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El revoloteo de las mariposas por Zutto_hui

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Notas del capitulo:

 

 

EL REVOLOTEO DE LAS MARIPOSAS

002 La Posibilidad de lo Imposible.

 

 

- ¡¡¡Más vale que te detengas ahora!!! – grito con fuerza mientras corría detrás del sujeto que seguía.

-Claro y si quieres también me pongo las esposas – grito el tipo dando vuelta sobre sus talones y tocando la pared cerca suyo haciéndola volar en mil pedazos

- ¡¡¡Arghhhhh!!! – Grito cuando intento evitar que algún escombro lo golpeara directo a la cara –¡¡Me las vas a pagar!!!

- ¡¡HERMANO!!! – grito Al detrás de el -  ¡yo iré por el otro lado! – oyó la voz a lo lejos. 

 

El humo provocado por el vapor de agua y los escombros se disolvió poco a poco en la atmósfera revelando el camino que continuaba en el callejón, para su mala suerte el hombre que seguía ya se había esfumado.

 

Con el semblante lleno de frustración siguió corriendo por el callejón hasta la esquina tratando de alcanzarlo, pero al llegar a la esquina no sabía para donde seguir, se sentía perdido en un callejón sin salida, eso era frustrante. Una luz lo distrajo, y volteo hacia su origen, justo a tiempo para bajar la cabeza y esquivar de nuevo un golpe de una pared que se desquebrajaba sobre su cabeza. Por el rabillo del ojo alcanzo a ver a su atacante, sonrió.

 

Junto sus palmas en un aplauso y pego sus manos al suelo, provocando que una luz saliera de ella, de en medio salió una fuerte soga,  que se enredó en las piernas de su oponente y lo dejo inhabilitado en el suelo. Edward Elric sonrió con petulancia, acercándose con toda la pantomima de un gladiador a punto de rebanar la garganta de su enemigo, y como si fuera del mismo modo, aquel rubio de impactantes ojos ajusto más sus guantes blancos.

 

-Bien chistosito – dijo cayendo en su espalda con un simple movimiento – es hora de que… ¡¡QUE DEMONIOS TE PUSISTE ENCIMA!!! – grito levantándose del suelo con premura y corriendo hacia la pared más cercana, para así arquearse involuntariamente mientras vaciaba su estómago en el suelo.

-¡¡Pero que te pasa!!! – Dijo el tipo amarrado desde el suelo con semblante extrañado, pero reacciono de inmediato al usar la alquimia rompiendo la soga que lo sostenía y salir corriendo - ¡”Ciao” enano! – grito mientras corría a la salida del callejón.

-¿A QUIEN LE……. ¡¡WUARGHH!!!! – se arqueo de nuevo sobre su cuerpo, aquello empezaba  ser frustrante.

-Remedo de alquimi… - un golpe en seco es lo que alcanzo a oír Ed, pero todo parecía indicar que el tipo había dado de bruces contra una pared.

-Lo siento – dijo Al desde el otro lado de la pared con una mirada inocente – pero en mi defensa, tu nunca te fijaste en el frente. 

-Bien hecho Al – dijo Edward aun hincado en el callejón con una sonrisa apenas lograda, pues se veía bastante incómodo.

-Hermano, ¿te encuentras bien? – pregunto el chico mientras de nuevo amarraba al bandido, pero esta vez también lo hacía de manos.

-He de haber comido algo en mal… ¡¡¡Wuarghh!!! – Limpio su mano al terminar y vio de nuevo a su hermano – este tipo tiene algo nauseabundo – dijo levantándose del suelo al sentir que el malestar pasaba un poco.

-Pero que te pasa, no soy nauseabundo  – dijo él delincuente con furia –lo que hueles es una colonia de caballeros carísima.

-Como sea, te quiero lejos de mi – dijo Ed indicándole a Al que lo llevara por él.

-Bien vamos – dijo Al detrás de Ed siguiendo sus pasos. Cual en el pasado, salvo que el imponente cuerpo de metal del hermano menor había cambiado, ahora era el de un joven de dieciocho, aunque para nada debilucho.

