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Los piromaniacos por PJ Brown

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Notas del capitulo:

Espero que les esté gustando :D

El único que sabía de su extraña relación era Fox, quien los cubría en múltiples ocasiones.

 

Rick cerró sus ojos con fuerza, mordiendo su mano para acallar los gemidos que Billie provocaba con cada succión que realizaba. Había visto esa larga lengua con sus propios ojos, pero jamás imaginó que podría ser utilizada con fin de darle placer.

 

Se sentía en el mismo cielo, o tal vez lo estaba confundiendo un poco, puesto que el calor que le recorría de pies a cabeza y el dueño de cada uno de sus suspiros y gemidos parecían ser pertenecientes al mismo infierno.

 

Inesperadamente, se corrió en la boca de Billie, quien luego de subirle los pantalones, decidió apoderarse de sus labios. Algo que le perturbaba un poco era el hecho de que Billie no cerrara sus ojos cuando lo besaba, porque cada vez que Rick decidía abrirlos, se topaba con una intensa mirada repleta de deseo y lujuria que hacía que sus piernas fallaran y una extraña sensación apareciera en su estómago.

 

-¿Ya terminaron? Hay gente allá afuera que se está orinando en los pantalones.

 

Fox hizo acto de presencia golpeando bruscamente la puerta del cubículo en la que Billie había procurado encerrarse junto con Rick.

 

Se vieron obligados a separarse.

 

-Todo el mundo sabe que para eso existen los árboles-  comentó Billie mientras abría la puerta del cubículo con una amplia sonrisa-.  Vamos, cariño, no queremos perdernos el almuerzo-  añadió propiciándole una palmada en el trasero a Rick, emprendiendo el camino fuera de los sanitarios.

 

-Idiota-  gruñó Rick abriendo el grifo de agua fría para mojarse el rostro.

 

-Pero así te encanta-  comentó Fox sonriendo con picardía. El chico estaba justo detrás de él, podía verlo por el reflejo del espejo, recargado contra la puerta de unos cubículos con los brazos cruzados. Era la pose del chico malo y mujeriego.

 

No respondió. No podía negar ni aceptar absolutamente nada.       

 

 

-Habrá una fiesta increíble esta noche ¿quién se apunta?

 

Estaban en la sala de Fox, como de costumbre, ya que su madre trabajaba hasta muy entrada la noche y, por tanto, la casa era toda suya.

 

-Acabo de terminar con Ariane y no quiero un drama que me arruine la noche, así que… hoy no-  respondió Fox sin despegar la mirada del televisor, para luego darle un trago a su cerveza.

 

Los ojos de Billie se posaron en Rick, su última alternativa.

 

-Vamos, muñeco, puede que hoy sea la gran noche.

 

La gran noche. A Rick le daban escalofríos de sólo pensar en eso, pues no se sentía lo suficientemente preparado para perder su virginidad. Billie había mantenido su palabra de no cruzar el límite, pero sospechaba que tarde o temprano se cansaría de esperar.

 

Frunció el ceño.

 

-Si eso es en lo único que piensas, entonces ve y revuélcate con alguien que sí acepte a la primera-  respondió indignado.

 

Fox rio, burlándose de Billie, quien abandonó su postura de chico despreocupado y descarado para aproximarse hacia Rick inmediatamente, sentándose junto a él. El príncipe estudiantil, orgulloso como siempre, se negaba a mirarlo.

 

-No, príncipe, te prometí que esperaría ¿recuerdas? No voy a… eso, con nadie que no seas tú-  dijo Billie, omitiendo las palabras que sabía que a Rick le incomodaban. Sin embargo, su novio era terco y no pensaba ceder tan fácilmente, así que se recostó sobre sus piernas para que éste lo mirara, como un gatito que reclama atención-.  Te quiero, Ricky.

 

Rick abrió los ojos desmesuradamente al escuchar esas palabras que parecían sinceras en boca de aquel muchacho que actuaba como un niño cuando necesitaba llamar su atención. Su corazón latió desbocado y no supo qué decir. Estaba mudo. La sonrisa que le brindaba Billie era la más hermosa que había visto en su vida y sus ojos irradiaban ternura, era una mirada que sólo le mostraba a él.

 

-¿Qué… qué piensas lograr con eso?-  balbuceó Rick tratando de recuperar el aliento.

 

-Que me acompañes a la fiesta, mi amor-  respondió Billie, incorporándose para estrecharlo en sus brazos.

 

Fox se atragantó con su cerveza y escupió parte de su contenido. En cuanto se tranquilizó, se volvió hacia la pareja.

 

-¿Pueden dejar sus cursilerías de jotos para otro momento? Les recuerdo que estoy presente.

 

Billie sonrió de medio lado, pareciendo adoptar su actitud de siempre.

 

-Algún día serás tan joto como yo y me burlaré de ti-  dijo él, para luego lamer la mejilla de su novio, provocando que tanto Fox como Rick hicieran una mueca de asco.

 

-Te equivocas, me encantan los pechos-  dijo Fox poniéndose en pie luego de apagar el televisor.

 

-Eso dicen todos-  dijo Billie sonriendo a Rick, quien le miró con mala cara- ¿Qué? No creas que no te vigilo, muñeco. Pero por más heterosexual que te sientas, sé que ocultas porno gay bajo tu cama.

 

Rick se puso colorado, desviando su mirada del chico.

 

-Yo no tengo tal cosa…

 

Billie se echó a reír y se puso de pie.

 

-Entonces ¿qué dices? ¿vamos?

 

Rick estaba al tanto de que a su novio le gustaba salir de fiesta cada fin de semana, pero no quería arriesgarse a toparse con alguno de sus hermanos en alguna de esas reuniones. Si eso sucedía quedaría al descubierto. Hubo un tiempo en que se le daba muy bien fingir para no levantar sospechas acerca de su orientación sexual, no obstante, ahora las cosas eran distintas: tenía a Billie.

 

Cuando estaba junto a Billie tendía a olvidarse de la discreción, de mantener viva la farsa, puesto que su cuerpo reaccionaba por sí sólo con una simple mirada por parte de él, y es que sus ojos le recordaban a esos intensos momentos en los que se besaban mutuamente con una pasión abrasadora que le hacía perder la cordura por completo.

 

Billie lo excitaba a niveles inimaginables. Y presentaba problemas cardiacos desde que habían comenzado con ese extraño noviazgo clandestino.

 

No podía aceptar.

 

-No-  respondió con firmeza, sabiendo que acababa de romper la burbuja de ilusión que Billie había creado.

 

La decepción asomó en el iris del chico que lo volvía loco y se sintió culpable.

 

-¿Por qué no? ¡Anda! Será divertido.

 

-¡Dije que no!-  exclamó.

 

Billie adoptó una expresión seria que Rick nunca antes había visto. Por primera vez el príncipe estudiantil tuvo miedo de su novio.

 

-Está bien, iré yo solo.

 

Dicho esto, Billie dio la media vuelta para retirarse sin siquiera mirar atrás.

 

Rick supo que se había ido cuando escuchó la puerta cerrarse, fue entonces cuando tuvo un mal presentimiento y deseó no haberlo dejado ir.

 


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