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De pasados, presentes y futuros por kaoryciel147

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Notas del capitulo:

Hola!! pues les traigo un nuevo capitulo!! no demore tanto.. creo.. bueno aun no he respondido sus review en un momentito lo hago .. espero que les siga gustando y nada en este capitulo vamos a entender cual es la filosofía de la familia Akashi y de la familia Kise, dos familias bastante diferentes, pero para ninguno es facil. Y como avise la perspectiva de Kise y una sorpresita al final.. Nos leemos espero me digan sus impresiones!!

Por un nombre de verdad.

Falta muy poco para el ingreso a la escuela secundaria. A decir verdad, tan solo falta una semana en la que iniciaría su camino a convertirse en el heredero de la familia AKashi. obedeció totalmente a su padre, sin cuestionarle nada: Cuando le dijo que tendría que tomar clases de equitación lo hizo, pero no solo lo hizo sino que se convirtió en el mejor; del mismo modo pasó con las artes marciales, el kendo, el ajedrez, la música. Y todos los demás en lo que su padre decidía debía de estudiar. La familia Akashi era una familia noble, conectada a la realeza de Japón inclusive. Entonces cada miembro de la familia siempre cuidaba de su perfección en todos los aspectos de sus vidas y día por día.

Sin embargo, hace muchos años, exactamente cuando nació hubo una falla. Siempre era tradición que el primogénito fuera un alfa para que fuera el que heredara el nombre y por supuesto protegiera a la camada. Pero él nació como omega. Su madre le brindo su calor y su aroma le calmó, pero su padre no lo reconoció hasta después de una semana en la que pudo calmarse y entender que no importaba: su esposa era joven así que seguramente iba a darle un alfa la segunda vez con seguridad.

En la familia Akashi, una digna familia de leones, nada se dejaba al azar, tenían una larga tradición: así que su crianza empezó como la de cualquier omega digno de la familia Akashi. Debía de ser el mejor pero conocer su lugar de omega; ciertas cosas se le enseñarían que a otro omega de la familia Akashi no, pues debería enseñárselo a su hermano alfa que naciera. Sin embargo, ese hermano alfa nunca nació porque su madre tras años de intentos de embazarse no dio resultado y perdió sus energías.

Una omega no puede mantener su salud normal si ve morir a sus hijos. Fueron demasiados intentos fallidos de embarazo.  Nunca pudo volver a  terminar un embarazo correctamente. ¿Qué sucedía?

Akashi se enteraría muchos años después de que su madre era prima de su padre pero no era ello; sino que ambos se habían llevado muy mal de pequeños, pero de igual manera se había concertado su unión. No había afecto y eso era algo bastante primordial entre el lazo alfa-omega. Prácticamente Seijuro había nacido de mucha suerte.

Su padre entonces volcó toda su frustración en él, pero aun así no pudo eliminar un legado que su esposa dejo a su hijo: el basquetbol y una profunda manera de amar a sus seres queridos.

Akashi continúo jugando, se mantuvo  como el mejor. Su padre entonces se relajó, creyó que a pesar de que su hijo era  omega podría con todo y así fue pero a cambio desarrolló una personalidad inestable, cambiante, casi llegando al síndrome de bipolaridad. El segundo legado de su madre el de amar profundamente y con entrega se torció, dándole matices de amar de forma posesiva a quienes consideraba dignos de ese sentimiento. Una de sus personalidades amaba con total entrega cuando esa persona se hacía merecedora de su afecto, pero su contraparte no solo se limitaba a querer proteger a esa persona sino iba mucho más allá. Las ganas de proteger y las de apresar parecían ser dos caras del amor que Seijuro podía profesar.  

La adolescencia llegó y con ella el primer celo del joven león Akashi. Fue algo sumamente doloroso; se sintió tan humillado como nunca en su vida pues no era nada fácil estar gritando por una semana necesitado de alguien, de un alfa sin rostro. Por su mente no pasaba ni una idea racional. En esos instantes, era puro instinto sumiso de omega en busca de un alfa, de aparearse, sus entrañas quemaban, anhelaban sentir que un alfa estuviera sobre su cuerpo y entre sus piernas.

Su padre entonces comprendió la gran diferencia entre un omega y un alfa. Es decir, con todos estos años, casi había olvidado que su hijo por tan superior a alfas de su generación, seguía siendo un omega. Por lo que tarde o temprano necesitaría de una pareja, su naturaleza le exigiría tener descendencia.

Se abocó a la búsqueda de un prometido para su hijo  con verdadero ahínco. Ya había conversado con una par de socios hace muchos años, pero era hora de renovar lazos amistosos. No iba dejar en manos de cualquiera el futuro de la familia Akashi.

 Hoy Akashi lo conocería.

Esta nervioso, aunque su perfecto rostro no lo mostrara. Su león interno esta también sumamente estresado. Ya podía conectarse a este por lo que entiende su necesidad en parte aunque le avergüenza ello. Comprende que necesitaría un esposo, y cachorros, que estara supeditado por un alfa. Pero su padre no quiere perder el control, por lo que recurrió a unirlo con un noble menor, de una familia importante pero que no se creyera con el derecho de someter los derechos de su hijo sobre la herencia Akashi y que fuera capaz de renunciar a su apellido por el de Akashi.

Era posible, algo que se había dado desde tiempos antiguos: Un guerrero sin nombre que se hacía de uno y conseguía la mano de una joven o un joven omega de un noble clan, adoptaba el apellido del clan de su amada o amado. Lo mismo aplicaría el padre de Akashi. Todo está solucionado y preparado. Por supuesto nunca nada estaría al azar. El padre de Akashi personalmente ya conoce al prometido de su hijo, él mismo evaluó al chico en conversaciones con este. Los padres de este le enseñaron su lugar en aquel futuro matrimonio.

Sei teme verle. Le odia en parte y no estaba seguro de poder compartir un celo con aquel sujeto sin rostro. No quiere sentirse sometido a alguien; detesta la idea de ello a pesar de conocer las necesidades de su león interno.

Aun así obedece y baja al encuentro con una sonrisa encantadora por supuesto. Saluda a los miembros de la familia Midorima. Todos se encuentran en uno de los salones de la casona de los Akashi en Kyoto. Todos vestidos con trajes tradicionales.

El pelirrojo arrastra la sedosa tela de su kimono, con pesado haori sobre sus hombros. Se ve insuperable. Los Midorima están totalmente complacidos de conocer a quien les dará nietos. Nunca habían visto a alguien con el porte de un verdadero noble.

El omega se inclina y da una reverencia a sus suegros, a su padre y a su futuro esposo. Sonríe pícaramente esperándose lo peor, pero a quien tiene ahí es a un alfa que no se ve para nada como uno. De cabello verde, anteojos, figura menuda, más alto que Sei pero no demasiado, le mira serio pero Akashi puede notar por su olor está nervioso e incluso impactado. Akashi siente su ego crecer como nunca; con solo mirar el nerviosismo del alfa por él se siente superior y más halagado que cualquier joya o palabra que pueda ofrecerle.

Seijuro sonríe complacido. Esta inesperadamente satisfecho con la decisión de su padre. Aunque probablemente cualquier otro omega no lo estaría.

Luego de la comida les permiten estar a solas en el jardín de arena de la parte trasera de la casona. Akashi se descalza los pies y se sienta en el suelo. Por alguna razón se siente cómodo. En todos estos días de ansiedad nunca pensó que realmente le agradece a quien le encontró su padre como prometido.

Midorima se apresura a seguirle, hace lo mismo. El lleva un hakama así que sus piernas no están al descubierto.

Akashi siente curiosidad así que se acerca a él de manera sigilosa, le sorprende, Midorima esta sonrojado, Seijuro totalmente divertido.

