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De pasados, presentes y futuros por kaoryciel147

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Notas del capitulo:

Creo que esta es la actualizacipón más rapida que hago ummm.. bueno el titulo es subjketivo. Supongo que por muchas razones que serían spoiler. En fin creo que ha ayudado muchoa cumplir la prormesa de actualizar este fin de semana gracias al extra game.. no lo han leido? en serio que esperan ..haganlo y diganme si sufrieron o no o si por el contrario saltan de un pie. Yo , si me siguen en facebook, tengo sentimientos encontrados. Estoy saltando de un pie pues me gusta el midoaka pero sufro por Takao y el midotaka.. en todo caso quiero pegar a Midorima.. 

Por otro lado, quiero aclarar pro un comentario que salió que yo no estoy decidida a que fin voya darle peude terminar de muchas maneras, sera el que el encuentre mayor sentido en su momento. Quizas hasta tenga rutas o finales alternos. me gusta esa onda .. Y es que creo qeu depediendo de que desiciones y a quie escojas toda tu vida será diferente. En fin, en este capitulo hay mucho de eso sentimientos encontrados. que tengo por las aprejas de knb y como diej habra escenas hard y de todo tipo de cualqueira de las aprejas posibles que puse en el inicio asi que no quiero sobresaltos o que digan que prefieroa una sobre la otra.. digamos que es por epocas y justamente este fic fue para no sentir la presiónde acabar con determinada oareja..quiero dejar ala musa fluir.. Luego no quiero que me acusen de engaño o algo así. grrr 

Bueno gente linda les dejo con el nuevo capitulo y ahora sí no pueden culparme de demorar.. espero el siguiene capitulo este el  proximo fin de semana!!1

Lo que una vez me prometiste

Pasado

Despertar en medio de aquel dormitorio tapizado de alfombras por todos lados era bastante sorpresivo para cualquiera. No fue la excepción para Kise, quien se removió asustado hasta caer sentado nuevamente. Al sentir dolor se dio cuenta que su cola de zorro estaba expuesta; subió sus manos con temor y se dio cuenta que sus orejas también  se encontraban sobre su cabeza. Se ruborizó levemente. La muestra de colas y orejas en un omega era casi algo íntimo que solo se manifestaban ante su familia, sus amigos, pero sobre todo ante su pareja alfa. Luego se dio cuenta que estaba desnudo, sus manos bajaron por su torso… se sintió asqueado, pues sus fluidos corporales se habían secado sobre su piel.

— ¿Onee-san?

Recordó de qué se trataba esta habitación. Sus hermanas habían sido traídas durante su celo. Así que concluyó que finalmente le había tocado a él. La edad para manifestar el celo era diferente entre cada especie. La suya había sido algo temprana, a sus hermanas les dio unos dos año más de edad. Sentía que hubo una razón para ello.

“Aominecchi”

Él era definitivamente la razón por la cual su celo se había manifestado antes del usual en su clan.

Se puso de pie, intentando no caerse. Quería un baño y olvidar lo doloroso y humillante que fue pasar el celo. Seguramente a partir del día de hoy tomaría supresores pues ya olería como un omega en estado de disposición, lo cual no era para nada bueno. Además era censurado ante la sociedad… era algo así como caminar desnudo.

—Ryota-chan

Megumi ingresó y al notar el brillo miel en los ojos de su hermanito. Sonrió entendiendo que todo ya había pasado. Sin importar el estado lamentable en que se encontraba le abrazó y acarició los cabellos. El aroma a manzanilla de su hermana calmó cualquier preocupación. Así pues se sumió en un abrazo profundo mientras se restregaba con mimosidad entre los brazos de la hermana que le había criado.

—Toma un buen baño. Aliméntate. Te deje comida en tu habitación y luego bajas al salón principal. Madre y Maya te esperan.

La mirada de su hermana era la usual dulce pero guardaba un misterio. Sin embargo, hizo caso: Se envolvió en la bata que ella le trajo y camino sin parar hasta su habitación. Ingreso al baño adyacente; la tina estaba completamente lista, con el agua a la temperatura que le gustaba así como las esencias que usaba para su piel y cabellos.

Su cuerpo se encontraba tan pesado, como si hubiera jugado cuatro partidos seguidos de básquet. Resopló, casi estaba seguro de que discutirían. Era ya algo inminente. Todo el ambiente de su casa se sentía tenso. Su sentido de zorro le alertó de ello.

Sus recuerdos durante el celo eran confusos pero no por eso los olvidaba. Ahora su zorro interno descansaba, tranquilo, pero hace unos días solo podía escucharlo llorar, rogando por alguien en específico. Incluso le pareció recordar que gritó aquel nombre una y otra vez mientras se tocaba a sí mismo, queriendo imaginar que sus manos eran las toscas propias de un jugador como Aomine.

Dejó de pensar en lo sucedido y se dispuso a alimentarse con lo que su hermana le dejó, se sintió mejor y repuesto. Seguramente la bebida tenía hidratantes. Era justo lo que su cuerpo cansado necesitaba después de que se desgastara en orgasmos sin sentido.

Bajó hacia el salón principal de su habitación. Toda la familia estaba reunida: su madre en el centro, a su derecha su padre, a su izquierda su hermana mayor Maya, al lado de ella su marido. Megumi le seguía y al lado de ella la prometida alfa de ella.

—Yo…

—Siéntate, Ryota—habló su madre.

Un silencio se extendió. No entendía porque pero se sentía avergonzado. Sus orejas encogidas lo demostraban. Ello no pasó desapercibido por su madre. Quizás era ella misma quien con su mirada le hacía sentir así. O quizás era su imponente presencia que se cargaba pesar de ser una omega.

—Nos causaste muchas molestias durante tu celo. Casi no pudimos dormir por tus gritos.

—Pero la habitación era insonorizada… —se cortó el joven omega al darse cuenta que solo debía de pedir disculpas— lo lamento, Oakasan.

—No me refiero a ello. Mencionabas un nombre en específico—Comentó como si fuera de poca importancia aunque su mirada dorada le indicó que era todo lo contrario. Su voz era sedosa, delicada, hecha para el canto como la Ryota pero en el fondo, entre sonido y sonido guarda una amenaza impropia de una omega.

Kise sabía a quién había mencionado una y otra vez mientras sus propias manos intentaban calmarlo acariciándose. Caricias fueron y vinieron a través de su cuerpo pero ninguna le calmó lo suficiente como para descansar. Todos estos días su cuerpo convulsionó de una pasión que nunca había sentido, de una necesidad de placer que su garganta se había secado hasta lastimarse.

— ¿Quién es? ¿Te has acostado con él? No queremos hacerte una revisión así que dínoslo de frente.

—Es un alfa de mi escuela, del club de básquet y no... No me he acostado con él. —contestó con la mirada hacia abajo. Las únicas personas por las que Kise bajaría su mirada y cabeza eran por su familia. Allí estaba intentando defenderse sin que pareciera atrevido— Ustedes lo notarían en mi olor…

—Ya veo…

De nuevo el silencio se hizo presente. Kise no quería levantar su rostro ni observar a los demás.

