan pues el cabello en diversos matices entre el negro y verde estaba disperso en todos lados, pero también noto personas del clan Akashi y de otro clan igual al de los vigilantes de la puerta. Habría en total unas veinticinco personas tendidas en futones.

— ¿Por qué no son movidas a nuestro hospital?—preguntó preocupado por todos esos heridos.

—Por qué son demasiadas—contesto Akashi sin soltar su mano.

—Pero tenemos espacio para todas ellas…—intentó comprender porque el número sería un problema.

— ¿Hijo, que haces aquí?

Era su padre alfa con el porte fuerte e intelectual característicos de los zorros del clan Midorima. Actualmente su clan tenía dos almas animales los búhos y zorros,  entre ambas especies se mezclaban.

—Creí prudente que tanto tu hijo y mi hijo observaran parte de sus futuros deberes

Era Akashi Masaomi, líder de aquel momento del clan Akashi y padre de su prometido. Como era usual, a pesar de estar herido en un brazo y por tanto estar siendo atendido por tres omegas, tenía esa mirada fría y atemorizante.

—Padre, fue herido.

Midorima pudo notar un ligero quiebre en la voz de su prometido. Estaba preocupado por su padre. Pero así como Masaomi contenía el dolor de la herida, Sei contenía las ganas de ir corriendo como cualquier niño a verificar que su padre estuviera bien.

—Fue solo un sujeto muy imbécil que creyó que podría hacerme daño. No tienes nada de qué preocuparte.

Su mano fue apretada un poco más, Midorima contuvo el aliento y también la intimidación que ese hombre le producía tan solo para envolver la mano de Akashi con su otra mano. Quería ser su apoyo. Cada vez que aprendía algo nuevo de su prometido sentía que estar junto a él era la decisión correcta, que realmente Akashi le necesitaba.

Masaomi sonrió ante ello. Midorima había pasado una gran prueba sin saberlo. Los padres de Shintaro también estaban orgulloso de ello. Su madre, quien había estado ayudando a un alfa del clan Midorima con un paciente, se acercó a su hijo.

—Hoy camaradas han sido heridos en un ajuste de cuentas, hijo mío, Seijuro-san. Pero mientras nuestros clanes estén unidos nunca seremos vencidos ¿lo entiendes, hijo?

El joven alfa entendió mucho más que eso. Akashi era el rey del aquel juego. Ya no era solo un simple “un alfa debe de proteger a su omega” era la certeza absoluta de que quizás algún día Sei ocupe el lugar de Masaomi y sea quien tenga esa herida de bala por un tiroteo en el cual los tres clanes aliados habían salido con más heridos de lo usual, por ello el nerviosismo de todos. Él tomaría el lugar de su padre y madre, pero no solo ello, tendría que también ser la espada y escudo de Akashi además de ser quien cure sus heridas. 

Por la puerta posterior de la gran sala ingresaron más médicos del hospital dónde su padre trabajaba de cara a la sociedad, estos habían sido traídos vendados. Además dos miembros del clan Murasakibara se acercaron a susurrarle algo al padre de Shintaro, quien asintió a su esposa.

—Bien, enfermeros, preparen a los pacientes más graves para trasladarlos a la sala contigua: Ha quedado todo listo para operar a los que lo necesiten. —Hablo Mei Midorima, madre de Shintaro.

—Hijo, ya debes de haber entendido tu misión. Lleva nuevamente al señorito Akashi a vuestra habitación.

Shintaro asintió firme y serio. Fue esta vez quien caminó por delante de Sei, quien alzó la mirada ante los enormes guardias y quien recibió las reverencias. Era claro que esta había sido una prueba pero también una muestra del futuro. No necesitaban decirle mucho para entender, su mente analítica había captado todos los detalles. Esa noche gano respeto de sus padres, del líder del clan Akashi, de los guerreros peli morados y de los sirvientes en general.

Cuando ambos estuvieron nuevamente solos en la habitación que compartirían por esa noche tan intranquila para los tres clanes, Sei se acercó a Shintaro, le tomo con ambas manos cada mejilla, pensando que quizá había sido demasiado para su joven prometido; pero este le sorprendió tomándole de las manos, regalándole una mirada tan seria y firme. Por primera vez Akashi sintió sus piernas temblar; al fin a través de los ojos verdes esmeralda de Shintaro, conoció al alfa en el interior de este.

—Yo voy a protegerte. Te lo juro, Akashi.

Después de aquel juramento sincero, Midorima junto sus labios: aquel fue la primera noche que se dieron un beso. Pero más que romántico era el sello de un futuro y de una promesa hecha con el corazón.

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Pasado

Realmente no tenía por qué estar en las grabaciones de la serie. Su trabajo ya finalizó. Ya le había puesto la canción de inicio. Pero se rumoreaba que se alargaría la seria a  12 capítulos más, por lo cual, ellos tendrían que interpretar otra canción. Así que de vez en cuando podía ir a ver las grabaciones. Prefería hacerlo solo cuando estas era referente a los personajes de Kuroko y Aomine. Pues según se rumoreaba se preparaba un romance entre los personajes de Murasakibara y Akashi. No entendía el porqué, pues en la vida real quien era pareja de Akashi era Midorima; quizás era por el morbo que produciría en los fans. Era lo más probable, para crear expectativa entre estos, un drama y se crearan fans de un lado al otro. Por experiencia sabía que ello vendía mucho.

No debería inmiscuirse más de lo que ya había hecho al invitar a Murasakibara a su casa, pero realmente se sentía sobrepasado de tanto en tanto por sus propios sentimientos.

Ese día tenía una presentación especial por navidad en la NHK. Era todo un lujo que lo haya logrado. Después de todo solo a los más grandes famosos se les otorgaba una invitación. Olcoldex, la banda de Takao, que él había impulsado, estaba también invitada, pero no eran los únicos, quien también estaban eran todos los miembros de la serie Teiko days.

Se cruzó de brazos cuando la mirada de Akashi atrapó la suya. El pelirrojo podía ser menor pero tenía toda esa aura poderosa de los Akashi. Sin embargo, debía de mostrar dignidad por lo cual no apartó la mirada para nada.

— ¡Himuro-san!— chillo una voz bastante conocida.

—Takao-kun…

—Llámame por mi nombre...— rio de esa natural manera.

—Entonces haz lo mismo, por favor—respondió con una sonrisa sincera.

Ambos habían ido a comer algo después de la fantástica presentación de la banda de Takao. Himuro se sintió complacido con aquel espectáculo y con la posición en la que se encontró después de ello. Además que encontraron muchas cosas en común a pesar de la diferencia de edad.

—El grandote parece estar mirándolo mucho.

Ante el comentario de Takao desvío la mirada hacia el grupo de Teiko. Se encontró con la mirada de Atsushi, esta era tan compleja. No parecía la usualmente aburrida que tenía. Es en ese momento que recordó el beso que le robo…tan inocente, tan de niño. Y aun con toda esa inocencia, se sintió avergonzado como si hubieran compartido algo más que un leve contacto de labios.

—Parece que van a cantar…

Su mirada vuelve hacia Takao mientras este hace un puchero.

— ¿Un poco injusto no?—pregunto el mayor.

—Umm… bueno… tuvieron la oportunidad bastante fácil...Aunque yo te debo la que me diste hace poco. —respondió el pelinegro menor.

El pelinegro mayor  sonrió suave.

—Aun así, el casting para Teiko days lo pasaste tu solo. Si no, no hubiera puesto mis ojos en tu talento. O quizás sí, pero hubiese pasado más tiempo. —le respondió sin borrar su sonrisa. Era cierto, después de todo, estaba seguro que un talento como el de Takao tarde o temprano iba a llamar la atención. Solo le había dado un empujón a algo inevitable.

—Supongo que ellos son un caso especial. Son del tipo que lo logran todo sin siquiera desearlo.—mencionó con un dejó de tristeza.

Takao no apartaba su mirada del alfa peliverde. Himuro lo noto claramente.

—No deberías ser tan directo en tu interés por el alfa de un Akashi. No creo que sean todos...es simplemente que los dirige Akashi Seijurou.

—Yo no estaba mirando a Shin-chan.—se disculpó.

—Ahh así que así le llamas. —señaló con cierto tono de picardía.

El menor se sonrojo y luego rio, en aquella dulce sonrisa fue que su joven edad quedo evidenciada. La kiseki no sedai tenía la edad de Takao pero el peso de sus auras y su seguridad les hacía parecer mucho mayores, como de la edad de Himuro, quizás. Quizás no tanto en un término de edad sino de poder. Porque sin duda su forma arrogante y egocéntrica manera  de ser era como lo de unos niños, uno más que otros.

