Miyuki vio como Takao desaparecía detrás de uno de los tapices y regreso su atención completa a Haizaki que lo veía con odio pero también poseía una sonrisa demente como si algo de aquella situación lo divirtiera de sobre manera
-no puedo creer que tú te atrevieras a hablarme de esa manera, Nijimura tal vez no lo sabe pero yo sí que estoy enterado, tu no estás en un nivel más alto que el rey
-cállate, que puedes tu saber
-¿qué puedo yo saber? No me hagas reír, ya te lo dije no eres mejor que el rey también tú te metiste con una basura -Miyuki arremetió contra el otro que mientras retrocedía se carcajeaba - te metiste con un mercenario y aun peor con un esclavo
-yo no estoy al mismo nivel que tu
-¡oh claro que si! mira que meterte con Narumiya, es déjame decirte bastante bajo –el ataque de Miyuki fue aun mas desenfrenado “¿cómo era posible que lo supiera?” Ninguno de los dos se dio cuenta cuando abandonaron la habitación y seguían peleando en el pasillo ahora desprotegido
-déjame decirte una cosa, tal vez ustedes los militares piensen que pueden ocultar información pero en el bajo mundo las noticias corren más rápido que el agua y más si hablamos de alguien como Narumiya Mei. -Kazuya trataba de no prestarle atención, sabía que lo estaba provocando -siempre fue alguien que no pasaba desapercibido, más si consideras que paso por la cama de muchos antes de siquiera se considerara un hombre hahaha
El autocontrol de Kazuya se fue por la borda con eso último, si era o no verdad era algo que no pensaba tolerar de alguien como Haizaki, su ataque se volvió más desesperado pero la repentina reacción del general tomo desprevenido al asesino a sueldo. Se movieron por los pasillos y las escaleras, arrasando con muebles y decoraciones mientras el estruendo subía hacia ellos al igual que el humo y las llamas. Por más diestros que ambos eran con la espada, ya estaban exhaustos y con múltiples heridas. Kazuya tenía una ligera desventaja al estarse reponiendo de una herida reciente pero aun así estaba a la par del otro, a ambos les estaba costando trabajo respirar.
Después de un particularmente fuerte estruendo, Miyuki se tomo unos segundos para reubicarse, habían subido algunos pisos y las llamas estaban por todas parte
-vas a morir en este infierno
-no seré el único...
Haizaki volvió a abalanzarse sobre Miyuki justo cuando una viga en llamas se desplomaba, si en verdad no quería morir ese era el momento para empezar a buscar una salida. Kazuya diviso una salida y corrió hacia ella pero Haizaki lo derribo y siguió forcejeando con la intensión de matarlo, al caer la espada se le había zafado, el general la tenia difícil, atientas intentaba llegar a la espada mientras se quitaba al mercenario de encima. Notaba que el calor se volvía cada vez más sofocante y la mirada de Haizaki aun mas demente.
Le propino un rodillazo en la parte baja consiguiendo liberarse y alcanzar su espada cuando se dio la vuelta Haizaki llevaba en alto su espada y lo atacaba en un acto completamente desesperado dejando sin protección su pecho, a Miyuki no le costó trabajo atravesarlo. El otro lo miro con sorpresa primero a él y luego a la espada mientras retrocedía y se liberaba del arma, pretendía decirle algo pero las palabras no salieron de su boca, otra de las vigas se desprendió aplastándolo y quemándolo en el acto, los gritos le taladraban los oídos a Kazuya mientras intentaba llegar a la salida. La vista la tenía nublada y el piso se estremeció bajo sus pies antes de que se derrumbara haciéndolo caer varios metros. Se negaba a perder la conciencia mientras veía como la salida era alcanzada por las llamas...
...
Mei llego hasta el palacio cuando este comenzaba a colapsarse y las llamas se levaban con más intensidad, no lo pensó dos veces y corrió hacia el edificio, tenía una horrible corazonada. Había llegado a los primeros escalones cuando una mano lo jalo hacia atrás y lo alejo varios metros evitando así que saliera despedido por otra explosión que venía desde dentro del edificio, las ventanas estaban reventando a causa del calor. Mei comenzó a forcejear tenía que llegar hasta él.
-basta, no puedes entrar, el edificio va a colapsar. –Narumiya reconoció al instante la voz, era Taiga, había llegado hasta ahí. Lo cual solo podía significar una cosa, los capitanes también estaban cerca
-no lo entiendes, el debe de estar dentro
-!con un demonio Mei! no hay nadie ahí adentro, no sé cómo pero la guardia evacuo, solo hay un infierno en ese lugar. Además ¿qué te garantiza que precisamente él está adentro? Ya te lo dije la guardia abandono el edificio
-y ¿lo has visto? ¿O al rey?