—Madre…

—Ryota, madre y yo te otorgaremos los supresores que los de nuestro clan toman después del primer celo. Sin embargo, creo que en tu caso vas a tomar una dosis más fuerte. No te preocupes, no interrumpirá en tu carrera ni en tus estudios solo que tu aroma es demasiado atractivo para cualquier alfa en especial para ese alfa. En otras palabras ya no podrás llamar la atención de ese alfa con tus feromonas. Es peligroso. —sentenció.

— ¡Pero!

Todos se sorprendieron de que la voz del joven omega se levantara por más de lo tolerable dentro de la familia.

—Cálmate, otouto—Interrumpió Megumi—Lo siento, pero no es seguro que andes provocándole porque tu omega lo desea como compañero.  Ambos son demasiado jóvenes para ello.

Era cierto lo de su edad, pero saber que no podría atraer su mirada con su olor. Que Aomine no le miraría con ese extraño pero inquietante brillo en sus ojos cuando se quedaban solos o se perdían entre sus miradas. Le asustaba que este le rechazara.

— ¿Qué animal es el alfa de tu compañero?—preguntaron con interés.

Kise se acarició la nuca intentando recordar. Finalmente recordó las orejas que algunas veces había visto sobre la cabeza de Aomine así como su textura.

—Un felino…

Todos resoplaron con preocupación.

—Espero no una pantera.

—Creo que lo es…

La mirada preocupada de su madre le hizo sentirse vulnerable y decepcionado de sí mismo sin entender porque. Claro, los zorros son canidos. Son especies más lejanas, pero no es como si se fuera a unir en matrimonio a Aomine… Aunque pensar en ello solo inquieto a su omega interno. Una gran sensación de querer mover la cola le invadió. Se intentó calmar pues sentía que eso no le haría gracia a su madre.

—No importa. Solo te advierto que es mejor que te alejes de él. En serio, Ryota, no quiero que ni siquiera se te asome por la cabeza la posibilidad emparejarte con él a futuro

Aquella advertencia tan directa desencadeno una sensación de desasosiego que en su vida había experimentado pues siempre fue muy consentido. Todo lo que siempre exigió le fue entregado con sonrisas y sin reparos, pero ahora le era negado buscar la atención de aquel alfa.

— ¡Pero estoy enamorado de Aominecchi!—soltó sin siquiera pensar en ello. Nunca se había dicho a sí mismo que clase de sentimientos albergaba, pero al parecer esta situación le llevo a develarse ante sí mismo la verdad.

—No lo estas. —Respondió también con un grito su madre—Algún día encontraras alguien digno de ti que pueda estar a tu lado sin intentar marcarte como un esclavo. — su voz se volvió a su usual suavidad pero la verdadera aversión a la idea se hizo manifiesta.

— ¿Marcarme?

—Tienes las huellas de sus garras en tus caderas. —Supo que su madre estaba realmente aterrada de que algo más se diera entre Aomine y él.

—Es una marca instintiva que más o menos advierte a otros alfa que tu estas siendo cortejado. —su voz era realmente seria.

En contraste con el tono de su madre saber que por instinto Aomine le quería (aun no entendía la grandeza y lo enorme de la carga de esa relación) era suficiente para sentirse de muy buen humor repentinamente. Toda la soledad que sintió después del celo y de no tener a nadie para compartirlo desaparecieron al darse cuenta que efectivamente tenía cierto aroma ligero a Aomine.

—Te vamos a curar de esas marcas y tomaras algo para que se aleje. Además tu padre va a pasarte su aroma. Sé que ya no eres un cachorro y con el celo has dejado de oler a propiedad  de tu padre pero se puede forzar un poco... Eso alejara a Aomine.

—Otosan…

—Es lo mejor, hijo. —sentencio con su usual voz condescendiente pero grave. Un hombre rubio, alto, fuerte, pero que siempre asentía lo que su adorada esposa dictaba como todos en el clan.

— ¿Por qué piensas que no puede amarme? Yo no tengo la culpa que incluso mi padre no sea tu pareja destino, madre.

Para su sorpresa y la de todos, el padre de Kise se levantó camino rápido hasta su hijo y levantó la mano. Kise espero un golpe,  pero solo recibió una caricia sobre sus cabellos ni fuerte ni suave, la usual que a veces recibía cuando era aún un cachorro.

—Tú eres la prueba de que amo a tu madre y ella de igual manera. Incluso entre alfa y omegas puede haber amor racional. Eso es lo que queremos para ti; igual que tus hermanas lo consiguieron. Tú no sabes lo terrible que es para aquellos omegas que encuentran a esa tal “pareja destino” viven como esclavos, a total disposición de su alfa. No deseo eso para ti ni para tus hermanas. —Los brazos de su padre le envolvieron; por lo que se refugió en su pecho. Sintió las feromonas de su padre. Como eran padre e hijo solo hacía falta ello para formar un olor sobre el de Kise; lo que daría  a entender a todos los alfas que el chico tenía un alfa que lo protegiese.

Las orejas de Kise desaparecieron al igual que su cola. Estaba funcionando.

Megumi se acercó con una aguja ya preparada de antemano. Descubrió el hombro de su hermano, así entre los brazos de su padre. Y le dio un pinchazo, depositó los supresores en el torrente sanguíneo del menor. Dolió un poco pero luego de unos minutos sintió como su omega interno dejaba de hablarle, para quedar dormido. Se sentía un poco extraño. Quizás un tanto solitario.

Los omegas desde pequeños crecían y se acompañaban con sus animales interiores, pero llegada la adolescencia esa comunicación era peligrosa pues el omega solo quería aparearse y reproducirse de una vez. Por lo menos en esta era civilizada no era algo que dictase un buen futuro para el omega. No se debía ya disputar la tenencia de uno, eran tiempos en que las relaciones debían de tratarse de forma más civilizado… paso a paso.

 

A solo dos días después de empezar a tomar los supresores, el modelo de revistas pudo al fin regresar a la escuela. Como era de esperarse durante el receso Aomine junto a Tetsuya y Momoi se acercaron a él.

— ¡Kise-kun, que bueno que ya vuelves a la escuela!

El rubio quiso encontrar rastro de malicia o sarcasmo en las palabras respetuosas de Tetsuya pero no encontró nada de ello. El pequeño omega realmente era alguien muy noble. Se sintió mal por haberlo visto como un enemigo todo este tiempo. De pronto se dio cuenta que ya no sentía una animadversión natural por este. El pequeño omega olía ligero pero había un olor mucho más fuerte que le cubría como protección. Esta búsqueda no pasó desapercibida por el peliceleste.

—Ahhh... muchas cosas han pasado en la escuela, Kise-kun.

Aomine se acercó también y le regaló esa sonrisa de dientes perfectos; sin embargo esa vez  ya no sintió  a su animal removerse sin parar. Aomine tampoco le veía con ojos brillantes como hace un tiempo; aquello le decepciono pero el suave tacto que recibió en su cabello fue suficiente para darse cuenta que Aomine aún le quería en su grupo. Era suficiente para el humano Kise Ryota y por el momento el omega interno no estaba ahí para hacerle sentir inconforme.

— ¡Kise, idiota, nos tenías preocupados!

