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Un encuentro inesperado por Yukine Kazuya

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Notas del capitulo:

He pensado en muchas cosas que decirles pero ningunas parecen suficientes para agradecerles el apoyo que le mostraron a este fic, fue el primer proyecto grande que decidi escribir y nunca imagine que creceria tanto. 

Les agradesco enormemente por todas las veces que me hicieron no solo el día sino la semana completa. Sus comentarios hicieron que escribir fuera todo un disfrute. 

Como bien dice todo lo que empieza llega a su fin y aqui les dejo el ultimo cap de este fic. Espero que lo disfruten tanto como yo disfrute escribiendolo 

 

De vez en cuando las perdidas y el dolor aun cuando están ahí no terminan de ocupar el escenario por completo, cuando las remueves te das cuenta que nunca te dejaron pero de otro modo las dejas pasar al igual que lo hace el tiempo, avanzas y sigues caminando sobre todo porque las cosas se acomodan en su lugar y funcionan.


 


Pero están ahí como lo eran para todos los que los conocían, Ryo y Youichi tomaban el té con aire pensativos, no faltaba mucho para que los menores llegaran pero la visita de Sanada siempre los dejaba con ese pesar. Era extraño el giro que habían tenido las cosas y a pesar de haber transcurrido todo un año no terminaban de entender cómo es que se encontraban en esa situación.


 


Aun cuando lo habían salvado y habían conseguido mantenerlo escondido de los ojos del rey, Miyuki había pasado 3 largos meses inconsciente y en un estado crítico. Había días que mejoraba y otros en los que simplemente parecía que había llegado al límite pero de algún modo se mantenía con vida.  Kuramochi y el resto pudieron verlo después de un mes, claro a escondidas y por la noche para no levantar sospechas. Sanada no esperaba que los segundos al mando de su primo le llegaran con la molesta noticia de la huida de Mei. Nunca se lo espero pero así había sido, Narumiya se había esfumado, no tenían una sola pista de su paradero y la peor parte es que sospechaban que otra habría sido la historia si el general hubiera esperado un poco más y escuchado que lo habían encontrado.


 


Con lo que tenían, todo traban de darle ánimos a Miyuki para terminara de recuperarse, aunque nada parecía tener efecto en el. Ryo sospechaba que Kazuya percibía la ausencia de Mei y que era ese el motivo por el que no parecía tener la intensión de despertar, sin embargo una noche lluviosa sin previo aviso, Miyuki por fin abrió los ojos, se le veía desorientado y perdido y solo un nombre salió de sus labios


-Mei


 


El rostro de pesar en sus compañero fue respuesta suficiente para que desviara la vista y tomara una vez más la actitud bajo la que siempre se escondía, no quiso saber más del asunto. Sanada creía que lo habían mal interpretado, que creía que el otro estaba muerto y él prefirió callarse la verdad. ¿Cómo explicarle que había huido y que no tenía una sola evidencia de que en verdad estaba vivo?


 


Al explicarle su situación, Kazuya sonrió con frialdad y comento


-tampoco es que me sorprenda, parece que ese era justo su propósito en la vida, arruinar la mía


 


Las palabras duras, le dolieron a Sanada al saber que ocultaban el dolor de una persona que se sentía completamente sola.  Akashi había descubierto las cosas pero se había hecho de la vista gorda los primeros meses pero después ordeno el arresto domiciliario de Miyuki mientras terminaba de recuperarse de las lesiones. Por supuesto toda la recuperación fue tremendamente dolorosa a pesar de que la peor parte ya la había superado. Pasar tanto tiempo en una cama lo había debilitado bastante y poco a poco tuvo que ir ganando fuerzas. Las noches frías eran tal vez el mayor problema, hacia que las lesiones dolieran con intensidad y lo obligaban a quedarse en cama mientras se doblaba de dolor y ahogaba sus gritos contra la almohada. Christ había sugerido un calmante pero el general se había puesto necio y lo rechazo. Le había dicho a Kuramochi que no lo necesitaba, que prefería lidiar con ese tipo de dolor, además de aceptarlo corría el riesgo de volverse dependiente a él y era lo último que necesita. Youichi había aceptado en silencio la explicación porque era capaz de entender entre líneas que trataba de sustituir un dolor con otro y que si algo necesitaba ese era el apoyo de sus amigos. Por eso Kuramochi se quedaba con el toda la noche, esperando a que se quedara dormido de puro agotamiento.


