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De pasados, presentes y futuros por kaoryciel147

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Notas del capitulo:

Hola!! Me agrada que les haya parecido interesante este fanfic y este universo. Bueno hoy veremos algunos datos del omegaverse y bueno creanme que estoy bastante soprendida  pero en verdad se escribio solo este capitulo.. en verdad la inspiración flluyo....

Como datos extra la canción que cantan Kise y Kuroko es el character duet song de ambos y la verdad me causó mucha gracia!!! Solo esta la parte más graciosa pero debo decir que se aprende a como rechazar a un chico en japones.

¿alguien sigue el anime? diganme si ese endcard no fue tan yaoi??... Les dejo, nos vemos abajo.. cualquier duda haganmela saber.

 

No era fácil deshacerse de lo que una vez se hizo. El tiempo es una constante, es como un río que nunca para, y por tanto las piedras de ese río se veían constantemente arrastradas por la corriente; así los recuerdos y acciones pasadas se veían constantemente llevadas a emerger. Era algo tan natural como que un omega completamente (con la mordedura) marcado nunca podría olvidar a su alfa.

Y es que ambos eran circunstancias que no se podían evitar y cuando ambas iban de la mano, menos aún…

El país de  Japón era testigo de la existencia de familias tan antiguas como su propia existencia. Entre ellas estaban la familia de leones, que si bien los animales como tales no pertenecían al Japón, los semi humanos alfas y omegas leones eran una gloriosa y antigua familia de este país, muchas veces involucrado en el gobierno; incluso se decía que ellos pertenecían la casta de la realeza, que eran los que proveían de omegas a los emperadores alfa del antiguo Japón.

Hoy en día eran una misteriosa familia dedicada a los negocios, recta y perfecta. Para sorpresa de muchos, el heredero a encabezar la familia era un omega. El perfecto Akashi Seijuro. Un omega orgulloso, distinguido, educado, prodigio en el ajedrez, el basquetbol, los estudios, la literatura, la actuación y al parecer en todo reto que se le pusiera al frente. Superaba por mucho a cualquier otro alfa de su generación de su mismo clan.

¿Cómo alguien tan distinguido pudo haber participado en nada menos que una serie juvenil?

Esa era la pregunta que muchos se hacían. Incluso la prensa de entretenimiento había intentado sonsacarle alguna respuesta al alfa, padre de Akashi, un hombre severo, viudo y totalmente lo esperado de un alfa.  Las pocas veces que los periodistas habían conseguido alguna respuesta, había sido un simple “es lo natural”.

Akashi Seijuro era en apariencia lo opuesto al seco hombre que era su padre. Sí sonreía, pero no muchos sabía cuándo era verdadero, cuando salía del fondo de su corazón y es que muy pocas personas conocían el corazón de Akashi, pues solo podía ser visto en cuanto él se descuidaba.  Solo hubo una pequeña época en la que se descuidó lo suficiente para que supieran de este, pero muy pocas personas se habían tomado el tiempo de ponerse a leer los sentimientos que este guardaba.

El joven omega era amable, respondía y asistía a entrevistas; era encantador, sensual y totalmente admirable. Era un ideal de omega e incluso de alfa.  Tenía el respeto y el deseo de cuanto alfa se cruzase en su camino. Había mostrado dotes de liderazgo que no deberían estar en un omega; muchos achacaban que eran sus hormonas de omega la que les ayudó a dominar a los alfas de su equipo que era como una madre para estos... ¿sería verdad?

¿Pero entonces porque estas siete personas habían dejado de verse?

Lo que olvidaron totalmente los entrenadores del antiguo equipo de básquet y luego los productores de la serie era que Akashi seguía siendo un adolescente, un niño omega intentando dominar a otros niños…

…………………………………………………………………………………………………………………………………………

–Lo vuelvas a conseguir.

— ¿El qué?

—Sabes perfectamente a que me refiero.

Midorima le dirigió una mirada profunda a Akashi. Era evidente que ambos sabían sobre que hablaban pero para el pelirrojo siempre era relajante poner tenso a Midorima. No alcanzaba a entender el porqué, pero mientras para otros tratar con Shintaro era algo pesado, para Akashi era todo lo contrario, porque si bien el alfa era el peliverde seguía siendo alguien de sentimientos puros y temerosos. Y ahora, esa mirada preocupada que le dirigía era prueba de ello.

—No tienes de que preocuparte, Shintaro. Esta vez no les hare daño.

—Sé que no lo haces esencialmente por dañarlos, se lo que sientes por ellos, pero... debes saber cuándo dejarlos ir… debes entender en verdad que no son tus juguetes. Kuroko no volverá a tratarte como quieres si sigues haciéndolo.

Bien, el peliverde sabía que mencionar aquel nombre era tocar terreno inseguro cuando se trataba de Akashi. Había una conexión extraña e intimidante entre ambos. Podría estar seguro que Akashi gustaba de Kuroko pero  a la vez sabía de la frustración que el pelirrojo sentía de ser también omega, igual que su ex compañero.

¿Entonces por qué le dañó? Era una historia larga y difícil de explicar. El mismo Midorima no acababa de entender a pesar de permanecer horas al lado del omega.

No lo había notado pero Akashi estaba detrás de él. Solo se percató cuando los brazos delgados pero firmes de este se entrelazaron en su cuello.

