Era un nuevo día y el despertador ya ejercía su trabajo aunque su dueño demorara tanto en hacerle caso, lo cual era signo de que hoy sería un día como cualquier otro, si al destino no le gustara tanto tomarnos como rehenes y cruzar nuestros caminos.
Yokozawa Takafumi se levantó de su cama abandonando esos añorados sueños que la gente aprovecha para poder vivir mientras está dormido ya que en la vida real hay otras prioridades y no es recomendable estar entre las nubes. También es una buena forma de reencontrarse con los seres queridos que ya no están, pero ese sentimiento de nostalgia al despertar lo amargaba así que prefería retornar a la realidad, su realidad. Una vez se había preguntado si él podría llegar a cambiarla pero llegado a la conclusión de que no importaba cuanto lo intentara y que siempre se vería condicionado por ésta, desistió de todo sueño que representara una reforma en su vida. Las cosas marchaban bien de ese modo y lo mejor era continuar así.
Darle vueltas al asunto solo hacían que sintiera más ganas de quedarse en la cama pero no debía ni podía hacerlo así que se dirigió al cuarto de baño y se dio una ducha. Al finalizar se cambió y bajó a tomar el desayuno con su familia.
Como era habitual, evitaban la comunicación con su madre para no recaer en lo monótono de charlar del trabajo en el desayuno y con su socio (y hermano adoptivo) puesto que no compartían muchos intereses y cada uno iba por su lado. Así que ni bien acabó se levantó, agarró su portafolio y salió de la casa yendo hacia donde lo esperaba el chofer para llevarlo solo a él a la empresa,ya que su madre iría más tarde por ir a realizar otras actividades primero y Onodera haría algo similar.
Le extrañaba que su madre no fuera la primera en querer llegar pero últimamente era muy frecuente esa conducta en ella así que decidió no darle mayor importancia.
Mientras tanto, hablaba cortésmente con el chofer preguntándole por su familia sus cosas, y todo eso que uno pregunta para aligerar el viaje o más bien para no caer en la tentación de querer retomar el sueño. Le agradaba hablar con aquel hombre y ya se le había hecho una costumbre intercambiar palabras antes de llegar a su “cajita de cristal” como le decía su socio y vista de afuera era así realmente, un edificio repleto de cristales que reflejaba lo que todos veían por fuera pero no lo que había por dentro.
Quizás ese era el motivo por el que se le hacía tan semejante a él aquel lugar, puesto que no importaba quienes fueran, siempre verían al hombre perfecto que todos quisieran ser, sin poder observar al hombre interno que anhelaba ser como antes.
Y así estaba de absorto en sus pensamientos frente al gran edificio cuando cayó en la cuenta de que debía entrar. Ingresó, dedicó unos cordiales saludos a las personas que se cruzaban en su camino y luego se dirigió a tomar el ascensor.
Llegó justo a su piso y se fue directo a su oficina, donde oportunamente encontró a Takano:
_ Buen día, venía a traerte estas carpetas que tienes que revisar y darle el visto bueno antes de la reunión que se realizará dentro de una hora- mencionó mientras Yokozawa recién abría su agenda
_ Gracias por recordármelo, yo quisiera preguntarte…
_ ¿Cuánto dura la reunión? Paso a informarte que será con un total de doce personas donde expondrán su punto de vista sobre ese innovador proyecto y se escucharán…
_ Nuevas propuestas para solventar dicho proyecto, lo sé pero…
_ Los documentos que te mencioné ayer, no te preocupes que los ingresé en tu ordenador y tienes toda la información inherente que puedas necesitar.
_ Perfecto, no me tomará tanto tiempo encargarme de eso, pero quería invitarte a salir juntos hoy ya que sorprendentemente no tengo la agenda apretada, ¿qué dices?
_ Recién inicia el día y ya estás pensando en salir, eso no es normal en ti que eres más bien como un oso salvaje con el trabajo
_ No puedo negarlo aunque no me haga gracia Masamune, pero necesito distenderme y dejar de pensar en lo mismo, ya sabes, despejar un poco la mente de tantos documentos y reuniones.
_ Lo siento Yokozawa, hoy no podrá ser, quedé en ir a visitar a mi madre, ya la conoces, dice que entre el tiempo que le dedico al trabajo y a ti no nos vemos casi nunca.
