Sanada había pasado muy malas noches, había tenido que combatir en la completa oscuridad rodeado de los gritos y el ruido de las armas al chocar. Había tenido que huir al amparo de las sombras con el terror creciente de que el enemigo lo perseguía pero nada absolutamente nada se comparaba a la angustia y desesperación de esa noche, el estrés de que el tiempo se estaba agotando y el riesgo de que en cualquier segundo podían ser descubiertos. Cada tanto volteaba a ver a su primo, y cada vez que lo hacia se arrepentía pero no podía frenar su deseo de mantener un ojos sobre Miyuki, que tenía el semblante mortalmente pálido y una expresión de profundo dolor. Mientras los más grandes lo trasladaban, Raichi caminaba a su lado y sostenía en todo momento la mano de general. Había una vieja creencia que decía que si alguien estaba agonizando sostener su mano le infundía la fuerza para que luchara en mantenerse en ese lugar, para que supiera que alguien lo estaba esperando.
Sanada había sido lo bastante precavido para tener todo lo necesario en su casa para atender a Kazuya. Había hablado antes con Christ y estaba todo preparado. Se sintieron un poco menos tensos cuando llegaron a la casa, sin embargo el verdadero suplicio comenzaba en cuanto la puerta de la habitación se cerró detrás de Nori, se había dirigido hacia la casa en cuanto se le aviso a Christ que habían encontrado a Miyuki. Los sonidos procedentes de la habitación tenían a Shumpei dando vueltas, Takao se había ofrecido a preparar algo de té mientras veían el caminar del capitán, Raichi permanecía a lado de la puerta prestando atención a los sonidos que procedían del interior. Se sobresaltaba cada tanto cuando la voz de Christ sonaba aun más urgente.
En el interior las cosas no eran para nada tranquilas, literalmente estaban en una lucha contra el tiempo y la muerte. No sabían cómo había aguantado tanto tiempo pero en ese momento se les estaban yendo a una velocidad impresionante. Lo peor era que Chirst sabía que se estaba muriendo no tanto por las heridas sino por el tiempo que había pasado atrapado en el palacio. Había parado el sangrado que se había disparado cuando le retiraron la viga y le dieron los medicamentos necesarios para contrarrestar la intoxicación, sin embargo ya había infección y esa era la peor parte.
-¡vamos Miyuki!
Aquellas palabras rompieron el silencio sepulcral de la casa, haciendo que Sanada terminara de perder la paciencia, sin que nadie pudiera detenerlo, el capitán entro de golpe en la habitación, en realidad no fue por que lo hiciera con rapidez sino porque el sentimiento de querer ayudar y saber que pasaba no les había permitido impedírselo, sin embargo al instante desearon haberlo detenido. Había una gran cantidad de sangre y Christ intentaba por todos los medios hacer que el corazón de Kazuya volviera a latir. Takao instintivamente volteo a buscar el apoyo de Midorima, que estaba paralizado y con un ligero sentimiento de culpa al pensar que había utilizado a Miyuki para vengarse. Raichi por su parte se había vuelto a aferrar a la mano de Sanada, no sabía quién de los dos necesitaba más la sensación de apoyo. Nori subministraba medicamento y trabaja sobre las heridas que aunque no eran tan serias si habían estado mermando la condición del general. Había cortes con tonalidades alarmantes. Christ ni siquiera se molesto en hablarles a los intrusos, tenían sus ojos fijos en el rostro de Kazuya y sus manos no dejaban de dar masaje cardiaco. No podía haber aguantado tanto para que se le muriera en sus manos. Sanada sintió la desesperación en una forma que nunca había experimentado, sabia por todo lo que había pasado su primo y aquello no le parecía para nada justo, apretó el puño y los dedos de Raichi mientras gritaba
-¡Kazuya no te atrevas a morirte! ¿ya te olvidaste de Mei?
El nombre del otro general floto tenso en la habitación. Los otros solo contuvieron la respiración cuando Christ se detuvo temiendo lo peor… no estaban seguros si fue la mención del otro general o si el medicamento por fin hizo efecto pero el corazón de Kazuya volvió a latir y gano pulso rápidamente, su respiración aun era errática pero parecía un tanto más estable aun no habían terminado pero parecía que la repentina crisis había pasado.
-ya se encuentra estable. Aun tengo que atenderlo, ahora empiezan a correr las 48 horas críticas, si pasa de ellas estará estable aun cuando su condición sea grave.
-¿el peligro de morir?
-habrá disminuido pero como ya lo sospechaba el mayor problema es que hay infección y esta intoxicado, es una recuperación lenta.