Ahí estaba de nuevo esa forma de dejar escapar el aliento que tenía Akashi tan seductor.

¿Acaso era verdad lo que los libros de biología decían?

Se suponía que todo de un omega podía llegar a resultar a ser seductor para su alfa destinado, incluido el aliento. Pero también se decía que había omegas que estaban hechos para seducir. Creía que Akashi entraba en lo segundo. A pesar de estar comprometidos, no estaba del todo de acuerdo en que eran alfa y omega destino. ¿O era que así eran de tormentosas una relación ente alfa y omega destinos? Quizás sí… quizás no... Pero en ese instante al alfa interior de Midorima poco le importaba: Un delicioso omega, digno de cualquier alfa estaba inquietándole y él como alfa no podía dejarle jugar como quisiera.

Con un rápido parar, la silla quedo derrumbada en el suelo mientras Akashi quedaba contra el escritorio. A diferencia de cualquier omega que temblaría de miedo ante la mirada segura y pretenciosa del alfa, Akashi era quien se veía con el control de la relación... y era porque quizás así era.

La oficina le pertenecía a Akashi pero cuando sus vidas se enlazaran, Midorima ocuparía el lugar por lo que a veces Akashi le dejaba sentarse en la silla central.

Midorima lo sabía: No era porque en verdad se esté sometiendo a él; era un juego como todo lo que habían avanzado. Akashi buscaba ser doblegado pero a la vez se veía la impasibilidad de que no podría aun siendo por naturaleza “inferior” al alfa. En todos los aspectos físicos.

Un débil quejido escapo de los labios rojos de Akashi. Midorima se alzó cuan alto era, cabeza y media de Akashi. Le miró desde lo alto, le presionó las muñecas y junto su cuerpo contra el de su omega. Pero la sonrisilla de suficiencia de Akashi aun persistía. Ello no hacía más que inquietar al alfa de Midorima.

Midorima era de una familia ancestral. Se decía que su familia era de los sabios más antiguos del Japón... los búhos. Y,  aun cuando ya no podían cambiar a su forma animal ninguna parte de su cuerpo, su capacidad mental era igual a la de sus ancestros. Ello era por parte de su padre, pero por el lado  de su madre  llevaba la sangre de ancestros zorros. Era esa mezcla unida en un ser que representaba el peliverde, por lo que el padre de Seijuro estaba seguro que cachorros entre su hijo omega y el alfa Shintaro serían aún más perfectos. Después de todo, las uniones alfa y omega así sean entre linajes animales distintos no daba lugar a deformaciones; sino que la sangre escogía que animal ser y admitía las características más favorables. Además, Midorima era un alfa inusual pues nunca intentaría robarle la futura presidencia de los negocios de la familia Akashi al omega pelirrojo. Entre ello y otras cualidades, Shintaro era el alfa ideal para Sei; sin embargo ninguna de esas cosas  importaba al omega.

— ¿Sabes Shintaro? Me gustas cuando te pones así.

Cuando eran adolescente, Akashi recordaba cuan sonrojado se ponía el peliverde, pero ahora solo conseguía una mirada que le quemaba por dentro y fuera. Sus ojos brillaban como un par de esmeraldas las cuales ardían, tenía un destello especial que al omega dentro de Akashi le hacía estremecer de anticipación. Era el anticipo de algo que ambos disfrutarían con seguridad…

Midorima bajó su cabeza para que su nariz pudiese olfatear de cerca aquel lugar donde se concentraba fuertemente el aroma de  su pareja. En los lados del cuello era donde todo se hacía claro y sublime. Sei tenía un aura poderosa, seductora, altiva, que calentaba la sangre de cualquier alfa que le gustase los retos; su aura decía que era alguien difícil de tomar y que incluso sería peligroso; por otro lado su aroma de omega era único: un almizcle de frutos rojos con matices ácidos pero también dulzones que delataban que aún era un omega sin marcar y por el momento virgen.

— ¿Te gusta mi aroma?..Shin-chan…

El corazón del alfa que latía apresurado por oler a Akashi se paralizó por unos segundos. Aquel apelativo trajo un torrente de frustración que desde hace ya un par de años no sentía. Como aún tenía sujetas las muñecas de Akashi, pudo derrumbarlo fácilmente  encima del fuerte escritorio de madera, aquel imponente mueble de tallado exquisito...

— ¿Te molesta que te llame así?- le preguntó burlón aunque en el centro de sus ojos se mostraba algo que era común en los omegas de alta categoría...celos y decepción.

— ¿Qué le viste? Nunca lo supe. ¿Creías que nunca me enteraría? Era joven pero podía notar su olor en ti.

Sus últimas palabras fueron recriminatorias.  El alfa no supo que contestar. No era como muchas alfas que callarían la boca de su omega, dejándose llevar por el instinto. Realmente le sentaba mal recordar ello, más cuando realmente estaba enfebrecido por el olor a frutos del bosque de Akashi.

—Ya no importa... de igual manera seré tu alfa, Akashi.

—Shintaro…

Sus ojos se encontraron y sus labios lo hicieron segundos después, reconociéndose y emitiendo ligeros quejidos de gusto.

Para Midorima siempre era un regalo a la vista ver a Akashi con sus usuales vestimentas, tenía un gusto para vestirse en los momentos indicados. Y aunque hoy había admirado lo bien que le sentaba esa chompa tejida y bordada a mano de una costosa fibra, ahora quería arrancársela.