 


Al final después de que Christ determino que ya no quedaban secuelas, Akashi ordeno el traslado de Miyuki  a la prisión de la capital. A nadie tomo por sorpresa, Kuroko se los había advertido aun cuando el mismo había hecho todo lo posible por disuadirlo, pero el rey tenía un capricho y hasta que este no se viera cumplido Miyuki no sería libre y como también lo sospechaba Tetsuya, no solo sería una libertad física y era por eso que Kuroko no dejaba de mover contactos y manejar sus recursos para encontrar al general perdido.


 


Sanada era el que más seguido visitaba a Miyuki  y justo había vuelto de su visita cuando se encontró con Ryo y Kuramochi


-dice que está bien pero… su mirada distante y su falta de ganas de hablar me dicen otra cosa. Empiezo a creer que hice mal en no corregirlo, en no aclararle que Mei está vivo


-y ¿puedes saberlo? –Ryo no quería ser cruel pero era la realidad –llevamos meses buscándolo y lo único que sabemos es que llego a la misma taberna que frecuentaba con Kagami y Aomine, pero de ahí no hay para donde seguirlo. El no quiere ser encontrado y esa es la peor parte. Que se fue


sin saber nada y que si alguna vez decide volver, tal vez se encuentre con la noticia que dejo que Miyuki se muriera en una celda.  –Ryo había desarrollado un enorme coraje en contra de Mei, lo culpaba por la situación de Kazuya y lo juzgaba porque a sus ojos había preferido huir antes que enfrentar la verdad


-además si le dices la verdad sería mucho peor, porque solo aumentarías su frustración en el momento en que sepa que hay una posibilidad, quedría salir a buscarlo y mucho me temo que eso le es imposible


 


Sanada escucho las palabras de sus amigos y comprendió que tenían razón, no había manera que decirle la verdad fuera a mejor las cosas para Kazuya, solo el regreso del otro podía hacerlo y ese mismo pensamiento era el que tenia a Ryo y Kuramochi contemplando su té que cada vez se enfriaba mas al igual que sus esperanzas por encontrar a Mei.


 



Cuando Mei salió de la taberna tenia la firme determinación de olvidarse de todo lo que había sido su vida hasta el momento, pensaba dejar atrás todos los rostros y nombres que habían tenido algún valor hasta ese momento. Sin embargo al amparo de la noche cuando la oscuridad y la soledad se cierne con intensidad, es difícil no añorar aquellos brazos o aquellas caricias que alguna vez le hacían estremecer. Alejarse no le había resultado difícil, había sido una persona solitaria sin embargo lo único que deseaba olvidar se aferraba a sus huesos y a su ser con tanta fuerza que era doloroso. No podía olvidarse de Miyuki, era lo único que estaba siempre en su mente, un recuerdo anhelante detrás de una gruesa capa de cristal. No tenía ni idea de lo que pasaba con los reinos pero se había convencido que Kazuya no lo había conseguido, no había manera que alguien sobreviviera tantos días. No podían juzgarlo por no haberse quedado. ¿Con que fuerzas caminaba por aquellas calles sabiendo que él nunca más las recorrería?


