Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sequía por Dark_Gaara

[Reviews - 56]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola~! Sé que tardé bastante en actualizar, pero no tenía mucho tiempo para escribir, y quería que este capítulo quedase bien >< Espero que les guste, es en realidad el comienzo de esta historia xD Muchísimas gracias a An y Shon que me dejaron review, y me hacen querer escribir y actualizar más rapido <3

-¡Haru! ¡Haru!-gritó desesperado.

 El mencionado abrió los ojos con dificultad. Respiraba agitadamente, acostado en el suelo. Unos ojos rojos como la sangre lo miraban fijamente.

-¿Qué ocurre? ¿Estás bien?

-A…-trató de lamerse los labios resecos, en vano.-Agu…Agua…

-¿Agua?-preguntó.

 Haru afirmó con la cabeza, demasiado débil para seguir hablando.

-Ten.-murmuró mientras le alcanzaba una cantimplora que colgaba a su lado.

 Los ojos azules se abrieron deseosos y extrañados. Pero no podía preguntar nada si no bebía algo primero, necesitaba inmediatamente sentir el líquido correr por su garganta desgarrada por la sed. Comenzó a beber desaforadamente, aunque en seguida trató de controlarse. Rin rió, y su risa fue más dulce aún que el agua que bebía.

-Bebe toda la que quieras.

 Haru volvió a mirarlo inquisitivamente.

-Puedo conseguir cuanto quiera.-dijo como si eso fuese una explicación.

  Se limpió la boca con la mano una vez que hubo terminado. Su amigo dirigió la vista hacia esos labios, ahora sonrosados y húmedos. Pero la mirada de Haru sobre él lo devolvió repentinamente a la realidad.

-¿Qué?-preguntó un poco enojado sin entender la mirada aguda de su amigo.

-El agua.

-¿Mmm?

-El agua, Rin. ¿De dónde la sacaste?

Rin sonrió mostrando sus dientes afilados. A Haru se le hacía que esos dientes no eran los de un ser humano, y a veces se preguntaba si Rin realmente era uno. Trató de no mirarlos demasiado, sin querer desconcentrarse. Sin embargo, su amigo sólo sonrió, sin atinar a responder su pregunta.

-Es en serio, Rin.-dijo más serio que de costumbre. Comenzaba a perder la paciencia.- Estamos en guerra por el agua, y tú vienes y me das toda una cantimplora como si nada. ¿De dónde la sacaste? No me digas que la has robado y por eso a veces te persiguen los guardias imperiales…

 Rin no soportó más aquello y comenzó a reírse desaforadamente, ante la mirada atónita de su amigo. Cuando por fin se calmó, se acomodó los cabellos desordenados con una mano, mientras lo miraba de reojo.

-Nunca he robado nada.

-Eso no responde a mi pregunta.

-¿Quieres saber de dónde he sacado el agua?-dijo misteriosamente. Su amigo afirmó con la cabeza, sin dejar de mirarlo. Rin se acercó lentamente a él, sonriendo divertido.-Te lo diré, pero me darás algo a cambio.-susurró coqueto.

 Haru no entendía por dónde iba aquello, pero no le importaba. Necesitaba saber quién era  aquel muchacho que se había vuelto vital para él. Y no sólo porque le daba agua si la pedía; era más que eso. Desde aquel día donde Rin había tomado su mano para correr de los guardias, supo que debía seguir a su lado. No sabía a donde lo llevaría la mano del pelirrojo, pero no la soltaría. Algo en sus ojos rojos, o en sus dientes, o en su risa despreocupada, lo instaban a permanecer con él. Hace tiempo que se veían bastante seguido, y era cuando Haru más cómodo se sentía con alguien. No era muy sociable, aunque tuviese dos amigos, pero con Rin era diferente. Con él no importaba la guerra, el agua, el miedo, la sed. Sólo existían ellos dos, y sus peleas, y sus risas, y sus bromas, y sus abrazos. Pero para estar incondicionalmente a su lado, debía saber quién era en verdad aquel chico. Era un buen momento para averiguarlo.

-Bien.-dijo decididamente.

-¿No vas a preguntarme qué te pediré a cambio?-preguntó sorprendido.

-Rin, -dijo suavemente- quiero…necesito, saber quién eres.

-¿Para qué?-inquirió con un puchero, temiendo la respuesta.

-Porque voy a estar siempre a tu lado, así que necesitaré saber a qué debo enfrentarme para ello.-explicó brevemente, como siempre hacía.

