Cuando el futuro tomo su rumbo
Cuando lo vio delante de él, Murasakibara solo pudo pensar que era un ser salido de las películas infantiles que más le gustaban; aquellas historias que tenían siempre un mensaje alentador y que pese a su de vez en cuando, amargo carácter, le gustaban.
Normalmente las personas idealistas le fastidiaban; pero los mensajes soñadores de esas películas no, quizás era porque eran fantasía. Y así estaban bien: Solo en la fantasía los buenos ganaban, la justicia triunfaba y por supuesto los héroes se quedaban con el príncipe o princesa omega.
El cantante que le presentaron en contra de su voluntad era sin duda la materialización de un príncipe omega. Era perfecto. A lo lejos pudo sentir un aroma tan delicioso que deslumbraba al aroma de sus magdalenas. Era como los dulces de canela, como esos ricos bollos dulces y aromáticos.
—Atsushi, responde el saludo. — le insistió nuevamente Akashi con su usual tono educado.
No se había dado cuenta pero no le había devuelto el saludo con la debida inclinación. Mientras que el artista enfrente suyo si lo había hecho. Murasakibara se había perdido en su aroma y en esas perfectas facciones: El cantante frente a él tenía una piel tan blanca y de apariencia suave que sin duda sintió curiosidad por verificar si no era solo el maquillaje. Ya que su amigo omega rubio también portaba semejante piel pero usaba maquillaje de alta calidad, al igual que su amiga Momoi; aún recuerda como a veces lo envuelven en sus salidas y ambos se llenan de botes de base para la piel.
— ¿Usas maquillaje como Kise-chin y Momo-chin?
Aquella pregunta desconcertó al omega frente suyo. A pesar de que muchos lo tallasen de distraído pudo ver como la sonrisa amable del pelinegro tambaleó, para esbozar una nerviosa.
—Atsushi, no debes preguntar ello a un omega. Disculpe a Atsushi. Himuro-san.
Akashi sabía comportarse, por lo cual Murasakibara y todos los demás siempre recurrían a él para saber cómo portarse ante cámaras. Muraskaiabra le envidiaba secretamente pero a la vez le admiraba por ser tan elegante; le parecía algo que le hacía hermoso. Y sin embargo la sonrisa que ahora el llamado, “Himuro-san” les regalaba le absorbió por completo. Guardaba una elegancia y gracia tan única que las princesas de sus cuentos no tenían nada que hacer al respecto. De nuevo las ganas de tocar la piel de su rostro le tentó como si fuera un rico bollo frente suyo.
—No se preocupe. Fue un gusto conocerlos. Por favor cuiden de nosotros.
Incluso la manera de su inclinación respetuosa tenía algo que Murasakibara no supo dar nombre pero que le acaloró un poco.
—Gracias a ustedes por darle la música la serie. Bueno, espero ansioso la canción de hoy.
Murasakibara recordó porque había sido obligado y chantajeado a venir por Akashi aquel día, después de todo ese día no tenían grabaciones. Hoy les presentarían a la banda que compondría la música principal de la serie. Una banda que ya tenía cierto prestigio por lo cual había simplemente sido convocada y no había participado en casting alguno como la banda que pondría solo los ED.
El omega pelirrojo esbozó una mueca seria luego de que el omega pelinegro llamado Himuro se marchara hacia el escenario que habían armado para su banda.
Akashi giró su vista hacia su amigo peli morado y algunos pensamientos asaltaron su mente. Sonrió ligeramente entre enternecido y celoso; después de todo Murasakibara era su amigo alfa, uno de los cuales le era muy obediente y a la vez a quien tenía mucho cariño desde la secundaria. Así que verle tan interesado por otro omega le afectó de alguna manera.
—Vamos, Atsushi. Lo veras desde los asientos.
Era una de las principales canciones de la serie y la presentarían al día siguiente en uno de los programas del “prime time”, el horario donde toda la familia se juntaba, por lo cual la hora de más televidentes. Así que estaban reunidos para decir si les parecía adecuada la interpretación. Aunque la opinión más importante era de Akashi finalmente.
La música inició con fuerza, el sonido de la guitarra principal tocado por el omega( a quien Murasakibara no había prestado atención alguna) La música inicial dio el pase para que Himuro. quien tenía una polera fucsia con una chaqueta negra brillante y unos guantes de cuero, tomara con aprensión el micrófono, con toda la confianza y gracia que nunca había vislumbrado; los actores de esa películas de príncipes deberían sentirse avergonzados, pensó. Todos los artistas, en general, ante la confianza y la manera en que Himuro se robaba facialmente las miradas. Sin siquiera haber soltado alguna palabra y por su fuera poco cuando su voz salió de sus labios delgados nada fuera de ese escenario existió para alguno de los presentes. Ni siquiera los dulces o las papas frisadas que el alfa peli morado tenía en su regazo.
“¿No te lo dije ya?”
Inició la primera fase de la canción:
“No podrás seguir adelante si sigue escondiéndote tras tu debilidad”
Su voz era aterciopelada pero tenía una potencia propia, es decir era fuerte y acariciadora, como una caricia de un amante posesivo. Y la sonrisilla que manejaba en sus labios mientras parecía susurrar al micrófono cual amante despertaba sensaciones placenteras con solo verlo cantar. La mayoría de alfas presentes entendía esa sensación pues eran ya adultos. Sin embargo los alfas del elenco, que en circunstancias normales deberían de cursar el instituto, se sentían confundidos y un tanto abochornados. Murasakibara no se sentía así, solo anonadado, Akashi giró levemente hacia él y sonrió entretenido de que su amigo/hijo tuviera una papa frita en sus manos y aun no se lo haya llevado a la boca, simplemente la mantenía a unos centímetros de su boca.
“Mira mi frágil yo interior”
“No importa que tan dramático sea el escenario, todos siguen sin estar impresionados”
La letra era una real ironía con lo que sucedía con los espectadores. Los directores estaban seguros de que al día siguiente Himuro junto a su banda, Granrodeo, conquistarían a todos los televidentes y al afortunado público presente en el set. No por nada su fama había crecido rápidamente en solo tres años.
“Incluso en una noche donde te atormente la soledad...”
