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Los piromaniacos por PJ Brown

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Notas del capitulo:

Aproveché que estaba inspirada para redactar esto. Espero les guste.


Esto fue lo que ocurrió después del momento a solas entre Rick y Billie:

Habían llegado a una habitación, Rick parecía saber exactamente lo que quería. Y por primera vez, Billie se mostraba dudoso e inseguro al estar siendo empujado hasta la cama, en donde cayó de espaldas. Rick besaba sus labios con un hambre insaciable.

 

-Vamos nene, hazme tuyo. Penétrame-  susurró el príncipe contra los labios de Billie, frotando su erección contra la del joven.

 

Billie miró a Rick fijamente a los ojos, contemplando el deseo en aquella mirada color miel que brillaba con intensidad. Una sonrisa picarona se curvó en sus labios y en un abrir y cerrar de ojos, era él quien se había posicionado arriba, acercando su boca al oído del rubio para susurrar:

 

-Te amo, aún lo hago, y no pienso hacer nada que no quieras.

 

Muy en su interior Billie se estaba odiando a sí mismo por desperdiciar esa oportunidad única en su vida, pero lo que decía era cierto; no quería que Rick lo odiara más de lo que ya lo hacía.

 

Rick lo miró con reproche y soltó un resoplido, provocando que Billie riera, tumbándose junto a él.

 

-Te odio-  gruñó Rick.

 

-Lo sé-  dijo Billie, sonriendo, mostrando su perfecta dentadura.

 

-Me largo-  añadió Rick incorporándose para ponerse los pantalones y calzarse los zapatos-.  Buscaré a alguien que sí me la meta. Vete al infierno.

 

Y luego de mostrarle el dedo de en medio, Rick cruzó la puerta de aquella recámara dando un portazo.

 

Billie volvió a quedar solo. Pero estaba acostumbrado, llevaba años lidiando con la soledad…

 

 

El olor a humo fue lo que despertó a Dan en la madrugada, alertándolo de la posible presencia de caníbales que habían tomado el control de toda la cabaña. Se puso en pie de un salto y vio a Darwin tomando sus cosas velozmente.

 

-¿Qué está pasando?-  preguntó asustado, confundido y con ganas de ir al baño. No debió haber bebido tanto durante la noche. Empezó a brincotear.

 

-A tu pretendiente se le ocurrió incendiar la cabaña. Echa un vistazo-  respondió Darwin haciendo un gesto con la cabeza para sugerirle que mirara por la ventana.

 

Dan, curioso por descubrir la identidad de su pretendiente, miró por la ventana con la esperanza de encontrar a su malvado príncipe azul que tenía una manía muy extraña para rescatarlo. Pero no vio ningún caballo blanco, ahí abajo sólo estaba el heredero de los Harrison contemplando las llamas con una sonrisa de psicópata.

 

-No lo veo-  dijo Dan decepcionado, dirigiéndose al cuarto de baño para hacer sus necesidades.

 

Darwin se preguntó si de casualidad estaba rodeado de idiotas y psicópatas. No terminaba de entender por qué sus padres lo habían enviado ahí para que finalizara el semestre, probablemente no se molestaron en ver el perfil de las personas que integraban el instituto...

 

En cuanto Dan salió del baño y preparó sus cosas, ambos chicos salieron pitando de la cabaña siguiendo las instrucciones de Ariane, quien ya había ido personalmente a gritarle a Rick, que no pareció haberla escuchado en lo absoluto.

 

-¿Dónde está Johnny?-  preguntó Dan mirando en todas direcciones, buscando a su amigo.

 

-Ahí-  respondió Darwin apuntando al chico que corría a los brazos de Fox para tomar a su pequeño conejo de felpa que había olvidado en su habitación.

 

Dan se sentía en medio de una pequeña comunidad que acababa de ser bombardeada por sorpresa. A donde quiera que mirara había destrucción, gente llorando y gritando, rostros asustados de chicos que no podían asimilar lo que estaba ocurriendo. Y justo en aquella catástrofe descubrió una mirada perdida en un tormento interno que nadie más podía apreciar. Dan encontró a Rick contemplando la cabaña como si no hubiera nada más a su alrededor.  

 

-Al final todo se reduce a cenizas. La llama se apaga y ya no hay nada que apreciar-  dijo Rick con voz apagada.