—Oh vamos… se supone que debes ser tu quien me intimide—Le divierte los gestos de Midorima, como sus ojos destacan por esa pestañas verdes incluso a través de los anteojos.

— ¡Óyeme! más respeto seré tu alfa—El tono de indignación guarda timidez, lo cual enternece al pelirrojo.

— ¿Eso crees?—susurra.

De nuevo le hostiga con su sola presencia, clava sus ojos afilados, su mirada felina, su fuerza y olor dulce de león omega y Shintaro queda totalmente paralizado; un calor sube por su cuerpo sin poder detenerse. El omega que le representaron no era ni por asomo quien pensó que sería. Era bello, el ser más bello que haya visto en su vida.

Nunca, en lo que llevaba como alfa adolescente,  le había importado los omega ni siquiera oliendo sus aromas dulces. Así que cuando sus padres le solucionaron el problema de tener que buscar pareja estuvo de acuerdo pero un poco nervioso por quien lo sería. Daba igual pero ver a ese omega que tenía enfrente... no sabía si agradecérselo a sus padres o reprochárselo ¿en que se convertiría en manos de Akashi?

— Umm eres alfa ¿serás un oponente digno en el shogi?

Midorima despierta de su ensoñación, frunce el ceño, herido en su orgullo pero no de alfa sino de jugador de shogi.

—Evidentemente, mocoso maleducado.

Akashi sabe que esta vez sí alcanzó a enojarle por lo cual se siente más entusiasmado.

—Ahhh... eso tengo que verlo.

Por supuesto Akashi le hizo morder el polvo. Y  Midorima solo pudo quedarse aún más fascinado por su omega. Desde ese momento ambos se habían reconocido como pareja con el respeto que se debían. Poco a poco sus lazos se construyeron entre la amistad, la rivalidad y la tensión sexual a la que sus naturalezas le sometían. Pero sobre todo, algo que Akashi destaca de Midorima era su obediencia y su sinceridad en todo lo que llevan siendo pareja... excepto por dos acontecimientos por los cuales odia al vocalista de olcoldex.

……………………………………………………………

Presente:

—Sei-chan

Akashi alza la vista ante el llamado de su amigo omega Reo.

Reo y Seijuro llevan siendo amigos desde la infancia, ya que ambos eran omegas de clase alta, se encontraron muchas veces en clase de música y etiqueta. Por lo que la entrada a la mansión Akashi para Reo era casi con total libertad. Además este sabe respetar los largos y prolongados silencios del pelirrojo. Así pues, ahora mismo Sei está leyendo un libro recomendado por otro de sus buenos amigos, Mayuzumi, acompañándolo de una bebida caliente, un té de duraznos. Mientras Reo lee un par de revistas, una de entrenamiento y otra deportiva, al parecer ya había terminado con la deportiva por lo que se había pasado al de entretenimiento y cultura. Que si bien era una revista que contaba eventos sociales y culturales así como movimientos artísticos no dejaba de lado el lado del chisme social.

Y evidentemente Reo había encontrado un chisme particularmente interesante pues sino no se hubiera atrevido a interrumpir la lectura de su amigo. Después de todo, la terraza del loft de lujo era un lugar bastante agradable para leer a la luz natural sin salir quemado por el sol. Este contaba con ventilación apropiada pero con un techo que solo cubría un parte de cristal empañado por lo que dejaba que la luz del solo ingresase. Era un día bastante agradable para ambos omegas.

—Ya dímelo, Reo ¿volvieron a hablar de mí y Shintaro? ¿De la serie? ¿De mi padre?

—Por cierto me sorprende que tu padre no te esté impidiendo hacer la serie...—desvía un poco la conversación.

—Mi padre ya no tiene poder sobre mí. La junta de accionistas me prefirió por sobre mi padre. Mi abuelo, el padre de mi madre, que es el segundo mayoritario en las empresas me dio su voto de confianza a mí y a Shintaro. Pero solo estas cambiando el tema. Habla de una vez, por favor- dijo con voz firma alta pero sin gritar, tranquilo y cortés como siempre.

—Sei-chan…no vayas a molestarte conmigo…

Akashi bajo su libro y resoplo. Ya tiene experiencia cuando Reo esboza ese tipo de rostro.

— ¿No me digas que tú y Kotaro fueron visto nuevamente haciéndolo en algún lugar público? —pregunta entre entretenido y malicoso.

—No… ¡por supuesto que no! ¡Ya te dije que termine con ese crio inquieto!

El pelirrojo sonrió calmado. No gustaba que sus amigos se metieran en problemas ni en escándalos. Reo le agradaba al igual que Kotaro, la pareja alfa no admitida por este,

— ¿Entonces qué es?

Akashi dejó su libro luego de ponerle un separador. Ya había perdido el hilo así que prefería continuar durante la noche.

—Bien… lo decía porque no quiero que desquites tu frustración conmigo, Sei-chan.

— ¿Por qué lo dices?- dijo tomando de su taza sorbiendo con gracia. Con seguridad no espera lo que Reo va a contarle, lo que en esa página central de la revista de Reo esta escrito.

Reo se puso de pie, se acercó a un sorprendido Sei, se arrodilló a su lado y le tendió la revista  abierta exactamente por la mitad. Es decir que la noticia era la más importante. Aparecer en la página central de una revista de sociales no era por nada.

Su amigo traga preocupado. No solo por sí mismo sino por este. Sabía que Akashi amaba a ese peliverde, que se sentía seguro y feliz a su lado, pero también sabía que odiaba ser usado o que le traicionen.

—Parece que vas a tener que hacerle una vista a tu novio, Sei-chan—argumenta con tacto.

Akashi tomo la revista y presionó las hojas con fuerza. Se está controlando. O al menos lo intenta. Es alguien de la nobleza y nova permitirse derrumbarse o perder el control de sí mismo por más que duela.

Ahí está, en la página central, una imagen no muy nítida pero certera, era evidente quienes protagonizaban tremenda escena sacada de algún dorama: su prometido acorralando a un omega bastante popular.

¡Aquel omega!... Esta seguro que si hubiera sido cualquier otro no le afectaría tanto.

Le odiaba, y le sigue odiando demasiado a aquel omega. Era la prueba de una humillación que se negaba a reconocer. Pero ahí estaba, una prueba más de que aquella humillación había existido. Y de que sus sentimientos por Midorima no están para nada en control, que han crecido sin parar y que su entrega hacia aquel alfa fue sincera y deseada.

¿Pero en qué demonios pensó Midorima? ¿Acaso va a  tirar todo lo que tenían? ¿No puede imponer su lógica a sus instintos?

Todas esas preguntas se formaron en la cabeza de Akashi.

— ¿Sei-chan?

El pelirrojo cierra la revista con fuerza, se pone de pie y esboza un rostro indiferente. Pero Reo sabe, por su mirada que nada está bien. Sus ojos han cambiado levemente, puede jurar que una tiene un matiz anaranjado a diferencia del otro que sigue siendo totalmente rojo. Luego de verlo nuevamente se da cuenta que solo es su imaginación pues ambos ojos siguen siendo de un perfecto rojo escarlata.

— ¿Puedes controlarlo, Reo? ¿Puedes mover tus influencias para que no se siga comentando?—comenta con aquella voz de líder tan particular en un omega.

—Puedo hacerlo. Y lo hare por ti, pero sabes que en el internet no hay poder social que pueda detenerlo.

—Lo sé... pero... ¿No crees que la serie necesita un poco de publicidad?

Reo casi olvida que Sei-chan ante todo es un gran visionario y omega de negocios. Para un Akashi nunca hay situaciones desventajosas, podría ser que realmente se hayan equivocados pero ante el mundo será como si todo fuera planeado.

— ¿Qué piensas hacer, Sei-chan?