Eran ambos de linajes casi nobles pero eso no les importaba a su alfa y omega internos, estos solo querían acabar con los juegos y pasar a lo siguiente.

Midiroma debía hacer uso de su razón y recordar que aún no tenía permitido marcar a Akashi. Eran prometidos pero no aun esposos ante la ley civil. Akashi sería suyo legalmente y ante la naturaleza en un año aproximadamente. Así como  había acordado que Akashi también le mordería… eso era algo que muy pocos alfas dejaban que sus omegas hicieran pero que el peliverde consideraba justo como mitad humano que era; sin embargo si bien su alfa estaba deseoso de morderle, de anudarse al pelirrojo, no estaba muy complacido con la otra idea y es que finalmente, a pesar de que deseaba y quería a Akashi quizás no eran pareja destino. Midorima aun esperaba que lo fueran y que lo descubriera pronto. Después de su ceremonia de compromiso le dejarían anudarse y compartir el celo de Akashi...eso en tan solo seis meses. Y las grabaciones de la nueva serie empezarían tan pronto y él aun no entendía que quería conseguir su omega con todo esto.

—Hazlo….

Midorima se encontró nuevamente con la mirada de Akashi y solo pudo refugiarse en el espacio entre su clavícula y cuello, su lengua salió y lamio la tersa piel degustando su sabor. Su alfa rugía interiormente, pero no debían aún.

“Shin-chan” ese apelativo rondaba por su cabeza. Akashi no debió mencionarlo.

—Tu padre se molestara si sabe...

—Sabes que no es así. A él no le importa mientras cumplas el compromiso.

Y por dentro se entristeció por el pelirrojo. Realmente el padre de Akashi no era santo de su devoción hasta incluso sentía la necesidad de seguir al lado de Akashi para alejarlo de ese hombre, quisiera observar su sonrisa verdadera de nuevo, esa que cuando niños le enseñó.

Y entonces sus brazos envolvieron la figura de Akashi, lo alzo entre sus brazos. Akashi enredó sus brazos en su nuca, y sus piernas en su cintura.

Y entonces sus labios respondieron son fervor a las insinuaciones y los besos ligeros que su omega le proporcionaba en su barbilla.

Y entonces ambos se habían dejado caer sobre un enorme y cómodo sofá de la salita de recibimiento del estudio de Akashi.

Y no supo cuándo, pero ambos estaban ya desnudos. Solo pudo quedarse maravillado por la perfecta piel y cuerpo que su omega le entregaba: Los ojos de este brillaban y se notaba el ligero matiz diferente entre ambos, pero ello le hacía más inquietante, más deseable, era adrenalina pura ser el alfa de un omega como Sei. Era tan extraño y contradictorio que le mire con esa mirada seductora, con eso labios entreabiertos mientras sus piernas se separaran dejándole espacio libre y sus manos se lanzaban hacia él.

¡Era algo que nunca olvidaría!

Nunca jamás conocería a un omega que le hiciera sentir que este era quien mandaba.

Akashi le tenía atontado, domado… era un pequeño león después de todo….un seductor y joven león omega que no dejaba escapar a su presa.

Se acostó sobre el cuerpo de su pareja, entonces los besos iniciaron así como sus manos comenzaron a recorrer su cuerpo. Tantearon el rostro pincelado de Akashi, así como rodearon la cintura y caderas redondeadas y formadas de este. Era un omega en la mejor etapa de su vida y estaba todo hecho para su disfrute.

“A partir de ahora, Seijuro es todo tuyo. Tienes permitido pedirle que te complazca en lo que quieras pero no puedes anudarte a él ni morderlo aún”

¿Estaba bien hundirse en ese mar rojo? Sentía que le llevaría a la destrucción, pero ahora sus instintos eran irretrocedibles.

Se dirigió a su cuello y lamió cuanto quiso, Akashi enterró las garras que crecieron a partir de sus uñas en su espalda y aquello en vez de doler le  agradó. Sentía en sus caderas los muslos del omega rozarse y aquello lo hacía más sublime. No recordó el rostro de nadie más durante ese momento. Solo estaba Akashi y sus sedosos cabellos rojos, Akashi y su piel blanca y tersa, Akashi y su cuerpo perfecto de omega, Akashi y sus quejidos agudos, Akashi y su mirada devoradora…

 ----...

Había muchas cosas por las que detestaba a su padre... demasiadas… no podría contarlas… pero ahora estas carecían de importancia porque al fin el régimen totalitario de su padre servía de algo; al fin le agradecía de imponerle algo y eso era Midorima y su extraña manera de adorarle y de amarle.

Akashi disfrutaba como nunca pensó el tener intimdiad con un alfa. Por la forma en que era su padre cuando era niño temió por qué tipo de alfa le tocaría pero cuando conoció a Midorima se tranquilizó y pudo sonreír.

Midorima le observó detenidamente antes de sumergirse en su pecho y succionar sus pezones, para después bajar por su vientre y saborearle de una forma que le hacía querer gritar ruidosamente. La mansión podría estar vacía por hoy, pero no se permitiría mostrarle cuanto le gustaba que la intimidad fuera de esta manera. Midorima no solo se auto complacía sino que también buscaba complacerlo, recorría ahora sus muslos con tanto deseo y adoración que Akashi solo pudo morder ligeramente sus labio inferior

—Es tuyo Shintaro... vamos ven a mí.

