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Sequía por Dark_Gaara

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Notas del capitulo:

Holaaa~! Aquí sigo n3n Lo voy a confesar: creía que en las vacaciones tendría más tiempo para escribir, y al parecer me equivoqué. Pero también es porque estoy tratando de hacer caps más largos y elaborados (creo que si se fijan, ahora describo más los pensamientos que en los primeros caps, y me gusta así.). Prefiero tardar pero traerles algo bueno, espero que ustedes también <3 Además ahora que los personajes están bastante desperdigados es complicado, porque en cada cap aparecen varios y debo trabajar bien para que no queden excesivamente ooc. También pensé que este fic iba a ser mucho más corto, avanza lento Dx y eso que todavía no pasó demasiado xD Aúna sí les recuerdo que tengo muy bien pensado este fic, asíque no lo abandonaré, ni lo dejaré por no saber cómo continuar nwn Espero que ustedes tampoco lo abandonen <3

Disfrutenlo n0n!

Aún estaba sentado, abrazando sus rodillas. No sabía cuánto tiempo había pasado en aquella posición. No se había dormido, sino que había permanecido como una estatua. Creía, de a momentos, que si no se movía, sus pensamientos tampoco lo harían. Que todo quedaría estático, y las cosas no empeorarían.

 Quizás, si permanecía lo suficientemente quieto, incluso podría volver a ese pasado de tranquilidad y Rin y aventuras y amigos y libertad que ahora tanto ansiaba.

 Pero seguía allí, encerrado en la habitación azul del palacio real. Lo supo cuando oyó los pasos fuera de su habitación. Por un momento tardó en recordar todo lo que había ocurrido, pero enseguida supo qué ocurría. La puerta estaba emitiendo un chillido al abrirse. Haru, completamente emocionado, alzó la cabeza. Rin había vuelto, no sabía en qué condiciones, si le pelearía o le pediría disculpas, pero no importaba, porque al fin volvería a ver esos rojos y podría oírlo y…

 No era Rin quien estaba en la puerta.

 El hombre lo miraba con incredulidad. Estaba aún parado en la puerta, y Haru estaba muy atontado para darse cuenta que aquella era una buena oportunidad para escapar. Lo que sí pudo hacer fue reconocer el uniforme del muchacho: evidentemente, era un guardia imperial. Éste aún seguía mirándolo. Porque cualquiera se hubiera quedando atontado ante tal imagen. Haru lo miraba desde abajo, sentado en el suelo. Tenía la boca semi abierta, como si estuviera por decir algo, porque un “Rin” casi se le había escapado. Pero eran sobre todo sus ojos los que llamaban la atención. Con ese color tan único en Iwatobi, brillaban demasiado para estar confinados en una habitación: bailaban, como si estuvieran embriagados de alegría y anhelo. Y esa era la expresión toda del rostro de Haru: parecía extasiado, casi desesperado, como si en aquella puerta estuviera su llave a la felicidad.

 El guardia trató de reponerse de aquella impresionante escena, dejó la bandeja que tenía en la mano, y sin mirar atrás cerró y trabó la puerta desde afuera. Cuando oyó la traba, Haru también reaccionó. Su mirada bajó hacia la bandeja que tenía enfrente. Suspiró, tratando de recobrarse. Realmente se había ilusionado pensado que quien iba a visitarlo era Rin. Qué iluso. Lo mejor sería empezar a tener la cabeza fría. Decidió repasar brevemente su situación. Estaba acusado de entrar a la fuente secreta del palacio real. Su juicio ante Rin había terminado con éste mandándolo a una habitación demasiado lujosa para ser una cárcel, pero estaba encerrado. Tampoco sabía si el asunto oficialmente había terminado o si tendría un juicio diferente. También estaban las palabras de Rin, exigiéndole tener cuidado. Y ahora, un guardia imperial le había llevado comida. Oh, y el detalle de que su ventana daba a la fuente, lo que querría decir que no sería liberado muy pronto. Suspiró. Las cosas no se veían muy bien. Volvió a mirar la bandeja, y se sorprendió demasiado cuando vio que había una gran botella llena de agua fresca frente a él. Sin poder razonar demasiado, la abrió y vació su contenido en su boca en cuestión de segundos. Hacía demasiado tiempo que no bebía tanta agua junta, y se sentía tan bien….Y sólo podía pensar en la sequía que azotaba el pueblo. ¿Cómo podía ser que él, un criminal, pudiese disfrutar de más agua que cualquier aldeano?

