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—No me desampares— por Yukimura_Takano

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Notas del capitulo:

bueno, aqui con la primera parte del desarrollo, me tarde un poco en subirlo porque me habia olvidado por completo de tener que subirlo jeje n.ñ

 

a mas tardar la otra semana tengo la segunda parte, si, en lo que resta, se aclararan varias dudas, solo tengan paciencia y lean todo... saben que este proyecto es muy especial para mi, ya que significo mucho trabajo n.n solo les pido que comenten que les parecio y si tengo que mejorar en algo.

 

nos veemos, los miercoles, sin faltan seran las actus (tal vez miercoles exacto no, pero cada semana tendran noticias de mi y mis historias (para las que me leen, claro ñ.ñ)).

— ¡Buenos días insecto durmiente! —las patadas habituales: ya lo tenía muy bien acostumbrado por lo mismo que se despabiló sin problema.

—Hola castroso.

—Que no agradable sorpresa.

—Lo mismo digo. —Se paró de su lugar y estiro sus extremidades, preparando su cuerpo para el nuevo día—.

—Desde aquella salida andas muy feliz, ojala que no sea alguna maldad que haces.

—La única “maldad” que haría sería quitarte el nombre de potestades.

—Muérdete la lengua.

—Eso dice el tipo que se hiere con lo que digo.

Caminó victorioso hasta la pared blanca, que se abría enfrente suyo.

—Tienes algo malo entre manos. —Cruzó sus brazos y lo miró con desaprobación—.

—Eso no te incumbe para nada angelito. —Sonrió, corriendo tan alegremente a el fin del camino, saltando y dejándose en brazos del viento—.

...

“día 4380 para recuperar mi vida.

 Han sido bastante tiempo en que he estado recordando algunas cosas que pasan espontáneamente por mi mente... aunque no llego a recordar cosas específicas... mucho menos mi nombre, que me produce cierta incertidumbre a mi persona. El chico, que supe que se llamaba Noiz... aunque bueno, así se llamaba el mismo, porque su nombre le causaba bastante vergüenza. Él escapo de su casa cuando tenía 15 años y se fué de incógnito a un lugar que se llama Midorijima, pero a decir verdad, desde que he pasado el tiempo aquí, me vienen más recuerdos que antes.

Siendo sincero, he estado protegiendo al chico, aunque no puedo hacer mucho, tomando en cuenta de que no le puedo tocar. Comienzo a sentir que en verdad lo conozco, aunque no puede ser porque no he muerto recientemente: de cariño pudiera ser que este sentimiento haya evolucionado a algo más, profundo... me hiere el alma verlo solo, mirando hacia las personas mientras solo le queda la tecnología como herramienta para huir de su realidad. Cada vez  trato de llamar su atención con lo que puedo, pero meramente no siente interés alguno por lo que hago, eso me desespera.

Por mis medios, igual he investigado su anomalía de no tener sentido del tacto: comprendí por la sirvienta que él no siente nada, por lo que fué un chico violento por lo que no entendía el dolor ajeno, ni el de él, por eso le dejaron encerrado, pero a pesar de todo, no he encontrado nada relacionado con esto.

El pequeño mocoso –como le digo de cariño- ha hecho que deje de ser un poco egoísta para ayudar a los que están peor que yo”.

...

Aterrizó con la gracia de una pluma en un callejón oscuro. Lo único que no controlaba de sus habilidades sería el lugar donde podía aterrizar. Cuando caminaba hacia el destino original, la sombra que lo rodeaba tomó una forma humanoide, pero bastante alta, ya la conocía.

—Buenas. —saludo con un tono grave, aunque para Koujaku era desagradable y aterradora—.

—Hola.

—Hace mucho que no nos vemos. Es agradable tener tu presencia después de la huida del joven Willhelm.

Le molestaba que dijera el nombre del chico con tanta familiaridad, pero tenía que soportarlo: si no fuera por esa figura fantasmal, casi demoníaca, no conocería al rubio de ojos color esmeralda.

—Si, ha pasado bastante tiempo.

—Aunque no para ti, veo un poco de desesperación en tu rostro... las respuestas no vienen a ti como esperabas. —Se quedó callado; él tenía razón en cierto modo—. Como me agradas mucho, querida alma en pena, te daré una sugerencia.

