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Sequía por Dark_Gaara

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Notas del capitulo:

¡Hola! Hace tiempo que quiero actualizar, y justo cuando estaba escribiendo este cap, se me cortó la luz ;-; Fue horrible u.u pero aquí lo traigo n.n realmente quiero actualizar más seguido esta historia, trataré de hacerlo >< y de que avance más rápido, no sé porque va tan lento xDU

Quiero avisarles que cambié el nombre del pueblo vecino que mencioné en los caps anteriores por Samezuka, para que sea más fiel a la serie xD asíque si lo leen por ahí, es ese pueblo n.n

Este cap va dedicado a An, que siempre me deja reviews en mis fic de ReiGisa y me hace muy feliz <3

 

Espero que lo disfruten~!

Caminaba tranquilamente, como siempre. Así era él: relajado. Aún era chico para tener que preocuparse por la dura vida del pueblo, así que podía darse el lujo de caminar a su ritmo, con la mente perdida en algún lugar lejano. A veces sentía que quería irse de allí, explorar lo que había más allá del desierto. Pero entonces una voz en su interior le pedía que no se fuera de ese lugar, que esperase un tiempo por aquello que, sin saberlo, estaba buscando.

Y sin saberlo, lo había encontrado.

 Era un lugar alejado del centro donde estaban los mercados y las casas. Estaba cerca del palacio, donde gobernaba un rey bondadoso y querido. No eran muchos los guardias que resguardaban la construcción, aunque últimamente el número de estos había comenzado a aumentar. El niño se alejó de allí, no quería problemas, al contrario: buscaba tranquilidad, alejarse del ir y venir constante de la multitud.

-Hola.-oyó una voz aguda  a sus espaldas. Sin ganas de conversar, siguió caminando.

-Hey, ¡hola!-gritó la misma voz.

El morocho se dio vuelta a ver quién lo llamaba tan insistentemente. Al hacerlo se sorprendió de hallar a un niño de su misma edad muy cerca de él, mirándolo fijamente. Enseguida le llamó la atención el color rojo-violáceo de sus cabellos. Sus ojos rojos eran bastante grandes y brillaban mucho. Pero lo más particular, además de su amplia y divertida sonrisa, eran sus dientes: eran más afilados de lo normal.

-Hola.-respondió sin saber muy bien porqué, porque en general no hablaba mucho. Pero aquél rostro iluminado le hacía sentir que debía responder al llamado.

-¿Cómo te llamas? Soy Rin, tengo nombre de niña, pero soy un niño.- dijo sonriendo radiantemente.

Tan radiantemente que Haru sintió que su brillo lo iba a incinerar.

Quién diría que estaría tan acertado.

-Soy…Haruka-respondió bajito.

-Oh, tú también tienes nombre de niña, Haru.- comentó mientras se acercaba.-¡Ya tenemos algo en común! Yo creo que seremos grandes amigos.

-¿Sólo por tener nombre de niña?-dijo aburrido.

-No, eso es sólo algo más. Son tus ojos…-dijo muy cerca de él, aunque, por alguna razón, Haru no se movía.- Me recuerdan al agua. Son muy lindos…

 Cerca de ellos comenzaron a escuchar un alboroto.

-¡Son ellos! ¡Me buscan! ¡Ven, vamos!-dijo Rin repentinamente tomando su brazo y obligándolo a correr.

-¿No deberías entregarte?-dijo sin dejar de correr.

-¿Entregarme?-rió.-No sé qué estarás pensando. No he hecho nada malo, sólo divertirme.

 Haru sostenía con fuerza la mano del otro chico. Sentía una calidez que nunca había sentido, más allá de que en general no permitía que nadie lo tocase, exceptuando sus dos mejores amigos. Pero ninguno de ellos les transmitía esa seguridad que emanaba del calor corporal de aquél niño. No quería soltarse jamás de aquella mano.

Pero Rin  había soltado su mano.

-¡Rin!- gritó mientras se despertaba de un golpe, sudado y jadeando.

-¿Haru?-murmuró somnoliento su amigo a su lado. Al voltear y ver que éste estaba sentado y agitado, se le fue el sueño de golpe.- ¡Haru! ¿Estás bien?

 Haru respiraba con dificultad. Una sensación de vacío le arañaba el pecho. La misma sensación que lo afectaba cada vez que pensaba demasiado en Rin. Por un tiempo había logrado apartarlo de su corazón, durante todo su viaje, donde sólo se concentraba en lograr su objetivo y hallar alguna fuente de agua que calmara la sequía. Pero ahora estaba de vuelta allí, el pueblo donde comenzó todo, donde ocurrieron muchas cosas y donde estaba su mayor preocupación. Tan cerca, y a la vez, inalcanzable….