 


Había trascurrido todo un año y esa simple idea seguía haciendo que el pecho le doliera y las lágrimas rodaran involuntarias por sus mejillas anhelando un abrazo que no existía. Había vuelto a ser un mercenario, nadie había visto su rostro en ese tiempo pero la peculiaridad de sus ojos era la referencia suficiente para saber de quién se trataba, claro un nuevo nombre y una nueva identidad pero la misma esencia, un rápido y frio asesino que no preguntaba mucho y que no necesitaba saber mucho. Un nombre y una cantidad era lo que bastaba para que este ejecutara. Estaba en constante movimiento, nunca permanecía mucho tiempo en un solo sitio para evitar que lo siguieran y por ningún motivo se acercaba a las fronteras del reino que se estaba unificando, podría escuchar nombres conocidos y eso rompería el encanto. Se había ganado nuevos enemigos pero al amparo del anonimato daba exactamente lo mismo porque podían estar buscando a tres personas distintas y en realidad solo ser una.


 


Sin embargo el destino no pensaba dejar a Mei mantener su capricho, no podía permitir que las conexiones y los encuentros en su vida se perdieran como si nunca hubieran ocurrido. Se presento como siempre lo había hecho en la vida de Mei, sin previo aviso e inesperadamente en la forma de una elegante mujer que ocultaba el rostro debajo de una gruesa capa. Narumiya cenaba sin mucha convicción y no prestaba particular atención en quienes entraban al lugar. La desconocida dejo caer un pesado saquito con monedas de oro que hizo que Mei se sobresaltara ligeramente. Aun así su expresión se mantuvo firme mientras la dama se aproximaba hasta su oído y le susurraba su petición.


-quiero que mates a mi esposo


 


Mei miro de reojo a la mujer, su voz había salido entrecortada y alcanzo a distinguir suaves marcas de golpes en su cuello, que le dieron a Narumiya la explicación completa. Tomo el dinero mientras le sonreía con complicidad. Para su mayor satisfacción su víctima era uno de esos nobles ricos, prepotentes que se creían con el poder para controlar a todos a su alrededor, esos que tanto odiaba y que habían hecho de su niñez un infierno. Parecía un trabajo sencillo, más de lo normal, el hombre se encontraba solo y algo tomado. Sin embargo opuso un tanto de resistencia, Mei se tomaba su tiempo, soltando golpes que mas que herir servían para intimidar, ya no era propio de él pero en ese momento había algo en aquello que lo obligaban a actuar así. Al comprender que el otro no le presentaría ni una sola resistencia casi con pereza levanto su espada, sin embargo se quedo a mitad de camino ante lo que salió de aquel hombre


-no creo que desees volverte mi enemigo, aun si me matas, tu vida quedara condenada, serás perseguido y no existirá rincón en la tierra que pueda protegerte (aquello era algo que ya sentía) mátame y el capitán Sanada no descansara hasta destruirte...


 


Y fue justo ahí donde el encanto se rompió. No fue la amenaza lo que lo paralizo sino el nombre. El corazón se le estrujo y por un segundo fue incapaz de procesar lo que tenía que hacer. Fue hasta que sintió el dolor punzante atravesando su costado que reacciono. Con una furia ciega Mei blandió su espada terminando con su trabajo. Sin embargo la herida era bastante grave. En ese tiempo nunca había requerido verdadera atención y no podía confiar en cualquiera para que lo ayudara. Con movimientos torpes y no muy consciente de lo que hacía, salió del lugar y del pueblo. Gracias a la adrenalina no sentía tan intenso el dolor pero podía ver que estaba perdiendo bastante sangre, aun así se resistía a detener su caballo y dejar que todo terminara, tal vez en alguna parte de su ser aun albergaba esperanzas


 


Tambaleándose llego al único sitio al que podía regresar y se encontró con la única persona que podía hacerlo volver.


-sabia que tarde o temprano volverías Narumiya Mei, jamás te pudiste mantener muy lejos de este sitio -Mei no estaba seguro si sus ojos le hicieron una mala pasada o si sus pocas fuerzas lo hacían alucinar pero sonrió mientras pronunciaba un nombre y se desplomaba


-capitán Kasamatsu...