“Impaciente espero por la luz de la mañana”
La voz de Himuro iba escalando centímetro a centímetro.
“Con la fuera para admitir que mi ser débil era un simple engaño”
A todos les gustó el significado de la canción, incluso a Murasakibara; a pesar de que su atención se centraba en los movimientos y la aparente entrega de Himuro a su música.
Nadie sabía que el dueño de esas letras era el primer alfa de Himuro, en quien justamente pensaba mientras sus ojos se entrecerraban y su voz acallaba cualquier otro sonido ajeno.
“…deberé comenzar. Y sé que puedo”
“Desde ahí deber de mirar hacia adelante”
“…Y comenzar a caminar, comenzar a correr”
Himuro pensaba y detallaba al gran alfa que pudo haber suyo, además de los sentimientos que lo empujaron a irse de su lado. Por lo que esbozó una sonrisilla mientras comenzó a contorsionar su cuerpo con la fuerza de los sentimientos por Kagami que le impulsaron a escribir eta canción.
“No importa si mi voz suena fuera de tono…”
“Yo preguntaré ¿Y a ti que te importa?”
Pensó también en sus padres. En como a pesar del abandono Kagami le protegió de ellos.
“¡Es mi turno!”
“¿Puedes hacerlo?”
“Ya no tengo miedo”
“...de lo que pueda pasar cuando lo haga”
“¡Este es mi oportunidad para hacerlo!”
Terminó con fuerza y total convicción. Eran letras que le describen muy bien pero también estaban inspiradas en Kagami, en su Kagami. En quien le dio la fuerza final para no rendirse y seguir por el duro camino de la fama.
Himuro dio una ligera reverencia hacia todos, agradeciendo la atención y regalándoles una ligera sonrisa entre dulce y agradecida. Choco sus manos con su mejor amigo y guitarrista y bajan del escenario a conversar con los directores para finalizar los detalles sobre la presentación del día siguiente.
Murasakibara es recién en ese momento que notó que sus papas se han enfriado y que ya no le gustan tanto. Más bien le dio muchas ganas de comer bollos de canela. Tan fuertes que jalonea a Akashi, arrastrándolo hasta la mesa de bocaditos que los asistentes de producción siempre tienen dispuesta para los artistas.
Encuentra un rollo de canela, pero por alguna razón sintió que le faltó algo para estar perfecta... ¿qué sería?
Cuando sintió un aroma único y gira, por lo que notó que provenía de Himuro. Entiende que ese cantante tiene el olor del postre más delicioso, uno que aparentemente le está prohibido comer.
Presiona fuertemente el brazo de Akashi que aún sostiene. Este no se queja, sino que simplemente analiza la situación de manera silenciosa: Nunca nadie ha llamado tanto la atención de Murasakibara.
Akashi prácticamente tiene como deber familiar el cuidarlo como si fuera su cachorro. No es que Murasakibara tenga una inteligencia retardada o este mal de la cabeza; simplemente es absolutamente flojo y desinteresado por lo cual siempre adopta una actitud infantil. La familia Murasakibara es un clan poderoso, aliada a la familia Akashi, han prometido todos los beneficios posibles si logra enderezarlo incluso prometen alianza familiar. Incluso están interesados en el matrimonio con un Akashi, quisieron que fuera el heredero pero Seijurou ya está reservado desde hace mucho tiempo para Shintaro. Seijurou sabe porque su padre lo entregó a la familia Midorima y no a la Murasakibara, y es que la familia Murasakibara es dueño del buffet de abogados más grande y poderoso del país. Además manejan la más grande empresa de guardaespaldas debido a su sólida constitución física heredada de los osos. Murasakibara es heredado de un linaje sanguíneo puro y de los más fuertes del país.
Evidentemente su padre cree que es mejor no estar en manos de un grupo tan poderoso, menos cuando son socios. A pesar de tal linaje, Atsushi Murasakibara, heredero, no tiene mayor empeño en una carrera de derecho ni a anda que tenga que ver con el trabajo de la familia. A ellos no les agrado mucho que jugará básquet pero fue por Akashi que la familia acepto. Y fue también por Akashi que le dejaron actuar en esta serie. Y es que esta familia aún tiene la esperanza de que Sei rompa su compromiso con Midorima y haga uno con Murasakibara. Sin embargo en ello si están equivocados, Akashi adora a Atsushi, se ha encariñado mucho con él, pero sus sentimientos por Midorima han crecido y madurado de una manera que nunca creyó posible.
—Aka-chin, ¿ese cantante vendrá a los ensayo siempre?
—Solo cuando haga falta, Atsushi. —respondió sereno.
Murasakibara despierta en el ese instinto que llaman “materno” en su omega interior. Y es que este nunca ha intentado imponerse como alfa así que lo siente como un cachorro enorme de oso. Aun así sabe que hay partes oscuras en él como cualquier alfa de alta categoría.
Un estremecimiento corre por su espina dorsal. Es el aroma, ese día por primera vez Akashi sintió el verdadero aroma a alfa de Atsushi. Acepto que era uno muy poderoso. Por un momento, se sintió perdido. Giro hacia su amigo y este tenía las cejas fruncidas, sus manos apretaban las bolsas de papas haciéndolas sonar. Por fin sintió el aura poderosa del alfa, su cuerpo de omega se estremeció y por un momento su omega león quiso agachar la cabeza. Solo dio un paso hacia atrás pero choco con el pecho de alguien.
Gira y esa persona es su prometido, quien no le mira sino que esta observando a Murasakibara con seriedad.
Midorima también es un alfa y simplemente reacciona como es debido. Ningún alfa digno puede dejar que otro alfa manifiesta su poder frente a su omega.
Las manos de Midorima apretaron los hombros de Akashi con fuerza y con posesividad. Era un claro “Este omega es mío”
Siempre entendió que Midorima nunca le hizo mucha gracia que pasara tanto tiempo consintiendo a Murasakibara o intentando disciplinarlo. Pero era su deber y además ver a veces las miradas celosas del peliverde era gratificante, como ahora que sentía su calor pasar por sus manos y su corazón latir apresurada. Estaba a punto de romper la compostura.
—Murasakibara, hazme el favor de calmarte.