 

Los Hermanos Elric habían regresado, aunque Alphonse aun no perteneciera a la milicia, no abandonaba a su hermano el cual no la había abandonado. Más exactamente había regresado, dos años después de haber terminado con la pelea de los homúnculos y de haber viajado por el mundo estudiando nuevas formas de Alquimia, volvía a estar bajo las órdenes del Coronel de brigada Mustang, quien buscaba como llegar a Furher pronto.

 

Por su parte Alphonse Elric había terminado su viaje por Xing y otros países del lado oriente, aprendiendo también a su vez  la Alkahestria de mano de May. Pero al terminar la enseñanza regreso a Amestris como tenían planeado a completar sus conocimientos, y estar al lado de su hermano al cual había extrañado demasiado.

 

Así que ahí estaban de nuevo en centrar los dos Elric, de nuevo unidos, aunque de algún modo su propia imagen había cambiado, Alphonse ya no era una inmensa armadura de acero y Ed había madurado en esos años, incluso había crecido algunos pocos centímetros, pero no lo suficiente para que el problema de su altura fuera olvidado.

 

 

 

Poquísimos placeres banales se podía regalar, poquísimos, todo su trabajo cargado de papeleo y política tanto, tan agotador, tan aburrido que si no fuera por pequeños espacios como estos, bien podía empezar a maldecir el propio peso de su sueño, del sueño que el solo se había forjado, que su amigo le había alentado, y de que su fiel equipo luchaba a su lado para verlo cumplido.

 

Un movimiento estratégico y puntual le hizo torcer la boca en un gesto de desagrado, aquello llevaría a lo de siempre. Su derrota.

 

-¿Que fue sobre la misión de hace dos meses a las fronteras de Brings? – pregunto el mayor moviendo su caballo.

-Nada en particular, una misión – contesto moviendo sus piezas en forma defensiva.

-Una misión que fácil podía cumplir un equipo de policía local de Tianhuaban – exclamo llamando a aquel alejado lugar por su nombre.

-Había civiles en peligro, terroristas alquímicos, por ellos lleve a lo mínimo de mi equipo.

-¿Tu y el mayor Elric no es así? – el puntualizo mientras que con un movimiento casi magistral despojaba a Roy Mustang de su Reina - la mejor parte de tu equipo, solo por unos turistas y unos rebeldes.

-No era cualquier turista era Martgot Thile – dijo el Coronel.

-¿La hija de parlamentario? – Exclamo Gumma sorprendido – así que estas entrando en política, ese es un tema peligroso Coronel.

-Después de mis meses de ceguera, bajo mucho la posibilidad de convertirme en Furher.

-Qué mejor que ganar el favor del parlamentario Thile; me corrijo, es un plan astuto, peligroso pero astuto – exclamo Grama con media sonrisa -. ¿Que hay sobre los rumores que hay de ti y de la hermosa chica con la que estas saliendo?

-No hay que hacer caso a los rumores señor – dijo el con desinterés.

-Pero normalmente los rumores traen algo de verdad Coronel, jaque mate – dijo moviendo el alfil, acorralándolo también con la reina.

-Buena jugada – dijo Mustang – ¿Qué es lo que dicen los rumores? – acomodando de nuevo sus piezas negras.

-Que el Coronel de brigada Mustang, se ve más serio ahora que tiene una pareja fija, saltar de cama en cama no le ha dado una buena reputación, peor que no tener vista, pero una relación seria si lo hará – acomodo el primer peón en posición de ataque.

-¿Y eso de que serviría? – dijo el olvidando su porte de misterio, era verdad que llevaba “saliendo” algunos meses con alguien, pero de eso a llegar a algo, era un océano de diferencia. 

-Al pueblo le gusta que sus dirigentes sean gente seria y bien asentada en una familia, un hombre que seduzca a chicas inocentes y la deje cada vez, no es alguien de fiar – término poniendo el alfil frente al caballo de Roy haciendo que el chico afilara la mirada, pero no precisamente hacia el juego.

-Me está diciendo que mi única salida es el matrimonio.