—Dai-chan, quería ir a tu casa a averiguar si estabas bien— comentó Momoi con picardía.

El joven alfa le regaño por ello. El rubio solo pudo reír.

—Hueles diferente—Comentó Aomine luego de que su nariz se torciera ligeramente como si hubiese buscado un olor agradable pero solo se topó con una pestilencia.

Kise asintió un poco entristecido

—Seguro huelo a mi viejo. Se puso un poco sobreprotector—comentó intentando esconder su tristeza.

—Menos mal, entonces—contesto Aomine con seriedad.

Ante el rostro sorprendido del rubio los otros tres se observaron; aparentemente intentaban decidir quién contaría las nuevas de la escuela.

—Hubo problemas en la escuela con un alumno omega que entro en celo aquí mismo. La escuela no quiso hacerse responsable, pues es responsabilidad de los padres el cuidar del celo de sus hijos. Aun así no pasó nada malo. Pero estuvo a punto de aparearse con un alumno de grado superior. ¿Te imaginas Ki-chan? ¡Sería horrible para ambos!

A aquella edad un joven e inexperto alfa podría terminar por darle la mordida final y enlazarse para toda la vida con un omega completamente extraño. Aquello podría revertirse pero sería algo doloroso y hasta traumático. Pues a pesar de por la juventud no fijarse bien el lazo, la mordida constituía algo que les marcaría y que sería difícil de dejar atrás.

—Así que  todos los padres fueron notificados que tanto alfas como omegas deberían de tomar supresores naturales además de que los padres alfa debían de marcar a sus hijos omegas.

Kise comprendió entonces porque Tetsu y Momoi olían diferente. A él no le espantaba pero estaba seguro que otro alfa podría claramente sentir la advertencia a través del aroma de ambos jóvenes.

—Mis tíos me dieron los supresores para mi especie—comentó con cierto disgusto la joven pantera.

Terminaron de ponerle al día de los detalles de aquel incidente y de alguna manera agradeció la situación pues no sería visto extraño. Aun así, Aomine no menciono algo sobre el beso que compartieron hace ya varias semanas ni sobre los toques que se dieron. Parecía que junto con sus aromas y sus animales en un sueño profundo, por el momento, eso también quedó atrás. De alguna manera,  Kise se sintió mejor con ello. Pudo finalmente apreciar las jugadas de Kuroko, lo increíble que era sin celos ni resentimientos. Estaba seguro que incluso como Ryota, humano, sentía algo por Aomine pero dada su edad no era algo muy claro. Aomine no volvió a insinuarle ni a él ni a Tetsuya comentarios extraños. Toda la escuela vivía una época de quietud hormonal. Los alfas asistían a charlas, se revisaba que tomaran sus supresores pues sino terminarían por enfrentarse uno contra otro por territorio y omegas.  Casi como la época feudal y evidentemente no se iba a tolerar algo así. Los alfas debían de conservar sus dotes naturales de liderazgo y que otros betas y omegas quieran seguirlos pero si se les dejaba total naturalidad y sin la educación adecuada el instinto de poseer omegas, de buscar el omega perfecto para que le de cachorros y el de esclavizar a betas sería inevitable. Sin embargo, a pesar de las constantes charlas con el psicólogo que recibían desde pequeños así como los tratamientos naturales, siempre el animal interno estaría latente.

Tetsuya era el único que no tomaba supresores puesto que aún no había pasado por su primer celo, pero este no parecía cercano. Ya que Aomine no irradiaba feromonas dominantes, Kuroko ya no sentía a su animal interior removerse pero indudablemente su corazón sí que latía de prisa cuando estaba cerca, cuando un pase suyo era recibido con una radiante sonrisa por el peli azul.

Sin embargo, así por la paz, Kuroko también pudo dejar su rivalidad interna contra Kise. El grupo cada vez se hacía más unido. Incluso la admiración correspondida nació entre Kise y Kuroko. El rubio poco a poco se contagió de las ganas de apretarlo y abrazarlo con fuerza de Momoi, pues le provocaba con ese pequeño tamaño y ese rostro indiferente. Era algo divertido de ver. Sobre todo porque Kuroko siempre le rechazaba al igual que hacía con Momoi solo que de manera un tanto cruel.

Todos obedecían a Akashi y a su capitán, Nijimura aunque algunas veces ya en confianza se escapaban o desobedecían sus órdenes.

Muchas veces eran todos en grupo quienes escapaban del entrenamiento o de los descansos forzados a los que Akashi les obliga a hacer para ir a las tiendas del centro. Y es que eran jóvenes, querían disfrutar de la compañía de todos. Y a pesar de que sus personalidades eran diferentes, todos lograban congeniar aunque no lo aceptasen abiertamente. El compañerismo creció hasta volverse amistad sin que ninguno lo notara.

Aomine se sentía entretenido con todo ello. Kise se hizo más cercano de Momoi pues compartían lo gusto por la moda. Cada lunes Kise o Momoi traían un ejemplar de la revista de mudas “Non No” una de las revistas más populares de modas en Japón y ambos discutían al respecto sobre los modelos alfa y omega que salían en las portadas y en entre páginas.  Sobre quien merecería estar en las portadas con esos cuerpos espectaculares y eso rostro esculpidos a detalle.

—Ki-chan, tú también eres muy lindo. Seguro que cuando alcances la mayoría o andes estarás en las portadas de esta revista— le comentó un lunes en receso mientras todos los demás conversaban sobre básquet.

Ante ello, Kise solo sonrió suavemente. Ese debería ser su sueño. Sus hermanos no solo aprecian en las revista de moda omega femenina más populares sino que incluso en las de idols, hasta entrevistas inclusive. Sintió un estremecimiento ante la expectativa del futuro. Negó suavemente para sí mismo.

—Aún no sé exactamente lo que quiero, sabes Momocchi. ¡A ti te gustaría salir en una revista?

Momoi se sonrojo por lo cual Kise entendió que la respuesta era afirmativa. Rio entretenido.

—Um... lo tengo, podría hacer que te tomen una foto conmigo el próximo mas  saldré en la portada de Zunon boy.

—Oh ¿en serio? Pero... crees que saldré bien.. es decir yo nunca..

Kise pasó su brazo suavemente pro sobre los hombros de Momoi y sonrió amablemente.

—Por supuesto que lo harás Momoicchi. ¡Solo déjalo en mis manos!

A Kise realmente le agradaba su compañera pelirosa, le parecía alguien admirable... Y dedicada a ellos. Y cuando él admira a alguien simplemente se gana un espacio en su corazón. Se admite a sí mismo como alguien frío y algo cruel con todos quizás despistado de las cosas importantes, pero cuando se trata de alguien que realmente le importa podría decirse que el rubio se vuelve alguien incondicional.

Los otros miembros del grupo observaban de vez en cuando a Kise y Momoi  para luego volcar sus palabras a las opiniones sobre los últimos partidos de las selecciones nacionales. Una discusión entre técnica velocidad tamaño o fuerza era mantenida entre los tres alfas del equipo. Mientras tanto Akashi y Kuroko mantenían una conversación acerca del último libro recomendado proe l club de la literatura de la escuela.