En respuesta solo obtiene una sonrisa que podría tacharse de sádica. Sus labios están curveados hacia arriba pero en sus ojos pareciera que un fuego malicioso arde.

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Firmar autógrafos siempre le ha parecido algo sumamente encantador. Si bien, parte de la razón era porque le gustaba sentirse amado de alguna manera, también era por los rostros iluminados de sus fans. Adoraba a sus fans como parte de su familia. Claro, no era inocente, sabía que esas personas no entendían ni un ápice sobre lo que realmente sentía, pero esas personas le reconocían, le idolatraban por su belleza, su talento, etc. Así que sus buenos deseos, sus sentimientos por él eran bien recibido.

Su familia era algo diferente a las demás familias de Japón. Primero, porque en la mayoría de familias ansiaba con todas las fuerzas disponibles que sus primogénitos fueran alfa. Bien, había muchas leyes a favor de los omegas, así como la educación enseñaba a los niños y adultos que un omega debía ser apreciado también en la familia, pero aun así el deseo de los padres porque la mayoría de sus hijos fuera un alfa no podía evitarse, era ya tradición. Sin embargo en la familia Kise, un omega era una bendición de los dioses.

La familia Kise era una familia que desde hace tres generaciones se dedica al espectáculo. Estan al día con los nuevos giros de la moda, con las nuevas tendencias musicales, de actuación, de coquetería. Así que el líder de la familia por lo regular era un omega al que se le buscaba una pareja que fuera capaz de proteger a su omega pero sin interferir con los negocios y que se adaptara al buen gusto y a ese sexto sentido que todo omega nacido en la familia Kise tenía por la ropa y el arte.

Así que el tercer omega nacido en la familia Kise, nombrado Ryota fue otra alegría más para la madre omega de este, quien era ya la líder. Ryota ya contaba con dos hermanas mayores cuando vino a este mundo, por lo que su camino estaba labrado. Desde bebe era tan hermoso como su madre y sus hermanas mayores y desde que vio la luz de la vida fue vestido con el más exquisito gusto, con las ropas para bebe que marcaban la pauta.

Creció siendo consentido, admirado y adorado por toda su familia. Sus hermanas mayores estaban completamente orgullosas del trabajo que hicieron sobre su hermanito. La familia Kise tenía ascendencia americana y japonesa por lo que su cabello rubio natural era marca inconfundible al igual que sus hermosos ojos como los rayos de sol, su piel blanca proveniente de lo japonés, al igual que sus ojos rasgados: era una combinación que se amoldaba perfectamente en su contextura y su rostro.

Ryota creció sintiéndose perfecto, confiado, capaz de conseguir lo que quisiera. Era alguien que tocaba la arrogancia pero que sabía interpretar bien un papel de humildad y falsa modestia.  Podía pasar de ser tierno a seductor a la edad de doce años. Los Kise eran capaces de ser personas muy dulces pero también muy hirientes cuando se trataba de destruir a alguien, eran adoradores de la belleza y lo mejor hasta el nivel supremo, Ryota no fue la exepción. Podría ser amigable con todos pues su carrera se lo exigía, sabía cómo parecer necesitado ante cualquier alfa, sabía cómo sonsacarle cualquier cosa, cualquier alfa caía rendido a sus pies en cuestión de minutos. Sus hermanas habían creado a un verdadero prodigio en su familia.

Desde pequeño practicaba todo tipo de actividades físicas para mantener su perfecta contextura. Era un chico alto, herencia americana, pero no demasiado, había alfas que eran más alto que él, tenía una contextura atlética, unas curvas marcadas, un cabello que parecía haber sido bendecido.

Su familia tenía combinación de los zorros de ahí su astucia y su talento, por lo que eran una raza pura de alfa y omega. Habían heredado su desconfianza de este animal. Podrían parecer sumamente adorables pero podrían morderte la mano sin que lo esperes. Sin embargo, no todo era engaños en ellos, cuando amaban realmente a alguien lo hacían con mucha fuerza, quizás demasiada…

Eran orgullosos, pero les encantaba mimarse entre ellos. Por lo que a Kise nunca le falto el cariño de su madre, padre o sus hermanas mayores.

Cuando ellas le plantearon iniciarse como modelo regular de la revista “Zunon boy” el pequeño pre adolescente de doce años lo tomo con mucha emoción. ¡Al fin sus hermanas le otorgaban una misión para poner en práctica su talento! Y vaya que lo tenía.  

No era la primera vez que posaba para fotos, estaba tan acostumbrado ya sea a las cámaras caseras o a las profesionales y estas parecían adorarlo igual que todo el mundo a su alrededor. El staff que lo acompañaba siempre era tan amable que Kise pronto se aburrió de ellos y alguna que otra vez no podía evitar soltar alguno que otro comentario mordaz hacia ellos sobre el maquillaje entre otros. Quería amigos, era un niño después de todo, pero los modelos que posaban junto a con él le envidiaban, y las pocas conversaciones que tenían era acerca de cómo le quedaba el atuendo al otro o si el maquillaje les secaba la piel.

Cuando llegó a los trece años su familia decidió que estudiaría en la escuela de elite Teiko. Escogió el equipo de fútbol como actividad extra curricular pero le pareció tan aburrido… además que lo dominó demasiado rápido a pesar de que lo subestimaron por ser un omega modelo. Poseía un equilibrio innato.

Pensó con inocencia que la vida en la secundaria sería llena de aventuras, no sabía bien de qué manera pero creía que así sería. Después de todo, sus hermanas conocieron a sus alfas actuales en la secundaria. Una de sus hermanas ya se iba a casar por lo que sería nombrada jefa de la familia de zorros Kise.

En su mente ya había renunciado a una secundaria emocionante pero todas esas ideas quedaron en nada cuando sus pasos lo llevaron al gimnasio donde ele quipo de básquet entrenaba. Lo primero que captó su atención era que todos parecían muy involucrados en su mejora. Tanto omega como alfas y betas parecían emocionados y no es que sonrieran solo que en su postura corporal se podía detallar como amaban el juego.

Kise sintió un cosquille como una ligera chispa que le dictaba que quizá era el destino. Se marchó, consultó con sus compañeros, con los pocos que le hablaban un poco normal, sobre el club y estos le afirmaron que era el club con más prestigio de la escuela.

Decidió ir al día siguiente pero gracias que tuvo que tomarse unas fotos para la nueva campaña de moda de la revista no llegó a tiempo. Pero quizá eso no fue tan malo pues en otra jugada del destino, lo vio… un magnifico alfa que con solo una mano llevaba la pelota hasta la canasta con una fuerza no brutal pero si abrumadora, con una energía que Kise no pudo evitar sentir que su cuerpo temblaba. Nunca había sentido a su omega removerse ante la presencia de un alfa.

Normalmente era él quien hacia temblar a los alfas ya sea de deseo, de anhelo, entre otros.

Aquel joven moreno era diferente a los alfas que conoció. Diferente a su propio padre, un rubio que siempre se encargaba de proteger a los omegas de su familia pero que tenía un carácter de no hacer competencia su esposa ni a sus hijas, lo mismo sucedía con los novios de sus hermanas todos eran adecuados para que el negocio familia siguiese funcionando en mano de los omegas. Pero Aomine poseía una presencia abrumadora que no sentía en ninguno de los alfa de su familia. Era extraño pero quería rendirse, quería mostrarle su cuello a aquel alfa. Quería ofrecerse ante él.

