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Los piromaniacos por PJ Brown

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Notas del capitulo:

¡HE VUELTO! Perdonen la demora, la familia me rapta en vacaciones, el rol me absorbe y me arrebata la inspiración que requiero para escribir capítulos de la calidad que merece esta historia. Afortunadamente he regresado y... espero hacer doble actualización el día de hoy.

El trío de delincuentes, depravados y dementes morbosos, no era el único que había decidido tener una reunión esa tarde después de salir del instituto. Dan había dejado bien en claro que necesitaban hacerse compañía en momentos de tormenta, Darwin no supo qué significaba eso exactamente, pero les siguió la corriente y terminaron en casa de Johnny.

 

-Estoy en depresión-  concluyó Johnny dejando caer la cuchara en su plato de fresas con crema como si acabara de hacer un impactante y muy importante descubrimiento.

 

Dan se llevó una mano al pecho, haciendo una mueca de intenso dolor al imaginar la terrible desgracia por la que su amigo estaba pasando. Estar en depresión era horrible, había escuchado que no podías comer, dormir ni levantarte de la cama. Era como estar muerto en vida, o al menos eso le había contado su abuela en una de esas noches que se quedaban a cotillear con una taza de café.

 

-La depresión no es algo que deba tomarse a la ligera, Johnny. Es una enfermedad de verdad, muy seria y con síntomas que...

 

-¡Cállate, Darwin! Johnny necesita amor para gatos en este momento-  intervino Dan, acariciando la espalda de su pobre y desdichado amigo al que le habían roto el corazón cruelmente.

 

Darwin arqueó una ceja debido a la expresión "amor para gatos". A veces no entendía el dialecto de esos dos chicos y comenzaba a plantearse seriamente que quizá, sólo quizá, él era el raro de entre todos esos dementes con los que se había relacionado.

 

-¡Me usó! ¡Fui usado! ¿Qué hay de malo en mí? ¿Fueron mis uñas?-  se preguntó Johnny bajando la vista a las susodichas, las cuales tenían un color rosa pastel-.  ¿Le habrá incomodado salir con un chico que se las pinta? ¡¿Por qué hizo esa apuesta tan fea?! Creí que íbamos a tener cuatrillizos...

 

Johnny hizo un puchero mientras sus bellos ojos azules de largas pestañas se iban llenando de lágrimas. Él de verdad había querido darle hijos a su bebé, lo quería mucho, mucho, muchote ¿por qué le había hecho eso tan... tan... tan monstruoso?

 

Darwin hizo cara de "WTF" mientras Dan se sentía conmovido por las palabras de Johnny y parecía que se iba a poner a llorar también como una bendita Magdalena, pero es que era comprensivo ¿como no llorar si tu futuro esposo hizo una apuesta con sus amigos para verte la cara y humillarte cruelmente después de haberte usado como trapo? Eso no tenía perdón divino, estaba escrito en la Biblia, Dan estaba seguro de haberlo leído en algún evangelio.

 

-Pero tú no puedes tener hijos.

 

-¡¿Cómo te atreves a decir eso?! No tienes corazón-  le reclamó Dan a Darwin, dándole un manotazo en el brazo-.  Tranquilo Johnny, tú puedes tener los bebés que quieras, yo seré el padrino.

 

El rubio le sonrió y luego lo abrazó, llorando desconsoladamente de una forma bastante ruidosa. Cualquiera pensaría que estaba siendo asesinado o que lo estaban torturando sádicamente.

 

Darwin soltó un resoplido, poniéndose de pie, agradeciendo poder tener una buena excusa para salir de ahí.

 

-Me tengo que ir, debo alimentar a Twist.

 

-¿Quién es Twist y por qué es más importante que tu amigo con el corazón roto?-  lo interrogó Dan irradiando ira mezclada con deseos de muerte.

 

-Mi gato. Mi gato que morirá de hambre, literalmente, si continúo perdiendo mi tiempo con ustedes.

 

Dan se llevó una mano a la boca a causa de la impresión. Amaba a los gatos con todo su corazón y no podía permitir que una bella criatura indefensa muriera, jamás sé lo perdonaría a sí mismo, estaría de luto por un mes si eso llegaba a ocurrir.

 

-Está bien, ve a cuidar a esa pobre criaturita, yo me quedaré aquí con Johnny a ver Titanic.

 

Darwin hizo una mueca de repugnancia, como si hubiese detectado un desagradable hedor en el aire.

 

-Por favor no vean eso-  prácticamente suplicó mientras sus dos amigos lo acompañaban a la puerta; Johnny continuaba sollozando.

 

-Está bien, está bien, veremos Diario de una pasión, si eso te deja tranquilo-  dijo Dan, dándole unas palmaditas en la espalda como si fuera él quien estuviera pasando por días de tormenta.