Midorima dejó sus piernas y volvió a su boca. Se besaron de forma lenta. Mientras el alfa seguía acariciando y deleitándose con la suave piel de sus costados. Rompió el beso y se dirigió a la entrepierna del omega.

Akashi estaba más que listo para lo que seguía. Un omega lubrica fácilmente ante las caricias de un alfa al que también desea. Incluso dilata solo, por lo que cuando el alfa dirigió tres dedos a ese lugar este los absorbió con facilidad. El olor de Akashi era de un omega virgen por lo cual esa facilidad solo se debía a su naturaleza sexual.

Sin dejar de observarse a profundidad como desenado leerse más allá de lo que ambos mostraban, Midorima ingresó en Akashi…

Para ambos fue algo novedoso, pues era la primera vez para ambos; pero también era como se les había dicho que sería. La intimidad entre un alfa y omega era algo incomparable aunque aún no sabían si había algo mejor que esto, que estar así de unidos... por ahora era sublime. Ambos jadeaban y ambos no sabían cómo seguir así que se unieron en un tímido contacto y la naturaleza les mandó a moverse, a mover sus caderas, a sorprenderse por lo que sentían en ese roce interno. Ambos se perdieron en una nube que parecía no tener retorno.  En medio de jadeos y respiraciones no terminadas se besaron sin parar mientras sus cuerpos se unían más y más…

 

Estaba recostado en el pecho de Midorima. Por primera vez sentía que podría decirle a su padre un “Gracias por pactar un matrimonio por conveniencia” El pelirrojo sonrió débilmente y cayó en medio de los sueños que por primera vez en mucho tiempo eran cálidos.

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El público gritaba enloquecido, tanto alfas como omegas. Los gritos se combinaban con risas por el espectáculo que presenciaban: Era algo bastante tierno y gracioso ver a un omega intentando cortejar a otro. Para los alfas,  resultaba hasta cierto punto erótico ver al omega más tierno de la televisión siendo cortejado por uno de los omegas más sexys. La mezcla de sus dulces voces y olores frutales tenía con las hormonas revueltas al público alfa mientras enternecía al público beta y omega.

Kuroko:

—Ah... estoy feliz de haberte conocido...

Kise:

—Si en ese estoy de acuerdo contigo. Estoy feliz de haberlos conocido a todos…

La canción era una especie de conversación cantada de ambos así que cuando el omega peli celeste resalto “conocerlos a todos” todos rieron desde cualquier lugar en que vieran esta nueva presentación.

— ¡Kurokocchi!

 

Kise Ryota había aparecido en sus vidas en el segundo semestre del primer año. Había llegado cuando ya había un gran lazo entre dos personas que llegaron a ser especiales para Kise... de diferentes y dolorosas maneras. Kuroko era una de ellas. Y entonces a pesar de todo era verdad las palabras de la canción, era feliz de haberle conocido, aunque quise agregar un “lo siento” a ello.

—Cuando cierro mis ojos mis compañeros están ahí. De alguna manera u otra, digo mientras sonrió como en los viejos tiempos…

A pesar de las rencillas internas que tuvieron estaban ahí sonriendo con sinceridad por parte de ambos

Era quizás su naturaleza omega, pero no podía llegar a tenerse resentimiento envidia u odio puro. No iban a jalarse de los cabellos por lo que paso entre ellos... pues no solo eran omegas sino que tenían una reputación que defender, además de que ellos no eran así. Y esa persona no lo merecía.

El omega rubio sonrió alegre al sentir las feromonas amigables del peli celeste. Como siempre ese aroma fresco del peli celeste le alegró y relajó.

Kise era un omega en todo el sentido de la palabra. Era deseado por muchos alfas en todo el país y adorado por betas y envidiado y admirado por otros omegas. Provenía de una familia que manejaba una agencia de modelaje. Desde niño ayudó en el trabajo, pero desde que decidieron que participe en una sesión sencilla de moda infantil notaron el gran amor que las cámaras de fotos tenía por él.

Su talento tenía que ser explotado. Después de todo esa mirada que a veces era temerosa, infantil tierna, encantadora podía también ser peligrosa y fatal. Era un omega que sabía y adoraba su naturaleza con la cual podía conseguir muchas cosas. Su naturaleza de sumiso ante un alfa no era un insulto era un arma para Kise. Sus hermanas omegas mayores le enseñaron bien como utilizar su naturaleza a su favor.

 

—Realmente piensa en eso...

El omega rubio apoyó una de sus rodillas al suelo, al lado del otro omega, mientras cantaba con esa dulce voz. Por supuesto sin dejar de parecer sublime ante las cámaras y los fans que gritaban al frente suyo.

Mientras tanto el peli celeste le daba la espalda con los brazos cruzados sobre su pecho, a la vez que se negaba todas las peticiones de su amigo.

Kuroko:

—No lo haré.

Kise:

—Yo realmente puedo...

Kuroko:

—Que insistente

Kuroko:

—Pero en serio sería divertido...

La carita del peliceleste se dobló un poco y sus labios esbozaron una pequeñísima sonrisa, mientras su rostro tomaba duda

—Probablemente...