-Le estoy diciendo que la mejor manera de ostentar el emblema de Fhurer es estando estable con una mujer ¿Es su sueño tan ambicioso como para dejar al lado sus verdaderos intereses?

-Verdaderos intereses –murmuro Mustang con una mirada decidida.

-Todo mundo sabe que quiere ser Fhurer, y asi como muchos, yo sé que eres el mejor candidato para ello ¿Crees que fuiste a Tianhuaban sin ojos en la espalda?

-¿Está cuestionando mi comportamiento en la cima de mundo? –dijo el menor alzando la ceja, pues sabia a donde quería ir a Granmma, y ya no quería darle vueltas al asunto.

-No amigo, pero se mejor que tú que lo que paso en ese lugar no es para nada parecido a lo que has vivido con alguna virginal de aquí, ni por dentro, ni por fuera, solo me pregunto  ahora que lo has probad ¿de verdad lo dejaras pasar; aun sabiendo que solo casado y con una familia estable podrás ser al fin lo que has buscado ser todos estos años?

 

Roy se recargo en su cómoda silla que el  Gran general le había ofrecido, suspiro contrariado, recordando aquellos momentos pasados en aquella habitación que se había vuelto cálida, y no por el hogar si no por la piel fresca que había contemplado hasta el amanecer.

 

-Yo me ocupare de lo que tenga que ocuparme –dijo Mustang con una clara derrota en el semblante, su jefe y amigo tenía mucha razón en lo que le decía. Muy a pesar de lo confundido que estaba acerca de esa noche, las palabras de Gramma solo le confirmaban lo que el ya sabía; aquella noche solo podía ser un desliz sin consecuencias.

 

 

 

- ¡Hola a todos!  - dijo Ed con gran ánimo aventando la puerta

 

La sala anterior a la oficina del Coronel de brigada Roy Mustang, estaba como siempre, ocupada por los subordinados de Mustang. Todos dirigieron su atención a los Hermanos Elric, los cuales, llevaban quizá solo dos semanas de haber partido a una ciudad del norte a detener a un Psicópata que hacia hervir la sangre de la gente hasta evaporarlos por dentro, y al parecer lo habían logrado con éxito.

 

Por su parte las personas de la oficina, hacían su trabajo con la misma calma que siempre los caracterizaba, claro, bajo la supervisión de la Teniente Hawkeye que de no ser por ella esa oficina estaría hecha un caos. Había una gran cantidad de papeles esparcidos por toda la mesa de trabajo de aquel equipo, tazas de café humeaban en las manos de los ocupantes, o en los portavasos encima del escritorio, una caja de la tienda de donas de la localidad coronaba la escena, ya casi sin biscochos dentro, pero los que quedaban se veían apetitosos.

 

- ¡Oh! pero si son los hermanos Elric – exclamo con Fuery desde su escritorio.

- ¿Han terminado ya su misión? – dijo con un aire algo sorprendido Havoc,  sentado con total aburriendo en la mesa, traía en la mano una suculenta dona de chocolate, la cual estaba saboreando de rato a rato.

-¡Bah! – dijo restando importancia Ed – desde que derrotamos a ese padre, todo las misiones que nos asignan son cosas de niños.

-Vaya, lo dices con una confianza, que pareciera que padre fue una cucaracha bajo tu pie – dijo Breda con alegría, cogiendo la última dona de la caja – pero estuviste cerca de morir esa vez Ed.

-Ni que hubiera sido tan difícil – continúo con prepotencia, caminando por la oficina llegando detrás de Fuery, quien estaba a punto de dar la primera mordida a su rosquilla – disculpa ¿el Coronel está en su oficina? – pregunto arrebatando literalmente de la boca, su rosquilla a Fuery, quien se quedó con cara de descorazonado, mientras Ed con lascivo gusto estaba a punto de comer la rosquilla robada.

-¡¡Hermano!! No deberías de hacer eso – exclamo Al con aire de regaño a su hermano, pero su hermano no le hizo el menor caso.

-No Ed, el Coronel de brigada está ahora en una entrevista privada con el Fuhrer – dijo Riza desde su escritorio acomodando los papeles que tenía que revisar esa tarde.