Murasakibara rompió todas las papas de su bolsa, giro su cabeza y sus cabellos se movieron con ellos quedando algunos sobre su rostro, tenía un aspecto temible. Pero Akashi tampoco era un omega cualquiera así que su león interno se puso de pie de nuevo, se recompuso y le observo con firmeza.
—Atsushi, cálmate sabes que a tú padre no le va gustar que te comportes así. Y yo soy tu último aliado.
El omega que había producido esa reacción en Murasakibara salió del campo visual de ellos, se había retirado junto a su banda y los directores. El peli morado mordió su labio tan fuerte que Midorima y Akashi se sorprendieron de que no se lastimara.
“Es mío” escuchó en un gruñido proveniente de la garganta de su amigo. Antes de que este pudiera seguir a Himuro, Akashi se puso delante de él y con sus manos le toco el pecho.
—Atsushi, si vas así solo vas asustarlo ¿quieres eso?
Y pudo ver cómo tan fácilmente el alfa, después de abrir los ojos y dar un gruñido, comenzó a tranquilizarse.
—Lo lamento Aka-chin Mido-chin.
Akashi sonrió y Midorima simplemente desvío la mirada intentando calmar a su alfa interno. Un alfa siempre tiene por instinto proteger lo que es suyo. Y Akashi era suyo después de todo. Aunque no lo haya marcado.
—No te preocupes ¿quieres ir por un postre a la cafetería?
Murasakibara parecía entre confundido y triste. Akashi bajo su defensa nuevamente. El aura de alfa así como el olor particular de este ya no estaban presentes. Así que se sintió a salvo nuevamente.
— ¿Crees que vuelva a venir?
—Lo hará. Ambas bandas van a venir a ver las escenas además siempre vienen para practicar...
Fue Midorima quien contesto y Akashi no pudo evitar preguntarse cómo es que tenía tanta información.
No cuestión nada a su pareja.
Los tres se dirigieron al café más cercano al edificio de la producción y empezaron a hacer su pedido. Akashi suspiró suavemente mientras revolvía su te. En unos días visitarían su antigua escuela y grabarían algunas escenas ahí. Luego tenía un viaje a Hokaido para unas grabaciones en paisajes naturales. Les quedaba tanto trabajo por hacer. Pero todo tenía un fin.
Sin darse cuenta ya tenía a Murasakibara y Midorima delante de él. Estaba tan distraído revisando su agenda que no notó que varios periodistas estaban fuera del establecimiento tomándoles fotos. Ninguno de ellos lo esperó. Se dijo que fue tonto no hacerlo. Sin embargo aún no estaba tan acostumbrado a que ir a tomar un simple café causaría tanto revuelo. Es decir tenía confianza en hablar en público y compartir sus ideas en juntas y entrevista, pero ser acosado de esta manera era solo por aparecer en televisión Antes solo eran las revistas de sociales y las especializadas en negocios. Ahora era todo Japón.
Tomó su celular y llamo a su guardaespaldas. Felizmente el dueño del café había tenido la delicadeza de cerrar las puertas del establecimiento y no dejar pasar a la prensa. Tomaría nota de ello.
Un auto oscuro se estacionó delante de la cafetería, otro auto también lo hizo y de este bajaron los miembros de su seguridad personal.
Toco los hombros de ambos y estos se calmaron aunque aún respiraron agitados. Tomo el brazo de Midorima y este dejó que se apegara su cuerpo. Estar así sujetándose del brazo de este era como tener un descanso. Dejarle a su león omega que tomara su lugar era simplemente tranquilizante. La manos de Midorima entre la suya era perfecta y se sentía cálida. Él le devolvió la mirada que era tan brillante. Sentía que Midorima sería capaz de defenderlo de lo que sea y aquello le trajo alegría. Al fin no estaba solo.
No pudo evitarlo pero ahí en medio de sus guardaespaldas y toda la prensa intentando sobrepasarlos para tomarles una foto o preguntarle algo, Midorima bajo su cabeza y luego de que con una mirada le pidiera permiso, unió sus labios y el mundo se detuvo. Los flashes podrían haberles cegado pero lo que realmente lo hizo fue como Midorima apretaba su cintura de una forma posesiva pero a la vez respetuosa. Era como si el animal interno de Midorima quisiera marcarlo frente a todos pero el humano se abstuviera de no faltarle al respeto. Akashi no sabía cuál de los dos amaba más. Esa combinación de respeto y deseo hicieron que sus manos se fueran a la nuca del otro. Nunca habían sido exhibicionistas pero en aquel momento ni siquiera pensó en las cámaras. Midorima era todo para él, y Akashi era todo para Midorima.
Silbidos, aplausos se escucharon por todo el lugar. Murasakibara solo tenía un puchero en su rostro. Él aún tenía el aroma de aquel cantante sin poder olvidarlo. Estaba seguro que así como los mejores postres que había probado, no podría olvidarlo. Quería volver a oler aquel delicioso aroma.
Por ahora, debía de esperar a Aka-chin, él era quien prácticamente le dejaba hacer lo que quería. Aun así sabía que Akashi también buscaba que él tomara la cabeza de su clan. No lo deseaba, odiaba todo lo que hacían. Odiaba también las empresas Akashi y también a las empresas Murasakibara. Y aunque el basquetbol no fuera lo que más amaba le parecía mejor, igual que la actuación aunque últimamente todo le parecía tan falso, tan tonto.
El largo beso entre los prometidos terminó. Ninguno dirigió alguna mirada a los reporteros que prácticamente intentaban saltar por sobre los guardianes de la pareja. Midorima tomo la mano de Akashi con delicadeza y a la vez con respeto. Los pocos omegas reporteros presentes suspiraron por la suerte del omega pelirrojo. Akashi se sentía bien al darse cuenta que era envidiado por el prometido que tenía.
Ambos ingresaron después de Murasakibara al auto.
……………………..
—¡You have a good time..!
Takao se sentía muy animado por alguna razón que ninguno de su banda sabía. El omega empezó a cantar en inglés, un idioma que aún no hacía totalmente suyo, de forma inesperada para todos
— ¡Kazu-chan deja de moverte vas a romper nuestra cama!— le gritó Yorke desde su posición.