Entonces el omega rubio puso un rostro aun dulce pero animado.

—Así que hay algo de esperanza….

—De ningún modo- respondió fríamente Kuroko, haciendo ademán con su cabeza.

—Eso es cruel... solo por un momento...

Kuroko:

—De ninguna manera

—Yo madure también- respondió haciendo morros con sus mejillas sonrosadas el omega rubio.

Kuroko:

—Lo sé

Kise:

—Entonces sería divertido...

Kuroko:

— ¡Me voy a   casa!

Kise:

—Deja de usar la miseridección!

Y el público estalló en risas por la última frase, aunque al mismo tiempo todos sintieron una gran nostalgia.

Para todos era extraño las presentaciones continuas de sus antiguos miembros. ¿Qué sucedía? ¿Sería que los estaban preparando para alguna enorme sorpresa? Todos tenían ese sentir. Después de todo Kise Ryota estaba metido en el mundo del espectáculo pero no se había sabido mucho de sus protagonistas entre otros personajes Solo los medios de comunicación   habían informado que estos habían seguido  una vida más o menos normal. De Midorima se sabía que estaba en la universidad de Tokio junto a su prometido Seijuro Akashi; mientras Murasakibara estudió pastelería y luego había estrenado un par de locales a los cuales les iba muy bien; de Kuroko Tetsuya se sabía que había sido parte de una escuela privada pero no de gran altura también que había participado en una campaña como solista de algunas canciones suaves y parte de eventos destinado a niños; mientras su ex pareja Aomine Daiki había ingresado a una universidad y aún seguía por parte de beca de atletas calificados- aunque dinero no le faltase- después de esa serie parecía que su única pasión era el deporte y las mujeres omegas o betas de grandes senos. Muchas veces había sido fotografiado y grabado con algunas de estas. Muchos fans de la ex pareja sufrían por ello y compadecían a Kuroko... ello hasta que hace poco mostró a quien era su actual pareja alfa.

La música y la canción pararon. Los dos cantantes saludaron rápidamente a sus fans, para luego retirarse al bak stage. Después del comercial vendrían algunas preguntas para las  que Kuroko necesitaba preparase. Por suerte su manager había revisado las preguntas para prevenir algún comentario fuera de lugar sobre su presentación anterior.

— ¡Kurokocchi!

Después de tantos años, había perdido la práctica de como esquivar los abrazos intempestivos de Kise. Así que simplemente saludo con simpleza mientras era abrazado fuertemente.

—Me asfixias...-susurró suave

Kise rio, se separó y posó su manso en sus mejillas, se acercó y se le quedó mirando

— ¿Qué sucede?

—Nada... es solo que compruebo que estés recuperado...

La sonrisa emocionada de Kise cambió por una expresión que guardaba misterio pues era una mezcla extraña entre vergüenza, cariño y preocupación.

—Eso ya es del pasado, Kise.

—Aun así... yo…

—No tienes que disculparte porque ya lo hice hace mucho. No fue tu culpa.

—Kurokocchi siempre has sido tan amable con nosotros..

Y de nuevo no pudo evitar el abrazo del otro omega, así que simplemente apoyó su mano sobre la cabeza de este y la acarició levemente.

— ¿Cómo has estado Kise-kun? Lo que si ofende es que no me hayas llamado.

Kise se separó, se acomodó su vestuario y le guiño un ojo.

—Pues la verdad es que me parece haber encontrado al alfa de mi vida.

—Eso es genial, Kise-kun

Sin embargo el rostro del rubio cambió a uno que mostraba incomodidad. Kuroko sabía que la siguiente pregunta era esperable, pero realmente le tenía cansado.

— ¿Y tú, como la has pasado desde…?

Pero el tiempo de comercial había acabado. Ambos fueron llamados a sentarse al frente del entrevistador.

Kise cambió su expresión como todo profesional, para luego tomar de la mano a Kuroko y halarlo junto con él hasta el escenario donde el entrevistador ya los esperaba. Ambos saludaron con una reverencia al entrevistador beta y con una sonrisa a su público.

Las preguntas corrieron, los recuerdos de algunas escenas también. Justamente como habían sido custodiadas cada escena que pasarían ninguna era totalmente incomoda solo eran nostálgicas.

Después les preguntaron sobre sus planes, como se acordó eran enfocados en sus profesiones actuales, los eventos a los que asentían. Sin embargo, televisión es televisión. No habían pensado en una posible jugada del programa para obtener más rating. De lanada el entrevistador se puso de pie y aclamó al público y este respondió con euforia. Y el entrevistador con una sonrisa pregunto ¿No quisieran hacerle un par de preguntas a sus ídolos?

Los fans no pudieron acallar un gran “sí”. Tanto Kise como Kuroko no pudieron negarse pues a esas alturas sería un insulto a sus fans.

La primera fue inofensiva.

— ¿Es cierto que va haber una segunda temporada?

Tanto Kise como Kuroko respiraron tranquilos y simplemente dijeron lo que Akashi les había aconsejado.

—Pues... solo les diremos que les tenemos una gran sorpresa.

La joven omega chillo de emoción y luego se sentó sin hacer mayor problema.

Las siguientes dos fans preguntaron curiosidades sobre sus gustos y prometieron mandarles regalos según sus gustos. Kuroko quiso abrazar a cada uno de ellas pues eran realmente dulces y sabían que una pregunta sobre Aomine sería incómodo. Desgraciadamente no todos los fans pueden retener su morbo.