Así que antes de hacer una locura se retiró. Al día siguiente volvió ya un poco más calmado y con una dosis doble de supresores a cuesta. Pudo detallar su juego con el cuerpo menos caliente, así que pudo analizarlo mejor: Concluyó que sin duda quería jugar como él. Además de su fuerza y destreza, su sonrisa delataba cuanto amaba su juego. Así qué se dispuso a ingresar, preparándose para parecer igual de seguro que como usualmente era. Pero fue ahí que noto la presencia de alguien más. No lo hubiera hecho sino fuera porque aquel alfa se acercó a un omega peli celeste de piel blanca y cuerpo menudo para acariciarle los cabellos con ternura. Se sintió enfermo al verlo. Así que simplemente se marchó sin saber cómo interpretar esas sensaciones nuevas tanto para él como para su omega.

 Sus hermanas le preguntaron porque estaba de ese modo, pero se limitó a ocultarlo y prometer que se repondría pronto. Habían pasado dos semanas en las que simplemente observaba desde la ventanilla del gimnasio como esos dos practicaban junto a una chica que les animaba. La chica no le hacía rabiar, sentía la clara sensación de hermandad, pero con el peli celeste era diferente. Aomine era diferente con el tal Tetsu.

Sin embargo, ese día estaba decidido a ingresar, sin importarle nada. Iba a mostrarse tal cual le habían enseñado sus hermanas. Usar sus mejores armas de seducción para con aquel alfa. Estaba tan decidido que no notaba que eso hacía evidente que le gustaba.

A pesar de mostrarse tan seguro de poder controlar su aroma como había aprendido, el alfa frente suyo no era seducido. Para nada, solo parecía emocionado por su interés en el básquet. En vez de decepcionarse se sintió motivado por la actitud de Aomine. Aunque no lo notara, su omega interior temblaba de ansiedad, esas ganas de mostrarse sumiso frente al alfa le sacudieron. Quizás debió prestar más atención a las clases de psicología omega, pues no notaba que su omega interior estaba reconociendo al alfa de Aomine como un ente superior.

Se sintió perder cuando este conectó su mirada azul metálico con sus ojos, creyó que le faltaría el aliento, fue peor cuando Aomine le robo el balón y encesto limpiamente. Le sonrió, Kise adoró su sonrisa.

Hicieron la promesa de que vendría entrenar y estaba seguro de hacerlo. Sin embargo al volver a darse cuenta que el otro omega estaba cerca se sintió con ganas de saltarle encima. Luego notó lo pequeño que era  que su olor era muy bajo, por lo que se sintió seguro, así que le sonrió de una de sus mejores actuaciones. Ante Aomine no podía fingir pero ante cualquiera claro que podría.

Cuando volvió a su hogar, le pidió a su hermana hablar. Debía de dejarle claro el rumbo que su vida tomaría, estaba seguro no le agradaría a su hermana. Bueno al menos a su hermana que le consentía. Sabía que su sentir ante Aomine se le estaba escapando de las manos.

— ¿Qué vas a dejar el modelaje? ¿Estas demente?

Era  la reacción que esperaba. Pero cuando se explicara sabía que su hermana le consentiría. Al menos lo esperaba.

—No pienso dejar el modelaje, one-san, es solo que necesito tiempo para entrenar. Voy a ingresar al basquetbol como actividad extra curricular.- le pidió con su mejor rostro de cachorro.

Ella levanto una de sus elegantes cejas, su cabello se movía grácil según sus movimientos.

— ¿Porque ese cambio? Sabes que te permitieron no tener que llevar una actividad extracurricular ¿por qué de repente? ¿Básquet?

Kise se removió nervioso. Era su hermana mayor favorita, ella era difícil de engañar, pero si quería que su hermana mayor que ya era la líder de la familia aceptara debía de convencer primero a  Megumi.

—One-chan por favor… además los del equipo de básquet son diferentes… los alfa del equipo de futbol eran unos idiotas. En cambio los del club de básquet son…

Megumi pareció captar de inmediato a que específicamente su hermano se refería. Evidentemente pues fue ella quien cuido muchas veces de él y a quien le contaba sus frustraciones felicidades, etc.

—Kise... ¿te gusta un alfa del equipo de básquet verdad?

Kise se sobresaltó un poco, rio nerviosamente mientras se sacudía sus rubios cabellos.

—Bueno… yo diría que lo admiro… nada más.

— ¿A si? Entonces dime como son los otros alfa y omega del equipo.

Kise se vio sin que decir. Es decir había escuchado varias cosas del equipo pero nada especifico. Se había concentrado en aquel alfa. Tenía que admitirlo su admiración quizás no era solo eso. Aomine le parecía digno der ser admirado. Y el admirar a un alfa no estaba dentro de su mundo. Su padre, los novios de sus hermanas las adoraban a ellas no al revés. Aunque sabía que en el diario, las familias se manejaban de otra manera.

—El subcapitan del equipo es un omega- apunto—Y hay otro omega que no tiene aroma…ósea sí pero muy bajo y no es nada encantador…

Megumi resopló, eran zorros pero por sobre todo eran hermanos. Ella personalmente había entrenado a Kise, le conocía perfectamente, más allá de su sonrisa estudiada, más alla de su arrogancia, Ryota era su “bebe”

—Ryota, estas celoso de otro omega. Te gusta ese alfa, pero no puedes ingresar a un club solo por ello. Los alfa deben de seguirnos no tú a ellos. Sabes que tendrás que casarte en algún momento pero no puede ser con un alfa que quiera gobernar sobre ti. Debe estar encandilado por completo de ti. Así es en nuestra familia. ¿Ese alfa al que “admiras”…—remarco las camillas sobre “admiras” con sus dedos pues estaba segura que su hermanito se encegueció ante el deslumbrante presencia de aquel alfa. — ¿cambiaría su nombre por tuyo? ¿Le importaría poco brillar y solo adorarte?

—Pero él podría enamorarse de mí. Y… además el básquet parece un verdadero reto.

Megumi sonrió. No quería que su hermano se hiriera pero a veces se debe dejar hacerlo. Un alfa al cual admira, eso era lo normal pero no para la familia Kise. Además por lo que le contaba ella estaba segura que el alfa del que hablaba ya había escogido al otro omega. No tenía necesidad de estar presente, los gestos de su hermano delataban todo lo que sentía. Megumi se arrepentiría tiempo después de dejarle aprender la lección, pero en aquel momento sintió que era mejor que Kise pasara por ello. Ella mismo se sintió enceguecida por otro alfa pero finalmente escogió al alfa que le adoraba por el bien de la familia.

—Bien yo le plantearé como que necesitas un descanso y entrenar tu cuerpo a Maya pero por favor no pierdas cuál es tu meta. Además si hay un omega tan cercano probablemente se vuelva su omega. Sin embargo, creo que debes de aprender por ti mismo. Solo por favor no nos traigas cachorros antes de tiempo. —le guiño un ojo en broma.

— ¡Onee-san!- grito sintiéndose por primera vez abochornado por abordar esos temas. Lo cierto es que nunca se avergonzaba de hablar de ello, pero imaginarse en los brazos de Aomine todo resultaba diferente.

Por fin el día llegó. Había hecho los trámites correspondientes en la oficina del director. Gracias a que su familia daba prestigio a la escuela, fue bastante fácil que le permitieran hacer el examen físico aun cuando ya no era temporada. Por otro lado, el capitán Nijimura no se lo tomo tan bien. Allí vio a Aomine quien le dedicó una sonrisa de confianza lo cual le dio el suficiente valor para lucirse en todas las pruebas físicas. Estaba realmente en forma, pero el capitán junto al entrenador acordaron que era mejor que fuese aprendiendo junto a la tercera categoría.

Normalmente, que le menospreciaran de aquella manera le hubiese ofendido, pero incluso en la tercera categoría todos se veían tan entusiasmados por ser mejores que fue motivador y se lo tomo como un reto.

—Buena suerte, Kise.

Esas palabras del peliazul fueron sinceras, se veía en sus ojos por lo que Kise empezó a entrenar con los chicos de su grupo sin dudar.