 Rin se sonrojó visiblemente y desvió la mirada. Tomó aire, tratando de recuperar su semblante cool, el cual siempre tenía cuando andaba con  Haru. Volvió a sonreír mostrando los dientes.

-Entonces te lo diré. Consigo agua porque vivo en el Palacio.

-¿En el Palacio?-repitió sorprendido. Había barajado esa opción dado que siempre se encontraba con Rin cerca de los jardines del Palacio, lugar por donde casi nunca había nadie, menos algún niño. Pero como siempre huía de él, había pensado que quizás fuese un ladronzuelo que se escabullía en el hogar real cada tanto.

-Exacto.-dijo con suficiencia.

-¿por qué?-quiso saber, ya que sólo las familias más distinguidas vivían allí.

-Porque soy el hijo del Rey.-dijo sonriendo y analizando el rostro de su amigo.

 Haru abrió mucho los ojos. Sus dos esferas azules brillaban intensamente, y su boca se mantenía semi abierta. Se hizo un silencio que duró algunos segundos. Rin lo miró impaciente, tratando de ver cómo reaccionaría su amigo.

-Es un poco loco, ¿verdad?-dijo tratando de ocultar su nerviosismo.-Por eso siempre tengo que huir de la Guardia Imperial.  Aunque no es como si no me dejasen salir, sólo que no les gusta que lo haga solo. Además, con la guerra temen que me ataquen o me usen de rehén. Ya les he dicho que sólo me veo con un amigo, son tan sobreprotectores…

 Rin hablaba sin parar, mientras Haru lo veía en silencio. No era la primera vez que ocurría, pero generalmente el pelirrojo estaba despreocupado, y no como en aquel momento, donde la voz le temblaba.

-Rin…-lo interrumpió Haru.

-¿Qué?-el mencionado se volteó a verlo, ya había ido caminando mientras hablaba.

-Nunca lo habías mencionado.

-¿Para qué lo haría?-suspiró.-No son tiempos fáciles en el Palacio. Tú sabes, la guerra…el agua…es todo tan confuso.

-Al menos tenemos un gran Rey.-dijo sonriendo levemente.

-Claro, mi papá es un gran gobernador.- dijo sonriendo con orgullo.

-Es cierto que es muy bondadoso…

-Y por eso está tan preocupado. Ver que el pueblo está sufriendo lo desgarra.-apretó su puño con fuerza.- Por eso yo no seré como él.

 Haru lo miró extrañado, sin comprender.

-Pero si nuestro Rey es de los mejor gobernantes que hemos tenido…

-Lo sé. Y quiero ser como él. Pero no. Quiero ser mejor que él. El pueblo está comenzando a sufrir una sequía. ¡Yo no quiero eso! ¡Cuando sea Rey, nadie más sufrirá de sed!

-Rin…-comentó impresionado por aquella faceta de su amigo, que jamás había visto.

-No soporto ver cómo te desmayas por la sed. Cuando sea rey, Haru, jamás te faltará el agua.- dijo sonriéndole.- Ni a ti, ni a nadie. Jamás.

 El sol daba justo en sus cabezas, haciendo brillar los cabellos rojizos. Su rostro también brillaba, por su propio deseo, mostrando una bondad y solemnidad propias de un príncipe. Haru se preguntó cómo no se había dado cuenta antes de quien era su amigo, si era tan obvio que había nacido para llevar paz a los demás. Su propio corazón estaba en paz, contento. Sonrió tranquilamente.

-Entonces, ¿qué te debo?

-¿Eh?-preguntó, sumido en sus pensamientos.

-Me contestaste quien eras. Y me pediste algo a cambio.

-Oh, claro-se maldijo por casi haberlo olvidado. Se acercó a su amigo, estando separados por tan sólo unos centímetros. El corazón de Haru comenzó a latir con más fuerza.-Un beso.

 El rubor incendió sus mejillas, pero no se apartó.

-¿Un beso?-murmuró, y estaban tan cerca que lo oyó igual.

-Ajam. Besar a un príncipe, qué honor, ¿eh?

-¿Lo dices en serio?

-Haru, ¿no dijiste que te quedarías a mi lado?

-Sí….

-Entonces, sellemos el pacto con un beso.

 Acercó su boca lentamente, procurando no asustar a su amigo. Sin embargo, Haru jamás atinó a moverse. Se quedó quieto, esperando el contacto. Recibió aquellos labios con tranquilidad, procurando no temblar. Fue un beso simple, el contacto de labios, aunque lleno de dulzura y significado.