— ¿Es cierto que te separaste de Aomine porque te engaño con Kise Ryota?

Ambos omegas se pusieron tensos. El tema de Aomine era algo que les afectaba ambos. No pudieron responder con rapidez. La música y susurros no les ayudaron.

—De ninguna manera es cierto. Kise y yo somos amigos- finalmente respondió Kuroko demasiado fastidiado para sonreír. Mostraba aquel rostro intimidante que solo algunas personas le habían visto.

Kise entonces despertó de sus propios recuerdos y se levantó en apoyo del peli celeste, abrazándole fraternalmente.

—Vaya que mala impresión tienen de mí. Aominecchi es alguien a quien admiro en el básquet. Como muchos saben me gusta mucho el básquet y quisiera retomarlo. Pero no podría hacerlo solo, Kurokocchi también me ha motivado a volver... sobre todo quiero jugar con Aominecchi y Kurokocchi y todos los demás!

Su dulce voz, sus feromonas calmaron a Kuroko al igual que a todos los presentes. Las feromonas de ese tipo hacían que un alfa entrara en calma y que los otros omegas lo hicieron pero era diferente pues para los alfas era un dulce omega que necesitaba protección para los otros eran un igual a una madre que les daba protección.

Sin embargo, aquello parecía no ser suficiente para distraer a ese insistente beta que preguntó.-las feromonas no servían con betas-

— ¿Ha dejado de amar a Aomine Daiki?

Antes de que Kuroko se parara ante esa pregunta, el omega rubio puso su mano sobre el hombro de su compañero para evitar que hiciera algo que los perjudicase.

Kise sonreía tan profesionalmente que el peli celeste solo pudo admirar lo fuerte que era y la facilidad de este para crear mascaras que casi parecían naturales. Él sabía que no era verdadera pues conocía los sentimientos de su ex compañero. El solo pensar en aquellos momentos junto a todos los llamados “kiseki no sedai” su piel se erizó y su estómago dió revuelcos nada sanos.

Pero sobre todo ello un recuerdo se presentaba con fuerza en eso momentos.

Un simple “Un gusto en conocerte” acompañado de una caricia firme pero delicada sobre su cabeza, - solo eso- era suficiente para que su corazón cambiara de velocidades como si fuera un auto de carrera.

No estaba bien recordar esa simple e inocente caricia, por que pronto su omega interno recordaría las demás caricias- ello le despertaría- porque sus orejitas saldrían así como su cola peluda, en muestra que su yo lobo omega aullaría por dentro llamando a su alfa… No era justo, su naturaleza no era justa.

— ¿No te alegras?

La pegunta de Kise le trajo a la realidad.

Su rostro se dirigió al público y pudo ver en estos inclusive lágrimas. ¿Qué era lo que les había contado?

Un nuevo abrazo le interrumpió su línea de pensamientos

“No dejes que vean tu debilidad”

Tenía razón, los camarógrafos parecían haber notado su impasividad.

—Me casare... se lo he anunciado a todos.

Kuroko comprendió el rostro sorprendido y lloroso de los fans. Rio por ello, aprisionó a Kise en sus brazos transmitiéndole sus sinceros sentimientos de buena suerte.

—Pero aun es un secreto quien es... lo conocerán pronto.

La conversación se digirió al reciente compromiso de Kise, por lo que no hubo más momentos que resultasen incómodos ni ninguna pregunta fuera de lugar. Finalmente terminaron y pudieron dirigirse al backstage.

Kise tenía una rutina muy radical y sin descanso por lo que ni bien se cambió de ropa, salió junto a su staff. Antes de irse le tendió su tarjeta con su número.

Quizás era hora de ir más allá de todo.

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— ¿Por qué no me contaste que te habían propuesto ese papel?

Hace un momento Kuroko y Kagami estaban recostado el uno al lado del otro sobre el sofá, en medio de la sala, viendo un partido de básquet.

Normalmente estos momentos eran bastante relajantes para ambos. Sus partes animales se relajaban, se mantenían tranquilas y Kuroko al fin sentía que un poco de calidez llegaba todo su ser. Kagami Taiga sin duda era como una llama tibia de primavera. Una luz que no hace daño, que no arrasa en un incendio, llevándoselo todo. Era su soporte, cuando siendo que debería ser al revés pues debería ser el omega quien trajese paz al corazón del alfa.

Sin embargo, Kuroko no entraba en la condición de cualquier omega. Hace mucho tiempo que dejó de soñar como cualquier omega acerca del amor, del futuro, etc.

Hoy no habían podido dirigirse la palabra como siempre lo hacían. A decir verdad, no habían podido hablar bien desde que Kuroko había compartido escenario con su ex alfa.

En ambos comenzaban a nacer dudas sobre diferentes temas.

—Kagami-kun ¿por qué? No confías en…

—Confió en ti. Kuroko. Es solo que... a veces no se puede mandar sobre la naturaleza. Sigo siendo un alfa... sabes…

Kagami se paró del cómodo asiento, Kuroko le siguió. El pelirrojo le daba la espalda, el peli celeste solo quería abrazarle, refugiarse en sus brazos y soltar muchas lágrimas.