 

-Si le echas agua sí-  concluyó Dan sabiamente.

 

Como si acabara de percatarse de que había un pequeño ser extremadamente pelirrojo a su lado, Rick parpadeó un par de veces y bajó la vista hacia el chico, buscando encontrarle algún significado a las palabras que acababa de pronunciar.

 

-¿De qué hablas?

 

-La llama crece si la dejas crecer, si la dejas vivir, pero se reduce a cenizas cuando lanzas agua sobre ella-  explicó con toda la calma del mundo, como quién le da una importante lección a un niño.

 

-¿Estás tratando de decirme que mi relación con Billie no funcionó porque yo apagué la llama?

 

-¿Eh? ¿Eso qué tiene que ver? Yo sólo…

 

Rick empezó a reírse, su risa era bonita y cuando reía aparecía un hoyuelo en su mejilla que lo hacía ver más apuesto de lo que ya era. Dan no podría haber imaginado un príncipe azul tan perfecto como aquél.

 

Pero su risa se apagó de golpe cuando visualizó a Billie, que aparentemente estaba siendo reprendido por Ariane, quien acababa de terminar de hablar con los bomberos explicándoles la situación.

 

-La policía está por llegar-  informó Fox, llamando la atención de Rick.

 

-¡¿La policía?!-  exclamó el príncipe estudiantil alterado.

 

-Sí, al parecer incendiar una propiedad es considerado un delito-  explicó Fox con naturalidad.

 

Rick quiso que la tierra se lo tragara. No quería volver a la comisaría, si lo detenían de nuevo sus hermanos no volverían a abogar por él y su familia lo desterraría de su hogar. En el peor de los casos tendría que comenzar a vivir con Fox y dormir en ese sofá de mierda que le traía terribles recuerdos.

 

-¡Hola, familia!-  exclamó Billie alegremente reuniéndose con su manada.

 

-¡¿Cómo puedes estar tranquilo?! Vamos a ir a la cárcel ¡Y todo por tu maldita culpa!-  exclamó Rick apuntando a Billie acusadoramente.

 

—¿Disculpa? Fuiste tú quién incendió la cabaña, cariño.

 

Rick palideció e inmediatamente se cruzó de brazos, rehusándose a aceptar su error. Además, no podían culparlo cuando no había sido consciente de sus actos.

 

-Pero no importa, diré que fui yo y asunto arreglado.

 

Los presentes se mostraron atónitos, ninguno daba crédito a lo que escuchaba. Darwin jamás imaginó que presenciaría algo así y mucho menos Rick, que se había quedado sin palabras.

 

-Billie, no puedes...

 

-Calma, Fox. Un tiempo en prisión no hace daño a nadie-  le cortó Billie con absoluta tranquilidad.

 

Nadie estaba de acuerdo con eso, a Johnny le daba pavor ir a prisión y no creía que fuera un lugar bonito con unicornios pintados en las paredes. Dan por su parte no creía que fuera capaz de sobrevivir un día en la cárcel, seguro moría tristemente ahogado con la cabeza en el retrete; una muerte patética. En cambio, Fox, Rick y Darwin simplemente eran realistas: la prisión no era un lugar agradable para nadie.

 

-Estás loco-  soltó Darwin luego de un incómodo momento de silencio.

 

Billie sonrió.

 

-Me lo han dicho una docena de veces.

 

-¡Estás mal de la cabeza! ¡No vas a ir a prisión!-  gritó Rick histérico, muy fuera de sí.

 

-Tienes toda la razón, no iré a prisión ¿cierto, Jason?

 

El jefe de policías estaba justo ahí, acercándose al grupo de amigos que había ignorado la llegada de la autoridad por estar tan sumidos en su acalorada conversación. Pero Billie sabía reconocer una patrulla en cuestión de segundos.

 

-Cierto...

 

-¿Qué? ¿Quieren explicarme lo que está ocurriendo?-  exigió Rick, demandando información como si tuvieran la obligación de hacerlo.

 

Jason miró a Billie como si estuviera haciéndole una pregunta en silencio y éste simplemente asintió con una sonrisa ladina.

 

-Esperaré en el auto mientras la abuela les cuenta un cuento, niños-  dijo Billie dirigiéndose a la patrulla con las manos en los bolsillos de su chaqueta.