Quizás no era un simple criminal para el palacio real.

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 Sonreía, porque siempre lo hacía, casi como un reflejo. Y porque le divertía moverse, y bailar al ritmo de aquella música, y ver a la gente mirándolo y sonriéndole. Cuando bailaba de aquella manera, ante un público que parecía disfrutar del show, sentía que todo estaba bien. O quizás no, pero que no importaba, porque la gente aún podía reír y moverse y sonreír y bailar y aplaudir. Y eso le bastaba, de a momentos, para sonreír también, y reír con su risa de campana, mientras movía los pies con ligereza. Cuando terminó la canción, agradeció con una reverencia a todos los que habían estado mirando, mientras todos aplaudían y varios dejaban monedas en su turbante. Sonreía brillantemente, aunque en realidad, en su cabeza no lo hacía. Estaba atento a los murmullos a su alrededor. Porque bailar, además de brindarle diversión y algo de dinero, le daba algo mucho más valioso: información. De hecho, era por ello por lo que había comenzado a hacerlo. No es que no le agradase, al contrario, le encantaba, y por eso había decidido que esa sería una de sus tareas, aquel día tan lejano ahora, donde los cuatro se habían propuesto solucionar la sequía que azotaba a la aldea. Y ahora que estaban en un momento de crisis, los datos que pudieran obtener eran más valiosos. “Crisis”, así había denominado Rei a su situación actual. Y si bien el de anteojos siempre era melodramático (contrario a lo que su apariencia podía aparentar en un primer momento), a Nagisa le había parecido que encajaba a la perfección con la situación del grupo. Makoto se había mostrado un poco más reacio, siempre  remarcando que todo estaba bien, y tratando de convencer a los otros dos de que él lograría rescatar a Haru de alguna manera. La individualidad que a veces mostraba Makoto preocupaba un poco al rubio, como si no hablase de un equipo de rescate. Al parecer, el tema de Haru era demasiado delicado. Por eso necesitaba información, para demostrarle al de ojos verdes que tanto él como Rei colaborarían en traerlo de regreso. Que no estaba solo. Que no hiciera nada por su cuenta.

-Realmente eres un gran bailarín.-comentó un hombre distinguido mirándolo de arriba abajo.

 Nagisa hizo una reverencia sumamente elegante, mientras aumentaba su sonrisa.

-Yo creo que incluso podrías bailar para el príncipe.-comentó otro hombre, claramente amigo del anterior.

 El rubio alzó imperceptiblemente las cejas, y agudizó el oído, sabiendo que obtendría algo de valor de aquellos dos hombres.

-¿Ustedes creen?-respondió, guiñando el ojo con coquetería.

-Por supuesto.-respondió uno sonrojándose un poco ante el desparpajo del más chico.

-Sí, definitivamente podrías lograrlo con esa actitud.-lo secundó.

-¿Y qué creen que debería hacer para llegar hasta él?-preguntó sin abandonar su actitud seductora, esperando convencerlos de que le digan la forma de llegar hasta Rin. Porque si lograba hacerlo, más allá de los medios, estaría más cerca de Haru, y quizás fuese la única manera de rescatarlo.

-Oh, no creo que sea posible por ahora, lo lamento.

-¿Por?-preguntó sin mostrar su desilusión.

-El príncipe tiene otras…. ocupaciones.-explicó enigmáticamente.

-Pues qué extraño-comentó con gracia mientras colocaba ambas manos en sus caderas.- porque últimamente las únicas ocupaciones que se comentan del príncipe tienen que ver con sus acompañantes.-atacó, recordando lo que Rei dijera en ese primer encuentro que habían tenido los cuatro después de tanto tiempo, cuando dieron a conocer lo que habían logrado averiguar mientras Haru estaba de viaje.

-Eso….-balbuceó uno de los hombres, visiblemente perturbado.

-Mira, eres muy bueno en lo que haces, pero te conviene abandonar las esperanzas.-interrumpió el otro, más decidido, pero sin mal tono. Ante la mirada insistente de Nagisa, explicó-es cierto que el príncipe ha tenido numerosos acompañantes últimamente, pero eso parece haber cambiado. Recientemente ha aparecido alguien en el palacio.

