“Un perdedor, un solitario cobarde pretendiendo ser fuerte....” Sí, eso era todo lo que era.
“Lo siento....” Se disculpó mientras se sacudía el polvo de su traje importado el cual probablemente era igual de caro que sus zapatos de diseño italiano. Y es que sí, aquellas finas prendas que lucía el hombre eran en definitiva lo que el más deseaba.
“No, discúlpeme a mi, no me fije por donde iba.” Mintió con tal descaro que si su nariz fuese como la de pinocho seguramente ya hubiera dado la vuelta a la manzana.
“No soy tan viejo como para que me hables de usted.” Sonrió el hombre de traje. “Uhm...” Meditó unos instantes lo que iba a decir mientras se acomodaba el cabello extrañamente peinado en una clase de picos desaliñados.
El muchacho más joven trataba de analizar la situación del por que alguien con ese aspecto estaba en un lugar así, aunque algo en su mente sabía perfectamente el porqué. “Es peligroso caminar por aquí.” Le soltó sin más mientras se echaba todo el cabello hacía atrás.
“Estoy... un poco perdido.” Musitó.
Tal vez ese no era el mejor de los comienzos, una relación que está hecha a base de mentiras nunca podría terminar bien.
“Es tarde...”Musitó el más joven.
“Sí...” Una simple respuesta, pero que decía lo suficiente.
“Vivo a un par de casas más adelante...” Le sonrió mientras caminaba.
La mente del menor y su corazón estaban funcionando a un ritmo inimaginable, jamás se había encontrado en una situación así, pero aquello era una oportunidad que no podía desaprovechar, era el momento perfecto para salir de su miserable vida. Ni siquiera lo había pensado dos veces cuando mintió la primera vez.
“¿Es tu primera...”
“No, un par de veces de hecho...” Le interrumpió tratando de sonar lo más normal y despreocupado posible sin darse cuenta de que incluso la oración parecía mal dicha.
El hombre mayor solo sonrió mientras dejaba que aquel chico le quitara el saco con diseño extravagante. “¿Puedo llamarte de algún modo?” Le preguntó mientras lo miraba desabrocharle los botones de su camisa blanca de seda.
“Ji.” Musitó. “Me llamo Ji...solo Ji...”
“Bien, sólo Ji.” Su sonrisa se amplió un poco más. “Tu puedes llamarme hyung.”
“Vale, hyung.” Se detuvo mientras veía el pecho levemente tonificado. “Quieres... ¿quieres que haga algo en especial?” Musitó mientras tragaba saliva.
“¿Qué sabes hacer?”
“¿Qué?” El menor estaba dudoso de que se supone debía hacer.
“Solo bromeo... ya sabes... solo has lo usual...”
“Bien...” Comenzó a quitarse su propia ropa hasta quedar únicamente en boxer, acercándose de nuevo al mayor para hacer que se recostara en la cama y ponerse arriba de el con cuidado. “¿A hyung le gusta así?”
“Me gusta la vista.” Contestó simple.
Ji bajó sus manos hasta el pantalón del mayor desabrochando el único botón que tenía la fina prenda y bajando después el cierre con mucha lentitud, tratando de que sus manos no temblaran por el momento.
“En el bolsillo.” Decía señalando su lado derecho.
El menor asintió y metió su mano antes de bajarle el pantalón, encontrando un pequeño sobrecito cuadrado. Lo abrió con los dientes en un intento de hacerlo rápido y le bajó la ropa interior al mayor. “Está bien así.” Dijo el mayo mientras le impedía que siguiera bajando más la ropa interior y el pantalón.
Sacó el pequeño y redondo objeto de latex del sobre color metálico y volvió a tragar saliva mientras su vista finalmente quedaba fija al miembro blando del contrario. Nunca había puesto un condón a alguien que no fuese el mismo. Con una mano tomo el miembro del hombre del traje y comenzó a masturbarlo para que se pusiera duro, aquello era extremadamente raro e incómodo, nunca antes había estado con un hombre, a pesar de haber dicho lo contrario, pero no planeaba echarse para atrás, su mente divagaba en el buen por venir cuando una mano le detuvo. “Suficiente.” Escuchó decir al mayor y solo atino a mover la cabeza asintiendo de esa manera.
Tomó la punta del condón y la apretó para después ponerla sobre el miembro que tenía frente a el bajando suavemente por todo el falo. Cuando terminó de ponerle aquello agradeció en el fondo de su corazón aquella ocasión en que había comprado lubricante para usar con una de sus exnovias. Se puso de pie un momento para buscar la pequeña botella de lubricante que estaba en el fondo de su cajón de la mesa de noche y una vez que la tuvo en sus manos regresó a su posición.
Aplicó un poco un poco de lubricante en su mano y después lo untó sobre el miembro duro del contrario. Podía sentir la mirada penetrante de su acompañante sobre el, sabía que lo estaba haciendo esperar así que sin más decidió proseguir.