—En todo caso ¿por qué accediste a participar nuevamente en una serie con ellos?

—Kagami-kun... tienes miedo que te traicione con Aomine-kun ¿verdad?

El pequeño temblor en los hombros del más alto le confirmo ello.

El peli celeste sonrió suavemente. Siento tanta ternura de esos sentimientos tan puros de Kagami hacia él. Realmente ahora estaba enamorado de Kagami. Así con todas esa palabras...

—Ya le dije adiós, Kagami-kun. Tú eres mi presente y espero que sigas siendo mi futuro. Soy feliz contigo ahora. Y porque quiero entregarte todo de mí, tengo que solucionar todo. No solo con Aomine-kun sino también con Kise y los demás, ¿por favor?

La respuesta de Kagami fue tan inmediata, seguramente vergonzosa para el más grande, pues fue un abrazo. Un abrazo que lo sintió tan poderoso, tan fuerte… Kagami tenía unos sentimientos tan intensos. Que en verdad se juraba que esta vez le diría adiós a Aomine.

Los brazos de Kagami le envolvieron con una fuerza inusitada... era la parte dominante del alfa interno de Kagami, pero también el cuidado con el que le trataba era la parte racional de este. Kagami era un tigre poderoso pero también era un ser humano completo. Seguramente para el alfa interno le resultase muy difícil centrarse en no marcarlo como suyo desde hace mucho, pero el pelirrojo tenía un gran poder racional sobre su alfa interno; aunque ello solo era por Kuroko... solo por él Kagami soportaba el dolor que su alfa le transmitía cada vez que se negaba a  satisfacer la urgencia de marcarle.

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Porque el amor no conoce final. ¿Hasta dónde podía llegar la imposición de un alfa?

Más o menos todos conocían las reglas de la naturaleza, pero a veces muchos se cuestionaban que tan sabias eran estas.

Había tres tipos de lazos entre un alfa y un omega. El primero era la simple corrida de un alfa dentro de un omega estando o no en celo, claro que en época de celo sería mucho más difícil que solo se conformara con ello.  El segundo lazo era que el alfa se anudara al omega, era algo que hacía que otros alfas y omegas supieran que aún podría estar disponible pero  había un alfa seriamente interesado en este, y si era un alfa poderoso pues espantaría y avisaría que no debería hacerle daño o se atendría una muerte dolorosa en el peor de los casos. El tercero era la mordida, mayormente con una era suficiente si se mordía al omega en época de celo y ala una edad correcta más o menos entre los 18 a más, si el omega o sobretodo el alfa eran muy jóvenes esta mordida tendría que ser reforzado con otra en cada celo. También dependía de que tan poderoso fuera el alfa. Pero era casi el sello definitivo de un omega, su dulce aroma ya no obtendría la atención de otros alfas pues cargaría también  el olor del alfa que lo había marcado, pero este lazo también traía sus responsabilidades del alfa para con el omega, sentiría la necesidad innata de protegerlo, su posesividad y derecho sería absoluto, además que las sustancia que segregaban les traería calma y algunas dotes más, así también el omega sentiría toda las preocupaciones del alfa y sentiría la necesidad de calmarlas, entre otras.

En la antigüedad un alfa podía tener muchas parejas, su naturaleza se lo permitía, pero la naturaleza de un omega no. No era cuestión de sociedad o de segregación por género. Era la naturaleza. Sin embargo la razón que a poco a poco iban desarrollando tantos omegas y alfas, decidieron reglamentar ello. Los matrimonios polígamos no estaban permitidos a menos que se comprobara la aceptación racional de los omegas a esto. Ya que un omega anudado era como si llevara un tatuaje sobre su piel del alfa, podía ser borrado con los años con otro alfa pero siempre quedaba cierto rezago... Cierta cicatriz insuperable. Un omega mordido era algo mucho más complicado... muchísimo más. Solo un alfa parecido al anterior que tuvo podría hacerlo olvidar y el lazo nuevo debería ser constantemente reafirmado. Sin embargo si el alfa que había mordido al omega era su pareja destino, es decir la pareja que la madre naturaleza escogió para este... no había manera de eliminar el rastro del otro alfa en la conciencia del omega. El poder de una pareja destino era casi absoluta. Incluso si un omega luego de haber sido mordido por alguien que no era su pareja destino, este aprece pues habría muchos problemas pues su animal interno estaría confuso entre ambos.

¡¿Cómo se sobrevivía ello en un estado que gobernaba lo racional?! El divorcio era algo totalmente aprobado, el problema era que un omega pudiese hacerlo. Se trataba que con la educación los niños alfas aprendieran sobre equidad y no ejercer presión sobre sus parejas. Pero los instintos a veces eran superiores.

Felizmente para Kise Ryota esto era aún reversible… eso esperaba.

Kise se sentía como en la mitad de una nada... o al menos así se sintió hace unos años. De un tiempo para aquí había encontrado alguien que había sacado a patadas, literalmente, de la depresión en la que se había sumido.

Es que esa ligera cicatriza aun quemaba en su cuerpo. ¿Hasta cuándo?

Su nueva pareja no quería reclamarlo aún con la mordida. Y se desesperaba por  hacerlo.

¿Por qué había aceptado ver a su tormento de nuevo? No entendía. Quizás quería demostrarse que ya no sufriría más, que ya no lloraría, que ya no envidiaría esa historia de amor en la que nunca había formado parte. Porque temía aceptarlo, pero casi podía decir que sabía el final.