 Respiraba agitado

Cuando sea rey, Haru, jamás te faltará el agua. Ni a ti, ni a nadie. Jamás.”

 Las palabras resonaban violentamente en su mente, haciendo que se le dificultase oír lo que pasaba a su alrededor. ¿Rin le había mentido? No quería creerlo. En aquel entonces parecía tna confiado y seguro de sí mismo…¿Qué había ocurrido que le había arrebatado la bondad a su amigo? Porque algo tenía que haber pasado. Rin le había dicho esas palabras, y él había confiado en ellas, para verse traicionado. No lo aceptaría tan fácilmente. Rin merecía una segunda oportunidad en su corazón.

-¡Estamos cerca!-canturreó Nagisa.

-Debemos andarnos con más cuidado aún. Es posible que, si la fuente realmente existe, esté peligrosamente custodiada.

-Rei tiene razón. ¿Eh? ¿Haru? ¿Estás bien?

 El mencionado miró fijamente  a los ojos verdes de su amigo. Enseguida desvió la mirada, demasiado abrumado para sostenerla.

-Sí.-murmuró apenas audible, aunque su amigo lo oyó. Siempre lo escuchaba, como si hubiese desarrollado un oído especial para aquella voz que solía ser demasiado murmuradora.

-Creo que es eso de allí…

-¡Rápido, a la pared!

 Los cuatro corrieron hacia un muro cercano. Era de noche, y aunque había algunas antorchas encendidas, era difícil ver con demasiada claridad. A lo lejos podían distinguir un muro cuyo único acceso era una abertura donde entraría una persona. No podían ver qué había en esa especie de patio interno, pues los muros eran altos y no había una sola ventana. Tampoco tenía un techo.

-Eso parece ser exactamente lo que me describieron.-comentó entusiasmado el rubio.

-Sí, y según mis cálculos, sería el cuadro vacío que estaba marcado en el mapa.

-Entonces…-acotó Makoto.- Si la fuente realmente existe, lo más probable es que esté allí. Sin embargo, parecería que esa puerta es el único acceso.

-Es un tanto arriesgado.-comentó acomodándose losa anteojos.

-No tenemos otra opción-dijo decididamente el de ojos azules. Todos voltearon a verlo.

-¡Haru, es un suicidio!

-Makoto-sempai tiene razón. Ese lugar debe estar infestados de guardias…

-Sí, los mismos que dejamos atrás y que deben estar buscándonos.-retrucó Haru.

-Pero ellos no nos vieron…

-Seguimos expuestos aún detrás de esta pared.

-Ah…qué dilema…

-Una distracción.-sentenció el morocho.

-¿Una distracción?-inquirió Makoto.

-Mmm…-meditó Rei.- Haruka-sempai, ¿estás diciendo que e alguna manera distraigamos a los guardias para así poder entrar sin ser vistos?

-Algo así.

-Sigue siendo muy peligroso.- dijo el ojiverde.-No podemos movernos de donde estamos sin arriesgarnos a que nos vean. Incluso, como dijo Haru, ya nos estamos arriesgando aquí parados…-por un momento tuvo ganas de proponer abandonar todo e irse. se estaba cansado de todo aquello. Si aún seguía ahí, era por Haru. No iba a dejarlo solo en una campaña tan peligrosa. Pero tampoco podía pensara en más posibilidades para continuar.

-Debe haber alguna manera de hacerlo a la distancia…Nagisa, ¿qué haces?

-Estoy buscando algo que nos pueda servir…-comentó hurgando en sus bolsillos. De golpe su mano chocó con algo, y sonrió.-¡tengo la solución!

-No sé porqué no me das confianza, Nagisa-kun...

-¡Hey, no seas tan cruel, Rei-chan!-dijo haciendo un puchero.

-No es como si tus ideas fueran muy coherentes…-secundó Haru.

-¡Ahh, ¿tú también, Haru-chan?! Pues bien, sorpréndanse. Porque tengo ¡esto!-y alegremente alzó su brazo con su puño cerrado.

  Lo abrió para que todos pudieran ver lo que tenía en su interior. Era un paquete pequeño.

-¿Qué es eso?

-Nuestra distracción.-dijo sonriendo.- Sólo hay que encenderla con un poco de fuego, lanzarla lejos y…¡listo! Podremos ser libres para entrar.