En aquella época aun no tenían el lujoso apartamento que algún día tendrían. Aun Vivian en aquel edificio antiguo dónde se refugiaban muchos artistas que recién comenzaban, omegas corridos de sus casa por ofender a su clan por lo cual tenían niños pequeños en abundancia. Ellos ocupaban un cuarto de buen tamaño con el suelo hecho de cemento pulido cubierto por tatami envejecido que a pasos se abría y chirriaba. Pero aun así, lejos de su casa, eran felices. Más en aquel momento pies al fin comenzaron a hacerse famosos. Sabía que muy pronto lo serian aún más. Solo debían de tener aquellas presentaciones junto a los miembros del elenco y Granrondeo y su seguridad económica estaría asegurada. Prueba de ello era que el próximo mes al fin vivirían en un departamento decente.
Aun así sabían que Takao no estaba saltando y tarareando en ingles por ello. Parecía que algo lo tenía muy animado. Y a pesar que los otros miembros de la banda pensaban que era por haber terminado la canción para el ending, Yorke sentía que no era así.
Sus sospechas se vieron confirmadas cuando en el televisor que tenían en canal nacional se cortaba el dorama que veían para pasar las noticias de último momento y en este se pudo vislumbrar un apasionado beso entre dos de los actores principales de la serie en la que ellos ponían su música: Takao dejó de saltar sobre la cama y de cantar para quedarse quieto observando.
—Chicos, el dueño de “Sky” nos ha dicho que nos podemos presentar y encima nos pagaran el doble de lo de siempre
Ryo, el baterista de la banda interrumpió a la banda. Takao giro hacia él y sonrió.
— ¡Genial al fin comienzan a tenernos en consideración!
Yorke sintió una mezcla de sentimientos pero sobretodo la preocupación y ansiedad no lee dejaron en paz aun así no comentó nada. Todos en la banda se animaron para alistarse e ir y dar la mejor de las presentaciones en la discoteca “Sky” dónde comenzaron dando tocadas gratis.
Luego de la prestación todos tomaban un par de copas que el mismo dueño les había regalado por la tremenda presentación de la noche. Por alguna razón parecía que había un par de cámaras pertenecientes a la prensa en su presentación.
—Vieron, chicos, parece que al fin nos prestan la atención que nos merecíamos—comentó animado Takao mientras tomaba su bebida.
Aún era un menor de edad, pero dada la situación le permitían beber. Despeas de todo Yorke era su encargado y nadie diría nada si al omega le dejan beber sus tutores.
—Tenías razón en hacer el casting para esa serie—comentó Ryo apoyado de los otros miembros del grupo.
Dos alfas se presentaron ante ellos con sonrisas. Eran tipos normales y de clase media así su sangre y aroma lo delataba. Sin embargo eso detalles que su omega interno era capaz de notar a Takao no le importó. Así pues les concedió tomarse unas fotos junto a él.
—No eres como los demás omegas pero eres muy hermoso.
Takao tembló levemente, su sonrisa se tambaleo.
— ¿A qué te refieres con ello?
El alfa pareció ponerse nervioso.
—Es decir hueles a un omega puro… es muy delicioso y físicamente eres hermoso…
— ¿Pero?
La mirada de Takao era un tanto perturbadora. Takao tenía la particularidad que sus ojos brillaban en la noche sobre todo con las luces de discoteca. Lo cual le hacía tener una mirada aún más afilada.
—Solo…
El alfa paseo sus ojos por las vestimentas de Takao sin saber qué responder
—Es decir… no te pareces a por ejemplo los artistas de teiko days o... a Himuro-san...solo eso pero eres...
Takao rio, pero Yorke sabía que esa sonrisa era más bien amenazante.
—Vamos a tomarnos la foto
Los alfa sonrieron y abrazaron con fuerza al omega. Los otros alfa del grupo quisieron intervenir pero Takao les detuvo, dejó que estos le abrazasen para tomarse unas fotos.
Ni siquiera Takao supo bien porque.
El resto de la noche la paso serio.
Al día siguiente cuando ya eran las 11 de la mañana prendieron el televisor en el programa de variedades que daba a aquella hora. Y para su sorpresa hablaban de su presentación anterior: enfocaban a Takao, su forma de moverse tan alegra , sus ropas sencillas: un pantalón jean pegado a su cuerpo, zapatillas, una polera de manga corta negra y una muñequera, su cabello simplemente suelto.
Como siempre siendo un programa matutino destinado al público juvenil que se queda los domingos en casa, se enfocaron mucho en la estética, y comenzaron a compararlo como omega con el sexy Himuro, el cual siempre resaltaba su cuerpo, su piel con detalles y maquillaje. Muchos opinaban que era un omega con clase y talento, gracia natural como debía de ser un omega perfecto.
“Sabemos que Takao-kun es un omega también puro pero a veces no lo parece” comentó riéndose un omega que era parte de los presentadores.
Justamente en el programa se encontraba Kise Ryota junto a Midorima Shintaro y Akashi Seijuro. Después de todo estaban muy de moda.
—Usted que opina. Kise-kun.
El rubio conocido por ser modelo de la revista juvenil más importante del mediom además de tener instinto infalible por la moda, sonrió coquetamente.
—Yo creo ciertamente que es un omega muy hermoso pero que me encantaría ayudarle a vestir. —guiñó un ojo— Seguramente no es su culpa… en su grupo solo hay beta y alfa y seguramente tuvo que enfrentar muchas cosas solo.
Todos parecieron conmovidos ante las palabras. Como siempre el encanto de Kise hacía que sus palabras se tomaran con la mayor de las importancias. Además, a su joven edad podía decirse que era un juez de la moda.
Yorke se sentó al lado de su amigo y le abrazó. Ambos se sentían indignados
Esa mañana sintieron el primer golpe de muchos a futuro por volverse más famosos. La fama nunca es barata ni mucho menos se regala libremente. La fama debe ser alcanzada solo a precio de llanto y sacrificios.
—Y usted, Midorima-san, como alfa ¿que opina?
Midorima abrió los labios. Yorke noto como su mejor amigo se tensó. “Así que le importa la opinión de este” Frunció el ceño ante la expectativa, Yorke realmente esperaba que aquel tipo no se atreviera a criticar a su amigo.