-¿No se encuentra? – Dijo con el reporte en la mano, y cara algo fastidiada por tener que volver otro día  – ¡Vaya! ¿Es posible que te pueda dejar el reporte Teniente Hawkeye?

-Sabes que no Ed, es el Coronel de brigada quien tiene que recibir tu reporte, temo que tendrás que volver más tarde.

-¡Ah! Ese Coronel vagabundo, mira que hacerme regresar. – dijo con fastidio, agarrando entre sus dedos la dona a punto de quitarle una gran pedazo de una sola mordida, pero se detuvo antes de empezar siquiera, tomando su cabeza, dejando que su reporte cayera al piso.

-¿Hermano te encuentras bien? – pregunto el menor al ver se tambaleaba de un lado a otro.

-No otra vez  - dijo el sentándose en el suelo, o más específicamente dejándose caer en este.

 

Edward alcanzo a oír al mundo seguir su rumbo, y el por su parte tratando de alcanzarlo, pero a diferencia del otro, este estaba en cámara lenta. Podía ver a su hermano hablarle con insistencia, pero por más que deseaba seguir sus palabras estas se le escapaban sin llegar a ser traducidas en su cerebro, pudo oír el “hermano, ¿qué pasa responde?” y el “joven Elric ¿está bien?” pero lo que más certero fue, fue el suelo acariciando con delicadeza su cabeza y dándole una sensación liviana en todo el cuerpo, y la dona rodando como moneda por el piso, sin haber sido degustada por nadie.

 

 

 

Esta vez lo despertó ese sonido, un fuerte sonido de un vaso de cristal haciéndose añicos contra el piso frío, arrancándolo de un sueño lleno de incoherencias e incomodidades del cuerpo. Dormir últimamente se había convertido en una pesadilla para él, ya que padecía de una especie de vértigo en la noche, o nauseas o peor esos horribles ascos que hacían que se arqueara sobre el inodoro todas las mañanas. Total que si no era por esos constantes malestares, ahora también lo acosaba el ruido causado por alguien más.

 

 Abrió los ojos empezando a distinguir la figura frente a él, más la neblina que cubría aun su conciencia le hizo tener que tallarse los ojos para distinguir, descubriendo después la figura estupefacta de una persona en bata blanca, camisa del mismo color sin corbata, cuerpo grueso y grande y tez morena, resaltando su porte de gente seria con unos lentes de montura negra que usaba en aquel momento, un doctor al parecer, descubriendo su distracción el chico reconoció a la persona detrás de los anteojos.

 

-¿Knox? – pregunto.

-¡Quédate ahí!  - dijo con cara de pocos amigos y semblante sorprendido.

 

El mayor salió con premura de la habitación, esquivando hábilmente la camilla donde Edward descansaba, y cerrando con fuerza la puerta blanca que dividía su consultorio de su oficina; dejando así al  rubio sumido en una mar de preguntas. No podía recordar que había pasado o porque su cuerpo se sentía tan adolorido y aletargado. Aun recordaba como Knox le había pedido llenar un frasco con su orina, y una malvada jeringa le había arrebatado parte de su sangre sin miramientos. Después de ello había vuelto a caer agotado en el colchón, no había notado el momento en que nueva cuenta perdiera el conocimiento, o milagrosamente había caído en un sueño, casi tranquilo.

 

No tenía opción más que el de esperar a que el doctor regresara de donde sea que se haya metido. Aunque la idea no le gustara, detestaba el consultorio de cualquier doctor, el peculiar olor a hospital, el imperante blanco de las paredes y la propaganda tan común de los consultorios médicos, como las gráficas de los aparatos internos del cuerpo humano, sobre enfermedades comunes o incluso aparatos reproductivos de hombre y mujer, de los cuales desconocía su funcionamiento, más que quizá atemorizar al enfermo.