-¡¿Tienes una bomba?!-gritó Makoto preocupado.

-No, no, es mucho menos que eso. Sólo hará un poco de ruido. Podríamos lanzarla por alguna ventana adentro del Palacio…

-¡Eres un terrorista, Nagisa-kun!-le regañó Rei.- ¿De dónde obtuviste esa cosa?

-Quién sabe.-dijo con un silbido inocente que irritó al de anteojos.- Pero es nuestra única opción. Es inofensivo.

-Bien, hagámoslo.-comentó Haru tomando el paquete en sus manos.

-Haru, ¿tú también? Esto se pone cada vez peor.

-Supongo que no tenemos opción.-suspiró Rei.

-Bueno, pero yo lo haré.-dijo en un suspiro Makoto.

 Sacó de su bolsillo un pequeño artefacto, similar a un mechero. Las ventajas de ser un comerciante es que podía obtener productos extranjeros o difíciles de encontrar. En aquel momento agradeció haberse dedicado a ese oficio. Una pequeña mecha de fuego apareció entre sus dedos y la acercó al paquete. En cuanto hicieron contacto, la lanzó lejos con todas sus fuerzas en dirección opuesta al jardín interno que vigilaban. Casi al instante se oyó una explosión y comenzó a salir humo a varios metros de ellos. En seguida pudieron oír los gritos de los guardias y los vieron salir en fila entre el muro. No pudieron contar cuántos eran, pero sí vieron que en un omento dado dejaron de salir, como si no hubiera nada más adentro. Al menos, eso podían suponer, y en ese momento era lo único que podían hacer.

-¡Vamos!

 Los cuatro comenzaron a correr al mismo tiempo, hacia el mismo lugar, con el mismo objetivo. Pasaron rápidamente a través de la abertura del muro, y entraron al patio secreto. Enseguida se detuvieron en seco, uno junto al otro, sin decir palabra. Frente a ellos se extendía una majestuosa fuente. El agua corría libremente, fresca, haciendo un sonido casi musical al chocar contra la arcilla. El ambiente estaba húmedo, y en aquel momento sólo pudieron oír la melodía del fluir del líquido. No era un gran oasis, pero sí había agua, suficiente para aquel pueblo.

 Ninguno podía decir nada. En ellos se mezclaban varios sentimientos. Por un lado, la alegría de no haberse arriesgado en vano, de haber hallado una solución al problema que los aquejaba hacia años; por otro, la terrible conclusión: Rin les había mentido, y estaba matando a todo el pueblo. Rin era cruel, un soberano egoísta. Los rumores eran  ciertos, y ahora era innegable. Inclusive Rei se veía en ese aprieto. Aunque no tuviese una relación íntima con El Príncipe sus amigos lo estimaban, y le habían contado alguna que otra historia que mostraba una faceta completamente diferente a la que delataba esa fuente oculta. Algo no cuadraba. Sin embargo, al ser el más ajeno al afecto de Rin, fue el primero en volver a la realidad, por tanto, fue el primero en oír pasos detrás de sí.

-¡Son los guardias! ¡Debemos escapar!

-¡Pero van a bloquear la única salida!-comentó el de ojos verdes desesperado. Habían estado tan  absortos en llegar hasta aquel lugar, en descubrir si el rumor era cierto o no, que no sabían qué hacer a continuación. No podían llevarse el agua, y era obvio que los guardias no los dejarían escapar, menos aún de conocer el secreto. Estaban atrapados.

 Nagisa volvió a la realidad con el grito de Rei. Esa voz siempre podía devolverlo a la realidad, porque era allí donde él se encontraba, por tanto, era allí donde quería estar, no importase lo horrible que fuera la situación. Y aquella era una de esas situaciones donde hubiese preferido no estar. Pero debía hacerlo. Asustado, comenzó a mirar a los alrededores, tratando de recordar las últimas visitas que había hecho antes de aquella odisea. Sabía que alguno de sus “contactos” le había dicho algo útil, pero no lograba recordar qué era.

-Haru, debemos hacer algo. ¡Haru!-gritó Makoto apenado.

 Pues el mencionado no podía quitar sus ojos azules del azul del agua que corría delante de sí. Estaba absorto en el brillo del líquido, que parecía burlarse de él. Porque allí estaba la prueba de que todo lo que había creído era mentira. No había mentiras sobre Rin, sólo verdades. ¿Dónde estaba el chico que decía que no dejaría que ni él ni el pueblo pasasen sed? Estaba allí, ahogado en el agua, en su egoísmo, en su soberbia. Era un golpe duro para el corazón de Haru, que había confiado inútilmente en sus recuerdos. Ahora el presente le dolía más que nunca.