 Sintió que alguien ponía una mano en su hombro. Una mano que conocía muy bien, y que también irradiaba cierta calidez, aunque muy diferente a lo que él anhelaba.

-Duerme un poco más. Aún es temprano para que Nagisa y Rei vengan, y ahí decidiremos cómo continuar. Así que mejor descansa por ahora.-dijo suavemente Makoto.

Haru lo miró. Luego se dispuso a hacerle caso, como siempre.

-Makoto…

-¿Haru?

-Gracias…-murmuró antes de tratar de dormir otra vez.

 Makoto lo escuchó y sonrió en silencio. Aunque por dentro estaba muy lejos de sonreír. Había escuchado claramente el nombre que Haru había pronunciado. “Rin”. Tan corto y tan punzante. Makoto no podía odiarlo, porque era demasiado bueno para tener esa clase de sentimientos mezquinos. Pero estaba muy enojado. Esa persona lo había lastimado, y no sólo a él, también a Nagisa. Y sobre todo, había herido irremediablemente a Haru. A su Haru. Porque así quería que fuese, por más posesivo que sonaba. Quería alejar a Haru de aquello que lo había herido y protegerlo. A cambio, el de ojos azules sería sólo de él. Todo saldría bien, si se le ocurría la manera de sortear a Rin, el mayor enemigo de sus pacíficos planes a futuro. Sin embargo debía esperar a que sus otros dos amigos llegasen, y recién ahí planear su próximo paso. No dejaría que Rin volviese a ganar.

-Que extraño que Nagisa-kun no haya llegado aún.- comentó Makoto asomándose de la tienda para tratar de localizar al más pequeño.

-Espero que no le haya ocurrido nada.- dijo Rei ya preocupado. Sabía que Nagisa podía defenderse incluso mejor que él. Pero también conocía, auqneu fuera superficilamente, el ambiente por el cual se movía el rubio a veces, sobre todo para conseguir información, como debía estar haciendo.

  Makoto observó que había varias personas de Samezuka paseándose por allí. Las distinguía por los colores de las ropas que usaban, en general negras y rojas. Tomó nota mental de ello, creyendo que quizás el palacio se enfrentaba a más cosas que la sequía. Luego divisó una pequeña sombra que se acercaba rápidamente, escabullándose entre el gentío habilidosamente. Antes de que pudiera entender de qué se trataba sintión que algo, o mejor dicho alguien, se abalanzaba sobre él.

-¡Makoto-sempai! ¿te encuentras bien?-preguntó Rei acercándose.

 El mencionado abrió los ojos aún en el suelo y vio una cabellera rubia sobre él. Nagisa se incorporó rápidamente.

-¡Nagisa! ¿Qué es--¿

-¡Shhhhh!- le pidió el rubio.

 Levantándose lentamente se asomó a través de la tienda. Miró hacia el lado del cual venía y suspiró. Luego volteó a ver a sus amigos, ya calmado.

-Lo siento, Mako-chan.- dijo alegremente mientras lo ayudaba a levantarse.

-¿En qué lío te metiste esta vez?-preguntó con tono maternal el oji verde.

-¡Hey! No hice nada malo.- repuso haciendo un puchero mientras colocaba sus manos en las caderas.

-¿Entonces de qué huías?-inquirió desconfiado Rei.

-Bueno, hay gente que es muy….insistente- dijo desinteresadamente mientras se rascaba el cuello.

-¿Estás bien?-preguntó Haru hablando por fin. Implícito en su pregunta, había un “no te metas en líos” que el rubio captó al instante.

-Sí, no se preocupen.-comentó sonriendo y poniendo fin al asunto.- Además, averigüé información muy valiosa.

-Dínosla.-pidió suavemente Haru.

- Al parecer…-comenzó seriamente el rubio, con un poco de tristeza.- El rumor del manantial secreto del príncipe es cierto. Rin tiene una reserva de agua escondida cuya existencia sólo conocen él y un puñado de gente importante del palacio.

-¿Y “charlaste” con uno de ellos?-preguntó de mala manera Rei. No podía sacar la vista de las manchas de chupones que Nagisa tenía repartidos por su blanco cuello. Le incomodaban de sobremanera. Y más aún cuando volvía a su mente la imagen de esa desagradable persona tomándolo por la cintura la noche anterior.

- Fue una gran oportunidad, ¿sabes? Incluso logré que me dijera dónde está ubicado.