 

 

 

Al entrar por la puerta de la oficina, de verdad, no se esperaba ese recibimiento, solo al descubrir el contenido de aquella habitación fue literalmente bombardeado por las miradas de todos y cada uno de los ocupantes de la misma, lo cual lo hizo sentir tan fuera de lugar, que por un segundo dudo, una de dos, o esa no era su oficina; cosa inútil de cuestionar, puesto que reconoció enseguida a cada uno de sus subordinados. O bien algo raro había pasado con todos ellos, algo que al parecer se confirmaba a sí mismo, puesto que apenas reparo en estas cuestiones, la gente que le veía le regalo una mirada desdeñosa y articulo algo así como que él no era la persona que ellos esperaban…

 

Eso lo ofendió.

 

Pero también le creó una duda, si no era él el objeto de tanta expectativa, entonces ¿de quién se trataba?

 

Su cuestión fue contestada por un joven de cabello castaño, sentado en una de las sillas, al parecer ayudando de forma diligente a alguno, o para como era el chico, que sin importar cuanta carga le dieran, ayudaría a todos los ocupantes de la oficina.

 

- ¿Alphonse? – En ese momento no solo reparo en su presencia, sino también en su preocupación – ¿han regresado ya?

- Si Coronel – dijo con su típica sonrisa inocente – regresamos esta mañana, pero…

- ¿Qué paso? – Pregunto Roy viendo al chico, y notando que era lo que le faltaba a la escena - ¿Dónde está Acero?

- El joven Elric sufrió un desmayo Coronel - contesto Riza desde su escritorio viendo directamente al pelinegro.

- Un desmayo – pregunto el sorprendido - ¿co-don- cuando? – termino por decir el pelinegro.

- Aquí mismo hace unos 30 minutos – contesto Havoc doblando hojas de papel – yo lo vi algo más delgado, ¿no es así Alphonse?

- Um – afirmo el chico bajando la mirada.

 

Recordaba cómo había estado de enfermo su hermano desde hace unas cuantas semanas, era más que lógico que llegaría desgastarse como se desgasto ese día, pero su hermano le había pedido no comentara nada, ni que se preocupara, pero no podía seguir así, por lo menos tenía que decir un poco acerca de lo que pasaba.

 

- Ha estado enfermo por una temporada, posiblemente por ello ha adelgazado y se ha desmayado el día de hoy – termino diciendo.

- ¿Una temporada? ¿Desde cuándo? – pregunto con sumo interés Roy.

- No lo se, desde que yo llegue hace casi un mes, él ya estaba mal, pero no ha querido ir al doctor, hasta ahora que lo lleve. Tuve que hacerlo.

- Desde hace un mes – pregunto de nuevo.

 

Mustang analizo lo que el joven castaño le había dicho, eso era demasiado serio, un mes enfermo no era común en nadie, mucho menos en Acero que parecía haber sido hecho con el mismo material que su apelativo, por lo menos casi siempre, considerando como se llenaba el buche a diario, lo único que aquejaba al rubio eran las indigestiones, o eso creía.

 

- Vaya cosa, hazme un favor Alphonse, asegúrate que tu hermano pase por mi oficina en cuanto termine con el doctor.

- Mmm claro que si Coronel – dijo Al confiado.

 

El gallardo pelinegro camino directo hacia su oficina con toda su seguridad característica, como si el piso se limpiara solo con su paso… o tal vez no.

 

- Pero que… - el joven contemplo la rara masa que había sentido al plantar el pie en el piso, incluso en el poco tiempo en que lo piso, lo atribuyo a la suciedad de algún perro en la calle, pero cuando contemplo su zapato, lo que percibió fue el material pastoso del que estaba hecho una rosquilla, una rosquilla olvidada en el piso por algún motivo que él no comprendió.

 

– ¿Quien ha dejado esta rosquilla en el piso? Más les vale que no me encuentre una rosquilla aquí de nuevo… o!! –  Con un chasquido de dedos la antes suculenta rosquilla fue reducida a cenizas sin haber dañado de algún modo el lustroso calzado del jefe de aquellas gentes – eso les pasara a ustedes.

 

Así giro sobre sus talones y cerro con un portazo detrás de si la puerta de su oficina.

 

 

 

 

Oyó el murmullo de una persona del otro lado de la puerta, a juzgar por la cercanía del ruido y la protesta de la voz, tal parecía que Knox regresaba con compañía.