Taiga tenía la expresión tensa y negó con un ligero movimiento de cabeza, la verdad era que había visto a muchos soldados pero en ningún momento al rey y si el rey no estaba a la vista solo significaba una cosa... pero antes de que alguno de los dos pudiera hacer algún movimiento una de las torres colapso, cerrando por completo el paso hacia el castillo, los ojos de Mei se abrieron como plato y buscaban con desenfreno alguna señal de vida o alguna cara conocida, pero todo seguía siendo caos.
Sobre el estruendo, el sonido de pasos se hizo presente en todas direcciones, en un abrir y cerrar de ojos desde ambos flacos aparecieron los ejércitos, cada uno con sus capitanes a la cabeza, era el fin. Estaba por definirse el resultado de una larga y costosa guerra sin sentido. Las expresiones de los capitanes no revelaban nada, las llamas era lo único que se podía ver en aquellos ojos que habían sobrevivido hasta ese momento.
Una de las torres termino de colapsarse, en seguida nuevos pasos se escucharon desde uno de los pasillos, escucharon el grito antes de ver al responsable. El humo se disipo y quedo a la vista Midorima y Takao mientras en el suelo de rodillas Nijimura seguía gritando un solo nombre
-Haizakiii
Hyuuga analizo al rey, estaba amarrado de las manos, estrecho aun más la mirada al comprender que en efecto Haizaki había estado con él aquella noche y que su desesperación estuviera dirigida a la existencia de un mercenario, solo podía significar una cosa
-Hyuuga, esto se acabo. No tienes porque sacrificar más vidas. Su rey les ha dado la espalda, clama por un criminal y han sido tus propios hombres quienes lo han capturado antes de que huyera… -las tropas se removieron inquietas, estaban viendo sus ideales desvanecerse, Sanada sonrió de lado, no cabía duda que Kasamatsu era astuto y había analizado rápidamente la situación
-¿tú me estas juzgando? Yo no fui el que prendió fuego a una ciudad con civiles en ella…
-te equivocas…
Aquella voz hizo que todos voltearan en dirección a la entrada, ni siquiera Kasamatsu había previsto aquello. De las sombras, con el viento soplando las cenizas apareció Akashi, llevaba su mano sobre su espada pero sabía que nadie levantaría una mano en su contra, además justo detrás caminaba Mayuzumi sin embargo la presencia del rey era tan imponente que fácilmente dejabas de prestarle atención.
-Hyuuga tu gente está a salvo, fue evacuada antes de que mi ejercito entrara y esto solo es para que exista un nuevo comienzo
-¿Por qué? ¿Por qué molestarse en salvar a tus enemigos?
-por esto… –extendió las manos y recorrió a todos los presentes y sobre todo a los generales y capitanes –una generación completa de mentes brillantes, que no puede ni debe ser desperdiciada enfrentándose unos a otros. –Akashi camino pasando entre los capitanes hasta llegar a Nijimura. No se puso a su nivel, le hablo desde arriba –eso fue lo que dejaste de ver, te volviste sordo y ciego ante lo que era importante y mira como te ha pagado. Puso a tu ejército en tu contra y te ha abandonado…
La mirada de Nijimura era completamente opaca y demente, el rey había perdido el control de si mismo, negaba ante la idea de verse derrotado pero no había mucho que pudiera hacer, aquel joven pelirrojo tenía razón, había perdido y ahora estaba completamente solo…
Akashi se alejo de su enemigo y se acerco a Hyuuga y al resto de los capitanes.
-Capitán Hyuuga, sé que no eres estúpido. Ahora eres responsable de toda esta gente. Estoy aquí para unificar, de ti depende aceptar la unificación o la devastación…
-¿Cuál es el trato? –Akashi sonrió esperaba algo como eso
-su ejército y mi ejercito trabajando como uno solo. Me hare responsable de su reino.
-¿sin distinciones? ¿Sin prisioneros de guerra?
-salvo por el rey… -Kiyoshi y Sanada voltearon a verlo, les quedaba claro que terminarían aceptando pero no podían hacerlo tan fácil, era cuestión de honor. –ya han sido suficientes vidas las que se han perdido. No hace falta que sigamos por más tiempo con algo como esto
-bien… supongo que si esto va a impedir que cientos de vidas se pierdan, yo me hago responsable y acepto la unificación.
La cordura de Nijimura regreso por unos instantes para después terminar de perderla con aquellas palabras. Un nuevo estruendo en el castillo, hizo que Mei corriera hacia Sanada mientras el rey se alejaba dejando el resto en manos de Kasamatsu
-Capitán Sanada ¿Dónde está Miyuki? –la expresión del capitán se tenso por completo y dirigió la mirada hacia el palacio…