—Sin duda es atrevido. A pesar de ser omega sus canciones son diferentes a las que cantaría la mayoría de omegas. Ello lo hace diferente del resto´nanodayo
La nota de orgullo en su voz o de admiración, Yorke no supo diferenciar, hizo que el cuerpo de su amigo se relajara.
—En ello tiene razón—concedió el beta que dirigía el programa.
—Takao-kun es sin duda una promesa para el rock japonés. A pesar de ser omega sus canciones realmente te hacen querer armar una revolución o simplemente tu corazón se estremece de amor.
Takao se despegó del abrazo de su amigo con una tierna sonrisa.
—Ehh… parece que Shin-chan sabe de música, al menos —comentó con una sonrisa ligera pero sincera.
El mejor amigo de Takao sintió temor por el futuro. Nunca había visto a su omega amigo tan preocupado por la opinión de otra persona que no fuera él.
—Aun así. Le sugiero que siempre recuerde que es un omega. Además que ya no es más un cantante de tugurio sino que ahora es la imagen de la serie Teiko days. Sin duda, estoy seguro que Kazunari-kun recordara que mi amigo se ha ofrecido a aconsejarle en lo que respecta al vestuario. Ha llegado el momento en que de un avance. Todos debemos de hacerlo.
Todos simplemente alabaron, como siempre, las palabras del Akashi Seijuro. Este tomo de la mano a su prometido. Kise sonrió de aquella manera que a Takao se le hacía tan falsa y que le provocaba querer romper algo cercano. Realmente les cayó muy mal. De nuevo esas ganas de querer superarles le llenaron
—Se creen mucha cosa por un par de ropas costosas y unos litros de maquillaje me enferman. ¿Es que creen que todos los omegas debemos de ser como ellos? ¿Que no ven que hacen daño a omegas que se sienten diferentes…? ¡Están vacíos!
La voz de Takao no ocultó nada de su sentimiento de aversión hacia Akashi y Kise, pero al mismo tiempo se encontraba meditando una y otra vez las palabras de ellos.
—Kazu-chan, simplemente no les debes hacer caso. Demuéstrales que tú no eres como esa rubia de plástico. O ese niño que se cree príncipe… eres hermoso y ya vez que hasta el cuatro ojos lo dice: lo que vale es tu música.
— ¡Aun así! A mí no me importa demasiado... es decir me gusta vestir bien pero cuando canto… umm…
Para Takao era difícil explicar la indignación que se atoraba en su garganta. Era complicado, pues le alegró que Midorima alabe su música a su manera y su personalidad. Pero no dijo nada al respecto de su físico. Y no entendía porque le caló tanto las palabras de Kise y Akashi. Takao siempre vistió ropas simples y usaba los accesorios que le gustaban, sin fijarse si eran para omegas o no. Pero que Midorima no le haya alabado físicamente comenzaba a torturarle demasiado ¿Cómo demostrar que podía verse genial sin dejar de ser él mismo?
A estas alturas su mente decidió enterrar en el fondo lo contradictorio que debía resultarle el asunto.
De repente Takao pareció estar decidido a algo singular, aquella sonrisilla maliciosa lo era.
— ¿Te conté que Himuro-san, el vocalista de Granrodeo, me dio su número?
—Si pero...
—Esa rubia de plástico no es la única que sabe sobre cómo vestirse….
Yorke no pudo evitar que aquella llamada se efectuará y que un plan fuera trazado entre ambos omegas cantantes, solo le quedó apoyar la locura de su amigo. Una que les cambio la vida a ambos aunque nunca se dieran cuenta de ello.
Bajó rápidamente las escaleras. Hace tan solo unas dos horas que había recibido el mensaje de respuesta de Himuro. Realmente no eran cercanos, pero habían coincidido en ensayos y en un festival que se organizó para la propaganda del programa. Hablaron acerca de la historia de la serie y de la musía de moda. Tenían coincidencias musicales por lo que intercambiaron números. Como era usual de la cortesía japonesa le dijo que si necesitan alguna ayuda en el mundo musical le pidiese ayuda, Y es que Himuro tenía más años en la industria además de una carrera consolidada.
— ¡Himuro-sam!
Normalmente con ese saludo era suficiente, pero Takao saltó sobre el cantante omega para darle un apretón rápido. Himuro solo sonrió divertido. Para ese entonces aún no sentía un cariño especial por Takao, simplemente le parecía alguien que le contagiaba su buen sentido del humor además de admirarle por también atreverse a volverse un cantante de rock a pesar de ser un omega.
— ¿No es peligroso para alguien como tú el estar en medio de la calle?
Su preocupación era evidente en sus ojos rasgados. A Himuro no se le escapaba ningún detalle físico ni el atractivo seductor natural que poseía Takao. No era como la mayoría pero sin duda esa jovialidad le hacía sensual de una manera muy natural y espontánea.
—No te preocupes— contesto con su voz sedosa— Los guardaespaldas de mi familia están cerca. Además es muy tarde.
Eran cerca de las 2 de la madrugada. A Takao le sorprendió que le constatase que iría esa misma madrugada.
— ¿Por qué vas a ayudarme?— le preguntó con suspicacia.
Himuro sonrió de lado, fijó sus ojos en el otro omega y ambos se analizaron.
—No te preocupes... no hay motivo oculto.
Takao rio divertido
—Por supuesto que lo hay. Pero ya que eres un omega por lo que no puede ser un motivo pervertido. ¿O sí?—jugó.
Himuro se acercó lentamente a Takao hasta quedar muy cerca de su rostro. Su presencia era sublime. Takao se sintió como un niño a su lado. Himuro era su mayor, un omega en el esplendor de su vida, bellísimo.
—Aun eres inocente, Takao-kun—comento Himuro pasando de largo luego de acariciarle suavemente los cabellos.
—Mohh no hables como mi madre.
Una risita fue su respuesta.
—Sí hay un motivo. Fastidiarle la vida a un león amargado.
Takao sonrió sabiendo a quien se refería.
—Esta vez ha comentado de ti pero otras veces lo ha hecho de mí. La verdad es que quiero darle una lección.
— ¿Rivalidad? ¿Por quién?
—Eres astuto… no te preocupes no estoy interesado en el prometido de Akashi-san…
El menor inevitablemente se sonrojo.