 

- UN “FETOS IN FETO*” ¡¡ENTIENDES LO QUE SIGNIFICA!! 

 

Al abrirse la puerta se revelo ante sí a una chica de tez clara y cabello castaño claro, agraciada con una hermosa y fina nariz y cejas delgadas, además de unas largas pestañas, y porque no decirlo, un gran cuerpo, cintura delgada, firmes glúteos, hermosos y redondeados pechos. Pero ella no había reparado en él.

 

- Si estoy en lo cierto, un bebe embarazo es lo menos importante ahora – dijo Knox habiendo cerrando la puerta detrás de la chica.

 

“Menos importante” esas palabras hicieron choque en su cerebro, Edward Elric no era doctor, pero conocía algunos términos médicos, a veces la alquimia los requería y él había desarrollado cierta, curiosidad extra sobre enfermedades raras del ser humano, a raíz de la exhaustiva investigación que hizo parta crear el circulo que traería de vuelta a su madre, hace ya tantos años y según lo que recordaba, cosa que hacía muy bien, un “fetos in feto” era una de esas cosas de una sola vez en la vida.

 

Por primera vez se había preocupado. Si analizaba lo que aquel doctor había dicho tal parecía que lo que sea que tuviera el, si es que se confirmaba, sería muy serio, bastante….

 

Ambos se veían, la chica de unos 25 o 27 años y el muchacho de no más de 19, cruzaron las miradas con interés, y quizá con curiosidad “¿Por qué Knox tenia ahí a un chiquillo sabiendo su especialidad?” “¿Por qué Knox necesitaba a aquella mujer para saber qué era lo que el sufría?” Eran a grandes rasgos las preguntas de ambos jóvenes.

 

- ¿Sabes que no me interesa un sexo-servicio verdad Knox? – pregunto ella volteando ver al mayor pues seguía sin entender su participación ahí.

 

Ed se sonrojo hasta el más minúsculo cabello de su cabeza ¡SEXO SERVICIO! Pero de dónde demonios sacaba esa anciana que quisiera algo de ella, o que le iba a dar algo a ella. La risa de Knox irrumpió en el lugar.

 

- Jajajajaja ¡POR DIOS KARA ERES TAN OCURRENTE! – dijo el doblándose de la risa

- ¡¡DE DONDE SACAS QUE ES GRACIOSO VIEJO DE PACOTILLA!! – Exclamo Ed desde la cama a punto de levantarse

- ¡QUEDATE AHÍ! – volvió a decir Knox pero con un tono de advertencia al rubio – ¡Ah! – Exhalo un suspiro – Kara necesito que hagas una evaluación física de este chico, perdón te presento, Edward Elric.

- ¿El alquimista de Acero?  - pregunto ella volteando del joven rubio al hombre mayor con duda – pero Knox, tu sabes perfectamente que yo me especializo en…

- Por eso te pedí que vinieras, eres la mejor en tu campo, además te especializaste con Alkahestria, necesito esos conocimientos aquí, necesito saber, cuanto tiene.

 

¿Cuánto tenia? Las palpitaciones de Ed enloquecieron, pero si solo eran mareos y vómitos, un poco de dolor en el estómago y vértigo, y quizá falta de apetito, o mejor dicho el olor de la comida y de algunos perfumes lo enfermaba, y le impedía comer cualquier cosa, pero. ¿Era tanto como para ponerle un reloj con cuenta regresiva? Había palidecido.

 

- Esa es su prueba de GCh** – dijo señalando en el suelo un líquido azulado que olía raro, el que había sido contenido en el vaso que se había roto, según entendió Ed – y la prueba de sangre lo confirma.

- Knox, es imposible – dijo la chica con tono cansado.

- Yo lo sé y tú lo sabes, pero las pruebas no mienten, por favor Kara – el tono suplicante el doctor hizo que los nervios de Ed enloquecieran, pero al parecer eso era suficiente para la mujer,  pues había volteado hacia el muchacho.

- Está bien – dijo ella rascándose la cabeza y caminando hacia el muchacho – pero si me estás haciendo una broma te voy a meter el “fetus in feto” a ti y te lo sacare por el… - no quiso terminar de decir lo que iba decir, se había sentado junto al chico rubio – acuéstate y levanta la camisa – ordeno.

