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Justificado por Yae

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Por primera vez las palabras de su diosa se oyeron vacías a sus oídos, como si cada sílaba pronunciada fuera tan solo con ánimo de ocultar algo demasiado importante.

“Disfruten su descanso que se lo han ganado, cuando el santuario y la humanidad necesiten de su protección yo los convocare de nuevo a estas tierras santas”

Pese a que sus camaradas aceptaron sin oponerse en lo más mínimo él se sentía como si estuviesen echándolos de aquel lugar que habían resguardado desde el inicio de los tiempos, sin una razón coherente para ello. Veía a su hermano sumido en absoluto mutismo a un lado de las dos filas compuestas por los dorados, por las brillantes armaduras que portaban acaparando los rayos de luz para brillar con mayor magnificencia capaces de cegar con la luminiscencia.

Los santos se mostraron notoriamente sorprendidos al ver a Saga sin portar a Géminis mas sin en cambio verlo a él llevando el sagrado manto como su diosa lo había dispuesto, sin duda fue Aioria el más anonadado con el cambio de portador haciendo dudar ligeramente a Kanon sobre la desconfianza que sentía por la proximidad de Leo con su gemelo.

Las palabras del Patriarca fueron aún más insignificantes a sus tímpanos y eso ocasionó cierta aprensión en el menor de los hermanos, si Atena había lavado toda impureza de su alma no podía evitar sentirse como un vil traidor al estar pensando en cómo socorrer a Saga de sus penurias en lugar de atesorar cada palabra que saliese de la deidad y el Sumo Pontífice.

“Saga, acompáñame. Debemos hablar”

Y para hacerle sentir aun peor vio como la jovencita al concluir con su discurso llamaba a su hermano para ambos perderse al salir del gran salón.

“Ya pueden retirarse” fue lo último que salió de labios de Shion y Kanon se sintió aún más inquieto, como era posible que incluso Mu discípulo del Patriarca no cuestionase en lo más mínimo el descabellado descanso que estaban imponiéndoles… debe saber algo, pensó saliendo del templo principal casi de último sintiendo demasiado pesados sus metálicos pasos.

— ¿Van a esperar a Saga? — La curiosa voz de Milo le hizo reaccionar una vez fuera notando como el Escorpión sonreía con cierta picardía — ¿juntos?

Entonces Kanon se giró para ver a la otra persona que se hallaba tras suyo cayendo recién en cuenta la razón para la molesta sonrisa del octavo guardián, Aioria también estaba de pie esperando a su hermano con cierta preocupación mal disimulada dibujada en el rostro.

— Deja de entrometerte Milo — la ligeramente aguda voz de Afrodita esta vez intervino mostrando a Piscis unos pasos más adelante — creo que Camus ya se fue y si no te das prisa de seguro que te deja abandonado aquí.

Torció los labios  fingiendo desinterés, — me da igual… — se cruzó de brazos unos instantes antes de emprender su descenso por las escalinatas con cierta prisa — nos vemos después — se despidió con un ademan — ¡nos vemos luego Aioria! — gritó de ultimo antes de apresurar su marcha.

— ¿Y tú? — al fin el gemelo menor habló dirigiéndose al guardián de las flores que los veía sin dejar de sonreír en sus sonrosados labios.

— En realidad quería hablar con Saga, ya sabes preguntarle porque declinó de usar a Géminis para cedértelo o tan solo están turnándose para llevar la armadura.

Arrugó el entrecejo con cierto enfado, no simpatizaba mucho con el bello santo tal vez porque este siempre estuvo al tanto de cada maquinación de su hermano estando en el poder, — no creo que Saga te deba explicaciones. — Elevó la voz.

— No necesitas ladrarme a mí — con expresión afable no dejó de sonreír— además tu hermano parece tener quien le cuide la integridad — señaló echándole un vistazo a Leo que tampoco le veía con nada de afecto — o eso creo — contuvo una risilla ante las expresiones de perros guardianes de sus camaradas. A pasos elegantes se acercó a Kanon ofreciéndole un diminuto trozo de papel, — dale esto a Saga, dile que puede encontrarme allí. Tal vez pueda ayudarle cuando el perfume que utiliza se termine.