—Shin-chan es diferente…
Himuro le observó con dulzura como un hermano omega mayor. A pesar de su juventud podía sentirse su experiencia en los temas amorosos.
—No te preocupes. No se lo diré a nadie, pero creo que ese sujeto ya lo sabe. Y no es por nadie en especial... Es solo que… en fin voy a darle una lección por creerse con la autoridad de criticar a otros. Lo hizo conmigo en su momento pero ya no puede hacerlo. Voy lograr ello contigo.
—Pero me gusta como soy.
—Y eso es magnífico. Así debe de ser.
Takao le observó confundido.
Himuro le dio la media espalda, su rostro era serio.
—Muchos piensan que la verdadera belleza es simplemente seguir el estándar. Seguir a personas como Kise Ryota. Pero no es necesariamente así. Vamos a encontrar tu estilo, uno que impacte a todos.. Incluido a Midorima-san—le guiño un ojo jovialmente.
— ¿De verdad lo harás?
—Por supuesto. —contestó con la seguridad de ser uno de los omegas más deseados de Japón.
Ambos se dedicaron sonrisas cómplices.
—Necesitaremos una presentación especial. Te diré parte de la verdad. Mi representante necesita una banda que nos acompañe en el Lantis festival, pensé en ti en seguida. Pero no así, sino con tu nuevo estilo. Ya lo tengo imaginado….tienes una voz espectacular y realmente...yo no podría cantar esa canción
Su voz se había llenado con cierta amargura mezclada con tristeza.
—Himuro...
Sus ojos eran brillantes. Takao sintió un poco de pena aunque no entendía bien el porque.
—No te preocupes... sé que brillo en el escenario pero aquel día nos ayudaras a brillar más que nadie.
Y ahora su expresión era peligrosa como un lobo a punto de echarse al cuello de su presa.
—Permanecer en el medio es difícil. Estoy seguro que lo sabes... pero a veces simplemente vienen algunos e intentan desplazarte. Me gusta lo que hago, mi música y seguro a ti también… y aunque existan miles de bandas de alfa y omegas que solo hacen pop no voy a renunciar.
Era la primera vez que a Takao alguien le decía exactamente lo que sabía, lo que les había perseguido por tanto tiempo. Era la primera vez que se topaba con la dura verdad. Sabía que si no conseguía mayor cantidad de fans, el amor incondicional de estos, después de la serie solo sería “la banda” que les puso la música. Aquellos niños que actuaban en la serie obtuvieron una fama apresurada, Himuro y Takao debían de luchar el doble o el triple por mantenerse ahí sin tener que ceder a los acosos de empresarios.
Takao sonrió amargamente. Le tendió el brazo y Himuro le estrechó la mano
—Es un trato. No vamos a descansar hasta que la música de Granrodeo y Oldcodex estén tan pegados en las mentes de todo Japón que incluso Akashi Seijuro terminara cantando nuestras canciones.
Himuro entreabrió la boca para decir algo pero finalmente solo le dedicó una sonrisa amable. Aquel niño con sus sueños de estrellato le recordaba tanto a sí mismo y su comienzo. Fue duro, pues prácticamente lo habían expulsado de su clan. Mintió cuando dijo que tenían alfa de la familia de sus padres vigilándole, los alfa que le vigilaban eran de su ex prometido, Kagami Taiga. Y se lo agradecía enormemente.
Kagami siempre le apoyaba y siempre lo haría, eso le quedaría cada vez más y más claro con el transcurrir de los años.
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Presente
Kise sonríe levemente mientras Kasamatsu le limpia con un paño húmedo que también tiene esencia de miel la cual el dejará la piel más suave y a la vez con un rico aroma.
—Sempai, como tu kohai y tu omega soy yo el que debería limpiarte.
Siente un beso en sus cabellos y su corazón se agita. En brazos de Kasamatsu siente que todo puede estar bien, que las heridas del pasado quedaran cerradas y no habrá mayor problema en enfrentar a Aomine la próxima vez. Sin embargo muy en el fondo su zorro interno le llama “mentiroso”
—Kise...
El rubio levanta su cabeza y observa cómo es que Kasamatsu le mira tan profundamente. A la vez, su rostro es serio, parece que algo importante va a decirle.
—Te dije que te tenía un regalo— comienza nervioso.
Las mejillas del pelinegro se sonrojan. Kise ríe ante ello. No es muy común que un alfa se sonroje.
—Pensé que era…—Kise señala a sí mismo y su desnudes.
—Claro que no mocoso pervertido”
La forma tan efusiva de llamarle “pervertido” le hace reír pues no pareciera que es el mismo alfa que le amo con tanta pasión.
—Solo que cuando te bese no pude contenerme…
Esta vez es Kise quien se sonroja. En su piel blanca es tan evidente que Kasamatsu siente esa oleada de calor recorrerle otra vez.
Kasamatsu se acerca, queda arrodillado al lado de este. Un dejavu le recorre al omega rubio.
—Sé que ya te he pedido matrimonio. Y que ya he sido aceptado por tu familia, pero esto es un pedido personal.
Kise se acerca su sempai y le brinda un beso en la mejilla: una leve invitación a que como omega va escucharle hasta el final. Kasamatsu le toma de la nuca y le besa dándole una succión en sus labios. Besar a Kise es como beber miel para Kasamatsu.
—No me distraigas—reniega al sentirse hechizado por la belleza de su cuerpo y su rostro.
Kise asiente con efusividad. Le gusta tanto provocarle, hacerle perder el control. Cuando estaba con Aomine, llego el momento en que temió hacer algún gesto como este.
Kasamatsu saca una caja rectangular delgada.
—Sé que yo no pertenezco a un clan tan digno como el de los Kise. Pero tampoco soy un mestizo. Eres una estrella, Kise, mi estrella. Y voy a pedirte compartir tu celo y que por tanto tengamos cachorros de la forma correcta. Y a cambio te ofrezco que tú también me muerdas.
Kise abre los ojos impactado. Su cuerpo tiembla y sus ojos se llenan de lágrimas. No solo él se siente conmovido, su omega interior también lo está.