 

Ed se recostó en el acto y levanto la camisa hasta casi los hombros, lo último que había dicho ella lo había puesto nervioso, y no solo eso, toda la conversación lo tenía nervioso y ansioso sobre lo que pasaría, así que no hizo la menor protesta, quería terminar con aquello lo más pronto posible.

 

La mujer se había puesto guantes quirúrgicos en las manos y tan rápido como lo había hecho, había posado las manos sobre la parte baja del estómago del chico palmeándola de centímetro a centímetro, con la mirada fija en la nada, pues estaba claro que no estaba  viendo en absoluto la sabana azul de la cama del consultorio.

 

Y en lo que llevo unos minutos que a Ed se le antojaron horas ella termino por decir:

 

- Si, hay una especie de inflamación en el tracto digestivo, pero puede ser cualquier cosa – dijo ella quitándose los guantes – no desarrollo ningún tipo de aparato extraño ni nada, es lo que alcanzo a percibir –la mirada del doctor le dio a entender que él ya sabía todo eso – bien, pasemos a lo serio. ¡Levántate! – ordeno.

 

Estaba estupefacto, nervioso, ansioso, y muchas cosas más, solo eso podía significar el singular condescendiente comportamiento de Ed de esa mañana, no protesto en absoluto, se levantó con delicadeza y quedo al lado de la mujer esperando que ella dijera que era todo lo que tenía que hacer, miles de preguntas se formaban en su cabeza, pero sabía que ellos aún no estaban seguros de lo que el tenia así que lo más sensato por ahora era seguir la corriente a lo que pedían, y luego pedir respuestas.

 

La doctora Kara se levantó a su vez del banco donde se encontraba y saco de la bolsa de su bata blanca un pedazo de tela que extendió sobre la cama del consultorio, revelando ante los presentes un circulo de transmutación dibujado en él.

 

Edward no había visto un circulo de transmutación así en la vida, era sencillo con pocas  formulas, y caracteres raros escritos en ella, pero realmente muy bien elaborada. Extendió aquel pedazo de tela, de no más de un metro por lado, sobre el colchón de la cama del consultorio, justo en el centro.

 

- Este es solo un circulo de valoración, tomare mi energía y la pasare por tu cuerpo y regresara a mí, dándome una idea clara de cómo está tu cuerpo, no implica ningún tipo de intercambio que pueda perjudicarte ni nada especial por lo que debas preocuparte, solo es para saber las condiciones en que tu cuerpo está ahora  - dijo viendo a Edward directamente a los ojos – acuéstate.

- Conozco la Alkahestria – dijo él casi como una protesta.

 

Pero la muchacha no le hizo caso,  con solo un gesto ordeno al chico a volver a sentarse sobre el circulo, y  apenas se hubo sentado el rubio, ella poso las rodillas una a cada lado del cuerpo del joven alquimista, la acción había tomado desprevenido a Ed que en el acto se sonrojo al verla sobre sus piernas, pero ella lo recostó con un fuerte empujón.

 

- Quédate acostado y no te hagas ilusiones – dijo la chica poniendo apenas el dedo índice sobre el pecho de Ed el cual estaba a punto de volver a sentarse.

- ¿Qué demonios crees tú? – dijo Ed con un aire indignado,  evitando verla a los ojos, aquello no le había dado ilusiones ni nada por el estilo, más bien le había dado una sensación de Deja vu.

- Bien, tranquilo entonces – dijo ella posando sus manos a los lados del cuerpo de él, parecía que ella estaba seduciendo al rubio, al menos cualquiera lo habría pensado de haber entrado en ese momento al consultorio, pues hasta la camisa del rubio aún seguía un poco fuera de su lugar, más arriba de donde debería de estar.

 

En el segundo siguiente una luz inundo la habitación con la doctora sobre el cuerpo de Ed y este abajo aun consternado sin saber que iba a pasar  con su salud, pero apenas reparaba en eso, vio como la doctora se alejaba casi con miedo de el.