 


...


Kasamatsu había asistido a la taberna de Alex con la esperanza de tal vez tener un poco de suerte pero jamás se imagino que Mei irrumpiría en el lugar a mitad de la noche. Tan sorprendido estaba de verlo que no se dio cuenta de inmediato que estaba herido, solo hasta que cayó inconsciente comprendió porque estaba tan pálido. Por suerte esa noche el lugar estaba algo vacio y tanto Alex como Yukio se apresuraron a atender al menor. Por suerte era una herida algo profunda pero no había tocado ningún órgano vital, la pérdida de sangre había resultado el mayor de los peligros pero Alex había manejado la situación a la perfección. Yukio contemplaba al otro mientras Alex lo atendía, cuando por fin se alejo de él anunciando que ya no había peligro. Kasamatsu soltó un suspiro


-está más delgado


-sí, es cierto pero está vivo y aquí ¿lo cual es... Sorprendente?


-dices que no lo habías vuelto a ver...


-desde que se fue hace un año, no tenía ni una noticia de el


-y ahora aparece con una herida de espada, jamás deja de ponerme en este tipo de situaciones


-¿vas a avisarles?


-no, aun no. Necesito hablar primero con él. Lo último que necesito es que vuelva a huir


 


Cuando Mei despertó a la mañana siguiente se sintió desorientado, aturdido y de pronto una oleada de pánico lo invadió, tal vez nunca se había ido y todo lo que el creyó que había pasado solo había sido un sueño pero estaba en una habitación pequeña y era Kasamatsu quien permanecía a su lado, con una expresión seria pero también aliviada


-a pasado tiempo Mei, es bueno saber que estás vivo -Narumiya permaneció en silencio, no sabía que decir o si necesitaba explicarse -no quiero saber que estuviste haciendo todo este año aunque me hago una muy buena idea. Pero si necesito que tú sepas que ha pasado desde el día que por razones que no entiendo te fuiste


-no quiero -fue una respuesta más brusca de lo que pretendía


-¿qué?


-que no quiero saber nada, si llegue aquí fue porque estaba cerca y solo aquí podía tal vez curarme sin riesgos pero no necesito...


-claro que lo necesitas, cualquier otro sitio hubiera estado bien pero si llegaste hasta aquí es porque lo anhelabas, te fuiste pero eso no quiere decir que lo que dejaste no te persigue -la expresión de Mei era confusa -deja de luchar


-no, no, es que me costó tanto trabajo. No quiero volver a pasar por lo mismo, no necesito nada de eso, no necesito saber...


-¿estás seguro? ¿No necesitas saber de Aomine, de Kagami, Eijun, Haruichi? No necesitas saber de...


-no, basta -Mei se llevo las manos a los oídos, sabía que nombre estaba a punto de pronunciar y no lo quería oír porque la fatalidad de las cosas lo destrozaría por completo y esta vez no sabría como levantarse


-sobre todo de él necesitas saber


-no, no es cierto


-Mei, el te necesita tanto como tú lo necesitas, tal vez esta tan perdido como tu


-¿qué?


-te fuiste porque creíste que estaba muerto pero la verdad es que el sobrevivió y no la ha pasado para nada bien


 


Mei comenzó a llora, no sabía si lo hacía de tristeza, de coraje o de puro alivio pero las lagrimas no se detenían. La pesadez en el pecho se le aligero, Kasamatsu lo contemplo en silencio y dejo que se desahogara. Después le conto la situación de Miyuki, dejándolo con más dudas que respuestas


-¿qué es lo que quiere Akashi?