Ya que un alfa pidiendo algo como ello solo significa que está plenamente seguro de sus sentimientos. Que incluso cree que es su pareja destino. Lo cual aún no está seguro de que lo sean pues sino este dolor por Aomine se iría. Solo podrá averiguarlo cuando se apareen en el celo. Aun así, es una gran oportunidad de por fin dejar a Aomine atrás. Perteneciendo completamente a Kasamatsu y este a él podrá casi desaparecer las marcas de Aomine sobre él. Su omega dejara de ser el esclavo de este amor y podrá atender y concentrarse en que le pertenecerá a Kasamatsu a su alfa.
—Pero, sempai... tu podrías encontrar a tu pareja destino o alguien mejor que yo... es decir.. yo a pesar de que tú me marques yo siempre voy a llevar la …
—No me importa, Kise, idiota, que no ves que no me importa. Tú serás solo mío. E incluso me enfrentaré a él. Voy a darte mi apellido, y tú vas a morderme... ambos nos perteneceremos por siempre.
Un alfa entregando su voluntad su amor, su sexualidad a un solo omega era algo que no sucedía ni aun en estos tiempos. La naturaleza alfa no dejaba que un omega le pusiera freno. Aun a pesar de que un alfa se calmaba y podía controlarse ante el celo de otros omegas que no sea el que mordió, puede tomar más omegas como pareja y morderlas, hacerlos suyo; pero un alfa que recibe la mordida de su omega limita ello. Era algo casi tabú y era burla de otros alfa aunque poco a poco se ha ido romantizando ello, sobre todo por la aparición de esto en novelas y series. En otros tiempos sería impensable, un insulto que siquiera un omega lo pensara. El omega era esclavo de su amor y deseo por el alfa que le marque sea o no que el humano realmente ame al humano alfa. La naturaleza era esclavista con los omegas: Mientras un omega marcado no podría mirar a otro a menos que este otro la marque por largo tiempo, un alfa fácilmente podía tener al mismo tiempo muchos omega. Y decidir a cual omega da la mordida poniéndolo a la cabeza de su harem. La mordida de un omega al alfa lo limita por completo aunque a veces esto ha sido usado en especies que lo han necesitado de un tiempo para la actualidad en que la poligamia es un asunto controversial.
Kasamatsu saca una joya que Kise sabe es la representación de su entrega y a la vez una marca sobre Kise. Es la joya de la familia Kasamatsu y aunque no es un clan importante, Kise siente que quiere arrancarse los sentimientos que tiene por Aomine y entregar todo su corazón a Kasamatsu. Le abraza con fuerza y reparte besos en su rostro. Kasamatsu le toma de las mejillas y le besa apasionadamente.
Kise se da vuelta y Kasamatsu pasa la pequeña joya, una cinta negra con un dije de cristal azul. Ahora es Ryota Kise quien deberá llevarla con orgullo pues es oficialmente el prometido de Kasamatsu Yukio y junto a él heredero de la familia Kasamatsu y quien le brindara tantos cachorros como el alfa de Kasamtsu desee.
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Kagami sabe que podría ser juzgado de ser un alfa con poco carácter pero solo puede suspirar e intentar que su tigre interno no se salga de control. La situación entre él y Kuroko se dio de una manera tan extraña.
Es decir, le pareció alguien muy lindo la primera vez que lo vio. Era casi el prototipo de omega que te enseñan en la escuela y en los medios de comunicación, al menos físicamente. Sin embargo, desde el inicio fue evidente que no era de aquella manera. Kuroko no era un omega débil o al menos no lo había sido.
Podía ver fuerza en sus pases, mientras jugaban básquet con los niños del club infantil que su maestra le obligaba a ayudar.
Kuroko cuando se enteró de ello quiso participar.
Había características en el peli celeste que eran muy afines con los omega. Después de todo era muy fácil para este consolar a un niño. Acercarse, ser cauto paciente y dulce. Cada vez que observaba a Kuroko tratar con los niños se sentía sonrojar. Y una oleada de calor le invadía. El solo verse a sí mismo como un pervertido le fastidiaba.
Suponía que era una reacción natural ya que era un alfa no emparejado en la edad de ya incluso de tener cachorros.
Otras veces, Kuroko le sorprendía con esa pasión inesperada en el juego aunque fuese un amistoso. Sin embargo, había otras en la que este simplemente se veía ausenta, completamente frágil físicamente y emocionalmente. Tanto que un instinto de protegerlo, de no permitir que el mundo ponga sus manos sobre Kuroko era más fuerte que él.
Un día sin poder evitarlo le atrajo hacia su cuerpo. Quiso decirle que nadie le volvería a hacer daño. Pero no dijo nada. El omega se resistió al principio pero luego simplemente se dejó. No escucho llanto solo unas pequeñas manos estrujarle el polo y una humedad que seguro eran lágrimas. Aquel fue el primer contacto físico que tuvieron. Uno tan simple como un abrazo consolador.
Kuroko era el primer omega que se dejaba proteger por él. Himuro era más bien un omega rebelde que más bien le había protegido, aun así disfrutaba viéndole cantar, se alegraba de lo que alcanzó a lograr y también le apoyaba. Pero ello era otra historia.
Con Kuroko muchas sanciones que nunca pudo experimentar con Himuro se dieron.
Kuroko le observaba jugar con su equipo con orgullo en los ojos. Sus manos se presionaban en las gradas y parecía querer estar ahí en la cancha apoyándolo. Había escuchado ello de otros alfa pero sin duda era grandioso ver a un omega apoyándolo.
Sin embargo esa pequeña amistad poco a poco el deseaba que diera un paso más terminó cuando:
— ¡Tetsu!
Era Shige, el amigo beta de Kuroko con quien este vivía. Un detalle que despertaba un deseo de poseer a Kuroko en diferentes formas.
—Afuera hay dos periodistas que quieren entrevistarte.
.Shige regresaba en el trabajo y para su sorpresa dos periodistas de rasgos asiáticos estaban consultando al casero del edificio dónde vivía si se encontraba Tetsuya Kuroko ahí.
La manera en que el cuerpo del omega se tensó fue suficiente para Kagami se dio cuenta que ese pasado del que Kuroko rehuía contarle había regresado.