-¿Y qué tiene ese alguien?-dijo sin comprender.

-Que al parecer al príncipe ya no le interesan otras personas desde la llegada de ese misterioso chico.

-Ha expulsado a todos los acompañantes que tenía, y no acepta nuevos. Mala suerte para ti, muchacho.

 Nagisa quedó boquiabierto un segundo, olvidándose frente a quienes estaban. Su corazón se aceleró, esperanzado. Quizás Haru estaba vivo, y bien, y Rin lo quería, y lo mantendría a salvo, y….

¿Y si no era Haru de quién hablaban?

 Tragó saliva, y volvió en sí. Se mostró afligido, porque parecía raro que no lo estuviera ante la noticia. Como quien no quiere la cosa, bajó los brazos.

-Oh, qué mal.-luego se acomodó un poco.-¿Saben algo más de ese chico? Digo, debe ser bastante especial para que logre acaparar así la atención del príncipe…

-Nadie lo ha visto.-dijo uno con misterio, como si a él también le intrigase.-Llegó hace muy poco, y, por lo que sé, luego de una audiencia real le fue asignado a un cuarto, del cual no ha salido desde entonces. El príncipe lo guarda muy bien.

-Sólo algo se sabe sobre él.

 Tanto Nagisa como el otro hombre lo miraron, intrigados. Al parecer, el tema era bastante confidencial.

-Hay un guardia que lo vio por unos momentos. Excepto por quienes estaban en la audiencia, y por el consejero real y el propio príncipe, son los únicos que lo han visto.

-¿Y qué te dijo el guardia sobre él?-preguntó el rubio, sin poder ocultar su emoción.

El hombre se aclaró un poco la garganta, y bajó la voz.

-Qué tiene ojos azules, los más bellos que ha visto en Iwatobi.

 Y Nagisa supo que hablaban de Haru.

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El rubio estaba parado justo frente al edificio, mirándolo fijamente. Se balanceaba con los pies, sin despegar la mirada de la puerta, expectante. No era una persona paciente, y le molestaba aún más esperar cuando se trataba de esa persona. Y encima tenía una información sumamente interesante que compartir. ¿Cómo podía quedarse quieto en esa situación? Aún así esperaba, balanceándose, inquieto…

 Entonces vio que comenzaban a salir. Sus ojos magentas brillaban con impaciencia mientras buscaba entre los rostros aquél a quien esperaba. Al cabo de unos segundos lo halló, sonriéndole a sus compañeros. Una sonrisa se desplegó por todo su rostro.

-¡Rei-chan!-gritó con su voz chillona mientras corría para hacer desaparecer los metros que los separaban.

 Sin más aviso que ese llamado se tiró encima de su amigo. Era una suerte que Rei entrenase en la guardia imperial, porque eso le había provisto de la fuerza y los reflejos necesarios para aguantar los “ataques” del rubio. Aún así no pudo evitar sorprenderse, ya que no recordaba haber arreglado un encuentro a la salida de su entrenamiento. Apenas sintió el cuerpo del otro, Nagisa enredó sus piernas en sus caderas y sus brazos en su cuello, como si no fuera a soltarlo nunca.

-¡Nagisa-kun!-lo reprendió sonrojado, pero atajándolo.

 Avergonzado, nervioso y feliz, miró por el rabillo del ojo a sus compañeros de la guardia, descubriendo en algunos rostros burla, en otros diversión y en otros envidia. Suspiró, consternado. Pero cuando volteó y se encontró con esos ojos magentas mirándolo tan fijamente, acompañados de una enorme sonrisa que estaba a sólo unos centímetros de él, se olvidó de todo lo demás. Sonrió levemente.

-¿Qué haces---¿-quiso saber.

 El rubio lo detuvo, llevando su dedo índice a la boca del de anteojos, mientras sonreía con coquetería. El corazón de Rei comenzó a latir desbocadamente ante ese gesto tan sensual. Nagisa rió alegremente, y empezó a acercar su rostro al de su amigo. Rei estaba estático, esperando algún contacto. Pero en el último instante, cuando sólo los separaban unos escasos centímetros, el rubio se giró, para poder hablarle al oído.

-Tengo información sobre Haru-chan.-murmuró bajando mucho la voz, pero asegurándose que Rei lo oyera.