—ya te he dicho mil veces Ahomine que lo básico en un juego y lo que hace mejro a alguien es lanzar tiros que sumen más puntos.

—Oye oye.. pero lo que hizo vencedor a la selección en el torneo de Asia fue la unión de su oemga ya lfa estrella y la rapidez..

—Mohh… voy por un aperitivo..

—Murasakibara, aplasta a Midorima

—Mine-chin, yo creo que técnica ni velocidad importa sino el tamaño. Da igual todo lo demás, si no tuvieran tamaño no ganarían.

— ¿y que me dices del omega que es armador no tiene tamaño?

—Umm puede jugar porque esta su alfa presente... solo eso... ahora ¿debería comprar la rosquilla de chocolate o la rellena de crema de leche?

La última pregunta fue dicha con una seriedad que no tuvo cuando defendía su postura sobre qué era lo más importante en los jugadores de la selección.

— ¡De igual modo comprarás las dos!— respondió perdiendo un poco la compostura Midorima

Normalmente era una persona calmada pero cuando se trataba de defender sus creencias perdía la compostura, sobre todo cuando se trata de Aomine o Murasakibara.

—Pero... si compro una caja de las de leche me regalaran tres más. Las de chocolate no tiene oferta.

—Entonces compra la de leche.

—Ummm— hizo un puchero— pero las de chocolate son las más grandes.

Su rostro realemnte aprecía atormentado. Todos los presentes dejaron sus conversaciones y se centraron en el pelimorado. Estaban casi seguros de que vendría uan rabieta luego de la indescición.

—Atsuschi-llamó Akashi con suavidad.

Murasakibara le devolvió esa mriada de niño que no peude cumplri su capricho.

—¿Por qué no comrpas ambas cajas?— le pregunto con su usual tono gentil y elegante.

Atsuchi esbozo un puchero, y se dejó caer epsadmente con la cabeza muy gacha como si hubiera sido reprendido. Entonces, el oemga  pelirojo posó su mano sobre la cabeza de este y dio un apr de palmaditas.

—Puedes decirme que sucede.

Atsuchio mordio levemente su labio inferior.

—mama me castiuigo por dejar las envoltura sen mi habitación y redujo mi mesada.

—Entiendo.

Todos observaba con atención el gesto de Akashi: su sonrisa gentil fue esbozada y todos eprdieron el aliento. Sin duda era alguien hermoso. Midorima lo sabía y ene se instante recordó que era su proemtido. Se sintió afortunada pero ala vez un tanto inquieto.

—No te preocupes, te compararé la caj de chocolates si proemtes que entrenaras con diligencia esta semana.

—¿Diligencia?

—Es decir que entrenaras con todo tu ánimo y fuerza.

— ¿De verdad me las compras, Aka-chin?

Midorima torció un poco su gesto ante la manera en que Atasuchi siempre se tomaba la atribución de llamar a su prometido de aquella manera tan infantil. Sin embargo, simplemente prefirió ignorar aquello.

—Sí, así que vayamos a la confitería y compremos las rosquillas.

Atsuchi sonrió ampliamente, sumamente animado, se puso de pie mostrando su esplendoroso tamaño y  abrazó intempestivamente a Akashi casi levantándolo del piso, algo que asustó un poco al pelirrojo pero que luego rio un tanto divertido por el afecto convenido de su compañero.

Aquel abrazo evidentemente no fue bien recibido por el alfa de Midorima que aunque medio dormido por los supresores produjo un espinazo de fastidio y celos.

—Vayamos todos, también necesito comprar algunas cosas y ya está por acabar el receso.

— ¡Bueno! Ya que van todos, Tetsu, Satsuki, Kise, vayamos

—Aomine-kun, no suenes como si fueras nuestro señor

—Cierto, Dai-chan, hablas como si fueras nuestro patrón

—Aominecchi, fue vergonzoso. ¿Estabas imitando a un héroe anime?

— ¡Cállense!

Un suave rubor cubrió el rostro del peli azul al observar como sus amigos se reían de él aunque minutos después también estaba riendo junto a ellos pues admitía que sí había sonado como un héroe cliché de tv.

Una vez en la confitería cada quien se desvío por sus gustos. Aomine estaba viendo que bebida energética comprar pues sabía que ese día el entrenamiento seria especialmente fuerte hasta que oyó una voz que casi por naturaleza aborrecía. 

 

Era Haizaki y como ya era costumbre, fuera de los ojos de Nijimura siempre se acercaba a Kise y Kuroko las dos personas más importantes para Aomine aparte de Satsuki.

—Ryota, Tetsuya ¿Por qué no me invitan lo que comen?—Sin esperárselo mordió de frente el pocky que Kise tenía en su boca, quedando bastante cerca del rostro del otro.

—Apártate, Haizaki. — susurró con amenaza y mirada fría.

— ¿Que yo no merezco un poco de atención de la súper estrella? Solo son omegas —comentó con desprecio.

—Haizaki-ku,n no molestes a Kise-kun.—intentó apartar a Haizaki de Kise peor no logró moverlo.

—Tetsuya, tu tampoco estas tan mal aunque seas un inútil en el juego podrías  útil para otras cosas... —Fue un tono claro de doble sentido. Pero ni a Kuroko ni a Kise le provocó algo más que asco y nervios.

Un golpe seco en la pared de la tienda resonó. Las palabras de Haizaki no fueron dichas en voz alta por lo que el encargado de la confitería así como otros estudiantes simplemente creían que estaba flirteando. Sin embargo, Aomine tenía un oído muy desarrollado.

Todos los presentes se quedaron estáticos cuando Aomine levantó de la camisa a Haizaki para estrellarlo contra la zona de snacks.

— ¡Oye! Muchacho, te reportaré con un maestro en este instante.

Ante todos, el agresivo había sido Aomine.

—Aomine-kun, deja a Haizaki solo te ganaras problemas—la preocupación de Tetsuya era evidente a pesar de su rostro medianamente inexpresivo.

—Tetsu... ¿les estuvo molestando no es así?—Un gruñido resonó de la garganta de Aomine.

—Aominecchi, te he dicho que puedo defenderme de este solo—intervino Kise quien tampoco pudo separarlos con su propia fuerza.

—Oh vamos, Ryota, no podrías hacer nada ante mí... eres débil.

Esta vez fue Kise quien debió ser detenido entre Kuroko y Momoi.

—Malditos gamberros si van a pelearse por un oemga fuera de la escuela.

El encargado estaba pro salira a llamra un maestro, pero fue Akashi quien le detuvo.

—Lo lamento mucho, señor. Ellos son mis compañeros de club. Yo soy el vice capitán. Estamos algo tensos por la cercanía de las nacionales.

— ¿De qué club?— preguntó.

—De basquetbol

Un suspiro de asombro se escuchó entre todos los alumnos del lugar. El club de básquet era muy admirado en la escuela. Su título de 100 batallas, cien victorias era un lema que se tomaban con orgullo e intentaban imitar los otros club de la escuela tanto de deporte como de cultura.

—Aun así. —Reprocho un poco más calmado y con un tono con más tacto pues trataba con un omega.

—Murasakibara, por favor, sepáralos—pidió Akashi

Murasakibara observó a Akashi y asintió, le encargo a Midorima sus dulces y usando su fuerza fue capaz de interponerse entre Aomine y Haizaki.