Era confuso pues no pensó que tan famoso era Kuroko. Muchas veces artistas que se hacen famoso en medios japoneses no llegan serlo en América por lo menos no de manera nacional. Él nunca se le ocurrió la idea de goglear el nombre de este. Ahora recién recordaba cómo es que Kuroko rehuí de las personas adolescentes y como es que siempre salía con gafas oscuras de día y a los juegos iba tan abrigado.
—Hay muchas cosas que debo contarte. Kagami-kun...
Aquel día sintió la impotencia de no poder cambiar el pasado de Kuroko.
“Sin tan solo lo hubiera conocido antes” pensamientos como ese le llenaron.
Entendió todo con la historia de este. Fue tan sorprendente que no pudo juzgarle nada. Ni siquiera su lado instintivo pudo. Simplemente quería, necesitaba desquitarse con el sujeto que le hizo eso.
En el rostro de Kuroko vio como este se sentía avergonzado, como este quería ser mejor para él. Así que sin importarle que Shige siguiera ahí le levantó del suelo en el que se había derrumbado con lágrimas en sus ojos para besarle suavemente en los labios.
—Me gustas, tonto
—También me gusta Kagami-kun, pero…
No dijeron más. Todo estuvo dicho. Y con ese ligero “me gustas” Kagami comprendía que el pasado volvería y que tendría que tolerar tanto ¿sería capaz de hacerlo?
Lo que iban a realizar ya lo habían decidido desde hace un tiempo. En aquel momento se alegró de que el propio Kuroko lo sugiriera. Había soñado con ello desde hace mucho tiempo. Sin embargo, después de que volviesen a encontrarse y que oliera el suave aroma de Aomine sobre su pareja y que este oliera en él a Himuro. No sabía si era apresurado hacerlo. Si era correcto, si ambos estaban plenamente seguros.
Lo que iban a realizar no era simple sexo. Era un lazo. Un lazo de por vida. ¿Acaso no estaba actuando como chiquillos celosos y posesivos?
Casi estaba seguro de ir a decirle que no a Kuroko. Casi…
Pero todo su lado racional murió cuando el verdadero aroma de Kuroko le pegó.
Kuroko era un omega que no tenía un olor muy fuerte y ya que sucedió aquello con Aomine Kagami no lograba hacer salir el verdadero aroma de este.
La vainilla, la exquisita y dulce vainilla le lleno por completo. Tan pleno y perfecto.
Su cuerpo se calentó tan rápidamente que le pareció surreal. Una nube le envolvió. En el aroma podía saber las cualidades del omega, su carácter, toda su personalidad. El aroma a vainilla le dijo como era realmente su pareja y la amo.
Sus orejas de felino aparecieron. El tigre quería a ese pequeño cachorro que olfateaba a lo lejos. Su garganta gruño levemente, comenzaba a extasiarse. Su larga cola se comenzó a balancear. Se mostraba tal cual era. Impaciente así era como se siente.
Lo que acabó totalmente con su humano racional fue cuando finalmente Kuroko se asomó por la puerta de forma tímida con unas mejillas rebosantes de color, a la vez sus ojos estaban acuosos, conteniendo lágrimas. Su respiración era agitada
Hoy era el primer día de celo de Kuroko. Y este se lo está otorgando. Su pecho se llenó de orgullo.
Avanzó lentamente con movimientos felinos para darle confianza al canino que se ocultaba aun detrás de la puerta.
Kuroko avanzó, salió detrás de la puerta y pudo ver como realmente era. Un hermoso omega de orejas peludas y cola de lobo, era un lobo moteado. Entendió entonces porque su lazo con Aomine era tan fuerte.
“Lealtad” Los lobos son por naturaleza fieles, leales y tienen una maldición o bendición, todo depende del punto de vista.
Pero hoy Kagami acabaría con ello.
Atrajo a Kuroko hacia su cuerpo. Le sujeto de la cabeza y con firmeza hizo que esta girara hacia un lado. Lamió por completo el cuello de este. Una sensación placentera recorrió su lengua, quería lamer una y otra vez esa zona, esa suave zona destinada a él.
Quitó la bata que traía puesta, lo expuso a sus hambrientos ojos. Le empujó hacia la cama y Kuroko simplemente le permitió. Estaba asustado, lo comprendía. Pero él no podía detenerse.
Toco el cuerpo humado del menor, sus pezones erguidos, su ombligo, el cual se contrajo a su contacto. Largos sonidos agudos brotaron de sus labios. Lagrimas salieron de sus ojos.
Las orejitas de este se movieron sin parar, vibrando ante las pequeñas caricias que imparte sobre su cuerpo.
“Tan sublime”
Abre las piernas de este y nota que entre ellas un líquido transparente sale. Esta perfectamente lubricado para recibirle. Baja su mano y con sus dedos toca la sustancia. Se la lleva sus labios y lo lame con su lengua. Cierra los ojos extasiado, incluso esa sustancia era afrodisiaca. Kuroko le observa sonrojado pero sumiso. Aquella era la magia de la naturaleza, la magia de la dicotomía alfa y omega.
Sin embargo cuando está a punto de besarle y perderse en ese abrumador calor, un resquicio de conciencia se hace presente.
— ¿Estás seguro de seto, Kuroko?
Kuroko abre sus labios sonrosados para decirle
—Quiero ser tuyo…
Ante aquellas palabras su tigre interno gruño en festejo. A partir de esta noche nadie le arrebataría a Tetsuya. Hoy le mordería y borraría todas huellas que Aomine dejó en su cuerpo.
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Futuro:
Su sonrisa no tenía igual, era sin duda un padre alfa orgullos del pequeño cachorro alfa que habían engendrado junto a su pareja. Su hermoso omega que ahora solo le pertenecía a él y a nadie más. El pequeño niño tenía las características de ambos en perfecta armonía. Y aquello no podía sino alegrarle. Aun así su alfa interno quería más bebes. Con cada nuevo cachorro que trajeran al mundo su lazo se haría más firme.
Faltaba poco para que su esposo regresase. La vida que ahora tenían seguramente su yo del pasado no la hubiera imaginado…
—Papa… papi se veía lindo bailando ahí…
Solo pudo sonreír ante aquello, sí era cierto su ahora esposo se veía espectacular aquel día en aquellos lejanos días de su la adolescencia de su omega.