Ligeramente escandalizado el gemelo le arrebató la hojita viendo de soslayo la confundida expresión en Aioria ante lo dicho por Afrodita.

— Disfruten sus vacaciones — dijo de último antes de alejarse también dejando a los otros dos solos.

 

— A que se refería con eso de “cuando el perfume que utiliza se termine” — luego de unos segundos Aioria no dudó en cuestionar.

— No necesitas esperar a Saga, es mi hermano y yo cuidare de el — respondió sin prestarle atención realmente, fue a apoyarse a uno de los pilares suspirando quedo.

— Te habrás dado cuenta del interés de tu hermano en mi — reveló algo enfadado por la actitud del otro, de todos modos había quedado en irse con Saga para… permanecer juntos.

— No te des tanta importancia —resintiendo una ligerísima migraña cerró los ojos unos segundos, — y lo mejor sería que dejases de aprovecharte de ese “interés” — le miró con reproche — no importa cuánto dañes a mi hermano… dudo que con ello puedas conseguir revivir al tuyo.

Aioria presionó sus blancos dientes entre si conteniendo su enfado, la abrumadora verdad de las palabras de Kanon tan solo consiguieron hacerle sentir peor con la sola idea de buscar una satisfacción en el espontaneo cariño que Saga estaba demostrándole, — ¿y no estas dañándole tú? Le quitaste a Géminis.

Entonces los irises en verde-aqua de Kanon se entornaron en la dirección del otro, — no te interesa, Saga no te interesa en lo absoluto así que tu fingida preocupación está de más.

— No, Kanon — negó manteniéndose firme ante la evidente amenaza que el hermano menor le estaba soltando sin muchas palabras — que se supone sabes tú de lo que yo siento y de mis intenciones.

— Si en verdad te preocupa mi hermano convéncelo de que me acompañe, Saga no está bien… — resopló resintiendo con mayor fuerza la leve jaqueca que lo acosaba — y no lo estás ayudando… ni siquiera Atena lo hace, ¿no te has puesto a pensar porque nos revivieron a ambos y no a Aioros?, qué caso tiene mantener un guardián extra en Géminis y mantener Sagitario sin protección.

Aioria no supo cómo responder, había llegado a la conclusión de que no revivieron a su hermano para que Seiya fuese portador de la armadura de Sagitario pero como Kanon exponía las cosas empezaba a tener serias dudas con respecto a ello… ya que Pegaso no se hallaba en el Santuario.

— Y… como… — casi balbuceó sintiéndose estúpido por ello — ¿hay algo más?... es decir he sentido un extraño aroma que proviene de Saga — suspiró.

El gemelo menor asintió resoplando, — es sangre pero Atena se rehúsa a hablar — paseando su mirada de un lado a otro se cercioraba de que nadie los estuviese escuchando, ese lugar no era el mejor para soltar con tanta ligereza acusaciones que involucrasen a la deidad.

Sangre, Leo repitió para sí mentando en que esa fue la fragancia que sintió emanar de Saga cuando se acercaba de más concluyendo que a eso se refería Afrodita cuando hablaba de un perfume que podría terminarse pronto. El dulce perfume que cubría el aterrador aroma, ¿un castigo acaso?, pensó de inmediato pero sería demasiado cruel que Atena hubiese revivido a Saga solo para castigarlo arrebatándole su armadura y marcándolo de esa manera…

Su diosa jamás haría algo así.

¿Y entonces?

— Mantente alejado de Saga, esto no te involucra Aioria — la grave voz de Kanon volvió a resonar — ¿estoy siendo claro?

El tono amenazante le hicieron  enfadar, no iba a aceptar ordenes de ningún “Géminis”, — no —afiló su verdosa mirada, tal vez… tan solo tal vez podría averiguar la razón real para negarle la resurrección a Aioros y no iba a desaprovechar la oportunidad.