Un asistente de la producción se acercó a las bandas y solistas que estaban presentes. Le dio a cada uno una tarjeta con el orden de presentación. Además les recordó por donde deberían entrar para la respectiva mini entrevista, para luego desplegar su arte en el escenario y ante todo el público que los vería en vivo desde sus casas.

Vio lo nervioso que Takao se puso, a pesar que su mejor amigo le resondraba por ello.

—Kazu-kun— le llamó.

Este le miro. A Ocoldex le tocaría antes que a Granrodeo, solo un turno antes, por lo que esperaban en la cola, juntos.

—Solo piensa que cantas para él.

Parecía que Takao terminaría por desmayarse en un principio, pero luego sonrió decidido. No supo si hizo bien el aconsejarle ello o no. Era cierto que servía para conectarse en cantar, pero quizás estaba alentando unos deseos y un amor imposible.

Aun así, funcionó perfectamente pues Takao como siempre se lució frente a todos. Desde su lugar pudo ver la mirada de Midorima, pero también la de Akashi hacia Takao y su prometido. Sonrió al darse cuenta que Midorima se había interesado por su amigo. No es que estuviera compitiendo con Akashi Seijuro pero parecía que se armaba una situación así sin poder evitarlo. Sus ojos  cambiaron su rumbo y noto que Murasakibara le observaba pero su mirada era de molestia, sus ojos le absorbían, parecían querer reclamarle. De hecho tenía un ceño fruncido y un puchero en sus labios así como sus brazos cruzados. Solo pudo sonreírle suavemente. El milagro del que su madre hablaba de poder controlar a los alfas se manifestó: Murasakibara dejo de fruncir el ceño pero aun su puchero era evidente, sin embargo al notar que la mirada de Himuro era solo para él se sintió más relajado.

Himuro no retiro su mirada de la de Murasakibara hasta que sintió un pequeño golpe de su compañero omega, Masaki. Este le dedico una mirada de reproche. Se sintió incómodo.

—Es nuestro turno.

Asintió con una sonrisa.

La banda salió, los aplausos no se hicieron esperar, muchas chicas y chicos coreaban su nombre una y otra vez. Siempre esa sensación embriagante al subir el escenario, al estar expuesto a todos. Sabía que brillaba, que los ojos de todos solo estaban sobre él. Y aquello era magnifico.

—Bien, Tatsuya-chan, solo unas preguntitas antes de que nos deleites con tu voz.

Por supuesto, siendo el vocalista era quien más preguntas recibía.

Solo rio con elegancia. La mujer que entrevistaba era una conductora joven, por su aroma era un omega, parecía admirarle mucho.

Empezaron con preguntas sin importancia para saciar la curiosidad de la vida privadas de las y los fans como sus horarios para dormir, sus comidas favoritas, su relación en el grupo. Cuando dijo que era Masaki quien le despertaba todos rieron. Sin embargo Masaki confeso que era Himuro quien cocinó desde siempre para todos. Al parecer eso le hizo más deseable ante los ojos de sus alfas fans.

—Vaya esos es grandioso, entonces ¿cocinas para tus compañeros solamente?

—Sí, puesto que ellos morirían de hambre sino lo hiciera.

Los betas de su banda rieron junto con ellos.

—Nos prepara dulces cuando se lo pedimos. Es por eso que no lo entregaríamos a nadie.

La conductora rio, pero Himuro se preparó para la pregunta. Estaba seguro que después de una broma así vendría. Y lo hizo:

—Ahh ¿entonces el alfa que quiera desposar a Himuro tendrá que contar con su aprobación?— preguntó ella, quiñándoles un ojo.

Los betas asintieron con mucha energía.

—Vaya… vaya… así que tienes unos amigos muy sobreprotectores… ¿Hay algún candidato? ¿Algún afortunado que pruebe tus dulces además de tus amigos?

Himuro sonrió, pero pudo ver que su silencio fue malinterpretado. Por supuesto se había preparado para ese tipo de preguntas. Pero siempre pensó en la respuesta, sin embargo, el rostro de Murasakibara y los dulces que había hecho para él vinieron a su mente.

—Así que sí hay alguien ¿nos dirías su nombre?—preguntó animada la conductora.

—Ah... no en realidad no hay nadie…—se apresuró a decir, totalmente avergonzado por no haberse librado de la pregunta de forma adecuada.

—Mohh… no nos mientas…

—En verdad no lo hay. Ah... no en verdad no.

La conductora no quedó satisfecha, sus fans tampoco. Pero pudo ver que el director le recordaba por medio del telepronter  que era hora de que la banda tocase.

— ¡Muy bien! Un mensaje final a tus fans que has dejado con la duda.

Himuro mostro su estudiada sonrisa y simplemente deseo una feliz navidad a todos y por supuesto que lo pasen con sus seres queridos. Unas palabras así de simples ganaron un estruendoso aplauso. Se dispuso a cantar. Como siempre lo hizo con la energía característicamente combinada con su elegancia natural. Pero algo había cambiado, su mente ya no pensaba en Kagami sino en Murasakibara.

 

El show finalizó espectacularmente con la presentación de “Real generation”, una canción bastante egocéntrica a pensamiento de Himuro,  pero que sin duda consiguió enganchar con su ritmo a los fans de la serie. Sus armonías estaban perfectamente encuadradas. Se sorprendió que cada uno de ellos tuviera una voz especial pero muy buena para el canto. ¿Acaso habría algo que no pudiera hacer ese grupo? Realmente eran prodigios.

El vocalista estaba alistando sus cosas para retirarse del camerino. Su banda como siempre se le adelantó. Y es que solo Himuro, quien era muy pretencioso, cargaba para  todos lados sus productos de belleza. A diferencia de Masaki, quien también era omega, este era más sencillo en vestir.

—Muro-chin aún está aquí. —se escuchó una voz con un toque de felicidad.

El cuerpo del joven pelinegro se estremeció, no se esperó que el alfa le buscase hasta encontrarle.

—El olor de Muro-chin es muy fácil de seguir. —dijo como si respondiera una pregunta no formulada.

Giro levemente y notó que la mirada de Atsushi no era aburrida sino que tenía un matiz diferente, casi podía ver al animal interior de este, asomándose por sus ojos.

— ¿Qué sucede?—

Intentó parecer desinteresado.

De pronto el joven alfa parecía un tanto tímido, como si lo que quisiera hacer a continuación le avergonzara. Sin duda su infantilidad se manifestaba aún... por supuesto solo tendría quince o dieciséis años, no más.

—Pensé que tu grupo ya se había marchado.

Murasakibara no se limitó más a quedarse en la puerta del camerino destinado para Granrodeo, sino que luego de un suspiro pesado, ingresó y caminó hasta Himuro; por instinto se paró tan alto como era, demostrando la clara diferencia de altura entre ambos. A Himuro usualmente le molestaba muchísimo cuando un alfa marcaba esa diferencia; sin embargo, con Murasakibara no sucedió ello, sino que sintió una necesidad secreta desde lo más profundo de su ser de envolverse entre sus brazos. Se asustó de ello, y dio un paso hacia atrás- Lo cual fue malinterpretado por el otro, quien frunció su ceño entristecido por el acto-

—Kise-chin se demora demasiado en alistarse, me aburrí de esperarle y vine.

La simpleza de su explicación le hizo reír auténticamente. Su risa pareció relajar más a Murasakibara, pero no solo eso, sino darse valor para lo que había venido a hacer.

Se acercó  a Himuro y antes de que él otro pudiera apartarse, le tomo entre sus brazos y le envolvió.

—Yo quiero besar de nuevo a Muro-chin. —confesó con una voz inusual.

— ¿Huh?

El alfa le tomaba, y giraba casi como si fuera su muñeco. Simplemente no podía oponerse a la fuerza del otro, aunque este no utilizara su fuerza a totalidad. El omega de Himuro sintió que en sus brazos siempre estaría seguro. Era un dato muy especial e importante para un omega que está en el momento de su vida para aparearse y tener descendencia.

—Espera...no…

Poner sus manos sobre la boca del alfa fue lo único que pudo hacer para detener a Murasakibara.

— ¿Por qué no puedo besarte?—preguntó como su puchero infantil—No vas a impedírmelo. —resolvió por sí mismo.

Este niño grandote debía de aprender reglas claras de adultos.

—No está bien. No es correcto. Si alguien nos viera podría meterme preso ¿lo entiendes?

El agarre de sus enormes manos en su cintura se hizo aún más fuerte, un poco de dolor se hizo presente. El alfa parecía no querer dejarle ir sin conseguir lo que deseaba.