 

- No, no es posible – dijo ella con la mirada perdida en el vientre del chico – ¡NO ES VERDAD!

 

Pero antes de poder decir cualquier cosa o de pedir cualquier explicación, Kara volvía a activar el circulo de transmutación sobre su cuerpo, poniéndola en un trance al parecer, pues esta vez se le veía totalmente concentrada en el trabajo que estaba haciendo, y tardo de nueva cuanta más que lo que Ed hubiera querido.

 

- ¡Es increíble! – dijo encima de Ed, permitiendo que este contemplara su semblante de impresión.

- ¿Qué viste? – pregunto Knox de forma seria.

- Tienes razón – dijo ella respirando entrecortadamente – no más de nueve semanas. 

 

¡¡¡NUEVE SEMANAS!!!

 

Era imposible, no podía ser cierto que el pudiera morir en poco más de dos meses, no podía creer que sería así de simple, que después de lo que había pasado durante los últimos años de su vida, repleto de peligros y riesgos de muerte, al final unos cuantos malestares lo mandaran a la tumba.

 

- ¿Estas segura? – pregunto Knox a su vez.

- ¿Ahora eres tú el que duda? te lo digo nueve semanas a lo mucho, está ubicado cerca del intestino delgado, en la cavidad abdominal, magníficamente posicionado y sustentado por los nutrientes que acarrea el intestino, ¡es maravilloso!!

- ¿Qué- que es lo que tengo? – pregunto Ed asustado viendo a ambos adultos frente de él, los cuales parecían haberse olvidado de el – ¡¡¡VIEJOS ESTUPIDOS DIGANME QUE TENGO!!! – grito

 

Kara volteo a ver al Doctor Knox de forma expectante, como pensando en si decirle o no a Ed que era lo que este tenía, cosa que no le gusto en absoluto a Ed pues de nueva cuenta parecía que lo habían desvanecido en el aire como una especie de fantasma.

 

- ¿Estás seguro Knox? – pregunto ella al ver como el mayor asentía ante su mirada – pero es que…

- Es Edward Elric el muchacho que amarro el alma de su hermano a una armadura, podrá con esto. –Dijo el mayor con un sonrisa sincera.

- Esta bien, – empezó Kara sentándose enfrente de él, con notable excitación - mira,  lo que tenemos aquí es algo extraordinario… no, mira tienes que prepararte para… no – exhalo un suspiro derrotada – no sé cómo – dijo viendo de nuevo al mayor de los tres.

- Bien – Knox se acercó al joven de nueva cuenta con una sonrisa de complicidad -  Edward, aún desconocemos la razón de que esto te esté ocurriendo a ti, quizá necesitaremos que nos respondas un par de preguntas después de que te digamos lo que tienes, pero estamos completamente seguros. Kara es especialista en Alkahestria, pero sus conocimientos en esta materia ayudan directamente a su verdadera rama en la medicina, ella es Ginecóloga, y ella me ha confirmado, por la exploración que te acaba de hacer, que tu estas en estado.

- ¿Estado? – él había oído esa palabra, en algún momento, en algún lugar y de hecho tenía muchas connotaciones, pero la forma en como la uso Knox no podía recordarlo, y no ´podía saber que se refería, y obviamente no le ayudaba en absoluto a entender que era lo que tenia

- Lo que el doctor Knox quiere decir es que tú, en este momento, tienes ocho o quizá nueve semanas de embarazo, el tuyo es un cas…

 

Embara… embara… embarazo… había algo que aún no encajaba en el paquete, no podía descifrarlo, lo único que su mente joven en aquel momento pudo definir era que, bueno, en definitiva es algo un poco mejor que ocho o nueves semanas de vida.

 

- Embarazo…... – balbuceo con un tono de incomprensión en el rostro.

 

CONTINUARA…

 

 

 
Notas finales:

Nda:

*dato curioso 1; hay veces en gemelos que uno de los dos no se desarrolla y el otro lo envuelve dentro de su cuerpo como un parasito.

 ** dato curioso dos: Esta hormona es la que los test de embarazo detectan y por lo que se ponen azules jejejeje

 

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