El tal Kuroko Tetsuya estaba ahi, en el mismo grupo. Le sorprendía realmente la facilidad que tenía para pasar desapercibido, pero por sobretodo que fuera tan malo en el basquetbol y aun así se mantuviera con esa mirada firme de seguir jugando. Al principio pensó que era porque gustaba de Aomine pero luego noto que había una convicción más allá de eso. Aquello le hizo darle una cuota menos de desprecio. Era un zorro, estaba celoso de las atenciones y sonrisas de Aomine. Él era experimentado en el tema de coquetear, por lo que se daba cuenta que a Tetsuya le gustaba Aomine aunque este no se diera cuenta.

Sin embargo no era capaz de darse cuenta de si Aomine también le gustaba Tetsu o no. Después de todo Aomine era la persona en la que él tenía puesto sus ojos.

La diferencia entre Kise y Kuroko se hizo más amplia, mientras el rubio asombraba a todos por su rápido aprendizaje, el peli celeste era todo lo contrario, cada vez le notaban menos.

Su presencia perturbaba a Tetsuya, lo sabía, lo notaba, ambos eran omegas y a ambos les gustaba el mismo alfa. A través de su omega podía sentir el resonar del omega de Kuroko. Ambos omegas estaban encandilados con el alfa pantera de Aomine, ambos querían sentirse protegido entre sus brazos. Pero Aomine no notaba esas pequeñas miradas o esa aura tensa entre ambos. Solo les sonreía con esa enorme sonrisa de dientes blancos, con ese gesto de que se puede confiar en él,  hablaba con su hermana y luego practicaba junto a ellos. Porque sí, Aomine mismo invitó a Kise a jugar con ellos. Por supuesto Kise no pudo evitar aceptar.

Kise se sentía emocionado pues Aomine pasaba más tiempo con él que con Momoi Y Tetsu, ambos solo les quedaban observando mientras practicaban. Sin embargo, mientras Momoi sonreía animando a Kise y luego a su casi hermano, Kuroko exponía un rostro indiferente. Kise sentía claramente al omega de Kuroko dar un paso hacia atrás. Quizás esta silenciosa batalla entre omegas terminaría su favor. Después de todo el alfa parecía muy emocionado en jugar contra Kise.

Aomine tenía su mirada fija sobre Kise, sus ojos solo tenían atención el uno por el otro. Kise sonrió, no podía controlar bien su aura ni su aroma. Aomine le hacía perder cualquier control. Querer entregarse por completo  este deporte al que cada vez le agarraba más gusto.

El alfa parecía totalmente encantado con tener un omega que se le pusiera oponer, parecí que desataba algo totalmente diferente a lo que sintió.

Kise no lo sabía pero había desatado en Aomine algo que iba más allá de la competitividad. El alfa no era cualquier, era un pantera y por tanto le gustaba tener el control total sobre lo demás aunque no lo pareciera. Así que tener un omega que se mostrara tan fuerte era bastante seductor. Con Kuroko y Momoi sentía ganas de protegerlos pues sentía que necesitaba hacerlo pero con Kise a pesar de que poco a apoco formaba parte del grupo de “omegas que debe de proteger” era todo un reto y sobretodo en el deporte que más amaba.

Las panteras son animales que no se abocan un solo ser ni que son fieles pero son leales a sus convicciones, por lo que un alfa pantera se permitirá muy pocas personas en un su círculo como propio. Kise empezó a formar parte de él antes de que se diera cuenta.

Otro entrenamiento que se reducía a ser un juego cerrado de uno a uno entre Aomine y Kise. Por supuesto venciendo siempre Aomine. Momoi y Tetsu solo observaban de manera silenciosa. Momoi ya había presentado su celo, de un tiempo para aquí podía sentir claramente como era una tensión de omega. Nunca pensó presenciar una pelea silenciosa entre dos omega por su primo. Se preguntaba qué es lo que el veían su Gangurou.  Es decir adoraba su primo pero Tetsu era un omega tan tierno y de apariencia frágil; mientras Kise era demasiado sexy para el tosco de Aomine.

Sintió un poco de lastima por su mejor amigo. Quiso animarlo así que  con una sonrisa se atravesó en el campo visual de Tetsuya para que no siguiera viendo como la sonrisa de Aomine se ensanchaba más cuando Kise aparecía cerca bloquearle un tiro.

—Tetsu-kun, acompáñame a hacer unas compras ¿podrías?

Tetsu volvió su mirada hacia ella. Momoi sabía que él se había vuelto una persona muy observadora. Así que probablemente nada podría distraerlo, pero era mejor que quedarse viéndolos jugar tan concentrados el uno en el otro.

—Por supuesto, Momoi-chan

Ella sonrió de la mejor manera posible. Ambos se retiraron sin avisarles a los chicos que seguían en su encuentro. La muchacha espero a que Tetsu se bañara y se cambiara. Ambos salieron con sus respectivas mochilas rumbo al barrio de comercio.

Primero se dirigieron a la tienda de deportes. Momoi quería comprar unos frascos de proteínas para dárselo a su “hermano”

—Tetsu-kun, te veo demasiado cansado y con ojeras ¿duermes bien?

—Si... Es solo que…

Ella le tomo de la mano y ambos se sentaron una tienda donde vendían jugos. Ambos pidieron malteadas  y ella espero a que él continuara.

—Es solo que me han sugerido dejar el club.

Ella abrió sus ojos conmocionada. Sabía perfectamente lo mucho que su amigo amaba este deporte, pero la naturaleza parecía no haberle dotado de algo que le hiciera ser útil en un equipo. Además de ello, la preocupación era doble pues notaba que Tetsu sentía algo por su amigo.

—Tetsu... te sientes triste  solo por el básquet o... ¿Es por Daiki?

El peli celeste entrecerró sus ojos, luego los apretó muy fuerte.

—No lo sé…

—Mohh…Tetsu sé que si Shige estaría aquí te diría que no lo abandones, menos cuando piensas que sientes algo por ese Gangurou. Aunque la verdad no entiendo como alguien tan lindo como tú le puede gustar... Tetsu si tuvieras que aguantar la pestilencia de su habitación creme que no te resultaría atractivo.

Tetsuya rio por el comentario de su amiga. Sin duda notaba que Aomine no era una persona pulcra ni ordenada, pero por alguna razón ello le hacía remover aún más las entrañas en un sentido un poco vergonzoso. Quizás era su franca sonrisa, sus ojos, lo fuerte que se estaba volviendo, su boca suelta y sincera.

—No lo dejes aun Tetsu. Y me refiero al básquet y a Daiki.

—Pero...

—Nada... se que Kise es alguien muy atractivo pero…. Sé que tú también tienes oportunidad. ¡Conozco a ese bruto!

—Momoi-chan…

Tetsu se armó de valor entonces para entrenar aun más duro. Si su mejor amigo estuviera ahí, le pediría que le enseñase más, pero no lo estaba y Aomine ya no le prestaba atención como para pedirle que le siga ayudando. Decidió entonces entrenar por su cuenta con Momoi siendo su apoyo. Tenía una promesa con Shige así que aunque Aomine no le volviera a notar él iría  por su promesa.

Cuando salieron del local se toparon con la sorpresa de que Aomine y Kise estaban afuera. Kise tenía una mirada indescifrable, pero Aomine parecía agitado sudoroso y bastante enojado.

—¡¡Como se les ocurre irse sin avisarme?!

Momoi y Kuroko rieron al entender que Aomien ni siquiera se había dado un baño con tal de ir a buscarlos. Podría ser que fuera el alfa en el interior de Aomine, pero sin duda su preocupación les conmovió a ambos. Aomine consideraba a Momoi y Kuroko parte de sus omega a cargo, su alfa interno les reconocía como la manada que debía de proteger pero también como los omega que debían de obedecerle por lo que este pequeño acto de rebeldía no fue bien tomado.