_ ¿Y si vas otro día?
_ Después de varios esfuerzos hemos conseguido tener una buena relación después de años ¿y quieres que le cancele una comida?
_ Entonces podría acompañarte si quieres.
_ Sabes que ustedes no se llevan muy bien y eres consciente de eso.
_ Ella no se lleva bien conmigo, yo trato de ser amable pero ella se niega a cooperar.
_ Quizás tengas razón en eso pero es preferible que vaya solo, sabes que ella es muy celosa de ti porque cree que tú me has embrujado, piensa que de otra forma no podría estar con un oso salvaje como tú
_ Ella es la única capaz de hacer embrujos
_ ¿Lo ves? Quisiera ahorrarme todo eso ¿sí?- fue lo último que dijo antes de encaminarse hacia la puerta
_ Masamune dile que hicimos planes y vas otro día, después te confirmo qué haremos- le dijo mientras veía como desaparecía de su oficina sin emitir respuesta
Realmente adoraba a ese increíble hombre que era tan importante para él. Sin darse cuenta se había ligado a él fuertemente pero a veces sentía como si esa conexión fuera de corto alcance, como si ese vínculo fuera tan grande y tan pequeño a la vez. No se imaginaba estar sin Masamune, pero tampoco se imaginaba una unión más fuerte de la que ya tenían. A veces era como si fueran en líneas paralelas en vez de ir juntos a la par.
Probablemente sería culpa suya ¿cómo podrían estar más unidos si él no lo dejaba ver en su interior? Hace tiempo había decidido que solo quienes realmente lo conocieran serían sus más allegados, pero luego empezó a ser tan obstinado por fuera que nadie podía ver por dentro y si así estaba bien para Takano, para él también sería lo mejor, así lo mantendría alejado del agobio que cargaba. Ese pesar que aún no podía superar por más tiempo que pasara porque lo había incorporado de tal manera que ya no podía desprenderlo de su ser.
Quizás suene muy dramático visto desde afuera, pero era realmente difícil saber exactamente cuando había dejado de ser él mismo. Tristemente debió asumir que la vida había chocado de frente con su frágil realidad dándole como única salida ser más fuerte para salir adelante y construir su propio personaje en base a eso. Sí, esa era la única forma de lidiar con los desfavorecidos resultados que le había dado la vida.
Comenzaba a tener esos molestos dolores de cabeza otra vez así que prefirió tomarse una pausa de toda esa fastidiosa tarea de perturbar sus pensamientos y regresó a sus actividades de darle un vistazo a los documentos antes de dirigirse a la reunión. Ésta había resultado ser un poco extensa pero no más de lo habitual y cuando acabó regresó a su oficina para volver a los papeles que lo mantuvieron ocupado.
Para su desosiego terminó antes de lo pensado. De todas formas, no se sentía con ganas de quedarse solo ahí, así que recurrió a quien siempre era un apoyo en momentos como ese, su buen amigo que seguro tendría algo nuevo que decirle o contarle para ponerse a socializar. Fue hasta ese lugar donde él se encontraba tomando un café y se pusieron a conversar:
_ Me sorprende verlo por aquí a esta hora, siempre suele venir más tarde ¿qué ha ocurrido?
_ Hoy no había demasiadas actividades programadas, eso es todo.
_ Entiendo, ¿se encuentra bien?
_ Sí, no hay nada que decir.
_ Siempre es lo mismo con usted, en fin hoy es la gran final de la competencia de tenis de la que le hablé un tiempo atrás.
_ ¿En serio? Suena interesante.
_ ¿Y ese repentino interés? Siempre se muestra indiferente cuando le hablo de eventos y ese tipo de cosas.
_ Lo sé, pero hoy me vendría bien salir un poco, imagino que tú tienes entradas reservadas ¿no es así?
_ Exactamente.
_ ¿Tendrías algunas extra para ir con Masamune?
_ Tengo las nuestras para darle, sucede que Chiaki no se siente con ánimos de ir
_ Entonces acepto tu regalo, le diré a él e iremos ¿a qué hora es?
_ En un par de horas. Tome las entradas, ahí están todos los datos.
_ De acuerdo y te lo agradezco mucho, necesito cambiar de aires.