-¡¿Qué?!- gritaron todos al unísono, mientras Nagisa sonreía con satisfacción.

- Aunque…-dijo volviendo a ponerse un poco serio.- No es como si supiera la ubicación exacta. Tan sólo sé que está en un patio interno del palacio, al cual no se puede acceder por el patio principal. Al parecer, una de las paredes laterales lo cubre, simulando ser una pared del palacio. Si no me lo dijo mal, es la pared izquierda del fondo.

-Con esa información no podemos hacer mucho…-murmuró Haru pensativamente.

-Hey, no estarán pensando en entra—

-Jajajajajaja, yo ya estaba preparado para esto.- dijo Rei riendo soberbiamente mientras acomodaba con gesto dramático sus lentes. Todos voltearon a verlo.- No ha sido nada fácil, pero como aspirante a la guardia imperial logré escabullirme y tomar esto prestado…

-¿¡Robaste algo del palacio, Rei!?-exclamó asustado Makoto.

-¡Quién diría que Rei-chan sería un ladrón!- dijo divertido Nagisa.

-¡He-hey! ¡No robé nada! ¡Sólo…lo tomé prestado!-trató de excusarse.

-Está bien, Rei. Todo sea por solucionar las cosas, no te delataremos.-dijo decididamente Haru en un acto de amistad.

-¡Haruka-sempai, tú también…! Ah, como sea. Lo importante es que tenemos ¡esto!- metió su mano en un bolsillo de su pantalón y sacó un pergamino doblado y atado en una pequeña cinta.

-¿Qué es eso, Rei-chan?

-Es un mapa interno del palacio. Es un poco antiguo, pero creo que nos servirá, ahora que tenemos la información de Nagisa-kun.

-¡Wow! ¡Eres increíble, Rei-chan!-exclamó asombrado Nagisa.

 Él y Haru se acercaron al peliazul quien desenvolvía el pergamino, extendiéndolo en el piso. Makoto se mantenía más alejado, reacio.

-La pared que dice Nagisa-kun debe ser…..esta, a juzgar por la data.

-Sí, concuerda con su descripción.

-¡Miren! Hay un cuadrado vacío, sin ninguna indicación. Ese debe ser el patio interno del que me hablaron.

-¿Y ahora qué?-preguntó Makoto, sacándolos a todos del tema.

-¿A qué te refieres, Makoto-sempai?

-Ubicamos el supuesto manantial del príncipe.- dijo cuidándose de no mencionar ningún nombre. Estaba un poco alterado.- ¿Y? Eso no soluciona nada.

 Nagisa y Rei se miraron entre ellos, buscando una respuesta, cuando se vieron interrumpidos por Haru. El morocho se paró, mirando fijamente a Makoto.

-Entraremos-dijo decididamente.

-¿A dónde?

-Al palacio.

-Ha….Haru…..-dijo el oji verde preocupado.- No hablarás en serio, ¿verdad?

 Haru siguió mirándolo fijamente, diciéndole con la mirada que obviamente hablaba en serio. Luego desvió la mirada, suavizando su tono de voz.

-Tenemos que averiguar si es verdad.

-¿Qué Rin ha traicionado a su pueblo?-dijo despectivamente, clavándole él ahora la mirada.

 Haru contuvo el aire. Las palabras de Makoto eran ciertas pero duras. Rin estaba actuando mal, y lo sabía, aunque le doliese. Pero debía comprobar qué tan cruel podía haberse vuelto ese pequeño niño de sonrisa brillante. La duda lo atormentaba.

-Creo que Haru-chan tiene razón.- dijo Nagisa levantándose también.- Nos metimos en esto sabiendo que nos arriesgábamos, no podemos detenernos ahora.

-Estoy con ellos.-afirmó Rei. Nagisa le sonrió levemente.- Esta puede ser la solución que estuvimos buscando. Creo que es ahora de que nuestros esfuerzos por acabar con la sequía den sus frutos, y si todos ellos nos han llevado hasta el manantial del palacio, debemos comprobar que sea cierto.

 Los tres miraban fijamente a Makoto. Este acabó por suspirar y sonreír tranquilamente, como siempre.

-Creo que no nos queda opción, ¿verdad?

 Los cuatro sonrieron. Sabían que no sería fácil, pero también sabían que ninguno estaba solo en eso. Eran un equipo, y eso les bastaba para sentirse seguros.

Notas finales:

Espero que les haya gustado! Ya nos acercamos al verdadero comieno de esta historia n.n 

 Me encantaría que me dejen algún review para ver si les va gustando la historia, si quieren que cambie algo, lo que sea nwn

Nos leemos~!


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