 El de anteojos asintió, sorprendido y aún nervioso. Sabía que no era buena idea hablar de ello allí, tan cerca del enemigo. Esperó a que Nagisa volviera a estar frente a él. Aún sonreía, pero ahora Rei notaba en sus ojos una ansiedad en la que no había reparado antes. Y claro, tenía información valiosa, y evidentemente aun no la había compartido con nadie.

-¿Vamos?-preguntó sonando casual.

-Okey.-asintió Nagisa, aunque parecía un poco caído por tener que soltar a Rei..

 Desenredó sus piernas y se apoyó en el suelo. Volvió a mirarlo a los ojos una vez más antes de desenredar también sus brazos de su cuello. Antes de que Rei pudiera decir algo, tomó su mano y empezó a caminar, con paso decidido.

-¡Nagisa, espera!-gritó un atolondrado Rei, mientras trataba de seguir el paso, sonrojado ante su descarado amigo.- Mis compañeros de la guardia van a pensar…

-¡Es un asunto urgente, Rei-chan! ¡No hay tiempo que perder!-le rebatió la voz chillona sin soltarlo y sin aflojar el paso.

 Rei pensó en mencionarle que había sido el rubio quien se le había tirado encima en vez de esperarlo pacientemente en la esquina, lo que les habría ahorrado unos minutos. Pero suspiro, rendido. Jamás le reprocharía en serio el tirársele encima, cuando lo cierto es que le encantaba. Apuró al paso hasta que quedaron caminando al lado, aún de la mano. Nagisa creía que la mano de su amigo estaría sudada por el entrenamiento, pero lo cierto es que era suave y seca. Recordó que, justamente Rei, era la persona más higiénica que conocía. Jamás estaría sudado mucho tiempo. Mientras caminaban aflojó un poco el agarre, dejando de arrastrarlo, pero sin soltarse del todo. Entrelazó suavemente sus dedos, y su corazón bailó cuando sintió que la mano ajena lo imitaba. Alzó un poco la cabeza para espiarlo. Rei miraba al frente, visiblemente tenso y sonrojado. Nagisa quiso reírse, pero temía que en su nerviosismo Rei lo soltase. Lo cierto es que si fuese por él, no lo soltaría jamás. Mientras lo miraba agradeció enormemente haberlo encontrado. No era la primera vez que lo pensaba, claro, pero esta vez era más importante aún. Había hallado una persona a la cual podía confiarle todo lo que sabía sin dudar. Sonrió, dándose cuenta que había hallado un verdadero confidente.

 Cuando estuvo seguro que no había personas a los alrededores, se detuvo. Ambas manos se deslizaron al lado de sus respectivos cuerpos. Pero lo hicieron de manera lenta, silenciosa, como si no quisieran realmente hacerlo. Rei se acomodó los anteojos, porque quería acomodar sus emociones. Nagisa rió levemente, reconociendo ese gesto.

-¿Y bien? ¿Qué información has obtenido de Haruka-sempai?-preguntó seriamente.

-Está en el palacio.-y antes de que su amigo protestara, agregó.-Pero es más que eso. ¡Está allí en calidad de acompañante de Rin-chan!-gritó emocionado.

-¿Acompañante de Rin-sempai?-repitió lentamente, tratando de asimilar las palabras.

-Acompañante, amante, llámalo como quieras.-respondió alzando los hombros despreocupadamente. Luego volvió a sonreír.-¡¿No te das cuenta de lo que…?!

-Espera, espera.-lo interrumpió, llevándose la mano a las gafas, concentrándose.- Dices que Haruka-sempai, quien fue capturado por infiltrarse en los jardines secretos del palacio y atrapado frente a una fuente evidentemente secreta, ¿está en el palacio como….amante de Rin-sempai? Es absurdo.-declaró firmemente, cruzándose de brazos.- Además, ¿cómo sabes que se trata de Haruka-sempai?

 Nagisa hizo un puchero, como cada vez que Rei dudaba de su palabra, ofendido.

-Lo sé, Rei-chan. Estamos hablando de Haru-chan.

 Rei alzó una ceja, mostrando su desconfianza.

-¿Es que no confías…?

-¿De quién obtuviste la información? O, mejor dicho-agregó en tono de reproche-¿Cómo la obtuviste?