—Yo no permitiré que te hagan daño. Aplastaré a cualquiera que quiera llevarte preso.

“La manera en la piensa solucionarlo es algo tierno”, pensó Himuro. Por supuesto esa no era ninguna solución verdadera.

—No...no puedes aplastar a nadie.

— ¡Si puedo!—respondió ofendido.

—Sé que tienes la fuerza para hacerlo. Pero me refiero a que…—suspiró—Esto...el besarse solo pueden hacerlo las parejas…los novios...los esposos…—intento seguir calmado, pero tener los brazos de Murasakibara a su alrededor no le dejaban pensar correctamente.

— ¿Papá y mamá?—preguntó el más alto.

—Exacto...tu papá y mamá  se pueden besar. Está bien. Además tú eres su cachorro. Cuando encuentres a alguien, querrás besarlo y abrazarlo y cuando tengas la edad suficiente te casaras y tendrás  cachorros. — Odiaba con sinceridad darle a Murasakibara el discurso que sus padres le dieron de niño, pero era útil, pues sintió que las manos del otro ya no le presionaban con tanta fuerza. Quizás comenzaba a comprender.

Realmente si alguien los viera en esa posición sería terrible para ambos.

—Entonces yo seré papa y tu mama. —respondió sereno el menor, reafirmando su agarre sobre el omega.

— ¿eh?...

Los brazos de Murasakibara le habían cubierto por completo. Una de sus manos estaba en su nuca y la otra en su cadera, peligrosamente baja. Pero el cachorro enorme había conseguido lo que había querido: le estaba besando, nuevamente con inocencia y una contenida carga erótica. Sus labios eran toscos y evidentemente nunca habían besado, pero gracias al instinto había logrado esta vez moverlos levemente. Himuro mantenía los ojos abiertos, pero por un instante quiso cerrarlos y envolver sus brazos alrededor del cuello del otro para entregarse a su poder y fuerza. Pero como si su conciencia fuera Masaki, su amigo, un claro pensamiento derrumbo ese calor que comenzaba a  instalarse en su cuerpo “Es un niño”.

Le alejó con fuerza y se escapó cuando este intento abrazarle nuevamente.

—No puedes ser papá y yo mamá. Murasakibara… no tienes edad suficiente. Yo soy mayor que tú. No está bien.

Aquellas palabras más que cualquier empuje, lograron que el otro por fin se separara de su cuerpo y al fin le diera espacio personal. Ambos se sentían embotados en los aromas del otro, los cuales habían crecido. Cada uno quería hundirse en esas fragancias, sus animales internos querían manifestarse, peleaban por hacerlo. Pero fue Himuro quien se portó nuevamente como debía: un adulto.

—Puedo ser tu amigo. Puedo seguir enseñándote a cocinar si quieres, pero no puedes besarme ni nada más ¿entendido?—Su tono de voz era como el de un regaño. Le dolía usarlo peor era su deber como el adulto entre los dos.

Murasakibara no le entendió por completo. El mismo no entendía esas repentinas ganas que sintió de buscarle y de besarle, solo sabía que le había gustado, y que deseaba más. ¿Qué tanto más? No comprendía. Solo un instinto le hizo pensar que sería delicioso probar los labios de Himuro. Y había comprobado que eran exquisitos. Después inició a pensar  que quería meter sus manos debajo de la ropa del otro. Además de ello quería monopolizarle. Las palabras que dijo en el escenario sobre tener a alguien especial, le habían enfurecido. “Nadie debe de tener a Muro-chin” eso es lo que su animal interno le mandó. Nunca le había hablado tan claramente como hasta ese momento.

Solo por la urgencia de poder estar más cera de este fue que dijo:

—Entonces…sal conmigo hoy en Navidad.—pidió aún con esa expresión de confusión.

—Hoy no…. No puedo

—Entonces Muro-chin me odia.

Antes de que Murasakibara pudiera marcharse, Himuro le alcanzó y le tomo del brazo. No quería ver su rostro triste y resentido. Le causaba dolor ver sufrir a Murasakibara. No se consideraba una persona tan amable como aparentaba, pero cuando las personas que quieren sufren siente culpa. Murasakibara se había ganado su aprecio hasta ese punto de forma muy rápida.

—Está bien, demos un paseo por la ciudad. Pero supongo que debes de regresar a casa con tus padres más tarde. —Nuevamente intentó portarse como un sempai.

—En realidad íbamos a pasar todos en la casa de Aka-chin Pero él va a pasarle aparte con Mido-chin. Mi casa está en Akita. —contestó animado porque su rostro haya convencido a su Muro-chin.

—Oh...entiendo. ¿Pero Akashi...estará bien con que salgas conmigo?—preguntó entre divertido y enternecido por el plan de acción del menor.

—No se dará cuenta. —respondió sin darle importancia.

Sonrió, no notó que aquel simple gesto provocó en Murasakibara una mayor resolución en seguir avanzando hacia él.

—Está bien… pero yo sí debo regresar con mi banda más tarde. Umm. Veámonos en la torre de Tokio. ¿Está bien?

Murasakibara asintió. Su rostro se veía más iluminado. Aquello trajo calidez al alma de Himuro.

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Presente

Tetsuya se encuentra platicando de los últimos detalles de las escenas a grabar junto a su coprotagonista, Aomine Daiki. Este le observa desde el lado opuesto de la escenografía. Están en una habitación que era su cocina, sería una escena especial. Ya habían platicado y entrenado como realizarla, solo queda grabarla tal cual. Aomine ya se encuentra con el vestuario puesto que es simplemente ropa de diario, mientras Tetsu tiene todo ese aspecto maternal en todo su cuerpo.

La temporada pasada terminó con ellos en su noche de bodas, cuando Aomine por fin mordió a su omega. La nueva temporada había iniciado con ambos enterándose de que serán padres, el proceso de embarazo. Todo ello sería la introducción a todos los problemas como pareja que tendrán que afrontar, además de que Tetsu tendrá que tomar decisiones como madre y pareja.

Se supone que vivían en una casa tradicional por fuera pero muy moderna por dentro con todas las comodidades posibles. Aomine Daiki es un jugador profesional de baloncesto de la selección japonesa y además de los clubes más importantes.

Finalmente cuando todo pareció quedar claro, Aomine y Tetsu se encaminan por su lado hacia el lugar donde iniciara su escena.

Para Aomine verle vestido de manera tan maternal, como nunca, le sentó algo relajante pero a  la vez doloroso. Todo lo que pudo tener está escrito en esos guiones, pero esa no es su vida sino la del  personaje que interpreta. El “Aomine Daiki” que está escrito no es él, después de todo, su historia amorosa no termino con un final feliz.

—Tetsu, ¿te encuentras bien?

Sus personajes llevan su nombre y están basados en ellos, pero por supuesto no son ellos mismos o eso debe de intentar entender. Duele. Confunde. Está nervioso de tener a Tetsu tan cerca, tan sublime, tan destellante con ese aspecto.

Los ojos celestes le miran con una calidez sublime, total, y absoluta. Por supuesto, el “Tetsu” que interpreta su Tetsu es uno totalmente enamorado a Daiki. Un Daiki que no le había decepcionado, que es todo lo que un omega desea en un alfa.

—Daiki, no deberías ser tan absorbente. Estoy bien, ambos lo estamos.

Tetsu realmente era buen actor, pues el cariño con el que acaricio lo que sería su vientre fue tan conmovedor. Le abrazó, le envolvió completamente. Sintió su aroma. Las cámaras siguen ahí, filmando esas muestras de amor.

De pronto Tetsu se quejó del dolor proveniente de su vientre. Aomine se preocupó, no fue actuado. Luego recordó que era parte  de la historia, del guion.

—Creo que ya viene… Daiki-kun

Sin pensarlo, sin recordar bien que era lo que su personaje hacía lo levanto en sus brazos con cuidado. Se sintió bien.

Por supuesto aquello fue parte de la actuación por eso los directores ni nadie les detuvo. Sin embargo Aomine perdió el hilo entre la ficción y la realidad. Sus ojos enfocan a Tetsu en este instante es todo lo que quieren enfocar.

—No te preocupes... Tetsu, no debes de preocuparte por nada. ¡Este bebe va a nacer muy fuerte!

La mirada de Daiki fue fuerte, decidida a proteger a su pareja e hijo. Los directores están conformes. Incluso más que ello.

— ¡Corte!

La escena finalizó. Daiki demoró unos segundos demás en bajar a Tetsu del suelo. Y aun cuando lo hacen, sus brazos aun le envuelven, sus ojos aún se encuentran.

