¿En serio había hecho eso? ¿Era de verdad? ¿Se había atrevido a BESAR a Kai? ¿EN SERIO? ¿Y ahora como podría volver a ver a Kai después de eso? ¿Con qué cara? ¿De estúpido? Ah, no. Esa siempre la llevaba puesta...
Se rascó la cabeza tan fuerte que sentía como si el cuero cabelludo estuviera sangrando. ¿Por qué había besado a Kai? Simplemente le dieron las ganas de hacerlo al verlo así... Con aquel uniforme, con su suave cabellos cayendo en su rostro... Su cuerpo, su todo, su... ¿Hola, sentido común, estás ahí?
Estaba peor que deprimido, se notaba en su aura.
Después de haber acompañado a Cole y pensar sobre su vergonzoso acto, nada más llegar a la habitación se fue directo a una esquina a lamentar su existencia mientras que los otros no le quitaban la mirada de encima, entre preocupados y extrañados.
En eso la puerta se abrió, dejando ver a un Kai y una pokerface en él. Ahora estaban más preocupados.
Kai caminó hasta quedar a un lado de Lloyd y, recogiendo la falda roja como lo haría una chica de verdad, se inclinó ante éste último.
Los tres susurraron algo y decidieron salir de ahí.
—Lloyd— lo llamó.
—¡K-Kai!— gritó el mencionado, ¿desde cuándo Kai estaba ahí a su lado?
—Lloyd...— volvió a llamar y cayó directo en los brazos del rubio.
—¿Kai...?— el castaño volteo y dejo desmoronar su cara de poker. Sus ojos vidriosos y su cuerpo tembloroso conmovieron a Lloyd quien inmediatamente abrazó a Kai.
Ah, otra vez. ¿Por qué su corazón latía a tal punto del dolor? ¿Por qué al estar con este mocoso que una vez fue su "enemigo"? ¿Por qué amaba aquel olor que desprendía? ¿Por qué...? ¿Por qué...? ¿Por qué amaba a un crío?
¿Por qué el castaño que estaba en sus brazos lo volvía loco? ¿Por qué le gustaba tanto tenerlo cerca y no desprenderse de él? ¿Por qué se sentía vacío sino estaba a su lado? ¿Por qué...? Porque lo amaba... ¿No es cierto?
—Kai— dijo al oido del castaño. Sintió como el mencionado se estremeció y un jadeo llegó a su oído—. Kai... ¿puedo besarte?
—¿E-eh?— Kai bajó la cabeza, sonrojado. ¿Qué debía responder a eso? Ya se había besado dos veces, ¿acaso no era suficiente? Bueno, ¿de qué se quejaba? Después de todo también quería sentir aquellos labios sobre los suyos...
No respondió, sólo se límito a volver a dirigir su verde mirada al rubio, quien tomó aquel frágil rostro y lo atrajó hacia el suyo.
El beso fue lento, suave, dulce, desbordante de sentimientos ocultos por ambos. El tiempo que estuvieron así, abrazandose mutuamente, pareció eterno. De nunca acabar.
Al final, cuando se separaron, se miraron a los ojos, guardando silencio para no romper el ambiente. Lloyd en seguida se abalanzo contra Kai, tirando al suelo y colo su cara en el pecho del castaño.
—¡Qu-! ¡¿Lloyd?!— gritó Kai, con el rostro rojo como la grana.
—Kai... Te amo— dijo Lloyd.
Kai sentía que echaba humo y que su corazón se saldría de su cuerpo. No pudo articular ni una sólo palabra coherente. ¿Qué responder? ¿Un "yo también"?
Lloyd acarició sus suaves cabellos, bajando por sus mejillas rojizas hasta su boca entreabierta.
—No necesitas responderme, Kai— dijo.
—N-no... Y-yo quiero q-qu...— ni siquiera él mismo podía creer que su voz saliera de tal manera. Entrecortada, débil, vacilante, pero dejando eso de lado, respiro hondo y susurro:— Ta-también te a-amo... Lloyd...
Lloyd sonrió y volvió a abrazar a Kai, siendo correspondido en el acto.
Se quedaron así durante un tiempo que parecía ser eterno, como si los minutos fueran horas y los segundos, días. Sintiendo el calor del otro y de uno mismo. Escuchando el latir de su corazón, que era ruidoso pero reconfortante.
Y esta escena la miraba con gozo un trio de chismosos desde una avertura en la puerta.