 Nagisa se cruzó de brazos, resoplando. ¿Por qué Rei tenía que hacer esas preguntas? ¿No podía simplemente alegrarse de la situación de Haruka? Sabía que el de anteojos siempre requería una explicación lógica, pero a él le molestaba tener que andar dándoselas. Más cuando sabía que no serían bien recibidas.

-No me mires así.-lo regañó.- Sabes que estamos hablando de los acompañantes del príncipe real. ¿En verdad es una información fiable? No es nada fácil saber lo que pasa allí adentro.

-Me lo dijo un hombre.-explicó como si fuera suficiente.

 Rei lo miró en un silencio afilado, sin dar el brazo a torcer. Nagisa suspiró sonoramente, cansándose de aquello. Se descruzó de brazos y los dejó caer a su lado, en señal de rendición.

-Luego de un show, se me acercaron unos hombres.-prefirió evitar la mirada asesina de su amigo. Hablaba rápido para evitar una discusión, y se atropellaba con sus propias palabras.-Dijeron que tenía potencial para ser un acompañante del príncipe pero que era imposible porque ya tenía uno y por lo visto no quería a nadie más.

-¿Y se trata de Haruka-sempai porque…?

-Porque me dijo que el guardia que lo vio le aseguró que tenía los ojos azules más bellos de Iwatobi.-y finalizó con una sonrisa triunfadora.-¡Sólo puede tratarse de Haru-chan!

-Ahora todo tiene sentido.-suspiró Rei sorprendido. Ante la mirada inquisitiva de Nagisa, prosiguió- Hoy la guardia ha estado bastante revuelta. Ya sabes que trato de oír lo que dicen por si nos sirve. Y había un rumor muy fuerte  acerca de que el príncipe había expulsado del palacio a sus demás acompañantes. También hablaban de que un guardia estaba bastante conmocionado por algo que había visto, pero no llegué a oír más.-suspiró dramáticamente, tal era su forma de ser.-Pero, entonces, ¿qué significa esto?

-¿Es qué no te das cuenta, Rei-chan?-dijo emocionado.-¡Significa que Rin-chan está protegiendo a Haru-chan!

-¿Cómo llegaste a esa conclusión?-preguntó extrañado, mientras su cabeza trabajaba a mil por hora.

-¡Es obvio! Haru-chan fue atrapado por los guardias imperiales profanando los jardines secretos del palacio. ¿No crees que si fuera tratado como un delincuente verdadero debería estar en una mazmorra?-y agregó ampliando su sonrisa- ¡Rin-chan ha logrado que sea su acompañante, así no recibe un castigo!

-¿En serio crees eso?-preguntó con desconfianza.

 Nagisa suspiró, y su expresión se puso más seria.

-Sí, Rei-chan. Conozco a Rin-chan. Y sé que está protegiendo a Haru-chan. Nunca ha querido hacerle daño.

-¿Aún confías en Rin-sempai, después de la sequía en la que ha sumido al pueblo?-y su voz sonó como un regaño.-¿Después de que los abandonó a ustedes?

-Yo…-Nagisa miró al suelo unos segundos. Luego alzó la mirada, y sus perlas magentas se enfrentaron a los orbes violetas de su amigo.-Sí. Aún confío en él. Sobre todo si se trata de proteger  Haru-chan.

 Rei suspiró, dándose por vencido. Aún no sabía cómo hacía el rubio para seguir apreciando tanto a alguien que lo había herido a él, a sus amigos, y a toda su gente. Parecía tan seguro cuando afirmaba que Rin jamás lastimaría así a Haru, que no podía hacer más que creerle. A fin de cuentas, para él Rin era el príncipe de Iwatobi, pero para el rubio era mucho más que eso: eran del mismo equipo. Seguro conocía facetas de él que eran completamente ajenas al resto del pueblo, como a Rei. Además, su corazón le pedía que confiase en esas palabras, porque eran garantía de que Haru no estaba mal en aquellos momentos, y que no había hecho mal en irse corriendo cuando estaban por ser atrapados juntos. Recordó la última mirada que Haru le había dedicado, entre el ruido y la adrenalina, llena de paz y vacía de temor. Quizás en aquel momento Haru también estaba apostando a la antigua personalidad de Rin. Y, si las palabras de la guardia y de Nagisa eran ciertas, Haru no había fallado en su confianza. Así que, por ahora el menos, no le quedaba más opción que confiar él también.