Ambos respiran un poco agitados. Sus seres internos se llaman mutuamente, ambos lo saben. Están conscientes de que sus animales quieren despertar y hablarse con sus cuerpos.

—Te ves bien, Tetsu.

Sus últimos susurros los soltó sin mirar a los ojos del otro, antes de dar la cara a sus coordinadores quien le hablo de que mejoras debía de hacerle a su personaje. ¿Cuándo Aomine Daiki dejó de ser él y volverse el personaje?

Tetsu asintió y aceptó todas las recomendaciones. Luego de despedirse de sus coordinadores se encamina hasta su vestuario para que le ayuden  a quitarse aquellas ropas. Ambos se moverían a la escenografía de un hospital. Donde ambos grabarían la escena con bebe que actuaría de  hijo de ambos que en realidad era sobrino de Daiki.

Debido a su retiro temporal deben de grabar todas las escenas posibles en el día. Aunque harán un paro después del almuerzo ya que tienen una sesión fotográfica con todos los miembros de la generación de los milagros. Su ropa ya está lista también para ello. Kuroko sonríe suavemente, a pesar de todo de la sensación de vacío con Aomine se sintió mejor a su lado. No debía olvidar el daño, pero tampoco debía de vivir con este. Más tarde ambos iban a encontrarse cara a cara con Kise Ryota, su amigo rubio. A pesar de sus sentimientos, ambos se consideran amigos con sinceridad.

“¿Aun lo amas? No como un omega, sino como tú un humano, Kise-kun”

Cuando Kise le visitó en el hospital luego del mal trago que fue su apareamiento con Kagami, el rubio le dio su respuesta con una firmeza que Kuroko no creyó posible.

“Como podría no hacerlo”

Esa fue su respuesta, una que ambos ocultan de Aomine. Kuroko tiembla ¿Qué haría Aomine si lo supiera? Si se enterara que esa felicidad que veía en las fotografías de Kise era mentira o por lo menos no eran reales del todo. Si era sincero consigo mismo, él aún tenía fuertes sentimientos por él aun como humano. Y como omega simplemente no podía librarse del yugo de este. Aomine fue su alfa y al omega parecía poco importarle la traición y el daño. Para Kise era igual. Ambos omegas, ambos animales internos deseaban volver con su alfa. Pero su razón y las leyes protectoras de su libertad les decían que no era correcto, que solo están atrapados en una relación enfermiza y destructiva ¿era así o  más se destruían como ahora? Si quería volver a ser uno con su animal interno, comunicarse con este iba a tener que dejar de lado su razón y llegar a un intermedio. Y por otro lado estaba Kagami, con su amor, con esa cálida cura que le dio todos estos años. Por supuesto no le odiaba por lo sucedido era simplemente que debía de dejar de esconderse en su cariño. Si intentaba algo con el pelirrojo debía de ser real, no solo huir de Aomine.

 

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Las siguientes escenas grabadas serán del noviazgo de Murasakibara y Akashi. Su historia de amor había sido improvista y casi al final de la serie. Cuando, en vez de cumplir con su destino, Akashi lo dejo todo por estar con Murasakibara y eso incluía a su prometido, Midorima Shintaro.

Esta temporada tendrá escenas más desarrolladas del noviazgo de ambos personajes.

Un beso es muy difícil de dar. En la temporada pasada solo habían tenido que besarse de manera muy inocente. Los únicos que habían tenido que filmar escenas subidas de tono habían sido Tetsuya y Aomine. Pero en esta temporada en la cual los fans ya están más maduros había escenas románticas de todo tipo y por supuesto de las diferentes parejas que se ha desarrollado.

En su caso tendrá que besar a Murasakibara. Este no parece muy conforme. Realmente filmar escenas en las cuales Murasakibara libera a su “alfa” interior no les trae buenos recuerdos. Y teme, tiene miedo no a su amigo sino a que este recuerde…

Sin embargo, saber que Midorima no se encuentra su lado le impulsa a seguir. A aceptar y sonreír mientras la maquillista le deja aún más perfecto.

Ambos actores se encuentran en una especie de biblioteca-despacho en el cual Akashi estará sentado sobre el escritorio mientras Murasakibara le arrincona y le intenta besar.

Akashi y Murasakibara se observan. Aun no inicia la grabación.

—Hacer esto con Aka-chin es muy raro ¿en serio debemos de hacerlo?—preguntó el grandote con un puchero de desagrado.

El pelirrojo no puede molestarse, pues tampoco se siente muy natural para él. Quiere demasiado a Murasakibara, a quien también dañó  por su propio bien sin que lo sepa, pero no puede verle de manera sexual.

—Sin embargo, Atsushi es nuestro deber hacerlo. Así que imagina…

Atsushi entrecierra sus ojos, dibuja un puchero fastidiado y admite ¿cómo es que se le ocurrió aceptar a volver a la actuación? No quiere besar a Akashi, realmente no desea hacerlo; sin embargo ya está metido en ello. Aunque quisiera no puede dejarlo; pues se metería en problemas legales y no quiere escándalos para su pastelería. Hace lo que Akashi le aconseja y se imagina que es otra persona que está al frente suyo. Sin embargo cuando lo intenta un recuerdo que pensaba no tener  le asalta.

— ¡Acción!—se escucha en el set.

— Aka-chin huele tan bien hoy que quiere devorarlo—Inicia Murasakibara mientras con sus manos atrapa al más bajo en el escritorio, no le  dejó salida, le observa con una mirada que Akashi nunca ha visto. El pelirrojo sonríe de manera seductora y le apresa del cuello, atrayéndolo hacia su cuerpo aún más a él.

Murasakibara recuerda haber hecho esto con Himuro. Lo cual desata su parte instintiva ¿Cómo se atrevía aquel omega a dejarlo? ¿Y a refregarle un prometido ahora? Había muchos vacíos en las mentiras de Himuro que le dolían pero era al único al que quiere y desea tener de esta manera.

De repente, el alfa peli morado está un poco perdido, atrapado en la sensación que le dejó de recuerdo el cuerpo de Himuro en sus brazos. No puede dejarle ir. No va hacerlo, llega a esa resolución. Esos besos que compartieron no debieron ser solo un juego de un sempai a un kohai como se lo dijo en el pasado. No podía serlo. Cuando se reencontraron, aquel trato de adulto le fastidio tanto. Había luchado por convertirse en un adulto estos años, cumpliendo sus metas, siendo paciente y esperando porque sabía que alguna vez regresaría. Paso todo este tiempo pensando que Himuro le dejó por no ser lo suficientemente maduro, porque no podía ofrecerle la protección  e independencia que un omega adulto necesita. Dentro de sí pensó que fue solo eso, pero que el amor de Himuro fue verdadero. Pero cuando se enteró de su nuevo compromiso todo se vino abajo. Es un insulto para el alfa y va a enseñarle que con él no se juega; aun así piensa retenerlo para sí, quiera este o no. Aunque no lo haya marcado tiene la certeza que es suyo.

Con toda esa frustración  condensada besa a Akashi de manera apasionada, con fuerza mientras le acerca con posesividad por las caderas. El pelirrojo realmente se sorprende, pero siguiendo con su actuación cierra los ojos y apresa los hombros de su compañero con fuerza. También desea que los brazos que le envuelven sean de otra persona.

—Atsushi...—susurra ido.

—Corten.

Ambos se separan y por un momento no pueden verse, pero luego Akashi actuando como maduro que es, palmeaba el hombro del alfa

—Sé que lo imaginas a él. Está bien Atsushi. Lo que sea porque la actuación sea perfecta.

Atsushi asiente y da cara al director que les va a enseñar la escena grabada. Los labios del pelirrojo no le fueron desagradables pero no son los que anhela. Solo ha deseado a un omega en toda su vida y eso no va cambiar, por lo que sin importar lo que tenga que hacer va a tener a Himuro para sí.

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Presente

Por supuesto que ya era un adulto hecho y derecho. Pero un mes ha pasado desde que sus padres les habían avisado a él y su hermano que llegaran a Japón con el pequeño Nozomi, su bebe.

Adora a su hijo, su pequeño niño de cuatro años, por cumplir cinco. Justo lo traen para que los pasara junto a él. Pero sabe que eso no era todo. Sus padres están cansados de vivir en el deshonor. Al parecer iba a tener que acelerar su matrimonio con Nijimura. Nunca pensó verse en una situación así: de alguna manera forzado a casarse. Lo cual es irónico pues escapó de Estados Unidos para no cazarse a la fuerza, y ahora de igual manera debe de hacerlo.

