Después de lo que había ocurrido en la fiesta, Billie se ausentó en el colegio. Rick no le prestó importancia, puesto que estaba acostumbrado a que se ausentara cuando quería, pero de cualquier forma no le interesaba, o eso pensaba hasta que pasó una semana sin que Billie se presentara a clases.
-Fox ¿sabes por qué no ha venido?
El chico se encogió de hombros y se colgó su mochila. Esos últimos días había estado saliendo temprano por razones desconocidas; Rick no había querido preguntar nada porque no creía que fuera su asunto.
-A la mejor tiene otras cosas que hacer o salió de viaje- comentó Fox.
-¿Qué? ¿De viaje?- preguntó Rick estupefacto-. ¿Billie de viaje? Esa es la mentira más grande que me has dicho.
-¿Por qué? ¿Te resultaría más creíble que te dijera que ha estado en un prostíbulo?- preguntó Fox arqueando una ceja.
Rick frunció el ceño.
-No, por eso iré a buscarlo. No puedo creer que su familia no le haya dicho nada a estas alturas- dijo él.
Se dirigió dando grandes zancadas hacia la puerta del aula, decidido a buscar a Billie, pese a que estaba a punto de desobedecer a sus padres y dejar su orgullo de lado.
-¿No te lo dijo nunca?- preguntó Fox dándole alcance. Rick se giró hacia él-. Billie no vive con sus padres.
Rick le miró confuso, aunque ahora que se detenía a pensarlo, Billie nunca se ponía a hablarle de su vida personal. Sólo le importaba divertirse.
-¿Y entonces... nadie sabe que no ha venido?
-No. No creo que su familia sepa, en realidad... discutieron y no han sabido de él durante tres años- explicó Fox.
A Rick se le erizó la piel y por un momento se sintió terriblemente culpable; tenía la sensación de que él era el causante de que Billie hubiera desaparecido. Y el hecho de que tampoco tuviera a alguien que se preocupara por él lo tenía sin cuidado.
-Pensé que te lo había contado- añadió Fox.
-Pues no lo hizo y seguramente no tuvo el valor para decírmelo- dijo Rick un tanto enfadado.
Fox, que ahora avanzaba a su lado, resopló y extrajo su móvil para enviar un mensaje de texto ¿a quién? Rick no iba a preguntar.
-Tengo que irme- dijo Fox guardando su celular en el bolsillo de sus jeans- ¿Necesitas que te lleve a tu casa?
-No, gracias, Cooper no debe tardar en llegar.
Fox soltó una carcajada, provocando que Rick diera un sobresalto y contemplara a su amigo con confusión.
-¿Tu chofer se llama Cooper?
-Sí ¿hay algún problema con eso?- preguntó Rick frunciendo el ceño.
Suponiendo que Rick no sabía de autos, Fox negó con la cabeza y se despidió de él. Al subir a su auto, el chico siguió una ruta diferente a la habitual, aparcando en el estacionamiento de un hospital, estando ahí, se dirigió a una habitación que comenzaba a visitar con regularidad.
Fox tomó asiento junto a la cama.
-¿Sigue molesto?- preguntó la voz del paciente que Fox había ido a visitar.
-Está preocupado- confesó. Los ojos verdes del chico ante él se iluminaron y esbozó una pequeña sonrisa-. Tal vez deberías decirle que estás aquí, si no fuera porque me dijiste que no, lo habría traído a verte.
Era a Billie a quién había a contactado a través de un mensaje de texto con la esperanza de que el chico quisiera recibir la visita del hijo de los Harrison. Pero su amigo se negó.
Billie negó con la cabeza.
-Ni siquiera entiendo por qué está enfadado conmigo…
-A mí ni me mires, yo tampoco sé lo que pasó y fue una estupidez de tu parte que te hubieras puesto a beber como un loco cuando te mandó a la mierda- dijo Fox con expresión reprobatoria.
Era difícil asimilar tan fácilmente que Billie había sufrido una sobredosis alcohólica luego de sostener una llamada con Rick, y que por eso se hallaba ahí después de haber estado tan cerca de la muerte. Afortunadamente Fox pudo llamar a una ambulancia justo a tiempo.
Suponiendo que acababa de ser un poco duro con su amigo y que no era agradable recordar la horrible experiencia que ambos pasaron, el pelirrojo decidió agregar:
-Eh, pero vele el lado bueno- Fox se inclinó a su amigo para susurrar-: puedes conseguir el número de una sexy enfermera.
Billie rio un poco, pero su risa no duró demasiado, pues al poco tiempo miró al techo con una expresión triste y demacrada, cubriéndose los ojos con su antebrazo; Fox podía ver las cicatrices en la pálida piel del chico, ahí donde hubo profundos cortes que derramaron mucha sangre alguna vez.
-Por una vez en mi vida quería hacer algo bien… pero lo eché a perder, siempre lo echo a perder.
Fox se quedó callado, sin saber qué podía hacer o decir para animar a su mejor amigo, quién por primera vez se había enamorado.
-¿Crees que algún día me perdone?- preguntó Billie.
No quería darle falsas esperanzas, pero Fox sabía mejor que nadie que a veces tienes que encender una vela para que el otro no se pierda en la oscuridad.
-Sí.
Cuando a Billie le dieron de alta gracias a que la madre de Fox se hizo pasar por su tía, el chico retomó sus clases con normalidad y tomó la costumbre de seguir a Rick a todas partes sin importar que él no lo quisiese a su lado.
Billie jamás supo lo que sucedió en aquella fiesta porque la chica con la que estuvo tampoco recordaba lo ocurrido. Y Rick, por su parte, nunca se enteró de la estadía de Billie en el hospital.