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Realmente le había sido molesto dejar su panadería para tener que estar dos horas aplastado en vestuario y maquillaje, esperando a que se decidieran cuál sería su personalidad, vestuario y demás en esta secuela. Aun no se había anunciado públicamente que habría una. Tendría seguramente muchos omegas detrás suyo fastidiando en su negocio cuando sucediese.

La secuela según Aka-chin le había dicho trataría sobre ellos en unos años más. Su personaje en la anterior secuela había terminado convirtiéndose en un basquetbolista profesional. Así que le quedaba mucho tiempo en el gimnasio para tomar forma de nuevo. Nunca le había gustado del todo ese juego, sobretodo porque dado su físico se le hacía demasiado fácil. Encontró un refugio mejor en hacer dulces, en vez de solo comérselos. Realmente le agradaba ver a la gente disfrutarlos, amándolos igual que él los amaba; pero la verdad es que había solo una persona a la que quería hacerlos probar. Cada pastel nuevo que había creado tenía parte de su esencia.

Sus pensamientos fueron cortados por ese mismo olor. Ese que le hizo despertar como alfa adolescente hace ya algunos años. Era aquel omega pelinegro. Tenía un olor dulce como cualquier omega, pero el de este era sofisticado...quizás como la canela, un ingrediente que siempre acompañaba al buen olor de un postre o de una bebida caliente, una especie que era , a su punto de vista, sofisticado y alturada. No olía dulce, hostigosamente dulce infantil como sus compañeros omega Kise o Kuroko ni tampoco como un dulce peligroso como Akashi, sino que era único.

—Atsuhi…

Y su voz... su voz le hipnotizaba, era exótica pero elegante.

—Muro-chin

Parece que se sorprendió por haberle llamado así, pero luego dibujó una sonrisa como todo en él, elegante.

—Haz crecido mucho, Atsushi.

Y sin que lo pidiera se puso de pie, haciendo notar sus varios centímetros demás que le sacaba.

—Vaya eres todo un alfa ahora, Atsuhi.

Y fue el gesto siguiente que le enfureció. Himuro se había atrevido a despeinarle los cabellos como los omegas solían hacerlo sobre los cachorros. Aquel omega que había sido su inspiración seguía observándole como un niño.

—Ya no soy un niño.

De nuevo otro risita.

—Los siento… tienes razón ya no lo eres, pero para mí siempre serás mi niño.

¡¿Porque hacía eso?! Era cierto que Himuro era cinco años mayor que él. Pero eran años humanos y si bien a los 15-20 eran bastantes, poco a poco los años de diferencia entre las razas de medios humanos se perdía pues su envejecimiento era lento. A la edad que tenían 20-25 casi Himuro parecía más joven que él.

—Ya debo irme, también tengo cambio de vestuario. Sabes seremos compañeros de trabajo. Voy a participar en la nueva serie aparte de darle la música claro. Nos vemos, Atsuchi.

Quiso detenerle, quiso sostenerle y oler su agradable olor desde su nuca, la unión de su cuello y tronco y quizás más... Su alfa interno se removía queriendo apresarlo y obligarle a que le correspondiera. Pero solo pudo rugir de furia internamente cuando un alfa bastante conocido atrapó a Himuro entre sus fuertes brazos y le dio un beso pícaro.

Por supuesto que lo conocía, era Nijimura, el antiguo sempai de su época de secundaria. Y actual alfa de Himuro Tatsuya, cantante, modelo y actor.

Algo no iba acabar bien en verdad. No cuando hay veces en que simplemente los animales internos vencían a la razón y exigían reclamar lo que la naturaleza les decía que era suyo.

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Edades:

Himuro: 25

Murasakibara: 20

Toda  la kiseki incluso Kuroko y Momoi: 20

Kagami: 23

Notas finales:

Hola.. pues s´pi ese lemon salió solo, sentí la tensipon sexual en ambos y se desarrolo. Comose explico Akashi no estaba en celo, alfas y oemgas pueden tener sexo aun sin estar en celo.. pero el hecho que se haya corrido dentro de Akashi es solo un primer enlace aun noes definitivo. Creen que Akashi salió bien en el lemon? personalmente lo veo coo un uke bastante dominanate. En el arco de Teiko se resalta mucho el poder que tiene sobre Midorima y cierto control que tien sobre Murasakibara.... pero sobre Midorima a mi aprecer ejercía una fascinación.. Akashie s seductor en cada cosa que hace.  Bueno las advertencias estaban hechas este fic contendrá +18.. bastante así que sigue el aviso.. no queire decir que el fic vaya ser puro porno claro que no que quiero explorar el mundillo artistico tambien y mucho otros temas!!  ahh los scretos empiean a salir.. en el proximo capitulo.. un vistazo al pasado!!!!

Grcias y se aprecia comentarios criticas cosntructivas y consejos!!!! ¿alguien queire fangirlear el ultimo end card? en serio me emociono mucho y se desato un sentimiento por kagahimu.. (pobre murasakibara pero me dio risa su carita celosa cuando Aomine le pregunto dodne estaba Himuro) y ohh dios Kuroko entre las piernas de Aomine.. fue tan hermoso verlos tan natural y juntos


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