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Un encuentro inesperado por Yukine Kazuya

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Notas del capitulo:

Ahora si no supe en que momento se me hizo de noche... hahahah 

Aqui les dejo el nuevo capítulo, espero que les guste. Creo que este es o el mas largo o uno de los mas largos que he escrito para este fic. 

Como siempre mil gracias por sus reviews 

Y me quito para que puedan disfrutar de su lectura 

 

Aun sin separarse poco a poco se fueron recostando. Mei no pudo evitar encogerse ligeramente gracias al dolor cuando termino completamente acostado y con Miyuki sobre de él. Por supuesto Kazuya lo notó pero aun así siguió besando al menor. Ya había metido su mano por debajo de la camisa, cuando reaccionó. Se detuvo y sin brusquedad se separo de Mei, el cual por un momento se sintió desconcertado. A pesar de no tener la intensión de actuar como si lo rechazara, Narumiya no pudo evitar que se formara un nudo en su estomago. Sin embargo Miyuki le sonrió  mientras acariciaba una de sus mejillas


-no voy a hacer la cosas de esta manera, ya te lo dije, no soy como los otros.


-y entonces ¿Quién eres?


 


También para Mei, Miyuki era un misterio, claro, sabía que era un general y que por mucho tiempo había servido en la guardia real, era algo así como el guardaespaldas del rey, también estaba al corriente de que era considerado un genio pero nunca nadie hablaba de su pasado o de donde provenía. Por cómo se expresaba y actuaba, le quedaba claro que había crecido en un ambiente completamente distinto al suyo aunque eso no suponía que fuera mejor.


-¿y bien? ¿me vas a contar? –Miyuki se paso la mano por la cabeza mientras se levantaba de la cama. Le extendió la otra mano a Mei para ayudarlo a pararse y que se pusiera más cómodo en la cama. Fue el turno de Kazuya sentarse en el borde de la misma, no era muy bueno hablando de él mismo y siempre que podía lo evitaba pero parecía justo que él le dijera algo, después de lo que Mei le había contado


-mmm supongo que es justo… ¿por dónde empiezo? ¡Ah si! Mi padre es duque y como miembro influyente del reino se casó por arreglo pero su esposa no podía darle hijos. Bajo la presión de tener un heredero se divorció y se casó con mi madre, la cual estaba encantada con servir al duque. Como te imaginaras no paso mucho tiempo para que yo naciera, por fin el heredero que necesitaba. Yo tenía dos años cuando se divorció de mi madre. A ella le dio una casa y todos los lujos que requería con la condición de nunca volver y que yo me quedaba. Ella en realidad no era como que quisiera ser madre, solo vio una oportunidad de llenarse de lujos y complacer a un noble y la aprovecho, nunca la he vuelto a ver…-guardo silencio tratando de recordar cómo era –no le importo que él se volviera a casar con su primera esposa y que me odiara. Años después averigüé que todo había sido algo planeado, mi padre necesitaba evitar que su heredero fuera un bastardo, mi madrastra estaba de acuerdo pero eso no hacía que fuera menos molesto. Nunca me trato bien, en realidad aprovechaba cada oportunidad para maltratarme, alegando que estaba educándome.  En la mansión todo mundo se desvivía en atenderme pero eran falsos, a mi espalda o cuando creían que no oía hablaban de mí. A pesar de que no lo era, para mucho seguía siendo un hijo ilegitimo. Los hijos de otros nobles jugaban conmigo más que nada por compromiso y así ganar el favor de mi padre. Todo fue peor cuando a alguien se le ocurrió decir que era un genio. Inmediatamente le sugirieron a mi padre que entrara a la academia para servir al rey, por supuesto mi madrastra fue la primera en aprobarlo y por una vez, yo estaba de acuerdo con ella… entre más lejos estuviera de esa casa y de esa gente mejor. Hasta creo que mi padre se sintió aliviado por mi partida, el sí se sentía orgulloso, pero no creo que me quisiera, yo solo era su heredero…


 


Narumiya empezaba a entender la actitud de Miyuki, no imaginaba lo que era crecer en una casa en la que nadie te quería, él a pesar de todo, por lo menos tenia a Taiga y a Daiki y sobre todo la certeza de que su madre lo había amado pero en el caso de Miyuki, a su madre no le importó dejarlo atrás. Tuvo que levantar barreras para evitar que lo hirieran, ya que no habría quien lo consolara y su personalidad retorcida de la que todos hablaban solo era el resultado de esa vida. Sin darse cuenta Miyuki  tenía en puños sus manos y apretaba la sabana, Mei extendió su mano y la acerco hasta la de Kazuya. Deshizo el puño y entrelazo sus dedos con los propios, el general volteo a ver al menor, tenía la mirada seria pero de algún modo le trasmitía un “te empiezo a entender”.


-entrar a la academia en verdad fue lo mejor que me pudo pasar, ahí conocí a Kise, Kuroko, Midorima, Takao y Kuramochi. Con ellos no había diferencias, me trataban como a cualquier otro, yo no era ni el heredero ni el noble, solo era un compañero y con el tiempo un amigo. La verdad no tengo idea de cómo Youichi se volvió mi mejor amigo, al grado de que seguimos en la misma división. A Chris-senpai y a Ryou si los conocí en la academia pero no fue hasta la guardia que realmente nos volvimos más cercanos. 