Y antes de que el gemelo pudiese decir algo más las suaves pisadas de su mayor alertaron a ambos santos de que Saga había terminado de hablar con su diosa.

— Aioria… — fue lo primero que salió de sus labios nimiamente curvados en una triste sonrisa.

— Estaba esperándote — de inmediato el de cabellos castaños se acercó osando acariciar con el dorso de su mano una de las blancas mejillas de Saga.

 

— Dioses, — Kanon murmuró conteniendo su rabia al notar como su hermano ampliaba su sonrisa ante el contacto, terminaría arrancándose los cabellos con tremendos testarudos delante suyo. — Ya debemos irnos, Saga.

— Te dije que no iría contigo hermano. — Negó un par de veces estrechándose más contra el quinto guardián.

— Kanon tiene razón, es mejor que vayas con él.

Ambos Géminis respingaron ante lo dicho por Aioria, se quedaron observándolo como si hubiese dicho un gigantesco disparate.

— ¿Qué? — no deseaba apartarse de Leo así que solo pudo preguntar tontamente sintiéndose abandonado.

— Debo resolver un par de asuntos antes — el quinto custodio suspiró utilizando su diestra para acariciar los largos cabellos azures a su alcance tratando de relajar la expresión compungida del otro.

— Iré contigo — rebatió apresando la mano que le mimaba entre las suyas sin querer soltarlo.

— Solo serán unos días, te prometo que iré a buscarte en cuanto termine, — forzándose a sonreír deseaba poder convencer a Saga de esperarlo.

— Estaremos en Corinto — el hermano menor habló ganándose una mirada mortal por parte de su mayor — le daremos la dirección exacta y Aioria podrá alcanzarnos después.

Saga siguió negando empezando a sentirse fatal por el nefasto brillo que ambas armaduras estaban reflejando en su ojos sabiéndose ajeno del grandioso honor. Debía ser culpa de Kanon, seguramente convenció a Aioria de dejarlo botado.

— Tienes mi palabra — Leo susurró al oído de Saga en cuanto el cosmos del gemelo daba señales de alterarse, no podía posponer más aquella escena porque seguramente Shion no tardaría en advertir el espectáculo que estaban montando a la salida del templo mayor. Cauteloso unió sus labios con los del gemelo siendo correspondido con tanta honestidad que Aioria solo se sintió peor.

Esto nunca cambiará.

Nuestros corazones siempre van a estar separados.

 

 

 

 

 

Oía voces a su alrededor como hablaban con cierto desdén y hasta con burla, no podía comprender del todo aquella conversación ajena a él, solo palabras sueltas y pese a ello le resultaba imposible reconocer a los dueños de cada voz sin ser capaz de distinguir más que lúgubres sombras en el entorno. Pero fue la voz de su hermano la que irrumpió en todo aquello logrando que pudiese reaccionar.

 

El movimiento de la camioneta en la que iban le hizo reaccionar despertando de aquel extraño sueño que no tenía ni pies, ni cabeza. Se cubrió la boca bostezando acomodándose lo mejor posible en aquel incómodo asiento maltrecho de la camioneta en la que iban.

— Aún faltan unas horas, deberías dormir un poco más.

Saga bufó viendo de soslayo a su menor, — yo soy el hermano mayor por si lo olvidas — siseó de mala gana enfocándose mejor en el paisaje que se exhibía tras la ventana; como este cambiaba entre las montañas a lo lejos y los frondosos árboles que complementaban el bonito paisaje, Saga no se hallaba muy animado con ir a esa pequeña ciudad y menos al haber tenido que acceder a que Aioria fuese a buscarlo después…

Volvió a bufar.

— Afrodita me dio esto, — Kanon le alcanzó la hojilla de papel que Piscis le encomendase antes de marcharse omitiendo que ya había puesto a Leo al tanto del aroma de la sangre.

— ¿Hn? — sin mucho interés tomó el papelillo echándole un vistazo arqueando una ceja después.

— Es el lugar y la dirección de donde va a quedarse, dijo que tal vez pueda ayudarte cuando… el perfume que utilizas se termine.