Con aquello entendieron que tenían que dejar que siguiera trabajando, por fin Sanada se dejo caer sobre el sillón y se tallo la cara mientras dejaba escapar una risa nerviosa
-ese idiota me dio un buen susto pero si hablarle de ese otro funciono, lo mejor será avisarles por lo menos que ya lo encontramos.
-¿crees que sea prudente?
-para este punto, no tengo la menor idea pero mandaremos a Akiba. Raichi te daré la nota, dile que sea discreto con esto, que se la entregue a Kuramochi y lo más importante es que sepa que aun no es momento para que regresen. No por el sino por la situación de Kazuya
…
Youichi fue el primero en ver que Akiba llegaba y si se trataba de precisamente uno de los hombres de confianza de Sanada solo podía traer noticias de Miyuki. La expresión tensa de Akiba no termino de ayudarle, le entrego la nota y aconsejo que fuera prudente. Kuramochi levanto una ceja y se dispuso a leer la carta, con cada línea que leía la apretaba aun más fuerte y no se dio cuenta hasta que estaba sentado en el piso que se había dejado caer hasta esa posición y que había estado conteniendo la respiración.
Eijun había alcanzado a divisar la expresión seria de Kuramochi mientras recibida una carta cerrada, por lo mismo había regresado sobre sus paso para mencionárselo a Ryo-san que al instante dejo lo que estaba haciendo y salió de la habitación. Al llegar se encontró con Youichi en el suelo, una carta arrugada en uno de sus puños y gruesas lágrimas rodando por sus mejillas. El alma de Ryo se le cayó al suelo temiendo lo peor
-Youichi ¿Qué paso? ¿Es Miyuki? El esta…. –no se atrevía a decir aquella palabra. Kuramochi volteo a verlo y negó lentamente. Respiro profundo, se levanto y por fin hablo
-si es de Miyuki, lo encontraron y por lo que entendí estuvo muerto por unos segundo
-¿Cómo? ¿muerto?
-tardaron mucho tiempo en encontrarlo y pues esta intoxicado a causa del incendio y tiene infección
-pero y ¿qué hay de la orden?
-lo sacaron a escondidas, por eso aun no podemos volver porque se supone que aun no lo encuentran. La situación es bastante difícil porque la recuperación va a ser lenta.
-pero está vivo y para mi ya es todo un alivio
-supongo que tienes razón, que este vivo hace que esto sea menos angustiante –aun así la expresión de Youichi se ensombreció
-¿Qué pasa?
-pues que Sanada se arriesgo a mandar este mensaje con la única intención de que alguien supiera que estaba vivo pero ahora esa persona ya no está para escucharlo.
Ambos dirigieron la mirada hacia el cuarto que ahora estaba vació…
…
Kuroko había sentido como la sangre le hervía cuando escucho de Mayuzumi lo que Akashi había hecho, apretó con fuerza los puños y refreno el deseo de dejar lo que estaba haciendo para gritarle lo equivocado que estaba, pero tomando aire con fuerza busco tranquilizarse y evitar empeorar las cosas. Había aprendido a conocer a Seijuuro y saber que podía ser muy caprichoso, llegar exigiendo algo no serviría, tendría que hablarlo con calma.
Sin embargo las horas parecían pasar con lentitud y la cantidad de trabajo tampoco había disminuido. Desde que había llegado a la capital, había estado en el palacio y por petición propia tenía una habitación separada del rey. No creía que aun fuera prudente que se supiera que ellos dos estaban juntos, aun estaba muy fresco el recuerdo de lo que Nijimura había hecho. Por lo mismo ambos se veían en el único lugar que creían que podían hacerlo sin que algo se pensara, el lugar donde por primera vez habían realmente hablado: la biblioteca del palacio.
Tal vez era tanta la impaciencia de Tetsuya que sentía que Akashi se demoraba aun más de la cuenta. Se sintió aliviado cuando la pesada puerta de la biblioteca se cerró con un leve estruendo, el rey camino hasta el general con una expresión tranquila, Kuroko estaba sin expresión como siempre y aun así Akashi pudo notar que algo estaba pasando y que molestaba al otro.
-pensé que no vendrías.
-te dije que llegaría hoy, las cosas en la otra capital se complicaron un poco y me imagino que ese es el motivo por el que estas tan tenso –al instante Tetsuya abrió hasta el limite sus ojos, Akashi lo había leído a la perfección
-¿por qué?
-Tetsuya…
-sabes a que me refiero –por más que intentaba controlarse, lo injusto de la situación lo estaba traicionando
-por lo visto ya estas enterado de lo que paso. No sé si felicitarlos por su eficiente trabajo o sentirme ofendido –sin embargo el silencio de Kuroko le dijo que aquello lo tenía sin cuidado –sabes que así funcionan las cosas no iba a permitir que nadie, intentara imponer sus condiciones mucho menos cuando involucraban a mi principal rival, Nijimura no supo manejar las cosas y fue dejarse llevar por su debilidad lo que lo llevo a perder. Ante un ejemplo como ese no había manera que yo me mostrara flexible con personas que tan abiertamente me desafían, no ha nacido la personas que pueda hacer eso.