Se sentó con cuidado sobre el miembro del mayor, sintiendo un inmenso dolor y ardor en su interior provocando que no continuara. “¿Qué haces?” La voz ronca del hombre de traje le llamó y antes de que pudiera hilar algo y hacer que saliera de su boca sintió como tiraba de el hacia abajo haciendo que quedara completamente empalado.
“A-Aahhh” Trató de reprimir su grito de dolor. Sus ojos y labios estaban apretados mientras trataba de controlarse.
“Joder.” Jadeó el hombre mayor al sentir las paredes del contrario apretar su miembro con fuerza, haciendo que aquello no fuese nada placentero. “Relájate...” Gruñó por la molestia que aquello le provocaba.
“L-Lo siento...” El menor trató de distraer su mente pensando en algo placentero, haciendo que así poco a poco se relajara su interior y todo su cuerpo además de que su cuerpo se adaptó con rapidez.
“Hnn...” Se movió con algo de esfuerzo sobre el miembro del mayor que al notar que le costaba trabajo moverse llevó sus manos a la cintura del menor para ayudarlo a moverse. “Ahh...ahh...ah...” Soltaba gemidos al ritmo de cada subir y bajar de su cuerpo.Podía sentir el miembro del hombre del traje moverse dentro suyo con mayor facilidad con el pasar de los minutos e incluso su propio cuerpo comenzaba a disfrutarlo. Pronto tenía una erección bastante notable también.
“Ji, muévete...” Musitó el mayor al ver que su compañero ya no tenía problemas.
“Uhm...si...” Apoyó sus manos sobre el pecho el contrario para comenzar a moverse haciendo que aquello fuera más placentero, incluso logrando que el punto dulce del menor fuese golpeado provocando un inmenso placer que jamás había sentido “Dios....hyung...”
Gimió tratando de volver a sentir aquello moviéndose de la misma manera.
“¿Te gusta ahí eh?” Sonrió el más grande mientras movía su pelvis también, no podía negar que el interior de aquel chico era sumamente placentero incluso más de lo que había sentido antes con cualquier chica.
“Hyung...ahh...ah...” Los gemidos de Ji no cesaban, podía sentir que el placer corría por todo su cuerpo. “Hnn...uhm...” No podía resistir más, pero no podía terminar antes que el mayor. Incluso aunque su propio miembro no era estimulado directamente aquel choque directo contra su próstata era más que suficiente.
“Esta bien.” Le indicó el contrario.
“Ahm...hyung....” Aquella señal dada era todo lo que necesitaba para finalmente correrse, soltando un gemido y manchado parte del abdomen del mayor.
Mientras aún estaba en pleno orgasmo el mayor simplemente hizo con el a su antojo, moviendolo para poder acabar el también, sintiendo como pequeñas contracciones apretaban su miembro placenteramente, por lo que no hizo mucha falta que el más joven se moviese para poder acabar, vaciando toda su esencia en el condón.
“Hnn...” Un suave quejido salió de los labios del más pequeño cuando sintió la ausencia de aquello que lo había llenado hace un momento.
Después de unos momentos de estar recuperándose el hombre de traje se subió los pantalones y buscó el restó de su ropa para ponersela.
“Yo..uhm..” El menor trataba de encontrar que decir. “Puedes quedarte si lo deseas, ya es tarde..y de verdad es peligroso por aquí.
“Estaré bien.” Replicó el más grande. “Pero gracias.” Metió su mano dentro de su saco para buscar algo.
Mientras el menor observaba atento tratando de ver que hacía pudo notar que escribía algo sobre una hoja. “Toma.” Dijo entregandole un papel. “Puedes cobrarlo en cualquier banco.” Decía mientras observaba la atonita mirada del más joven, quien al parecer estaba impresionado con los ceros que había escritos.
“E-Esto... ¿es de verdad?”
“Claro que lo es.” Enarcó una ceja mientras como había hecho cuando se toparon, se sacudía el polvo de su traje. Ji no sabía que decir y solo miró el cheque de nuevo.
“Oye.” Le llamó.
“¿S-si?”
“Ven a esta dirección mañana.” Decía entregándole una pequeña tarjeta. Ji pudo leer artists studio en grande y más abajo en letras más pequeñas un número de teléfono y dirección.
“Seunghyun...” Leyó el nombre del artista que venía impreso.
“¿Irás?” El mayor cuestionó y rápidamente recibió una respuesta afirmativa.
“¿A qué hora?” Respondió.
“A las 4:00 estaría bien para mi.”
“Entonces a las 4:00 estaré ahí hyung.”
Cuando el mayor se fue se dirigió al baño, necesitaba darse una ducha con urgencia. El sabía que aquello no era lo correcto pero aún así no estaba dispuesto a lograr lo que el quería.
“Un perdedor, un cobarde solitario... una sucia basura.” Eso era todo lo que veía en el espejo cuando miraba su cuerpo lleno de marcas de dedos.