Sus padres solo están preocupados por el niño. Ellos eran de una época diferente, muy diferente. Para ellos, un niño sin su padre alfa verdadero era un sacrilegio. Seguramente ellos mismo nunca esperaron tener un nieto en esas circunstancias. Siempre se imaginaron que su único hijo  les daría nietos de Kagami dentro de un perfecto matrimonio.

Además, los padres de Kagami están cansados que sus amistades achaquen  que el padre es su hijo y no quiera reconocerlo: había metido en muchos problemas a Kagami con ello. Pero simplemente él era tan protector y se había encariñado tanto con Nozomi. Sin embargo, a pesar que Kagami le pidió matrimonio para así ser él quien reconozca a Nozomi no podría aceptar ello y dejar a Kagami sin que buscara su propio amor y familia.

Su hermano llegó. Veía en su rostro que las preocupaciones le abruman. En este último mes Kuroko se recuperó completamente y la semana que venía iniciaría nuevamente con las grabaciones entre ambos. Él y Kagami tenía papeles de antagonistas en la aclamada serie y eran pareja, pero ambos tenían escenas con otros personajes de la serie, eso incluía a Kuroko y Murasakibara. El estrés iba a matarles a ambos hermanos si no iniciaban a buscar una solución.

Regresó a Japón para recobrar su fama, para poder retirarse como se debe y no de la manera abrupta que sucedió hace cinco años. No podía dejar su carrera de esa manera en Japón, ni podía hacerle eso a su mejor amigo. Pero le está costando tanto. Ver a Murasakibara y actuar con él, cantar con él... no iba a ser nada fácil. A pesar de su papel antagónico, ya había muchos fans que querían verle junto a Murasakibara en un dueto musical. Muchos críticos decían que se veía mejora su lado que del de  Akashi, quien en su personaje era pareja de Murasakibara.

Aun con todos esos pensamientos en su cabeza, ambos en sepulcral silencio se encaminaron en el auto de su hermano hacia la mansión Himuro en las afueras de Tokio. Sus padres habían llegado agotando hasta el último recurso para permanecer incognitos, incluso habían contratado servicio especial de transporte para que los lleve desde el aeropuerto de Narita hasta su mansión en Tokio.

Nijimura quiso ir junto a Himuro pero el omega no lo permitió. Primero quiere enfrentar a sus padres solo. Kagami es como su hermano, con él no hay problemas ni vergüenzas. A veces parece que el padre de Nozomi era Kagami y ojala lo hubiera sido. Solo por ello a veces piensa que hubiera sido mejor si simplemente se hubiese quedado a su lado: no hubiera pasado por tantas humillaciones, a Kagami no le hubiesen roto el corazón como lo había hecho Kuroko, y a él… simplemente serían una pareja convencional con muchos cachorros a su alrededor.

—Yo también a veces pienso que debía quedarme en Japón junto a ti y apoyarte en tu carrera musical. Debía hacerte cumplir tus votos. Pero Nozomi no sería nuestro Nozomi si no fuera así.

Himuro abrazó a su hermano con fuerza. Kagami es un hombre demasiado bueno para ese mundo. Kagami un poco sonrojado le devolvió el abrazo e intentó calmar a su hermano.

Una conocida ama de llaves les recibió. Les dirigió hasta el segundo piso que es dónde se encuentran sus padres y el niño. Tras la puerta escuchó las risitas del pequeño, sus palabras agudas, podía incluso imaginárselo. Sus manos temblaron, sintió tantos deseos de llorar al escucharle.

—No tengas miedo de ver a tu hijo, hermano.

Alentado por Kagami, aspiro el aire y abrió la puerta. De espaldas a él hay un pequeño niño jugando con plastilinas, formando conos de helado con sus manos.

—Nozomi…—susurró débilmente.

Su hijo se giró, mostrándole esos perfectos ojos grandes e inocentes, ese rosto infantil y redondeado, su sonrisa de dientes blancos. El pequeño corrió hacia su mama y este le recibió de rodillas en el suelo entre sus brazos. Estrechó su cuerpito entre estos, tan satisfecho. Por fin se sentía más completo. Su orgullo le llevó a regresar a Japón, por lo cual su omega interno le había rasgado día con día. Un omega no puede estar sin su cachorro tan lejos por tanto tiempo cuando su hijo era tan pequeño.

— ¡Mami!

Aspiro su aroma leche...aún era un bebe. Se sintió tan feliz de poder tenerlo así.

—Mami...me ahogas

Aquel puchero era tan parecido….

—Lo siento, bebe. Es solo que estoy feliz de verte.

Nijimura tenía razón. Es antinatural estar lejos de su hijo.

— ¿Por qué no me trajiste a Japón?—le reclamó con un puchero en sus labios.

—Ahh es que tenía que solucionar algunos problemas antes de que llegarás.

Para la inocente mente del niño aquello fue suficiente, así que abrazó a su madre de nuevo también sintiéndose cálido y reconfortado en sus brazos.

—Hey ¿no vas a saludar  a tu tío?

Kagami se hizo presente. El pequeño se separó de los brazos de su madre para saltar sobre Kagami. Himuro solo pudo sonreír. Giró su vista hacia su madre y padre junto a los de Kagami. Estos definitivamente iban a devorarles vivos. Toda la sensación de bienestar se fue al ver los rostros de estos.

—Nozomi, cariño, ve con tu nana por un momento. Ya es hora de tu merienda. —era su madre omega, la abuela de Nozomi.

—Pero quiero jugar con mama y con el tío Taiga—refunfuño con su típico puchero.

—Y lo harás pero primero debemos de hablar de unas cositas.

El pequeño dio un sonoro beso a su madre y otro abrazo rápido a Kagami. Luego se fue tranquilo con su nana  a comer lo que este le hubiese preparado.

De nuevo el desasosiego lleno el cuerpo del omega pelinegro, pero simplemente se puso de pie para enfrentar a sus padres.

Su hermano, como siempre, se puso a su lado, demostrando con tal acto su total apoyo frente a cualquier tema que pudiera desarrollarse.

Los padres de Kagami se sentaron en los muebles. En el mueble de al lado se sentaron los padres de Himuro. Los cuatro adultos mayores tenían una expresión de claro regaño. Pero sobre todo, los padres de Kagami; por supuesto, ellos no tendrían nada que hacer ahí, pues el niño no tiene relación sanguínea con ellos, pero por culpa de su hijo alfa, que carga con problemas que no eran suyos, deben de aguantar las burlas de sus amistades, así como el trato de hielo de sus parientes lejanos.

Kagami Akira, padre omega de Taiga era quien más afectado se había visto, sin embargo y a pesar de la deshonra se sentía preocupado por su hijo.

—Taiga, no entiendo porque tienes que pasar por estas vergüenzas. Entiendo el corazón noble que tienes. Pero tú no tienes por qué estar respondiendo a cada error que Tatsuya comete.

— ¡Mama…!—empezó Kagami pero Tatsuya le detuvo.

—Tu madre, tiene razón. No entendemos porque debemos de sufrir si no has sido tú el que ha cometido el error. Tu compromiso con Tatsuya quedo deshecho desde el momento en que este muchacho se fue de Estados Unidos sin avisar a nadie. Por si fuera poco, se involucró en el mundo del entretenimiento, tú lo defendiste como buen alfa una y otra vez y te pago embarazándose de solo kami-sama sabe quién. Y por si fuera poco rechazó tu propuesta matrimonial. ¿No tienes orgullo, hijo? Y ahora gracias a que invertimos en el cuidado de Nozomi por ti, debemos de afrontar que todo nuestro clan inquiera que es tu hijo no reconocido. Cuando evidentemente no lo es.

 

Era evidente que la relación amistosa entre ambas familias no era la mejor en esos momentos. El alfa Himuro, padre de Tatsuya, parecía estar a punto de responderle a su amigo de infancia, pero su esposa, la peliblanca, madre de Tatsuya le mantenía en su lugar calmándole con caricias leves en el brazo. Las presencias de los animales internos de todos ellos se manifestaban. A pesar de su apariencia formal pues todos vestían con trajes de ejecutivos, los rugidos desde lo más profundo de su alma se escuchaban en un murmullo. Los jóvenes se mantenía firmes, simplemente escuchando hasta que finalmente el alfa Kagami se calló.

—Padre, con todo el respeto que se merece, es mi decisión el seguir cuidando o no de Tatsuya.

La sala se quedó en silencio. Tatsuya no sabía que podría decir al respecto. Llegó con valor, pero ahora solo sentía la humillación por la que su familia pasaba.

—Hijo ¿estás bien con eso?