—Haizaki, Akashi-kun ha sido amable y lindo conmigo así que te aplastare si sigues fastidiándonos.

Haizaki observó a todo el grupo tan unido, él se sintió tan fuera de lugar. Tetsuya y Ryota no estaban solos, ninguno de ellos lo estaba. Fue en ese momento en que no solo para Haizaki sino para todos fue claro que ellos eran como una manada. Y si dañaban a alguno, los otros lo harían pagar. Murasakibara tenía un aspecto bastante intimidante, esa mirada distraída e infantil desapareció, la oscuridad de su aura era peligrosa. El peliblanco resopló. Y odio más que nunca su condición de beta. Nunca podría hacerle frente a un alfa, menos uno con la fuerza natural de su especie como Murasakibara.

Haizaki no volvió a fastidiarles en toda la semana. Y por supuesto todos los alfa y beta de Teiko tuvieron claro que los omega de la generación milagrosa estaban prohibidos.

Kuroko finalmente se sentía seguro, en su lugar indicado. Aomine era cariñoso con él de forma fraterna de igual manera con Kise y Momoi. Todos se llevaban bien bajo sus estándares y caracteres. Había peleas pero eran divertidas. Todos estaban ilusionados con hacer valer su título de campeones y llegar a la final de las nacionales de secundaria.

Haizaki abandono el grupo a los dos meses de aquel incidente.  Nijimura dejó la escuela por lo que cedió la capitanía  a Akashi. Siguió comunicándose con todos a través de email, especialmente con Akashi  pues el joven Nijimura tuvo que viajar de emergencia a estados Unidos pues su padre estaba enfermo. El equipo que haría historia y marcaría un antes y después inició.

Ese día habían acordado salir de campamento, todos traían ropa cómoda, por lo que Momoi quería tomarse una foto con todos antes de subir al bus de la escuela que los transportaría. Sin embargo, luego la chica notó algo curioso en la foto. Por un lado estaban Akashi, Midorima y Murasakibara, bastantes juntos mientras que por el otro Aomine tenía abrazados a tanto a Kise como Kuroko mientras ella estaba debajo de él. Cuando se tomó la foto no noto ese detalle. La manera en la que los mantenía abrazados era con seguridad innatamente posesiva.

Momoi no le dio importancia, ella no entendía aun en su joven mente de omega que eso significaba que el tratamiento para mantenerse bajo control por alguna razón comenzaba a menguar su efecto.

…………………

Para cuando Himuro llego a los trece años, ambos aún permanecían en Estadios Unidos. Kagami era solo un crio de diez años pero el practicar basquetbol le había hecho crecer más que el propio Himuro. Algo que interiormente Himuro envidió. Después de todo,  en estos tres años que permanecieron bajo la tutoría de Alex, ambos niños habían quedado enamorados del basquetbol.

Sin embargo era Kagami quien con el potencial de ser un alfa parecía poder llegar a la cima de todos. Alex tenía claro ello. Sin darse cuenta empezó a darle preferencia en los entrenamientos. A recomendarle participar en diferentes competencias callejeras. Himuro no podía quedarse animándolo desde las gradas. Le dolía demasiado no poder superarle a pesar de ser mayor que el otro. Alex le enseño una manera hermosa de jugar que realmente llamó la atención de muchos. Era un omega refinado que sería hermoso compañero para un alfa basquetbolista. Por un momento Himuro creyó que quizá ese era su lugar. Después de todo dentro de las ligas mayores aquello era usual tanto entre el equipo nacional de básquet femenino como masculino, las estrellas eran alfas y su compañero era un omega que en la vida diaria era su omega pareja, muchos incluso llegaban al matrimonio. Tanto así que junto a Kagami decidieron darles la noticia a sus padres que la escuela de leyes y la de diplomacia no sería para ellos.

Sobre el compromiso a futuro, Kagami, a pesar de ser un niño,  no tenía dudas de que quería una vida al lado de Himuro. El omega y el basquetbol estaban totalmente estrechados así que sin duda sus sueños de niño aun inocente eran de estar al lado del bello omega y poder convertirse en jugador de la NBA así como representar al equipo nacional.

Por el lado del pelinegro no era así: Él se sentía diferente y ser el apoyo de otro no estaba en sus sueños. Él quería brillar, deseaba  grandeza para sí mismo, no ser el apoyo de otro. Adoraba a Kagami y aquella ternura maternal que despertaba en él poco a poco cambiaba. Él era omega y sabía que pronto tendría su primer celo. Evidentemente, no lo compartiría con Kagami, pero aun así no deseaba compartirlo con nadie tampoco. Al igual que Kagami adoraba el básquet, le encantaba sentir la pelota entre sus manos, engañar a sus rivales y superarlos para lanzar un limpio y perfecto tiro de tres puntos. Pero Kagami siempre le mantenía a la sombra. El alfa parecía volverse alguien destellante, alguien que brillaría tanto que él solo sería un compañero…una sombra. Quería aceptar ello pero no podía, su animal interior cada vez le hablaba más y simplemente no estaba en su naturaleza al parecer. Lo cual era extraño pues era un canido, un lobo para ser precisos, por lo cual se supone que debería ser leal y fiel totalmente ante Kagami, pero tampoco podía. Era mayor, y a veces, sin poder evitarlo, coqueteaba con cualquier beta o alfa.

Kagami no notaba ello aun, pero sabía que pronto el felino dentro de Kagami lo haría. Kagami era un felino por lo cual debería ser solitario; sin embargo sabe que como felino que cuando escoja realmente a su pareja no la dejaría escapar. Temía ello, temía el día en que Kagami le reclamase como suyo.

Aun con todas sus dudas, tomó la mano de Kagami para así ambos enfrentar a sus padres.

— ¿Qué sucede, niños? Nos preocuparon—intervinieron bastante preocupadas sus madres omega.

Himuro tembló ligeramente, pero le sorprendió que la cálida mano de Kagami presionase la suya. El tigre dio un paso al frente, enfrentó con determinación en su mirada a los adultos. Y por un segundo Himuro se sintió atontado, vio el futuro, supo en qué tipo de grandioso alfa Kagami se convertiría. Pero, por alguna razón, no se veía a su lado. Kagami era demasiado brillante para él...quizás.

—Okasan, Otosan- hablo el pequeño refiriéndose a los que serían sus suegros también—Tatsuya y yo hemos decidido no seguir sus pasos como diplomáticos. Estamos seguros que queremos convertirnos en basquetbolistas. Himuro será mi compañero de vida y ambos compartimos ese sueño.

Los padres de Himuro estaban punto de elevar su voz, pero los de Kagami les pidieron mantener la calma.

— ¿Es eso cierto, Tatsuya-chan?— preguntó la madre de Kagami

Himuro tembló nuevamente, pero asintió con firmeza. Una que no tenía. Sus convicciones temblaban al igual que él.

—Hijo…

Kagami espero un golpe, un grito, todo lo malo que pudiera recibir; pero no se esperó que su padre alfa solo le despeinara los cabellos.

—Sin duda vas a convertirte en un gran alfa capaz de proteger a tu pareja.

