Nadie en la habitación pronuncio palabra, aquello parecía lo mas lógico, sin embargo la mirada de Akashi era la que resultaba preocupante, había cierta urgencia bailando en sus ojos. Kasamatsu tenía tiempo de conocer al rey y nunca lo había visto tan ansioso, sabía que era una persona que disfrutaba jugando, sometiendo a su oponente a presiones extremas pero siempre tomándose su tiempo. Ahora parecía todo lo contrario, ya no quería jugar, estaba más que deseoso por conseguir su premio y sospechaba que nada tenía que ver con ganarle a Nijimura o obtener el reino para él, ahí había algo más profundo involucrado. Aun cuando parecía que todo lo tenían en charola de plata, no podían moverse precipitadamente, eso solo atraería problemas. Akashi había dejado la base para que los generales y capitanes detallaran tanto el traslado como la invasión misma.
Los tres capitanes suspiraron cuando por fin se encontraron a solas, había mucho que pensar y mucho que movilizar
-era la jugada más evidente, están acorralados y tenemos pleno conocimiento de la capital. Sabemos por donde entrar y por donde bloquearlos. No podemos fallar
-no, pero ese no es el verdadero inconveniente -Yuuki como siempre daba en el punto del problema -no me molesta invadir y obligarlos a rendirse, el problema es...
-quemar la ciudad -Kasamatsu soltó un suspiro -tal vez su majestad sospecha que escondemos algo -Mei al instante se tenso -tenemos al hermano menor de uno de los hombres de la guardia, es una carta que Akashi sabría como maneja pero solo para su beneficio -Mei respiro un poco aliviado, lo último que necesitaba era que el rey lo tuviera aun mas en sus manos
-pero Haruichi no es ningún prisionero, el es un miembro de la división
-eso yo lo sé pero dudo mucho que a Akashi le importe. Me temo que el rey no ve personas, solo piezas...
-¿y entonces? La vida ha sido bastante cruel con esos dos niños y si Haruichi tiene un hogar al cual volver... -se le estaba formando un nudo en la garganta -no seré yo quien se lo niegue, hice una promesa
-tampoco pienso hacerlo yo, he sido responsable de ustedes todo este tiempo y lo seguiré siendo. Solo que no me queda claro cómo evitar que esos dos terminen en el fuego cruzado y que algo terrible pase
-yo sé cómo -todos los presentes voltearon a ver a Aomine, era la primera vez que intervenía, tenía días también actuando extraño -hay un lugar donde se podrían reunir, el asunto seria avisarles sin que revelemos nuestras intensiones
-ese es el asunto. Tendrá que ser durante la invasión que lo encontremos y le digas a donde ir. Haruichi podría esperarlo en ese lugar junto con Eijun, de esa manera ninguno correría peligro.
Aomine y el resto asintió existían aun demasiados riesgos pero era mejor a no tener nada. Con la intensión de encontrar a Ryo podía también buscar a Kise y alejarlo del peligro. Ya después se reuniría con ellos. Si tomaban la ciudad estarían en una posición diferente. No la más favorable pero diferente.
...
Kuroko observaba por la ventana la actividad de la ciudad mientras Chihiro le entregaba el último informe. Todo parecía seguir el curso normal pero se respiraba una tensa calma, ese sentimiento previo a la tormenta.
-... Y parece que la situación de los heridos ya está controlada, Christ-sensei ha sido tan eficiente como se esperaba de él
-¿tú fuiste cierto?
-¿perdón?
-siempre has estado bajo las ordenes de su majestad -uso más énfasis en la última palabra para que entendiera a quien se refería
-mmm si desde siempre y siempre fue usted mi objetivo
-¿por qué?
-¿me lo pregunta a mi? Yo creo que sabe perfectamente la respuesta y no es mi intensión presionarlo pero creo tiene que tomar la mejor decisión con respecto a la información que tiene. Aun cuando yo sirvo a su majestad, he aprendido a conocerlo y sé que si no hace algo con lo que sabe, puede que nunca se perdone.
Kuroko por fin volteo a verlo, tenían tantos rasgos en común, que por eso lo había aceptado como su segundo al mando pero estaba claro que Chihiro había entrado más a fondo, lo conocía mejor. El doble agente le dedico una sonrisa, hizo una reverencia y abandono el lugar. Tetsuya se dejo caer sobre el sillón, se tapo la cara, tenía ganas de llorar
-no soy un traidor -sin embargo no terminaba de convencerse - o tal vez si, desde el momento en el que permití la primera caricia. No, fui un traidor desde la primera vez que lo vi a los ojos...
Aceptar que era un traidor no era la peor parte de su situación. Sabía lo que se avecinaba y no tenía el coraje para hacerlo del conocimiento del rey... Desde hacia algo de tiempo muy en el fondo ya no deseaba la victoria de Nijimura y no estaba dispuesto a permitir que su majestad arrastrara a sus amigos con el...
Con eso en mente, levanto la cara y se puso de pie con una nueva determinación y salió de su oficina a toda prisa, el tiempo era lo único que no podía desperdiciar. Sabía a donde tenía que ir primero, estaba al tanto de la situación de Miyuki y los otros. Tenía que hablar con ellos antes de que tomaran la decisión de regresarlos a la guardia. Si hacían eso, le resultaría imposible siquiera verlos.
Corrió las escaleras a toda prisa y abrió de golpe la puerta de la oficina, haciendo que se sobresaltaran los tres ocupantes
-Kuroko ¿pasa algo? -estaba tratando de recuperar el aliento, aun así no le había pasado desapercibido el tono de alarma en Miyuki, Tetsuya imaginaba que no la estaba pasando para nada bien después de dejar a Narumiya en el campo de batalla. Estaba a punto de hablar cuando alguien más entro
-¿Kuroko qué haces aquí? -Tetsuya se giro para encontrarse con el capitán Sanada. Kuroko se quedo mirándolo y retrocedió algunos pasos. Sanada frunció el seño pero tenía prisa -recojan sus cosas, hay un carruaje esperándolos. Regresan a la guardia.
Kuroko pasó la mirada del general al capitán y sentía que el alma se le escapaba del cuerpo, no había llegado a tiempo. La expresión de Miyuki se ensombreció al escuchar a Sanada, además de que intuía que Tetsuya quería decirle algo pero la presencia de Sanada se lo había impedido. Tenían que volver a la guardia del rey… Ya no había tiempo.