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Los piromaniacos por PJ Brown

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Notas del capitulo:

Hola una vez más, ya estoy aquí reportándome con un nuevo capítulo que tenía mucho tiempo queriendo mostrarles...


¡Lean y disfruten!

Negándose a dejar ir a Rick, Billie lo siguió hasta el interior de la cabaña y lo tomó de la muñeca para detenerlo.

 

-¿A dónde crees que vas?- le preguntó él.

 

Rick vio la mano de Billie con la cual lo sujetaba y luego lo contempló a él con frialdad.

 

-Suéltame.

 

Billie puso los ojos en blanco y lo soltó.

 

-¿Tienes algún problema con que me vaya?-preguntó Rick.

 

-No sé. Sólo quiero divertirme- sonrió Billie, encogiéndose de hombros.

 

-Ese es el problema: no soy tu juguete- dijo Rick mirándolo con severidad.

 

No quería más problemas, Billie ya le había causado suficientes hasta ahora. Era por eso que le suplicó a Fox que ya no se relacionaran con él, pero fue imposible. Estaba harto.

 

Se dio la media vuelta y se dispuso a subir las escaleras.

 

-Pensé que te gustaba ser un muñeco-  comentó Billie a sus espaldas, relamiéndose los labios.

 

Impactado, Rick se detuvo a mitad de las escaleras y se volvió hacia él.

 

-¿Qué has dicho?

 

Billie sonrió de oreja a oreja y sus ojos brillaron, provocando que Rick temblara, pues se asemejaba a un feroz gato frente a un inocente ratón.

 

-Sabes a lo que me refiero- dijo Billie acercándose peligrosamente a él.

 

Lo que Rick sintió a continuación fue la mano de Billie acariciando su cintura por arriba de su suéter. Abrió los ojos con sorpresa y un sonrojo cubrió sus mejillas.

 

-No hagas eso- dijo él, pero no hizo ademán de apartarlo.

 

Las manos intrusas y juguetonas de Billie se escabulleron por debajo de su camisa, haciendo que la piel de Rick se erizara con cada caricia.

 

-¿Por qué? Creí que te encantaba- dijo Billie.

 

Rick se mordió el labio. No le gustaba que le recordara que habían tenido algo en el pasado, porque sabía que Billie estaba desquiciado y era un peligro en carne viva. No quería recordar nada, había sido un error involucrarse con él.

 

-Te dije que eso quedó en el pasado- dijo Rick.

 

-Es verdad. Eras mi muñeco, mi príncipe, y ahora ya no- dijo Billie.

 

Apegó el cuerpo de Rick al suyo y dejó que él solo se percatara de la erección que le había provocado. Rick enfocó su vista en otro punto lejos de Billie, buscando controlar sus nervios.

 

-¿Con cuántas te acostaste hoy?- preguntó manteniéndose inmóvil.

 

-Con ninguna.

 

En cuanto escuchó su respuesta, el príncipe del instituto volvió a colocar su fría mirada en él.

 

-Yo no me trago eso.

 

Billie le brindó una pequeña sonrisa.

 

-Bueno, quizá me divertí un poco con Agnes.

 

Al instante, Rick lo empujó, sintiéndose asqueado y un poco decepcionado. En ocasiones tenía la esperanza de que Billie cambiara y dejara de ser tan puto, pero al mismo tiempo no quería que lo hiciera porque lo había amado con locura así como era.

 

-Eres un perro asqueroso.

 

Dicho esto, volvió a emprender su camino escaleras arriba, refunfuñando.

 

-¿Estás celoso?

 

-No-  respondió con frialdad, mostrándole la espalda.

 

-¡Hey! ¿No se te olvida algo? Poniendo los ojos en blanco, Rick se giró hacia él y lo primero que vio fue su cajetilla de cerillos.

 

“Mierda” pensó Rick.

 

 

Johnny se dejó caer en la cama, ocultando su rostro en su almohada y soltando un gruñido sobre ésta.

 

-¿Qué ocurre?-  preguntó Fox sentándose a su lado.

 

Johnny se colocó boca arriba para mirar al chico, haciendo un puchero.

 

-Dan está enojado conmigo-  dijo con tristeza.

 

Fox le apartó el cabello de la frente y se lo acarició con dulzura.