-Está bien. Si tú lo dices…-dijo en un suspiro, mientras su amigo sonreía.- Pero-y hubo duda en su voz.-¿Qué hacemos entonces? ¿Crees que Haruka-sempai está bien así? Aunque tengas razón, no sabemos cuánto tiempo Rin-sempai podrá mantener esta situación. No olvides que Haruka-sempai fue atrapado en la escena del crimen, y que es grave.

 Ambos se miraron, tratando de encontrar juntos una respuesta. Lo cierto es que ninguno sabía cómo continuar. Aunque Haru y Rin estuviesen bien, ¿cuánto tiempo podría durar una situación así? No era normal que un criminal se convirtiera en amante del príncipe. Luego de unos minutos en silencio, Rei se decidió a hablar.

-Creo que, de cualquiera manera, deberemos pensar algo. Por ahora, aunque no sabemos por cuánto tiempo, sabemos que Haruka-sempai está bien. Eso es lo que importa.-y sonrió tratando de inspirarle confianza.

 Nagisa sonrió a su vez, pero su sonrisa era mucho más tensa que la de su amigo. Antes de que éste pudiera preguntarle qué le ocurría, el rubio abrió la boca.

-Hay otra cosa que me preocupa. Rei-chan, ¿crees que deberíamos contarle esto a Mako-chan?

Rei lo miró, tratando de adivinar lo que pasaba por la cabeza de su amigo.

-Ya has visto cómo se pone cuando piensa en Rin-chan y Haru-chan estando juntos. Yo…no quiero causarle más problemas. No quiero que se preocupe.-e hizo un puchero como para afirmar aún más lo que decía.

 Rei lo miró, inquieto. Nagisa tenía un buen punto. Saber que Haruka era el acompañante de Rin, aunque no fuese más que una imagen para protegerlo, podría herirlo. Y Rei sabía que Makoto ya estaba bastante lastimado.

-No le digamos nada, entonces.-dijo con seguridad. Su amigo asintió en silencio.-Ya pensaremos cuál será nuestro siguiente movimiento.

 Se miraron unos segundos, y luego comenzaron a caminar despacio, dando por terminado el asunto. A pesar de que cada uno tenía cosas que hacer y pensar, caminaron juntos bastante tiempo 

 A fin de cuentas, estar juntos era lo único que en aquellos momentos los relajaba de verdad.

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Suspiró, consternado. La situación actual no le estaba gustando en absoluto. Ese muchacho le daba mala espina. Además, si era un criminal, ¿por qué estaba en la habitación azul? ¡Hasta había sido atrapado en la escena del crimen, por Dios! Y allí estaba, en la habitación reservada para el favorito del príncipe. Rin lo había hecho a propósito. Pero, ¿por qué? ¿Para salvarlo de su castigo como criminal? Era lo que merecía. ¿Por qué tenía tantas consideraciones pro un simple aldeano? Rin, quien siempre había sido cruel, justo hasta el punto de ser autoritario, sin compasión. Al menos, desde que él lo conocía, así había sido. Pero ese chico de ojos extremadamente azules parecía conocer ya a Rin. ¿Cómo conocía al príncipe un chico de tan bajo status social?

 Recién ahora Nitori se preguntaba por el pasado de Rin. No sabía cómo había sido, o cuál era su historia, excepto por los hechos trágicos que todos sabían. Y no sólo eso le inquietaba: sino que allí, bajo el mismo techo, había alguien que conocía ese Rin del pasado, íntimo, misterioso.

 Lo envidiaba profundamente.

 Sacudió la cabeza. Él no tenía que tener ese tipo de pensamientos. Menos si se trataba de Rin. Siempre tan inalcanzable…Al menos para él. Y encima Rin también parecía más inquieto desde la llegada de ese aldeano. Aun así, lo protegía. ¿Por qué?

¿Por qué?

 Mientras no podía detener este tipo de pensamientos, llegó al cuartel de guardias imperiales. Todos estaban en círculo, escuchando a alguien hablar. Iba a poner orden, cuando ciertas palabras que llegaron a sus oídos lo hicieron intrigarse. Se escabulló como pudo entre la gente, sin ser notado, hasta llegar lo suficientemente al centro del círculo como para oír a quien hablaba. Era un guardia imperial.