 

El resto miró al oficial en espera de una explicación. Rick estaba a punto de perder los estribos porque no entendía absolutamente nada.

 

-Chicos, conozco a Billie desde que era muy joven y sé que su lugar no es estar tras las rejas, así que pueden tranquilizarse-  explicó Jason-.  Él y yo hablamos hace un rato y tomamos la decisión de que irá a un lugar diferente donde le administrarán la ayuda que necesita.

 

Rick frunció el ceño.

 

-¿De qué está hablando?

 

El príncipe estudiantil supo que la respuesta que iba a recibir no sería de su agrado, pero se aventuró a descubrirlo porque necesitaba saber lo que ocurriría con Billie. No quería admitirlo, pero muy en el fondo aún se preocupaba por el chico que lo había cautivado con aquellos brillantes ojos verdes.

 

-Billie tiene depresión.

 

-Estás de broma ¿no?-  dijo Rick.

 

-No, Rick, Jason está diciendo la verdad-  respondió Fox.

 

Rick se volvió hacia su amigo, estupefacto ¿por qué nunca le habían dicho? ¿Por qué era el único que no lo sabía? ¿Acaso desconfiaban de él? De pronto sintió que no conocía a Bille y que lo poco que sabía de él era gracias a Fox.

 

Por su parte, Darwin dirigió su mirada a la patrulla, sintiéndose un poco culpable por juzgar a Billie cuando realmente no le conocía. Billie, al captar su mirada, le sonrió y agitó su mano a manera de saludo. Darwin esbozó una sonrisa con timidez y se limitó a alzar su mano.

 

-¿Es una enfermedad terminal?-  preguntó Johnny preocupado.

 

Fox sonrió al escucharlo, puesto que le causaba ternura el grado de su inocencia. Cualquiera pensaría que en realidad Johnny era un poco idiota, pero a los ojos de Fox sólo era un niño que cargaba con la complicada educación que le había brindado su madre.

 

-No, sólo son cuestiones psicológicas que trataran en un hospital psiquiátrico. Se pondrá bien-  explicó Jason.

 

-¿Puedo despedirme?-  preguntó Rick.

 

Jason accedió.

 

Si era sincero consigo mismo, Rick no sabía por qué estaba caminando hacia la patrulla para decirle adiós al idiota más grande de toda la faz de la Tierra. Se había dejado llevar por sus impulsos, ese deseo escondido en lo recóndito de su corazón de disfrutar de un momento a solas con él, aunque fuera por unos pocos minutos.

 

Cuando llegó al auto tocó la ventanilla para llamar la atención de Billie, quien bajó el vidrio sin molestarse en mirarlo y pocos minutos después volvió a subirlo, luego lo bajó, volvió a subirlo, lo bajó una vez más… hasta que comenzó a carcajearse como idiota.

 

-¿Se le perdió algo, príncipe?-  preguntó al fin, sonriéndole con descaro.

 

Rick soltó un suspiro. Era más difícil de lo que había esperado.

 

-Sólo quería despedirme y…  -metió la mano en el bolsillo de su pantalón, extrajo sus cerillos y se los tendió-.  Darte esto, quiero que te los quedes.

 

Billie parpadeó con sorpresa, tomando los cerrillos entre sus manos como si aquella pequeña caja fuera una reliquia.

 

-Mi amor, no era necesario, bien saben que yo encendí el fuego.

 

-Pero yo lo apagué…  -murmuró Rick.

 

Billie sacó la cabeza por la ventana y besó los labios de su príncipe por última vez, dejando a éste último un tanto aturdido.

 

-Adiós.

 

Para Rick aquel adiós fue el más triste que jamás había escuchado, porque ahora sabía que detrás de esa gigantesca sonrisa que le estaba brindando, había lágrimas. No pudo decir nada. Se le hizo un nudo en la garganta.

 

-Rick. Ya se fue-  dijo Fox.

 

Jamás creyó que después de lo que había ocurrido le dolería escuchar esas palabras.

 

 

Notas finales:

¿Les gustó? ¿Se lo esperaban? ¿Creen que Rick y Billie vuelvan a estar juntos?


Espero ver sus opiniones y comentarios muy pronto :D


¡Saludos!


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