Los padres de Himuro quisieron protestar pero el padre de Kagami se puso a su lado.

—Confió en mi hijo. Y confió en que Tatsuya-chan será el mejor de los compañeros que podría tener. Vamos a dejar que dedican sus vidas. Aún nos queda mucho tiempo vivos. Y estoy seguro que nos regalaran muchos nietos; alguno de ellos lo encaminaremos para que nos suceda. Además, cuando Himuro deba encargarse de los niños pueda llevar las riendas de nuestras empresas mientras mi hijo sigue su camino como jugador. Y cuando Kagami se retire también podrá hacerse cargo ¿no es así?

Kagami asintió. Su seguridad era abrumadora por lo que los padres de Himuro le admiraron y se sintieron sumamente felices de que su pequeño omega tuviera un futuro esposo tan perfecto.

—Pero, hijo, no podrás abandonar tus estudios ni tu ni Tatsuya-chan ¿entiendes?

Kagami asintió con firmeza y sonrió. Corrió hacia el pelinegro y le abrazó con fuerza. El omega devolvió el gesto débilmente. No pudo decir ni una palabra de lo que sentía. Prácticamente hasta habían decidido cuantos cachorros debía de darle a Kagami. Este parecía más que feliz, pero el pelinegro no se sentía de esa manera. La inconformidad crecía a cada segundo dentro. De hecho sintió que quería gritar pero aun no sabía para decir que…

……………………….

El observar los besos y caricias entre aquel omega y su pareja le perturbo. No porque fuera un conservador renegado sino por la imperiosa necesidad de ellos de estar unidos. Lo más juntos posible. Ahora mismo pensar en lo  esclavo que podía ser de su naturaleza le asusta. Quiere ser tan libre como los sonidos que salían de su boca al cantar.  Siente que debe dedicarse plenamente a ello. A pesar de saber que eso era firmemente lo que desea, no puede dejar de darse cuenta que sus canciones estaban llenas de “Shin-chan”

Aún recuerda cómo es que escribió el que sería la segunda canción de cierre de Teiko days. Fue difícil realizarla. Se sentía frustrado así que abandono a toda su banda, inclusive a Yorke, su mejor amigo,  que ocupaban un pequeño salón dentro del enorme edificio de producción.

Se aventuró a caminar por entre los pasadizos, topándose con toda aquella muchedumbre en movimiento para conseguir que cada nuevo show se presente perfectamente. De solo pensar en lo estresante que era para ello su cuerpo dio una sacudida de displacer. Sin embargo ello quedó atrás cuando a lo lejos, luego de subir una escalera normal llego al tercer piso. Se escuchó muy suavemente el sonido de un piano por lo cual habría alguien interpretándolo tan bellamente. No era una canción antigua pero guardaba sin duda muchas emociones.

Abrió la puerta y se topó con aquel “nerd” de cabello verde quien siempre se mantuvo a lado del omega pelirrojo. Si bien la primera vez que le vio le pareció a su manera imponente de a ratos durante las pocas grabaciones de la serie a la que había asistido para inspiración,  tuvo la impresión de que era una persona sumamente altanera,  había algo que sabía era rescatable.

En aquel momento en que al fin sus ojos notaron que quien tocaba el piano algo dentro de sí, una de sus defensas quebró por completo.

Midorima Shitnaro, como le habían presentado se encontraba solo  en una sala de instrumentos totalmente normales, este presentaba el uniforme que usaba para interpretar su papel. Este le devolvió la mirada pero no supo porque no le dijo algo, sino que  siguió con sus tonadas y estas cobraron una forma. En vez de bailar como a veces sucedía, un sentimiento en forma de palabras alumbró entre su oscuridad.

Los ojos del peli verde le miraron de vez en cuando, pero como una conversación muda solo se comunicaron a través de los sonidos y de la música. El alfa tenía una presencia que cada vez se hacía más imponente; sus ojos eran dos esmeraldas que transmitían frialdad  absoluta. Era evidente su linaje noble y la incomodidad de que ocuparan el mismo espacio. Pero Takao no era del tipo de omega común. Uno común se hubiera alejado luego de una gran disculpa y con seguridad estaría bañado en lágrimas. Takao, por su parte, sonrió como si fuera un divertido juego. Cerró los ojos y la música del piano que el otro manejaba con maestría le lleno  de emociones tiernas, suaves, pero a la vez de unas con profunda emocionalidad. Sintió repentinamente que la historia de su canción cobro firmeza en palabras que ya podían salir de su boca.

Empezó en un tono bajito:

—Una intensa situación…

Midorima solo dio un respingo al escuchar la suave voz del omega (no se permitió nada más). Aun así, inconscientemente fue modulando los sonidos que sus hábiles dedos producían para compasarlos a la voz del otro.

Nunca había tocado para alguien más que no sea su familia o Akashi y solo se había acompañado en voz con el pelirrojo. Pero ahora que este crio había interrumpido su práctica para una presentación pública, en vez de decirle lo mucho que le fastidiaba continuaba tocando.

Tenía poco tiempo para practicar, pues la presentación que tendría al lado de Akashi por la serie en la que ambos actuaban sería en una semana, pero estaba ahí tocando una melodía que no era la que decidió con Akashi. Es más, era una melodía completamente nueva. Y ahora Takao le ponía letras, palabras con un significado tangible, asombrosamente cercano a lo que el sentía al componer.

—La luz que cubre todas las tinieblas…rompe su propio ser capturado...

Midorima continúo moviendo y a la vez escuchando con atención las palabras del cantante. No era tan común que se encontrasen, a pesar de que el estudio de grabación del nuevo cd de la banda del omega era en el mismo lugar donde grababan algunas importantes escenas de la serie. Aun así, recién ahora y no en las anteriores reuniones donde asistían todo el grupo involucrado en este éxito, es que detallaba como era físicamente. No le había prestado atención en absoluto antes. Admitía que era su voz lo que más le estremecía...No le parecía particularmente un omega estéticamente cuidado o elegante como Midorima estaba acostumbrado a tratar.

—…para aquel que dejaste en el pasado y aún resuena en tu corazón...

Aquella frase le pareció muy hermosa y estética; adecuada para la historia romántica que se desarrollaba a lo largo de la serie sobre todo entre Aomine y Kuroko. Sonrió de lado. Lo que Midorima no previno era que esa frase reflejaría muy bien su propio sentir en el futuro.

 Y de nuevo su rostro giro hacia Takao quien tenía los ojos cerrados, concentrado mientras sus labios se movían. Y es en se momento en que cambio de parecer respecto al físico de Takao: le pareció atractivo, tenía un bonito perfil. Y aquel rostro juguetón que esta vez estaba tan concentrado le aprecio algo bastante extraño pero  agradable de ver. Tuvo la sensación de querer sonreír de nuevo, pero se limitó. Un aroma bastante familiar le llegó: sus manos se quedaron quietas.

El omega pelinegro abrió los ojos cuando la música se detuvo.

— ¿Por qué paras…Shin-chan?

Midorima enarcó una ceja.

— ¿Shin-chan?

— ¿Tu nombre es Midorima Shintaro no?—contestó como si con ello fuera suficiente razón para llamarlo con tanta confianza.