—No es gracioso, pequeños idiotas

Se acercó a Momoi y Tetsu y a cada uno les aplasto su cabeza con enojo, obviamente sin hacerles daño.

Kise sintió fuera de lugar, quiso irse de ahí inmediatamente. Él si había notado cuando ambos omega se fueron del gimnasio pero no quiso decírselo al otro. Después de todo, al fin Aomine tenía ojos solo para él. Pero luego de unos minutos Aomine paro para que ambos pudieran tomar agua y fue que noto que no encontraba el aroma de su hermana ni de Tetsu. Si alguien lo hubiera visto se hubiera sorprendido, pero los instintos animales de Aomine se activaron en seguida, saliendo en busca de ambos omega.

El omega rubio estaba a punto de marcharse, sintió la pesada mano de Aomine sobre su cabeza, era una caricia que pedía sometimiento peor a la vez otorgaba cariño, dulzura. Muchas sensaciones revolotearon dentro de Kise.

—Tú tampoco te atrevas a hacerlo.

En ese momento los tres omega se vieron y rieron ante el gesto del alfa. Aomine con su rostro aun con toques de niño pero que poco a poco se afilaba le demandaba en ese instante obediencia pero a la vez les otorgaba que eran suyos de diferentes maneras.

Ver las miradas de los tres omegas que ocupaban un especial espacio dentro de sí fue suficiente para Aomine y para su alfa. Aomine no notaba que aquel acto significaba que comenzaba  madurar como alfa. Era parte del instinto primario de los alfas, el de formar su propio circulo, su propia manada. Se suponía que eso ya no se daba pero los lazos que se iban formando por instinto aun eran muy fuertes y duraderos. Que un alfa tuviera omegas bajo su protección significaba que el alfa en el interior crecía y se hacía más fuerte y poderoso, pues tenía el reconocimiento de tres omega.

Para los omega significa sentirse más a gusto, pues instintivamente sentían que tenían adonde apuntar sus cariños y quien les protegería. Lo difícil era que sin darse cuenta Aomine estaba marcando su territorio en dos omegas de forma no fraternal a diferencia de con Momoi.

………………………………………………….

Kuroko se sintió por el momento más seguro, la presencia de Kise ya no le inquietaba ni le causaba preocupación. Según había estudiado ese gesto de Aomine significaba que también era importante para él. Con ello estaba especialmente feliz y animado a no rendirse aun cuando el entrenador le dijera que ya no podía avanzar más.

El día de hoy Momoi se enfermó por lo cual él practicaba en la cancha solitaria. Aomine estaba preocupado por su casi hermana por lo cual no había asistido a la escuela y mando sendos mensajes para Kise y Kuroko. Sin embargo el pequeño peliceleste no podía darse el lujo de no entrenar, así que después de practicar una hora al menos se daría un baño e iría ver a su amiga, Aomine le había aconsejado ello, pues a pesar de su preocupación lo cierto era que ella no estaba grave. Pero su instinto le mandaba quedarse a su lado.

Kuroko se puso en la línea de tres puntos, obviamente no iba a lanzar, sabía que ni por asomo podría hacer un tiro de tres, pero se puso a correr hasta que llego a unos dos metros de la canasta y salto para encestar la pelota con una “bandeja” Era un movimiento fácil de hacer e incluso él con su poco talento podría hacerlo.

Sin embargo después de ello se sintió un poco mareado. Sus piernas estaban débiles y un poco entumecidas. No se lo había confesado ni a Aomine ni a  Momoi pero había estado entrenado más de lo debido. Parecía que el sobresfuerzo le comenzó a cobrar factura. Su vista se hizo nublosa y cayó al suelo en un golpe sordo.

Cuando despertó se encontraba en un lugar de paredes blancas. Su vista logró enfocar mejor y se dio con las luces del lugar. Giro y notó que su brazo estaba conectado a una bolsa de suero.

—Vaya, parece que al fin despertaste.

Sus ojos enfocaron a un chico de facciones delicadas de cabello rojo.

—Tu eres… ¿el subcapitan del equipo de la escuela?- preguntó sorprendido.

—Tranquilízate, por favor.

Kuroko quedó fascinado con su forma de ser tan gentil, y elegante al mismo tiempo.

—Me llamo Akashi Seijuro…tu eres ¿kuroko Tetsuya?

Kuroko asintió con entusiasmo. Akashi era un omega al cual admiraba mucho en silencio. El pelirrojo sonrió complacido.

—Realmente me diste un buen susto.- suspiro— imagínate ingresar al gimnasio y encontrarte ahí con el conocimiento perdido.

—Lo lamento, Akashi-san

Sonrió aún más por la timidez y el respeto que Tetsuya le profesaba.

—No te preocupes, pero fue un juego del destino que yo te encontrara

La sonrisa de Akashi era enigmática pero no por ello dejó de ser hermosa.

—Akashi-kun ¿tú me trajiste aquí?

—Pues la verdad yo te encontré y le pedí a mi prometido que te revisara y con la ayuda de un compañero te sacamos de gimnasio y mi chofer nos trajo.

— ¿Prometido?-preguntó sorprendido

Era una palabra no muy común en chicos de su edad.

—Sí, Midorima Shitnaro, otro de los titulares del equipo es mi prometido

Kuroko sonrió pues parecía que Akashi realmente estaba orgullos del alfa que tenía por prometido.

—él verifico que solo era un desmayo.

—¿Por qué estaban en el gimnasio..?

—Ahh ... esa es una historia que te contare después. No deberíamos hablar más. Estás delicado.

Era evidente que algo nada cómoda llevo a Akashi a refugiarse en un gimnasio oscuro a aquellas horas cuando ya habían finalizado todos los entrenamientos de los clubes. Kuroko no preguntó más. El omega pelirrojo le dio una sonrisa amable y se levantó anunciando que volvería más tarde.

Pronto los padres de Tetsu ingresaron, le abrazaron y le regañaron al mismo tiempo. Después de todo para ellos lo importante era que este bien pero el sobreesfuerzo no estaba para nada admitido por sus padres.

Recibió indicaciones del médico también de que si quería entrenar más debía de alimentarse mejor, pero que aun así debía de conocer los límites de su propio cuerpo, puesto que hoy solo había sido un ligero desbalance, pero podría ser algo peor. Kuroko acepto las recomendaciones del doctor.  Aun se quedaría por un día en la clínica Shiori para que su cuerpo recuperara fuerzas.

Pronto alguien a quien quería ver con mucho anhelo ingresó a su habitación: Aomine. Este le observaba con los ojos dilatados.

—Ustedes dos quieren matarme. Primero Satsuki y ahora tú. Tetsu, ¿Qué demonios te sucedió? ¿Sobresfuerzo? ¿Haya algo más no?

Kuroko le confesó lo mismo que a Momoi . Aomine entendió su frustración pero no consintió su sobreesfuerzo con el entrenamiento.

—Tetsu… mira es difícil para mi entenderte, pero sé que si alguien me dijera que debo de dejar de jugar básquet simplemente lo mandaría a la mierda.

—Aomine-kun

—Lo siento, sé que eres un omega y todo eso pero si tuviera el entrenador creme que le lanzaría un pelotazo en el centro de su cara.

Kuroko rio, Aomine se contentó con haberle sacado una sonrisa sincera a Tetsuya.

— ¿Piensas dejarlo?

—No lo sé…

—No hace falta que lo hagas... primero quiero verte en acción por mí mismo.

Era Akashi quien había escuchado parte de la conversación. En solo unas líneas había entendido muchas cosas más de las que delataría. Pero que el resultaron particularmente interesantes y no solo para el futuro del equipo. Nadie noto pero Akashi decidió el futuro y lo sentenció en ese mismo instante en que los vio a ambos discutir, esa manera de Aomine de preocuparse por Tetsuya y esa manera de elle más pequeño de observar a Aomine era muy relevante.

