Taiga vio llegar a su amigo, se le notaba menos tenso, seguramente lo había visto. Desde hace tiempo se había dado cuenta que Daiki se escapaba cada tanto de la base y regresaba con una extraña tranquilidad que nadie le conocía. Sospechaban que se trataba de algún amante pero por más que Mei había insistido, no había conseguido que el otro les dijera nada. Tenía tiempo que no se había escapado, en realidad desde poco antes del incidente con Takao, de alguna manera aquel evento había marcado un antes y un después en sus vidas. Imaginaba que Aomine necesitaba desesperadamente de aquella calma en esos momentos. Kagami se pasó la mano por el cabello, estaba agotado y recordar a Narumiya no lo ayudaba en nada. Tenía que hacerse cargo de su división y encontrar una forma para recuperar a su amigo. Ya habían pasado bastantes días y no habían recibido ninguna noticia. Solo de imaginar que tal vez estuviera muerto, lo paralizaba y lo hacía enfurecer, no podría vivir con la idea que Mei muriera sin que hubiera hecho algo.
-¡Eijun-kun cuidado!
Y también estaban esos dos, de algún modo se estaban ocupando de su propia división pero su situación era aun mas difícil, Mei los había traído con el de una misión y si a su majestad se le antojaba podía deshacerse de ellos o quedárselos, después de todo ni Narumiya, ni Aomine mucho menos él podían hacer algo para impedirlo seguían siendo tan solo esclavos. Otro motivo más para sentirse completamente frustrado.
Kagami entró a la oficina como cada noche, con la única esperanza de que ya tuvieran algún plan de acción. Pero la mirada seria de su capitán, no le daba un buen presentimiento
-y ¿Aomine?
-no lo sé. –Mintió -¿ya tenemos órdenes?
-aun no. Jamás he sido capaz de entender lo que pasa por la mente de nuestro rey pero nunca se ha equivocado y es a lo único que nos podemos aferrar
-pero ¿Por cuánto tiempo? Mei estaba mal herido, usted lo vio
-lo sé y por lo mismo yo también estoy impaciente sin embargo no puedo hacer ningún movimiento mientras el rey no hable –Kagami volvió a pasar sus manos por su cara
-¿Qué va a pasar con Haruichi y Eijun en el peor de los casos? –Kasamatsu levanto una ceja, aquello no se lo esperaba
-Mei los habrá traído pero yo me hare responsable de ellos. Me asegurare que no regresen a la horrible vida que llevaban antes, eso tenlo por seguro. Y no hace falta que pienses en el peor de los casos, el rey no es tonto, no dejara que le arrebaten tan fácil una pieza tan valiosa de su tablero
Kagami se mordió el labio, él a diferencia de su superior no podía confiar del todo en Akashi. Había vivido por mucho tiempo desde otro punto de vista y en los bajos mundos por los que se había movido la fama del rey era muy diferente a la imagen que todos los militares de algún modo idealizaban.
Yuuki e Isashiki esperaban pacientes a que el rey terminara de leer los informes, tenían días de haber llegado pero en ninguna reunión Akashi había dicho nada con respecto a Mei y la actual situación en el frente. Llamaron a la puerta y uno de sus súbditos le entrego una nota. Una ligera sonrisa apareció en el rostro de Seijuuro.
-justo lo que estaba esperando –dio un último vistazo antes de regresar su atención a los dos jóvenes capitanes –Mei fue bastante estúpido para caer ante alguien como Midorima
El tono carente de emociones y el simple comentario hicieron que Jun se tensara, Yuuki lo noto inmediatamente y llevo su mano al puño del otro que al sentir el contacto se relajo un poco
-y ¿Cuál es entonces el plan de acción? Su majestad -Yuuki ignoró por completo el comentario anterior, los ojos de Akashi se posaron en su capitán, le molestaba no poder provocarlo.
-no podemos hacer mucho, necesitamos saber si está vivo. Y de eso ya se está haciendo cargo una división especial. Por la mañana tendré un reporte preliminar y en base a eso ejecutaremos lo que más nos convenga. Ahora retírense
Los dos capitanes se levantaron, realizaron una reverencia y se disponían a abandonar la sala cuando fueron detenidos
-¡ah! Y una cosa más, quiero que entienda que si las negociaciones no me favorecen, no estoy dispuesto a sacrificar mi reino por un simple esclavo.
Los dos se limitaron a asentir con la cabeza. Caminaron por los pasillos en completo silencio hasta llegar al área asignada para ellos. Sin poder controlarse por más tiempo, Jun dio un golpe a la pared mientras maldecía por lo bajo.
-Jun, alto. No hagas ninguna tontería.
-es que ¡¿cómo es posible que hable de esa manera?! Mei podrá ser un esclavo pero ha hecho más por el reino de lo que cualquier otro soldado de buena familia a podido hacer.
-eso lo sé, pero no estamos en posición de discutir con él, después de todo es el rey.
Yuuki se dirigió a la puerta y la cerro para que nadie pudiera escuchar y malinterpretar las palabras de su compañero. Jun seguía cada uno de sus movimientos mientras se dejaba caer sobre uno de los sillones. Cuando regreso hasta él, Jun tomo una de sus manos y coloco un suave beso en los nudillos del otro. Yuuki se mordió ligeramente el labio, con todo lo que había pasado era la primera vez que estaban realmente solos.
Era inevitable que entre ellos no surgiera el amor, después de pasar tanto tiempo juntos, uno apoyando al otro. Yuuki se inclino para besar los labios contrarios, el beso fue apresurado, dejando en claro que Jun también había extrañado la cercanía del otro. Y en ese momento no estaba dispuesto a desaprovechar la oportunidad. Sin separarse Isashiki metió su mano debajo de la camisa del otro, le fascinaba recorrer aquella fuerte y tersa espalda. Yuuki por su parte hizo lo propio llevo sus brazos al cuello del otro y enredo sus dedos en el cabello castaños mientras leves suspiros terminaban en los labios contrarios.
Antes de darse cuenta, los uniformes habían dejado un camino hasta la cama de Isashiki, donde ambos habían dejado de lado sus preocupaciones y se habían dejado llevar por el calor del cuerpo contrario pegado al propio. Habían dado rienda suelta a sus manos permitiéndose tocar cada centímetro de piel disponible, era como si con cada caricia grabaran a fuego en su tacto la esencia del otro. Eran militares y se enfrentaban a diario a la muerte, no podían permitirse olvidar el más mínimo detalle.
Ambos intentaban estabilizar su respiración, había sido intenso. Sin duda se habían necesitado más de lo que creían y también se daban cuanta que con cada ocasión les costaba mantenerse lejos el uno del otro. Yuuki descansaba sobre el pecho de Isashiki escuchando su corazón acelerado mientras que el otro acariciaba con total calma el cabello del capitán.
-me dan pena esos chicos
-¿Jun?
-hablo de Aomine y compañía. Deben estar viviendo un infierno
-seguramente
-y-yo no sé qué haría si algo como eso te pasara a ti. No podría soportar no saber si estas aun vivo…
-pero estoy aquí, y no pienso irme a ningún lado –Jun lo estrecho aun mas contra su pecho, no le veía el rostro pero podía imaginar con toda claridad le expresión de tristeza que pasaba por sus ojos
-¡ja! eso tenlo por seguro, no hay manera que te vayas sin mi pegado a ti
Akashi volvía leer el mensaje que le habían entregado
-¿con que el general Kuroko se infiltro en mi territorio? ¡Vaya, vaya! No lo hiciste nada mal Chihiro.