Darwin se sentía extraño ante la ausencia del demente de los ojos verdes, la tranquilidad por los corredores le resultaba extraña, así como no escuchar ningún comentario pervertido, sarcástico o su estruendosa risa exagerada. Debería sentirse aliviado por encontrar un poco de paz, pero en realidad no era así; temía admitirlo, pero al parecer lo echaba de menos.
-Rick está un poco deprimido por lo que pasó- dijo Dan en pleno almuerzo, como si no hubiese sido capaz de callarse aquello ni un minuto más.
-Probablemente se siente culpable, pero francamente no creo que tenga las agallas para presentarse ante las autoridades- comentó Darwin con frialdad, echándole una rápida mirada al hijo de los Harrison, quien se veía pálido y ojeroso junto a Fox.
Dan dejó de comer de golpe, sintiéndose indignado por la respuesta tan insensible que acababa de obtener. Era consciente de que Darwin no era un romántico empedernido ni mucho menos, pero ese comentario había ido demasiado lejos.
-¿De qué estás hablando? Me refiero a lo que ocurrió con Billie ¿o acaso no te diste cuenta que se lo llevaron a un loquero?
-¡¿Un loquero?!- exclamó Johnny escandalizado, que había estado escuchando la conversación en silencio mientras comía.
Darwin puso los ojos en blanco.
-Manicomio. El termino correcto es manicomio- corrigió con la sabiduría de un cerebrito come-libros-. Pero te informo que Billie no fue enviado a uno, simplemente está acudiendo a terapia con un psiquiatra.
-¡Es lo mismo! Está dentro de un hospital psiquiátrico como si fuese un loco.
-¿Y no lo era?- preguntó Johnny desconcertado.
Se formó un incómodo silencio entre los tres chicos de intercambio.
-Intentó violarme- añadió Johnny con expresión ausente, para luego alzar la vista hacia Dan con una expresión de sufrimiento-. Y a ti prácticamente te violó, Dan.
-Lo único que estás haciendo es repetir las ideas que Rick te ha estado metiendo en la cabeza- dijo Darwin severamente. A continuación, volvió a centrarse en su comida-. El idiota acaba de darse cuenta que está enamorado de él y ahora se siente culpable por haberlo tratado como basura. Fin de la conversación.
No se volvió a hablar del tema durante el resto del almuerzo y cuando éste terminó Dan se apresuró a darle alcance a Rick, quien esbozó una leve sonrisa al verlo, permitiendo que le hiciera compañía por los corredores para dirigirse a su siguiente clase. Aparentemente Dan se había vuelto muy unido al príncipe estudiantil desde ese viaje escolar.
En cuanto las horas de clase terminaron, Darwin se dispuso a detener a Fox en el corredor.
-Sé que sueles visitarlo ¿puedo acompañarte hoy?
Fox arqueó una ceja, estupefacto por esa propuesta tan inesperada.
-¿Cómo sabes que…?
-Es obvio, sales antes que los demás y evitas a Rick para que no te siga- explicó Darwin, demostrando su maravillosa capacidad analítica.
Fox soltó un gruñido al verse descubierto.
-Bien, puedes venir.
El camino fue un poco incómodo, ya que Fox no había tenido contacto con el chico nerd con el que Billie se encontraba obsesionado, así que era como encontrarse con un extraño en el mismo auto sin ningún tema de conversación; a Fox se le daba muy mal entablar una plática y Darwin no era un chico de muchas palabras, pero era inteligente, así que se colocó sus auriculares apenas sentarse en el asiento de copiloto.
El hospital psiquiátrico de la ciudad era un lugar amplio, limpio y con grandes jardines para que sus pacientes pudieran gozar de aire fresco. A Darwin le costaba imaginarse a Billie paseándose por ahí vestido de blanco cuando las únicas prendas que usaba eran de color negro.
Les colocaron credenciales de visitantes y los guiaron hasta una habitación, en donde apareció una enfermera que les informó que podían pasar. Darwin dudó un poco antes de ingresar, puesto que no sabía cómo debía actuar o qué se suponía tenía que decir, nunca se había encontrado en una situación como esa; ver a Fox tan tranquilo le permitió hacerse a la idea de que simplemente estaban ahí para visitar a un amigo.
Encontraron a Billie vestido de gris, sentado cómodamente en su cama jugando con su consola de videojuegos, la cual puso en pausa en cuanto vio a sus amigos. Darwin lo recordaba más pálido y delgado, al parecer le había venido bien estar en aquel sitio.
-¡Darwin! Vaya, no esperaba verte aquí- dijo brindándole una amplia sonrisa. Era la primera vez que lo escuchaba pronunciar su nombre-. ¿Me extrañaste?
Billie arqueó una ceja con expresión picarona.
-Basta ya, lo estás asustando- dijo Fox. Billie se echó a reír-. Hey, veo que finalmente te dejaron usar tu propio uniforme.
Billie se miró sus propias prendas, admirándolas con aprobación.
-Sí, creo que el gris no me sienta tan mal- dijo el chico de los ojos verdes, quien para sorpresa de Darwin no llevaba delineador-. ¿Tú qué opinas Darwin?
Por alguna razón que no comprendió, el nombrado se ruborizó al ver aquella mirada color verde sobre él, los cuales brillaban expectantes, y esa cálida sonrisa.
-Pienso que es una buena opción para ti que no crees en el blanco ni el negro, sólo eres un punto intermedio entre los dos.
Al escuchar su respuesta, Billie dejó escapar una leve carcajada y cuando dejó de reír, volvió a mirar a Darwin con profundidad, internamente agradecido por haber ido a visitarlo.
-Nunca me decepcionas- dijo para luego recostarse en su cama con las manos detrás de su nuca-. La verdad es que sólo quería sentirme la oveja negra en este sitio. Me gusta sentirme diferente.
“Eso también va contigo” pensó Darwin.
Esa tarde fue extraña para Darwin, ya que estuvo en la habitación de un hospital psiquiátrico jugando con dos de los piromaniacos (así era como secretamente había comenzado a llamar a Rick, Billie y Fox desde el viaje escolar, en donde dejaron muy en claro que les gustaba crear fuego a donde quiera que iban) con una sola de videojuegos y sin recibir ningún comentario vulgar.
-Mándale saludos a Twist, dile que su padre adoptivo irá a visitarlo pronto- dijo Billie a Darwin cuando llegó la hora de despedirse.
-Lo haré- respondió sin saber por qué no negó que Billie fuera el padre adoptivo del pequeño gato que tenía en casa.
Justo cuando salió de la habitación, se quedó afuera en espera de Fox para que éste lo llevara a casa, pero lo que escuchó lo dejó sin muchas ganas de hacerle compañía al pelirrojo…
-¿Ya le dijiste lo de la apuesta a Johnny?
-No.
-Pues será mejor que lo vayas haciendo y termines con este teatro. Si no lo haces, yo se lo diré, no creo que quieras eso ¿verdad?
Darwin no escuchó nada más, sólo a Billie despidiéndose con un “¡Hasta pronto!” y acto seguido vio a Fox saliendo de la recámara, el chico ni siquiera se molestó en mirarlo cuando emprendió la caminata por el corredor.
Cuando Darwin creyó las cosas mejorarían, todo volvía a estar terriblemente mal. Johnny tenía que enterarse de que estaba siendo engañado.