Entonces el entrecejo del mayor se frunció con cierta indignación arrugando el papel al contraer las palmas de sus manos, — ¿tan evidente es? — preguntó intranquilo queriendo tragarse el nudo que asomaba en su garganta.

— Te dije que voy a ayudarte — el menor suspiró sin estar seguro de que decir para hacer sentir mejor a su gemelo considerando que Aioria parecía tener habilidad para ello. — ¿Qué fue lo que te dijo Atena?

— Nada realmente — negó de inmediato demostrando con obviedad que no deseaba hablar de la aciaga conversación que sostuvo con su amada diosa, encogiéndose en hombros reconsideró que esos escasos días lejos de su adorado león le servirían para deshacerse de su insufrible peste.

— De acuerdo — el otro asintió guardándose su impaciencia para no sonsacarle la dichosa charla, Kanon aceptaba no tener tanto temple con lo respectaba a su hermano pues Saga tenía una habilidad innata para desesperarlo y más ahora que actuaba impulsado por el sentimiento tan cacareado del “amor”. — He pensado que podríamos buscar hablar con Julián o Hilda…

— Dudo mucho que sepan o quieran ayudarnos — interrumpió con cierto sarcasmo cerrando los ojos brevemente.

— También lo consideré pero no es que tengamos muchas opciones, no estamos en el Santuario — aclaró pensando que convenientemente Saori los forzaba a dejar tierras santas donde tarde o temprano habrían hallado más de una pista.

— Había una mujer… — empezó a hablar girándose al fin para ver mejor a su hermano sentado en el asiento de al lado con el sonido del motor y las conversaciones de los demás pasajeros de fondo, — la que me dio el perfume, dijo que podía eliminar la peste por completo — cayendo en cuenta recién del evento pasado meditaba con respecto al asunto.

— ¿Qué mujer? ¿Por qué no lo dijiste antes?

— Esa noche — sintiendo algo borrosas sus memorias de ese momento su expresión fue tornándose más seria — iba a verla pero… me topé con Aioria… — seguro de que había una laguna mental entre la búsqueda de la fémina y encontrarse a Leo suspiró decepcionado.

— ¿No lo recuerdas? — Algo preocupado por verle negar también suspiró — ¿no sabes quién era ella?

Negó de nuevo tratando de concentrase de nuevo en evocar esos retazos de memorias que difusos huían de él, — No estoy seguro de cuál era su nombre… y su cosmos…

— Una deidad, — completó por su mayor rebuscando de inmediato en todos sus conocimientos para tratar de identificar si se trataba de un dios menor o alguna criatura mitológica nada más.

— No lo sé. Después de esa noche no volví a verla.

Esa noche, Kanon repitió para sí; esa fatídica noche que sucedió cuando trataba de evitar a su hermano por temor a restablecer sus lazos fraternales, se mordió el labio inferior unos segundos antes de exhalar ruidoso.

— Podríamos buscarla pero no tengo idea de donde hallarla — ligeramente entristecido volvió a enfrascarse en el paisaje, por más que intentaba no lograba recordar el nombre de la mujer ya sin estar seguro de si alguna vez se lo dijo. Tendría que buscar a Afrodita para pedirle ayuda, no deseaba que Aioria terminase dándose cuenta del constante hedor.

— Ya pensaremos en algo — sin saber cómo definir la extraña sensación que lo embargaba al apreciar la expresión de claro amartelo en su hermano por estar separado de cierto santo, Kanon prefirió acomodarse mejor en su asiento suspirando quedito, — si me quedó dormido no vayas a escapar, ¿quieres? — sonriendo con cierta amargura fue cerrando los ojos.

Saga no respondió tan solo correspondió el gesto sonriendo con nostalgia.

Lo prometo.

 

 

Luego de la preocupante conversación con Kanon decidió buscar algunas respuestas con la única persona que compartía tanta sabiduría como el Patriarca, el otro santo sobreviviente a la anterior guerra santa.