— No eres nadie para llamarme por un diminutivo de mi nombre.

Takao no se amilanó sino que sonrió divertido por la reacción tan engreída del alfa.

—Seguro eres de la nobleza….se nota—acotó con burla.

Midorima chasqueo su lengua y se puso de pie justo en el momento en que Akashi ingresaba y les dedicaba una mirada inescrutable.

—Hola…ustedes...—empezó Takao

Akashi le dedicó una mirada de arriba abajo y cruzo sus brazos sonriendo con aquella sonrisa que Midorima  sabía era peligrosa, esa falsa amabilidad que Akashi a veces utilizaba eran un arma bastante dañina. Sin embargo se sorprendió de que Takao se pusiera tan firme ante el pelirrojo.

Midorima admitió que todo esto era demasiado patético. Estaba bien que actuaran en una serie, pero ahora estaban en la realidad y no iba a ver desarrollarse una escena sacada de novela. Así que se acercó a Akashi y le tomo del brazo con respeto. Ambos se marcharon sin dedicar un segundo vistazo a Takao.

Este al encontrarse solo se sintió bastante frustrado, herido y con ganas de volverse mejor... ¿mejor que quien o qué?

En aquel momento, Takao lo achacó a su natural instinto competitivo contra Akashi y Midorima. Así que sin importarle que el piano que tenía en frente no fuese suyo, se sentó en la banca y empezó a tocar la misma melodía de Midorima. Se demoró unos minutos en encontrar las mismas notas que el otro, pero cuando lo logro lo repitió una y otra vez mientras cantaba de manera suave y aguda.

 

……..

—Kazu-chan, esta es la segunda vez que te descubro tan pensativo en el balcón….

Takao se giró y solo le sonrió.

—Necesitaba pensar acerca de…muchas cosas...

Yorke se acercó a él con lentitud. Le preocupaba los encuentros que debían de tener con aquel alfa. Si por el fuera le rebanaría la garganta, pero no podía hacerlo y no porque no tuviera valor sino  porque sabía que Takao aun quería a ese sujeto.

—Me siento tan frustrado de no poder hacer algo más.

Takao caminó hacia su amigo y le abrazó con fuerza. Se hundió en su pecho.

—Haces más de lo que te toca como amigo. Sin ti  estaría hecho pedazos.

Yorke le devolvió el abrazo para luego despeinarle los cabellos a juego. Ambos rieron.

—Kazu-chan, promete que después de esta serie de mierda todo acabará con él.

Takao desvió la mirada, apretó sus puños para luego enfrentar la de su amigo

—Lo hará, lo prometo.

……………….

Presente:

Debería haberse retirado a su departamento. Debería estar con su amigo Reo en caso contrario. Donde sea...pero no pudo evitar terminar en la azotea del edificio de la productora. Y es que ver todo desde tan arriba le traía un poco de paz. Desde ahí pudo vislumbrar como su prometido salía de la cafetería cercana y tomaba un taxi. Le dolía verle tan confundido.

Desde el día en que los vio juntos a uno tocando el piano y al otro cantando supo que debía de actuar, de hacer algo más. Aunque no sabía que exactamente. Midorima era su ancla, era su salvador sin saberlo, era su futuro y su presente. ¿Acaso no era lo mismo a la inversa?

También desde este lugar vio como aquel omega que sin saber quito un pilar solido entre su pareja y él salía con los miembros de su banda. También desde ahí le aseguró a Aomine que los videos de seguridad nunca caerían en malas  manos y así sería. No necesitaban más escándalos. Quisiera ayudar tanto a Aomine como Kuroko, sabía que lo haría.  Pero en aquellos momentos no estaba en todos sus sentidos para hacer lo correcto y no terminar dañando a sus amigos en especial a Kuroko. Solo espera que este no cometiera alguna tontería

— ¿Akashi-sama?

Giro su vista hacia atrás. Olfateo y noto que era un alfa pero ninguna alarma se activó  en su cuerpo: era pues un alfa de clase inferior, muy inferior. Tanto que casi parecía un beta y uno de una clase muy baja. Sus ojos dejaron de derramar lágrimas, se secaron pero dejaron un rastro brilloso  en ellos algo que sin querer cautivó a Furihata.

Ver en persona al omega que tanto admiró hace que su corazón lata aceleradamente, que su garganta se seque y que su cuerpo sufra de un estremecimiento. Aquellos ojos tan rojos y brillantes como las piedras preciosas que solo puede ver en revistas le parecen fuera de este mundo, algo irreal: Akashi Seijuro es para Furihata un ser superior, un ser bendecido, alguien que no puede ser igual de terrenal que él mismo aunque lo tenga frente suyo.  

— ¿Por qué osa interrumpir mis pensamientos? Estoy seguro que son más importantes de lo que tu vida llegará ser.

Akashi es normalmente alguien gentil y aunque no comprende la pobreza ni la necesidad material intenta ponerse en el lugar del otro o al menos aparentarlo. Sin embargo en aquel momento su otra personalidad, esa que usa de defensa para alejar a todos, esa que es como un león herido, peligroso está presente.

—Yo…solo… quería…

Furihata tiembla, la presencia del omega es más fuerte de la que cualquier alfa que pertenezca su círculo social; ninguno de sus amigos alfa o sus familiares tiene tal aura de peligro pero a la vez de encanto.

Akashi era como el fruto más exquisito protegido por dolorosas espinas.

—No pienso perder mi tiempo en...alguien…—mira de pies a cabeza— como tu... un alfa que no puede articular una palabra frente aun omega.

 Aquellas duras palabras hacen despertar al alfa del embelesamiento en que la belleza de Akashi le sometió.

¿Qué sabía un omega como Akashi rodeado de lujos lo que significa ser un alfa mestizo y tener que enfrentarse a ello?

—Es cierto que yo no soy un alfa puro pero... créame no es algo fácil. Pero usted no puede saberlo. Usted no puede siquiera imaginar todo lo que he pasado y como…

—No, realmente, no lo sé. Y no me interesa. En primer lugar ¿Qué haces en este edificio? Se supone que no deben dejar  pasar a nadie y menos alguien de los barrios bajos—sonríe con suficiencia.

—Óigame, yo soy un trabajador de aquí—responde ofendido.

—Ahh... entonces— camina lentamente hasta Furihata, envolviéndole nuevamente en ese encanto que solo los omega de mejor nivel pueden producir. Si para Akashi seducir a un alfa de clase como Midorima era fácil hacerlo con alguien como Furihata era sumamente sencillo, más con la experiencia obtenida durante años. Él era un león omega de alta categoría; Furihata un alfa de ascendencia beta por lo cual aturdirse con el suave aroma de Akashi y sus resonantes pasos era casi natural. —Discúlpame por interrumpir tu trabajo. Debes ser el encargado de limpieza.

El alfa despertó del aturdimiento. No es que considera una mala labor o que le pareciera humillante. De hecho su padre y madre trabajaron en ello durante muchos años, antes de poder poner un negocio propio. Pero era la manera entre burlona y despectiva  del omega lo que le fastidiaba, lo que delataba cuan superior se sentía el otro.