La voz suave de su madre le hizo elevar la mirada. Su madre era una omega muy hermosa de quien había heredado sus ojos casi grises y por supuesto su piel pálida. Sin embargo, ella tenía esa mirada tan afilada, como de una loba lista para saltar a su presa. Usualmente podría ser una mujer muy dulce pero en otras se mostraba como la digna compañera de un alfa poderoso y de sangre noble.

—Madre…

—Somos omega… pero eso no nos da derecho a que te  aproveches de la amabilidad de Kagami o de su amor.

—Espere...

—No veo otra manera de describirlo. Taiga-kun, seguramente debe amar mucho a mi hijo para soportar tantas humillaciones de parte de este.

Kagami giro la mirada hacia el lado opuesto de Himuro con un leve sonrojo en sus mejillas.

—Por supuesto que amo a Tatsuya. Nos criamos juntos. Nunca voy a dejarlo desprotegido.

Aquellas palabras conmovieron demasiado al omega pelinegro pero a la vez le frustraron. Nunca había llegado a ser capaz de ser autosuficiente, mucho menos después de tener a su hijo. Todo lo contrario, desde el nacimiento de Nozomi había dependido una y otra vez de Kagami y Nijimura, así como de sus padres.

—Nosotros, no rechazamos a Nozomi ni por un instante. Le adoro, es mi nieto.

Su madre suavizó su expresión; sin embargo su tono seguía siendo de reproche.

—Tu madre tiene razón. Yo adoro a nuestro nieto también—Himuro Ryo tenía una expresión bastante seria en su rostro— Pero no puedo permitir que nos deshonres más. Ni a nuestros amigos. Es necesario que sepamos quien es su verdadero padre.

—Ya le dije, padre, que voy a casarme con Nijimura Shuzo ¿Por qué no está feliz con ello?

—Porque no es el padre de nuestro nieto. Nijimura es un buen partido para tu desastrosa reputación, pero no es justo que le achaque la responsabilidad de tu hijo a Kagami o Nijimura cuando el que te hizo el hijo y te abandonó esta por ahí libre de cualquier responsabilidad.

El recuerdo  del padre de su hijo le removió todos sus sentimientos que intentó controlar. Quiso reír tan amargamente, burlarse de las palabras de su padre… si este tan solo supiera la verdad. Antes de poder pararse y huir, Kagami tomo su mano como siempre. Kagami era su cadena a tierra, quien le permito seguir y recomponerse.

— ¿Qué importancia tiene quien sea su padre biológico? Yo voy a proteger a Nozomi y Nijimura le quiero como un padre—espetó a Kagami aun con la mano de su hermano entre las suyas.

El padre de Taiga rodó los ojos. De pequeño Tatsuya había sido la mejor opción para su hijo; ahora ambos padres de Taiga se arrepentían tanto de su amistad con los Himuro. Para ellos, era seguro que su hijo aún estaba enamorado de Tatsuya y que su aparente compromiso con Kuroko Tetsuya era solo una fachada.

—Tiene toda la importancia. Para los alfa y omegas de nuestra clase es vital saber de dónde desciende su linaje. —respondió el padre de Tatsuya.

—Es de un beta, un cualquiera sin nombre ni razón que se acostó conmigo en una celebración de mi banda. — respondió como si nada Tatsuya, esperando el grito o golpe de su padre.

—Ojala así fuera, h¿ijo. Pero todos sabemos que no es así. — le respondió su padre sin cambiar su expresión.

Por un momento en la mirada de su padre creyó ver la luz de la verdad. Pero pronto eso se disipó. Su padre normalmente era de una mira bonachona pero cuando debía de cumplir con su deber como alfa y líder del clan Himuro era singularmente temible.

—Sabemos que tu cachorro es de sangre pura. Es decir que su padre es un alfa completo. Aunque no es de nuestra especie. Tu cachorro ha heredado la especie de su padre alfa. No la nuestra. Según los exámenes que le hemos hecho es una muy poderosa, por eso mismo necesitamos que aparezca. Es por el bien de Nozomi que debemos saber cuál es la sangre que corre por sus venas. Todos sabemos que es un osito, pero de que clase…

Tatsuya desvío la mirada ruborizado y fastidiado. No entendía por qué de la insistencia. Cuándo renunciara a su vida artística se avocaría su hijo por completo. Se encargaría de entrenar su fuerza, era bueno en ello. Nijimura estaba más que dispuesto a cumplir ese deber de padre.

—Su padre no tiene ningún interés en Nozomi—sentenció con dolor  en su pecho.

 

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Presente

Las fotografías que deben de tomar son singularmente fastidiosas para todos los presentes. Hace años, cuando la serie recién inició se tomaron una fotografía que a todos encantó. Era prácticamente la división de los dos triángulos amorosos dentro del equipo, lleno de conflicto y amistad de por medio, casi fue profético de alguna manera. En aquella época fue incómodo tomarla, sobre todo porque aún no eran profesionales en ello, a excepción de Kise. Pero hoy es incómodo por el simple hecho de que no saben cómo podrá verse tan natural como se requiere cuando todos están tan divididos: Al menos en aquella época tenían la amistad.

Rememorando esa foto es que se tomarían la misma foto como ellos mismos, como el grupo de actores profesionales que debían de ser.

La primera foto en la que participaban Akashi, Murasakibara y Midorima no era tan incómoda. La foto sería simple, debía de mostrar a un Akashi en medio de Midorima y Murasakibara, apretado contra el cuerpo de Midorima por el abrazo de oso del peli morado. Midorima luciría algo celoso y molesto, Murasakibara con ese rostro de querer dulces y Akashi con una sonrisa juguetona y divertida.

A pesar de la evidente tensión entre los aclamados prometidos, Shintaro y Sei, la foto fue fácil de tomar. Aomine quedó observando a esos tres. Realmente son profesionales. Foto tras foto con algunos cambio de gestos y posturas. La ropa perfecta, los sacos impecables, sus cabellos brillantes, su postura corporal, hacen ver a Akashi como un fruto deseado.

—Akashi-kun es increíble ¿no lo crees?

El peli azul sufrió un ligero sobresalto pero luego rio. Kuroko saldría vestido como él mismo, sin esa prótesis que le hacía ver como un omega preñado. Ya que la foto debe mostrar que el compañerismo entre ellos aún existe.

—Realmente pienso que toda esta gente metida en la industria es una mierda.

Antes de que su compañero pueda responder (se siente un poco utópico que pueda hablar con Tetsu de manera normal) una voz refrescante y dulzona saludo a todos los presentes. Tanto Aomine como Kuroko giran su vista: Era Kise, llegando con su equipo completo. Siendo el más veterano de ellos en la industria, que participase incluso en una sesión fotográfica viene con sus cláusulas. La foto solo podía ser tomada por Kasamatsu Yukio.

La sesión de fotos de Akashi, su prometido y Murasakibara finalizó. Los tres agradecieron al personal. Al finalizar, los fotógrafos ya enterados de los requerimientos de Kise  iniciaron a desmontar sus equipos. Kise Ryota solo puede ser fotografiado por su fotógrafo y manager personal Kasamatsu Yukio quien también es su prometido alfa.

Kise les vio, su ceño se frunce levemente, sus ojos color miel se apagan un poco; sin embargo quiere sonreír y acercarse (ver juntos a Aomine y Kuroko es sin duda doloroso). Sin embargo, Kasamatsu le detiene y le atrae hacia sí, abrazándolo para luego besarle sin importar que aquella demostración romántica retrase el trabajo de todos. Mientras besa a Kise dirige una mirada de advertencia a Aomine, quien solo gruñe por lo bajo. Kuroko lo escucha, ríe  en un tono de voz baja pero también siente aprehensión en su pecho.

—No tenemos todo el tiempo del mundo—gruñe Aomine, acercándose a la pareja.

—Tetsu y yo ya estamos listos mientras que Kise ni siquiera se ha cambiado. —reclama al aire.

El director de fotografía asiente, acercándose a Kasamatsu, logrando que ambos se separen. Kasamatsu soltó a su prometido no sin antes darle una caricia en la mejilla. Kise se marchó con una sonrisa pícara con su maquillista.

—Así que también lo deseas eh...—susurró Kuroko al lado de Aomine quien no le escucha por estar farfullando en voz baja, intentando no volverse a portar como un patán con el equipo de producción, ya que  ninguno de esos trabajadores lo merece.

El rubio modelo quedo listo. Los tres personajes principales lo están, impecables, luciendo juveniles con sus rostros sin ninguna imperfección, remarcando en cada uno sus bellezas tan diferentes y contrastantes: Kuroko una belleza tan natural, distante pero tierna; Kise una belleza gloriosa, con sus cabellos como seda dorada; mientras Aomine abrumaba con su mirada eléctrica y su postura de alfa poderoso.