-Se los juro.

-¿Entonces el rumor es cierto?-preguntó uno.

-No lo creo. El Príncipe no haría algo como eso.-sostuvo otro.

-Pero que echó a todos sus acompañantes es cierto.-contraatacó otro.

-Sí, es verdad.-aseguró otro.

-¡Eso no importa!-saltó otro, emocionado.- Estábamos hablando de su favorito.

-¿Cómo será? Debe ser perfecto para que el Príncipe decida quedarse sólo con él.

-¡Tú fuiste el único que lo vio!-y señaló al del centro.

-¡Dinos cómo es!

-¿Es cierto lo del color de sus ojos?

-Bueno, la verdad es que fueron sólo unos segundos.-explicó el del centro. Luego sus ojos se iluminaron con emoción.-Pero con sólo eso bastó. Tenía una expresión….cómo decirlo…magnífica. Oh-agregó, creando expectación- y sí, es verdad. Tiene unos ojos de un azul que jamás había visto en mi vida. Casi parece un ser de otro mundo.

-Quizás así sea, y por eso el Príncipe lo eligió a él.

 Los comentarios seguían, mientras Nitori sentía su corazón estrujarse un poco. Allí también hablaban de ese aldeano. ¡¿Por qué causaba tanto revuelo?! Como fuese, tenía que irse de allí. No soportaba más esa conversación. Se deslizó lentamente fuera del gentío y salió de a habitación, olvidando porqué había ido allí en un primer momento. Trataba de recuperar el aire y de reacomodar sus pensamientos. Estaba tan concentrado, que no oyó los pasos que se acercaban pesadamente hacia él.

-¡Nitori!-y esa voz, como siempre, lo sacó de sus pensamientos.- ¿Qué haces aquí? Te había ordenado que…

-¡Rin-sempai!-dijo con su voz chillona, tratando de recuperar el aliento.- Allí adentro, los guardias imperiales…

-¿Qué?-lo apuró de mal humor.

-Estaban…hablando sobre…el prisionero…

-¿El prisionero?-preguntó con sorpresa. Y agregó con temor- ¿De Haru?

 Nitori asintió con la cabeza.

-¿Qué estaban diciendo?-y su voz tomaba un tono de enojo.

-Bueno…uno de ellos lo vio, así que estaba comentando….

 Nitori no pudo terminar, porque oyó el portazo que Rin dio cuando entró en la habitación.

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Aunque trató de resistirse, Haru pegó un pequeño salto en la cama cuando oyó que alguien abría su puerta. Luego de que horas antes se hubiese ilusionado con que era Rin quien iba a verlo, siendo que no era así, se había prometido a sí mismo actuar como si no le importara quien fuera a verlo. Por eso estaba tirado en esa enorme cama, mirando el techo, tratando de no pensar nada en particular. Aún así, la llave girando y el picaporte moviéndose lo hicieron estremecerse. Pero ni siquiera miraría al guardia que venía a traerle comida, o noticias, o llevárselo, o lo que fuera. No le importaba.

-¿Qué es esto? No has comido nada.-dijo una voz sorprendida, mientras cerraba la puerta.- Aunque te has tomado todo el agua. Supongo que estabas realmente sediento…

 Haru estaba tan concentrado en mantener su postura indiferente, que ni siquiera le prestó atención a la voz. Sólo pudo sentir ira ante la mención de la sed. ¡Claro que tenía sed! ¡Cómo todo el pueblo! ¡Cómo todos! Molesto, se dio la vuelta para enfrentar a ese guardia desubicado.

-Pues claro que beberé todo el agua que…-su garganta se secó cuando vio quién era el que había ido a visitarlo.- ¿Rin….?

 En efecto, era el príncipe quien se hallaba frente a él, con una bandeja exactamente igual a la que le había llevado el guardia anterior. La expresión de Rin era de mal humor, y el brazo libre reposaba en su cadera en señal de reproche.

-Si no comes, te enfermarás. No compliques más las cosas.

 Haru se sentó en la cama, aún sin poder creer que quien le llevaba la comida era el mismísimo príncipe de la corona.

-¿Por qué tú…?

-Come algo.-le ordenó, dejando la bandeja en el suelo, y Haru supo que no estaba de humor para preguntas.