-pero ¿Por qué involucrar a Miyuki? El ni siquiera esta para defenderse, además de entre todas las personas, es el que menos merecería un castigo. Su familia…
-estoy al tanto de lo su pasado
-y ¿aun así?
-lo conocí después de mi decisión y sigue siendo su hijo. Acabar con el legado siempre es el castigo más efectivo con quienes creen que pueden estar por arriba de su rey
-todo eso lo entiendo pero estas siendo injusto. Sin Miyuki tu no habrías conseguido tu objetivo, el dio la orden de que el resto de la guardia se replegara. Miyuki quedo atrapado en esa construcción por estar enfrentando a su propio rey, es cierto que pertenecía a la guardia y que hasta era algo así como el favorito del rey pero Kazuya nunca vio la situación de manera idealizada. Sabía cómo funcionaban las cosas y nunca dejo de ver la realidad. Estas castigando a la persona equivocada. Si
él no hubiera dado aquella orden, parte del ejercito no te hubiera apoyado y lo sabes. Además se que estas enterado del otro asunto, tu general Narumiya…
-¿qué fue capaz de enamorarse de precisamente Miyuki Kazuya? Claro que estoy al tanto
-entonces, si no lo haces por Miyuki ¿no podrías hacerlo por Narumiya que lo necesita en su vida? El ha guiado parte de tu ejército, te dio la fuerza de ataque que necesitabas cuando la balanza comenzó a inclinarse en tu contra. Ponte en su lugar, su rey al que ha servido por tanto tiempo le está quitando lo único importante en su vida. Y si esas no son razones suficientes, podrías hacerlo por mí, piensa que harías si estuvieras en la situación de Mei y fuera de mí de quien te alejaran. No te estoy pidiendo que demuestres debilidad pero te pido que seas razonable y que pienses en esos dos y en como al igual que tu, fue del otro lado del campo de batalla que encontraron a la persona correcta, ya fue bastante difícil saber que tenían que verse como enemigo, como para que ahora que parecía que las posibilidades cambiaban, tu vuelvas a crear el abismo entren ellos
Akashi permaneció callado contemplado el rostro de Kuroko mientras este le hablaba, podía ver la preocupación reflejada en sus ojos. Su expresión no se alteo y paso un largo silencio antes de que le respondiera
-si tanto lo necesita que sea él quien me lo pida
…
Alex estaba sorprendida, aquella persona había llegado sola con un semblante demasiado triste, a diferencia de todas las veces anteriores, no pidió un solo trago, se limito a saludar y a subir a la habitación en la que siempre terminaba. El silencio que lo acompañaba era inquietante, Alex no perdió detalle de que había aprendido algo, había obtenido algo y con esa misma rapidez lo había perdido.
Después de todo un día en ese completo silencio Alex que tenia años conociéndolo decisión que era tiempo de saber la razón de aquel desastre. Al entrar en la habitación lo encontró sentado sobre la cama arreglando un pequeño morral, no perdió detalle de lo que había en la habitación y de que la espada descansaba también sobre la cama mientras que del morral destacaba ligeramente un cuchillo. Narumiya volteo a verla pero no se sorprendió, es más parecía que la estaba esperando
-¿Qué estás haciendo Mei?
-eso mismo quisiera saber
-pareces tan… roto –la mirada azul se desvió, ya no era tan brillante como la última vez que la había visto
-sí, lo sé y lo detesto… por eso no puedo seguir así
Mei se puso de pie y Alex pudo ver el uniforme militar acomodado sobre la cama. Narumiya camino hasta la mujer, quien mostraba confusión y sorpresa en su rostro, el cambio de esa persona era algo que costaba trabajo de asimilar.
-no puedo con esta realidad, no la quiero
-eso suena a que huyes
-no, no lo creo
-¿Qué vas a hacer?
-lo que nunca debí dejar de hacer
Le dedico una suave sonrisa y paso a su lado, dejando nuevamente vacía la habitación, con solamente el uniforme de general como prueba de que había estado ahí. Cuando Alex reacción el otro ya se le había perdido de vista, corrió por el único sendero pero ya no había rastro de Mei. Narumiya había sido astuto, había tomado la precaución de no decir ni una palabra de mas, mucho menos hacia donde se dirigía y al salir de aquella manera ni una dirección por donde seguirle.
Mei no deseaba aquella realidad y sabia cual era la única manera para negarla… sin pensarlo dos veces la abandono, negándose a voltear hacía atras… perdiéndose en la espesura de un remolino de sentimientos.