Billie, por primera vez a causa de un milagro y gracias a todos los dioses de la mitología griega, llegó temprano a clases. Pero no se trataba de un día común y corriente, no señor, era el viaje escolar. Y gracias a las malditas zorras de Rick y Fox, se había quedado con la mejor pareja de habitación que le podrían haber asignado en toda su miserable vida estudiantil: el nerd con buen trasero.
En cuanto entró al aula, se apresuró a enviar un mensaje:
"Muevan ese trasero perras"
"A mí me respetas" respondió Rick.
"No soy ninguna perra" repuso Darwin.
Ante los comentarios de esos dos idiotas, Billie puso los ojos en blanco.
"¡Nadie me da órdenes!" Fox por supuesto.
"Ya estoy aquiiii :D <3" anunció Johnny; nadie además de él pondría un ridículo corazón. En cuanto vio aquel mensaje, Fox apresuró el paso, puesto que no quería que el rubio se quedara a solas con Billie.
"Estoy durmiendo. Atte: Dan" aquel fue un mensaje enviado por Rick.
"Rick ¿qué diablos? ¿Estás con Dan?” preguntó Billie.
"Sí ¿algún problema?"
"No, no, no, calmado tigre".
En ese instante, Johnny apareció por la puerta con paso tranquilo y segundos después llegó Fox, quien derrapó y se recargó contra el marco de la entrada, jadeando.
-Buenos días Fox- le saludó Johnny con una cálida sonrisa.
Fox emitió un gruñido "Venía justo detrás de ti estúpido".
-Hola Johnny ¿quieres malvaviscos de arcoíris?- dijo Billie, ofreciéndole la bolsa de plástico.
-¿Malvaviscos de arcoíris?- preguntó Johnny, curioso.
-No le des eso idiota- dijo Fox, apartando los malvaviscos de la vista del rubio.
Billie le miró ofendido y los guardó, maldiciendo a Fox en voz baja como si el chico no estuviera presente ¡Sólo quería divertirse! Apenas cerró su mochila, Rick y Dan ingresaron al aula. Billie trató de actuar con naturalidad, pero él ya era tan anormal, que su sonrisa de maniaco no resultó sospechosa.
-¿Está muy emocionado por el viaje?- murmuró Dan a Rick.
-Sí, pero normalmente es así. Ignóralo- respondió él.
-¿Dónde está el nerd? Es el único que falta- exclamó Billie cruzándose de brazos-. Y a ustedes dos les pido que tengan un poco de respeto y se esperen a que... ¡Pero qué demonios estoy diciendo! Fox si quieres cogerte a Johnny hazlo de una maldita vez.
Fox, se hallaba prestando absoluta atención a Johnny, quien le leía todo lo que había investigado acerca de cómo sobrevivir en caso de perderse. El chico estaba tan atontado que, sin darse cuenta, había recargado su barbilla en el hombro del rubio. Y cuando escuchó lo que Billie mencionó, se separó de él al instante, sacándole una pequeña sonrisa al rubio.
Finalmente, Darwin cruzó la puerta.
-My genius ¿qué mierda sucede contigo? Esperaba más puntualidad de tu parte. Estoy muy, muy, muy, muy, muy...
Darwin puso los ojos en blanco, fastidiado. Rick lo ignoró, Dan se derrumbó sobre una banca, Johnny suspiró y se sentó en el regazo de Fox, buscando distraerlo de las idioteces de Billie para que dejara de gruñir.
-¡Decepcionado!- exclamó Billie-. Lo bueno es que ya lo olvidé- Darwin hizo rechinar los dientes-, y decidí perdonarte.
-¿Quieres comenzar la reunión de una puta vez?- clamó Rick.
-Justo a eso iba... despierta a tu gata.
Rick le lanzó una mirada asesina y agitó suavemente el brazo de Dan, que alzó la vista lentamente.
-Bien, ahora sí- dijo Billie-. Para este viaje preparé un reglamento importantísimo.
El chico comenzó a repartir unas hojas a sus compañeros. Los ojos de los cinco chicos recorrieron las reglas que el demente de Billie había impuesto, palideciendo, a excepcion de Johnny.
-¿Estás mal de la cabeza? Esto es ilegal y va en contra de nuestros derechos- dijo Darwin.
-Cierra la bocota, nadie pidió tu opinión- dijo Billie, asestándole un golpe en la cabeza con su reglamento. El castaño le brindó una mirada asesina, frotándose la cabeza.
-Darwin tiene razón, tenemos dignidad- comentó Rick.
-¡Tú cállate anciano! No tienes derecho a hablar- le espetó Billie.
Rick tuvo ganas de estrangularlo y lanzarlo desde el quinto piso de algún edificio, encender un fósforo y carbonizar su cuerpo hasta las cenizas... pero bien podría estar exagerando.
Dan tragó grueso con la vista fija en la nada.
-Voy a morir.
-Disfruten su estúpido viaje escolar, no pienso ir a ninguna parte con un montón de inútiles- dijo Fox poniéndose de pie y lanzando a un lado el maldito reglamento.
Pero antes de salir del aula, la voz de Johnny se hizo presente:
-No entiendo ¿Qué hay de malo con esto?
Billie soltó una estruendosa carcajada.
-¡Al fin! Alguien que me comprende.
Fox se giró y decidió acercarse a Johnny, sin poder creer que hubiera una persona tan ingenua e inocente que no fuera capaz de comprender la maldad del ser humano. Le dolía que fuera así, le molestaba que su madre no hubiera sido lo suficientemente responsable para educarlo como era debido.
-¿De verdad no sabes nada?- preguntó Rick. Johnny negó con la cabeza- ¡Vaya, cuanta inocencia!
–Johnny, lo que hay en esa hoja son puras estupideces de Billie- dijo Fox, poniéndose en cuclillas frente al rubio-, no tienes que hacer esas cosas tan horribles.
Él se limitó a asentir, permitiendo que Fox tomara su mano entre las suyas.
-Amargado- dijo Billie-. Déjalo Fox, si él quiere divertirse está bien.
El susodicho se puso de pie, sosteniendo la mano de Johnny firmemente y enfrentando a Billie con la mirada más fría que poseía.
-Si se te ocurre ponerle un sólo dedo encima, te mato.
Billie, demente y suicida, sonrió de oreja a oreja de manera siniestra, produciendo un escalofrío en Johnny, quien se aferró al brazo de Fox, abrazándolo, muerto de miedo.
-Si a alguno se le ocurre romper alguna de estas reglas- los ojos de Billie brillaron-, se arrepentirá.
Dicho esto, se colgó su mochila al hombro y salió del aula dando brinquitos de alegría. El resto se quedó atrás bajo un tenso silencio.
-Maldito degenerado- gruñó Rick.