El silencio que se había formado era simplemente incómodo. Nadie, absolutamente nadie, de los cinco se dirigía la mirada o la palabra.
Era un silencio sepulcral, como si una pelea los hubiera dejado mudos y ciegos. Hasta el mismísimo aire resultaba incómodo. Lloyd y Kai se sentían extrañados, porque nada más llegar tú y que todos hagan silencio es... raro. Te hace sentir culpable aunque claramente no lo seas. Y los otros, Zane, Jayn y Cole estaban en las mismas. ¿Cómo actuar normal ante alguien que se había besado con otro chico siendo él hombre y, sobre todo, siendo su compañero, casi hermano?
Pero ese silencio estaba desesperando a todos, alguien debía hablar, ¡y rápido!
Zane fue el valiente.
—¿En dónde estaban?
—Dando un paseo por la escuela— respondió Kai. Jayn buscó algún rastro en su cara que dijera que aquello era mentira, pero no encontró nada. Todo parecía ser genuino—. ¿Por qué?
—P-por nada— recalcó Jayn, nervioso.
Kai se encogió de hombros y Lloyd se hundió en su asiento, notoriamente aburrido.
—¿Y qué hicieron?— preguntó ahora Cole.
—Ignorar idiotas— puntualizó Lloyd, sonriente, haciendo que Kai riera. ¿Era él o la risa de Kai sonaba cual canción hipnotisante? Seguro y era él.
—¿A qué se refieren?— indagó Zane, nuevamente.
—A la ropa de Kai— dijo Lloyd. Jayn, no captó, Zane se quedó igual que éste último y Cole sonrió, nervioso. El silencio volvió.
Y, para alivio de todos, el timbre que marcaba, o eso suponían, el regreso a las clases sonó. Inconscientemente, los cinco suspiraron. Se pararon de la mesa donde se encontraban y siguieron a todos los demás.
—Pues no sé ustedes, pero a mí esos dos me parecen más unidos que nunca— susurró Jayn a Zane y Cole, que estaban justo detrás de Lloyd y Kai, que platicaban entre risas.
—Tal vez— dijo Cole.
—Bueno, después de todo Kai salvó a Lloyd aquella vez, desde ese entoces su lazo de amistad se fortaleció— dijo Zane.
Jayn y Cole intercambiaron la mirada. Zane tenía razón, era una probabilidad bastante grande.
—Al parecer todos van a las habitaciones— dijo Kai, volteando a ver a los tres complices por encima de su hombro—. Supondré que el horario de clases ya termino. ¡Viva!— alzó los brazos por unos momentos, victorioso, como si acabara de ganar un premio.
—¿Alguien recuerda en dónde está la nuestra?— preguntó Jayn, rascandose la cabeza.
—Yo— respondió Lloyd, sonriendo.
—Perfecto, entonces guianos, oh, gran Ninja Verde— bromeó Kai. Lloyd le dió un codazo, con una cara de indignación falsa y Kai rió, para que el menor se le uniera después.
—Te recuerdo el enojo que sentiste, oh, poderoso Ninja Roja—bromeó ahora Lloyd. Kai lo miró con furia chistosa y jaló sin fuerza su rubio cabello.
—Calla, niño— le dijo, sonriendo.
Los otros tres no podían hacer otra cosa que mirar aquella escena tan... poco usual entre sus dos "hermanos" y amigos. En cierta parte, aquello les resultaba agradable de ver, pero en otra era incómodo y raro sólo por una razón: ¿acaso no se daban cuenta de los sentimientos del otro? Era obvio que ambos se gustaban, sin embargo, a simple vista entre ellos no había más que amistad. Pero sabían que pronto se darían cuenta.
Al principo es raro el enterarse de eso por alguien terciario, pero al darle vueltas al asunto es inútil no querer o sentir la necesidad de apoyar. Y lo harían. Estaban dispuestos.
Después de unas cuantas vacilaciones, vueltas y gritos desesperados, llegaron todos, sanos y salvos, a la habitación que supuestamente ahora era suya.
Cuando entraron no hicieron otra cosa que quitarse aquel horroso uniforme, sobre todo Kai, que se sentía inconforme, y, acto seguido, echarse en la cama con un suspiro de agotamiento.
—Que asco de día— dijo Kai. Lloyd asintió, mostrando que estaba de acuerdo con el castaño.
—Pues para mí no fue tan malo— dijo Jayn.
—Tu no te pusiste un traje de niña— objetó Kai.
—Bueno, sí...
Lloyd se quedó dormido.
Jayn y Zane empezaron a jugar al ahorcado y Cole los miraba, riendose de como Jayn perdía tan estrepitosamente, mientras éste renegaba o decía maldiciones.
—Creo que voy a tomar una ducha— dijo Kai, parandose pesadamente de la cama.
Los tres asintieron.
Lloyd despertó, pero no había pasado nada de tiempo, pues Jayn y Zane seguían jugando, pero ahora Cole dormitaba.
Bostezó y se dirigió al baño, dispuesto a darse una refrescante ducha.
—¿Adónde vas, Lloyd?— preguntó Jayn.
—A bañarme— respondió, cerrando la puerta del baño tras de sí, impidiendo que Jayn le advirtiera que Kai aún seguía bañandose. Pero, después de pensar un rato, y de que Lloyd saliera rojo de pies a cabeza del baño, de donde salía lo que parecía un grito de sorpresa lo hizo recapasitar.
Aquello era un segundo gran paso.
El primero había sido el beso, ahora debía planear algo junto con los demás para que Lloyd, tan inocente y Kai, un despistado, se dieran cuenta de sua sentimientos.
Sonrió ante el simple pensamiento.