La fiesta daría inicio en un par de horas, al menos eso era lo que Billie había ido gritando por toda la cabaña como si se encontrara en el maldito cerro. Darwin se negaba a asistir, por eso permanecía encerrado en su habitación con un libro en las manos, pero al parecer sus amigos tenían otros planes.
-¿Qué vas a ponerte Johnny?- preguntó Dan al abrir su maleta.
-No lo sé, algo casual… ¿y tú?- respondió Johnny contemplando un suéter azul con un montón de unicornios. Hizo una mueca, no muy convencido de querer usar esa prenda en una fiesta organizada por Billie.
Darwin puso los ojos en blanco.
-¿En serio piensan ir a la fiesta de ese chico?
-¡Por supuesto! Será divertido- dijo Johnny entusiasmado, buscando alguna otra prenda de vestir en su maleta.
Darwin no estaba convencido de que Johnny supiera que su definición de “diversión” no era la misma que la de Billie ¿acaso esos dos habían olvidado el estúpido contrato que les había mostrado ese loco? Pues él no, y no estaba en sus planes ceder tan fácilmente.
-Estúpida fiesta. Estúpido Billie. Estúpida cabaña- gruñía Rick ingresando a la recámara de aquellos tres-. ¿Y bien? ¿Quién será mi acompañante esta noche?
-¿Acompañante?- preguntó Johnny confundido.
-Así es. Tengo una tradición que no puedo romper ¿saben? Siempre tengo un acompañante en las fiestas.
-Pareja- corrigió Darwin, volviendo a centrar su mirada en su libro.
Dan se puso rojo al escuchar tal cosa y Rick fulminó al nerd con la mirada, sintiéndose sumamente humillado; ese chico no terminaba por caerle bien.
-Acompañante- insistió Rick.
-Yo no puedo, tengo otros planes en mente. Lo siento- dijo Johnny, pasando su mirada de unos jeans rojos a unos negros que sostenía en cada mano.
Rick estuvo tentado a decirle que no estaba ni un poco interesado en que él fuera su acompañante, era bastante obvio que pasaría toda la noche con Fox. Tenía en mente a otro individuo.
-Dan.
El nombrado dio un sobresalto al escuchar su nombre en los labios del príncipe estudiantil y se abrazó a sus jeans con fuerza, mirándolo. Había considerado la idea de hacerle compañía al chico porque… porque le habría agradado pasar tiempo con él y tendría una experiencia que contar a su abuela, pero no estaba muy convencido.
-¿Quieres ser mi acompañante esta noche?- le propuso el príncipe.
-Vaya, que predecible- dijo Darwin, lo suficientemente alto como para que sus compañeros le escucharan.
Rick hizo lo posible por ignorar ese comentario y sonrió a Dan en espera de una respuesta.
-¿Y? ¿Qué me dices?
-¿Eres gay?- preguntó Johnny sorprendido.
Dan tuvo que cubrirse la boca para silenciar su risa, mientras Rick asesinaba al rubio con la mirada, tratando de soportar las ganas de estrangularlo y luego prenderlo en llamas.
-No. No soy gay.
-Entonces…
-¡No hagas más preguntas! ¡Dan, vas a estar en la fiesta conmigo lo quieras o no!
Y dicho esto, Rick salió de la habitación dando un portazo.
-Tal vez Billie le dijo de la buena experiencia que tuvo contigo en los baños- le sonrió Johnny a Dan, que bajó la mirada con las mejillas sumamente sonrojadas; quería que la tierra se lo tragara.
…
La noche había caído sobre la cabaña, muchos de los estudiantes ya estaban preparando la hoguera en la parte trasera y otros cuantos se hallaban en la planta baja con música ambientando el lugar. Pero Johnny continuaba en su habitación, sentado en su cama como si esperara que algo ocurriera.
-¿No vas a ir?- preguntó Darwin, diciéndose a sí mismo que ya había ignorado a Johnny lo suficiente y lo correcto era preguntarle porqué seguía ahí si hace un par de horas se había mostrado muy entusiasmado.
Johnny dejó escapar un suspiro y se tumbó sobre su cama.
-No lo sé, lo he estado pensando y creo que… tengo miedo- confesó, diciendo aquello último en un susurro.
-¿Miedo? ¿Por qué?
Darwin estaba al tanto de que era pésimo como amigo, era Dan quien debería estar teniendo esa conversación con Johnny, pero el chico había desaparecido en compañía de Rick con un montón de conjuntos de ropa en sus brazos.
-Billie es peligroso…
Johnny había recordado lo sucedido en los asientos traseros del autobús, cuando se vio incapaz de impedir que el muchacho lo tocara con descaro. No quería que algo así volviera a ocurrir y desgraciadamente, presentía que ocurriría algo mucho peor, que después de esa noche su felicidad se desvanecería como si se hubiese encontrado en un sueño durante todo ese tiempo.
-Sé que lo es. En realidad, no confío en ninguno de esos tres, pero no deberías dejar que te impidan divertirte.
Era una completa ironía que precisamente fuera él quien estuviera diciendo aquello, pero ¿quién más podía hacerlo? Johnny necesitaba que lo motivaran y la única persona disponible era él, Darwin, el chico “amargado y aburrido” que prefería pasar días enteros encerrado en su habitación leyendo libros.
En ese momento, alguien tocó a la puerta y fue Johnny quien se puso de pie para abrir, encontrando a Fox frente a él. Inconscientemente, una sonrisa se curvó en los labios del rubio.
-Hola- saludó Johnny.
-¿Puedo hablar contigo un momento?- preguntó Fox.
-Claro, pasa- respondió Johnny haciéndose a un lado para que el chico ingresara en su recámara. Darwin no veía nada de aquello con buenos ojos, pero no era nadie para impedirle a Johnny que conviviera con ese muchacho.
Ambos se sentaron sobre la cama de Johnny, a quien le brillaban los ojos por el sólo hecho de tener la compañía de Fox.
-Sólo quería preguntarte si querías acompañarme en la fiesta, aunque supongo que prefieres estar con tus amigos- dijo Fox, para luego mirar a Darwin, quien había tomado un libro de nuevo entre sus manos.
-Dan se ha ido con Rick y Darwin no quiere ir, así que estaré encantado de acompañarte, bebé- dijo Johnny entusiasmado.
Fox sonrió complacido y se puso en pie.
-Excelente, entonces espérame en la hoguera en quince minutos.
Johnny asintió y cuando Fox estaba a punto de salir por la puerta, éste depositó sus labios sobre los suyos, le guiñó un ojo y se retiró. Con una sonrisa de bobo enamorado, Johnny cerró la puerta, recargándose contra ella.
-¿Escuchaste eso Darwin? ¡Tengo una cita con mi bebé!
-Felicidades- dijo Darwin, brindándole una sonrisa. Por lo menos ahora el chico estaba motivado, tan sólo esperaba que Dan no se molestara por la pequeña mentira de Johnny al decir que se quedaría en la habitación, durmiendo.
-¿Tú no irás?- preguntó Johnny, haciendo su último intento por convencer a su amigo de que asistiera a la fiesta.
-No, no es mi ambiente.
Darwin, simplemente, no era como los demás chicos de su edad.