 Entre el tono autoritario y la confusión, Haru no pudo más que empezar a comer, aún sin despegar la vista de su amigo.

-¿Qué le paso al otro guardia?-preguntó inquieto.

-Hablaba demasiado.-dijo cortante, sin dejar de mirarlo fijamente.

-¿Demasiado?

-Aquí hablar puede significar tu muerte.-sonrió sin gracia alguna.-No lo olvides, Haru.

-¿Entonces tú…?-y un escalofrío le recorrió la espalda.

-Claro que no.-dijo divertido. Luego volvió a ponerse serio.-Pero no vendrá más aquí. Es demasiado peligroso. Esos guardias imperiales son unos chismosos.

-No lo entiendo, Rin.-y se atrevió a preguntar- ¿Qué  puede haber dicho? No le di información que no te haya dado a ti.

 Rin se mostró confundido, sin saber bien qué responder. Bufó, mirando hacia otro lado.

-No es eso. Él….habló de ti. Y eso es hablar demasiado.

-¿De mí?-dijo con sorpresa.-No puede haber dicho mucho….

-¡Oh, vamos Haru!-alzó un poco el tono con enfado.- ¡Cualquiera hablaría de ti! ¡De tus ojos demasiado azules, de tu mirada, de….todo de ti es magnífico!-cuando hubo terminado de hablar, su rostro se puso de un rojo intenso, al igual que el de Haru, a quien se le cayó la comida de la mano de la sorpresa. Rin lo miró desesperado, y luego desvió la mirada, enfadado consigo mismo por decir esas cosas.- Al menos en este lugar, lo es.-Haru abrió la boca, pero Rin lo interrumpió, adelantándose a sus palabras.-  Y aquí no hay lugar para personas magníficas.

 El tono sombrío de Rin asustó un poco a Haru. ¿Qué habría detrás de esas palabras? ¿Y de ese tono oscuro? ¿Y de esa mirada apagada? Por un momento quiso separar los pocos metros que lo separaban y abrazarlo. Pero sabía que no sería bien recibido. Viendo sus posibilidades, debería aprovechar la situación amena para resolver sus inquietudes. Sin embargo, percibía que Rin no estaba de humor para responder a sus preguntas. Asique rebuscó en su mente, penando qué podía preguntar sin molestar demasiado a Rin. Al final, lo miró con inocencia, como quitándole importancia al asunto.

-Entonces, Rin, ¿por qué estoy aquí? Me mandas a esta habitación, pero no quieres que nadie lo sepa. ¿No debería estar en una mazmorra?

-¿Quieres ir a una mazmorra?-bufó.- Las cosas serían más fáciles.

 El comentario hirió un poco a Haru, que lo miró furioso.

-Bueno, si no quieres que ningún guardia me vea o hable de mí, sería lo más práctico, ¿cierto?

-Sí, ciertamente.-y a Haru le molestó que le dé la razón.

-Mándame a una mazmorra y listo, si es tan problemático.-y sus labios se cerraron con molestia.

-Hey-dijo con enfado, clavándole sus ojos rojos.-Estoy haciendo un gran esfuerzo por mantenerte aquí en vez de mandarte a un lugar oscuro del cual no saldrás. Eres un criminal. ¡Por dios, Haru! Fuiste atrapado en la fuente secreta. No tenías manera de salvarte.

-¿Pero no eres el príncipe? ¿La autoridad absoluta?-preguntó confundido.

-No, no es tan fácil. Tengo poder, pero no soy quien manda aquí.-y bajó demasiado la voz. Luego volvió a su tono normal.-Por ello es riesgoso mantenerte aquí.

-¿Y cómo lo has logrado?-quiso saber.

 Rin sonrió con malicia y coquetería. Apoyó la cabeza en una mano, mostrando sus dientes afilados. Sus ojos brillaban con emoción.

-Te convertí en mi amante.-y rió suavemente ante la expresión de Haru.

 

Notas finales:

¿Y? Es mi cap más largo hasta ahora! Espeo que les haya gustado nwn Por favor déjenme algún review con comentarios, críticas, lo que sea <3 Me hace súper feliz leerlos, y de hecho hacen que esté todo el tiempo pensando en este fic para que quede bien nwn

Nos leemos~!


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