Dohko luego de haber sido revivido juntos a los demás caballeros inmediatamente partió del santuario para retornar a los Cinco Picos sin decir mucho, solo se despidió  con expresión relajada y tranquila por lo que no hubo motivos para cuestionarse nada.

Si Aioria lo pensaba con bastante detenimiento posiblemente el santo de Libra podría ayudarle con alguna de sus dudas y contaba con que este no se guardase nada como Shion.

Respingó en medio de su caminata con la caja de su armadura a cuestas, ¿por qué Shion le autorizaría vigilar a Saga?, resopló al no saber cómo responder a ninguna de las dudas que iban incrementándose en torno al gemelo cuyos cuantiosos secretos estaban hipnotizándolo sin darse cuenta. Retomó su marcha divagando en los pocos momentos compartidos con Géminis en los últimos días; en todo lo que Saga se había esforzado, en la cautivadora manera que tenía de utilizar su cosmos para llamar su atención y los suaves besos que le regalaba desbordantes de un magnifico sentimiento.

Sin quererlo se relamió los labios rememorando el sabor de la otra boca, recordando los seductores cabellos índigos que largos acaparaban la fresca brisa a su alcance… con un esplendor brillante.

Chasqueó la lengua molesto casi queriendo darse de topes contra el primer poste que viese.

¡Concéntrate Aioria!, esto no es lo que estás buscando, se recriminó bufando ruidoso sin dejar de caminar seguro de que si seguía soñando tardaría años en llegar a los Cinco Picos para hablar con el viejo maestro. El viaje había sido cansado y apenas había tenido tiempo de descansar unas horas luego de bajar del avión, así que decidiendo que ese día que ya estaba por terminar no llegaría con Dohko prefirió pasar la noche en una pequeña pensión que halló en su travesía.

Ni bien pudo entrar en la pequeña habitación dejó su armadura a un lado de la cama para tumbarse sobre está enfocando su mirada en el techo manchado del lugar. Lo silencioso de su entorno y lo diminuto de la estancia compuesta por una cama, un buró, una mesa y una silla lograron que de nuevo volviese a perderse en imágenes diáfanas de su supuesta pareja.

— ¿Qué debería hacer, hermano? — se preguntó con cierto deje de tristeza, ¿cómo había terminado en todo esto en tan poco tiempo?, un suspiro cansado se le oyó con claridad a medida que iba quedándose dormido reteniendo la sensación que no supo entender en ese momento.

 

 

.

 

La gran cascada de Rozan fue lo primero en llamar su atención, como las caudalosas aguas descendían estrepitosas chocando contra las rocas dejando la pequeña casa del maestro de lado, renovando ánimos a pasos firmes fue acercándose a la pequeña edificación donde seguramente también se toparía con Shiryu, esperaba también poder obtener algo de información sobre Seiya preguntándole al santo de bronce.

Pero fue la curiosa mirada clara de Shunrei la que lo recibió ni bien se acercó más al lugar.

— Vine a ver al viejo maestro — dijo sereno optando por no llamarle Dohko de momento, esperaba poder hablar cuanto antes con Libra y rogaba porque este pudiese y quisiese ayudarlo.

No podía presentarse frente a Saga con las manos vacías.

No quería hacerlo.

 

 

 

6.- Compromiso

 

 

Notas finales:

 

Saludos, en verdad siento la demora…

De hecho estuve bastante enferma estas semanas, luego de actualizar otro fic que publico me puse realmente mal de un día para otro, pese a que con ello tuve más tiempo libre los dolores no me dejaban concentrarme en nada y solo terminaba tratando de dormir.

Sé que tal vez no les interese pero de igual modo quiero disculparme por la demora, quería hacer este capítulo más largo pero cuando hago eso tengo la mala costumbre de ir alargando cada capítulo y termino escribiendo muchísimo –y por ahora no me alcanza el tiempo- y quiero mantener los capítulos de este fic todos casi de la misma duración aunque es probable que vayan siendo algo más largos de todos modos.

Gracias por los reviews y las lecturas que siempre animan, cuídense mucho y nos leemos en el siguiente.

Yae.


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