Le llamaba la atención de que era lo que hablaba.

—ustedes, son personas meramente intangibles, son los llamados “fantasmas” como lo dicen los seres vivos... ustedes pueden hacer algunas cosas que los mismo humanos procuran que hacen.

—No lo entiendo, ¿Cuáles cosas?

—puedes atravesar paredes, puedes flotar hasta cierto punto, igualmente te puedes meter a cuerpos ajenos con los cuales puedes controlar cierto tiempo.

—Eso es bastante raro... ¿y qué pasa con la misma alma que lleva la persona?

—Ella siempre estará alojada, solo tomarás prestado su cuerpo para poder interactuar tu con el exterior.

Aún no sabía del todo para que le utilizará el susodicho “consejo” pero era un buen dato que tomaría en cuenta para el futuro. Quedó en silencio, y viendo que no había más razón para quedarse en ese preciso lugar, solo se detuvo al escuchar de nuevo la voz.

—espero que pronto sepas quien eres, es una intuición mía, pero creo que no te falta mucho para que lo hagas.

Bueno, esto comenzaba a provocar miedo más que sentir confianza y un aire para apoyarlo... aquel ser, no era bueno... tenía intenciones bajo la manga, ese presentimiento de maldad en la palabra.

—buenos días.

Cuando llegó al pequeño departamento, saludó  a la nada, ya que nunca recibiría la respuesta de nadie que no fuera el sepulcral silencio.

Eran las diez de la mañana, según el reloj digital que el pequeño cubo de tono negro con verde P

—. “Es casi gracioso, como un allmate que es lo mejor de tecnología no puede detectarnos... somos invisibles por nuestro mismo pecado, por nuestra culpa...”.

Koujaku se sentó en la cama de Noiz, quien estaba a la mitad del quinto sueño. No era raro que a estas horas fuera de madrugada para él.

 El rostro lleno de curitas de un niño de 7 años había desaparecido para endurecer sus facciones, y tener el cuerpo bastante lleno de piercings, aunque llamaban la atención los de la cara. Sonrió ante su rostro tranquilo. Posó su mano sobre la mejilla de Noiz, acariciándola meramente para arrullarlo y no despertarlo. Eso era suficiente para Koujaku, sólo contemplarlo.

Volteó a darle una mirada a su alrededor y notó el desorden en la habitación.

Típico de un mocoso como él-, además de varios cartones de pizza y platos de poliestireno que era pasta a domicilio. Debería ser más ordenado ahora que vive solo, pero estaba consciente que sería lo equivalente a pedir un milagro. Volteó de inmediato cuando notó algo que le alteró el pulso sin lugar a dudas.

Sintió que la mano el chico rubio encima de la suya, la que estaba justamente en su mejilla... sabía que no era que lo sintiera, pero le daba esperanzas a que, solo tal vez, ese tacto se sintiera solo un poquito, como las patitas de una mosca. La sorpresa se multiplicó al notar que se había sentado en su cama con pesadez, quitándose las lagañas de sus ojos, observando justo enfrente suyo la pared, la cual no solo era un objeto inanimado, si no era el mismo azabache que miraba estupefacto los ojos verdes, que en verdad creyó que le miraban a él, solo a los ojos... como si no hubiera un contacto más cercano que el visual.

“no, él de todos modos no me puede ver...”. —agachó la cabeza aún nervioso por lo anterior... solo el chico tenía esa habilidad de sentirse así... como si en verdad estuviera vivo y quisiera conocer a esa persona y tener una oportunidad con ella... pero veía bastante lejos la oportunidad–.

—“un momento...”. —Abrió con fuerza los ojos, venia por un momento el recuerdo—. “ojos verdes muy intensos, una sonrisa que me provocaba felicidad de solo contemplarla, un cabello rubio, parecido al tono durazno que me parecía bastante bonito... pero, a pesar de verle muchas características de su rostro, algo impide que pueda ver más allá de esto... como un bloqueo en esas memorias...”. —le costó un poco de trabajo recobrar un poco la compostura del dolor de cabeza, estrés sería la palabra correcta—.