—Sabes me causo curiosidad encontrarte ahí tirado en el gimnasio con apariencia de haber estado entrenando y me pregunté cómo es que alguien que entrena hasta el desmayo no lo haya distinguido antes. Después de todo las tres categorías practicamos al mismo tiempo.

Aomine observaba amenazante a Akashi. Alababa el juego del omega pero sabía que algunas veces podría ser un poco cruel a pesar de ese lindo rostro y ese gesto amable.

— ¿qué quiere decir, Akashi-kun?

—Que creo que sin duda escondes algo detrás de todo. Cuando este recuperado quiero verte jugar. Creo que percibo por donde van tus verdaderos talentos, pero quiero confirmarlo si me lo permites.

El corazón de Kuroko dio un vuelco de alegría: Al fin parecía tener una oportunidad. Así que asintió con entusiasmo. Aomine se sintió feliz por la alegría del peli azul pero a la vez tuvo la sensación que debía de ser precavido con Akashi.

—Vamos, Daiki.  No seas desconfiado.

Akashi sin duda era un omega digno de ser temido.

Una semana había pasado y Kise en ese tiempo logro subir a segundan categoría, aunque era evidente que no duraría demasiado ahí. Su destreza para el juego era algo nunca antes visto. Todos los otros miembros del equipo tenían una larga trayectoria en el juego, pero Kise no.

Akashi conocía bien el prestigio que  iba labrando el omega rubio, por lo que maquinó exactamente como acomodar lo que sería el equipo ideal según su percepción. El basqiuetn era algo sumamente importante para él, y el equipo que se iba formando parecía ser un regalo de su madre quiera donde sea que este. Akashi ese entusiasmó  más de lo que otros pudieron notar, inclusive su prometido. Sin embargo encontrar alguien como Kuroko fue algo enigmático, que despertó su curiosidad. Al parecer tenía un talento peculiar para saber dónde estaba el lugar de cada persona. Aquella tarde Kuroko demostró sus habilidades ante él; aunque para otros hubiese resultado decepcionante, el omega pelirrojo no sabía cómo contener una sonrisilla de emoción que le llenó.

—Sin duda eres alguien que tiene una trayectoria larga en el juego, pero creo que tu utilidad va dirigida hacia otro ámbito.

— ¿Qué quieres decir?—Preguntó el peli celeste con aquel rostro dubitativo que al león le resultó tierno.

Akashi sonrió, le explico que su falta de aroma o lo bajo que era podría ser incluso controlado para aumentar o disminuir, él le enseñaría como pero debía de aprender que poder hacer con ello. Recordando que era un omega y que no podría superar en habilidad de juego a ninguno de los alfas titulares.

Antes de que Kuroko pudiera encontrar una respuesta sus preguntas sobre como servir al equipo, Kise era ascendido a primera categoría. Tuvo que observar como Aomine felicitaba a Kise con un abrazo. Algo bastante inusual en él. A pesar de la inocencia de Kuroko en ámbitos románticos y sexuales sintió que el abrazo que le dio a Kise no era igual al que Aomine alguna vez le dio a Momoi frente a él. Pues era a ella ala que alguna que otra vez le regalaba un gesto de ese tipo.  Y como este convocaba salir después de clase para celebrar ello.

Aun con esas sensaciones ambiguas y su mente intentando concentrarse en las enseñanzas de Akashi, acompañó a Aomine Kise y Momoi a comer por el ascenso del rubio. Terminaron en un restaurante de filetes de carne. Kuroko no era de mucho comer al igual que Kise así que prácticamente era Aomine quien disfrutaba de ello.

Para Kuroko ser un omega adolescente era toda una novedad, sus padres eran tímidos en contarle acerca de sui fisiología, deseaban mantener su “pureza” por más tiempo, y a pesar de que la escuela daba enseñanza sexual al respecto, el omega peli celeste era aún un niño con respecto a ello. Por lo que no supo a que atribuir que él y Kise a pesar de no ser tan “carnívoros” les gustara observar como Aomine devoraba los filetes sin cuidado y con mucho ánimo.

—Esto es demasiado delicioso- admitió Aomine

Momoi inflo sus mejillas

—Vinimos aquí por Ki-chan y eres tú el que se está embutiendo de filetes

—No pasa nada- sonrió Kise divertido por las expresiones del alfa. Dentro de sí su zorrito interno se removía gustoso por observar una faceta más del otro. Le daba ternura pues le recordaba un niño y sentía el instinto de querer consentirlo. De nuevo olvidó cuales eran las enseñanzas de sus hermanas.

—Eso es cierto, Aomine-kun, no es nada amable al traernos hasta aquí solo por tu conveniencia—comentó Tetsuya por pura broma.

—Tetsu… esa es una falta de respeto a tu alfa ¿sabes?

Todos quedaron callados por el comentario de Aomine. Lo había hecho a modo de continuarle la broma pero había sonado totalmente extraño. Por supuesto era evidente que los cuatro parecían pertenecer a una manada pero lo cierto era que el alfa de Tetsu aún era su padre. A pesar de ahora vivir en “civilización”. Los instintos de los omegas siempre respondían a un alfa, Tetsu Momoi y Kise siendo aún “cachorros” adolescentes debían de responder su padre o madre alfa. Sin embargo, esto cambiaría cuando encontraran un alfa digno de seguir o digno de amar. Lo mismo sucedía con Aomine, sintió la necesidad de marcar pertenencia en Tetsu a pesar de ser una broma. Recién al ver los rostros de sus amigos notó le tonillo diferente al de broma con el que salió el comentario. Había sonado bastante comprometedor…

Sin poder evitarlo Kise se puso de pie y salió del lugar. Dentro de sí todo era un caos, pero sobre todas las emociones primaba el dolor. Aomine no lo pensó demasiado y le siguió sin entender porque. Los instintos dentro de sí tomaban el control cada cuánto.

Ninguno atendía por qué salió ese comentario. Kuroko sintió su corazón revolotear ante aquel comentario que no debería tomarlo con importancia sobre todo porque Aomine salió a perseguir a Kise. Aun así no pudo evitar que muchas emociones salieran a flote por algo tan trivial. Momoi le abrazo, sentía que debía de hacerlo. Ella también estaba confundida con las acciones de su amigo. Era hora quizás de recurrir a sus padres.

 

—Oi, Kise. Lo que dije ahí fue broma… ¿lo entiendes no?

Kise se sorprendió al darse cuenta que el alfa le había seguido hasta ahí. Sin darse cuenta había terminado en una cancha vacía pública. Parece que el basquetbol se convirtió en algo más que otro deporte que practicar.

—No necesitas explicármelo, Aominecchi.

—Necesito hacerlo- hablo el peliazul, sin entenderse a sí mismo Una parte de él siguió sin pensar a Kise, esa misma parte de él detallaba con cuidado las formas de su amigo, dándose cuenta de sus ligeras curvas, de la forma en como la ropa le favorecía; darse cuenta de ello le resultó extraño pues el calor que le invadió no era habitual. Pero otra parte estaba preocupado por Kuroko, quiere regresar a su lado.

Kise apretó sus manos en su saco de colegio. No quería verse fuera de control, menos ante él, pero su omega interior no se sentía para nada tranquilo ¿Por qué Aomine tenía que decirle aquellas palabras?

—Kise, Tetsu y Satsuki son parte de mi…—soltó sin medirse, tal cual lo sentía— y ahora entiendo que tú también……

El mismo alfa se sorprendió de haberlo dicho. Desde hace un tiempo entendió ello, pero decirlo era algo que le perturbaba.