-por lo que Kuroko ha dicho, que tu se lo pidas


-¿yo? A mí no me dará nada, siempre lo dejo en claro, yo no era más que un esclavo


-¿estás seguro? -Mei parpadeo -también eres uno de los generales que consiguió tomar la ciudad. Ahora tienes una voz y puedes pedir justo eso que anhelas


 


Narumiya se quedo pensativo parecía demasiado bueno que estuviera pasando


-y bueno, por aquello de ser esclavo, deberías revisar tu tobillo. -Mei lo miro extrañado, retiro la manta que lo cubría y se dio cuenta que la pulsera no estaba ahí


-¿hace cuanto que no la tengo?


-me imagino que no te diste cuenta de cuando te la retiraron pero tengo entendido que fue precisamente él quien te la quito. Si alguien es tu amo ese alguien es...


-Kazuya


 


...


Por más que quería negarlo, Mei deseaba volver a ver a Miyuki. Ya no tenía caso negar que anhelaba besarlo y que sus dedos se entrelazaran. Sin embargo había cosas que tenían que tomar forma primero...


 


Mei regreso con Kasamatsu y los primeros en verlo fueron Eijun y Haruichi que se paralizaron en el acto, antes de abalanzarse sobre él y llorar mientras le decían lo mucho que lo habían extrañado. Mei rio con sinceridad, podía ver que eso dos habían crecido y ya no eran los niños que había salvado. Yuuki y Jun se mostraron contentos cuando lo vieron sin embargo Mei seguía sintiendo miedo, no quería pensar en ello pero la posibilidad de que lo rechazaran no lo dejaba sentirse tranquilo.


 


Kasamatsu hablo con Hiuuga y le explico la reciente situación y que antes de ver a Akashi, Mei quería ver a Kazuya y para hacerlo necesitaban de Sanada y la mejor manera para atender ese asunto era la casa de Ryo y eso ya era otra prueba que tenía que superar.


 


Al llegar los 4 a la casa, Kuramochi fue el primero en verlos, por un segundo tuvo el impulso de golpearlo pero al ver en la mirada azul lo mucho que le había dolido todo ese tiempo se contuvo y se limito a asentir con la cabeza. Sin embargo Ryo no fue tan considerado, en cuanto salió de la oficina y sus ojos se encontraron con los de Narumiya se le fue encima y le dio un puñetazo que el otro recibió sin meter las manos


-¿ahora vuelves? ¿eh? ¿dónde estuviste cuando Kazuya te necesitaba?


-creyendo que estaba muerto -Ryo parpadeo y retrocedió, todo es tiempo Mei había creído que Kazuya no había sobrevivido. No era una excusa pero le daba algún sentido a Ryo -ya sé que no parece suficiente pero estoy aquí y lo necesito


-no tienes una idea de cuanto...


 


Sanada llego para oír la ultima parte, a pesar de que era el que más había visto sufrir a su primo sabia que solo esa persona podía salvar la vida de Kazuya. Le sonrió con autentico alivio


-está todo listo, si deseas verlo justo ahora podemos hacerlo


 


Los ojos de Mei se volvieron impacientes aun cuando también reflejaban miedo, deseaba y anhelaba verlo pero temía su reacción, temía encontrarse con el rechazo por parte del otro. Aun así salieron en ese mismo momento.


 


Akashi había sido algo considerado y Kazuya no se encontraba en la peor de las celdas aun así seguía siendo una prisión, se repetía Mei. Se detuvieron ante un pasillo que poseía una puerta al fondo. Sanada le dio un suave apretón de hombro y con la mirada le indico que ese era su destino. Mei avanzo con paso firme, sentía el estomago en un nudo al igual que la garganta. Empujo la puerta suavemente y se encontró con la figura de Miyuki recortada contra la  ventana dándole la espalda. Nada había cambiado, era justo como recordaba, quizá un poco más delgado. Lentamente el otro se dio la vuelta para enfrentar a su visita. Su expresión fue de completa sorpresa. Mei se aferro a la manija


-he vuelto... -Miyuki parpadeo tratando de entender si aquello realmente estaba pasando, lo había imaginado tantas veces que temía que se esfumara en cualquier momento