Fuego, tristeza, agonía, dolor, eran cosas que solo podía relacionar con los pequeños recuerdos que estaba proporcionándole su cerebro. No quería seguir maldiciendo. Qué demonios era lo que pasaba por lo que salió de la casa.

—Creo que había visto a alguien. —el alemán se paró y vio hacia la ventana, con esa mirada seria, hacia el poco horizonte que le daba la ventana—.

El tío de cabello negro caminaba hacia las transitadas calles de Midorijima, no se fijaba a donde iba porque aun así, no había nada que lo tocara; la cabeza la tenía un lío, se sentía que algo no andaba bien con sus memorias, y que mientras más se acercaba a Noiz, más venían estos pensamientos, aunque cortados.

Se alejó lo suficiente, notando que una parte dejaba de haber edificios mientras caminaba: comienza el sendero de los árboles de Sakura.

—Wow... esto es hermoso... —la brisa era leve; revoloteaban las flores con gracia y descendían pacientemente—.

Su mayor sorpresa era que el final de la ruta, había un gran árbol...  grande, viejo, pero con una belleza singular... así fue cuando noto algo más...

“aquella persona, me miraba... me provocaba nerviosismo. Era la primera vez que veía una belleza tan exótica por aquí: nuestras miradas hablaban por nosotros, conociéndonos... la brisa parecía hacer el momento romántico, intenso...”

Sonrió con nostalgia, este era un lugar importante para él, lo sabía... fue el lugar de encuentro de él; se acercó a tocar el rugoso tacto de la piel del cerezo y acomodo su cabeza para sentir la energía de este.

— ¡qué hermoso árbol! —el tono de voz llamó su atención, abriendo los ojos hacia quien la producía—.

De cabello azul celeste, ojos ámbar y su vestimenta hacia oda al color azul en todos sus aspectos... le llamo bastante la atención su apariencia.

—Aoba... —detrás de él, un chico, de tonos más obscuros pero igualmente azules. Lo abrazó y lo beso... vaya, eran pareja—. Este lugar es mágico en muchas maneras.

—lo sé Ren... es la primera vez que vengo aquí, y se siente hermoso estar aquí.

Miró con detenimiento: la escena le parecía de lo más tierna, de verdad parecía que estaban enamorados. — es bueno que ellos disfruten de esto ahora que tienen oportunidad.

Dió por seguirlos a donde estaba su casa, su comportamiento fue tranquilo, pero mientras tenían una oportunidad de estar en privado, se besaban o llegaban a hacer ciertas cochinadas.

—Los jóvenes de hoy—excusaba esos actos que le avergonzaban.

 Cuando llegaron a donde el lugar que establecía el rubio, el cual estaba cerca de ellos: no fué evitable cruzar las miradas entre todos, siendo Willhelm que se quedaba viendo al de cabellos azul celeste, con sonrisa muy brillante.

—Ya veo... —decepcionado, miró hacia otro lado, creyendo que se había fijado en él a pesar de tener amante, pero, ¿solo sería por eso?—. ¡Lo tengo!

Dio con una idea, una excepcional y genial. Ahora si tomaría el consejo del espectro indeseado para poder... recordar más de lo que paso... si, eso...

...

—Oye, idiota, estas colmando mi paciencia. —volteó su cuerpo a patadas

. Su sueño se volvía más pesado, eso es raro para el.

—Espera... que ya me levanto... —se paró rápidamente, bostezando ruidosamente—.

—tienes muchas libertades... te seguiste dormido por 1 minuto más de lo habitual.

Más obsesionado no puede ser, llegaba a hartarle mucho, pero no es diario, lo soportaba la mayoría de las veces... era fuerte su odio, o lo que fuera que había de maltratarlo como lo hace.

—debo irme, ahora tengo muchas cosas que hacer.

—vaya... parece que será un día largo para ti, bien... ahora quiero que te salgas el mayor tiempo posible... pero obviamente tienes que llegar aquí.

—ya lo sé, ya lo sé...

Salió caminando, esbozando una sonrisa complacida de las cosas que tendría que hacer hoy... estos días recuperaría su memoria si o si.