 

-Tranquilo. Ya se le pasará-  lo consoló, queriendo hacer todo lo posible por devolverle el brillo a su mirada.

 

Johnny suspiró y extendió sus brazos en dirección a Fox con una expresión en el rostro que decía “Necesito un abrazo, abrázame". A lo que Fox sonrió complacido.

 

-Ven aquí-  dijo Fox acogiéndolo en sus brazos.

 

Una sonrisa curvó los labios de Johnny, sintiéndose amado y protegido al sentir la calidez de su bebé contra su cuerpo. Restregó su mejilla contra el pecho de Fox y se acurrucó contra él.

 

-Te quiero mucho, mucho-  murmuró Johnny.

 

-Yo también-  dijo Fox entre dientes, pues le costaba pronunciar esas palabras.

 

Johnny sintió que el chico lo aferraba con fuerza, lo cual lo angustió, por lo que alzó la vista para asegurarse de que Fox estaba bien. Se llevó una sorpresa cuando se percató de que su mirada estaba perdida y triste.

 

-Johnny-  su voz se escuchaba ronca, peligrosamente ronca. Johnny temió que pudiera romper a llorar en cualquier momento-.  Cuando estabas en el techo... tuve miedo.

 

Sus miradas se encontraron. Los ojos de Fox estaban cristalizados, mas no derramaba ni una lágrima.

 

-Tuve miedo de perderte para siempre-  murmuró Fox contra su cabello-.  No quiero que me dejes nunca.

 

Johnny se incorporó un poco, acercó su rostro al de Fox y besó sus labios con suavidad.

 

-No voy a dejarte, bebé-  declaró mirándolo fijamente a los ojos.

 

Fox se colocó de lado y acarició la mejilla de Johnny -quien cerró sus ojos al sentir su tacto- con el dorso de su mano. Y la manera en que Fox miraba a Johnny en ese momento, con tanta profundidad, reflejaba un intenso sentimiento incapaz de expresarse con palabras.

 

-Te quiero demasiado-  susurró Fox antes de besar su frente con ternura.

 

Johnny se quedó dormido con una sonrisa dibujada en sus labios.

 

 

-Devuélvemelos-  le ordenó Rick extendiendo su mano con la palma arriba.

 

-Oblígame-  respondió Billie, sonriendo descaradamente.

 

Rick apretó sus puños con impotencia, pues estaba al tanto de que era imposible que tuviera una oportunidad en contra de Billie. No valía la pena ni intentarlo.

 

-Quédatelos-  dijo.

 

Dicho esto, se dio la media vuelta. No iba a seguir perdiendo el tiempo con ese idiota que sólo le traía problemas y lo ponía de malhumor.

 

-No, no. Toma-  dijo Billie dándole alcance, aparentemente incapaz de dejarlo ir. El chico tomó su mano y colocó los cigarrillos en su palma.

 

Billie le brindó una brillante sonrisa. Rick miró la cajetilla y luego lo miró a él, confundido.

 

-¿Qué es lo que quieres?-  preguntó el príncipe del instituto.

 

Billie se alzó de hombros.

 

-Eres el único que queda.

 

Rick suspiró y se apretó el puente de la nariz. No podía creerlo, simplemente no podía creerlo; sólo lo quería ahí porque ya no tenía a nadie con quien divertirse. Puso los ojos en blanco y volvió a tratar de subir las escaleras, pero Billie se lo impidió una vez más, abrazando sus hombros por la espalda. Rick se quedó estático.

 

-No te vayas-  murmuró Billie, casi a manera de súplica.

 

Rick no supo qué decir, sus ojos bajaron hasta las puntas de su calzado y empezó a temblar, aterrado. Billie despertaba sensaciones en él que lo asustaban.

 

-Te odio, te odio, te odio-  gruñó Rick entre dientes.

 

-Vamos, no soy tan malo-  dijo Billie en su defensa.

 

“¿Cómo puedes decir eso hijo de puta? Eres el mismo diablo encarnado” pensó Rick con lágrimas de furia (quería convencerse de que eran de furia) en los ojos.

 

Soltó un largo suspiro.

 

-Ambos sabemos que eso es mentira-  dijo Rick levantando la vista para colocarla al frente; no se atrevía a mirar a Billie.