-te dije que yo no me rendiría de ti... -la suave sonrisa que Miyuki le mostro basto para que todos sus miedos se fueran, soltándose de la puerta que estaba siendo su soporte corrió hacia él y se pego a su pecho mientras se aferraba a sus brazos y lloraba. No se había dado cuenta de lo mucho que lo extrañaba hasta que sintió la calidez de su tacto


-yo te deje, me fui, hui, me dio miedo, no quería una vida sin ti. No quería estar en un lugar que sabía que era tuyo y que tu no estuvieras en el. Intente, en verdad intente olvidar pero no paso, siempre estabas ahí, siempre en mi mente -Miyuki se había quedado sin palabras, el también había creído que el otro estaba muerto y tenerlo entre sus brazos le era suficiente para sentirse aliviado. Había aguantado en ese lugar creyendo que ya no tenía a nadie y sin embargo Mei estaba ahí, a su lado, entre sus brazos


-yo también creí que estabas muerto -Mei se enderezo para ver a los ojos de Kazuya y perderse en ellos -pero es bueno saber que no es así, que estás aquí


 


Sin más que decir Kazuya llevo sus manos a las mejillas húmedas de Mei y termino con la distancia que por más de un año los había separado desde aquel beso de despedida en la base. Por fin estaban juntos y esta vez Narumiya seguiría las palabras de Kasamatsu...


 


...


Narumiya no pensaba dejar a Kazuya ni una noche más en aquel lugar. Después de casi ser arrastrado fuera se la prisión Mei se dirigió a la base, según tenía entendido Akashi estaba en la ciudad y se reuniría con Kasamatsu y Hiuuga. Esta vez tenia la confianza de hablar, Kazuya le había revelado que el había quitado la pulsera de su tobillo y que aun la poseía. Mei se ruborizo ante aquello ya que en otras palabras su libertad le pertenecía completamente a él y de buen agrado la volvería a perder con tal de que Miyuki no estuviera en ese lugar.


 


Kuroko se entero de lo que estaba pasando y no perdió la oportunidad para hablar con Narumiya


-Akashi quiere que tú se lo pidas


-¿por qué?


-mmm no lo sé, supongo que es un tipo de capricho o una manera de compensarte por lo años que le has servido


-vaya manera


-Akashi nunca ha hecho las cosas de una manera convencional, así que nunca se sabe. Yo personalmente le pedí que lo dejara pero el confiaba en que volverías y ahora es tu decisión y tu petición la que le darán su libertad y al parecer también la tuya o ¿me equivoco? -Mei negó con la cabeza


-Miyuki me quito la pulsera, si pago o no por mí, no lo sé pero si se que yo le pertenezco


-bien, es justo lo que Akashi necesita oír


 


Aun así enfrentar al rey del reino más poderoso no era una tarea sencilla. Era cierto que estaba en una oficina y que no era tan imponente como la sala del trono pero Akashi con su sola presencia hacia que todo tomara otra dimensión


-empezaba a creer que de verdad no volverías Narumiya pero tú nunca dejas de sorprenderme, apareces cuando menos lo imaginas -Mei permaneció callado -te fuiste cuando se estaban haciendo ajustes y no pudiste disfrutar de tu victoria porque sé que estabas en la ciudad cuando Nijimura cayo y en cierto sentido diste una pauta de negociaciones que facilito las cosas para nosotros y todo eso sin proponértelo. Eres un buen oficial y un mejor guerrero y tal como lo dije antes no estoy dispuesto a desperdiciar valiosas piezas. Debe sorprenderte que no te quitara tu puesto -aquella era la pauta


-se lo agradezco pero hay algo que deseo pedirle más que conservar mi puesto


-habla -la sonrisa de Akashi se ensancho


-usted ha dicho que no desperdiciara valiosas piezas pero tiene una encerrada desde hace un año. No dudo que sepa que es un genio y que tal vez tiene sus dudas por su posición tan cercana al anterior rey pero yo pongo mi palabra y mi honor por esa persona y le pido, es más le suplico que lo deje en libertad


-¿tanto así confías en él?