Fue hacia la casa del chico... vaya sorpresa, su amante vivía con él y llegaban a dormir y “dormir” juntos, lo supuso porque los encontró desnudos, dormidos juntos. Se dirigió a su habitación y antes de tocarlo, miró al otro chico... sentiría lástima por lo que haría, pero... sería un paso adelante para poder interactuar mejor con Noiz.

—lo siento. —atravesó su cuerpo... fue lento el primer proceso, pero al dejar de sentirse, abrió los ojos... el experimento fue súper efectivo.

“genial, ahora tengo que pararme de aquí sin que él se dé cuenta de esto”. —Intentó pararse, pero un dolor en la parte baja de la espalda le espabilo del sueño; sintió con un terrible sonrojo un líquido que decendía de sus muslos a sus piernas—.

—Aoba... —abrazo la cadera de su cuerpo prestado, mordiendo su trasero con lujuria... pero en vez de sentir excitación, sentía vergüenza y algo de cosa por él—. Te levantaste temprano... ¿a qué se debe eso?¨

—bue... es que... ¡me acorde que tengo que hacer algo en la mañana! —si, no le creía, pero aún así, sonrió y le soltó—.

—de acuerdo Aoba, pero recuerda que vamos a salir.

—Claro que si, no te preocupes de eso... —no podía ocultar su nerviosismo... parecía que en cualquier momento podría cagarla y descubrir que no era él en cierta manera—.

Se dio una ducha rápido: no recordaba lo que era darse un baño, además de poder tocar con más facilidad las cosas, además de poder hacerlas mover sin que pareciera que el viento las movía o  “una fuerza superior”. Se cambió y con rapidez salió de la casa... no quería perder más tiempo... los primeros días serían los más difíciles, por lo que comenzaría a hacerlo a partir de ahora, tenía que apurarse antes que todo.

“bueno, aquí es” —camino a paso rápido, y sintió que de la misma ansiedad corrió por verlo, o bueno, por saber más de que pasaba por su cabeza. Suspiro, tomo una bocanada de aire y caminó hacia su departamento, pero antes de tocar...

— ¿Qué haces aquí? —frio, se dirigió a él detrás suyo—.

—bueno, emmm... veras....

—tu eres el chico de ayer, que venias con otro más.

—sí, pero venía a hablar contigo.

— ¿sobre?

—ammm...

— ¡mierda! Era demasiado difícil tener una conversación de presentación con las preguntas y respuestas tan frías de memo, pero podía con esto.... era un siempre hueso duro de roer—. Quería hablar del rhyme.

— ¿rhyme?

—exacto, tu eres muy bueno, he escuchado mucho de ti y de tu clan... los mejores jugadores de aquí. —agradecía que conociera en todo lo que hacía él, para poder darle un excusa para su visita.

—creo saber quién eres tú... te conocían antes con el nickname de sly blue, el letal jugador.

—si, de hecho, quería hablar un poquito al respecto sobre eso...

—he investigado mucho de ti... que desapareciste y no volviste a pisar ningún juego, hasta ahora.

—espera, no me digas que...

Tomó su chaqueta y lo abalanzó hacia la puerta: la mirada severa, casi sin expresión de Noiz daba un poco de miedo.

—.Quiero jugar contigo.

Estaba nervioso... el grado de mirar y el tono con que se dirigía él era muy severo, tanto que comenzaba a pesar que golpearía este cuerpo por puro coraje. Cerró los ojos instantáneamente, tensando el cuerpo para amortiguar todo golpe: después de un minuto sin tener nada, abrió poco a poco los ojos, viendo como con curiosidad lo miraba... como son las expresiones de miedo, por lo que veía.

—¿No me harás nada?

—estoy esperando que accedas mi petición.

Abrió con fuerza los ojos, pronto vino otro pensamiento, otro recuerdo...

“él me azotó, lo hizo contra la pared de mi habitación, colocando sus manos a cada lado de mi cabeza, me miraba intensamente, con cierto grado de lujuria y burla hacia mis expresiones, o mi cara mejor dicho... que estaba totalmente roja. Me dijo que era tierno y yo negué, porque no era cierto eso; me dijo algo que no logré escuchar muy bien, pero me hizo avergonzar mucho más y más, después... un beso, el cual respondí con pena, pero me gustaba esa sensación húmeda: lo abrazaba, nos rebelábamos en el suelo mientras seguíamos con algo más que el contacto labial”

—oye, ¿qué te pasa?