 

No quería seguir en esa situación, no quería estar cerca de él, pues eso sólo le hacía daño. Billie sólo le traía malos recuerdos que necesitaba dejar en el olvido, y cada vez que estaba a punto de lograrlo, le montaba una escena como esta.

 

De manera inesperada, el chico lo soltó.

 

-Bien. Al menos deja que tomemos un trago juntos-  le propuso Billie.

 

Rick se volvió a él, rogando a los cielos por que no notara lo enrojecidos que tenía los ojos.

 

-Si es que quieres permanecer vivo esta noche-  añadió el chico.

 

El príncipe estudiantil resopló y empezó a bajar las escaleras, escoltado por Billie; el chico gótico se había convertido en su escolta personal desde que las cosas se tornaron frías entre ellos. Rick lo odiaba, pero a Billie no le importaba absolutamente nada.

 

Los dos se dirigieron a la barra que Billie había contratado y dejaron que les sirvieran algo que resultaba desconocido para ambos.

 

-Brindemos por los viejos tiempos-  dijo Billie, alzando su trago con una gigantesca sonrisa.

 

Rick lo miró inexpresivo.

 

-No me resulta divertido.

 

-Brindemos por ti entonces-  dijo Billie. Le guiñó un ojo y exclamó-: ¡Por el príncipe estudiantil!

 

A continuación, dio un trago a su bebida, Rick sonrió un poco y bebió de la suya.

 

Había música de fondo, aún había algo de gente que bailaba en el interior de la cabaña, pero a los pocos minutos Rick ya no creía escuchar correctamente e ignoraba a todo aquel que se encontraba a su alrededor. Su cigarrillo era lo único que importaba en esos momentos.

 

Con algo de dificultad (el alcohol comenzaba a hacer estragos en él), Rick sacó su cajetilla y un fósforo.

 

-Déjame hacerlo-  se ofreció Billie cuando cayó en la cuenta de que el contrario era incapaz de encender su cigarrillo debido a que la vista le fallaba.

 

Rick se mantuvo inmóvil mientras Billie acercaba el fósforo a su cigarro y lo encendía.

 

-Ya está-  anunció Billie.

 

El príncipe estudiantil le dio una calada, para luego expulsar el humo hacia arriba. Esbozó una boba sonrisa.

 

-Se siente bien-  dijo Rick, mirando a su acompañante a los ojos.

 

Billie soltó una pequeña risilla.

 

-Rick, estás pedo-  se burló-  ¿Cuántos dedos ves?-  le cuestionó mostrándole tres dedos.

 

El aludido se rió como un idiota.

 

-No sé, pero estoy seguro que caben en mi culo-  respondió Rick.

 

Dicho esto, volvió a dar una calada. Billie hacía todo lo posible por no echarse a reír a carcajadas.

 

Esta vez, Rick expulsó lentamente el humo justo en la cara de Billie. Al ver la expresión de asco que éste último hizo, sonrió como idiota.

 

-¿Cómo fue que te dejé ir hijo de perra? No debí haberte dejado ir-  dijo Rick, empezando a acortar la distancia entre ellos-.  Sabía que no podía confiar en un puto cabrón como tú.

 

Billie no estaba seguro de entender de lo que aquel chico hablaba, y se dijo que sólo estaba diciendo tonterías sin sentido a causa del alcohol, el cual surtía efecto demasiado rápido en él.

 

Antes de que Billie pudiera reaccionar, Rick ya estaba besándolo con mucha intensidad. Había apagado el cigarrillo y había tirado de su nuca para tener fácil acceso a su boca.

 

Billie saboreó la cavidad bucal de Rick con su lengua, notando el sabor de alcohol y tabaco mezclados en uno solo. Ese era el sabor que tanto añoraba. El sabor del príncipe estudiantil.

 

Cuando se separaron, Billie miró al chico fijamente a los ojos.

 

-Se mi muñeco una vez más, sólo por esta noche-  pidió.

 

Como respuesta, Rick volvió a devorar su boca con ansias.

 

 

 

Notas finales:

CONTINUARÁ...


¿Les gustó? ¿Se lo esperaban? Espero ver sus opiniones en los reviews.


En el próximo capítulo nos adentraremos en el pasado de Billie y Rick ¡No desesperen!


XOXO ;)


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