 


No sabía que mas podía decirle, permanecieron callados pero aun con las manos entrelazadas, afuera se escuchaba la actividad de la base y el olor a comida se deslizo por la ventana. Sin que pudiera evitarlo el momento se rompió gracias al estomago de Mei que exigía comida. El sonrojo se apodero de las mejillas de Narumiya mientras Miyuki no podía evitar romper en carcajadas.


-¡oyeeee! No te burles, no he tenido una comida decente desde hace varios días. –Miyuki parpadeo, comprendiendo que aquello era cierto. Por lo poco que Christ le había dicho a su llegada, Mei la había pasado bastante mal y comer se había vuelto algo prácticamente imposible. Con aquello en mente se levanto de la cama y se dirigió hacia la puerta.


-ya entendí, te traeré algo de comida decente. -Miyuki le sonrió mientras cerraba la puerta.


 


Por lo regular Kazuya evitaba pasar por los cuartos de Midorima pero iba tan perdido en lo que acababa de pasar, que no se dio cuenta hasta que notó que la puerta de Takao estaba ligeramente abierta. La simple imagen le hizo estremecerse, desviar la mirada y seguir avanzando.


 


 


Midorima como cada segundo de cada minuto, permanecía al lado de la cama de Takao, el cual aun tenía un color peligrosamente pálido, sin embargo parecía mejorar, su respiración ya era más estable y su semblante había adquirió cierta serenidad que en ratos se veía sustituida por una mueca de dolor, en esos momento Midorima se aferraba aun mas a la mano aun suelta y sin fuerzas.


 


Hiuuga le había ordenado que descansara, que por lo menos en las noches se recostara sobre su cama pero Shintaro se negaba a dejar aquel sillón, su espalda estaba completamente contracturada pero eso le importaba muy poco, el solo necesitaba que Kazunari abriera los ojos.  


 


Odiaba verlo tan quieto, era cierto que en más de una ocasión lo había regañado por no comportarse pero en ese momento cada uno de sus gestos eran un doloroso recuerdo de que no le había dicho las cosas importantes que sentía. Mientras lo contempla Midorima no se dio cuenta en qué momento comenzó a llorar


-¡demonios Kazunari! No te atrevas a dejarme


 


Llevo aquella mano hasta sus labios y la besó con algo parecido a la devoción. Fue solo un instante pero Kazunari apretó la mano de Midorima, inmediatamente el mayor dirigió su atención al rostro de Takao pero este no se había alterado. Dejo su mano al costado y se acerco hasta su cara, le removió el cabello que tapaba sus ojos cerrado y acaricio sus mejillas, ligeramente frías, recargo su frente contra la contraria y le susurro


-sé que me escuchas, no te voy a dejar.  –se alejó un poco para poder besar los labios de Takao antes de regresar a su posición inicial.


 


 


Miyuki tenía la intensión de ir directo a la cocina pero recordó que había dejado a un par en su oficina con una botella nada barata. Además de que tenía que decir algo importante, después de la ligera discusión de la noche anterior. Sin tocar abrió de par en par la puerta


-Kuramochi ya lo decidí. No pienso permitir que usen Narumiya para negociar…


 


Tres pares de ojos se abrieron por la sorpresa, Miyuki recorrió la habitación; la botella vacía, la ropa esparcida y el par de subalternos aun enredados bajo las sabanas. Kuramochi pasó la vista de Miyuki a Ryo y de regreso. Ryo solo veía de manera asesina a su general. Miyuki recobro la compostura, levanto una ceja y formo una sonrisa burlona


-¡vaya! Ya era hora. –Kuramochi enrojeció completamente al igual que Ryo, Miyuki comenzó a reírse


-¡idiota, largo! –Youichi tomo lo primero que encontró sobre la mesa de noche, un libro, se lo arrojo a Kazuya, que seguía riendo pero fue lo suficientemente rápido para salir y cerrar la puerta. El pesado tomo se estampo contra la puerta –¡muérete Miyuki!


 


Tan molesto estaba con Kazuya que no se dio cuenta que aun tenía un brazo alrededor de la cintura de Ryo, el cual empezaba a entender lo que había pasado, bueno, no había mucho  que entender, estaban en la habitación de Youichi, sin una sola prenda encima y cuando Miyuki irrumpió dormían abrazados.  Kuramochi aun tenia la mirada puesta sobre la puerta, como esperando que el general regresara. 


-ejem Youichi suéltame


-¿¿aah?? ¿Qué? –cuando regresó su atención al mayor, no pudo evitar ponerse completamente rojo y soltar con brusquedad la cintura de Ryo –¡aah, lo siento!


 


Ahora que estaban solos, Ryo se levanto de la cama y sin la menor vergüenza comenzó a recoger su ropa. La  imagen que le ofrecía a Kuramochi lo hizo olvidar como respirar. Estaba completamente desnudo y podía ver algunas marcas, que seguramente el había ocasionado. Ryo con su típica sonrisa le arrojó la botella vacía a la cama


-ahora le debemos una botella al general…

Notas finales:

Creo que You-chan y Ryo-san tiene que dar algunas explicaciones hahahaha. 

Como siempre comentarios, sugerencias y dudas son bien recibidas y si solo quieren pasar a saludar tambien se vale 

Saluditos 

 


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