—no, nada... solo recordé algo. —sonrió—.

Tomó su mentón y se le quedó mirando, cosa que le hizo sonrojarse

—. Eres un raro... no puedo pensar para qué viniste aquí, que buscas...

—eso no te lo puedo decir, son cosas personales. —excusó  otra vez...—.

—entonces si ya resolviste tus asuntos personales, quiero que te vayas de aquí, porque molestas, además de estorbar la entrada de mi hogar. —lo empujó, abriendo la puerta y azotándola atrás suyo—.

—hay, no... Creo que no lo hice bien. —pesadamente azotó su cuerpo en la puerta: cuando se trata del mocoso ese, no podía interactuar bien con el, solo por mera estupidez e inercia—. ¿Como le hare ahora? Creo que me odia.

Casi se cae cuando la puerta se abrió, sosteniéndose por el rubio de no hacer el ridículo—. Entra.

—Oh... gracias... —se separó, entrando con pena a la casa, a pesar de que este departamento lo conoce de pies a cabeza—.

Miró su espalda mientras lo seguía hasta la sala, le produjo mucha curiosidad porque le dejó entrar al ser tan brusco, pero aun así no tenía mucha confianza de lo que le haría.

“tranquilo, dale tiempo... poco a poco pasara que recupere de nuevo los recuerdos, sí...”

Los deseos egoístas hunden a las personas hasta no volverlas ante sí algunas veces, llega a diferir entre las personas, pero es mucho peor cuando llegan a caer en la categoría de olvidar a las personas por el deseo individual.

Pensaba en lo desordenado que estaba todo, tenía muchas ganas de decirle que esto era meramente nido de rata, pero cuando lo notó, vio algo que en la puerta ni se inmuto a checar: toda su mano estaba teñida de rojo, del cual parecía tener una cortada desde el brazo; fue de inmediato a checar su brazo.

—oye, ¿qué haces? —Se molestó levemente cuando le alzó la manga de su camisa—.

— ¿eres idiota? ¡Solo mira como tienes el brazo! ¡¿Acaso no te das cuenta?! —se sorprendió ante tal cortada que recibió, era muy profunda, además de dolorosa—.

—eso... venía precisamente a desinfectarme esto.

—¿acaso no te duele?

Al venir esa pregunta, alejo su brazo y caminó hasta la cocina, donde solo se enjuago con agua el brazo.

—no respondiste mi pregunta.

—y te dije que no te metieras en mis asuntos.

— ¡mocoso! ¡Te estoy ayudando y no puedes ser que seas tan egoísta! —Grito, sacándolo de sus casillas—.

Noiz volteo al ver el alboroto, lo cual solo sonrió con sarcasmo—. Oye, ¿acaso eres un viejo para decirme eso?

— ¡claro que tengo más edad que tú! —Enojado, le arrebató el brazo—.

Al final de todo, fue por unas vendas, que le gritó que se las diera antes de que quedara ronco de tanto gritoneo. Para el de ojos esmeraldas le parecía raro que alguien que invitó a su casa le gritara así por solo una cortada, mientras que para el azabache en cuerpo de niño de 23 años, era estresante lidiar con estos niños... más que él lo conoce desde que era niño, y en varias ocasiones le pegaba en la cabeza, sin resultados, por lo alterado que le ponía.

Ya cuando se calmó un poco, limpio con agua oxigenada la herida, viendo que Willhelm no se inmutaba nada... por fin recordó... por fin la conciencia le recordó porque el chico era tan frío, tan aniñado... vivió tantos años encerrado, sin nadie que le diera cariño, y él no podía hacerle nada más que compañía, pero aun así el pequeño no la disfrutaba; sus únicos compañeros eran la tecnología y los videojuegos, pero aún no se sentía igual que un amigo tangible.

—oye, te dije que si no podías sentir dolor. —este solo asintió, ya harto, a la vez que un poco a la expectativa de que si se volvía a poner a gritar—. Tienes que ser más cuidadoso... era patología sólo puede llegar a hacerte morir por no darte cuenta de que te estas desangrando.

—eso de por sí, ya no me importa.

— ¿no importa el que sigas viviendo?