-Rin….-murmuró dolido.

-¡Sí, Rin!-le espetó Makoto, molesto.-¡Esto es culpa de Rin, ese Rin! ¡¿Es que no lo entiendes, Haru?! ¡Nos está matando! ¡A ti, a mí, a los chicos, al pueblo entero! ¡Y si nos quedamos aquí quedará impune! ¡Debemos escapar, Haru!

 El mencionado lo miró, atónito.

-Makoto…Lo siento.

 Mientras, el rubio seguía quemándose el cerebro, hasta que por fin las palabras llegaron a su mente. Entusiasmado, miró hacia donde decían, y sonrió ampliamente.

-¡Es allí, chicos! ¡Me dijeron que la tercera pared empezando del oeste era unos metros más baja! ¡Podemos escalarla! ¡Vamos!-gritó señalando el lugar al que se refería.

-¡Bien!-festejó Makoto. Tomó la mano de Nagisa y comenzó a correr hacia aquella pared que podía salvarlos

-¡De prisa, Haruka-sempai!-gritó Rei al lado del morocho, amagando a arrastrarlo.

-No lo lograré, Rei. No soy tan atlético como ustedes.

-¡No digas tonterías! ¡Vamos!-gritó preocupado.

-¡Deténganlos! ¡No los dejen escapar!-gritaron unas voces demasiado cercanas.

 Los guardias imperiales estaban a sólo unos metros de donde Rei y Haru se hallaban. El de anteojos comenzaba a dudar de que él mismo llegase a escapar. Pero no podía abandonar a su amigo.

-Lo prometiste, Rei. En la casa de Makoto. Así que déjame.-imploró.

-Pero, Haruka-sempai…-se quejó.

-Alguien te necesita más que yo.-comentó sonriendo levemente.

 Nagisa apoyó una de sus manos en el muro. Era ágil, sí, pero un poco pequeño para escalar. Aun así se las estaba arreglando como podía. Sin embargo lo inquietaba no sentir la presencia de sus otros dos amigos a su lado. ¿Dónde estaban? ¿Ya habrían escapado? Angustiado, no pudo evitar girarse. Y sus ojos se agrandaron con espanto cuando vio que Rei y Haru aún estaban cerca de la fuente, sin correr, mientras una sombra de guardias imperiales se acercaba a ellos rápidamente.

-¡Rei-chan!-gritó con su corazón estrujado.

 Y en su angustia no pudo evitar descuidarse, resbalando.

-¡Nagisa-kun!-gritó el mencionado al ver a su amigo resbalarse por su culpa. Volteó a ver a Haruka, preocupado.- Haruka-sempai…

-Ve, Rei. Yo me las arreglaré.-dijo sonriendo. Rei no podía comprender la paz que había en el rostro de su amigo. Como si no temiese ser capturado. Como si quisiese…-Recuerda, y recuérdales a los chicos, la promesa que hicimos en lo de Makoto.

 Rei asintió solemnemente.

-Cuídate.-le pidió.

 Haru vio cómo su amigo se marchaba rápidamente. Agradeció haberlo podido convencer. Sabía que Rei siempre daba todo por sus amigos, y él no quería ser el responsable de su perdición. También sabía que todo lo que ocurriese en ese lugar sería su culpa, y que una simple promesa no serviría de excusa. Pero por ahora era lo mejor que tenía para no enfrentar la realidad frente a sus ojos.

 Detrás de él los guardias gritaban más fuerte que nunca.

-¡Allí se están escapando!

-¡Ahí hay uno! ¡Atrapémoslo!

 Haru sintió como varios cuerpos tironeaban de él al mismo tiempo, mientras lo tiraban al piso. La arena se metió en sus fosas nasales, pero no cerró los ojos. Los mantuvo abiertos, y miró al cielo estrellado de la noche. Sonrió levemente.

Rin…este será nuestro reencuentro.

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado nwn creo que es el capítulo más largo que escribi hasta ahora xD Ya he comenzado con el 7, asíque no creo tardar muuuucho en subirlo xD 

 En fin, agradecería que me dejen review para que me comenten si les va gustando la historia, o lo que quieran nwn

Nos leemos~!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).