—Aominecchi.

Kise caminó hacia el moreno suavemente. Su aroma  miel inundó las fosas nasales de Aomine, era tan dulce el aroma de Kise pero de alguna manera no se sentía como la miel dulce y abrumadora sino de un matiz diferente guardaba cierta esencia que encendía un calor que no comprendía. Ambos eran tan jóvenes…Sus emociones estaban a flor de piel. Sus inexpertos alfa y omega simplemente se tentaban sin cuidado.  En aquel tiempo, Aomine simplemente dejaba salir sus palabras como su corazón sentía, y sus acciones eran respuestas de sus instintos primarios, pero sin malicia alguna. No era totalmente consiente del poder que comenzó a tener sobre Kise. Aún no.

Kise dejó caer su cabeza sobre el pecho duro del otro. Su omega se relajó, se sintió como si hubiera encontrado un lugar especial para reposar. Aomine estaba asustado de sí mismo, pero no pudo evitar  que sus manos fueran hacia la cabeza de Kise y tomarse unos segundos para acariciar sus cabellos rubios a la vez que disfrutó de su suavidad. Tocarlo de una manera diferente a la fraternal era totalmente nuevo. Y aunque este impulso primitivo lo sintió con Tetsu, a él no se había atrevido a tocarle de esa manera. Por eso sus ojos se agrandaron cuando sus propias manos buscaron levantar a Kise y sostenerle de la cintura. Kise tenía una mirada brillante, afilada, le estaba seduciendo. El omega dentro del rubio apartó a la conciencia humana y tomó el control. Pues ya era evidente que el zorro dentro de Kise escogió en ese instante a quien quería como alfa.

Kise comenzó dejar salir sus orejas de zorro su cola pomposa apreció,  se sujetó de la clavículas de Aomine e inclino su cuello, mostrándoselo al alfa frente a él. Le invitaba a servirse como quisiera, le estaba otorgando una de las pertenecías más valiosas en un omega. Algo con lo cual no debería de jugar ni arriesgarse. Pero a pesar de toda la educación en seducción de sus hermanas, el zorro dentro de Kise estaba emocionado, enceguecido por la fuerte presencia del otro.

El alfa  por instinto no podía dejar pasar una invitación así, olfateo suavemente el lugar y sintió un enorme deseo de lamer ese lugar.

Sus garras aparecieron y se enterraron en la cintura de Kise sin piedad, este gimió levemente ante aquel acto. Ambos sentían como sus animales salían. Kise quería sobarse sobre Aomine, provocarlo aún más, que este el abrazara…  le tocara directamente…

— ¡Ustedes, mocosos, dejan de hacer estas cosas en la vía publica!

Aomine se alejó rápidamente del embrutecimiento en el que el aroma de Kise le había sometido. Sus tíos le habían enseñado que si un omega virgen le provocaba probablemente caería en su juego de seducción, pero nunca pensó que ese sería Kise. Sabía que cuando creciera su alfa podría controlar ello, pero por ahora eran un par de jóvenes tentando a lo desconocido, apunto de derrumbarse ante el lado animal que ambos poseían.

Ante de que el policía los detuviera, Aomine tomo la mano de Kise con fuerza y lo jaloneo para empezar a correr. La incomodidad en la que se vieron envueltos por la escena anterior así como la vergüenza fue reemplazada por  la adrenalina de escapar del policía que les gritaba a varios metros de ellos.

…………………………………..

Presente:

—Hola hermano.

Kagami pensó que quien tocaba la puerta era alguno de su staff que le acompaña en este viaje a Japón. No esperó que fuera su mejor amigo de la infancia Tatsuya Himuro. Se veía tan diferente que su piel se erizó levemente. Himuro siempre había sido hermoso, lo admite, pero simplemente ahora es inalcanzable.

Le deja ingresar a su  departamento, permite que se derrumbe en uno de su sofá.

—Pareces cansado.

—Lo estoy. Ayer tuvimos una presentación en un programa... Cante Can do... he cantado esa canción no tienes idea de cuantas veces- rio un poco amargo.

—No seas así, Tatsuya, a mí me gusta la canción.

—Cuando la compuse pensé en ti sabes… Esa manera tan decidida de que le pidiéramos a Alex que nos enseñara a jugar.

Kagami le tendió una bebida baja en calorías, él mismo no podía permitirse comer cualquier cosa, pues era un deportista.

—Y sirvió. Pero luego tú dejaste todo por la música.

Himuro quita su mano de sus ojos y se sienta de acuerdo a su natural elegancia. Ante Kagami muchas veces quiebra su postura elegante por una más relajada pues hay suma confianza.

—Pues sí. La música me conquisto más de lo que tú lo hiciste- rio juguetonamente.

Ahora que era ya un adulto Kagami notaba que Himuro tenía una forma seductora de ser que era innata. Ahora lo toma con gracia pero aún recuerda que de pequeño le causó sonrojos por  doquier. Por favor que era un cachorro alfa observando a quien sería su primer omega.

De pronto siente el peso de Tatsuya sobre él.  Sus cuerpos están cerca, ambos  sonríen pues conocen su usual juego.

— ¿Aun no lo olvidas?- le pregunta de manera divertida pero provocativa.

—Tatsuya….

Normalmente se sonrojaría pero Kagami está acostumbrado a estas acciones del pelinegro cada vez que se ven. Aunque recordar su pasado juntos sí que hace latir su corazón un poco más apresurado. Después de todo, Himuro es un omega bastante sensual. Y aunque sean “hermanos” no va a negarlo.

—Aun lo tengo- Himuro saco de debajo de su camiseta crema el anillo que cuelga de su cuello por medio de una cadena de plata que no descuadra con su etilo sexy de vestir.

—Yo también – responde Kagami, quien saca de debajo de su polera una cadena más gruesa de la que cuelga un anillo similar a la de Himuro.

Ambas miradas de quedan prendidas la una de la otra mientras viejos recuerdos llenan sus mentes…

  

Notas finales:

No me peguen..??? Ya vimos como cada vez se hizo inevitable que Kise se enamorara de Daiki.. sin embargo todoso sabemos ya que Daiki tuvo una relación con Tetsuya una conocida por todos, pero  si tuvo o no una relación con Kise es desconocido.. como creen que sucedió? Bueno, la familia de Kise no tendrá un especial agrada en que el rubio idolatre a un alfa.. les explico lo natural es ello, pero mayormente los omegas de su familia desiten de encontrr a su pareja destino o a un alfa que adoprar y seguir apra mantener su independencia y el controol sobre el clan ya que un alfa al que adorar y amar es un alfa que peude controlarte. Aomine aun ni entiende esa posibilidad con Kise o Tetsu.. aun es joven pero los instintos lo estan llevando por ese camino.. sabremos mas por de este triangulo en el siguiente capitulo... y por supuesto la historia de Kagami y Tatsuya... personalmente creo que Himuro es un coqueto por naturaleza.. se le sale tan natural!!! y Kagami a veces e vuelve bien idiota por él.. bueno como cmntario recien note que en el chara oficial Kagami no responde "tip de mujer que le gusta " sino con "tipo de persona" la cual es agraciada y elegante.. a la mente vino Himuro en una....ahhh no me dejan shipear una sola cosa... en fin

Bueno gracias let me burn el character song de Aomine y Kise tuve inspiración para este capitulo!!!!!!!!!!!!!  que canción y ese titulo me hace pensar mal..XD "quemame o incendiame".... 

Por otro lado el nuevo capitulo dele xtra game ..OMG mucho aoki.. aunque tammbien hubo kikasa.....fue la vida...

Otro punto en este capitulo.. Akashi se enteró de las andadas de Midorima... ahora si que alguien muere... jajajaja

Nos vemos y no me dejen fangirlear sola!!!!!!!!!!


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