 

Cuando se encontraron solos, Dan y Johnny prepararon todo para su noche de películas de drama. Hicieron palomitas y cargaron con un enorme plato repleto de helado de fresa y vainilla. Todo marchaba bien, estaban disfrutando de llorar en silencio, hasta que el celular de Johnny empezó a vibrar en la mesita que se hallaba frente al televisor.

 

Era Fox. Su bebé le estaba llamando.

 

-No voy a contestar. No pienso contestar-  dijo Johnny firmemente, mirando su móvil como si quisiera quemarlo con los ojos.

 

-¿Quieres que yo conteste?-  preguntó Dan.

 

Johnny negó con la cabeza.

 

-No vale la pena hablar con un mentiroso.

 

Dan no pudo estar más de acuerdo, puesto que, al final de cuentas, Fox portaba ese apodo por una razón. Su abuela lo sabía, su madre lo sabía, la biblia lo sabía: no se puede confiar en un zorro.

 

 

Fox miró la pantalla de su celular con expresión adolorida. Nunca se había sentido tan devastado por una persona como en ese momento, pero suponía que se lo merecía después de haber hecho sufrir a tantas chicas en el instituto. Era un imbécil, un idiota que sólo había jugado con los sentimientos de las personas que le habían entregado su corazón.

 

Dejó el celular de lado después de la quinta llamada que hacía y sucumbió a las lágrimas, asemejando ser un niño indefenso que necesitaba el consuelo y protección de una madre. Afortunadamente, Holly iba llegando en ese momento.

 

-Ian ¿ya cenaste?-  preguntó su madre, llevando las compras a la cocina y al no recibir respuesta, se dirigió a la sala-.  ¿Ian?

 

Holly encontró a su hijo destrozado, llorando como un bebé y tratando de limpiar las lágrimas que surcaban su rostro, avergonzado de que su madre lo viera en tan lamentable situación. Ella enmudeció, impactada, limitándose a abrazar a Fox para hacerle saber que no estaba solo y que le apoyaba.

 

Fox lloró como nunca había llorado, aferrándose a su madre durante varios minutos hasta que finalmente se hubo tranquilizado.

 

-¿Quién te hizo esto?-  preguntó Holly preocupada y dolida, acariciando el cabello de Fox, apropiándose de la desdicha de su hijo como si fuera propia.

 

-Yo. Yo provoqué esto-  confesó el muchacho, separándose de su madre para mirarla-.  Me lo merezco-  agregó en un susurro lastimero, bajando la vista.

 

-¿Por qué lo dices?-  preguntó Holly sin comprender.

 

Fox soltó un sonoro suspiro.

 

-Porque he causado mucho daño a la persona que amo.

 

-Si de verdad te ama te perdonará, así como yo lo he hecho contigo tantas veces-  le sonrió Holly cálidamente.

 

A Fox se le encogió el corazón al escuchar tales palabras y se avergonzó aún más de sí mismo, pero al mismo tiempo se sintió afortunado por tener una madre tan comprensiva y tolerante.

 

Esa noche Fox puso al tanto a Holly de todo lo que había ocurrido hasta ahora en el instituto, resaltando el hecho de que se había enamorado de un chico y que debido a la apuesta de Billie lo había perdido. Rieron, bromearon, intercambiaron opiniones y Holly le aconsejó que demostrara con acciones lo arrepentido que se sentía.

 

Así que antes de irse a dormir, Fox envió un mensaje a Johnny para hacerle saber lo arrepentido que estaba y el miedo que tenía a perderlo:

 

Johnny, pequeño, sé que he sido un idiota y que me merezco todo este sufrimiento por el que estoy pasando. Pero te juro por mi vida que no tenía ninguna intención de hacerte daño, fui un imbécil sin corazón al haber aceptado esa apuesta con Billie y, sin embargo, me alegro de haberla hecho porque gracias a ella tuve la oportunidad de conocerte.

 

Era un mujeriego ¿recuerdas? Y gracias a ti he cambiado, me has hecho una mejor persona. No quiero perderte, no cuando al fin he encontrado a una persona a la cual amar con completa sinceridad. Te amo, hermoso.

 

Espero que puedas perdonarme.

 

 

 

Notas finales:

Pobre Foxy :c esperemos que las cosas entre Johnny y él se solucionen, me da penita el seshy pelirrojo.


¡OH! Antes de que se me olvide, ¿recuerdan que desde un inicio aclaré que este era un fic basado en uno de mis libros? Pues el libro ya está disponible en Amazon para todo aquel que guste leerlo, se llama: Sombra, el asesino de la oscuridad. Algunos personajes aquí descritos no conservan nada de los originales, pero hay otros que sí un poquitín.


Sinceramente espero que tengan la oportunidad de conocer la verdadera historia que inspiró la de Los Piromaniacos.


¡Saludos! :D


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