Cada uno vio la fotografía que se tomaron hace años. Los tres tenían un expresión relajada, su rostro no necesitó tanto maquillaje pues eran inocentes, se tenían estima, el amor les rodeaba.

—Hagamos lo mejor posible—Dijo Kise intentando sonreír y guiñándoles un ojo.

Kuroko asintió con firmeza intentando también sonreír; sin embargo la mirada de ambos omegas se encontró, entendiéndose por completo. Aomine nota aquella mirada que ambos se dirigieron y tuvo un mal presentimiento. Hace muchos años ambos se miraban de aquella manera que solo dos omegas pueden entender pero que el cómo alfa cercano a ellos comprende a medias.

—Kise-kun, Aomine-kun, seamos profesionales con esto.

Aomine suspiró. El aroma de ambos es tan sutil pero él logra sentirlos. Ninguno de los presentes podría pues ambos estaban con supresores; sin embargo, él puede y por ello una deliciosa corriente placentera recorre su cuerpo.

Se puso de pie frente al fondo con la expresión seria que debía de tener. Tetsu se puso detrás de él, dirigiéndole una mirada tímida y huidiza que le hizo querer girarse y abrazarlo, ya que el miraba ligeramente hacia atrás. Tetsu tomo de su chompa como si quisiera llamarle. Mientras tanto, Kise correspondiendo a su carácter, se lanzó sobre Kuroko con una risa picara y una mirada juguetona hacia Aomine, apoyando su peso tanto en Kuroko como en Aomine.

Frente a ellos el fotógrafo es Kasamatsu. Aomine debe aceptar que sin duda esun tipo muy profesional. Tres fotos seguidas le sacaron en esa postura. Luego les pidieron que se movieran en otras posturas. Antes de que ambos omegas se soltaran de su cuerpo. Aomine giro y los atrajo a ambos en un abrazo mientras sonreía; ambos al principio le miraban con sorpresa pero poco a poco al notar la mirada cálida de Aomine dirigida a ambos por igual estos sonríen. La fuerza de aquella imagen hizo enfurecer a Kasamatsu. Por muy profesional que sea, siente ganas de tirar todo y partirle el rostro a Aomine.

— ¡Suelta ya a Kise!—grita sin poder contenerse luego de finalizar la última foto.

 Mucho peor fue que Kise al sentirse perdido no se separase de Aomine. Kasamatsu deja su cámara a un lado y antes de que alguien pueda controlarlo, jala a Kise, alejándolo de los otros dos.

Akashi que estuvo viendo todo el desarrollo notó que Aomine iba a responder, de hecho sus dientes y garras ya están afuera. Un gruñido proveniente de Kasamatsu en respuesta se sintió. Varios miembros de seguridad se acercan. Ambos alfas ya tienen desplegados su auras, su aroma imponente pueden olfatear todos. Poco a poco esa recarga de feromonas comienza a trastornar a todos, recordándoles que mientras trataban de parecer humanos civilizados lo cierto es que por dentro son animales aún.

—Sempai, ya basta, por favor.

Kise decidió intentar calmar a Kasamatsu, pero se agito mientras lo mantenía contra sí. Podía ser más bajo que él pero sin duda tiene mucha fuerza.

—Sempai, me haces daño—se queja Kise.

Las garras de Kasamatsu están afuera por lo que se clavaron en el brazo de Kise. Aomine huele el aroma de la sangre. Por lo que  empuja a los betas de seguridad que intentan pararlo y se  lanza encima de Kasamatsu.

— ¡Suéltalo!—gruño alto.

Sus orejas y cola también están fueras, sus ojos ya no son humanos. Kuroko observa todo ello sin saber cómo actuar. Kise saldrá lastimado si Kasamatsu intenta seguir reteniéndolo y Aomine arrebatárselo.

— ¡Oigan ya basta!—se quejó el rubio omega.

—Akashi-kun…

Este asintió admitiendo que esto ya se iba de algo que pudieran retener los betas. Los alfas restantes se retiraron hace unos minutos pues al sentir el peso del aura de dos alfas se sintieron intranquilos como si su territorio fuera amenazado. No faltaba mucho para que se lanzaran a una pelea. Muchos miembros del equipo del producción de alfas de baja clase están a punto de ponerse de rodillas igual que otros betas, los omegas tiemblan.

—Daiki, más te vale que lo dejes en paz

Midorima y Murasakibara retuvieron a Aomine separándolo del otro alfa, pero logra lanzarle un zarpazo que atraviesa la mejilla derecha de Kasamatsu.

Este estuvo a punto de lanzarse en respuesta pero Kise se abrazó a él con mucha fuerza, mientras dos betas que aun podía mantenerse en pie le ayudan a alejarlo y sacarlo, llevándolo a su camerino.

Aomine estuvo a punto de seguirlo y proseguir con la pelea, pero la fuerza abrumadora de Murasakibara  se hizo más fuerte. Como alfa, el pelimorado,  tampoco puede ser indiferente al despliegue de feromonas de otros alfas, su animal interno también reacción a la afrenta.

—Tetsuya, haz lo tuyo—ordenó Akashi.

—Pero...yo...

Sin embargo ante la mirada rigurosa de Akashi sabe que tiene que hacerlo. Se acerca a Aomine y se abraza a su pecho. Aomine iba a quitárselo de encima hasta que siente aquel aroma destinado para él: la dulce vainilla. Baja su mirada y descubre los cabellos del peli celeste. Se separa de Murasakibara para abrazar  fuerte a Kuroko; luego entierra su nariz en sus cabellos. Había extrañado tanto eso. Aun así puede escuchar el latido de Kise a unos metros. Se aferra con fuerza al cuerpo de Kuroko para no ir detrás de Kise. Estuvo a punto de lanzarse a un ataque a muerte con el otro.

—Lo siento, Tetsu. —pidió con sinceridad.

Sabe que aquel acto había sido incómodo para su ex. Y ahora tiene la duda de si han avanzado o retrocedido.

—No importa.

Su mirada es desolada ¿tanto le molesto el contacto?

—Después de todo fue por Kise ¿no es así?

Aomine no responde. Kuroko muerde levemente su labio inferior. Se gira para marcharse pero Aomine le retiene.

—Aún sigo firme hacia ti.

Kuroko baja la tensión en su cuerpo. A punto de mostrar sus orejas y cola esta pero se tranquiliza. Aomine ya no libera más feromonas así que no lo necesita.

—Nos vemos mañana para las grabaciones.

—Hasta mañana—susurra  Aomine.

 

 

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 Presente

Pudo ver las escenas grabadas de ambas parejas.

Se había enterado de todo lo sucedido en la sesión de fotos, no pudo llegar a intervenir. Sin embargo vio los videos y la participación de Akashi y su prometido para detener a que creciera el incidente.  

Comprendió a ambos alfas pues él mismo poco a poco se sentía más enlazado a Akashi y no puede evitar ese sentimiento. Y es que cuando ve al pelirrojo con su prometido un animal que pensó no tener dentro se manifiesta.

Su sorpresa fue grande cuando lo vio ingresar al set para grabar más escenas con Murasakibara Atsushi sin que el peliverde estuviera a su lado. Ya eran dos veces seguidas que Akashi llegaba al set sin su prometido. Al parecer  este solo fue a cumplir con su trabajo en la sesión y se marchó por su cuenta…

 

Cuando Murasakibara y Akashi finalizaron de grabar, observó como Akashi Seijuro se acercó a él  y con una sola mirada le indicó que le siguiera. Es muy extraño, su expresión le indicó que no se encuentra  bien.

Se sorprendió aún más cuando Akashi, en silencio le dirigió hasta su propio auto.

—Akashi-san… aún tengo trabajo.

El menor quien ya se había sentado cómodamente en el asiento de copiloto le observó con esas miradas de orden suprema; sin embargo, en esta también vislumbraba necesidad de tenerlo a su lado.

—Ya hable con tu jefe. No tienes  más trabajo por hoy. He averiguado que sabes manejar un auto ¿no es cierto?

—Si lo sé, pero...—tenía sus dudas al respecto.

—Sube entonces. Necesito un chofer ahora.

Nuevamente esa necesidad muda del joven heredero. Así que sin más subió al auto del noble, se puso en el lado del piloto e inició la marcha.

— ¿A dónde desea que lo lleve?—preguntó con su usual respeto.

—No lo sé, escoge un lugar que me relaje.

Furihata sintió el peso, la carga que depositó en él. ¿Y si escogía mal el  lugar? Realmente el joven omega es como un niño al que debe de cumplírsele hasta el más mínimo capricho sin rechistar.