-señor, no solo confió en el, mi vida le pertenece y lo más importante lo amo.


-hahaha así que por el mercenario admite que ama a alguien -la expresión de Mei se mostro confusa -solo tenias que reconocer que  amas a Miyuki para que yo lo dejara en libertad. Dile a Hiuuga que lo dejen salir, el también recuperara su puesto, su padre habrá sido un imbécil pero él no lo es y se reconocer el talento donde lo hay


 


Mei realizo una reverencia con torpeza mientras balbuceaba unas gracias y salía antes de que Akashi se arrepintiera. Afuera ya todos lo esperaban y cuando Mei sonrió de oreja a oreja supieron que por fin las últimas piezas del ajedrez tomaban su lugar.


 


...


Aun iba Mei en la esquina de la calle cuando Miyuki ya estaba afuera, en cuanto lo vio corrió hacia él y se le lanzo derribándolo en el proceso y apoderándose de sus labios permanecieron así hasta que Kasamatsu y Hiuuga se aclararon la garganta y Yukio reclamo


-consíganse un cuarto -Mei sonrió  con picardía como hacia tiempo no lo hacía


-es una excelente idea


 


Los otros dos se le quedaron viendo mientras Miyuki también sonreía y se llevaba a Mei, los capitanes negaron con la cabeza, era justo darles espacios, habían pasado demasiado tiempo lejos y sabían que aquello les hacía falta.


 


Mei se dejo llevar por Kazuya que lo condujo hasta la que fuera una de sus casas en la ciudad, ahora todas la propiedades eran únicamente suyas pero sobretodo esa que la había ocupado mientras estuvo en la guardia y donde había en algún momento pensado que estaría con Mei. Una vez que Kazuya cerró la puerta ambos volvieron a besarse pero esta vez con calma, sin prisa, reconociendo  los labios ajenos, sus manos se entrelazaban mientras permanecían a mitad de la estancia. Poco a poco la mano de Miyuki acerco a Mei desde el cuello para sentirlo más cerca y las manos de Mei también se abrazaban a al cuello de Kazuya. Cuando por fin les hizo falta el aire se separaron apenas unos centímetros y Narumiya pego su frente contra la de Miyuki mientras recorría sus ojos y cada una de sus facciones con expresión seria. Kazuya no dijo nada hasta que Mei sonrió suavemente


-¿qué haces?


-memorizaba cada uno de tus gestos y cada una de tus facciones                                    


-¿y ya lo lograste?


-en realidad lo hice desde hace mucho tiempo, solo comprobaba que era así.


-ya no puedes olvidarme


-ya no puedo y no quiero olvidarte


-entonces ya somos dos. Te lo dije Mei, yo no soy como los demás


-lo sé y es por eso que te amo


-hahaha por fin lo dijiste. Mei Narumiya, yo también te amo


 


Mei se sonrojo ante lo que escuchaba y volvió a pegar sus labios a los de Miyuki pensando que de un primer vistazo y un primer encuentro había encontrado al único que podía amar. 

Notas finales:

No, no estoy llorando, en serio no lo hago T.T la verdad es que a quien engaño si estoy llorando, porque en serio no puedo creer que este fic llegara a su fin. Pero estoy en serio super agradecida con todos los que lo siguienron desde el principio y aguantaron los retrasos y los suspensos tan feos por los que los hice pasar. Este fiic me daja muchas satifacciones y me ayudo a mejorar con cada cap que escribia 

Mil gracias a a todos por apoyar esta idea loca y por estar hasta el ultimo capitulo. Como siempre comentarios, sugerencias y dudas son bien recibidas y si solo quieren pasar a dejarme un pañiuerolo para las lagrimas tambien se vale jejejeje 

Saluditos y espero seguir leyendolos 


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