El omega tampoco era alguien que despreciara la labor de otros. De hecho era muy considerado con su personal de limpieza pero por alguna razón sentía ganas de humillar a aquel alfa. Quizás es por no poder hacerlo en este preciso instante con otro alfa de su alrededor, por el dolor que siente al sentirse humillado por Midorima.

—Soy… asistente de producción y…

—Akashi-sama ¿sucede algo?

El director de la serie interrumpe las palabras de Furihata. Akashi gira hacia la voz del hombre. Le mira fríamente.

—Disculpe que haya mandado a este novato. Le ha fastidiado ¿no es así?

Akashi entrecierra los ojos. Sabe que incluso puede decirle al hombre que le despida pero gana su parte compasiva y niega levemente.

—No, al contrario, me estaba haciendo compañía. ¿Ha sucedido algo? Lo mando por mi ¿no es así?

—Lo vieron subir por aquí. Y quisiera aprovechar para mostrarle los cambios que se han hecho en el guion con respecto a la escena que sugirió.

Akashi muerde suavemente su labio inferior mientras esboza una sonrisa maliciosa.

— ¿En serio? Que eficiencia. Debo felicitar a sus escritores.

El hombre no puede evitar sonrojarse ante el gesto del otro y aquello no pasa desapercibido por Furihata quien desvía la mirada. Sabe que Akashi está utilizando su encanto pues esa voz que ahora utiliza es mucho más suave y aguda que la que uso con él. Siente que la admiración que sentía por el omega se tambalea; sin embargo se convence de que quizás esta prejuzgando y simplemente no lo conoció en el mejor momento. Con seguridad alguien como Akashi Seijuro tenía infinidad de problemas a tratar.

—Espero volver a verlo pronto, asistente de producción. Fue entretenido platicar con usted.

La mirada que Akashi dedica a Furihata hace que este tiemble de pies a cabeza. Cuando el pelirrojo desaparece de su campo de visión resopla profundo. Sus piernas están temblando, como si toda su energía se hubiese esfumado ante aquella sonrisa juguetona y maliciosa. Su corazón sigue acelerado y no parecer volver a calmarse prontamente. No entiende como debe interpretar a Akashi. Nunca pensó que ese hermoso omega que siempre pasea del brazo del alfa peliverde tuviese una personalidad tan compleja y que su presencia fuese tan abrumadora.

Para poder calmarse, termina por recostarse en la pared y levanta su mirada hacia el cielo, vislumbra las estrellas que van apareciendo poco a poco en el cielo de Tokyo. Se termina riendo de sí mismo y su actitud. ¿Cómo fue capaz de responderle algunas veces? Se siente patético como alfa, pero también se asombra de al menos haberle podido responder.

Su celular suena y entiende que es momento de marcharse a casa, su madre a organizado otra cena con la hija de un vecino, una omega de clase inferior igual que él, una omega que si podría adorarle, que su naturaleza animal le permitiría adorar a un alfa de ascendencia beta como él.

 

……….

— Sempai…. —susurra suavemente en el oído de su mayor.

—Te he...dicho que dejes de llamarme sempai— le responde el alfa mientras aun sostiene de la cintura el cuerpo desnudo de su pareja sobre él.

Kise ríe provocativamente y le abraza con aun más fuerza. Mientras Kasamatsu le acaricia toda la espalda desnuda hasta llegar  a sus nalgas, las cuales estruja mientras ambos se besan lentamente.

—Pero sé que te excita que te llame “sempai”…—le responde con dulzura pero a la vez picardía algo solo posible en Kise.

Kasamatsu se muerde el labio, impotente ante lo mucho que despierta Kise en él. No entiende como alguien es capaz de resistir ante él. Él lo intentó con todas sus fuerzas en el pasado y a pesar de no dárselo cada día le adora. Si Kise supiera que tanto lo tiene en sus manos seguramente se reiría.

—No digas esas cosas en un momento como este. —le regaña.

— ¿Por qué? Es el mejor momento

—Te gusta avergonzarme...

—Es una afición...ah...

Un gemido sorpresivo salió de los labios de Kise cuando su novio le alzo rápidamente y le dejo caer sobre su miembro. Kasamatsu y él son uno en estos instantes. Para Kise era un momento especial. La mirada fiera de su pareja así como la seguridad que refulgía le enternecen.  En este instante puede olvidar todo el dolor, todo el daño que sufrió en brazos de Aomine. 

Siguiendo sus impulsos, besa a su sempai, se aferra a su cuello y deja ir sus lágrimas mientras es levantado constantemente de las caderas para seguir con las embestidas. Los gemidos entrecortados se hacen altos, mientras Kise ayuda impulsándose de sus rodillas, así sentado sobre Kasamatsu mientras sus brazos se aferran al cuello de este y su cabeza baja para devolver los besos con igual pasión de los que le son dados.

Kise ríe ante las caricias en su espalda y los besos suaves que recibe en su cuello. Aún no han compartido un celo a toda regla, peor piensa en el  ¿Por qué no? Quizás es lo mejor.  Aún recuerda cómo es que le conoció y como es que terminó llamándole “sempai”

“Tu imagen es lamentable y ¿te haces llamar modelo de alto vuelo?”

Sí, sin duda fueron duras las primeras palabras que le dictaminaron, pero se las merecía en aquel momento.

 

Notas finales:

Hola... Me gusto mucho la forma en que Midorima y Takao se acercaron.. lo creí propio y adecuado me inspire en un cd drma dodne Takao canta y Midorima toca el piano.. no miento les aseguro que es verdadero!! takao canta Chatal ryhm que es un ed de KnB .. Por otro lado al revista donde trabaja Kise en el fic es la misma que en el manga Zunon boy. Y la que habkla Momoi es una de las revistas mas famosas de moda masculina en Japon "Non no".... 

La canción que canto Takao en el capi pasado me olvide decirles era Lanata de olcoldex, osea de la banda del seuiyu de Takao .... a mi aprecer sus formas de ser se parecen mucho!!!

Bueno pues vimos que llego un momento en que comnenzaron a llevarse muy bien y a cuidarse entre el grupo aunque los celos no estan alejados por lo menos en Midorima quien es ya prometido de Akashi.... (como duele escribir de ellos sin sentir que se traiciona a Takao despues del extra game) En fin voya traer mas fanfics de knb porque los nesecito tengo demasiado sentimiento acumulado por muchas parejas!!!

 Por otro lado vemos como a los tree quedo casi escrito el futuro de Tatsuya .. como se libro de este?? como es que sigue lelvandose bien con Kagami?? 

Espero me cuenten sus impresiones .. por cierto me gusto escribir lime kasaki!! (Te lo mereces, Aomine) solo eso.. ahh peor acotar que KLasamatsu no ha mordidon a Kise soea no le ha dado la marca final. 

Para el proximo capitulo avanzaremos con la historia de Himuro y como es que conocióa Murasakibara.... me gusta mucho el murahimu... y kagakuro .. si en serio que sí.. 

Ciertto que tal me salió el furiaka?? lo tenía muy bien epnsado peor dios escribri de Akashi es siempre dificil y debes escoger muy bien las palabras es tan elegante siempre!!!


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