El pelirrojo está realmente apoyado en el asiento, incluso este esta reclinado hacia atrás, su mirada parece perdida, observando, a través de las lunas polarizadas, las calles, sin quejas ni más demandas. Aquello le pareció extraño, pero realmente no se sentía correcto despertarlo de ese sumidero de pensamientos.

Así que sin pensarlo demasiado dirigió el auto por la autopista mas larga. El pelirrojo realmente estaba perdido en sus pensamientos pues los minutos siguientes estuvo sin preguntarle nada.

— ¿A dónde demonios me llevas?—le pregunto finalmente después de casi una hora de camino.

Su compostura de príncipe pareció dañada.

—Al jardín Dembo-ji. Es un lugar al que mi madre me traía. Me gusta—contesto con simpleza. Y con una sonrisa.

El pelirrojo desvió la mirada. Los últimos minutos de viaje quedaron en silencio. Estaciono el auto cumpliendo todas las reglas y fue hacia el lado de la puerta de copiloto y le abrió la puerta.

—Por favor, Akashi-san.

Este no le miro cuando se paró, simplemente situó su mirada ante las grandes columnas del templo Senso-ji. Una pequeñísima sonrisa por fin fue esbozada en los labios del otro. Furihata se sintió orgulloso.

— ¿Hay que pagar?

Furihata sonrió negando rápidamente. Por supuesto no había necesidad de hacerlo. Era uno de esos pequeños lugares en los que las personas eran libres de entrar y refugiarse del estrés de la vida acelerada de la ciudad.

El alfa caminó, con cierto temor tendió su brazo hacia Akashi, este pareció complacido pues luego de sonreír se aferró a su brazo. Caminaron en silencio. El castaño sudaba y por dentro todo era un caos. No puede creer que tiene de su brazo a su adoración, al omega que siguió por años como un sueño.

— ¿Por qué aquí?

—Solo que es tranquilo. Creo que Akashi-san podrá ordenar sus pensamientos aquí.

Si viene era un jardín al lado de un templo bastante popular. Este lugar es visitado más que nada durante las festividades, por lo que  los días comunes hay muy pocas personas ahí. Era lo ideal pues el pelirrojo era demasiado popular.

Atravesaron los portones del templo, con sus enormes columnas rojas. No ingresaron al templo sino que como guiados por el aroma de los arboles siguieron hasta internarse entre el sendero compuesto de árboles y estatuillas de deidades shinto. Un puente que está custodiado a ambos lados por un lago les recibió así como el aroma lejano de un río. Caminaron por él, hasta que Akashi se terminó apoyando en la baranda del puente de madera, su mirada se dirigió hacia el agua del  lago, los peces comían en este. No había más sonido que el de sus respiraciones y el de los peces y pájaros. Akashi sin duda se sentía mejor con solo respirar, al fin podía sentir que sus músculos se destensaban y que sus culpas menguaban.

— ¿Crees que me veo patético?

Furihata entrecerró sus ojos. No podía creer que Akashi le estuviese mostrando un lado tan débil, sin embargo ello le hizo tener fuerza.

—Akashi-san también es humano después de todo—fue su respuesta.

—Creo que sí. A veces lo olvido y otros lo olvidan.

Los puños del omega se cerraron fuertemente, además se mordió el labio inferior como si buscara dañárselo.

— ¿Estoy aquí como el reemplazo de Midorima-sama?— se atrevió a preguntar.

—Sí y no- Si pudiera traer aquí a Shintaro no estarías aquí, pero eso no pasara. El tiene deberes que cumplir ahora, deberes que no soporto que cumpla. Pero que es necesario por mucho…

Parecía sufrir. No le gusta verle sufrir. Se acercó a Akashi y alzo una mano en busca de posarla sobre su hombro pero no se atrevió.

Es entonces cuando el omega se gira ante él, puede ver los parpados inferiores de este inflamado, desea desfogarse, así que se acerca y atrae a Akashi hacia su cuerpo causando sorpresa en el otro quien no se separa.

—Eres tan estúpido ¿Cómo te atreves a tocarme?

Pero pronto los brazos de Akashi le terminan rodeando, como si buscara su calidez, robarle su aliento de vida. Puede hacer eso si desea, Furihata no va a evitarlo.

—No te creas demasiado, si Shintaro estuviera…

—Lo sé. Soy yo el que desea abrazarlo, Akashi-sama, lo siento.

—Eres un sujeto muy patético.

Furihata entendió más allá de esas palabras por lo que le envolvió mejor. Con una de sus manos tocó por primera vez directamente los cabellos del otro, como supuso eran sedosos.

No sintió lágrimas pero si suaves hipidos, casi no los oye pero estaban ahí, quejas, murmuraciones sin sentido. Aun era demasiado pronto para que Akashi llorase en su hombro, pero aquella tarde sirvió demasiado a Akashi quien había sentido que se ahogaba.

Cuando por fin el pelirrojo se separó de su cuerpo, sus miradas se encontraron. Akashi se sintió tan desvelado y expuesto ¿Cómo podía estar confiándole su debilidad a un alfa extraño? No es propio de él, pero saber que su prometido esta al lado de Takao Kazunari le hizo temblar, por más que fuera trabajo, así era. Además de ello tenía que lidiar con los problemas del grupo, Kise, Aomine y Tetsuya, le preocupan los tres; por otra lado esta Murasakibara. Además de todo ello, su familia seguía presionando, los tres clanes aliados se ven acorralados en los temas del submundo, era una faceta de su familia que aborrece y que no ve día en que pueda eliminarlo.

Recordó el beso de Murasakibara, aquel juego, actuación el deseo del otro por un beso de otra persona, y entonces con esa sensación hormigueante en sus labios de necesidad, por primera vez unió sus labios a alguien que no era  su prometido, fuera de una actuación.

 

 

 

Notas finales:

Muchas cosas han sucedido hoy. Recuerden es un omegaverse y por tanto, tiene practicamente instintos animales que son como la maximación de nustros propios intintos , a pesar de que intentan ser civilizados a veces simplemente no podrán contenerse y mandaran su moral y su razón bien lejos. Cual ganará ?

Bueno, aquí se mecharon Kasamatsu y Aomine. A Aomine solo podía almarlo o Kuroko o Kise ya que son omegas que su parte animal reconoce como suyos, por ejemplo Akashi no podría hacerlo. Momoi quizás sí por verla como una hermana pero sería un poco peligroso para ella.

EN el próximo capitulo vamos a ver que pasó con Kasamatsu, cómo logró calmarlo, si pudo lograrlo en primer lugar.

Como hay una cadena vertical un alfa de mejor linaje se siente como más poderoso entre otros alfa de menor que tienden a sentirse inferiores, igual que los betas aun conservan ese instinto.

Espero no se hayan olvidaodo de la conversación que tuvieron Kise y Kuroko, pues leyeron la respuesta....(lalala esperando ser asesinada) Algo que se pregunta Kuroko es ello mismo ..que les hace más daño seguir las leyes que los protegen o seguir su instinto? Recuerden que son mitad animales por así decirlo...ustedes que creen? Además que a pesar de que llamen a su yo animal como un ente aparte, recuerden lo que dijo el tío de Aomine, al final siguen siendo un mismo er y que los sentimiento del omega interno al final marcan al yo humano...Creo que igual nosotros siempre tenemos eso dos seres uno que te dice todo esta bien hacer y otro que te contiene....denme su opinión.

Por otro lado OMG yo tambien me soprendí..Akashi le dio la vuelta a Midorima!!!!!1 no se que pensar al respecto... está relación dará para más la de Akashi y Furi? veremos!! Ahora que me doy cuenta inicie este capitulo con la promesa y el primer beso de Akashi y Midorima y lo termine con el primer beso akfuri....(advertí engaños, cuernos y probablemente hard también de engaños) puede pasar de todo, exepto que mueran (cuando digo todo es todo, pocas personas creo que se han percado de un asunto, entonces será una sorpresota)

Murasakibara y Himuro del pasado, parece que van por buen camino. Ahora el pelimorado en el presente ya tien una resolución no? y todos sabemos que una así es dificil de echar para atrás. Esten atentos.

EL BEBO DE hIMURO!! si es el bebo del que estaba preñado cuando se encontró con Niji....entonces..??

Si siento amor de ustedes prometo apresurarme en terminar el siguiente capitulo en dos semanas, y es que hasta aquí lo tenía avanzado....pero tengo semi avanzado el siguiente, creo que sí podría estar en dos semanas. Nos leemos!

 

 


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