Al preguntar eso, solo evito el contacto visual con él, por lo que mejor decidió no indagar más en el asunto, tal vez escucharía una respuesta bastante deprimente, lo presentía—.

Tomo su brazo ya vendado y lo miro, pensando en el pequeño que lloraba desconsolado, el incomprendido que no sabía que el no sentir nada llevaría a hacer tan crueles a unos padres que según lo que les dieron, era lo mejor para su nivel social... eso lo entristeció más.

— ¿qué tienes? ¿Acaso eres tan bipolar que de enojarte ahora lloras?

—mocoso... eso no te incumbe...

—ahora a mí me tocan las preguntas. —Se acercó peligrosamente a él, cosa que le vino totalmente por sorpresa—. ¿Qué haces hasta aquí solo para verme?

— ¿qué? ¡No pienses que solo fue porque me gustabas! —Sí, vio en sus ojos esa clase de miradas como el chico que anda detrás de la chica—. Yo solo tenía curiosidad.

— ¿de qué?

—solo fue una pregunta!

—yo te respondí más de una.

—yo... tenía curiosidad... te pareces mucho a alguien que conocí antes... ¡eso es todo! —lo alejo de su cuerpo, sintiendo su corazón latir violentamente por su pecho, sonrojado hasta las orejas—.

Otra vez la sensación de ser absorbido por lo recuerdos, otra vez esa sensación de volver al pasado, regresaba.

¨”todo estaba en un lugar bastante cerrado, en el cual estaba siendo acorralado entre el cuerpo de un segundo, además de los besos que me estaba proporcionando en mi cuello, cosa que hacía entre cosquillas y alteración de mi ritmo cardiaco, en mi respiración también. Le digo que se detenga, él me mira a los ojos... esa mirada total de lujuria llena mis pupilas, no tengo otra más que acceder a sus caricias. Pero el me dice muchas preguntas a mi oído... las cuales respondo entre sus labios o suspiros: el me dice que nunca había conocido a alguien tan lascivo como yo, le digo que exagera: me sigue preguntando hasta que, dejamos de lado las cosas pervertidas y sincerísimos, nos miramos, nos conocemos... es la primera vez que me siento así sobre una persona... a la que le diga todo sobre mi, eso se me hizo más raro. Le susurré con creces algo que no pude oír bien, pero creo que lo hizo sorprender, tanto que nos besamos de manera tierna, algo más romántico: mis sentimientos por él eran muy variados, pero se podían resumir a una cosa...”

—oye, ¿estás bien? —le movió frenéticamente, viendo que tardó mucho en reaccionar, teniendo sus ojos fijos, como durmiendo con la mirada fija—.

— ¿eh?, ¿Qué? —parpadeo un par de veces y lo miro—.

— ¿qué demonios te pasó?

—nada, así... me pasa seguido... no te preocupes por mí. —algo tenía de relacionado con su pasado él, pero ya no podía aprovecharse de el niño que cuido, que trato de cuidarlo por mucho tiempo solo por desear recuperar su vida—.

—vaya que eres raro, ojala que solo sea una vez la que me necesites, pero... solo vendrás si aceptas algo.

— ¿qué quieres? —no entendía porque decía—.

—quiero que te dejes jugar rhyme, entonces te dejare venir a ayudarme, dormir... todo favor que quieras si me dejas pelear contigo.

Eso le asustaba más, pero aún así, se dejó.

—. De acuerdo, pero no hagas eso que me asustas, además era un niño para hacer esas cosas.

—por favor viejo, deja de hacerla de mi papa. —saco su pantalla y comenzó a escribir en el techado aéreo—.

—Porque eres un niño

—adulto.

— ¡pero eres más joven que yo!

—no me importa, aun así no estás para reclamarme de algo.

—Idiota... —cerró los ojos y le dió un golpe—. Me voy, porque te estás pasando de grosero.

—ahora sigues haciendo de mama.

— ¡cállate! —Se fue refunfuñando y azotando la puerta—.

Willhelm suspiro, viendo la puerta y después la venda, la cual miró detenidamente, cosa que lo hizo mirarlo más y más, hizo una sonrisa a medias, riendo muy despacio—. Viejo idiota...

...


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